Venezuela no puede celebrar el Día Internacional de la Educación

En los últimos 20 años, la educación venezolana ha pasado por un proceso de deterioro que la coloca como uno de los sistemas educativos en América Latina menos preocupados por la excelencia y la calidad educativa.

Este 24 de enero se conmemora el Día Internacional de la Educación, fecha seleccionada por la Unesco desde 2018 para destacar que la educación es una herramienta clave para la erradicación de la pobreza, el crecimiento económico, la igualdad de género, la promoción de la paz y el respeto por los derechos humanos.

En Venezuela más que conmemorar, esta fecha debería ser un recordatorio de que hay que actuar inmediatamente para mejorar y cambiar aspectos críticos que afectan la calidad educativa.

La deserción escolar, la ausencia de maestros y docentes que tuvieron que dedicarse a otros oficios para obtener mayores ingresos, infraestructuras decadentes y los bajos salarios que perciben los educadores son temas que empañan y colocan a Venezuela en desventaja frente a otros países de la región.

Calidad educativa comprometida 

Desde hace varios años, la Federación Venezolana de Maestros, el gremio de la educación y los sindicatos, han venido denunciando la crisis en el sector y exigiendo cambios para recuperar el sistema y la calidad educativa en Venezuela.

En entrevista para Runrun.es el profesor e investigador Mariano Herrera explicó que la educación tiene tres aspectos que deben ser abordados en simultáneo para que se cumpla con estándares de alto nivel. Ellos son la cobertura, la calidad y la equidad.

Herrera explicó que en el país hay graves problemas en términos de cobertura, sobre todo en el bachillerato, por las inasistencias de docentes y estudiantes y la falta de profesores en materias como Física, Química, Matemática e Inglés.

La calidad es otro aspecto que el profesor Herrera calificó como “grave”. El experto expresó que la educación requiere -en este momento- “convertirse en una prioridad en Venezuela y probablemente en América Latina”.

Herrera reiteró que si el tema de la calidad es complicado, la equidad lo es aún más, pues las desigualdades entre las escuelas públicas y privadas es “demasiado enorme” y eso “atenta contra uno de los principios de la democracia que es la igualdad de oportunidades”.

Detrás de la ambulancia

En los últimos 20 años, la educación venezolana ha pasado por un proceso de deterioro que la coloca como uno de los sistemas educativos en América Latina menos preocupados por la excelencia y la calidad educativa.

Carlos Calatrava, coordinador académico y de gestión de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), explicó que en una comparación con otros países de América Latina, “Venezuela está en la cola de la región compartiendo posiciones con Ecuador, Nicaragua y Honduras”.

En la región, naciones como Chile, México y Costa Rica son las que pueden exhibir logros cuantitativos importantes y muy buenas experiencias en el mejoramiento de la calidad, pero los problemas endémicos de sus contextos impiden un avance mucho más firme y acelerado.

El profesor Mariano Herrera indicó que Chile es el país mejor valorado por sus resultados educativos, aunque Uruguay, Brasil y Argentina muestran resultados “relativamente buenos”.

Sin embargo, rescata que aunque Chile es el mejor de la región, aún está muy lejos del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), como Europa, Estados Unidos, Japón y Canadá.

A ciegas en cuanto al rendimiento

En América Latina la mayoría de las naciones son analizadas cada tres años con el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes, conocido como PISA. Este evalúa las áreas de comprensión lectora y habilidad matemática de los estudiantes. En Venezuela, desde el año 2010, el gobierno de Hugo Chávez suspendió la aplicación de la prueba en el país.

Al respecto Tulio Ramírez, profesor y doctor en Educación, señaló que en Venezuela todos “estamos a ciegas en cuanto al rendimiento de los estudiantes”.

Resaltó que desde hace muchos años no hay cifras oficiales que permitan medir el rendimiento de los estudiantes tanto en colegios públicos como privados, lo que hace que sea imposible tomar medidas para mejorar la calidad educativa. Como una alternativa para monitorearla, la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello implementó desde 2019 el Estudio Secel para medir el rendimiento de los estudiantes.

En la última edición del estudio 2022-2023, los resultados no fueron alentadores. De las 11.358 pruebas realizadas en habilidad numérica, ocho de cada 10 alumnos (78,37%) reprobaron.

En el diagnóstico de las habilidades verbales la situación no fue distinta. 55,04% reprobó, mientras que el 44,96% logró una nota igual o superior a 10 puntos.

La Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) del año 2023, que elabora el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Ucab, alertó que la cifras de abandono escolar prematuro ha experimentado un aumento sostenido en los últimos 10 años, y saltó de 27% en 2014 a 34% en 2023.

Tulio Ramírez señaló que, basados en las cifras arrojadas por el estudio Secel, se puede afirmar que la formación académica en Venezuela es “deficitaria” y estima que pese a la inexistencia de datos oficiales, la educación venezolana está “muy por debajo” de lo que se presume en comparación con otros países.entó que en una investigación realizada a 573 estudiantes que ingresaron en marzo de 2024 a las siete escuelas de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, el 70% no aprobó ni siquiera una materia de las que estaban cursando en primer semestre, lo que a su juicio es una muestra de “la magnitud de la crisis del sistema educativo venezolano”.

El profesor Ramírez comentó que en una investigación realizada a 573 estudiantes que ingresaron en marzo de 2024 a las siete escuelas de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, el 70% no aprobó ni siquiera una materia de las que estaban cursando en primer semestre, lo que a su juicio es una muestra de “la magnitud de la crisis del sistema educativo venezolano”.

“Mucho por hacer”

Los bajos salarios de maestros y docentes en todos los niveles, la ausencia de maestros con formación especializada y la falta de infraestructuras adecuadas y con servicios públicos operativos, coloca a la educación venezolana en una situación de inferioridad que obliga a actuar inmediatamente.

Para Carlos Calatrava hay mucho por hacer y mucho que construir en materia de educación. Reconoce que un paso fundamental para mejorar la calidad educativa es la propuesta realizada por Celsa Afonso, directora de la Escuela de Educación de la UCAB, en donde sugiere la creación de un censo para el reconocimiento de números reales, ciertos e inobjetables sobre las carencias, elementos a mejorar y demandas del sistema educativo.

Por su parte, Tulio Ramírez expresó que, de no tomarse las acciones pertinentes para rescatar la calidad de la educación, las generaciones futuras de bachilleres no podrán alcanzar el éxito en una universidad exigente.

Venezuela no puede celebrar el Día Internacional de la Educación

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Costa Rica: Solo uno de cada 10 estudiantes pobres logra llegar a ‘U’

Costa Rica/ 21 de Agosto de 2017/La Nación

Falta de recursos y desinterés en aprender destacan entre las causas

Organización recomienda atender primera infancia para mejorar éxito.

Karol Gómez forma parte de una clase social que, según las estadísticas, tiene muy pocas probabilidades de llegar hasta la universidad.

Creció en la comunidad indígena de Boruca, en Puntarenas. Allí cursó primaria y secundaria con la ayuda de una beca. Su familia carecía de dinero para pagar su educación.

Aún así, accedió a la Universidad Nacional (UNA) gracias a un programa que le permitió ingresar a la carrera de Educación Rural sin hacer el examen de admisión y, de nuevo, con una beca socioeconómica.

A sus 24 años, Gómez representa la excepción en la estadística que indica que, en Costa Rica, solo uno de cada diez alumnos pobres logra cursar una carrera universitaria.

Esta realidad fue revelada, la semana pasada, por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), durante la presentación de un informe sobre la enseñanza en nuestro país.

La OCDE explicó que el número de alumnos de bajos recursos económicos que no ingresan a la instrucción superior está muy por debajo de los 34 países que integran la Organización, a la que Costa Rica está en proceso de adherirse.

Según el informe, en el caso de las universidades públicas, solo el 7,5% de los alumnos con ingresos más bajos están matriculados, muy por debajo de los estudiantes de contextos acomodados, que representan el 54% de la población de la educación superior pública.

¿Por qué? La Encuesta Nacional de Hogares, 2015, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reveló que 41.300 jóvenes de entre 15 a 17 años no asistía a la eseñanza formal. La mayoría, 19.400, solo tenía la primaria completa y, 14.400 la secundaria incompleta.

Consultados sobre los motivos de no estar estudiando, 14.700 afirmaron no tener interés en el aprendizaje formal, 7.000 dijeron que les costaba el estudio, 3.900 no podían pagar la formación y 3.400 alegaron problemas de acceso al sistema.

Además, 3.770 preferían o tenían que trabajar, 2.300 por un embarazo y matrimonio, y el resto, por motivos de cuido, enfermedad, discapacidad o falta de requisitos.

Razones. La OCDE determinó que las brechas en oportunidades educativas entre diferentes grupos sociales son muy grandes, y que la desigualdad empieza en las edades tempranas y se amplía conforme los alumnos avanzan en la educación.

La preocupación de la OCDE es que la atención en la primera infancia, sistema clave para que los niños tengan un buen comienzo y éxito escolar, es el sector más subdesarrollado del sistema educativo de Costa Rica.

“La inversión pública en primera infancia (0,4% del PIB –producto interno bruto–) está muy por debajo del promedio de la Organización (0,6%), considerando que los niños menores de 6 años representan el 10% de la población costarricense y más de la mitad (60%) de estos niños viven en pobreza y sus padres tienen bajos niveles de educación”, dice la Organización.

Para José Aguilar, presidente de la Fundación Acción Joven, una ONG dedicada a prevenir la exclusión estudiantil, hay que preguntarse ¿qué hace que un joven pierda interés en la educación luego de avanzar en el sistema de enseñanza?

“Muchos jóvenes con situaciones de vida muy adversas deben enfrentar violencia intrafamiliar, drogas, hogares monoparentales. Ante esas necesidades afectivas, los centros educativos no poseen recurso para dar atención psicosocial. Los jóvenes no van a tener cabeza para Matemáticas si deben enfrentar situaciones difíciles”, añadió.

Renata Villers, directora de la organización Amigos del Aprendizaje (ADA), indicó que la poca presencia de jóvenes de bajos recursos en la universidad tiene una explicación en la “baja calidad” del sistema educativo previo a la universidad.

“Cuando solo 4 de cada 10 estudiantes logran concluir la secundaria, sabemos que hay un tema de calidad en el sistema educativo. Esto se confirma por los resultados que arroja la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), que demuestra que 40% de los estudiantes de 15 años carecen de la mínima comprensión de lectura necesaria”, detalló Villers.

Según el Ministerio de Educación Pública (MEP), durante el 2016 se registró la cifra más baja de deserción de los últimos 10 años. En preescolar, el abandono pasó de un 2,2% en 2015, a un 1,7% en el 2016; en primaria de un 1,3% a un 1 %, y en secundaria el porcentaje bajó de un 9,2% a un 8,4%.

La ministra de Educación, Sonia Marta Mora, cree que esto se debe a que poco a poco el MEP ha ido subiendo la cobertura de programas de equidad para mantener a los jóvenes en las aulas y ofrecer becas a quienes estén en situación de pobreza.

“Hemos promovido cambios en los planes de estudio para que desarrollen habilidades; hemos logrado una estrategia contra la exclusión escolar; todos esos cambios sin duda van en el camino de una preparación de los chicos y un respaldo para que permanezcan en el sistema educativo”, agregó Mora .

Según el V Informe del Estado de la Educación 2015, la vulnerabilidad económica, la repitencia, los problemas familiares y el bajo clima educativo son factores determinantes en el abandono estudiantil.

Población universitaria estatal

Población universitaria estatal [side_to_side]

Entrada a la ‘U’. En el caso de Karol Gómez, ella había perdido sus esperanzas de entrar a la universidad cuando perdió los exámenes de admisión de la Universidad de Costa Rica y la UNA. El programa de la Universidad Nacional de admitir estudiantes a la carrera de Educación Rural, sin hacer el examen de admisión, le cambió la vida.

“Mi mamá jamás tenía dinero para pagar una universidad privada. Yo en un momento me resigné a quedarme en la casa; para mí, ahí todo había terminado. Por dicha salió esta oportunidad , que de fijo va a mejorar mi calidad de vida para mí y mi hija” contó la joven.

Actualmente, 350 estudiantes de la UNA forman parte de este programa.

Justamente, en aras de que las poblaciones desfavorecidas puedan acceder a la enseñanza superior, es que dichos centros ofrecen este tipo de programas de admisión y becas. Un 52% (48.829) de los todos los estudiantes de universidades públicas (94.000 personas) lo hacen con apoyo de una beca.

Sin embargo, la OCDE considera que, en general, el gasto en el sistema universitario no se asigna de forma equitativa, ya que la mayoría de los alumnos beneficiados son de contextos acomodados.

La entidad pide que los estudiantes pobres de universidades privadas también tengan derecho a una beca estatal. Considera que el país tendría mejores resultados educativos si reduce el gasto universitario, en favor de la inversión en enseñanza preescolar, primaria y secundaria. Colaboraron los corresponsales

Fuente: http://www.nacion.com/nacional/educacion/Solo-pobres-llega_0_1651834833.html

 

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