Jesús González Alcántara/IBERO
La académica del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana y coordinadora del Faro Educativo, Arcelia Martínez Bordón, considera que el programa sectorial anterior colocaba la escuela al centro, lo que lograba involucrar varias dimensiones que se articulaban, tales como mejora de la infraestructura, mejora de la gestión, mejora de la participación social y mejora de la planeación escolar, a partir de la evaluación.
Ahora, afirma, se ha desvanecido la idea de la escuela como unidad de cambio donde confluyen varios actores en un trabajo coordinado y colaborativo.
Lo anterior se dio a conocer a través de una nota informativa que distribuyó el Faro Educativo y en la cual se recogen las discusiones de especialistas que participaron en las mesas 3 y 4 del Seminario “Programa Sectorial de Educación 2020-2024: Diagnóstico, propuestas y retos para su implementación” convocado por el Faro Educativo del INIDE, el Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia, el Campo Estratégico de Acción en Modelos y Políticas Educativas, y el Departamento de Educación de la IBERO.
Durante su intervención, Cimenna Chao Rebolledo, coordinadora de la Especialidad en Educación Socioemocional en el Departamento de Educación de la IBERO, señaló que en el Programa Sectorial de Educación los factores intangibles de la convivencia escolar están desdibujados, toda vez que en el programa sectorial se menciona un deseo de generar entornos favorables para el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero éstos se enmarcan únicamente en la infraestructura educativa.
No se habla propiamente de la creación de entornos que pongan en marcha actitudes, habilidades y competencias que generen un entorno favorable, tampoco se habla en términos de la formación que requieren los docentes respecto a los elementos intangibles.
Ello es preocupante, señaló Chao Rebolledo, porque la invisibilidad de lo intangible incide en que no se tenga claridad respecto a cómo se va a dar seguimiento y a evaluar el impacto que podría tener, por ejemplo, la inversión de infraestructura deportiva en el bienestar y en la sana convivencia, es decir, cómo vamos a saber si ese dinero que se va a invertir tendrá o no algún tipo de repercusiones.
Por su parte, Alejandra Luna Guzmán, maestra en Investigación y Desarrollo de la Educación por la IBERO y doctorante en Educación por esta misma institución, destacó que a la fecha no se tiene una base de datos con información y montos de las escuelas beneficiadas por el programa La Escuela Es Nuestra, por lo que, dijo, hay muchas incógnitas respecto a cómo se va a realizar la asignación presupuestal. También comentó que los montos de presupuesto que se tienen previstos (7,280 millones de pesos) no alcanzarán para cubrir las necesidades de infraestructura educativa de todas las escuelas, por lo tanto, señaló que se tiene que reducir el monto o bien, la cantidad de escuelas beneficiadas.
A pesar de advertir que en el Programa no se menciona a las Normales Rurales, el académico e investigador de la IBERO, Raúl Romero Lara, quien además es docente en el Instituto Superior Intercultural Ayuuk y asesor en la Universidad del Medio Ambiente, dijo estar de acuerdo en lo que llamó “la principal ruptura de este programa sectorial con los anteriores” y que es de tipo narrativo, al concebir que la escuela ha sido reproductora de desigualdades sociales, que el docente es un agente de transformación, y, por lo tanto, requiere ser revalorizado, y que debe privilegiarse la mejora por encima de la sanción.
En este encuentro también participaron especialistas del Tecnológico de Monterrey, del Instituto Tecnológico Autónomo de México y de la Universidad Autónoma de Baja California.
Consulta aquí el Programa Sectorial de Educación
https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5596202&fecha=06/07/2020
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