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La Nigeria de la vergüenza, uno de los países con más desigualdad del mundo

Nigeria/24 julio 017/Fuente: El Diario

  • Nigeria es el último en la lista de 152 países ordenados según su “compromiso para reducir la desigualdad”, según un reciente informe de Oxfam y el grupo Development Finance International.
  • El número de personas viviendo en la pobreza aumentó de 69 millones en 2004 a 112 millones en 2010, a pesar de que el país tuvo un crecimiento de más del 7%.
  • «Si eres un pobre trabajando para ricos, prefieren que seas pobre el resto de tu vida», cuenta un empleado que trabaja para los ricos del país.

En Nigeria, al menos 86 millones de personas viven en la pobreza extrema. Se dice que el hombre más rico del país, Aliko Dangote,  gana cada día 8.000 veces más que lo que un compatriota pobre gastaría en sus necesidades básicas en un año entero.

“ En Nigeria, la desigualdad de ingresos es uno de los problemas más serios y, a la vez, el menos discutido”, asegura Matthew Page, que fue antiguamente el mayor experto en Nigeria para la inteligencia de Estados Unidos. “La brecha entre ricos y pobres, más que la pobreza misma, genera un sentimiento de resentimiento contra el Gobierno y en el futuro podría generar agitación social”, añade.

El análisis de Page está respaldado por un nuevo índice mundial, producido por Oxfam y el grupo Development Finance International, que pone a Nigeria última en la lista de 152 países ordenados según su “compromiso para reducir la desigualdad”. El gasto social de Nigeria (en salud, educación y protección social) es, según el informe, “vergonzosamente bajo” y “se refleja en una protección social muy pobre para sus ciudadanos”.

El multimillonario Dangote —que es también el hombre más rico de todo el continente— es un nigeriano de 60 años, magnate del cemento y filántropo. Su residencia principal en Lagos se encuentra en  Banana Island, el distrito residencial más caro del país y un refugio para los súper ricos.

“ La gente piensa que todos los que trabajan en Banana Island ganan mucho dinero, pero no es así”, afirma David Obi, que ha trabajado desde 2006 para los millonarios y multimillonarios de esta isla artificial (que se construyó en forma de banana).

“ Los ricos pagan mal, pero te hacen trabajar sin parar”, señala Obi. “Una vez trabajé para un hombre rico de allí y cuando había terminado mi trabajo, la familia me llamaba a la 1 o 2 de la madrugada para que fuera a servir al jefe. Pero cuando llegaba fin de mes, no me pagaban. Me tuve que ir porque me debía varios meses de salario”, añade.

Obi reside en una parte de esta comunidad cerrada donde los trabajadores no pueden vivir con sus familias. “Mientras los ricos viven en sus mansiones, los que trabajamos para ellos dormimos en espacios muy pequeños. A veces dos o tres trabajadores compartimos una pequeña habitación”, cuenta.

“ Los ricos no quieren que los pobres salgamos adelante”, concluye. “Si eres un pobre trabajando para los ricos, prefieren que seas pobre el resto de tu vida. Piensan que si mejoras tu vida y te vuelves rico, no trabajarás más para ellos. Lo único que les importa es que ellos y sus familias sean ricos para siempre.”

Un “nivel de riqueza apabullante”

Noel Anago es un cocinero de 32 años que trabaja para los ricos en eventos sociales en Lagos. “A menudo me sorprende cómo exhiben su riqueza”, dice. “Veo empresarios multimillonarios, expresidentes, políticos de primera línea y gobernadores, muchos con custodia policial y agentes del servicio secreto estatal. Me sorprende la ropa carísima que llevan, los zapatos y los bolsos de primera calidad de las esposas. Todo vale miles de dólares.”

De acuerdo con Oxfam, entre 2004 y 2010 la desigualdad en Nigeria empeoró significativamente, ya que los ricos se beneficiaron de dudosas amnistías fiscales y los legisladores tuvieron salarios que se ubican entre los más altos del mundo.

Mientras tanto, el número de personas viviendo en la pobreza aumentó de 69 millones en 2004 a 112 millones en 2010, a pesar de que el país tuvo un crecimiento económico de más del 7%. En el mismo período, el número de millonarios en Nigeria aumentó en un 44%.

“ En Nigeria, la superposición entre poder político y económico es casi total”, asegura Page. “Los políticos suelen utilizar sus empresas personales para desviar dinero de las arcas públicas y muchos magnates de los negocios se han hecho millonarios gracias a su relación cercana a políticos, obteniendo grandes contratos con el Estado o beneficiándose de políticas proteccionistas. Nigeria se parece a Estados Unidos, de alguna forma, pero con menos transparencia y sin casi ningún control independiente de lo que a menudo son conflictos de interés”.

En 2014, un informe del exministro de economía, Ngozi Okonjo Iweala, reveló que el Gobierno nigeriano  había perdido entre 2011 y 2013 más de 2.000 millones de euros en amnistías fiscales y beneficios a empresas y corporaciones. El informe concluyó que estas amnistías no suponían ningún beneficio para la economía nigeriana.

Nigeria ofrecerá amnistía a rebeldes para acabar tensiones en delta de Níger
El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari. EFE

“ A veces, el nivel de riqueza resulta apabullante”, cuenta Anago. “La desigualdad tiene un impacto en mi vida: trabajo duro para sobrevivir, mientras los ricos lo tienen todo. Pueden ir a hospitales en el extranjero, mientras los pobres nos quedamos aquí y no podemos ir al médico hasta que la situación ya es gravísima. Cuando no tienes dinero ni para comer, no puedes pensar en tu salud. Sólo piensas en cómo llenar tu estómago”.

Nigeria está ahora pasando por su recesión más larga en más de 25 años y sufre una de las crisis humanitarias más graves del mundo, empeorada por la violencia del grupo insurgente Boko Haram. Más de 4,7 millones de personas sufren inseguridad alimenticia en la región, según la ONU, mientras que el 49% de los jóvenes están subempleados en trabajos insuficientes y de media jornada o directamente desempleados.

Sin embargo, según Nonso Obikili, un economista residente en Nigeria, el debate público sobre la desigualdad ha disminuido en los últimos años. “En tiempos de crecimiento económico, bajo el Gobierno anterior, se hablaba más de “crecimiento inclusivo”, pero incluso entonces no se hizo nada significativo al respecto.

“ Ahora hay recesión, así que el país está concentrado en volver a crecer”, explica el economista. “El Gobierno actual ha mejorado la situación en términos de corrupción, pero los cambios no han sido sistémicos, y eso es un problema.”

Una notoria campaña contra la corrupción, uno de los principales compromisos del presidente Muhammadu Buhari durante las elecciones de 2015, ha intentado reducir los niveles históricos de corrupción del país. Se recuperaron y apropiaron varias propiedades, bienes y dinero público y los investigadores continúan trabajando.

“ La desigualdad, resultado de la corrupción”

Sin embargo, si se les pregunta a Anago o a Obi, ellos dudan de que haya cambiado algo. “La desigualdad es el resultado de la corrupción”, afirma Obi. “Este país tiene muchos recursos, que si se administraran bien, no habría pobreza. Pero los ricos utilizan esos recursos para enriquecerse ellos y sus familias”.

Según Anago, “la corrupción es el factor número uno que explica la brecha entre ricos y pobres en Nigeria. Muchos de los ricos hicieron su dinero gracias a la corrupción”. Anago ofrece un crudo ejemplo de la diferencia entre un rico y un pobre en este país. “Si eres pobre en Nigeria, nunca tendrás acceso a la justicia. Por ejemplo, cuando un policía arresta a un pobre, le pide dinero para salir de la cárcel. Si no tienes dinero, vas preso”.

“ Hace poco le sucedió a uno de mis primos: la policía lo arrestó y le pidió 120 euros. Tuvimos que juntar el dinero entre todos e incluso rogarle a los policías que acepten menos dinero. El dinero es muy importante en el sistema judicial, porque el dinero hace girar todos los engranajes cuando se trata de obtener justicia en Nigeria”, lamenta.

Oxfam ha criticado duramente a la clase política nigeriana, asegurando que a pesar de tener los recursos adecuados, la reducción de la pobreza ha sido obstaculizada por “el mal uso, la apropiación y la adjudicación errónea de recursos”. Los negocios pequeños y los comerciantes tienen que pagar muchísimos impuestos, mientras que los ricos se benefician de amnistías fiscales arbitrarias, según la investigación.

“ No estoy seguro de que el Gobierno quiera atacar el problema de la desigualdad en Nigeria”, afirma Obi. “Si fuera así, lo habrían hecho hace mucho tiempo. Si el propio Gobierno está pagando un salario mínimo bajísimo, ¿cómo va a atacar el drama de la pobreza?”.

El año pasado,  Nigeria quedó en el puesto 118 del ránking de 144 países que integran el Informe Mundial sobre la Brecha de Género. Los desafíos económicos y educativos que aquejan a los nigerianos pobres son mucho peores para las mujeres: en el estrato más pobre de la sociedad, el 75% de las mujeres no van a la escuela y en áreas urbanas el 51% no recibe educación, una cifra que duplica la de los hombres.

“ Las mujeres nigerianas son una fuerza política insignificante y debilitada”, apunta Oxfam. Nigeria es el país del África subsahariana con menos proporción de mujeres parlamentarias.

“ El Gobierno debe construir un sistema económico y político nuevo que le funcione a todo el mundo y no sólo a unos pocos afortunados” dice Celestine Okwudili Odu, coordinadora de un programa de buen gobierno de Oxfam en Nigeria. “El Gobierno podría comenzar por atacar la corrupción y proteger los derechos de las mujeres”.

Sin embargo, en Banana Island, Obi se pone filosófico sobre la brecha entre ricos y pobres que ve tan claramente cada día. “Este sitio está lleno de multimillonarios, pero algunos no quieren que nadie sepa que están aquí”, afirma.

“ Prefiero mi vida a la de los millonarios, porque yo soy libre. Cuando ellos salen a la calle, deben salir rodeados de policías, en cambio yo soy libre. A mí no me busca nadie. Sí, ellos tienen dinero, tienen comida, pueden hacer lo que quieran, pero yo tengo más libertad que ellos”.

Fuente: http://www.eldiario.es/theguardian/Nigeria-verguenza-paises-desigualdad-mundo_0_666334157.html

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Una escuela privada en Brasil causa polémica por pedir a sus alumnos disfraces de «favelados»

América del Sur/Brasil/02 Julio 2017/Fuente: 20minutos/Autor: EFE

Una escuela privada del sur de Brasil tuvo que disculparse públicamente después de ser criticada por haber invitado a sus alumnos a disfrazarse para una fiesta de «favelados de Rio de Janeiro», como se llama popularmente a los habitantes de las empobrecidas favelas.

La escuela ubicada en Itajaí, en el rico estado de Santa Catarina, sugirió que ese «disfraz» constara de una bermuda, lentes de sol, chanclas y gorra y que fuera usado en la «fiesta de integración» para los alumnos de 4º año, donde otra parte debería vestir «ropas formales» de médico, abogado o empresario.

Indignado Willian Domingues, uno de los padres del centro, publicó en sus redes sociales la carta que la escuela entregó a su hijo de 8 años, y que generó una fuerte polémica en el país.

«¿Desde cuando ‘favelado’ es un disfraz? Yo nací en una favela en la periferia de Sao Paulo (…) y siempre enseñamos a nuestros hijos a no tener ningún tipo de prejuicio y no juzgar a las personas por lo que visten o tienen», escribió Domingues, al señalar que hizo lo «imposible» para llevar a sus hijos a una escuela particular para que tuvieran una mejor enseñanza.

Brasil es uno de los países con mayor desigualdad de América Latina

El padre remarcó, además, que muchos de sus amigos en la favela son trabajadores, «emprendedores, profesores, abogados, policías, bomberos». «Lamentable, no podemos aceptar esa falta tan grande de respeto», denunció.

Al pedir sus disculpas «más sinceras», el colegio Cenecista Pedro Antônio Fayal reconoció en un comunicado que la propuesta de los disfraces fue un «error serio» y remarcó que la fiesta quería reflexionar sobre las desigualdades sociales a través de la vestimenta y música.

Brasil es uno de los países con mayor desigualdad de América Latina, una realidad que se ahondó aún más con la crisis económica de los últimos dos años. El índice Gini, en el cual 0 representa la equidad absoluta y 1 la absoluta desigualdad, fue de 0,522 en 2016, frente a 0,514 un año antes, la primera caída en 22 años, de acuerdo con estadísticas oficiales.

Fuente de la noticia: http://www.20minutos.es/noticia/3079014/0/escuela-brasil-disfraces-favelados/

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En Colombia el 40% de los jóvenes no terminan la educación media

Por: Ángel Pérez Martínez

Un estudio realizado por las Universidades Nacional y Andes muestra que en Colombia la proporción de jóvenes entre 16 y 24 años graduados en educación media es muy baja, con notables diferencias entre el sector urbano y rural.

Invitado por la Fundación Compartir a la presentación del estudio sobre Caracterización de la educación media en Colombia, allí se señalaron varios hechos que deberían preocupar a el gobierno nacional, a las entidades territoriales y la sociedad, por cuanto resultan definitivos para la calidad de vida y las posibilidades de desarrollo de los adolescentes y jóvenes del país.

La tasa de graduación de los jóvenes entre 16 y 24 años en Colombia, en el año 2014, alcanzó el 55.7 por ciento, para el sector urbano 63 por ciento, mientras que para el resto rural 31 por ciento. En el periodo 2008 – 2014 la tasa de graduación en la educación media para dicha población aumentó a nivel nacional, 0,92 en promedio por año, 1,51 puntos anuales en el área rural y 0,7 puntos en el área urbana, razón por la cual, los autores, Darío Maldonado y otros, estiman que a este ritmo solo alrededor del año 2042 estaremos en tasas cercanas al 80% (para el sector rural será menos del 70%).

La proporción de jóvenes graduados en educación media cambia entre entidades territoriales. En Bogotá en el año 2014, el 70 por ciento de sus jóvenes entre 16 y 24 años tenían grado en media, en Antioquia se reduce a 56%, Bolívar 53%, Sucre 47%, Córdoba 46%, Nariño 45%, Caquetá y Cauca 40%, Guajira 38% y Chocó 37%.  Además, el estudio señala que la tasa de inasistencia escolar en el 2014 para la población entre 14 y 24 años a nivel nacional fue del 50% (58% sector rural y 47 sector urbano).

Con seguridad leeremos las anteriores cifras y no haremos nada. Esta será una prueba más de una sociedad indolente con la inequidad, la exclusión social y de manera especial con los niños, los adolescentes y los jóvenes del sector rural (los resultados en las pruebas SABER son más bajos en el área rural). También, el estudio sobre la Caracterización de la educación media demuestra el fracaso de un sistema educativo cuya organización, financiación y resultados logra ampliar las brechas entre los jóvenes.

Insisto, en Colombia los jóvenes que no terminan la educación media son la materia prima para reproducir pobreza, ilegalidad y guerra. Mientras que en el año 2014 el 69 por ciento de los jóvenes entre 16 y 24 años se graduaron cuando provenían de un jefe de hogar con educación media, sólo el 30 por ciento lo hizo cuando el jefe de hogar no concluyó primaria. En anterior artículo cité que “entre 2007 y junio de 2013 ingresaron al Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente 130.298 menores. Más del 75 por ciento fue por penas menores y solo el 6 por ciento por homicidio, secuestro, extorsión y delito sexual”. También el DANE en el seguimiento que realiza al trabajo infantil (octubre – diciembre 2015) encontró que la tasa de trabajo para la población de 15 a 17 años era del 24,4 por ciento. La mayoría de los adolescentes y jóvenes que comenten delitos son hombres, lo que se correlaciona con las tasas de graduación en la educación media por género, para la población entre 16 y 24 años: el 60 por ciento de las mujeres se graduaron en 2014, frente al 51 por ciento de los hombres.

En el área rural existen colegios públicos con 10 o más sedes de primaria, distanciadas a más de 2 kilómetros de la sede educativa donde se ofrece el bachillerato y no existe transporte escolar. También, conozco varios colegios públicos y privados que inician el proceso educativo con 4 o 5 cursos (grupos) por grado, en preescolar y en los 2 o 3 primeros años de primaria; luego en la medida que los niños transitan por el sistema escolar, las instituciones escolares van reduciendo el número de cursos por grado, hasta que en la media (grados 10º y 11º) sólo la integran uno o dos cursos.

Lo anterior hace parte de la cultura escolar, cursos iniciales en preescolar y primaria de 20 a 25 estudiantes y luego en bachillerato, sexto grado en adelante, cursos de 40 o 45 estudiantes, con el cuento que ellos son “más grandes y controlables”, esta organización puede funcionar en un colegio con apoyo de padres de familia  y entornos sociales con riqueza económica y cultural (aun así será difícil), pero no en barrios pobres y con cabezas de hogar con escasa educación, allí pasa lo contrario, los adolescentes entre 11 y 16 años requieren cursos pequeños y necesitan más soporte y acompañamiento especializado.

En contravía de una política sería y coherente, en la educación oficial estamos amontonando a los adolescentes en los cursos de secundaria, con ello contribuimos a la infelicidad de los estudiantes y promovemos deserción y repitencia escolar. Las tasas de deserción más altas en Colombia ocurren en los grados sexto y séptimo, la mayoría de quienes desertan en estos grados ya no se graduarán en la educación media.  Necesitamos hacer algo extraordinario en política educativa para lograr que antes del año 2040, todos nuestros jóvenes sean bachilleres.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/en-colombia-los-jovenes-no-terminan-la-educacion-media-angel-perez/242654

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Un alimento precolombino libra la batalla contra la desnutrición en Haití

Haití/Febrero de 2017/Fuente: TRT Español

Las Hermanas Dominicas de la Presentación, con el apoyo de la ONG española Manos Unidas, utilizan una mantequilla de maní, llamada mambá, cuyo origen se remonta a la época precolombina, para luchar contra la desnutrición infantil en la periferia de Puerto Príncipe, la capital de Haití.

Esta congregación religiosa trabaja en la periferia de Puerto Príncipe para mejorar la salud y la educación de niños pertenecientes a familias pobres y afectadas por el seísmo que arrasó el país el 12 de enero de 2010.

En una entrevista concedida a Efe, la religiosa colombiana Gloria Inés González cuenta su experiencia en Haití, «el paraíso pobre de América Latina», donde trabaja desde hace dieciocho años en el ámbito de la cooperación.

González, quien también vivió en este país el huracán Matthew en 2016, expresa su admiración por la capacidad de resistencia y sufrimiento de los haitianos, que sonríen y no se quejan, a pesar de las dificultades.

«El terremoto me marcó. En cuestión de segundos, te quedas sin nada, sin casa, sin ropa. Empezamos a rescatar gente, a ir a la frontera por pan y salchichas y ver que la gente poco a poco se iba recuperando te da fuerzas para trabajar», explica la religiosa.

Tras seis meses de «frustración» por la catástrofe, la comunidad, formada por cinco hermanas, decidió poner marcha el proyecto de construir su casa, una clínica pediátrica, una casa de acogida y un jardín de infancia, con la ayuda de gente que las conocía y sin recibir «nada» del Gobierno.

«Los niños son la población más abandonada, vulnerable y desprotegida. Presentan muchas enfermedades como sida, desnutrición, diarreas y problemas de piel. Muy pocos padres tienen un trabajo que les permita alimentar a sus hijos y las familias residen en viviendas muy deficientes», señala González.

En la clínica Espíritu Santo, que cuenta con el respaldo de Manos Unidas desde 2011, funciona un programa de acompañamiento médico y nutricional para 250 niños, así como un programa de formación de las madres sobre cuestiones básicas de higiene, vacunación, prevención de enfermedades y alimentación.

El proyecto dirigido a los más pequeños consiste en que cada viernes se recibe a los niños, se los pesa, se los mide y se les da una leche especial, además de un producto haitiano, que es una mantequilla de maní, denominada mambá.

«Es muy cara, pero si un niño se toma tres sobres se puede rehabilitar en dos días por la cantidad de nutrientes que tiene», precisa González, quien indica que el niño no sale del programa hasta que el médico verifica que cumple todos los requerimientos para hacerlo.

González es la directora de una escuela, propiedad de los Misioneros de San Carlos Borromeo, a la que asisten 1.016 alumnos en las afueras de la capital haitiana.

Después del terremoto, decidió contribuir a la «reconstrucción de Haití», a través de la educación de los niños, para lo que buscó la ayuda de profesionales y voluntarios. «Cuando llegamos había mucha violencia en la zona y la escuela se ha convertido en un elemento positivo», subraya.

La religiosa considera que el huracán Matthew ha sido más duro que el terremoto, la agricultura se perdió y los campesinos del sur están emigrando a la capital y produciendo superpoblación.

«Ahora veo menos implicación con esta nueva catástrofe», apunta González, quien estima que la reconstrucción del sur tardará más de diez años.

Confiesa que se identifica con el lema de la campaña de Manos Unidas de este año, «El mundo no necesita más comida, sino más gente comprometida», y afirma con convicción: «A la gente no hay que darle pescado, hay que enseñarle a pescar. No hay que dar, hay que crear medios de trabajo y enseñar».

Asegura que, para desarrollar su labor, cuenta «con los propios haitianos como brazo derecho, con voluntarios extranjeros como brazo izquierdo, con mi congregación como el corazón».

«Nosotros estamos en el terreno y hay gente que está fuera, que pueden parecer espectadores pasivos, pero son muy activos, como es el caso de Manos Unidas y todos los españoles que colaboran económicamente. Esta ONG vive gracias a la convicción, la fe y el deseo de servir bien y mejor a los más pobres», recalca.

Fuente: http://www.trt.net.tr/espanol/vida-y-salud/2017/02/07/un-alimento-precolombino-libra-la-batalla-contra-la-desnutricion-en-haiti-666391

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EEUU: American Children Have A 43% Chance Of Being Born Into Poverty

«While food assistance, public health insurance, and other programs have certainly had a mitigating effect on poverty for many families, the fact remains that in the United States young children have close to a one in two chance of living on the brink of poverty.»

América del Norte/EEUU/mintpressnews.com

Resumen: Fuera de todos los grupos de edad, los niños son aún más propensos a vivir en la pobreza, según un nuevo estudio del Centro Nacional para Niños en la Pobreza (NCCP) realizado por la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia. Utilizando los últimos datos disponibles de la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense, los investigadoresde  NCCP encontraron que en 2015, mientras que el 30 por ciento de los adultos tienen bajos ingresos, más del 40 por ciento de todos los niños viven en familias de bajos ingresos – incluyendo 5,2 millones de bebés y niños pequeños menores de 3 años. a pesar de un aumento significativo de los ingresos familiares y la reducción de la tasa general de pobreza en los últimos años, el 43 por ciento (30,6 millones) de los niños de América están viviendo en familias que apenas pueden pagar sus necesidades más básicas, de acuerdo con ABC de niños de bajos ingresos, la serie anual de centro de perfiles sobre la pobreza infantil en América.

(REPORT) — Out of all age groups, children are still most likely to live in poverty, according to new research from the National Center for Children in Poverty (NCCP) at Columbia University’s Mailman School of Public Health. Using the latest available data from the American Community Survey, NCCP researchers found that in 2015, while 30 percent of adults have low incomes, more than 40 percent of all children live in low-income families — including 5.2 million infants and toddlers under 3. Despite significant gains in household income and reductions in the overall poverty rate in recent years, 43 percent (30.6 million) of America’s children are living in families barely able to afford their most basic needs, according to Basic Facts about Low-Income Children, the center’s annual series of profiles on child poverty in America.

“While food assistance, public health insurance, and other programs have certainly had a mitigating effect on poverty for many families, the fact remains that in the United States young children have close to a one in two chance of living on the brink of poverty,” said Renée Wilson-Simmons, DrPH, NCCP director. “But being a child in a low-income or poor family doesn’t happen by chance, and neither should our approach to alleviating child poverty. In the coming weeks, hundreds of new leaders will take the helm at agencies responsible for implementing policies that touch the lives of poor children and affect their odds of success in life. It’s imperative that they do so with a real understanding of the disadvantages millions of Americans face from very young ages and what growing up poor looks like in America.”

Available online at http://www.nccp.org/publications/fact_sheets.html, the Basic Facts About Low-Income Children fact sheets illustrate the severity of economic instability faced by low-income and poor children throughout the United States. NCCP defines a poor household as one where incomes are below the federal poverty threshold (i.e., $24,036 for a family of four with two children in 2015). Families with earnings less than twice the poverty threshold are considered low income and include poor families (i.e., $48,072 for a family of four with two children in 2015). According to NCCP researchers, the number of children in low-income families increased slightly from 42 percent in 2009 to 43 percent in 2015, and the percent of poor children in the U.S. increased by 1 percentage point.

“The fact that we have nearly 300,000 more children living near poverty today than at the height of the Great Recession is concerning,” added NCCP director of Family Economic Security Heather Koball. “The anxiety, depression, and constant stress of being financially vulnerable leaves a lasting mark on children as they grow to adulthood, affecting earnings potential and health outcomes. These figures illustrate why it’s essential for advocates and policymakers to understand the long-term impact of child poverty and the factors — like parental education and race/ethnicity — that appear to distinguish low-income and poor children from their more economically advantaged peers.”

These are some of the findings in the 2017 edition of Basic Facts about Low-Income Children:

* Children have been largely left out of economic gains in the U. S. since the Great Recession. Although one million fewer children lived in poverty in 2015 than the prior year, the percentage of children on the economic brink remains stubbornly high: 43 percent of children under age 18 (30.6 million) lived in low-income households and 21 percent lived in poor families (14.8 million). By comparison, at the height of the Great Recession in 2009, 42 percent (30.4 million) of children were considered low income and 20 percent (14.5 million) lived in poor households.

Disparities in child poverty persist along racial lines. Children of color accounted for approximately 49 percent of all young people in 2015, but were overrepresented among those living in poor and low-income families. More than 60 percent of black, Hispanic, and Native American kids live in low-income families, compared to 30 percent of Asian and white children — a dynamic largely unchanged in recent years.
The majority of children in low-income families have at least one parent who works full time, all year long. Children whose parents are employed full time are less likely to live below the poverty line, but earning a wage was no guarantee of economic security in 2015, according to NCCP research. More than half (53 percent) of low-income children and 31 percent of poor children live with at least one parent employed full time, throughout the year.
Published annually since 2009, Basic Facts about Low-Income Children presents demographic characteristics and socioeconomic conditions of poor and low-income children in fact sheets for five age groups, from infants and toddlers to adolescents.

Part of Columbia University’s Mailman School of Public Health, the National Center for Children in Poverty (NCCP) is the nation’s leading public policy center dedicated to promoting the economic security, health, and well-being of America’s low-income families and children. Visit NCCP online at http://www.nccp.org. Like us on Facebook or follow us on Twitter via @NCCP.

Fuente: http://www.mintpressnews.com/study-american-children-have-a-43-chance-of-being-born-into-poverty/224792/

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México: Escuela de Ciudad de México recibe a niños indígenas que trabajan

América del Norte/ México/ 5 Enero 2017/ Autor: Elba Mónica Bravo/ Fuente: Sipse.com

Decenas de menores son parte del soporte económico de sus padres y en vacaciones regresan a sus lugares de origen a trabajar la tierra. El proyecto de la escuela intercultural ‘Alberto Correa’ pretende que los niños estudien y concluyan la primaria a pesar de que por cuestión cultural deban trabajar con sus padres migrantes.

El periodo vacacional por los festejos de Navidad y Año Nuevo es de trabajo duro para René, alumno del sexto año de primaria de la escuela Alberto Correa, quien a diario enfrenta circunstancias difíciles, porque además de estudiar ayuda a sus padres en la confección y venta de artesanías.

René es uno de los 65 niños con orígenes otomí y huichol que encontraron en esta escuela una oportunidad para estudiar y no ser dados de baja ante los periodos prolongados de ausencia en los que viajan a sus comunidades de origen en Querétaro y Jalisco para participar en labores de siembra y cosechas, así como en las festividades.

Durante la presidencia de Vicente Fox se abrió el proyecto para promover a la escuela, ubicada en la colonia Roma Norte, con carácter intercultural de atención especial para la comunidad indígena.

La primaria Alberto Correa es la única con estas características de las cuatro mil 194 que existen en Ciudad de México, aunque todos los niños hablan español no tienen materiales para estudiar en su lengua materna y fue hasta este ciclo escolar que llegó un maestro de educación indígena.

Matemáticas y ciencias son las materias preferidas de René y en los últimos exámenes obtuvo una calificación de nueve en matemáticas, porque se equivocó en el cálculo de un porcentaje y sacó 10 en Ciencias. Tiene buenos resultados a pesar de que solo cuenta con 15 minutos para hacer la tarea, porque debe ayudar en la venta de artesanías a su madre en el mercado de la Ciudadela.

Entrevistado en el patio de la escuela durante el recreo, René confiesa que todos los días parecen «igual de difíciles», porque «se cansa mucho», particularmente en las últimas semanas en las que ya tiene que ayudar a su papá a realizar figuras de barro, pero los días de celebraciones no estuvo con su padres.

Tuvo que viajar en compañía de su primo a Santa Catarina, en Jalisco, donde en estas fechas la temperatura es muy baja para ayudar en la cosecha a su tío.

«Voy a trabajar y voy a ir a mi pueblo a ayudarle a mi tío, nada más que hace mucho frío. Se llama Santa Catarina. Él no vende nada, en el campo siembra maíz, tomate, chile y zanahoria», explica.

Lizeth es una de sus compañeras, es Otomí y nació en Metzquititlán, Querétaro, habla hñahñu y ayuda a su mamá a vender dulces, asegura que le gusta ayudar a sus padres y que no le da pena vender los mazapanes, chicles y paletas, que cuestan tres pesos.

Plantel solicita apoyo de la SEP

Para la directora de la escuela Yenicsi Yaneli Jiménez se podrían obtener mejor resultados académicos si se tuviera de parte de la Secretaría de Educación Pública. Apoyos en materiales y asesoría de especialistas para los maestros de la escuela, con el fin de motivar que los niños no dejen la lengua materna.

Incluso, no se conoce la cifra exacta de los niños indígenas que han egresado de la escuela y menos un seguimiento de cuántos continúan con sus estudios de secundaria y demás grados.

La situación de enseñanza- aprendizaje se complica por el nivel socioeconómico de las familias de estos alumnos, que enfrentan situaciones de pobreza, desnutrición, la poca convivencia familiar y su falta de derecho al descanso y esparcimiento, además de abusos por parte de los adultos porque están expuestos en las calles, afirmó la directora.

Además, refirió la anécdota de un niño proveniente de Querétaro que de pronto dejó de asistir a la escuela por la falta de integración familiar, hasta que se le buscó en las calles y fue una de sus propias compañeras quien lo encontró pidiendo dinero en la glorieta de Insurgentes, presentando algún nivel de desnutrición, pero después regresó a la escuela.

La directora aclaró que la escuela es regular y tiene el plus de que llegan los niños indígenas que enriquecen la práctica educativa, pero «si me gustaría contar con mucho más apoyo del gobierno, de la SEP, para que pudiéramos dar más opciones», como turnos de tiempo completo a fin de que los alumnos estén más alejados del trabajo infantil.

Es decir, apunta Jiménez, que se cumpla la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, así como sus derechos constitucionales para que no trabajen, aunque entre los familiares se tenga la idea de que es un apoyo para la familia; además de que se implemente un programa que dé seguimiento a los niños a fin de continúen sus estudios de educación secundaria.

Por lo pronto, René regresará en enero próximo con la ilusión de que los Reyes Magos le traigan unos tenis negros, porque los que tiene ya se le están rompiendo y Lizeth con del deseo de dejar de vender dulces en las calles.

Fuente: http://sipse.com/mexico/primaria-alberto-correa-abierta-ninos-indigenas-trabajan-237159.html

 

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México: La desigualdad estanca la educación

México/Diciembre de 2016/Autora: Ivonne Ortega/Fuente: Vanguardia. Mx

Pisos de tierra, bancas rotas cuando las hay, techos de lámina, paredes que apenas protegen de los rayos del sol o de la lluvia, pizarrones a la mitad, alumnos que sólo llegan si su trabajo en el campo se los permite o si la familia tuvo dinero para el pasaje de ida y de regreso…

Ésa es la realidad que muchas escuelas viven a diario en México. Lo sé bien, no solamente porque lo he visto durante mis recorridos por el País, sino porque lo viví cuando con poco más de 12 años tuve que dejar la secundaria para trabajar y poder ayudar a mi familia con los gastos de la casa; antes, durante la primaria, vi cómo mis compañeros, muchos de ellos descalzos, iban dejando la escuela por las mismas circunstancias u otras incluso peores.

Es una realidad que no leí en ningún libro, la aprendí por experiencia propia.

El pasado 6 de diciembre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), dio a conocer los resultados de la prueba PISA que se realizó durante 2015 en 72 países.

Los resultados que México obtuvo en esa prueba son poco alentadores, ya que en el promedio de los tres exámenes que la comprenden, obtuvo apenas 416 puntos –el promedio “aceptable” para la OCDE es de 490– ubicándose en el lugar 58 de 72, por debajo de países como Trinidad y Tobago, Chile, Uruguay, Canadá y EU.

Es de preocupar que a nuestros estudiantes no les vaya bien en los exámenes de matemáticas, lectura y ciencias que comprenden la prueba PISA; pero lo que más me preocupa, es que un gran factor que provoca estos resultados es la desigualdad que viven los niños y jóvenes en México.

De acuerdo con la prueba, que este año se centró en la materia de Ciencias, los estudiantes de mayor nivel socioeconómico tienen más posibilidades de alcanzar el nivel de competencia básico, lo que demuestra que hoy, el lugar y las condiciones en las que nace una persona determinan en gran medida el posible éxito que pueda tener en la vida.

No obstante las malas condiciones del sistema educativo nacional, muchos mexicanos han logrado superar obstáculos y salir adelante; pero siguen siendo más los casos de quienes se quedan atrás, sin acceder a mejores oportunidades de desarrollo, lo que impacta en la siguiente generación.

En un País en el que la educación básica está supuestamente garantizada por el Estado, esta desigualdad no debería existir, sobre todo tomando en cuenta que cada año se destinan cientos de miles de millones de pesos a este rubro.

Se ha puesto en marcha una reforma educativa que deberá ser perfeccionada y sobre todo aplicada sin aplazamientos. Pero al igual que las condiciones laborales de los trabajadores de la educación y los planes de estudio, es necesario trabajar para poner el piso parejo en la educación de nuestro país.
El objetivo es asegurarnos que sin importar dónde y cómo haya nacido, cada mexicano tenga la misma oportunidad de acceder a educación de calidad, en las mejores condiciones, para que pueda ser el autor de su propio destino.

Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/articulo/la-desigualdad-estanca-la-educacion-en-mexico

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