Un llamado a la acción ante la pérdida de aprendizaje

Por: Paulette Delgado

El Banco Mundial hace un llamado a la acción en América Latina y el Caribe para actuar para proteger el capital humano de los estudiantes.

Lamentablemente, como vimos la semana pasada, el COVID-19 ha dejado a la educación en América Latina y el Caribe (ALC) al borde de lo que el Banco Mundial describe como una “tragedia educativa” debido a la pérdida de aprendizaje en la región. Después de evaluar casi doce meses del cierre de las escuelas en la región, el estudio del Banco Mundial titulado “Actuemos ya para Proteger el Capital Humano de Nuestros Niños : Los Costos y la Respuesta ante el Impacto de la Pandemia de COVID-19 en el Sector Educativo de América Latina y el Caribe”, considera que la pandemia “puede poner en peligro los avances en capital humano mencionados precedentemente y, sobre todo, exacerbar las pérdidas en la acumulación de capital humano de millones de niños y niñas, con impactos sobre los futuros niveles de productividad”.

Los principales puntos que establece el análisis son que las estimaciones iniciales del cierre de las escuelas son abrumadoras. Si algo ha demostrado la pandemia es que la educación a distancia no puede reemplazar la presencial, especialmente si surge de una emergencia y no hubo tiempo para prepararse antes de que las clases fueran remotas. Esto hizo que las métricas de aprendizaje empeoren drásticamente.

Además, los sistemas educativos deben estar preparados para la reapertura de las aulas e invertir en los recursos necesarios para recuperar la pérdida de aprendizaje de sus alumnos al mismo tiempo que siguen todas las recomendaciones para prevenir más contagios. La pandemia abrió una ventana de posibilidades para reconstruir el sistema educativo para que sean más “efectivos, equitativos y resilientes”, por lo que las instituciones deben enfocarse en el financiamiento público y comenzar a explorar diferentes opciones para hacer la educación más eficiente a largo plazo.

Un llamado a la acción

La pérdida de aprendizaje debido al cierre de las escuelas puede mejorar si los gobiernos de la región ALC actúan urgentemente para abordar los distintos problemas que enfrentan los sistemas educativos en su esfuerzo por mantener la continuidad, participación y calidad. El Banco Mundial enfatiza que, “es importante recordar que la búsqueda de mejora no se debería hacer sólo para enfrentar la situación actual sino también para preparar o mejorar la educación híbrido, en la que coexisten la educación presencial y la educación a distancia en las mismas escuelas”. Más allá de sólo crear iniciativas de emergencia, pensar cómo “adaptar, mejorar y adoptar dichas medidas para el largo plazo de forma de crear sistemas educativos más inclusivos, efectivos y resilientes”. Para lograr estos objetivos, el Banco Mundial empieza diciendo que es necesario “enfrentar la pandemia durante el cierre de las escuelas”. Aunque ya muchas instituciones abrieron sus puertas, la situación sigue siendo sumamente cambiante, por lo que no se debe de descartar nuevos cierres de las escuelas en el futuro.

Uno de los mayores retos es retener a los alumnos en las escuelas y mejorar la efectividad de la educación remota, por lo que la organización sugiere combinar mecanismos de recopilación de información, ya sea a distancia o en persona; ya sea por llamada telefónica o mensajes de texto o haciendo entrevistas o encuestas. Varios países implementaron sistemas para poder monitorear individualmente a los estudiantes durante la pandemia con el fin de identificar aquellos que están en mayor riesgo de desertar. Cuando hacer este seguimiento no es posible, lo mejor es involucrar a las familias. En el reporte, el Banco Mundial encontró que la intervención de las familias reduce en un 77 % la deserción escolar y un 44 % la falta de motivación para regresar a la escuela.

Una estrategia para retener a los estudiantes es por medio de campañas de comunicación donde no sólo se dé información sobre cómo acceder a contenidos educativos, sino también, sobre la importancia de permanecer en la escuela. Perú y Uruguay, por ejemplo, presentaron información regularmente sobre lo que ofrecen sus instituciones de educación a distancia que alcanzó a más del 85 % de la población estudiantil. A veces, los alumnos no regresan por temas económicos, por lo cual, el sistema educativo debería considerar la posibilidad de brindar apoyo financiero para aquellos que se encuentren en situación de riesgo. El 61 % de los países en América Latina y el Caribe han centrado su apoyo al aspecto psicológico, y menos del 40 % ofrecen medidas económicas. La República Dominicana tiene el programa “Bono Estudio Contigo” que subsidia de manera parcial el costo de la matrícula de 30 mil estudiantes de bajos recursos en distintas universidades privadas. Este tipo de medidas son esenciales para mitigar la deserción escolar y reducir desigualdades.

Seguir buscando maneras de apoyar a los menos privilegiados para que reciban educación de calidad, aunque sea a distancia, debería ser prioridad en toda la región. Volviendo a la República Dominicana, el 41 % de los estudiantes recibieron menos de dos horas de clase al día durante el cierre de las escuelas, dejando una gran pérdida de aprendizaje. Para evitar este tipo de casos, se deben ofrecer alternativas de baja tecnología para tratar de erradicar las brechas digitales, especialmente cuando cierran las escuelas o cuando los estudiantes tienen que regresar a aprender en línea por casos de COVID-19 en las aulas. Al mismo tiempo, deben esforzarse en seguir involucrando a los estudiantes, asegurándose que cuenten con las habilidades y motivación para seguir aprendiendo más allá de que si las clases son presenciales o no.

De acuerdo con el Banco Mundial, existen cinco estrategias para evitar la pérdida del aprendizaje:

  1. Soluciones multimodales con estrategias específicas para alcanzar y apoyar a todos los estudiantes, inclusive los de grupos menos privilegiados.

  2. Involucrar a las familias y docentes mediante planes de comunicación interactiva.

  3. Capacitar a los docentes.

  4. Darle prioridad al currículum.

  5. Estrategias de evaluación de aprendizaje.

Además, se necesita que los países sigan desarrollándose, especialmente en temas de tecnología educativa y continuar los esfuerzos de participación efectiva de los estudiantes. Aunque involucrar a las familias es de suma importancia, para realmente contrarrestar la pérdida de aprendizaje, especialmente en grupos vulnerables, es necesario seguir desarrollando las habilidades digitales y pedagógicas de los docentes. Los programas de capacitación que tomen no sólo deben enfocarse en herramientas digitales, sino también en cómo desarrollar habilidades pedagógicas necesarias para asegurarse que el estudiantado reciba educación de calidad sin importar si la clase es presencial o no.

Gestionar la continuidad y recuperar los aprendizajes durante la reapertura de escuelas

Los gobiernos deben seguir tomando medidas para cerciorarse de que las instituciones estén listas para abrir sus puertas de manera segura y efectiva. El reporte menciona que la mayoría de los países de la región ALC han iniciado en cierta manera el proceso de reapertura, hacerlo es una “decisión compleja que debe basarse en datos sobre salud pública”. Se necesita que el sistema de salud pública colabore con el de educación para tener toda la información necesaria para decidir si reabrir sus puertas o no.

El Banco Mundial junto con otras organizaciones, preparan orientaciones sobre los criterios clave para abrir las escuelas, lo que les ha permitido identificar seis estrategias que sí funcionan; políticas y financiamiento, que son transversales a las otras cuatro: operación segura, aprendizaje, inclusión de los más marginados, bienestar y protección. UNICEF identificó 24 de los 36 países y territorios de ALC que ya cuentan con protocolos para el regreso seguro a las escuelas, los cuales incluyen aspectos generales de salud e higiene. Aún así, se debe monitorear cómo cada país y gobiernos locales implementan estos protocolos y cómo hacen que éstos se cumplan.

La comunicación continua y el apoyo a la comunidad educativa ayudará a abordar preocupaciones, conocer nuevas ideas, saber si están de acuerdo con la reapertura, y cómo se planea llevar a cabo los protocolos de salud. Lo mejor es tener estrategias de comunicación en conjunto con las autoridades para responder las preguntas de manera más clara. Según UNICEF, 85 % de los países de la región ya cuentan con algún tipo de estrategia de promoción y comunicación para la reapertura.

También es importante considerar que la mayoría de los estudiantes han experimentado pérdida de aprendizaje, además de que cada uno de ellos atravesó un proceso de aprendizaje distinto, ya sea por la dinámica familiar, como por los recursos económicos o la falta de herramientas digitales. Los docentes deben tomar esto en cuenta y pensar en estrategias efectivas para adaptar sus clases a las necesidades individuales de cada estudiante. El reporte sugiere la simplificación de los programas de estudios, la modificación del calendario escolar y la suspensión de exámenes finales como “medidas necesarias para adaptar la docencia y el aprendizaje a la nueva realidad”.

Simplificar el currículo contribuye a manejar la incertidumbre y facilitar el aprendizaje. Algunos países de América Latina y el Caribe decidieron centrarse en impartir sólo una parte del contenido para asegurar la “continuidad educativa”. Otros decidieron cubrir cierto porcentaje según lo que enseñaron antes del primer cierre en el 2020. México, por ejemplo, cubrió el 25 % del currículum de cada nivel educativo ya que estimó que ya habían enseñado el 75 % al momento en que se cerraron las escuelas. Otra manera de compensar las pérdidas de aprendizajes es adaptando el calendario académico. Durante el cierre, los países modificaron sus calendarios para tener más tiempo para preparar la educación a distancia, reduciendo o aumentando las vacaciones, por ejemplo. En República Dominicana, la educación a distancia comenzó casi tres meses después de lo que decía el calendario ya que decidieron capacitar a los docentes para que supieran adaptarse y crear contenido educativo digital antes de empezar a enseñar de manera remota.

Para la reapertura, se debe realizar una evaluación de la pérdida de aprendizaje lo más pronto posible para conocer el estado actual de los estudiantes y qué tanto perdieron de su aprendizaje. Después, crear modelos bien diseñados para abordar la crisis, enfocándose también la brecha de aprendizaje entre los estudiantes de mayores recursos con los más vulnerables. Otro factor importante en el regreso a clases es la educación híbrida ya que parece que se ha convertido en la “nueva normalidad”, ya sea porque algunas familias aún no se sienten seguras de mandar a sus hijos a la escuela, porque subieron los contagios, o porque se presentó un caso en el salón y se tuvo que mandar a todo el grupo a sus casas. Más allá de que estos modelos aprovechan distintas tecnologías, la educación híbrida debe considerar que los estudiantes más jóvenes necesitan más apoyo de parte de sus familiares y cómo aligerar su carga.

Estos modelos pueden ser una gran carga para los docentes, administradores, estudiantes y familias ya que todos necesitan más apoyo. En el caso de los educadores, enfrentan retos de pedagogía y logística al tratar de adaptarse a las dos maneras de enseñar. Por otro lado, muchas veces la planificación y reorganización de la educación híbrida cae en los directores que, muchas veces, tienen poca o nula experiencia en el tema. El cuerpo directivo también necesita capacitación en elementos de logística como la organización de horarios, así como del enfoque pedagógico del programa. Su toma de decisiones determina si se migrarán los efectos negativos del cierre de las escuelas o no.

Por otro lado, durante la pandemia, tanto estudiantes, familias y docentes han enfrentado momentos difíciles que han afectado seriamente su bienestar y salud mental. Muchos países ampliaron distintos programas de protección social, especialmente para apoyar y retener al estudiantado. Desde ofrecer apoyo económico para las familias con transferencias monetarias o becas, hasta la salud mental y psicosocial para mitigar los efectos del COVID-19. Algunas medidas que recomienda el reporte para ayudar en la educación a distancia incluye definir horarios específicos para las sesiones en línea, cumplimiento de tareas para las tareas, fomentar las actividades al aire libre y tener una buena comunicación con la comunidad.

Impulsar mejoras y aceleración para el largo plazo

Aunque los gobiernos se vieron en la necesidad de adaptar un modelo educativo a distancia de emergencia, la pandemia brinda la oportunidad de reformar los sistemas educativos a largo plazo. El Banco Mundial señala que “una revisión internacional de los planes de reapertura de escuelas revela que durante la etapa de reapertura a menudo los gobiernos se han concentrado en implementar protocolos de higiene, por encima de reformas sistémicas y coherentes para reconstruir mejores sistemas educativos”. Aunque esas medidas atienden la necesidad de corto plazo, deberían de enfocarse en sus objetivos a largo plazo también.

En un par de semanas, se introdujo un nuevo enfoque educativo para responder al cierre de las escuelas por COVID-19, es necesario adaptar e integrar las experiencias positivas al sistema educativo. Un ejemplo es la introducción de distintas tecnologías, plataformas digitales y el uso de datos para construir modelos educativos más eficientes que desarrollen capacidades digitales y pedagógicas, así como para prevenir la deserción escolar. En Guatemala, por ejemplo, combinaron los mejores datos para identificar a los estudiantes en riesgo de desertar, lo que permitió a los directores hacer acciones sencillas para alentarlos a seguir estudiando. Los resultados tanto de este país como de Honduras, según el reporte, muestran que los datos administrativos pueden identificar correctamente el 80 % de los estudiantes de sexto grado con riesgo de deserción. Y esto es sólo un ejemplo del potencial de utilizar datos en los sistemas educativos.

Según el Banco Mundial, “las intervenciones pedagógicas que ajustan el contenido a los niveles de aprendizaje de los estudiantes y refuerzan contenidos dependiendo de las necesidades individuales” son las que dan mejores resultados de rendimiento y han sido las más relevantes durante la pandemia. Estos sistemas adaptativos deberían mejorar la equidad de aprendizaje entre los estudiantes y permitir que los educadores se centran en enseñar habilidades aplicadas. Además, permite monitorear el progreso de los estudiantes y proporcionar material de apoyo o clases remediales después de clases en caso de necesitarlo.

Aún así, la pandemia expuso la gran brecha digital que existe en América Latina y el Caribe. Este reto limita el potencial de la tecnología para brindar una mejor educación, especialmente a los estudiantes que se encuentran en un bajo nivel socioeconómico, en áreas rurales, tienen alguna discapacidad, entre otros factores. La desigualdad también se ve entre niveles escolares ya que menos del 43 % de las escuelas primarias y el 66 % de las secundarias tienen acceso a internet para fines educativos. En este sentido es vital proporcionar infraestructura digital pero el costo estimado para que la región cuente con acceso universal a internet para el 2030 es de 47 millones de dólares, lo cual supone una gran inversión. Además, una buena infraestructura debe contar con plataformas y contenidos adecuados para el aprendizaje, dispositivos y saber utilizarlos, no sólo acceso a una banda ancha. Aparte es fundamental capacitar a los docentes para cerrar las brechas digitales, quienes deben contar con habilidades digitales y pedagógicas para utilizar tecnologías educativas de manera efectiva.

La crisis del COVID-19 deja como resultado la oportunidad de transformar el sector educativo que sea incluyente y pueda ser accesible para todas las personas y en todo lugar, independientemente de si las escuelas están abiertas o cerradas. Antes de la pandemia, la región ya enfrentaba el reto de que sus sistemas educativos no estaban centralizados en el aprendizaje individual de los estudiantes. El cierre de las escuelas sólo exacerbó el problema, haciendo que “la ‘recuperación de aprendizajes’ simplemente no es suficiente en ALC, especialmente en algunos países donde la mayor parte de los alumnos no estaban dominando conceptos básicos”, dice el reporte del Banco Mundial.

Y aunque ya muchas escuelas están abriendo, no se debe olvidar el papel fundamental que tuvieron las familias para motivar a sus hijos a que sigan estudiando. No se debe de soltar esa conexión creada con ellas por lo que los sistemas educativos deberían apoyarlas proporcionando ideas, información, material y alternativas para que continúen ayudando a sus hijos e hijas utilizando estrategias multimodales. Por otro lado, muchos jóvenes tuvieron que renunciar a sus estudios para apoyar económicamente a sus familias, por lo que el Banco Mundial propone crear programas de ciclo corto, de dos o tres años. Este tipo de propuestas sólo existe en un 9 % de las matrículas de la región, a comparación de un 34 % a nivel mundial. Estas iniciativas han mostrado tener altas tasas de retorno, además de mejorar los resultados de empleabilidad de los alumnos ya que les da certificación válida.

Aunque la pandemia creó la mayor crisis de la historia para los sistemas educativos de la región, también ha abierto una gran oportunidad para realizar cambios, especialmente para abordar las brechas digitales. La región debe aprovechar las soluciones pedagógicas innovadoras, así como el potencial de la tecnología educativa y las TIC, para desarrollar un mejor sistema educativo, especialmente el aprovechamiento de datos ya que abre la puerta a mejorar el proceso de aprendizaje por medio del análisis y monitoreo de la información.

El reporte concluye que “los países de América Latina y el Caribe han hecho loables esfuerzos en muchos frentes, pero podríamos ser testigos de una tragedia educativa nunca antes vista durante los próximos años si los países no actúan rápido y más integralmente. Las grandes ganancias en capital humano de las últimas décadas podrían ser borradas. Pero peor aún, estas pérdidas podrían hacerse permanentes, deteriorando eventualmente las oportunidades de toda una generación en América Latina y el Caribe. El momento de actuar es ahora”.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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La pobreza del aprendizaje en América Latina y el Caribe

Por: Paulette Delgado

De acuerdo con un informe del Banco Mundial, los niveles de aprendizaje han sido negativamente afectados en los países de América Latina y el Caribe durante la pandemia, dejando una pobreza de aprendizaje en la región. 

Anteriormente, en el Observatorio publicamos un texto sobre el “aprendizaje inconcluso”, que se refiere a estudiantes que no completaron el aprendizaje durante la pandemia en comparación con un año típico. Ahí se menciona que estudiantes de primaria y secundaria de Estados Unidos están en promedio cinco meses atrasados en matemáticas y cuatro meses atrás en lectura pero ¿qué hay de América Latina?

A raíz de la pandemia de COVID-19, la región de América Latina y el Caribe (ALC) atraviesa en la actualidad una crisis educativa sin precedentes. De los 25 países del mundo que han tenido el mayor número de muertes por millón de habitantes debido a la pandemia, seis pertenecen a América Latina. Con esta situación, los sistemas educativos tuvieron que cerrar por más tiempo que otras regiones.

Después de la conmoción durante las primeras semanas de la pandemia, la mayoría de los países comenzaron a trabajar en estrategias para asegurar que la educación continuara durante el cierre de las escuelas. Sin embargo, por más que se intentó llegar a los estudiantes, sus familias y educadores, ha sido difícil lograr niveles de participación adecuada y de calidad. En este sentido, el Banco Mundial publicó un reporte titulado: “Actuemos ya para proteger el capital humano de nuestros niños: Los costos y la respuesta ante el impacto de la pandemia de COVID-19 en el sector educativo de América Latina y el Caribe” el cual explica la situación actual de la región. Este reporte es un análisis del Banco Mundial sobre la posible tragedia educativa en la región ALC y confirma la importancia de proteger el futuro de las niñas y niños de la región.

Con el fin de tratar de prevenir esta tragedia educativa, los países de la región han hecho diversos esfuerzos para afrontar la crisis sanitaria. Para manejar la continuidad educativa, la mayor parte de los países recurrió a la tecnología, utilizando el internet y medios tradicionales como la televisión, la radio y materiales impresos, centrando su atención en apoyar a los padres y docentes para hacer la educación más inclusiva. El problema es que existe una brecha digital significativa en la región, lo que hizo que el sistema educativo latinoamericano no sólo se enfrentara a la crisis del COVID-19, sino también a los de continuidad educativa, participación, calidad e inclusión. Sólo el 77 % de los estudiantes de 15 años tienen acceso a internet en sus casas.

Para afrontar este desafío, varios países recurrieron a programas que habían empleado antes, como México, que utilizó la iniciativa multimodal “Aprende en Casa” que se lanzó en 1998. Esta iniciativa alcanzó a 25 millones de alumnos durante el cierre de las escuelas. Otro ejemplo es Uruguay, que utilizó una plataforma integral de aprendizaje en línea que ya existía. Además, en Uruguay el 85 % de las casas ya contaban con conectividad desde mucho antes de que sucediera la pandemia, lo que hizo del país uno de los mejores preparados para la educación remota.

En el tema de conectividad y acceso a internet, en la región de América Latina y el Caribe sólo 77 % de los estudiantes de 15 años tienen internet en sus casas y este porcentaje ya incluye dispositivos electrónicos como computadoras, celulares y tabletas. Aunque el porcentaje no es muy bajo, está 19 puntos porcentuales abajo que el promedio de los países de la OCDE. Sin embargo, este porcentaje se ve aún más reducido entre estudiantes de bajos recursos, quienes tan sólo el 45 % tienen acceso a internet en sus casas. Esta cifra cambia de país a país; en Perú el 14 % de los menos favorecidos tienen acceso a internet, en México es el 19 %, en Panamá el 24 % y en Colombia es del 25 %. Aún cuando la región ha enfrentado estos desafíos de conectividad, las estrategias de educación a distancia han llegado a un gran porcentaje de la población. Según información de la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial, todos los países en ALC utilizaron material impreso (el promedio global es del 85 %), un 86 % utilizó plataformas digitales, un 84 % la televisión y un 63 % utilizaron aprendizaje por radio. La televisión, según el informe, es la que tuvo el mayor alcance ya que el 88 % de los hogares de la región cuenta con un televisor.

Sin embargo, el Banco Mundial argumenta que “la educación a distancia no es un sustituto natural de la educación presencial” ya que “no es un reemplazo adecuado para impartir muchas capacidades que se adquieren en las escuelas”. Para los autores del reporte, ALC ya enfrentaba una crisis educativa desde antes de la pandemia, dejando como consecuencia la pobreza de aprendizaje y resultados desiguales. Según estimaciones del Banco Mundial, el 51 % de los niños y niñas de 10 años no podían leer ni entender un texto simple (el promedio global es de un 48 %). Y esta situación varía entre países; va de un 21 % en Trinidad y Tobago a un 81 % en la República Dominicana.

La pérdida del aprendizaje en la región

Según estimaciones iniciales del Banco Mundial, “la ausencia de educación presencial debido al cierre de escuelas podría llevar a que, aproximadamente, dos de cada tres estudiantes no sean capaces de leer o comprender los textos adecuados para su edad”. Consideran que la pobreza de aprendizaje en América Latina y el Caribe “podría incrementarse en más de 20 por ciento”, lo que se traduce a que uno de cada tres estudiantes de primaria no podrán leer o comprender un texto al nivel que requieren para su edad.  Utilizando los resultados de la prueba PISA, el porcentaje de estudiantes que no son capaces de identificar los puntos centrales de un texto y poder analizar y reflexionar sobre el mismo podría aumentar de un 55 % a un 70 % después de que las escuelas cerraran por 10 meses. Incluso, en comparación con otras regiones, ALC es una de las que tienen más estudiantes con el mínimo de rendimiento, sólo superado por Medio Oriente y África del Norte cuyo porcentaje en este rubro es del 71 % y un 88 % en África Subsahariana.

A diferencia de Estados Unidos que el cierre de las escuelas provocó el retraso escolar de cinco a siete meses, en la región de ALC este retraso podría ser de casi 1.3 años de escolaridad para los estudiantes cuyas escuelas cerraron por 10 meses. En caso que hubieran cerrado 13 meses, la pérdida se estima que es de 1.7 años. Si se toma en cuenta el puntaje del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA en inglés), el Banco Mundial estima que el 71 % de los estudiantes que entren a secundaria estarían por debajo del mínimo. Nuevamente, esto significa que “dos de casi cada tres estudiantes del primer ciclo de educación secundaria no podrán comprender un texto de extensión moderada”. Según el reporte, en comprensión lectora, medido por puntaje de la prueba PISA, la comprensión lectora podría disminuir 38 puntos en la prueba si las escuelas cerraron 10 meses. Sobre esto último, el reporte remarca que “con más del 80 por ciento de los alumnos por debajo del nivel mínimo de rendimiento, las pérdidas de aprendizaje podrían impedir que los estudiantes desarrollen habilidades y competencias consideradas básicas/fundamentales en varios países”. Esto sólo haría que la brecha socioeconómica en la educación aumente en un 12 % donde los estudiantes más privilegiados podrían tener, en promedio, casi tres años de escolaridad más que sus compañeros más desfavorecidos, lo que el Banco Mundial describe como una “tragedia”.

El aprendizaje inconcluso en la región no es algo nuevo; desde antes de la pandemia, los alumnos menos privilegiados ya tenían más desventajas educativas pero a raíz de la pandemia, se teme aún más que abandonen la escuela. Simulaciones que realizó el reporte sugieren que la deserción escolar en ALC podría aumentar en un 15 %. En el peor de los casos, la “pobreza de aprendizaje” de ALC aumentaría de un 53 % a un 63 %, lo que representaría 72 millones de niños y niñas. Aun así, el mayor problema generado por la pandemia podría ser estudiantes por debajo del mínimo de rendimiento escolar, más que la pobreza de aprendizaje.

Para estimar la perdida de aprendizaje, el Banco Mundial utiliza una herramienta que les permite valorar los efectos del cierre de las escuelas llamada “Learning-Adjusted Years of Schooling”, (LAYS por sus siglas en inglés), que se podría traducir como “años de escolaridad ajustados por aprendizaje”. La organización dice que esta herramienta “combina la escolaridad que generalmente alcanzan los niños con la calidad del aprendizaje durante los años de escuela, en relación con cierto punto de referencia”. Estos resultados varían entre los países de la región, aquellos que ya estaban en una mala condición desde antes del COVID-19 y si cerraron las escuelas por 10 o 13 meses. En el reporte, el Banco Mundial también investigó cómo la pérdida de aprendizaje puede afectar los ingresos de los estudiantes a lo largo de sus vidas. Para calcular esto, usaron el retorno de la inversión educativa, la esperanza de vida y el mercado laboral. Descubrieron que, con el cierre de las escuelas durante 10 meses, un estudiante puede perder hasta $23.63 dólares de ingresos, lo que equivale a $1,313 dólares anuales.

Los impactos del COVID-19 también van a variar entre países. En aquellos con un menor rendimiento, la pobreza de aprendizaje hará que los estudiantes no desarrollen habilidades fundamentales para tener éxito en un futuro, además que significa que el país tiene que invertir más recursos en mitigar y remediar la educación. Según el Banco Mundial, estas pérdidas de aprendizaje podrían representar hasta el 88 % de lo que los estudiantes aprenden en un año escolar. En un reporte que hicieron para Chile, la organización consideró varios factores de mitigación para estimar la educación en distintos escenarios y concluyó que se podría alcanzar hasta un 88 % de pérdida de aprendizaje de un año escolar.

Es importante reconocer las desigualdades que existen dentro de los países de la región. Aquellos menos privilegiados son los más afectados por razones como la falta de acceso a la educación a distancia, poca participación en clases remotas, problemas económicos o familiares, entre otros. Considerando el puntaje de la prueba PISA, aquellos estudiantes con mayores ingresos podrían perder hasta un 30 % de aprendizaje, mientras que los más pobres podrían perder hasta 41 % de su aprendizaje. Además, el reporte señala que “la brecha socioeconómica de desempeño entre los estudiantes podría aumentar de 94 a 105 puntos PISA, lo que equivale a aproximadamente un cuarto de año de escolaridad”. En Chile, los jóvenes desfavorecidos podrían perder hasta el 95 % de lo que aprenden en un año regular si las instituciones cerraron 10 meses, en comparación con el 64 % de los estudiantes más privilegiados. En el caso de Colombia, la pérdida de aprendizaje para los estudiantes de quinto de primaria con dificultades económicas podría ser el doble que la de los más favorecidos, ampliando la brecha aún más. Pero esta desigualdad no es nada nuevo, en la prueba PISA del 2018, la brecha equivalía a 2.5 años de educación en la República Dominicana y a 4.1 años de escolaridad en el caso del Perú.

Ante esta situación, el Banco Mundial hace un llamado a la acción. Advierten que, “todas las métricas de aprendizaje están empeorando drásticamente y los efectos de la pandemia también impregnan muchas otras áreas de la vida de los estudiantes”, pero no todo está perdido. Los autores mencionan que se necesitan tres frases críticas para abordar la crisis: enfrentar el cierre de las escuelas, gestionar la continuidad y recuperar los aprendizajes durante la reapertura de escuelas y, por último, impulsar mejoras y aceleración para el largo plazo, las cuales cubriremos en la segunda parte de este texto que se publicará la próxima semana.

¿Qué opinas de los resultados del Banco Mundial? ¿Consideras que se vive una verdadera tragedia educacional en América Latina y el Caribe? ¿Cómo crees que se vean afectadas las próximas generaciones debido a esta pobreza de aprendizaje? Déjanos tus respuestas en los comentarios.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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Actualidad ¿América Latina terminará en 2022 con el cierre de escuelas más largo del mundo?

Cuáles son los efectos y consecuencias a corto, mediano y largo plazo del “cierre de escuelas por Covid-19 más prolongado, generalizado e ininterrumpido” a nivel global.

Los países de América Latina están entre los que más semanas han cerrado sus escuelas, ya sea parcial o totalmente, debido al Covid-19 según las estadísticas que recopila la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Si se analiza hasta el 15 de noviembre de 2021, antes de que comenzaran las vacaciones de fin de año para los niños en algunas de las naciones de la región, se pueden contabilizar millones de afectados por la decisión de mantener cerradas las aulas de clases para controlar la propagación del virus.

La expectativa para 2022 es que vuelvan presencialmente a las escuelas. El año pasado se calculó que el costo de la educación a distancia es tal que, según un estudio de la alianza entre la Unesco, el Banco Mundial y Unicef, esta generación de estudiantes a nivel global corre el riesgo de perder cerca de US$17 billones del total de los ingresos que percibirán durante toda su vida, lo que equivale a 14% del PIB mundial. La situación es aún más grave que la que se calculaba en 2020, cuando las cuarentenas pasaron a ser parte del día a día y se midió que el costo llegaría a US$10 billones. Un estudiante medio perdería US$25.000 en ingresos a lo largo de su vida.

Sin embargo, la gravedad de mantener los cierres también se ve en la enseñanza de los niños, según el informe de las tres organizaciones multilaterales. Países como Brasil, Pakistán, India, Sudáfrica y México muestran pérdidas sustanciales en matemáticas y lectura, que pueden variar según el nivel socioeconómico, el género y el grado. No obstante, en promedio, las pérdidas de aprendizaje son aproximadamente proporcionales a la duración del cierre, dijo el estudio.

Y acá es donde América Latina tampoco pasa la prueba. Según las estadísticas de la Unesco, prácticamente todos los países de la región sobrepasan el promedio mundial en cuanto al tiempo que han mantenido las aulas cerradas. Bolivia, Honduras, Panamá y El Salvador están al tope de la lista de cierres, ya sean totales o parciales, con más de 80 semanas en las que los niños tuvieron que estudiar desde casa desde el comienzo de la pandemia.

“En muchas partes del mundo, las escuelas cerraron y volvieron a abrir varias veces en el transcurso de la pandemia. Pero en América Latina y el Caribe, hoy hay escuelas que llevan cerradas desde marzo de 2020. Los niños de la región experimentaron el cierre más largo del mundo por el Covid-19, el más prolongado, generalizado e ininterrumpido que en cualquier otro lugar”, dice Laurent Duvillier, jefe de comunicaciones para América Latina y el Caribe de Unicef, a través de un correo electrónico.

Según las cuentas de esta organización, en el primer año de la pandemia, entre marzo de 2020 y marzo de 2021, el 79% del tiempo de instrucción en la región se interrumpió debido al cierre total de las escuelas. El porcentaje es incluso más elevado que los que se registraron en el sur de Asia (57%) y en Oriente Medio y África del Norte (51%).

Por ello, Duvillier asegura que la pandemia ha provocado la “peor crisis de aprendizaje de la historia” de la región, con el agravante de que la situación no ha terminado. Agrega que, según los estimados de Unicef, menos de 1 de cada 3 países de América Latina ha reabierto por completo sus escuelas y más de 40% de los estudiantes, es decir 60 millones, una población superior a la de países como Colombia, siguen fuera de las aulas.

“Es un desastre para ellos, para sus familias y para sus países. Nunca antes en América Latina y el Caribe se había privado a tantos niños de la educación al mismo tiempo y durante un periodo largo. La pandemia nos ha demostrado que la enseñanza a distancia debe ampliarse, pero no puede sustituir a la enseñanza presencial, especialmente para los niños más vulnerables”, asegura.

Esto se da en un panorama en el que los conciertos, los partidos de fútbol o los restaurantes ya pueden reabrir en su totalidad, a pesar de que la aparición de nuevas variantes de Covid-19 ha vuelto a poner sobre la mesa la posibilidad de implantar restricciones a la movilidad. “Mantener las escuelas cerradas mientras los centros comerciales, los cines y los casinos siguen abiertos es inaceptable e irresponsable. Unicef insta a todos los gobiernos de la región a acelerar ahora el retorno al aprendizaje presencial para todos los niños y niñas”, dice Duvillier.

Pobreza de aprendizaje

En todo el mundo, desde finales de febrero de 2020 y hasta principios de agosto de 2021, los sistemas educativos estuvieron cerrados por completo durante 121 días lectivos y parcialmente durante 103 días, según el estudio. El informe resalta casos como el de Sao Paulo, donde los alumnos aprendieron solo el 28% de lo que hubieran aprendido en clases presenciales y el riesgo de que abandonaran la educación aumentó más del triple. Además, calcula que en los países de ingresos bajos y medios, la pobreza de aprendizajes se elevaría hasta 70%, desde el 50% antes de la pandemia, por culpa de los cierres prolongados.

La pobreza de aprendizajes es un índice multidimensional que se basa en la idea de que todos los niños deberían estar escolarizados y ser capaces de leer un texto apropiado para su edad a los 10 años, según explica la Unesco.

“Hoy en día, más de 21 meses después, las escuelas permanecen cerradas para millones de niños y es posible que muchos no regresen nunca a los centros educativos. La pérdida de aprendizaje de la que son víctimas muchos niños es moralmente inaceptable”, dijo Jaime Saavedra, director de Educación del Banco Mundial, cuando se lanzó el informe a principios de diciembre del año pasado.

La evidencia local de Sao Paulo también muestra que en la cohorte de 2021 se obtuvo una puntuación más baja que en la cohorte de 2019 en cada grado, con mayores pérdidas en los estudiantes más jóvenes.

En ese país, además, las Secretarías de Educación de diez estados participaron en una evaluación a los alumnos de segundo grado en habilidades básicas y el resultado mostró que 74% de los alumnos de segundo grado son prelectores, es decir que solo pueden leer un máximo de nueve palabras por minuto. La proporción es mayor que en 2019, cuando se encontraba en 52%, dice Unicef.

De acuerdo al Banco Mundial, América Latina y el Caribe podría ser la región con el segundo mayor aumento de pobreza de aprendizaje, lo que equivale a que la proporción de niños que no son capaces de leer de forma competente al finalizar la educación primaria podría aumentar de 51% a 62,5%. Esto es lo mismo a que haya 7,6 millones adicionales de pobres de aprendizaje.

Y las estadísticas negativas no terminan aquí. Según el organismo con sede en Washington, si se supone una duración del cierre de las escuelas de 10 meses y que luego se apliquen medidas de mitigación, la proporción de estudiantes por debajo del nivel mínimo de competencia podría aumentar de 55% a 71%. “Además, se estima que las pérdidas de aprendizaje en la región, también medidas por las puntuaciones medias de PISA, serán sustancialmente mayores para los estudiantes más pobres que para los más ricos. Este impacto ampliaría la ya elevada brecha de rendimiento socioeconómico en un 12%”, dice un análisis del Banco Mundial.

Por ello, el golpe en los estudiantes ha sido tan profundo que no basta con reabrir las aulas, dice Robert Jenkins, jefe mundial de educación de Unicef, a Bloomberg LíneaSegún él, habrá que supervisar y abordar las disparidades en el aprendizaje y tendrá que darse un apoyo “adaptado y sostenido” para ayudarles a recuperar lo perdido. Incluso, dice que las escuelas deben ir más allá de los lugares de aprendizaje y proporcionar a los niños los servicios necesarios para prosperar, como la atención sanitaria, el apoyo psicosocial, la nutrición, el agua y el saneamiento, y la protección.

Según los hallazgos de las entidades multilaterales, el acceso a la tecnología, e incluso a la electricidad, fue desigual en los niños de hogares con bajos ingresos, con discapacidades y en las niñas que tuvieron menos oportunidades para acceder al aprendizaje a distancia. En este último aspecto, los más afectados fueron los niños en edad preescolar, que están en etapas fundamentales de aprendizaje y desarrollo.

Las pérdidas fueron mayores para los estudiantes de un nivel socioeconómico inferior en países como Ghana, México y Pakistán, agrega el documento. “La experiencia hasta la fecha ha demostrado que las medidas de mitigación funcionan y que es posible mantener las escuelas abiertas para el aprendizaje presencial. Los riesgos para los niños de estar fuera de la escuela siguen siendo mayores que los riesgos de estar en la escuela”, asegura Jenkins.

Entre las medidas que recomiendan Unicef, el Banco Mundial y la Unesco, además de la reapertura urgente de las escuelas, está implementar en 2022 programas de recuperación con planes de acción que vayan dirigidos a consolidar los planes de estudio, ampliar el tiempo de instrucción y mejorar la eficiencia de aprendizaje.

“A medida que la variante ómicron se afianza, sabemos que los gobiernos están sopesando el cierre de escuelas. Aunque todavía no sabemos el impacto que tendrán las escuelas en la transmisión de las nuevas variantes, sí sabemos que hasta ahora no han sido las principales impulsoras de la transmisión en la comunidad. La experiencia también nos muestra que las medidas de mitigación han funcionado. Instamos a las escuelas a ser los últimos lugares en cerrar y los primeros en abrir en los casos en que se considere necesario cerrar las aulas”, dice Jenkins.

Adicionalmente, los organismos multilaterales sugieren que se refuerce el papel de los padres y las familias en las etapas de aprendizaje, aumentar la proporción de la educación en la asignación de presupuestos gubernamentales y priorizar a los docentes en las campañas de vacunación, además de garantizarles que reciban apoyo y acceso a oportunidades de desarrollo, para evitar, como dice Unicef, una tragedia educativa como ninguna otra, de la que la región tardará años en recuperarse.

Carlos Rodríguez Salcedo: Periodista colombiano, especializado en economía. Fui periodista y editor del diario La República, con experiencia en temas macroeconómicos, empresariales y financieros. Además, pasé por la agencia de noticias

Fuente: https://www.bloomberglinea.com/2022/01/04/america-latina-terminara-en-2022-con-el-cierre-de-escuelas-mas-largo-del-mundo/

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Mundo: ¿Qué es la pobreza de aprendizaje?

Mundo/30-04-2021/Autor(a) y Fuente: www.worldbank.org

Todos los niños deberían poder leer a los 10 años. La lectura es una puerta de entrada para el aprendizaje a medida que el niño progresa en la escuela y, a la inversa, la incapacidad para leer cierra la puerta de golpe. Más allá de esto, cuando los niños no pueden leer, generalmente es una clara indicación de que los sistemas escolares no están bien organizados para ayudar a los niños a aprender en otras áreas como matemáticas, ciencias y humanidades. Y aunque es posible aprender más tarde en la vida con suficiente esfuerzo, los niños que no leen a los 10 años, o como muy tarde, al final de la escuela primaria, generalmente no logran dominar la lectura más adelante en su carrera escolar.

Una educación de calidad para todos los niños es fundamental para el éxito de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un conjunto de objetivos globales para reducir el hambre y la pobreza y mejorar los niveles de vida en todo el mundo para 2030. Los malos resultados en la educación, y en particular la capacidad de leer a nivel de grado – es la vanguardia de una crisis de aprendizaje que amenaza los esfuerzos de los países para construir capital humano y lograr la agenda de los ODS.

Sin embargo, en los últimos años ha quedado claro que muchos niños de todo el mundo no están aprendiendo a leer con soltura. Aunque la mayoría de los niños están en la escuela, una gran proporción no está adquiriendo las habilidades fundamentales. Además, 260 millones de niños ni siquiera están escolarizados. Sin un aprendizaje fundamental, los estudiantes a menudo no prosperan más tarde en la escuela o cuando se unen a la fuerza laboral. No adquieren el capital humano que necesitan para impulsar sus carreras y economías una vez que dejan la escuela, o las habilidades que los ayudarán a convertirse en ciudadanos comprometidos y a formar familias prósperas y saludables. Como uno de los principales contribuyentes a los déficits de capital humano, la crisis del aprendizaje socava el crecimiento sostenible y la reducción de la pobreza.  

Para resaltar esta crisis, estamos introduciendo el concepto de Pobreza de Aprendizaje y una medida de acompañamiento construida conjuntamente por el Banco Mundial y el Instituto de Estadística de la UNESCO. Pobreza de aprendizaje significa no poder leer y comprender un texto simple a los 10 años. Este indicador reúne indicadores de escolaridad y aprendizaje: comienza con la proporción de niños que no han alcanzado la competencia mínima en lectura (medida en las escuelas) y se ajusta por la proporción de niños que no asisten a la escuela (y se supone que no saben leer con soltura).

Utilizando una base de datos desarrollada conjuntamente por el Banco Mundial y el Instituto de Estadística de la UNESCO, hemos determinado que el 53 por ciento de los niños en países de ingresos bajos y medianos no pueden leer y entender una historia simple al final de la escuela primaria. En los países pobres, el nivel llega al 80 por ciento. Niveles tan altos de analfabetismo son una señal de alerta temprana de que el ODS 4 para la educación y todos los objetivos mundiales relacionados están en peligro.

El progreso en la reducción de la pobreza en el aprendizaje es demasiado lento para cumplir con las aspiraciones de los ODS: al ritmo actual de mejora, en 2030 aproximadamente el 43% de los niños seguirá aprendiendo mal. Incluso si los países reducen su pobreza de aprendizaje al ritmo más rápido que hemos visto hasta ahora en este siglo, el objetivo de ponerle fin no se alcanzará para 2030.

Existe una necesidad urgente de un compromiso de toda la sociedad para invertir más y mejor en las personas. Si los niños no saben leer, todas las metas de los ODS relacionados con la educación están en peligro. Eliminar la pobreza de aprendizaje es tan importante como eliminar la pobreza monetaria extrema, el retraso en el crecimiento o el hambre. Para lograrlo en el futuro previsible se requiere un progreso a escala mucho más rápido de lo que hemos visto hasta ahora.

El indicador de pobreza de aprendizaje se centra en la lectura por tres razones:

  1. La competencia lectora es una medida de aprendizaje fácil de entender
  2. La lectura es la puerta de entrada del estudiante al aprendizaje en otras áreas.
  3. La competencia lectora puede servir como un indicador del aprendizaje fundamental en otras materias.

El indicador de pobreza de aprendizaje nos permite ilustrar el progreso hacia el objetivo más amplio del ODS 4 de garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa para todos. Destaca en particular el progreso hacia el ODS 4.1.1 (b), que especifica que todos los niños al final de la primaria alcanzan al menos un nivel mínimo de competencia en lectura.

Metodología

El indicador combina la proporción de niños en edad de primaria que no asisten a la escuela y que tienen dificultades de escolarización (SD) y la proporción de alumnos por debajo de un nivel mínimo de competencia en lectura, que tienen dificultades de aprendizaje (LD) . Al combinar la escolarización y el aprendizaje, el indicador pone de relieve tanto «más escolaridad», que por sí misma cumple una variedad de funciones críticas, como «un mejor aprendizaje», que es importante para garantizar que el tiempo que se pasa en la escuela se traduzca en la adquisición de habilidades y capacidades.

Cómo se define la pobreza de aprendizaje

El indicador de pobreza de aprendizaje se calcula de la siguiente manera:

LP = SD + [(1-SD) x LD]

LP = Pobreza de aprendizaje

LD = Privación de aprendizaje , definida como la proporción de niños al final de la primaria que leen por debajo del nivel mínimo de competencia, según lo define la Alianza Global para Monitorear el Aprendizaje (GAML) en el contexto del monitoreo de ODS 4.1.1

DE = Privación escolar , definida como la proporción de niños en edad de primaria que no asisten a la escuela. Se supone que todos los niños que no asisten a la escuela están por debajo del nivel mínimo de competencia en lectura.

La pobreza del aprendizaje se puede mejorar de dos maneras: (i) reduciendo la privación del aprendizaje a medida que los países elevan los niveles de competencia de los niños por debajo del umbral mínimo de competencia, o (ii) reduciendo la privación escolar a medida que los países amplían la cobertura, trayendo a los niños fuera de la escuela a el sistema.

Si bien la privación escolar se puede observar directamente dependiendo de si el niño está matriculado o no en la escuela, la privación del aprendizaje no se puede observar directamente y se mide a través de evaluaciones estandarizadas utilizando la definición del ODS 4 de nivel mínimo de competencia, donde la competencia lectora se define como:


«Los estudiantes leen de forma independiente y fluida textos narrativos y expositivos breves y sencillos. Localizan información expresada explícitamente. Interpretan y dan algunas explicaciones sobre las ideas clave de estos textos. Proporcionan opiniones o juicios simples y personales sobre la información, los eventos y los personajes en un texto «. «
(UIS y GAML 2019)

Tres conceptos complementarios: nivel de pobreza de aprendizaje, brecha y severidad

El nivel de pobreza de aprendizaje (o tasa de recuento) que se muestra arriba, es decir, la proporción de niños de 10 años que no están en la escuela (con privación de escolaridad) o están por debajo del nivel mínimo de competencia (con privación de aprendizaje), tiene limitaciones. No captura el déficit de aprendizaje promedio entre los niños por debajo del nivel mínimo de competencia. Por lo tanto, incluimos la  brecha de pobreza de aprendizaje , que mide la distancia promedio de un niño con privación de aprendizaje hasta el nivel mínimo de competencia e indica el aumento promedio en el aprendizaje requerido para eliminar la pobreza de aprendizaje.

Sin embargo, la medida de la brecha no puede distinguir entre un aumento en la brecha de aprendizaje impulsado por estudiantes cerca del umbral y uno impulsado por aquellos en la parte inferior de la distribución del aprendizaje. La severidad de la pobreza en el aprendizaje  captura la desigualdad de aprendizaje entre la población con bajos niveles de aprendizaje y es la brecha al cuadrado en relación con la competencia mínima al cuadrado.

Los conceptos de  brecha de pobreza en el aprendizaje  y  severidad de la pobreza en el aprendizaje  son importantes para comprender completamente el acceso de los niños al aprendizaje. Es posible que países con el mismo nivel de pobreza de aprendizaje tengan diferentes brechas de pobreza de aprendizaje, o países con las mismas brechas de pobreza de aprendizaje tengan diferente gravedad de la pobreza de aprendizaje, con implicaciones para las políticas utilizadas para abordar la pobreza de aprendizaje.

Imagen

Por ejemplo, donde dos países tienen el mismo nivel de pobreza de aprendizaje, pero uno tiene una brecha de pobreza de aprendizaje más alta  , este último necesitaría un mayor esfuerzo para llevar a los niños por encima del nivel mínimo de competencia. Al mismo tiempo, donde dos países tienen la misma  brecha de pobreza de aprendizaje , pero uno tiene una mayor  gravedad de la pobreza de aprendizaje , este último necesitaría adoptar estrategias que aborden la distribución desigual del aprendizaje entre aquellos que se encuentran por debajo del umbral mínimo de competencia. Además, a medida que anticipamos  pérdidas de aprendizaje  debido a la pandemia, o la proporción cada vez mayor de niños que aprenden mal, podemos examinar las desigualdades cada vez mayores con los cálculos de la brecha y la gravedad.

Detalles del cálculo

La implementación de este indicador y la producción de estimaciones globales se basan en:

  • Ventana  de notificación de 9 años, un intervalo de ± 4 alrededor de un año de referencia. En la primera publicación de la pobreza de aprendizaje, el año de referencia se estableció en 2015, lo que implica que se podrían incluir datos de 2011-2019. En la práctica, los datos más recientes fueron de 2017.
  • Evaluaciones de aprendizaje  con un umbral de competencia mínimo comparado por la Alianza Global para Monitorear el Aprendizaje (GAML), que ocurrió dentro de la ventana de informes. Si un país tiene varias evaluaciones de aprendizaje elegibles, se aplica la siguiente jerarquía: lectura PIRLS> ciencia TIMSS> evaluaciones regionales> evaluaciones nacionales. Entre dos rondas de las mismas evaluaciones, se prefiere la más cercana al año de referencia.
  • La participación escolar  se deriva de  la tasa neta ajustada de matriculación (ANER)  para las escuelas primarias y la UIS la calcula utilizando registros administrativos. La matrícula neta ajustada es una medida tanto del «stock» como del «flujo» y tiene en cuenta las distorsiones basadas en la edad y el grado, ya que es el porcentaje de niños en edad de asistir a la escuela primaria matriculados en la educación primaria o secundaria, en contraposición a la matrícula bruta que es la proporción de niños de cualquier edad que están matriculados en la escuela primaria, o la matrícula neta que es la proporción de niños en edad de asistir a la escuela primaria que están matriculados en la escuela primaria. Utilizamos el mismo año de participación escolar como evaluación de aprendizaje preferida para cada país.
  • Las agregaciones  para cada región comprenden la pobreza de aprendizaje promedio de los países con datos disponibles, ponderada por su población de 10 a 14 años de edad. Para obtener una estimación global, ponderamos las agregaciones regionales por la población de 10 a 14 años independientemente de la disponibilidad de datos. Esto equivale a imputar los datos del país que faltan utilizando valores regionales.

Nota:  Si bien la edad de referencia para la pobreza en el aprendizaje es la edad de 10 años, las evaluaciones del aprendizaje se toman en base a grados específicos y no a la edad. Para incorporar evaluaciones administradas en diferentes grados, elegimos para cada país el grado entre 4 y 6 cuando se dispusiera de datos relevantes y confiables.

Datos

Puede descargar los datos sobre la pobreza en el aprendizaje directamente desde  Development Data Hub . La base de datos contiene indicadores agrupados y desglosados ​​por género para el porcentaje de niños en situación de pobreza de aprendizaje, el porcentaje de niños en edad escolar primaria que no asisten a la escuela y el porcentaje de niños por debajo del nivel mínimo de competencia en lectura al final de la primaria.

También puede acceder a los datos de pobreza de aprendizaje directamente a través de  EdStats .

Para cargar los datos de Pobreza de aprendizaje directamente en  Stata  , puede usar este código:

// Instale el comando escrito por el usuario si no lo tiene captura qué wbopendataif _rc == 111 ssc install wbopendata // Consulta el indicador de pobreza de aprendizaje de la API del Banco Mundial wbopendata, indicador (SE.LPV.PRIM) último largo claro

Para cargar los datos de Pobreza de aprendizaje directamente en  Python  , puede usar este código:

# Cargar el packageimport wbgapi como wb # Consultar el valor no vacío más reciente (parámetro mrnev) df = wb.data.DataFrame (‘SE.LPV.PRIM’, db = 12, mrnev = 1, columnas = ‘tiempo’, numericTimeKeys = True)

Hallazgos actuales

Aprendizaje mapa de pobreza

El siguiente mapa es una instantánea de la pobreza en el aprendizaje en todo el mundo. También puede ver el indicador para mujeres y hombres. Puede editar este mapa directamente en  DataBank .

¿Cómo varía la pobreza del aprendizaje según el género?

Utilizando todas las evaluaciones disponibles entre países (así como los datos de inscripción desglosados ​​por género del UIS), hemos calculado las tasas de pobreza de aprendizaje específicas por género. Dada la disponibilidad de datos, solo hemos podido calcular esta desagregación para 92 países. El acceso a los microdatos en algunos países, particularmente en el sur de Asia, ha sido un desafío importante para calcular los resultados desglosados ​​por género.

Brecha de género de la pobreza en el aprendizaje, por país

A pesar de las barreras que enfrentan las niñas en algunas áreas de la educación, en prácticamente todos los países de los que tenemos datos, las niñas tienen tasas más bajas de pobreza de aprendizaje que los niños.

Replica nuestros resultados en GitHub

Nuestros procesos están documentados en el   repositorio de LearningPoverty Github, que también incluye instrucciones sobre cómo  replicar  nuestros números. Puede encontrar información sobre la selección de fuentes de datos, cálculos y agregaciones  aquí .

Próxima actualización

La reciente publicación de los nuevos resultados de la evaluación del aprendizaje (TIMSS 2019, SEA-PLM 2019 y PASEC 2019) exige una actualización del indicador de pobreza de aprendizaje. Se planea una actualización pública de las estimaciones regionales y globales para septiembre de 2021 , para incluir los próximos resultados LLECE 2019.

Se anticipan cambios significativos en algunas estimaciones de países debido al reemplazo de las evaluaciones de aprendizaje nacionales por evaluaciones internacionales. La estimación inicial de la pobreza de aprendizaje fue del 52,7 por ciento en los países de ingresos bajos y medianos, anclada en 2015. Se utilizaron datos de 62 países, que cubrían el 80 por ciento de la población objetivo. En septiembre de 2021, planeamos publicar una actualización corporativa de estos números globales. Utilizar 2017 como año de referencia implica aceptar evaluaciones a partir de 2013, incluyendo las recientemente publicadas TIMSS, SEA-PLM, PASEC de 2019 y el próximo LLECE 2019. Con los nuevos datos, la cobertura del indicador aumentará a 66 países y 81 por ciento. de la población objetivo. La nueva actualización también permitirá comparaciones temporales en los casos en que los países tengan resultados de la misma evaluación en la última ronda.

Fuente e Imagen: https://www.worldbank.org/en/topic/education/brief/what-is-learning-poverty

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Guatemala – Acceso a la Educación: Cierre por pandemia agudiza problema

ACCESO A LA EDUCACIÓN: Cierre por pandemia agudiza problema

Por

Manuel García

La pandemia en Guatemala ha provocado grandes desafíos, uno de ellos es la educación de los niños. Las medidas implementadas por el gobierno central como el confinamiento y cierre parcial de las escuelas para evitar la propagación del virus han marcado aún más dichos desafíos y han resaltado las limitaciones del sistema educativo nacional.

Dentro de las propuestas, se incluyó la educación a distancia a través de guías de autoaprendizaje, radio, televisión y el uso de tecnologías de la información y la comunicación, estas últimas con menor alcance para la población en general.

Por ello, se consultó a dos analistas expertas en materia educativa acerca de cuáles han sido los efectos de la suspensión presencial de clases en la niñez guatemalteca. Según indicaron, existen efectos en la educación que se han incrementado con el paso de la Pandemia, En tal sentido destacan problemas de aprendizaje, ya que los niños y jóvenes van a aprender menos y no van a desarrollar las competencias esperadas para el nivel y grado.

Además, enfatizaron en la fragilidad del acceso a la educación y la dificultad de establecer procesos de enseñanza que conduzcan de manera efectiva al aprendizaje, un problema que ya existía pero que se acentuó con la pandemia y el método híbrido.

POBREZA DE APRENDIZAJE

El Banco Mundial habla de la “pobreza de aprendizaje” tiene en cuenta la proporción de niños que han sido privados de aprendizajes o no alcanzan un nivel mínimo de comprensión lectora. La pobreza de aprendizaje indica que un 51% de los niños y niñas de 10 años en América Latina y el Caribe no pueden leer y entender un texto.

Según el Banco mundial, Guatemala está dentro de los cinco países con mayor pobreza de aprendizaje precovid, La región está en camino a experimentar enormes pérdidas de aprendizaje, potencialmente poniendo en riesgo los resultados educativos para toda una generación de estudiantes, señala el estudio.

ACEÑA, SIN COMPETENCIAS NO SE CONSIGUE TRABAJO

María del Carmen Aceña, exministra de Educación y actual analista en el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) señaló que se nota la fragilidad del acceso a la educación y la dificultad de establecer procesos de enseñanza que conduzcan de manera efectiva al aprendizaje, un problema que ya existía pero que se acentuó con la pandemia.

“Esto afecta a los niños, porque ya veníamos con un desafío de calidad y la no presencia en las aulas aún más, lamentablemente en Guatemala los niños no tienen un sistema de autoaprendizaje y obviamente los padres no son expertos, especialmente cuando los niños van creciendo, entonces hay un factor complicado que es que los niños no tienen acceso de aprendizajes como lo tienen en las escuelas”, indicó Aceña.

Para la experta en temas de educación, el modelo hibrido actual no está brindando los resultados esperados. “Hay estudios a nivel mundial que indican que prácticamente se pasaron seis meses sin aprender, en Guatemala la modalidad híbrida, en el caso del sector público, es una modalidad híbrida de primera generación, en donde el niño está en su casa y lo que hace es hacer una guía, ver la tele o escuchar la radio y no tiene el acceso a Internet para poder tener clases virtuales”.

“Quizá sí es el momento para decir que hay que ser un paro en el camino, que el sistema educativo hay modernizarlo, porque se necesitan maestros con una formación diferente y se debe invertir en tecnología”, puntualizó.

“Las competencias que van a necesitar los niños, en investigación, aprendizaje constante, así como competencias sociales que son bien importantes de trabajar en equipo, pues obviamente con la pandemia ¿qué van a poder trabajar en equipo los niños? si están en su casa, en el siglo XXI una persona que no tenga estas competencias digitales no va a conseguir trabajo”.

Aceña indico que se presentó una propuesta en materia de inversión en tecnología, la cual lleva por nombre “Pongámosle turbo a la Educación”. “Esta nueva propuesta se enfoca en un modelo educativo que toma en cuenta los factores que fomentan el aprendizaje de las competencias para el Siglo XXI, utilizando una entrega que haga el servicio accesible a un mayor número de estudiantes. La visión de la propuesta reconoce las ventajas de contar con tecnologías de la información y comunicación para la entrega educativa”.

“También, reconoce que la tecnología por sí misma no es suficiente para promover el aprendizaje. Los contenidos transmitidos por medio de la tecnología y las actividades que las computadoras y tablets proponen son un elemento vital y necesario. Sin embargo, una adecuada tecnología, contenidos apropiados y actividades interesantes no necesariamente estimularán el pensamiento crítico, la curiosidad, la disciplina y la motivación. La mejor opción para generar este tipo de procesos es contar con un facilitador o docente que genera altas expectativas, confianza en los estudiantes y que promueva la curiosidad”

SPROSS: MENOS APTITUDES, BAJO APRENDIZA Y DESERCIÓN

Verónica Spross, directora ejecutiva de Empresarios por la Educación, señaló que existen efectos en la educación que se han incrementado con el paso de la pandemia, “hay un problema de aprendizaje, los niños y jóvenes van a aprender menos y no van a desarrollar las competencias esperadas para el nivel y grado”.

“Por otro lado puede darse la deserción escolar pues algunas familias que necesitan que trabajen sus hijos por la pandemia y por otro lado está la explicación de que no hay suficiente tecnología en el país, no hay suficiente conectividad con lo que los estudiantes no pueden conectarse a todas las clases o no pueden acceder a recursos tecnológicos”, enfatizó Spross.

“También se observa el aspecto de qué no están desarrollando actitudes de convivencia, también hay otras dificultades para los niños pequeños, los que son de preprimaria, porque para ellos muchas de las actividades, incluyen el acercamiento con los maestros”, indico la directora de Empresarios por la Educación como otro efecto en la educación.

“Esto también repercute a largo plazo en los ingresos que las personas alcanzan, muchos y no podrán ingresar a la universidad porque carecen de ciertas destrezas, habilidades y actitudes que se adquieren en las clases producto del paso de la pandemia”, explico la experta.

En los maestros también existen retos por superar, señaló Spross, “Ha sido un gran desafío para los maestros en cuanto a impartir clases en la modalidad híbrida, hemos visto muchos de ellos que se han actualizado, pero no todos, algunos otros carecen de competencias para la educación a distancia, ese sigue siendo uno de los principales desafíos para que la educación pueda continuar como actualmente se desarrolla”.

BRECHA DIGITAL

Durante el 2020, La brecha digital fue un reto difícil de superar, padres de familia buscaron alternativas para lograrlo, como cafés internet o la utilización de dispositivos como celulares o tabletas electrónicas, en ambos casos representó un pago extra por tiempo de conexión a internet para cumplir con las guías escolares.

 

De cada cien hogares en el país, solo 21 disponen de una computadora, 17 cuentan con servicio de internet y únicamente tres con conexión de banda ancha, característica necesaria para las videoconferencias, según datos del Censo Poblacional de 2018 y que hoy se hacen más visibles.

 

Fuente de la Información: https://lahora.gt/acceso-a-la-educacion-cierre-por-pandemia-agudiza-problema/

 

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La educación de la infancia más pobre, en riesgo

La educación de la infancia más pobre, en riesgo

La exclusión en cada paso hacia la educación no hace más que perpetuar la situación de pobreza, y es una de las principales causas de una crisis global del aprendizaje

La educación es uno de los factores que más influye en el avance y el progreso de las personas y las sociedades, pero la falta de fondos en educación, o los fondos distribuidos de manera desigual, dan como resultado aulas saturadas, maestros sin la formación adecuada, carencia de materiales educativos e infraestructura escolar deficiente. Esto, a su vez, tiene un efecto negativo en la asistencia, la matriculación y el aprendizaje de los menores. Pese a que hoy en día hay más niños y niñas que nunca matriculados, cerca de una de cada tres niñas adolescentes de las familias más pobres en el mundo no ha podido ir nunca a la escuela. Hay más datos y consecuencias de esta desigualdad. Las contamos en las siguientes líneas, como también qué se puede hacer al respecto.

Pobreza, discriminación por sexo, discapacidad, origen étnico o lengua de enseñanza, distancia física de las escuelas y falta de infraestructuras son algunos de los obstáculos que privan a los niños y niñas más pobres del acceso a una educación de calidad. La exclusión en cada paso hacia la educación no hace más que perpetuar la situación de pobreza, y es una de las principales causas de una crisis global del aprendizaje.

Los países de todo el mundo están fallando a los niños y niñas más pobres del mundo y, al hacerlo, se están fallando a sí mismos. Porque mientras el gasto en educación pública esté desproporcionadamente sesgado hacia los menores de los hogares más ricos, los más pobres tendrán pocas esperanzas de escapar de la pobreza, aprender las habilidades que necesitan para competir y tener éxito en el mundo de hoy, y contribuir a las economías de sus países.

La evidencia nos lo dice. El reciente informe de UNICEF ‘Abordar la crisis de educación: una necesidad urgente de financiar mejor la educación de los niños más pobres’ subraya las principales disparidades en la distribución del gasto en educación pública. Tras el análisis de 42 países observamos que la educación para los niños y niñas del 20 % de los hogares más ricos recibe casi el doble de fondos que los del 20 % de los hogares más pobres.

Desigualdades del gasto educativo

Las mayores desigualdades del gasto educativo se producen en diez países de África, con cuatro veces más fondos asignados a los menores más ricos en comparación con los más pobres. En Guinea y República Centroafricana, países con algunas de las tasas más altas del mundo de niños y niñas sin escolarizar, los pequeños más ricos se benefician hasta nueve y seis veces más, respectivamente, de la cantidad de fondos públicos para educación que los más pobres. Y, en general, los recursos de la educación pública tienden a beneficiar primero a los niños y niñas de hogares urbanos ricos, quedando relegados al final los de hogares rurales pobres.

Pero esto puede cambiar si seguimos el ejemplo de países como Barbados, Dinamarca, Irlanda, Noruega y Suecia, que distribuyen la financiación de la educación por igual entre los quintiles más ricos y más pobres.

La falta de recursos disponibles para los niños y niñas más pobres está exacerbando una crisis educativa paralizante, ya que las escuelas no están proporcionando educación de calidad a sus estudiantes. Para muchos de ellos la educación no es lo mismo que aprender. El Banco Mundial, para resaltar esta crisis de aprendizaje global, ha introducido el concepto de “pobreza de aprendizaje”: la incapacidad de leer y comprender un texto simple a los 10 años. Y se estima que el 53 % de los menores en países de ingresos medios y bajos terminan la escuela primaria sin saber leer bien.

Cómo lograr la equidad educativa

Debemos avanzar desde un enfoque equitativo con el objetivo de llegar a cada niño y a cada niña para que nadie se quede atrás. Y para que podamos hablar de equidad en la educación, los gobiernos deberían, dentro de las posibilidades de gasto interno, distribuir los fondos de tal forma que los pequeños del 20 % de los hogares más pobres se beneficien de al menos el 20 % de la financiación para la educación.

También tendrían que priorizar la financiación pública para los niveles más bajos de educación, donde los niños y niñas de los hogares más pobres están más representados, y aumentar de manera gradual las asignaciones a niveles más altos cuando la cobertura sea casi universal en los niveles más bajos. Esto es el principio de la universalidad progresiva para tomar decisiones de gasto eficiente y equitativo en contextos financieros restringidos.

Además, proporcionar al menos un año de educación preescolar universal para cada niño y niña resulta fundamental, porque esta educación es la base sobre la cual se asienta cada etapa de la escolarización. Los que completan la educación preescolar aprenden mejor, tienen más probabilidades de permanecer en la escuela y contribuyen más a sus economías y sociedades cuando alcanzan la edad adulta. Asignar al menos el 10 % de los presupuestos nacionales de educación a preescolar ayudará a lograr el acceso universal, pero en 2017 solo se dedicó el 6,6 % de los presupuestos de educación a nivel mundial. Únicamente uno de cada cinco están matriculados en educación preescolar en países de bajos ingresos.

Estamos en un momento crítico. Si invertimos en la educación de los niños y niñas de manera acertada y justa, tendremos la mejor oportunidad de sacarles de la pobreza, ya que les daremos las habilidades necesarias para acceder a oportunidades y crear nuevas posibilidades para sí mismos.

Fuente de la Información: https://www.consumer.es/solidaridad/educacion-infancia-pobre-riesgo.html

Fuente de la Imagen: UNICEF

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Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación, UNESCO: Reuniendo a la comunidad educativa internacional

Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación, UNESCO

A medida que el 2019 llega a su fin e impulsado por el reciente blog de mi colega Julia Gillard, me gustaría compartir mis reflexiones sobre cómo fortalecer nuestra acción colectiva para acelerar el progreso hacia el ODS 4.

Hace exactamente un año, en la Reunión de Educación Global que organizó la UNESCO en Bruselas luego de una serie de consultas regionales, hicimos un balance del progreso del SDG4. Si bien los países han progresado en el ajuste de sus políticas , nuestras proyecciones han demostrado que no estamos en la senda de nuestros objetivos cuantitativos.

Al margen, la UNESCO organizó una primera reunión informal sobre la arquitectura educativa global con todos los socios clave, entre otros organismos de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Asociación Mundial para la Educación. Ponemos sobre la mesa la urgente necesidad de abordar la fragmentación del sector. Todos estuvimos de acuerdo en que para acelerar el progreso nacional, necesitamos alinear mejor las prioridades, eliminar la duplicación de esfuerzos y trabajar para reducir la competencia inútil para obtener fondos, a menudo del mismo conjunto de donantes.

Desde entonces, siento que hemos movido la aguja en la dirección correcta. Si bien queda mucho por hacer, el discurso de hoy trata más sobre una colaboración reforzada en torno a un conjunto de prioridades comunes. ¿Cómo llegamos aquí?

En la segunda reunión de socios multilaterales celebrada en París en julio de 2019, junto con la conferencia G7-UNESCO sobre educación de las niñas, analizamos las lecciones aprendidas del sector de la salud para abordar la fragmentación y los desafíos similares. Inspirados por su estrategia de triples A: alineación, aceleración y responsabilidad, establecimos formalmente la Plataforma Educativa Multilateral (MEP).

Este es un foro para el diálogo estratégico entre los 13 socios multilaterales clave para fortalecer la acción colectiva. Acordamos un conjunto de siete áreas prioritarias amplias y en nuestra tercera reunión durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre, acordamos avanzar en una, a saber, la necesidad de una financiación más coordinada de los datos educativos, bajo el liderazgo de la Coalición Global para Datos Educativos por el Instituto de Estadística de la UNESCO.

Los socios también acordaron apoyar la iniciativa del Enviado Especial, Sr. Gordon Brown, para establecer un Foro Global de Educación (FMAM) encargado de atraer más apoyo político de alto nivel para la educación y los correspondientes aumentos de fondos. Aceptamos copresidir y apoyar esta iniciativa, ya que creemos que puede complementar efectivamente el sistema en términos de promoción y recursos financieros. Tenemos que sacudir al mundo sobre la crisis de aprendizaje, a lo que apunta el indicador de pobreza de aprendizaje . Somos responsables de traer un sentido de urgencia y poner la educación en el centro del debate público. Necesitamos convencer a los líderes políticos y jefes de estado de que educar a su gente no es un desperdicio de recursos, sino la mejor inversión que pueden hacer sus gobiernos.

El Parlamento Europeo será convocado nuevamente por la UNESCO en abril de 2020 junto con las reuniones de primavera del Banco Mundial, para desarrollar una acción conjunta en las otras áreas prioritarias. Propondré en esta reunión un enfoque orientado a la misión para abordar los desafíos más difíciles, incluyendo un conjunto de puntos de referencia, y aprovechando un historial probado de éxito en la Unión Europea que galvanizó la financiación sustancial para la ciencia y la investigación.

Si bien las organizaciones multilaterales deben eliminar, y lo harán, la fragmentación, la propiedad del país es la condición necesaria para apropiarse de la agenda de los ODS. Es por eso que constituyen la mayoría en el Comité Directivo SDG-Educación 2030 , junto con los organismos multilaterales y la sociedad civil. Si bien es necesario fortalecer el músculo estratégico de este órgano, debemos reconocer su contribución a la revisión del SDG4 por parte del Foro Político de Alto Nivel, y sus mecanismos asociados que operan a nivel regional, con sus hojas de ruta, prioridades y objetivos.

En otras palabras, el Comité Directivo representa la voz y el corazón de 195 países y expresa su compromiso con la educación. Más que nunca, esta voz debe hablar alto y este corazón debe latir rápido.

Si bien la priorización es esencial, no podemos permitirnos perder la visión del ODS 4 y el cambio de paradigma que trajo desde la perspectiva de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Desde la cantidad a la calidad, desde el acceso a los resultados del aprendizaje, a la educación básica hasta el aprendizaje permanente, desde la educación en sí misma hasta la educación para el desarrollo.

El mundo ha pasado de MDG2. Adoptó una agenda global holística para la educación en 2015 en la que todos los socios se han comprometido en interés de construir sociedades más resilientes e inclusivas.

En un contexto mundial que cambia rápidamente, un número creciente de países está reconociendo la importancia crucial del aprendizaje permanente, las habilidades técnicas y vocacionales y la educación superior, y para los jóvenes de hoy y de mañana, especialmente en África.

La educación superior es un buen ejemplo. En noviembre, en la Conferencia General de la UNESCO, más de 100 ministros de educación coincidieron en el papel fundamental de orientar la educación superior en torno a las soluciones de los ODS. Escuché un mensaje alto y claro en una maratón de reuniones bilaterales que tuve con ellos: no tendremos éxito en nuestro desarrollo si no desarrollamos los sistemas de educación superior de nuestros países menos desarrollados.

Los Ministros destacaron la contribución esencial que la educación superior puede hacer a los objetivos de reducción de la pobreza y crecimiento económico inclusivo, cobertura sanitaria universal, agricultura moderna, infraestructura resistente y preservación del medio ambiente. También enfatizaron el apoyo de la educación superior al resto del sistema educativo a través de la capacitación del personal docente efectivo, el desarrollo del plan de estudios y la investigación educativa.

Además, adoptaron por unanimidad la primera Convención Global sobre el Reconocimiento de Cualificaciones de Educación Superior, un hito en la facilitación de la movilidad académica entre regiones y el reconocimiento de estudios realizados en el extranjero. Esto incluye el reconocimiento de las calificaciones de los refugiados y migrantes vulnerables a través de un «pasaporte de calificaciones» que actualmente se está poniendo a prueba.

Del mismo modo, no tendremos éxito si no nos aseguramos de que los jóvenes estén aprendiendo las habilidades que necesitan para el mundo laboral en constante cambio. Creemos que la EFTP es una de las principales áreas que el sector educativo necesita desarrollar para garantizar un desarrollo sostenible. Por lo tanto, sigue siendo una alta prioridad para nosotros y también apoyamos a Generation Unlimited como una iniciativa importante y ambiciosa lanzada y dirigida por UNICEF. Se basa en asociaciones sólidas y en el intercambio de conocimientos y experiencia sobre este tema crítico.

¿Cómo entonces priorizar? A nivel global, la estrategia es clara. Priorizamos no dejar a nadie atrás. Geográficamente, significa dar prioridad a África. Sabemos que aquí es donde están dos tercios de la brecha de financiación anual de $ 39 mil millones. La UNESCO coloca a África en primer lugar, duplica su presupuesto para esta región y presta especial atención a la formación de docentes en África . Los docentes son una de las siete prioridades del MEP.

Desde la perspectiva del grupo objetivo, nuestra prioridad se dirige a los más rezagados, ya sea que hablemos de género, personas desplazadas por la fuerza o niños con discapacidades. En la UNESCO, por lo tanto, haremos mayor hincapié en la educación para refugiados y migrantes vulnerables y países afectados por crisis, en estrecha cooperación con La educación no puede esperar. Recientemente ampliamos nuestro trabajo en educación para niñas y mujeres, y lanzamos «Su educación, nuestro futuro». Esto cubre un espectro completo desde mejores datos, mejores marcos de políticas y legislativos hasta mejores oportunidades de aprendizaje, incluso mediante intervenciones específicas en STEM para niñas y mujeres . El último Informe de Monitoreo de la Educación Global se centró en la migración y el próximo será sobre la inclusión .

Continuemos juntos, recordando que 195 Estados Miembros, que tienen la responsabilidad principal de la implementación del ODS 4, confiaron a la UNESCO el papel de liderar y monitorear esta agenda como parte del Marco de Acción adoptado en 2015. En esta capacidad, la UNESCO sirve como Secretaría del Comité Directivo SDG – Educación 2030, convoca al MEP y copreside el FMAM.

Como Subdirector General de Educación de la UNESCO, estoy decidido a continuar incansablemente y hacerlo mejor, fortalecer la asociación y unir fuerzas para hacer de la educación la fuerza transformadora que debe ser para el futuro que queremos, juntos.

Fuente: https://gemreportunesco.wordpress.com/2019/12/09/bringing-the-international-education-community-together/

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