17 Diciembre 2017/Fuente: Levante /Autor: Carmen Rodríguez | Estocolmo/ Efe
En la era de la «posverdad», las escuelas son «más importantes que nunca», aseguró ayer durante la ceremonia de entrega de los Premios Nobel el presidente de esa fundación, Carl-Hendrik Heldin. «Los jóvenes necesitan sólidos conocimientos de alta calidad» y aprender a situarse ante el resto en una discusión, «respetar las diferentes opiniones y encontrar vías para llegar juntos a conclusiones sensatas», añadió. El presidente también denunció que los Derechos Humanos de los rohinyás -minoría musulmana en Birmania- son «ignorados».
Los once hombres laureados recogieron de manos del monarca Carlos Gustavo de Suecia la medalla, el diploma y el certificado monetario de nueve millones de coronas suecas (943.784 euros), que les acredita como nuevos Nobel, tras lo que hicieron una reverencia al rey, a los miembros de la Academia Sueca y al publico.
Antes, los logros de todos ellos fueron glosados. Como los del Nobel de Literatura Kazuo Ishiguro, quien con sus relatos «ayuda a los seres humanos a vernos a nosotros mismos, sumergidos como estamos en una violenta historia sin final», dijo la secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius.
Una historia de Ishiguro es «como una mezcla de Jane Austen y Frank Kafka» y, aunque «pueda sonar raro», él hace que funcione. Sus libros son una «investigación» sobre la relación entre presente y pasado, en los que explora «cómo interactuamos con el pasado y que nosotros -como individuos, comunidades, sociedades- también debemos olvidar para sobrevivir a todo», aseguró.
Los estadounidenses Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne, recogieron el Nobel de Física por sus contribuciones para detectar las ondas gravitacionales, que abren «posibilidades inesperadas» de explorar partes invisibles de Universo, donde, como decía el astrónomo Carl Sagan, «algo increíble espera a ser conocido».
En ciencia, «las revoluciones son de naturaleza internacional y llegan a través de la colaboración», como hicieron el suizo Jacques Dubochet, el germano-estadounidense Joachim Frank y el británico Richard Henderson para desarrollar la criomicroscopía electrónica, que les valió el Nobel de Química.
Los Nobel de Medicina de este año fueron los estadounidenses Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young, cuyos descubrimientos sobre los mecanismos que controlan los ritmos circadianos de los seres vivos «tienen importantes implicaciones para la salud humana».
Mientras que los trabajos del estadounidense Richard Thaler, galardonado en Economía por sus contribuciones a la economía del comportamiento, «han tenido un significativo impacto en el mundo real de la formulación de políticas y no menos en el campo del diseño de programas de pensiones».
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