Por: Luciana Jouli y Nerina Tarditto*
En el mes de agosto el gobierno de la ciudad de Buenos Aires en Argentina emitió una normativa según la cual en las escuelas primarias y los jardines las/os estudiantes no podrán usar los celulares durante las clases y los recreos, mientras que en el nivel secundario los teléfonos y tablets deberán estar guardados durante las horas de clase. Esta medida impactará a 566.000 estudiantes tanto de escuelas públicas como privadas y según el Ministerio de Educación de la ciudad de Buenos Aires fue consensuada con equipos docentes, especialistas, representantes de ONGs y hasta la sociedad de pediatría argentina. La medida que generó opiniones a favor y en contra, trae nuevamente a la discusión, las implicancias de las tecnologías en el aula.
Lucas Aguilera en su libro Nueva Fase define a la digitalización como “una de las determinaciones fundamentales de la nueva fase del momento capitalista”. En este sentido resulta necesario debatir si la prohibición del celular en las aulas es la solución a los problemas de la educación.
Ahora bien, resulta sorprendente que en la ciudad de Buenos Aires gobernada por Jorge Macri se prohíba el celular ya que el mismísimo jefe de gobierno en el año 2022, mientras era intendente de Vicente Lopez, celebró y trabajó para lograr la certificación de la primera escuela pública por la empresa tecnológica Google con el argumento de “mejorar la calidad educativa”. Es difícil comprender cómo por un lado Jorge Macri certifica escuelas con índices de las grandes empresas tecnológicas del mundo para que definan los destinos de la educación pública mientras que, como jefe de gobierno, prohíbe el uso de los dispositivos tecnológicos en el lugar en el qué las y los estudiantes pasan más de seis horas diarias.
Cuando hablamos de calidad educativa, ¿desde qué parámetros y para quién? ¿A qué intereses responden estas medidas?
La cartera educativa en CABA está a cargo de Mercedes Miguel, quien fue Secretaría de Innovación y Calidad Educativa durante el gobierno nacional de Mauricio Macri y tiene en su equipo a Oscar Mauricio Ghillione, quien fue Secretario de Gestión Educativa en el mismo periodo. Ambos vinculados con ONGs como Grupo Sophia y Enseñá por Argentina. Los actores se repiten y las políticas educativas también. La ministra prohíbe los celulares mientras realiza conferencias y entrevistas con la plataforma educativa Ticmas, la cual se especializa en áreas como software engineering, e-learning y creatividad entre otros y tiene como aliados a actores económicos como Disney, Google for education y Amazon.
En una entrevista que brindó a Página 12 la doctora en educación y ex viceministra de de educación Adriana Puigross sostiene que la política educativa del gobierno de Javier Milei, con similitudes con el de Jorge Macri, “está muy vinculada a la idea de desarmar el Estado nacional, desarmar lo colectivo” para responder a los intereses de las grandes empresas, lo cual puede verse en las vinculaciones qué la ministra mantiene por ejemplo con la empresa Edunexo y Ticmas. Detrás de estas plataformas están los gigantes tecnológicos queriendo imponer su modelo económico.
Dice Adriana Puigross que “comunidad es un aula escolar; ahí hay comunidad y se produce sociedad. El tema es que se pone la tecnología por encima del diálogo humano”. Y en este punto es donde como comunidad educativa resulta interesante el debate sobre el uso del celular. Esa extensión de nuestro cuerpo qué denominamos celular además de ser el elemento con el que: nos comunicamos con la familia, amigos y hasta desconocidos, pagamos todo aquello qué compramos, ingresamos a un aula virtual para ver la nota de un examen y hacemos un trámite de AFIP, también es una herramienta fundamental para el trabajo con las infancias y juventudes del mundo actual.
Dice Mariana Dato, profesora en Ciencias de la Educación en una nota qué brindó al medio La Gaceta: “En un país donde el acceso a un celular es absolutamente más fácil que poder comprar una computadora, se lo puede utilizar como recurso didáctico en muchas materias, y si se compara su precio con el de los libros escolares (desde $50.000), resulta una inversión”.
La decisión es qué hacemos con esa herramienta, como la utilizamos, cómo sabemos trabajar con ella. La formación docente en el uso de las tecnologías resulta hace ya tiempo una demanda constante. En el año 2010 se fundó el Programa Conectar Igualdad desde el que se brindaron computadoras y formación para estudiantes y docentes. Los años pasaron y las políticas educativas, en general, no respondieron a los cambios económicos mundiales, atravesados en todas sus aristas por la digitalización.
Valeria Sardi y Jesica Baez, autoras del libro Pedagogías feministas, propuestas para imaginar y sentir las aulas sostienen en una nota qué brindaron al medio página 12 que “el celular no es un problema de chicos, chicas y chiques, es un problema social, cultural, que estamos atravesando todos.” Ademas sostienen que es importante “repensar las aulas desde pedagogías no tradicionales ”, poner el foco en lo que verdaderamente sucede y en los intereses, emociones, problemas que tienen las/os estudiantes
Nuevamente, las/os infancias y juventudes son mirados desde una mirada negativa y frente a las adversidades que hoy a atraviesan en las aulas, la prohibición está antes que el deseo y las necesidades que ellos demandan.
El mundo se digitaliza, el celular es una extensión de nuestro cuerpo y ¿la decisión política para resolver los problemas de la educación es eliminar el celular? En el sector educativo se vienen dando debates sobre cómo usar las herramientas digitales en el aula, no sobre cómo eliminarlas. Pero para ello es necesario también el acceso a la conectividad y a los dispositivos en el aula como parte fundamental del derecho a la educación. Javier Milei desvaloriza la tarea docente con salarios por debajo de la canasta básica. Sin embargo, gracias a los acuerdos de Milei y Elon Musk, a través de un acuerdo con Unicef, el gobierno de Salta ya entregó 28 kits de Starlink, el servicio de internet satelital de Elon Musk, para escuelas rurales, lo cual según informó el gobierno brindará conexión a más de 1700 estudiantes salteños. Y en este contexto permitámonos preguntarnos recordando al pedagogo Paulo Freire, ¿a quien favorece? ¿a favor de quién son estas decisiones? ¿Y quienes somos los desfavorecidos? Nos preguntamos sí en esta disputa de intereses, se piensa en la igualdad de aprendizajes y de oportunidades para las/os estudiantes.
Frente a un proyecto educativo que busca la prohibición y eliminación de herramientas en un mundo digitalizado existe otro proyecto educativo donde el celular puede ser una herramienta fundamental para construir, disputar y organizar un nuevo sentido común donde las infancias y juventudes pueden tener su voz y donde las y los actores de la comunidad educativa sean protagonistas de la los destinos del proyecto educativo.
La conectividad y los dispositivos tecnológicos pueden ser un camino para construir un proyecto comunitario que genere contenido y conocimiento que esté a disposición de los intereses de cada espacio que genere conocimiento.
* Jouli es Licenciada en Educación Especial y Tarditto es Profesora de Lengua y Literatura y Diplomada en ESI, géneros y sexualidades. Ambas miembros del Centro de Estudios y Formación en Política Educativa (CEFOPED), asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)