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Con educación todo, sin educación nada

En la lista de acciones prioritarias de este 2023, la educación para los nuevos escenarios futuros debe ser una prioridad en el desarrollo de las políticas públicas de los países alrededor del mundo.

La pandemia puso de relieve varias tendencias en la educación que prometían ser el centro de las políticas y prácticas públicas en materia de educación para 2022 y los años subsecuentes, como la importancia de las habilidades que complementan el aprendizaje de contenidos, las desigualdades en los sistemas educativos alrededor del mundo y el papel de la tecnología digital en la educación.

Conforme se dio el avance del 2022 fue cada vez es más claro que la memorización del contenido por sí sola y no preparará a los niños para los trabajos y la sociedad del futuro. En un mundo automatizado, las computadoras y los robots pueden realizar trabajos de fabricación e incluso diagnósticos médicos preliminares o contratos legales. Los estudiantes que puedan trabajar de forma colaborativa, con sólidas habilidades de comunicación, pensamiento crítico e innovación creativa destacan y se abren paso en un mundo hiperglobalizado y competitivo.

Alrededor del mundo, se comienza a promover un enfoque educativo integral que busca fomentar el aprendizaje de una variedad de habilidades que permitan alinear mejor el quehacer del sector educativo con las necesidades del sector empresarial.

El año pasado también demostró debilidades y desigualdades inherentes al aprendizaje remoto que por la falta de políticas públicas eficientes en los países seguirá en los próximos años. Es evidente que en los países en los que la apuesta no es por la educación, el progreso académico durante la pandemia se desaceleró aún más que en aquellos países con una sólida infraestructura educativa.

En este sentido, los estudiantes de países con altos índices de rezago educativo (México entre ellos) demostraron solo del 35 al 50 por ciento de los avances que normalmente logran en matemáticas y del 60 al 68 por ciento en lectura de comprensión. El rezago educativo es un yugo que agudiza las desigualdades y, en muchos casos las hace cíclicas.

Los cuestionamientos hacia el aprendizaje remoto y digital, se hacen cada vez más frecuentes a pesar de que la tendencia apunta a que el aprendizaje se volverá cada vez más híbrido, y será particularmente importante estar atento a los avances tecnológicos, especialmente en lo que respecta a la realidad aumentada y el metaverso, ya que ambos tienen un impacto directo en los procesos de aprendizaje.

Es en este sentido que, en la reciente emisión del Foro Económico Mundial, se haya puesto sobre la mesa el concepto de Educación 4.0 con nuevas definiciones de los procesos de enseñanza-aprendizaje para el futuro.

Con la mirada puesta en la necesidad de habilitar a las nuevas generaciones con habilidades para el futuro, se ha identificado que hace falta una base común en los sistemas educativos (especialmente en los países menos desarrollados) y es que no se cuenta con una definición ni comprensión de las habilidades necesarias para el futuro, tampoco se cuenta con la ruta que permita desarrollar estás habilidades desde una edad temprana.

En la lista de acciones prioritarias de este 2023, la educación para los nuevos escenarios futuros debe ser una prioridad en el desarrollo de las políticas públicas de los países alrededor del mundo. Impulsar transformaciones y mejoras en los procesos de enseñanza-aprendizaje es urgente para poder afrontar los retos del mundo en los próximos diez años.

Con educación todo, sin educación nada

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Entrevista a Gioconda Belli: Teletrabajo permanente para cuidadoras/es: sus riesgos para el avance en los derechos de la infancia y de las mujeres

“Creer que solo sobre la madre descansa esta responsabilidad es la primera injusticia de la que hemos sido víctimas las mujeres” –Gioconda Belli.

La crisis sanitaria de los últimos años, trajo consigo un avance forzoso en cuanto a los medios tecnológicos en el ejercicio laboral. A raíz del encierro obligatorio debido a los riesgos del Covid 19, se instaló temporalmente el teletrabajo en los sectores laborales posibles, considerando a la vez, el cierre de los establecimientos educacionales y la emergencia que esto desató en las familias respecto al cuidado de niñas y niños.

Si bien esta medida favoreció la posibilidad de mantener las funciones laborales desde los hogares, y asegurar, por tanto, la productividad y el ingreso de un salario, innumerables son los estudios que arrojaron elevados montos de angustia y estrés en quienes ejercían estas tareas de manera simultánea al cuidado de otras personas, principalmente niñas y niños menores de 12 años.

Lo anterior, dejó brutalmente en evidencia la crisis de los cuidados y el lugar de las mujeres como principales responsables y protagonistas de dobles y triples jornadas que comenzaron a vivirse de forma simultánea, los horarios se difuminaron y las mujeres se vieron crudamente atravesadas por el aislamiento. El resultado es conocido, mujeres cargando con trabajo doméstico, de cuidado y laboral remunerado al mismo tiempo, sin límite de espacio ni horarios. Sin embargo, como contingencia, la prioridad se acentuaba en el cuidado inmediato de la salud y de las vidas, debiendo todas y todos adaptarse en la medida de lo posible, en situaciones más y menos favorables, a estas nuevas condiciones de trabajo, de crianza y de existencia en su totalidad.

Imprescindible no hacer alusión, también, a la violencia de género a nivel intrafamiliar que agudizó el confinamiento, mujeres y niñas/os que quedaron recluidas/os con sus agresores, perdieron espacios de protección, de resistencia y redes de apoyo.

Que la demanda por el derecho al apego con los y las hijas/os se levante desde la alternativa de un teletrabajo permanente, excluye entonces a la mayoría de las mujeres e invisibiliza otras realidades, obstaculizando la posibilidad de construir políticas públicas que aborden el problema de manera integral y equitativa. El apego con sus cuidadoras/es un derecho de toda la infancia.

 

La pandemia y sus efectos visibilizaron ferozmente las violencias e inequidades de género en la esfera privada, y los peligros, entonces, de la privatización de la vida, vale decir, de relegar solo al mundo privado dimensiones de la vida como los cuidados y el trabajo remunerado. Ahora bien, en cuanto a este último, hay quienes tras volver a la presencialidad, continúan optando y/o solicitando una modalidad online. No resultando extraño que se trate de agrupaciones de mujeres, pues como se ha mencionado, sobre nosotras recae la responsabilización de los cuidados y trabajo doméstico.

Esta demanda de teletrabajo permanente para quienes cuidan, se ampara justamente en el supuesto de que la medida favorecería el ejercicio de los cuidados. En virtud de esto cabe preguntarse como punto de partida:

¿Por qué habría que pensar los cuidados como una tarea que puede realizarse de manera simultánea al trabajo remunerado? La idea deja entrever otra, que los cuidados no serían un trabajo en sí mismo. Esta lógica contraviene la lucha feminista por el reconocimiento de la crianza y cuidados como un trabajo que requiere alta e incluso, en ocasiones, absoluta dedicación en el momento en que se realiza, que desgasta, cansa e implica no solo despliegue físico sino que mental y emocional. La organización que concierne a la logística del día a día, es también, una carga que ha sido depositada en las mujeres. Así las cosas, un teletrabajo permanente para cuidadoras podría estar reproduciendo el estereotipo que el feminismo ha combatido desde hace años, el de la Mujer Pulpo que puede con todo y al mismo tiempo, la Súper Mamá que estaría entonces, también presente mientras ejecuta su jornada laboral remunerada. ¿Queremos seguir enalteciendo la productividad por sobre los cuidados? ¿O bien queremos medidas y flexibilidades laborales que permitan disfrutar de esto último?

El foco puesto en las infancias, en la línea de “la teoría del apego” y la eventualidad de que niñas y niños pequeñas/os estén con sus madres y/o cuidadora/es por periodos más prolongados antes de la escolarización o en otras circunstancias, requiere una madre psíquicamente presente. Una madre realizando funciones laborales, presionada por trabajos demandantes y exigentes, incluso desgastante en términos emocionales (como trabajadoras de la salud mental, entre muchos otros) ¿se encontraría emocionalmente en condiciones “óptimas” de, al mismo tiempo, cumplir con ese rol de cuidadora que favorece un apego saludable, al que se aspira con esta propuesta? ¿No podría esto, incluso, agudizar los niveles de estrés de cuidadoras a raíz de frustraciones propias por las expectativas que esta idea porta respecto al “apego”? A lo que apunta esto, es a que presencia física no garantiza un apego “saludable”. En situaciones de emergencia es suficiente, pero ¿cómo se sostiene en el tiempo?

En la misma línea de la teoría del apego y los múltiples argumentos que la promueven  en cuanto a la demanda de teletrabajo permanente, basados en la necesidad de conciliar la maternidad con trabajo remunerado, resulta peligroso que sea una medida como esta la que emerja como respuesta al problema. Pensarlo desde ahí, pareciera denotar tintes de privilegios, toda vez que la mayoría de las mujeres no realiza trabajos que puedan realizarse de manera virtual, mujeres trabajadoras en casa particular, mujeres que realizan funciones de aseo, comida rápida, faenas, cosechas, y tantas otras, con jornadas generalmente más extensas, ingresos mínimos y varias horas de traslado.

Que la demanda por el derecho al apego con los y las hijas/os se levante desde la alternativa de un teletrabajo permanente, excluye entonces a la mayoría de las mujeres e invisibiliza otras realidades, obstaculizando la posibilidad de construir políticas públicas que aborden el problema de manera integral y equitativa. El apego con sus cuidadoras/es un derecho de toda la infancia.

Las mujeres hemos estado por siglos relegadas a lo familiar, lo privado, mientras que el lugar de lo público ha quedado permitido para los hombres. Nuestro ingreso al mundo laboral no ha estado exento de obstáculos y dificultades, partiendo por trabajos que venían a reproducir las funciones de lo privado, se nos asociaba a asuntos de cuidado y domésticos y en consecuencia, menos valor, peor pagados.

Menores salarios, dobles o triples jornadas de trabajo, toda vez que el ingreso al campo laboral no ha ido de la mano con la corresponsabilidad en lo privado ni el avance de políticas públicas en materias de la socialización de los cuidados. Validar y reconocer el trabajo de las mujeres en lo público ha sido otro avance feminista, disputar espacios en que nuestras voces sean escuchadas, ocupar cargos de liderazgo y no vivir discriminación por tener hija/os o encontrarnos en edades fértiles. La lucha contra la violencia de género en este contexto público, también implica una de las violencias más normalizadas y continuas en nuestras vidas, el acoso y violencia sexual.  ¿Qué podría significar que muchas mujeres / cuidadoras desocuparan, de manera literal, determinados espacios en sus lugares de trabajo?

El teletrabajo permanente para cuidadoras podría configurarse como contraproducente a la bandera feminista por los cuidados como un bien público, ya que retorna esta responsabilidad al espacio doméstico reproduciendo la feminización de los cuidados. Los últimos años han develado la crisis de los cuidados con las mujeres como protagonistas, la corresponsabilidad no es aún una realidad, mientras así sea, puede ser que el teletrabajo permanente para cuidadoras/es enmascare y reproduzca una lógica sexista.

Se requiere de políticas públicas que garanticen la equidad y redistribución social y de género en esta tarea. El gobierno actual ha desarrollado un plan de Sistema Nacional de Cuidados poniendo la centralidad en la responsabilidad social, para ello urgen medidas como el avance de la ley de las 40 horas laborales o la mejora en los sistemas de pre y post natal, así como el énfasis en el acceso a jardines infantiles de calidad en cuanto espacios seguros.

Este texto no pretende, bajo ningún punto de vista, negar la crisis de los cuidados y la urgencia por asentar normas que salvaguarden la compatibilización de la crianza y el trabajo, considerando la salud mental de cuidadoras, niñas y niños y la vida familiar. Por el contrario, busca problematizar la cuestión en función del riesgo de una propuesta en particular y la premura por considerar una serie de factores y dimensiones a la hora de su abordaje y análisis político y social.

Mientras los cuerpos dóciles de las mujeres sean solo un engranaje condenado ahora no solo a la reproducción sino también a la explotación, la virtualidad solo seguirá siendo el anverso de un espejismo que trae en su reverso, volver a velar lo que por toda la historia, una y otra vez, volvemos a denunciar.

Fuente: https://www.elmostrador.cl/braga/2022/09/22/teletrabajo-permanente-para-cuidadoras-es-sus-riesgos-para-el-avance-en-los-derechos-de-la-infancia-y-de-las-mujeres/

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Uruguay: Médicos y usuarios del Servicio de Enfermedades Infectocontagiosas que funciona en el Instituto de Higiene de ASSE piden que el servicio se mantenga

También hay voces que manifiestan que “el modelo es antiguo” y que la intención es descentralizar y naturalizar la atención de las enfermedades.

 

El Servicio de Enfermedades Infectocontagiosas (SEIC) se inauguró en 1987. En aquella época fue un centro de referencia, sobre todo para personas con VIH. Funciona en el Instituto de Higiene de la Universidad de la República (Udelar) y depende de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE).

“El centro comenzó atendiendo a personas vulnerables”,  contó a la diaria Daniel Escanellas, coordinador del equipo de salud mental del servicio. “Contábamos con tres salas de internación y era de los lugares más completos, con neurólogos, odontólogos y muchas otras especialidades”, agregó. Al principio, el SEIC funcionó en conjunto con la Cátedra de Enfermedades Infectocontagiosas de la Udelar, pero luego el servicio se trasladó. Hace aproximadamente cinco años también se trasladaron las salas de internación y el SEIC siguió funcionando pero sólo como policlínica.

Según Escanellas, al mismo tiempo que se trasladó el servicio de internación, se empezó a “rumorear” la posibilidad de cerrar toda el área “sin una causa clara”. “En un principio pareció que la intención era de la cátedra de Udelar, luego se descartó, pero el rumor continúa basado en otros motivos”, dijo. El coordinador expresó que le preocupan “los 5.000 pacientes que se atienden allí y que quieren seguir yendo, por el punto en el que se ubica y porque no quieren atenderse en sus localidades [quienes son del interior]”, entre otras cosas, “porque los discriminan”. Escanellas evaluó positivamente la continuidad de la atención en ese centro de salud, porque aunque se cerraron las salas de internación, el espacio se transformó en policlínica y “está dada la infraestructura para que siga funcionando”.

“El equipo es excelente y lo quieren desmantelar”, expresó a la diaria Maureen Rivas, una de las usuarias que se atienden en el SEIC desde 1992. Agregó que“hace un tiempo empezaron a descentralizar el área” y que algunos de los pacientes que se empezaron a atender en otros centros “volvieron [al SEIC] porque no se sintieron cómodos con la atención”. Para la usuaria, en el caso de que el motivo de cierre fuera descentralizar la atención, la solución debería ser “sumar atención para más enfermedades, pero no dejar de atender a quienes ya se atienden”.

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Por último, comentó que el grupo de usuarios que se atiende en el SEIC envió hace una semana una carta a diferentes autoridades nacionales –ASSE, el Ministerio de Salud Pública y Presidencia– y de momento aguardan una respuesta.

Descentralizar y naturalizar

“Hace muchísimos años el SEIC fue un centro de referencia [para pacientes con VIH], pero en la actualidad no, entre otras cosas, porque el modelo de atención cambió”, expresó a la diaria la infectóloga Zaida Arteta, presidenta del Sindicato Médico del Uruguay (SMU) y exintegrante del equipo del SEIC, cuando la cátedra de Udelar funcionaba allí.

Arteta explicó que la referencia de este centro, entre otras cosas, estuvo asociada a que hace aproximadamente 50 años la infectología no era una especialidad tan conocida o no estaba igual de segmentada que otras especialidades; pero con el paso de los años, eso cambió y las enfermedades asociadas se empezaron a atender en diversos centros del país.

“Una vez hicimos una evaluación y estaban ocupadas las diez camas de internación en el SEIC y habían 17 camas más en otros centros”, ejemplificó. Agregó que cuando la cátedra de la Udelar se trasladó fue “a pedido de los propios integrantes, porque las condiciones no estaban dadas para continuar”.

En cuanto al cierre del área en el Instituto de Higiene, consideró que “no da la impresión de que se quiera suprimir la atención” y que, al igual que en tantos otros casos “en los que funcionarios y usuarios también se resistieron”, lo que se quiere hacer es que “el mismo servicio y los usuarios con enfermedades como el VIH se atiendan en diversos centros de salud”. Opinó que si bien es más común encontrar a una persona trans en una fila del SEIC, “debemos trabajar para que así sea en todos los centros y no en uno, de referencia”.

“La resistencia que están teniendo quienes forman parte del centro es normal, pero necesitamos preguntarnos si en 2022 aún hay que contar con un solo servicio referente o si lo que se necesita es descentralizar y naturalizar la atención en otros servicios”, agregó Arteta.

María José Fraga, una de las referente de las personas con VIH en Uruguay, exusuaria del SEIC, se manifestó en diálogo con la diaria en la misma línea que Arteta: “El modelo de atención es antiguo”, dijo Fraga. Si bien comprende que un posible cierre pueda generar rechazo en los pacientes, es preciso que “sobre todo los funcionarios [médicos] les brinden la confianza de que serán bien atendidos en otros centros”, ya que “eso no siempre sucede”.

“En 1991 [en el SEIC] te miraban un poco mejor que en otros lugares, pero ahora es necesario desestigmatizar y ampliar la atención”, concluyó Fraga.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/salud/articulo/2022/7/medicos-y-usuarios-del-servicio-de-enfermedades-infectocontagiosas-que-funciona-en-el-instituto-de-higiene-de-asse-piden-que-el-servicio-se-mantenga/

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Educación, neoliberalismo y políticas públicas

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

¿Es una declaración que refleja o proyecta el verdadero posicionamiento político e ideológico de AMLO?, cuestiona Juan Carlos Miranda Arroyo en su columna.

En esta oportunidad comparto tres comentarios sobre educación, neoliberalismo y políticas públicas.

El diario La Jornada publicó este miércoles 25 de mayo la siguiente cabeza informativa: “AMLO: no sería del todo malo el neoliberalismo si se aplicara sin corrupción”.

Durante la conferencia matutina en Palacio Nacional y en respuesta a una pregunta sobre las concesiones que se han otorgado a particulares de bienes patrimoniales de la nación (como el agua), el presidente Andrés Manuel López Obrador “llamó a tener “mucho cuidado” con estas concesiones, aunque subrayó que “no es malo per se el que una empresa administre la distribución del agua, lo que sucede por lo general es que hay corrupción. La variable, dirían los tecnócratas, es ese fenómeno, que echa todo a perder” (Nota de Néstor Jiménez y Ángeles Cruz).

¿Ésta es una declaración que refleja o proyecta el verdadero posicionamiento político e ideológico de AMLO?

Hay tres aspectos de las Políticas Públicas Educativas (PPE) neoliberales, que han sido adoptadas por el gobierno del presidente López Obrador y que contradicen su discurso anti neoliberal:

1) Llevar a cabo uno o varios programas para entregar “vouchers educativos” a la población que lo requiriera (Estancias Infantiles), que se refiere a la orientación y operación de entregar vales de colegiaturas a las familias de las niñas, los niños o los jóvenes que no tienen recursos para pagar a las escuelas particulares de su elección. Ésta es una acción que se observa en el diseño y ejecución de PPE de Gran Bretaña, EU y Canadá.

Las PPE neoliberales han pasado de aplicar subsidios a la oferta para cambiar la estrategia a favor de los subsidios a la demanda. “El subsidio a la oferta es tradicional: es pobre no puede pagar escuela, creamos escuela y no le cobramos. Pero otra opción es (el) subsidio a la demanda: le pagamos la escuela privada. Y elige cual. Esto genera competencia para intentar dar la mejor educación. Se entregarían vouchers a los padres necesitados. Pueden ser públicos (los da el Estado) o privados (lo hacen fundaciones)”. (Martin Krause. Políticas sociales en educación o salud: subsidio a la oferta o subsidio (¿privado?) a la demanda, 2016).

Cabe recordar que las políticas públicas neoliberales se caracterizan, entre otros aspectos, por una su tendencia hacia la disolución de las instituciones públicas que tuvieran participación en la economía, a efecto de reducir a su máxima expresión al Estado benefactor o de bienestar, ello para promover mayor participación de las empresas, corporaciones, sociedades o asociaciones privadas, con la intención de que los diferentes sectores de la economía sean regulados por el mercado, no por el Estado.

2) Mantener un programa de incentivos económicos para la cima de la meritocracia magisterial. El Programa de Carrera Magisterial, que tuvo esa lógica entre 1992 y 2012, fue reciclado y reestructurado a través de la Ley del Servicio Profesional Docente (2012-2103); y luego retomado, revisado y sofisticado mediante la Ley del Sistema para la Carrera de las maestras y Los Maestros (desde 2019 a la fecha).

3) Reivindicar prácticas gerencialistas en la escuela pública, a través de dispositivos organizacionales y un lenguaje tecnocrático-neoliberal (planificación estratégica, calidad-excelencia, mejora continua, idoneidad o máximo desempeño, máximo logro de aprendizajes, etc.).

II

Por otra parte, con respecto al término “variables”, calificado por AMLO como rasgo lingüístico de los neoliberales, pienso que no es exacto lo que señaló.

No señor, la palabra “variable” no proviene del lenguaje tecnócrata, ni de la corriente neoliberal, sino del orden del discurso de las ciencias y específicamente de los métodos experimentales.

Al respecto, en redes sociales por cierto, se generó una controversia: Armando Rojas (@armarhdz) comentó lo siguiente: “Sin embargo, el método experimental se asocia al pensamiento positivista y el positivismo está más asociado a la corriente neoliberal, que a otras corrientes humanistas o alternativas que tienen una visión diferente de lo que es la vida y el mundo.” (24 de mayo)

“De acuerdo”, fue mi respuesta. Entonces hay que decir algo así como: “La variable corrupción, como dirían los positivistas o neopositivistas…”. Un discurso así es más coherente y creíble.

No tengo duda que, sobre este tema, hay una añeja discusión acerca del contenido ideológico de las prácticas y perspectivas de las ciencias y las tecnologías, a través de las instituciones científicas. (J. Habermas).

III

En fin, no deja de llamar la atención la serie de contradicciones que aparecen con frecuencia en el discurso oficial de la “4T”. En varias ocasiones, durante las conferencias matutinas, por ejemplo, se ha escuchado que el presidente López Obrador se refiere a las “políticas públicas” (y a su estudio), en un tono peyorativo, como si fueran parte de un enfoque o tendencia neoliberal o producto del llamado “neoliberalismo”.

Me parece que también ahí el mandatario se equivoca, porque el ejercicio (gubernamental) y el estudio de las políticas públicas son derivaciones de los vacíos que han dejado o han propiciado las ciencias políticas (en parte y en su momento), al concentrarse casi totalmente en los análisis teóricos-filosóficos acerca del papel, el accionar, la estructura o el significado del Estado.

Hoy, las “políticas públicas”, se refieren a los programas, acciones (u omisiones), discursos, intencionalidades o cursos de actividades que llevan a cabo los gobiernos, con un método, en los diferentes planos de la vida pública.

Una cosa distinta es el estudio de las políticas públicas o la investigación que se lleva a cabo en torno a las acciones de los gobiernos. Generalmente, dichos estudios están a cargo de instituciones académicas. Y ahí hay una diversidad de aproximaciones y tradiciones teóricas y metodológicas, no solamente “neoliberales”.

Por todo ello, pienso que no habría razón para tirar al bote de la basura las aportaciones que generan los estudios de políticas públicas.

Fuente de la información: https://www.sdpnoticias.com
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El engaño estadístico

Por: Carolina Vásquez Araya

Conocemos solo retazos de información. Lo más importante queda en la oscuridad.

En los países en desarrollo suele suceder que las autoridades decidan las políticas públicas sobre la base de conveniencias de sectores afines. Esta manipulación de las prioridades se realiza, por lo general, sin tomar en cuenta información estadística o investigaciones sociales serias y comprobables, lo cual equivale a diagnosticar y proponer tratamiento sin tomarse la molestia de auscultar al paciente. La investigación de las cifras que definen el perfil real de la sociedad en todos sus aspectos, como se intenta realizar con los Informes de Desarrollo Humano de la ONU, es una actividad en la cual se basa la mayoría de las decisiones importantes para una nación.  Pero a veces esta investigación no existe, o si algo de ella se encuentra, buscando de dependencia en dependencia, lo más probable es que esté caduca, incompleta o –para colmo de males- incorrecta.

Por eso los analistas políticos, así como los eruditos del campo económico ávidos de opinar sobre el futuro -e incluso los políticos que proponen acciones para componer algunos de los innumerables problemas que aquejan a la población- adolecen de una tremenda falta de especificidad en sus análisis y estrategias.  Dicho de otra manera, disparan con perdigones por si acaso de repente le atinan al objetivo.

La falta de información oficial confiable es un problema serio. Más que eso, grave.  Afecta no sólo cualquier proyección de acciones concretas, sino también toca una parte sensible de la soberanía nacional, desde el momento que no existe base contra la cual confrontar los datos manejados por las instituciones financieras y organismos internacionales, quienes realizan sus propias investigaciones y cuyos informes constituyen la base de discusión en las mesas de negociación en donde se dirime el futuro del tercer mundo.

Aunque no fuera más que por esto, valdría la pena poner atención al tema de las estadísticas oficiales y al manejo correcto y técnicamente confiable de los datos de los cuales dependen decisiones de tanta trascendencia como la política fiscal, la asignación de recursos para los servicios de educación, salud y vivienda, y las estrategias cuyo objetivo es captar la inversión extranjera. La búsqueda de precisión en las cifras de cualquier país es un tema de la mayor urgencia. Los resultados de estas investigaciones constituyen la base para el diseño de una plataforma estratégica coherente con la realidad de un país, y menos especulativa respecto a sus posibilidades reales y específicas de desarrollo económico y social.

Según cálculos de informes de organismos internacionales y de gobiernos locales respecto a niveles de analfabetismo, crecimiento demográfico, aumento de la incidencia del sida, mortalidad infantil, abortos clandestinos, drogadicción y escasez de agua, da la impresión de que los países de nuestro continente y aquellos otros que nos acompañan en el amplio sector tercermundista, nos encontramos frente a un constante engaño estadístico. La realidad siempre es otra y por ello, en sociedades tan extremadamente complejas, la información ajustada a la realidad viene a ser un recurso vital para que las autoridades y los grupos de decisión sepan cuál es la verdadera topografía de este terreno oscuro e inestable por donde transitamos.

Sin información actualizada y correcta, seguiremos dando palos de ciego.

Fuente de la información e imagen: www.carolinavasquezaraya.com

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“La presencia de mujeres líderes en los procesos de toma de decisiones mejora el desempeño de las políticas públicas”

 Por: Karina Batthyány

En este marzo, Mes de las Mujeres, vamos a seguir recorriendo algunas de las desigualdades de género que afectan a las mujeres en América Latina y el Caribe. Hoy la temática a tratar es la participación política de las mujeres pero en un sentido más amplio en términos de toma de decisiones en distintas esferas de la sociedad.

Cuando miramos específicamente los datos vinculados a la representación de las mujeres en el ámbito político, la primera conclusión a la que llegamos es que es insuficiente en todos los niveles de toma de decisiones en América Latina y el Caribe y en el mundo entero.

El último informe de ONU Mujeres nos muestra que sólo en 22 países en el mundo hay jefas de Estado o de gobierno mujeres. Y que 119 países nunca han tenido en toda su historia una presidenta mujer y que tan solo 14 países de todo el mundo hoy tienen gabinetes de gobierno (ministerios) que han alcanzado el 50% (o más) en la representación de las mujeres.

Estos son los primeros números más duros que podemos dar y siempre tenemos que partir de la premisa o el supuesto de que aproximadamente en la población total somos más o menos la misma cantidad de mujeres que de varones (un 50% y 50%).

Cuando llegamos a la representación política encontramos estos niveles tan bajos en nuestra región y en el mundo. Si miramos ahora específicamente América Latina y el Caribe –para eso nos basamos en el Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL–, las mujeres ocupan solo el 28% de las carteras ministeriales en los poderes ejecutivos de nuestra región. Es decir, menos de uno cada tres.

Tenemos que mencionar algunos casos puntuales de nuestra región que van en el sentido contrario, como el caso de Costa Rica que desde el año 2018 tiene un gabinete compuesto por un 55% de mujeres, y recientemente Chile con un gabinete donde 14 de los 24 cargos son hoy ocupados por mujeres. Es decir, el 58%.

También vale la pena mencionar el caso colombiano con una particularidad: cuando asumió Iván Duque (presidente actual) comenzó su mandato con un gabinete paritario. Sin embargo, en el momento de los recambios muy rápidos, Duque dejó de lado el compromiso de campaña e inicio de gestión de trabajar con paridad y hoy solo 6 de los 18 ministerios en Colombia están ocupados por mujeres.

Esta falta de paridad no es exclusiva del Poder Ejecutivo: podemos mirar también la presencia de las mujeres en las Cortes Supremas de Justicia. En muchos países de la región las mujeres no alcanzan ni a ocupar una quinta parte de los puestos o de las bancas de los tribunales de Justicia. Encontramos en esta situación a México, Brasil, Colombia y Argentina, que son además los países más poblados y más extensos de nuestra región. Por cierto, el caso argentino es bastante paradigmático (el más grave) hoy en día, porque desde noviembre de 2021 no tiene ninguna integrante mujer en su máximo Tribunal de Justicia.

Si miramos el otro extremo, tenemos que destacar el avance de las mujeres en muchos de los máximos Tribunales de Justicia del Caribe, en los países como Cuba, Jamaica y Guyana; y en el Tribunal Supremo Oriental la presencia de las mujeres supera en esos casos el 60%.

Quizás el área donde más se han visto avances en estos últimos años es el tercer Poder, el Legislativo. Por supuesto de la mano de los proyectos de cuotas de género que se han ido aplicando en los distintos países y que influyen en la confección de las listas que luego se someten a elección para el Poder Legislativo.

Si bien es cierto que estos puestos siguen siendo ocupados todavía mayoritariamente por varones, la región se mantiene a la cabeza del camino a la paridad en los parlamentos nacionales a nivel mundial. Es decir, América Latina se destaca en ese camino a la paridad en los parlamentos a nivel del mundo. Y tiene hoy en promedio un 33% de mujeres parlamentarias. De los cuatro países de todo el mundo donde se ha alcanzado (o superado) la paridad en el reparto de las bancas parlamentarias, dos justamente son latinoamericanos y caribeños como Cuba y Bolivia. A su vez, tenemos a México, Costa Rica, Argentina, Perú y Ecuador, donde los números no son paritarios pero son cercanos en un 40%. En el otro extremo podemos mencionar a Brasil y Paraguay, donde las mujeres tienen muy poca participación en el reparto de las bancas parlamentarias.

Recordemos que todos los países del mundo han asumido compromisos de lograr la participación política y la distribución equilibrada del poder entre varones y mujeres en la toma de decisiones en los distintos pactos y declaraciones internacionales como las de Beijing, los objetivos de desarrollo sustentable y otras tantas.

Sin embargo, la mayoría de los países del mundo aún no ha logrado ese equilibrio de género. Siguiendo a ONU Mujeres en su informe más reciente, se muestra además cómo hay evidencias firmes, cada vez más numerosas por medio de los estudios de evaluación de impacto, de que la presencia de mujeres líderes en los procesos de toma de decisiones mejora el desempeño de las políticas públicas. En el informe se hace mención a varios ejemplos para América Latina, países como Costa Rica y Bolivia.

Por último, quiero remarcar que el Estado no es el único ámbito donde se ejerce la representación o la toma de decisiones, pero es un ámbito importante y quedan muchos lugares por conquistar, por supuesto si también incorporamos otros ámbitos de toma de decisiones como pueden ser las Cámaras Empresariales, los sindicatos, las organizaciones sociales, las grandes empresas, los directorios, empresas de los clubes deportivos, las instituciones religiosas, entre otras. Allí si hay menos información disponible, la información que tenemos es que estamos aún lejos de que la toma de decisiones en estos ámbitos se comparta de manera más o menos equitativa entre varones y mujeres. ¿Y por qué insistir con este tema? Porque es importante la participación de varones y mujeres en las decisiones que se toman y afectan en definitiva nuestra vida cotidiana, el bienestar individual y social en todos nuestros países.

-Imposible no relacionarlo con algunas noticias de las últimas horas… Una de ellas: la elección de Francia Márquez como candidata a la vicepresidencia junto a Gustavo Petro en Colombia. Es una noticia que marcó todo este contexto y adquiere aún más relevancia…

Absolutamente. Esperemos que este triunfo se confirme y avance y, sin duda, muestre el camino de compartir las responsabilidades de gobierno entre varones y mujeres.

-En Uruguay el próximo domingo 27 de marzo hay un referéndum por la LUC (Ley de Urgente Consideración) de los 135 artículos que fue aprobada en julio de 2020 en el marco de una polémica muy grande. Entiendo que en esos artículos y en la lógica de esta Ley de Urgente Consideración se involucraron muchas temáticas e inclusive yendo en contra de algunos derechos… ¿Cómo entiendes el referéndum de la LUC y cuál es su importancia?

Es una instancia clave que estamos atravesando y viviendo en Uruguay de cara al domingo 27 de marzo, donde habrá un referéndum con una opción para derogar esos 135 artículos. Hubo que juntar más de 800 mil firmas en un país de 3 millones de habitantes para poder someter esta consulta popular.

Efectivamente, esta Ley de Urgente Consideración fue aprobada en julio de 2020, con más de 400 artículos y con muy poco tiempo de Parlamento para su discusión, por las mayorías parlamentarias que tiene la actual coalición en el gobierno. Muchos de los 135 artículos que se van a someter este domingo 27 de marzo  a referéndum ponen en cuestión elementos claves de lo que es el sistema de protección y de bienestar social que a Uruguay tanto trabajo (décadas) le ha llevado construir en los avances. Algunos más recientes, concretamente de los últimos 15 años, con capítulos o artículos que refieren a educación, vivienda, seguridad y derechos laborales. Entonces, estamos efectivamente en un momento muy importante para Uruguay con el resultado de lo que va a ser esta consulta popular y que, además, también es un mecanismo para reforzar la participación democrática directa de toda la población opinando y votando sobre estos artículos que aprobó en su momento el Parlamento.

Desde ya, yo estoy respaldando la derogación de esos 135 artículos que ponen en cuestión muchos de los avances que se han logrado en los últimos tiempos en Uruguay. Es votar por el a la derogación. Por ahora las encuestas marcan una situación muy pareja, como es la situación política acá en Uruguay, donde hay básicamente dos mitades: aquellas que se ubican más al lado de los progresismos y aquellas que se ubican más al lado de las políticas neoliberales. Tenemos una instancia muy democrática este domingo 27 de marzo en Uruguay.

https://www.clacso.org/la-presencia-de-mujeres-lideres-en-los-procesos-de-toma-de-decisiones-mejora-el-desempeno-de-las-politicas-publicas/

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Nuevo aprendizaje basado en neuroeducación sin mitos

Por: www.lahora.com.ec

EFE SALUD · Y aunque ya se ha demostrado que tal afirmación no es cierta, el mito permanece arraigado en la sociedad, con implicaciones que afectan especial y negativamente a la forma en la que padres y profesores educan a los niños.

Así lo explica a EFE Salud, la coordinadora del Máster Necesidades Educativas Especiales y Atención Temprana en la Universidad Internacional de Valencia, Ana Belén Pardo Salamanca, quien aboga por un nuevo aprendizaje, basado en una neuroeducación sin mitos.

Según Salamanca, existe un porcentaje elevado de profesores que así lo creen, y de ahí la importancia de que este colectivo se forme en neuroeducación.

Los mitos en torno al cerebro

De acuerdo con esta profesional, el mito se afianzó tras algunas investigaciones de las que se dedujo que, en un instante determinado, solo el 10% de las neuronas estaban activas en nuestro cerebro.

Otra explicación, señala, podría estar relacionada con el hecho de que las neuronas representen alrededor del 10% de las células del cerebro, siendo el resto células gliales.

Pero hay otros ‘neuromitos’ que también lastran la educación actual como es el basado en la creencia de que los niños deben aprender a leer o escribir en una determinada etapa de su vida, porque de otra forma no podrán lograrlo correctamente más adelante.

Y existe la aceptación, también errónea, de que la información visual, auditiva y cenestésica es procesada en partes diferentes del cerebro.

Neuromito: modelos de aprendizaje

En el ámbito educativo, explica Pardo Salamanca, son muy conocidos y aceptados los modelos de aprendizaje, clasificándolos en visual, auditivo y cenestésico.

Según este neuromito, si los contenidos son transmitidos bajo esa modalidad dominante, se conseguirá un aprendizaje mayor, que si son transmitidos por cualquiera de las otras.

Pero las modalidades sensoriales se encuentran interconectadas.

“Y desde un punto de vista fisiológico no existe la separación entre hemisferio izquierdo y derecho, y la transferencia de información entre ambos es continua a través del cuerpo calloso”, mencionó.

Es verdad que algunas tareas como el reconocimiento facial o el lenguaje se realizan de modo predominante en el hemisferio izquierdo, “pero es imprescindible que ambos hemisferios trabajen de forma simultánea para lograr un adecuado procesamiento de la información”.

Neuroeducación sin mitos

Desmontar estos mitos abre “infinitas posibilidades” en el aprendizaje, sostiene la profesora, que conoce de primera mano los resultados ya que colabora e imparte cursos de formación de neuroeducación en varios colegios.

Y defiende la introducción de nuevas metodologías que mejoren funciones cerebrales, como la memoria de trabajo, la toma de decisiones, o la gestión emocional, con el fin de optimizar el aprendizaje.

“Y, por ejemplo, ser consciente de que el cerebro es un sistema interconectado y que se utiliza en su totalidad, hace que las opciones para el aprendizaje se multipliquen”, dijo.

El papel de la memoria

La Neuroeducación apuesta por no sobrecargar la memoria a corto plazo. Es decir, esa memoria que se utiliza para estudiar un tema de cara a un examen, y a los dos días se nos ha olvidado.

Frente a ello, se insta al profesorado a trabajar los diferentes tipos de memoria para que el aprendizaje sea significativo y eso se consigue introduciendo en la educación algunos procesos como la curiosidad, la motivación, la emoción, la creatividad y el ejercicio físico.

Con todo este conjunto de prácticas “se ha comprobado que se fomenta el desarrollo de la memoria, pero de la buena, la que luego de verdad nos sirve”.

El aprendizaje está basado en la motivación

“Esto no quiere decir que todas las materias deban exponerse como súpermotivantes, porque las hay que no motivan, pero existen metodologías que invitan más al alumno a interesarse, como el trabajo colaborativo”, comentó.

También, apunta, está el método de la clase invertida, en la que son los alumnos los que tienen que buscar y desarrollar el tema para luego exponerlo ante los demás. Se trata de despertar su curiosidad.

¿Qué más afirma la neuroeducación?

Afirma Pardo Salamanca que una persona no puede estar atenta durante 50 minutos porque “cerebralmente no es viable”, y se propone, por ejemplo, intercalar periodos en los que predomine la creatividad e incluso el movimiento, sobre todo en etapas de infantil y primer ciclo de primaria.

La neuroeducación está intentado obtener evidencias científicas para promover políticas públicas adaptadas, que puedan paliar o enfrentar las dificultades de aprendizaje de los niños y la vulnerabilidad que sufren por estas dificultades, o por tener altas capacidades.

Fuente e Imagen: https://www.lahora.com.ec/tungurahua/nuevo-aprendizaje-basado-en-neuroeducacion-sin-mitos/

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