El filósofo griego protagonista de este artículo fue el padre de la mayéutica, método en el que el maestro hace descubrir conocimientos a sus alumnos a través de preguntas. Nos lo cuenta el maestro de Primaria Pablo J. Díaz Tenza.
Hace mucho tiempo hubo un hombre muy sabio, hijo de un cantero y una partera. Su padre tallaba la piedra para los escultores y su madre ayudaba a las mujeres a dar a luz, a traer niños al mundo. Su nombre era Sócrates.
Este hombre creció, se formó, desarrolló una visión de la vida y dio respuesta a muchas de las preguntas más trascendentales de la vida del ser humano. Por si esto fuera poco, desarrolló una metodología muy concreta para transmitir esta cosmovisión a los demás.
De él no tenemos ningún escrito porque prefería dialogar con sus alumnos, de hecho, su método se basaba exclusivamente en la dialéctica. Todo lo que sabemos de él es por lo que sus alumnos nos han dejado escrito. A pesar de ello, este hombre ha influido y sigue influyendo en el devenir filosófico de la humanidad, en la cosmovisión y en el fundamento de todas las artes y ciencias contemporáneas e incluso en la religión.
Sócrates era un maestro que no enseñaba un área en concreto ni una disciplina ni una asignatura, ni siquiera enseñaba en una universidad o en un sistema educativo concreto puesto que estos no existían. En su tiempo la extensión del sistema de enseñanza mecanicista de educación no se había producido todavía y él, a diferencia de sus coetáneos que enseñaban en grandes grupos en las aulas dando excelentes sermones, se dedicaba a enseñar en pequeños grupos a través de la dialéctica, motivo por el cual entre otros fue condenado a muerte por no adorar a los dioses de la época y corromper a los jóvenes enseñándoles sobre la inmortalidad del alma.
La mayéutica como método de enseñanza
Sócrates utilizaba un método de enseñanza muy particular conocido como mayéutica. Para él todo ser humano buscaba por naturaleza, de forma innata, hacer el bien y cuando alguien hacía el mal era por ignorancia. El hombre sabio es aquel que es capaz de distinguir entre el bien y el mal, entre lo bueno y lo malo; el conocimiento no es una acumulación de información sino la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, el ejercicio del autodominio y de la virtud.
Para él el bien consistía en sacar al ser humano de la ignorancia y, para ello, desarrolló este método filosófico. La mayéutica consiste en ayudar al alumno a encontrar la verdad a través de preguntas poderosas que le hagan enfrentarse a la veracidad de sus propios planteamientos.
El significado de mayéutica en griego es el de partera, obstetricia o matrona. Según su método, la enseñanza es una relación entre el maestro y el alumno en igualdad de condiciones participando ambos activamente del proceso de aprendizaje por el que el maestro ayudaba al alumno a alumbrar la verdad. Para él, el ser humano es capaz de alcanzar la sabiduría que consiste en conocerse a sí mismo y tomar conciencia de la propia ignorancia (“solo sé que no se nada”). La ironía, la refutación, el diálogo y la duda deben formar parte de un proceso de aprendizaje por el que llegar a lo que uno sabe para incorporar verdades a nuestra propia base de conocimiento.
“La educación es el encendido de una llama, no el llenado de un recipiente”
Nótese lo lejos que estaba este modelo pedagógico de la instrucción directa, del mecanicismo que impera en nuestro sistema educativo contemporáneo, y la consonancia de la mayéutica con el constructivismo y el aprendizaje significativo. El diálogo, la duda y la refutación deben formar parte del proceso de aprendizaje, proceso que en el último siglo ha sido barrido por las premisas del mecanicismo.
Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/socrates-y-la-educacion/
Cuando la vida tuerce las veredas que creímos firmes. Cuando no queda más remedio que repetir con Monsiváis: “o yo no entiendo lo que está pasando, o ya pasó lo que estaba entendiendo”. Cuando lo que sucede no tiene manera de nombrarse y se marcan en el rostro las arrugas del pasmo. Cuando como a la paloma de Alberti se nos extravía el rumbo y por ir al norte vamos al sur. Cuando lo que pasa no cabe. Cuando las escuelas están cerradas y las ganas de aprender nos crecen. Cuando tocamos en clave de sol lo que va en calve de fa y se hace ruido y barullo. Cuando no tenemos ni idea, está seca la mirada y en el suelo la confianza en que algo será según nos dicen. Cuando se hace cotidiana la voz y el violín del grupo Kansas de tanto polvo en el viento. Cuando no hay pa’dónde hacerse. Cuando la Narvarte pierde un par de calles y Zempoala no tiene modo de estar donde solía. Cuando las estadísticas revientan, y el corazón del mundo anda a 143 pulsaciones por minuto. Cuando al amanecer no sabemos qué día es, y este enero pasado está tan lejos como agosto, y ayer tal vez sea un mañana repetido. Cuando creemos que la televisión “da cursos” y la tarea atarea y atolondra en busca de evidencias que muestren que todo sigue igual. Cuando acontezca que este día, a las 8 y media, todos quienes van en tercero aprenderán cómo se hace una suma de fracciones, y un señor en la pantalla nos indique que llegó la hora de activarnos y demos vuelta a la casa de cojito. Cuando la muerte es una presencia contundente pese a que nos ha rondado siempre. Cuando nos falte asidero, y no sepamos para cuándo va a regresar lo que ignoramos cómo es, ni en qué frasco lo venderán en las farmacias cuando vuelva, llegue o surja. Cuando andamos a media cara y somos ojos que buscan otros para saberse acompañados en las dudas. Cuando pasan estas cosas, colegas, lo que más importa, creo, es advertir que no son tiempos de respuestas sino temporada de preguntas.
Sí. Anhelamos respuestas: certidumbres, fechas, plazos, modos de resolver equis o zeta, fórmulas, milagreros iluminados o tronantes. Dígame cómo, dígame cuándo, dígame cuánto falta. Hable claro: requiero un qué, un por qué, un salvador o un culpable, algún discurso ahíto de esperanzas, previsiones y pronósticos. No le hace que no sirvan: dígalo como si fuese seguro.
No tengo coordenadas sin el horario que marca la chicharra de la escuela, sin el orden que en el salón resguarda el escritorio del docente. Ya no aguanto las manos sin rastros de gis o manchas de plumón. El candado que atora a la cadena de la puerta de la escuela se ha oxidado. Ya: urge una fecha y que sea exacta.
¿A qué? ¿Para qué? ¿Para que pase lo mismo de antes? En la temporada que se dilata ante nosotros hay que decidir: ¿compramos respuestas baratas para hacer de cuenta que hay claridad, o aceptamos el filo de la pregunta que nos reta con su incógnita? Es tiempo de parir preguntas fuertes en los grupos de maestras y maestros. Cuestiones compartidas, originales y creativas. ¿Cómo cambiamos las peroratas y dictados por procesos que produzcan ambientes de aprendizaje? Hoy y mañana. Tiempos de pensar juntos, ensayar, equivocarnos, atinar y aprender. No esperar la instrucción de arriba, que controla, sino generar las posibilidades desde abajo, a ras del aula ya no jaula. Como Machado decía, “también la verdad se inventa”. Inventar la realidad y el horizonte. Entonces las respuestas no serán triviales ni ajenas. Serán fértiles y, sobre todo, serán nuestras.
¿Cómo hacer para que las escuelas enseñen a pensar? Melina Furman tiene una propuesta muy concreta que puede generar cambios profundos en las escuelas y los docentes actuales.
Fuente del documento: https://www.youtube.com/watch?v=jGMsgjFieao
¿Cuáles son hoy los roles y funciones del profesorado que trata de renovar y transformar la educación? Aquí se sintetizan en forma de diez mandamientos laicos.
1. Llenarás de conocimiento, de vida y de experiencia humana este lugar llamado aula, convirtiéndolo en un espacio de conversación, experimentación e investigación, donde las preguntas se convierten en el motor del aprendizaje. Y, de tanto en tanto, saldrás del aula para enriquecer el conocimiento en otros escenarios de aprendizaje tan o más provechosos.
2. Acompañarás al alumnado en la compleja y apasionante aventura del saber, despertando su curiosidad y deseo de aprender, con exigencia y afecto, pero evitando el tedio, la disciplina férrea y las evaluaciones competitivas y absurdas. Y en este acompañamiento, dentro de un clima de confianza y libertad, les enseñarás a qué deben prestar atención, discriminando el grano de la paja, así como los comportamientos éticos reprobables.
3. No olvidarás, ante la avalancha de nuevos y viejos contenidos que engrosan cada día más el currículo, que uno de los objetivos básicos es la formación integral, donde el desarrollo cognitivo corre a la par de las dimensiones emocional, ética y social; donde se compaginan los saberes científicos con los humanísticos, y los contenidos se mezclan con las competencias. El reto es asentar en el alumnado un conocimiento profundo, situado y con sentido Y tampoco olvidarás que, con frecuencia, menos es más.
4. Vencerás el aislamiento del aula para implicarte en el proyecto educativo de centro que está en reconstrucción continua, para trabajar cooperativamente con otros compañeros y compañeras, intercambiando experiencias y dudas, compartiendo iniciativas, tejiendo complicidades, forjando una cultura pedagógica común y respetando el pluralismo metodológico: los modos de enseñar y aprender. Y te arriesgarás a emprender nuevas aventuras y sueños, porque también esto forma parte del compromiso con la renovación pedagógica.
5. Tratarás de acoger y atender al máximo la más amplia diversidad de alumnado, respetando su singularidad y con el foco puesto en la educación equitativa e inclusiva. Pero, además de este tratamiento personalizado, procurarás también que el grupo-clase crezca como colectividad democrática, aprendiendo a ejercer derechos y responsabilidades, y a tomar decisiones.
6. Tendrás presente, en todo momento, la importancia que tiene aprender a leer y a comprender el mundo, desde la realidad más cercana a la más global, desde el pasado hasta los tiempos presentes: a partir de la trasmisión de tu experiencia humana y de la vinculación de su experiencia cotidiana con el aprendizaje. Un compromiso docente que apela a la transformación educativa y social, muy sensible a cuestiones de tanto calado como el cambio climático, las migraciones, el racismo o la violencia de género.
7. Para ello les enseñarás a pensar: no a qué pensar -para no caer en dogmatismos ni sectarismos- sino a cómo pensar. Para que, desde la educación infantil, empiecen a hacerse preguntas, a analizar críticamente la realidad, a escuchar y respetar diversos puntos de vista, a hacer uso de la palabra libre y a convivir pacíficamente. A conformar no una mano de obra súbdita sino una ciudadanía crítica y democrática.
8. Evitarás perder tiempo en tareas burocráticas que te restan atención a tu alumnado, a la reflexión compartida o a la relación con las familias y otros agentes educativos del territorio. El tiempo es un bien escaso y hay que aprender a gestionarlo, discriminando las prioridades. Y, llegado el caso, ante exigencias y tareas inútiles, injustas e injustificables, quizá sea necesaria la insumisión o desobediencia pacífica, como arma de contestación colectiva.
9. Te detendrás continuamente para observar, con mirada atenta y escucha profunda, la vida cotidiana de tu alumnado, para dialogar con tu entorno y reflexionar sobre el sentido de lo que estás haciendo. No sirve el activismo sin ton ni son, apuntarse a todas las modas y tener que atender con prisa todas las urgencias. Porque, con frecuencia, lo urgente no es lo más importante: se requiere reflexión y sosiego. Hay que valorar los tiempos de formación y cuidarse. Se puede hacer de muchas maneras, pero es recomendable hacerlo a partir de la práctica, con otras personas y mediante el trabajo en red, virtual y presencial. Sin parar, pero sin correr.
10. Defenderás con entusiasmo y orgullo esta profesión tan vieja como bella, luchando para mejorar tus condiciones de trabajo y las de tu centro, con el objeto de lograr un mejor reconocimiento social del magisterio y una mayor dignificación de la escuela pública. Porque sabes que la educación es un arma poderosa que influye en los cambios de la sociedad y despierta las conciencias. Y es sabido que muchas maestras y maestros dejan huellas profundas en el alumnado e incluso cambian vidas para siempre.
Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2019/11/27/decalogo-para-el-bienestar-docentes-entre-el-compromiso-y-la-imaginacion/
A través de la manipulación y la experimentación sensorial los estudiantes de una escuela infantil de Pilar de la Horadada (Alicante) han descubierto los beneficios de una alimentación saludable y han cocinado sus propias recetas con la ayuda del profesorado y las familias. Nos lo cuenta Melania Cárceles García, educadora y propietaria del centro.
El pasado verano realizamos el proyecto ‘Un verano con mucho sabor’, una propuesta que tenía como base la manipulación y la experimentación sensorial y que además se desarrolló en distintos escenarios y con estudiantes de 2 y 3 años de edad.
¿De qué trataba y cuáles fueron sus objetivos?
El objetivo del proyecto era que el alumnado trabajase con materiales ‘de verdad’, eliminando por completo las fichas y otras actividades en papel: cada tarea tenía que ser en base a la experimentación cuidando cada detalle para hacerla enriquecedora.
Además, una de sus características más relevantes fue que, para su desarrollo, se involucró a toda la comunidad educativa: niños, educadoras, familias y profesionales del sector educativo.
Por otro lado, los aspectos a desarrollar en esta propuesta se centraron en las siguientes cuestiones: conocer distintos alimentos y su origen; desarrollar hábitos de higiene; orden y de alimentación saludable; concienciar en valores para el uso adecuado de la comida, descubrir a los profesionales del mundo de la alimentación como cocineros, nutricionistas o profesionales de la restauración… además de conocer distintos instrumentos para el cocinado.
Distintos escenarios
Los estudiantes contaron con distintos escenarios en los que llevar a cabo las actividades: áreas de cocinado, supermercado y plató de ‘Pequechef”. Las áreas de cocinado se establecieron en las propias aulas, donde cada día se disponía de las herramientas necesarias para realizar las recetas, con ingredientes reales para cocinar además de pequeños electrodomésticos (licuadoras, exprimidores, una tostadora…) que el alumnado utilizaba bajo la supervisión de la educadora. El supermercado, en otra de las aulas, se formó para que las familias aportasen envases de distintos productos con elementos para parecerse a un supermercado de verdad: cestas, caja registradora o estanterías con productos por categorías…
Por otro lado, los niños salían en pequeños grupos con la educadora para comprar en un supermercado cercano los ingredientes necesarios para las actividades. De esta forma, eran responsables de tareas como llevar la bolsa, el dinero, buscar los productos y traerlos de vuelta a la escuela. En cuanto al plató de ‘Pechechef’ se trataba de un área de cocinado dotada con todos los materiales necesarios para la realización de distintas recetas, en la que las familias podían participar cocinando para ellos y ofreciendo a los estudiantes un espectáculo de cocina en vivo.
¿Qué actividades se llevaron a cabo?
El alumnado aprendió a manipular y conocer los distintosalimentos, frutas y verduras, tanto de origen vegetal y animal. Para ello, se mostraban alimentos a los estudiantes, los observábamos y clasificabamos. De este modo se generaban múltiples preguntas sobre ellos: ¿Cómo es por fuera? ¿Y por dentro? ¿Es una fruta o una verdura? ¿Para qué podemos utilizarlo?… También elaborábamos recetas en crudo (sin cocinar) en la que iban participando por equipos: desde la elaboración de una ensalada, zumos, macedonia a distintos canapés y aperitivos…
Las visitas de las familias eran continuas: los invitamos al plato de ‘Pechechef’ para mostrarnos sus mejores recetas y también enseñaban a todo el alumnado cómo debían usar utensilios, ingredientes o cómo llevar a cabo los procedimientos culinarios.
Para finalizar el proyecto, realizamos un concurso de cocina en la que los estudiantes participaron en compañía de sus familiares con un tiempo establecido. Cada familia elaboró una receta que fueron votadas por cocineros profesionales de distintos restaurantes del municipio, con la consecuente entrega de premios y diplomas a las familias ganadoras. El último día, los estudiantes elaboraron un pequeño almuerzo con el que se invitó a las familias a almorzar. En este caso, los niños prepararon la sala, la mesa, los aperitivos y formaron parte de todo el proceso: desde la compra de los ingredientes hasta el cocinado y posterior limpieza.
Conclusiones
Esta propuesta suscitó el interés de todos los niños, mostrándose participativos en todas las tareas. Además se desarrolló siguiendo las instrucciones de la normativa de higiene alimentaria, evitando productos alérgenos o a los que algunos estudiantes pudieran ser intolerantes y cuidando extremadamente el orden y la limpieza. ¡Lo pasamos genial!
Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/experiencias/cocinar-a-traves-de-la-manipulacion/119314.html
«Los maestros son una amenaza porque enseñan a hacer preguntas»
Los maestros son una amenaza para el Estado neoliberal porque enseñan a pensar. El poder financiero intenta controlar la escuela y la universidad con múltiples estrategias. Y a medida que aumentan las especialidades lo hace el analfabetismo en la comprensión del mundo. El neoliberalismo, la inequidad y la corrupción están ganando la partida, dice Henry Giroux, pero todavía queda alguna esperanza.
Henry Giroux (1943) es considerado como uno de los pensadores más influyentes del mundo en el ámbito de la educación. En su web hay una foto donde se le puede ver de joven con Paulo Freire, de quien fue amigo, colaborador y traductor, y es ahora uno de los grandes albaceas de su legado, como máximo exponente de lo que se conoce como pedagogía crítica. Autor o coautor de más de 60 libros, Giroux pasó por varias universidades de EE.UU. hasta que en 2004 recaló en la Universidad de McMaster, en Canadá, el país de sus padres. Esta semana ha estado en Barcelona, para abrir la 1ª Conferencia Internacional de Investigación en Educación, una iniciativa promovida desde la Red Española de Institutos de Investigación en Educación y que ha organizado el Instituto de Investigación en Educación de la Universidad de Barcelona ( IRE-UB). Conversamos con Giroux justo después del acto inaugural en el Paraninfo de la UB.
Al final de la conferencia se ha referido al profesorado como una amenaza. ¿Una amenaza para quién?
Los maestros son a menudo una amenaza para el Estado, porque tienen el potencial de educar a la gente joven para que sepa hacer preguntas impertinentes. Para las sociedades autoritarias, la alfabetización es un peligro. Y los maestros son un peligro también para las sociedades que creen que la mejor manera de ser un buen patriota es no hacer preguntas. Cuando educas a los estudiantes para hacer preguntas te estás arriesgando, especialmente en aquellas sociedades que hacen todo lo que pueden para transformar la educación en una especie de entrenamiento.
Cuando habla de sociedades autoritarias, ¿en qué tipo de sociedades está pensando?
Los hay de muchos tipos, pero creo que hoy en día lo que vemos son dos cosas. La primera es el colapso de las democracias liberales, por haber pasado a ser sociedades gobernadas por el neoliberalismo. Las políticas de austeridad, autoridad e inequidad masiva, de la riqueza y del poder, de la descapitalización de los bienes públicos, todas estas fuerzas empujan a la sociedad a ser mucho más represiva, más preocupada en el control de la población que en la resolución de problemas. Y, en segundo lugar, estamos viendo el surgimiento de sociedades que básicamente cambian seguridad por libertad. Os daremos seguridad pero no podrá haber libertad. Hablo de la aparición de lo que llamamos democracias en Hungría, Turquía, India, Polonia… En estos países vemos el surgimiento de movimientos sociales de derechas que usan un lenguaje de pureza racial porque básicamente son neonazis disfrazados. Y, cómo no decirlo, en Estados Unidos tenemos un presidente que odia la educación. De hecho, llegó a decir que quería a los ignorantes (uneducated).
¿Esto dijo?
Sí, esto es una cita textual. Y eso se traduce en políticas que vacían de fondos públicos aquellas instituciones que podrían hacer llegar la educación a toda esta gente. A este tipo de cosas me refiero cuando digo que los maestros pueden ser un peligro.
Usted subraya la importancia del lenguaje para entender el mundo, pero ¿no cree que es un abuso del lenguaje hablar de fascismo? Por ejemplo, en el caso de Trump, que está pasando por un impeachment y en caso de que lo supere deberá pasar por unas urnas para ser reelegido, ¿no le parece una exageración?
No creo que sea una exageración, creo que el fascismo llega de muchas maneras. La gente que habla de exageración tiende a pensar que el único fascismo que ha existido fue el de los años 30 y 40 en Europa y de los años 70 en Latinoamérica, y que no se transmuta en otras formas en diferentes sociedades. El fascismo no ha muerto nunca, sino que se esconde entre las sombras. Si crees que el fascismo está muerto en realidad te pasan dos cosas: que te conviertes en su cómplice, y que no puedes aprender de la Historia, has dejado de tener una relación crítica con la Historia. Y eso sí es un peligro.
La gente que vota Trump creció con los sistemas educativos del pasado, mientras que parece que usted nos esté diciendo que en el pasado el mundo era mucho mejor.
Yo no intento absolver el pasado, lo que digo es que estamos enterrando los frutos del pasado, es muy diferente. Trump no es una causa, es un síntoma. Es el síntoma de una sociedad neoliberal en Estados Unidos que tiene un largo recorrido en esclavitud, un largo recorrido en racismo y un largo recorrido en inequidades masivas en la distribución de la riqueza y el poder. En el pasado el neoliberalismo se ocultaba en la sombra, en medio de un lenguaje que reclamaba justicia e igualdad, pero esto ya no le hace falta. El presidente de EEUU ya no reclama la justicia, sino que reivindica la desregulación y la ignorancia. Él es un ignorante.
¿Era tan pesimista hace unos años, cuando Estados Unidos tenía el primer presidente negro de su historia?
Que Obama fuera negro no me hacía sentir optimista, yo era pesimista porque él era un neoliberal. Lo que no supe anticipar es que gente como Obama o Clinton crearon, junto con los extremistas republicanos, las condiciones óptimas para la irrupción de una persona como Trump. Me sorprendió que Trump fuera capaz de usar el lenguaje del populismo teniendo en cuenta lo que representa. Quiero decir, el hombre es un billonario, y en cambio puede hablar de atacar el capitalismo global, y llega al poder y recorta de forma masiva los impuestos a los ricos. Y desregula todas las leyes que ponen límites a lo que pueden hacer las grandes corporaciones. Lo que me impresionó fue hasta qué punto había caído el sistema educativo, y cómo de poderosas eran determinadas formas de educación fuera de las escuelas. En EEUU el aula educativa más popular es Fox News. Rupert Murdoch. ¿Sabe de qué le hablo?
Aquí tenemos otras cosas, pero la conocemos.
Es la emisora con más audiencia. Y el 95% de las emisoras de radio en Estados Unidos son de derechas, propiedad de corporaciones muy poderosas. Los medios de derechas van locos por publicar historias que son totalmente demenciales, teorías de la conspiración y cosas así. Y esto hace que los medios del mainstream parece que sean de izquierdas. De repente, parece que el New York Times sea un oasis donde encontrar verdades, y eso que hablamos de un medio que apoyó la guerra de Irak y que siempre ha estado en la órbita del poder financiero. Los medios alternativos están cogiendo mucha importancia en los últimos 2000 años, y ahora, con Trump, son más importantes que nunca.
Pero, entonces, ¿usted no ve mucha diferencia entre Trump y Obama?
Sí que la veo. Trump es peor. Lo que se debe entender de alguien como Obama, o incluso Hillary Clinton, es que, a pesar de estar sometidos a Goldman Sachs y los intereses financieros, creen en un mínimo Estado del Bienestar. Un mínimo. Creen que no puedes tirar todos los leones, mientras que Trump dice «tire todos los leones». Esta es la diferencia. Los niños pobres con Trump no tienen comida gratis debido a los recortes en el Estado del Bienestar, con él los ataques sobre los bienes públicos son abrumadores. Yo habría votado Hillary Clinton, no porque apoye sus políticas, sino que cualquier persona habría sido mejor que Trump. Lo siento, pero Trump es un fascista, un supremacista y nacionalista blanco. Clinton habría sido el mal menor. Por lo menos, con ella millones de personas que están cayendo en la pobreza habrían tenido un seguro médico. Pero, al mismo tiempo, no creo que ésta sea la única respuesta, no renuncio a una reestructuración radical a cambio de una reforma. La reforma es un tema temporal. Una reestructuración radical es una estrategia a largo plazo. No es lo mismo.
Usted defiende que el gran capital intenta controlar la escuela y la educación superior, una idea que aquí comparte un sector de la comunidad educativa. ¿Me puede decir a través de qué instrumentos se hace esta operación?
Hay muchos. Primero, la privatización. Hay intentos de privatizar la educación pública. En segundo lugar, vacían de recursos la educación pública, y como lo hacen dicen: «¿Ves cómo no funciona?, la única solución es privatizarla». En tercer lugar, imponen grandes restricciones a lo que es el aprendizaje hasta convertir a los maestros en técnicos, con esquemas contables que son enormemente represivos, por decirlo suavemente. En cuarto lugar, crean escuelas charter, y con ello se desvía dinero público a organizaciones privadas. En quinto lugar, se refieren a estas escuelas como «escuelas gubernamentales», con lo que ello implica, ya que cualquier cosa relacionada con el gobierno básicamente se considera malvada. O sea que tienen un montón de métodos para hacerlo. Y aún pueden ir más lejos.
¿Cómo?
Hay que mirar al tema de las clases sociales, que es realmente la categoría que falta en torno a la educación. No es sólo que la gente tenga menos acceso, es que los estudiantes pobres, negros y blancos, están sufriendo en estas escuelas que los hacen formar parte de lo que se conoce como the school-to-prison pipeline (el oleoducto de la escuela a la prisión). Las escuelas se han militarizado. Hay más policía, más medidas de seguridad y se podría ir aún más lejos con la excusa de la violencia que hemos visto en las escuelas en los últimos diez años, desde Colombine. En las escuelas se ha dejado de lado el aprendizaje crítico porque lo importante son las medidas de seguridad. Hay un boom del sector de la seguridad, las escuelas están generando un negocio de millones de dólares para las empresas que fabrican detectores de metales e instalan circuitos internos de televisión. Mientras los directores invierten miles de dólares en cámaras recortan los salarios de los maestros y atacan a los sindicatos de docentes. Todo ello, en el nombre de la seguridad. Por eso las escuelas terminan siendo moldeadas a imagen de las cárceles. Es lo que yo llamo el castigo de la prisión (prison punishment creep), estamos haciendo la mudanza de la prisión en la escuela.
¿Y en la educación superior?
Allí pasan otras cosas. Por ejemplo, ves que se están contratando más burócratas para administrar que profesores para enseñar, en especial en Estados Unidos. El sistema de gobernanza se está modelando según la cultura de los negocios, no según la cultura de la democracia. Cada vez vemos emerger una burocracia más interminable y sin sentido, por lo menos a la educación superior de Estados Unidos y del Reino Unido, donde los profesores ya no tienen tiempo para escribir, y donde cada vez tienen más contratos temporales. Como he dicho en la charla, el 70% del profesorado universitario de EEUU tiene un contrato temporal. Los sistemas de gobernanza son reaccionarios, el profesorado cada vez pinta menos, y el dinero cada vez está menos en las disciplinas de humanidades y más en las relacionadas con el negocio y el capital. Por lo tanto, la universidad está siendo reimaginada como una agente de las corporaciones. En el pasado un ethos democrático guiaba estas universidades, con todos sus problemas, al menos, había un ethos donde había un bien público, pero ahora este lenguaje está tan muerto como el mito de la virgen María.
Ha mencionado también, como un aspecto negativo, que el profesor universitario es cada vez más un especialista. ¿A qué se refiere?
Nos están haciendo personas menos cosmopolitas, menos atentas a todo este abanico de realidades que necesitamos aprender para ser capaces de adquirir un lenguaje para la comprensión de la sociedad.
O sea ¿que tenemos más graduados universitarios que nunca pero están poco capacitados para entender la realidad?
Tienen un conocimiento menos exhaustivo sobre el mundo en el que viven. Están atrapados en su especialidad. Y las especialidades en algunos aspectos pueden ser estranguladoras, porque no equipan a los estudiantes para entender el contexto en el que operan estas especialidades. ¿Qué significa ser un doctor y no tener ética? ¿Qué quiere decir que seas un ingeniero armamentístico y no tengas ninguna conciencia sobre el dolor que causan las armas que fabricas? ¿De qué sirve ser un especialista en tantas profesiones y no tener que pensar más sobre desigualdades, pobreza o sobre los desastres ecológicos que están teniendo lugar para acabar con el planeta en 10 años? Todo esto es una forma de analfabetismo. Seguro que es gente muy lista en su disciplina, pero es estúpida en cuanto a entender el mundo en términos globales, mientras se crean las condiciones para que ellos prosperen en su especialidad. ¿De qué te sirve haber sido formado como cirujano ocular si vives en Florida y en diez años ya no lo podrás hacer porque el océano la engullirá?
¿Será esto lo que explica por qué personas con estudios superiores pueden acabar votando Trump?
Esto sería una explicación. Pero creo que hay otra, y es que Trump impulsa unas políticas que benefician a los intereses egoístas de esta gente, como el hecho de pagar menos impuestos. Cuando te defines como un contribuyente y no como un ciudadano, como resultado de la especialización en la que te encuentras, y rechazas considerarte ciudadano, es aquí donde acabas yendo. Te acabas definiendo sólo por tus intereses y dejas de ser un ciudadano para convertirte en un enemigo de la democracia.
¿No cree que en el mundo occidental hay mucha gente que protesta y que, por tanto, se considera muy crítica con el sistema, pero que al mismo tiempo no tiene la más mínima conciencia de que vive en la parte del mundo privilegiada?
La crítica puede servir para la mejora de la humanidad o para tus intereses particulares; claro que se puede ser crítico con algunas cosas y al mismo tiempo muy reaccionario. Porque no eres o no quieres ser consciente de que tus privilegios están basados en la explotación de otra gente. Esto ocurre cuando no puedes entender hasta qué punto está mal repartida la riqueza en este mundo. ¡Hay tres personas que poseen la misma riqueza que la mitad de la población mundial! Este tipo de problemas atraviesan las fronteras nacionales. Aquí hay tres temas: primero, que la gente tiende a pensar en ella misma ante todo; en segundo lugar, que no se da cuenta que el Estado ya no les protegerá más, porque los virus no entienden de fronteras, como tampoco lo haría una guerra nuclear; y en tercer lugar, su crítica contribuye al problema porque lleva a la gente a creer en una justicia propia, basada en una especie de pureza política que en realidad es sólo reaccionaria.
Estaría bien acabar la entrevista con algún signo de esperanza…
Yo tengo mucha esperanza en la gente joven, a raíz de lo que veo que está pasando en Hong Kong o en Chile. También en Ecuador, o en Brasil, o en Estados Unidos o quizás aquí mismo. Estamos al final de un siglo de explotación y contradicciones que la gente no puede soportar más. Mucha gente ya no piensa en mejorar el mundo, sino en sobrevivir. Estamos en la lógica de la supervivencia, y esto empuja a la gente hacia un lenguaje que es muy diferente del que tenía hace años. Creo que los jóvenes, en todo el mundo, empiezan a darse cuenta de que les están robando la democracia. Cada vez hay más gente manifestándose en el mundo contra un sistema económico que es absolutamente explotador, y que está ligado a la corrupción, a las diversas formas de represión policial y gente que pasa hambre porque simplemente no está siendo pagada adecuadamente. Este sistema que pone en peligro el Estado del Bienestar y promueve el auge del Estado del Castigo. Ver toda esta lucha me da esperanza.
Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/08/los-maestros-son-una-amenaza-porque-ensenan-a-hacer-preguntas/
Visualizar lo que podría tener un valor dentro de los contenidos que enseñamos en las escuelas es, sin duda, un acto fundamental de imaginación educativa. Hasta ahora, siempre nos hemos centrado en educar para lo conocido. Sin embargo, apostar por que el mañana se parecerá al ayer no parece muy adecuado. Necesitamos un programa más audaz. Llamémoslo educar para lo desconocido que, lejos de ser una paradoja inabordable, puede resultar atractivo y estimulante.
Lograrlo pasa, según David Perkins, por identificar grandes temas de comprensión, grandes preguntas y grandes destrezas, entendiendo grande como esencial, aquello que nos capacita ampliamente durante toda la vida para desenvolvernos bien ante cualquier situación. ¿Puede esta visión darnos quizá la esperanza de que, a través de la educación, podemos acceder a lo desconocido, abordar sus giros e imprevistos, y situarnos en el camino hacia la sabiduría?
En este sentido, David Perkins plantea la necesidad de repensar los contenidos curriculares a través de las siguientes tres claves fundamentales:
1.Definir cuáles son los grandes temas de comprensión
Los grandes temas de comprensión lo son normalmente en cuatro sentidos:
• Grandes en información: comprenderlos ayuda a desvelar el funcionamiento de nuestro mundo físico, social y artístico, y también el de otros mundos.
• Grandes en actos: comprenderlos nos proporciona el poder para actuar con eficacia desde diferentes puntos de vista: profesional, social, político y otros.
• Grandes en ética: comprenderlos nos empuja hacia formas de pensar y conductas más éticas, humanas y comprometidas.
• Grandes en oportunidad: hay muchas probabilidades de que algunos de estos temas se comprendan en momentos claves y en muy diversas circunstancias.
2. Establecer qué son grandes preguntas
¿Qué es lo que hace grandes a las grandes preguntas? Al igual que ocurre con los grandes temas de comprensión, las grandes preguntas lo son en cuanto a que ofrecen información, actos, ética y oportunidad.
Las preguntas también son contenido. Conocer una gran pregunta, mantenerla viva en la mente y desarrollar la habilidad de plantearla es poseer una especie de pasión y poder para moverse por el mundo. Aunque estemos profundamente condicionados para pensar que lo que aprendemos son respuestas, las grandes preguntas son algo que merece la pena aprender.
3. Elegir las grandes destrezas
Las grandes destrezas inciden en cómo podría gestionarse mejor la vida desde una perspectiva personal e interpersonal. De cara a la vida que probablemente tendrán los alumnos en el futuro, es importante desarrollar habilidades y actitudes capaces de hacer frente a grandes desafíos, como la autocomprensión, la empatía, la ética y la colaboración, y, por supuesto, el pensamiento eficaz.
Las grandes destrezas personales e interpersonales facilitan la percepción de uno mismo en el mundo, te guían para que realices actos prácticos y nutren las actitudes éticas y el comportamiento, además de crear numerosas oportunidades para su aplicación. Por ello, constituyen una pieza clave de la respuesta a la pregunta ¿qué merece la pena aprender?
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