Más ojos para la promoción horizontal

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

 

El juicio que alumnos y padres de familia realicen sobre la labor docente podría tener limitaciones al no poseer los elementos para hacer una valoración más técnica y específica…

Al menos desde el programa Carrera Magisterial, muchos han advertido sobre la desvinculación de la promoción horizontal a través de incentivos económicos con el desempeño cotidiano de los profesores de educación básica: se premia a quien responde bien un examen, asiste a cursos de actualización, tiene mayor antigüedad o grado académico o redacta un plan de clase bajo ciertos requisitos, sin que los factores anteriores necesariamente redunden en una mejor acción profesional.

Si de por sí es motivo de discusión que la suficiencia salarial dependa de la participación en programas compensatorios, lo es también el grado de relación de éstos con el desempeño profesional de los docentes.  El Programa de Promoción Horizontal por Niveles con Incentivos en Educación Básica, vigente a partir de 2021, establece, como su primer objetivo general, propiciar que el desempeño de los docentes “esté enfocado a lograr […] el máximo logro del aprendizaje de los alumnos y su formación integral” (SEP, 2021, p. 9), mientras que, en la misma sintonía, en los objetivos específicos contempla “incentivar al magisterio para favorecer el logro de los mejores resultados educativos mediante su labor cotidiana” (SEP, 2021, p. 9). Vale la pena revisar en qué medida factores que son considerados, como antigüedad, grado académico, desarrollo profesional (formación, capacitación y actualización) o exámenes escritos de conocimientos y aptitudes, impactan en aquello que representa el propósito esencial del programa.

Dentro del programa de promoción horizontal actual destaca la inclusión del factor de evaluación denominado Reconocimiento al buen desempeño, que “consiste en la valoración [a través de una escala de percepción] que realizan las madres, padres de familia o tutores y los educandos de la labor cotidiana de los participantes para favorecer el máximo logro de aprendizaje” (SEP, 2021, p.17).  La idea, de entrada, no suena mal: suele decirse que “los alumnos, los propios docentes y las familias por lo general no se equivocan cuando distinguen a un buen profesor de un mal profesor” (Tenti, 2013, p. 137).

La opinión de un alumno o padre de familia parecería más apegada al desempeño real de un profesor que las respuestas a un examen escrito, su grado académico o su antigüedad. Sin embargo, la instrumentación de este factor de evaluación representará un reto importante: qué aristas de la labor docente pueden ser valoradas por alumnos y padres de familia, qué criterios determinarán la selección de informantes para evitar que las respuestas sean sesgadas, quién se encargará de la aplicación de las escalas de percepción, cómo evitar que éstas se conviertan en simples encuestas de satisfacción como si se tratara de un servicio empresarial, etc.

El juicio que alumnos y padres de familia realicen sobre la labor docente podría tener limitaciones al no poseer los elementos para hacer una valoración más técnica y específica. Emerge entonces la necesidad de complementarlo mediante otras perspectivas. En ese sentido, las funciones de las autoridades escolares, es decir, los directores y supervisores, pueden ser vinculadas a los procesos de valoración de los profesores. Se podría aprovechar que estos dos actores tienen un lugar privilegiado para analizar el desempeño de los maestros: ambas funciones implican el contacto permanente y directo con el docente en su labor cotidiana.

Si se considera que “la virtud (la calidad del docente) está en la ejecución y en la actuación, y no en el producto” (Tenti, 2013, p. 132) y que en la docencia “el virtuosismo práctico tiende a predominar sobre el saber codificado (o teórico metodológico)” (Tenti, 2013, p. 124) entonces resulta necesario crear mecanismos para atestiguar el acto profesional del maestro: valorar a aquel que quizá nunca leyó a Freire pero enseña a sus alumnos a preguntar más que a responder o a aquel que en el examen se equivocó en la pregunta sobre Vygotsky, pero en el aula practica el andamiaje con sus estudiantes. La inclusión de directivos y supervisores permitiría tener un acercamiento más nítido y contextualizado al desempeño del profesor, lo que no es posible mediante instrumentos como las pruebas escritas o las escalas de percepción de los padres de familia.

El involucramiento de directivos y supervisores en los procesos de evaluación docente se presenta en otras regiones. En Uruguay, por ejemplo, sus juicios influyen en el avance de los profesores en el sistema escalafonario: en el caso de los inspectores, emiten “juicios [que] deben considerar la capacidad técnico-pedagógica; la conducción del proceso de enseñanza aprendizaje; la planeación y el desarrollo del curso” (Martínez Rizo, 2016, p. 77), entre otros elementos, mientras que los directores realizan valoraciones sobre “la aptitud y preparación del maestro, su iniciativa, su disposición al trabajo colaborativo, su asiduidad y puntualidad, las relaciones humanas, el interés por los alumnos y su trato con ellos” (Martínez Rizo, 2016, p. 77). En otros países, como Cuba, Ecuador, Chile y Portugal, los directores y supervisores participan también en los procesos de evaluación de los docentes (Martínez Rizo, 2016).

En suma, se podría asumir (en espera de su implementación) que la incorporación de más agentes de evaluación, como los padres de familia y los alumnos, es un acierto en los procesos de promoción horizontal de los docentes de educación básica. No obstante, deben esquivarse los riesgos que esta práctica representaría: no se debe olvidar que, en el pasado, ejercicios de coevaluación para el otorgamiento de incentivos caían en la simulación. No se minimiza el valor de las escalas de percepción emitidas por padres y alumnos, pero su mirada debería ser complementada, pues ninguna ofrece un panorama completo, sobre todo si se trata de valorar algo tan complejo como el desempeño del profesor: surge entonces la conveniencia de involucrar a directivos y supervisores en la emisión de valoraciones más finas sobre aspectos profesionales y, así, vincular con mayor fuerza la evaluación por la promoción horizontal al desempeño cotidiano.


 

REFERENCIAS

Martínez Rizo, F. (2016). La evaluación de docentes de educación básica. Una revisión de la experiencia internacional. México: INEE.

SEP. (2021).  Programa de Promoción Horizontal por Niveles con Incentivos en Educación Básica. México: autor.

Tenti, E. (2013). Riqueza del oficio docente y miseria de su evaluación. En M. Poggi (coord.), Políticas docentes. Formación, trabajo y desarrollo profesional. UNESCO.

 

Fuente de la información:  http://proferogelio.blogspot.com/

 

 

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Evaluación USICAMM: Un agravio contra la verdadera revalorización docente

Por: Erica Franco Lavín

A partir de la evaluación de Promoción Horizontal llevada a cabo los días 2, 3 y 4 de julio en todo el país, donde un gran porcentaje de docentes con aspiraciones a una mejora salarial se sometieron a una evaluación en línea diseñada por la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (USICAMM), es necesario generar un análisis sobre lo acontecido durante este proceso y de esta manera corregir, proponer, mejorar y diseñar en un futuro, programas que respondan a las necesidades y a la realidad que viven los docentes.

  Indudablemente la vocación es el eje rector de esta profesión, pues la retribución salarial no es acorde a la diversificación de la labor educativa, a las actividades tanto escolares como extraescolares que realizan, sobre todo durante la pandemia, donde  el tiempo destinado para trabajar a distancia se incrementó, sin embargo la precariedad en su salario fue más evidente, así como la falta de recursos y apoyos para realizar su labor; las negociaciones fallidas del SNTE solo han conseguido un raquítico  3.4 por ciento en el aumento directo al salario, esto resulta ofensivo y contrario a una inflación y encarecimiento de vida que se ha hecho patente en las últimas dos décadas.

Debido a lo anterior, resulta admirable la actitud, la responsabilidad, el compromiso y la fortaleza de los maestros y maestras, porque a pesar de todo, siguen dando su mejor esfuerzo, y con justo derecho buscan una mejora en su salario. La travesía para conseguirlo se remonta al mes de marzo cuando se emitió la convocatoria para el programa de Promoción Horizontal y Vertical donde  miles de docentes se enfrentaron a las fallas de una plataforma tecnológica, a la ausencia del titular  de USICAMM para dar la cara por los errores, y se toparon  con  la indiferencia de las  autoridades  de la SEP, quienes evadieron sus responsabilidades y no asumieron nunca el compromiso de garantizar un proceso de cobertura amplia, de pronta respuesta y solución a los problemas que resultaban durante cada fase y que diera oportunidad a todos los docentes de ingresar. Por fallas en la plataforma varios maestros no pudieron acceder a los procesos a pesar de que su práctica educativa era por demás admirable, otros más lograron pasar los filtros administrativos, burocráticos y tecnológicos, llegaron a la evaluación, pero nuevamente los errores de la plataforma los relegaron a la lista de incidencias, donde quizá resulten ignorados.

En cuanto al  examen,  no fue diseñado especialmente para un nivel específico, algo que  generó molestia,  considerando que existen diferencias normativas, de trabajo,  y sobre todo  problemas específicos en  preescolar, primaria y secundaria;  a pesar de haberse dado un extenso material bibliográfico para estudiar, de manera conceptual y explícita esto solo se aproximó a un 30% de los reactivos, lo demás se centró en el análisis de conflictos escolares, funciones, acciones y estrategias utilizados por los maestros para dar solución adecuada a los casos presentados; temas como la inclusión, interculturalidad y acoso escolar fueron también ejes considerados  para su evaluación, a esto se anexó  el conocimiento sobre  las medidas adecuadas para atender a alumnos con problemas visuales, auditivos y motrices,  y el conocer dispositivos y recursos de apoyo, algo que  llegó a  resultar ajeno  por ser  instrumentos de carácter más técnico y especializado.

La ambigüedad en las respuestas, el juego de palabras, el hecho de que solo un inciso es el correcto ante algunos planteamientos resulta una ironía, cuando en el discurso  se ha insistido en que el maestro según su contexto sea capaz de diseñar diversas estrategias para dar solución a lo que acontece en su salón de clases  o en la institución donde labora, se reconoce que los protocolos y  manuales brindan una orientación general, pero  las soluciones presentadas en los reactivos  pueden llegar a ser todas adecuadas bajo ciertas circunstancias y por ello no existe solo una  respuesta correcta.

En cuanto las preguntas sobre la práctica educativa, resultó interesante el que los docentes pudieran tener la oportunidad de relatar y ejemplificar sus experiencias exitosas en  la resolución de conflictos entre alumnos, con los padres y madres de familia, narrar sus intervenciones e innovaciones pedagógicas, las acciones implementadas con el colectivo docente y la manera en que todo esto ha impactado en el aprendizaje de los estudiantes; ojala que el USICAMM recupere lo que de manera libre y abierta los maestros expresaron en sus respuestas, que las autoridades tengan la capacidad de analizar  y al mismo tiempo comprendan y valoren  el gran trabajo que realizan, pero sobre todo que no se  pretenda que sean solo unas las respuestas correctas, ¿Cuál será el mecanismo de revisión de esta evaluación? ¿Serán elegidos al azar o con el uso de palabras clave definidas por la autoridad? No debiera ser así, ya que la diversidad de voces, contextos, expresiones, experiencias vividas, recursos y estrategias usadas son la riqueza de la labor docente.

Sería interesante que al final de este proceso podamos conocer en voz de las autoridades del USICAMM y de la SEP, las cifras exactas de los docentes que ingresaron satisfactoriamente en cada fase, para contrastar dichos  números con la cantidad  total de maestros y maestras de todo el país;  incongruente  resultaría que el programa de Promoción Horizontal no haya permitido el acceso hasta la etapa de la evaluación a por lo menos el 80% de los docentes, y más lamentable sería que en la publicación de resultados solo sea un mínimo porcentaje de maestros que sean reconocidos para obtener el incentivo.

En este proceso se demuestra que no ha llegado aún el programa de incentivos y estímulos que estén diseñados para poder dar un trato digno a los trabajadores de la educación, con apego a sus derechos, que permitan un acceso amplio, que no sea solo una simulación y que no genere falsas esperanzas para acceder a un estímulo, cuando en la realidad los recursos presupuestales destinados son raquíticos. Una deuda pendiente se tiene con los trabajadores de la educación, no pueden seguir implementando programas de incentivos excluyentes y selectivos, de manera unilateral, sin consensos y desde una oficina, esto resulta un agravio, primero debe garantizarse un incremento salarial digno a todos los maestros y maestras de México, eso sí representaría una verdadera revalorización.

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Ingreso al servicio docente: un shock de realidad.

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

Cuando el profesor ingresa al servicio profesional, existe la posibilidad de que experimente un “shock de realidad”: un episodio de prolongación indeterminada en el que debe lograr la “asimilación de una realidad compleja que se impone incesante sobre el maestro principiante, día tras día [y] debe dominarse continuamente, especialmente en el primer periodo de enseñanza real” (Veenman, 1984, p. 144). Este momento sacude los cimientos de la formación inicial debido a una realidad difícil de descifrar. Al respecto, Tenti (2005) señala que es frecuente que “el recién graduado sea rico en capital cultural formal y esté más actualizado en las ciencias de la educación; pero es sabido que este conocimiento no alcanza para resolver los problemas cotidianos del oficio” (p. 283).

Aunado a lo anterior, desde algunas perspectivas se advierte que la formación inicial tiene un alejamiento de la práctica en condiciones reales: “los programas de formación docente en América Latina y el Caribe, […] se enfatiza poco en la formación a través de prácticas pedagógicas y que los futuros docentes dedican poco tiempo al trabajo y a la investigación en las escuelas bajo la dirección de maestros de maestros” (Calvo, 2019, p. 13). En el caso mexicano, el recién liquidado plan de estudios 2012 para profesores de educación primaria en las Escuelas Normales establecía periodos graduales de acercamiento a las escuelas, que alternaban observación, ayudantía y práctica de los futuros maestros, en periodos que iban de los 10 días durante el primer semestre hasta 16 semanas durante el octavo. Aún con este valioso componente de la formación docente normalista (vale la pena debatir si es suficiente), el sumergimiento en la realidad laboral implica un esfuerzo considerable.

Entender qué hace el docente y cómo lo hace es mucho más complejo de lo que se pensaría. Al respecto, Emilio Tenti (2013) asevera que “el virtuosismo práctico tiende a predominar sobre el saber codificado” (p. 124), es decir, muchas de las decisiones no se basan “en aplicar tal o cual método o procedimientos formalizados, tal como aparecen en los libros de pedagogía o didáctica” (p. 125). Es a través de la experiencia que el docente descifra la realidad y le encuentra sentido, o incluso niega, la formación teórica que posee. ¿Cuánto durará este periodo de apropiación del virtuosismo práctico? ¿Se corre el riesgo de sucumbir?

Se vislumbra entonces la necesidad de generar procesos orientados de acercamiento a la realidad, que permitan al maestro novato ir adquiriendo paulatinamente los saberes que sólo la práctica le proveerá y que impidan, mediante el respaldo de un colega, derrumbarse ante una realidad aún demasiado desafiante: “sistemas de mentorazgo, que destacan a docentes calificados y de reconocida trayectoria para el acompañamiento de maestros y profesores noveles en sus primeros desempeños laborales” (Terigi, 2021, p. 94).

En México, en la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, se contempla la tutoría como una estrategia de profesionalización, dirigida a los docentes noveles en sus dos primeros años de servicio y proporcionada por otros profesores con al menos tres años de experiencia. Esta función es concebida como un reconocimiento a la labor del maestro-tutor, generando una promoción horizontal temporal. La selección de los tutores se basa en un proceso donde, por medio de evidencias documentales, los aspirantes deben comprobar aspectos como formación académica y continua, trayectoria profesional y movilidad académica, entre otros.

Una primera revisión de los requisitos y elementos a valorar, hacen pensar que el proceso de selección de mentores podría perfeccionarse para garantizar la atracción de “docentes calificados y de reconocida trayectoria” (Terigi, 2021, p. 94). Sin dejar de pensar en las implicaciones operativas que conllevaría, quizá la inclusión de otros instrumentos de valoración, como la entrevista, podrían contribuir a lo anterior. Marcelo (2008) insiste en la necesidad de la formación de mentores, especialmente en “aspectos como el análisis de la enseñanza, comunicación con los principiantes, retroacción constructiva, desarrollo de estrategias de mentorazgo, roles y responsabilidades de mentores, evaluación de la enseñanza, etc.” (p. 34). La afinación del proceso de selección podría redundar en asegurar que el tutor “sea un docente legitimado por sus buenas prácticas de enseñanza y que haya cumplido cierta trayectoria profesional (seis a diez años de experiencia)” (Beca y Boerr, 2021, p. 115).

Es digno de destacar que en México exista un programa de tutoría a docentes noveles, pues, al revisar las políticas de inserción a la docencia en diversos países europeos, en muchos de ellos (Alemania, Bélgica, Finlandia, Irlanda, etc.) este apoyo no es ofrecido, mientras que, a diferencia de México, en que el proceso dura dos años, en la mayoría de estos países la duración no sobrepasa el año (Marcelo, 2008, p. 37).  Programas de este tipo evitan que la inserción a la docencia se rija por la lógica del “aterriza como puedas” (Marcelo, 2008, p. 19).

De acuerdo a lo establecido por la Secretaría de Educación Pública (SEP, 2021), la tutoría, aunque se adapta a las necesidades de los tutorados, aborda contenidos como la incorporación a la comunidad escolar, el currículo, el diseño de estrategias didácticas y la evaluación de los aprendizajes, entre otros. Temas como éstos, si bien revisados en la formación inicial, sin duda adquieren un rostro diferente al trasladarse a la realidad.  Para el desarrollo de las actividades de tutoría se consideran las modalidades en línea y presencial; en esta última, se contemplan ejercicios como la observación del trabajo en el aula y el acompañamiento en la revisión de materiales o planeaciones conjuntas.

Para el fortalecimiento del programa de tutorías convendría establecer vínculos entre la formación inicial y la formación continua (a la cual corresponde esta experiencia). El programa de inserción no debería sustituir ni mucho menos despreciar la formación inicial, ni dejar que pierda su influencia, al contrario, debería aprovecharla. En ese sentido resulta interesante lo que se hace en Inglaterra:  las instituciones formadoras de maestros emiten, por cada egresado, un documento en el que destacan las áreas de mayor fortaleza del nuevo maestro, así como las cuatro que requerirían mejorar en el primer año de enseñanza (Marcelo, 2008, p. 57). Involucrar, con acciones como la referida, a las Escuelas Normales y a otras instituciones formadoras de docentes sin duda haría menos espinosa la transición al servicio docente.

Desde luego que sería deseable que la tutoría se extendiera a otros procesos, tales como la promoción a puestos directivos o de supervisión y que incluso se instaurara en la cultura escolar, a través de los Consejos Técnicos Escolares. Podría fortalecerse, como ya se ha dicho, si se vincula con instituciones de educación superior especializadas en la formación docente (sin que esto implique el alejamiento del escenario real de enseñanza) o incluso si se da continuidad al proceso formativo inicial del docente. Sin duda un profesor inmerso cotidianamente en la práctica es una figura adecuada para la tutoría, pero debe asegurarse su formación para esta tarea, así como la precisión de los procesos de selección.  La tutoría a maestros debutantes, proceso que abre los muros del aula, propicia el diálogo entre colegas y genera aprendizaje entre pares, es motivo de regocijo ante una tradición que hace de la docencia un ejercicio mayormente silencioso y en solitario.

 *Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía. 

Twitter: @proferoger85

REFERENCIAS

Beca, C. y Boer, I. (2021). El proceso de inserción a la docencia. En C. Vélez y D. Vaillant (coord.), Aprendizaje y desarrollo profesional docente (89-98). OEI-Santillana.

Calvo, G. (2019). Políticas del sector docente en los sistemas educativos de América Latina. Buenos Aires: UNESCO.

Marcelo, C. (2008). “Políticas de inserción a la docencia”: de eslabón perdido a puente para el desarrollo profesional docente. En C. Marcelo (coord..), El profesorado principiante. Inserción a la docencia. Octaedro.

SEP. (2021). Disposiciones para normar las funciones de tutoría y el proceso de selección del personal docente y técnico docente que se desempeñará como tutor en la educación básica. México: autor.

Tenti, E. (2005). La condición docente: análisis comparado de la Argentina, Brasil, Perú y Uruguay. Buenos Aires: Siglo XXI.

Tenti, E. (2013). Riqueza del oficio docente y miseria de su evaluación. En M. Poggi (coord.), Políticas docentes. Formación, trabajo y desarrollo profesional. UNESCO.

Terigi, F. (2021). Carrera docente y políticas de desarrollo profesional. En C. Vélez y D. Vaillant (coord.), Aprendizaje y desarrollo profesional docente (89-98). OEI-Santillana.

Veenman, S. Perceived problemas of beginning teachers: Review of Educational Research Summer, LIV (2), pp. 143-178. Disponible en: http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.834.9292&rep=rep1&type=pdf

Fuente e Imagen: http://proferogelio.blogspot.com/2021/04/ingreso-al-servicio-docente-un-shock-de.html

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Exámenes en línea en los procesos de admisión y promoción docente

Por: Abelardo Carro Nava

Más de dos años han pasado desde que el gobierno de la cuarta transformación tomó las riendas de este país y, en materia educativa, el barco navega a la deriva y sin posibilidades reales de que haya un giro en el timón que le permita llegar a puerto seguro. De hecho, lo que tanto se criticó en el pasado, sigue tan presente que a más de uno nos ha hecho pensar y afirmar que poco a ha cambiado para que todo siga igual, o peor. Me explico.

Como bien sabemos, con la llegada del lopezobradorismo a la Presidencia de la República, y la consecuente aprobación de la reforma a la reforma educativa de 2013, se constituyó la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), instancia que sustituyó a la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD) que, en términos concretos, tenía como objetivo asegurar con base en la evaluación, la idoinedad de los conocimientos y capacidades del personal docente, directivo y de supervisión, así como asegurar un nivel suficiente de desempeño en quienes realizan funciones de docencia, de dirección y supervisión; objetivo que sigue tan presente en estos días salvo porque en las disposiciones reglamentarias emanadas de las leyes secundarias se modificaron algunas palabras, pero, sin duda, la esencia sigue siendo la misma: evaluar a los maestros, ya sea para el ingreso o para la promoción. Claro, hasta el momento no se puede hablar de una evaluación del desempeño docente puesto que, justo en el momento en que escribo estas líneas, me enteró que la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU), ha lanzado una consulta sobre la evaluación docente, ya no punitiva, sino diagnóstica (Profelandia.com, 2021).

Y bueno, dicho lo anterior, en días pasados a través de las redes sociales, conocimos el oficio número DGR/045/2021 y DGA/124/2021 emitido por la SEP y la USICAMM, dirigido a autoridades de educación media superior y titulares de los organismos descentralizados mediante el cual, se informa, la determinación de la modalidad de aplicación de los instrumentos de valoración que conforman los sistemas de apreciación de conocimientos y aptitudes de los diferentes procesos de selección conforme a lo siguiente: la aplicación de instrumentos de valoración de los procesos de selección para la admisión y la promoción vertical, así como la conclusión de la admisión del ciclo escolar 2020-2021, en educación media superior, se llevará a cabo en la modalidad a distancia y a través de un software de aplicación en línea”. No obstante, lo anterior, en dicho documento también se señala que en caso de que alguna autoridad educativa local decidiera aplicar el instrumento de valoración en alguna sede podría hacerlo, pero tendría que comunicarlo de manera oficial a la USICAMM.

Ahora bien, en ese mismo documento se especificaron una serie de características del sistema informático que se diseñará para la aplicación de los instrumentos como: compatibilidad entre distintas computadoras independientemente de su software de sistema, inmediatez de acceso controlada a través de usuario y contraseña, optimización de recursos ya que el software deberá operar con especificaciones técnicas, entre otras. Y por lo que respecta a las especificaciones técnicas, ya sea para la aplicación de manera presencial o en línea del instrumento, “los quipos de cómputo que se utilicen en las sedes de aplicación como en las computadoras o dispositivos personales de los participantes, deberán contener:

Equipo de cómputo:
    • Procesador Intel Pentium 4 1,4GHz-1,5GHz o superior.
  • 64 MB de RAM (Linux y Windows, 128 MB de RAM para Mac) o superior.
  • 50 MB de espacio libre en disco (Linux y Windows, 70 MB de espacio libre en disco para MAC).
  • Sistema operativo Microsoft 98 o superior.
Cámara web:
  • Resolución 640 por 480 pixeles, colocada al frente. En caso que el equipo de cómputo no cuente con cámara web, se deberá instalar una externa, la cual deberá cumplir con la misma resolución.
Red:
  • 2MB de bajada y 1MB de subida, como mínimo.

Visto lo anterior, es fácil deducir que la USICAMM, en lo que va de dos años, no ha podido con el paquete que la CNSPD le dejó en las manos; tal vez, se deba, a una falta de creatividad, conocimiento, capacidad, o también, de recursos que son necesarios para poner en marcha un proyecto de tal envergadura. Reina el desastre y, desafortunadamente, nadie le ha puesto un alto y eso que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), según se dijo, pediría la renuncia del titular de este organismo.

Y es que es obvio, existe un proceso de admisión inconcluso dada la contingencia sanitaria que provocó el COVID-19, pero ha pasado un año de tal suceso y apenas se toma una determinación con relación a este asunto. ¿No podría haberse discutido, analizado y dialogado para que, en el transcurso de ese año se tomara una decisión con relación a este tema? La respuesta es evidente porque, quiero pensar, que en la USICAMM se tiene presente la ley y ésta debe cumplirse, ¿y los criterios excepcionales que ésta misma emitió hace unos meses?, ¿no podrían tomarse otro tipo de criterios para este proceso de admisión inconclusa? En fin. Ya tienen en sus manos un nuevo proceso de admisión y, curiosamente, uno que no han concluido. Vaya paradoja.

Por lo que respecta a los procesos de promoción, prácticamente pasaron dos años para que dieran a conocer los programas de incentivos para el magisterio, y bueno, como sabemos, la USICAMM ha sido un desastre administrativo y, para variar, con esta idea sobre la aplicación de un examen en línea se acentúa tal hecho.

¿Qué va a pasar si, durante la aplicación del instrumento de valoración, el internet del participante deja de operar porque, como sabemos, no hay un servicio que brinde la calidad requerida al cien por ciento?, ¿y si se va a la luz? Peor aún, ¿el maestro o maestra tendría que comprar un equipo de cómputo y cámara que cumplan con las especificaciones técnicas requeridas? Mucho peor aún, ¿el incumplimiento de estas especificaciones o el que se vaya la luz o internet mientras el profesor responde el instrumento de valoración será responsabilidad, única y exclusiva de éste y, por tanto, será su entera responsabilidad quedar fuera del proceso aun cuando sea un extraordinario docente?, ¿no es una forma de lavarse las manos por parte del USICAMM?, ¿no es eludir una responsabilidad?

Cierto, habrá quien me diga que estas especificaciones son para los procesos de admisión y promoción en educación media superior, y es correcto; sin embargo, para como están las cosas, no dudemos que se aplicará tal esquema en educación básica.

Con negritas:

Hace unos meses escribí un artículo denominado “La promoción horizontal de la USICAMM: malas noticias para los maestros” y del que recibí varios comentarios, lo cuales agradezco infinitamente, porque me permitieron reflexionar sobre mi pensar y decir, no obstante, mi postura fundada en los eventos como el que ahora les comparto sigue siendo la misma: son malas noticias para los maestros, ¿revalorización del magisterio?

Referencias:

Fuente:  educacionfutura

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La Promoción Horizontal: entre esperanza e incertidumbre magisterial

Por: Erick Juárez Pineda

La Promoción Horizontal, un estímulo donde los profesores y directivos pueden acceder a un aumento de salario sin que esto implique un cambio de funciones, fue una de las promesas más esperadas por el gremio desde que se echó a andar la Reforma Educativa del presidente López Obrador.

El discurso de revalorización del magisterio y las promesas hechas desde la campaña del 2018, mantenían la esperanza de poder acceder a mejores condiciones de vida, sin embargo, esto no se veía llegar.

Al principio del sexenio, la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (USICAMM) se dijo lista para echar a andar este programa de incentivos, sin embargo, no existían reglas de operación ni marco jurídico y, lo más importante, tampoco había autorización de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para llevarlo a cabo.

Dos años después al fin han salido los lineamientos que lo regirán, sin embargo, aún no hay certeza de dónde se obtendrán los recursos para operarlo y, como lo marca la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, la definición exacta de los elementos multifactoriales que ahí se describen.

De manera general, la Promoción Horizontal está dirigida a personal con funciones docente, técnico docente, asesoría técnica pedagógica, dirección y supervisión quienes tengan un mínimo de dos años de servicios ininterrumpidos con nombramiento definitivo, los cuales, deberán completar dos etapas de evaluación donde se tomarán en cuenta los siguientes elementos: antigüedad, reconocimiento al buen desempeño, grado académico, desarrollo profesional,  conocimientos y aptitudes, autoevaluación y una exposición de la práctica educativa.

El Programa constará de 8 niveles de estímulo de carácter económico, cuya permanencia mínima es de 4 años en cada uno, los cuales, tendrán una aumento desde 35% hasta 205%. Para los trabajadores que se encuentren en zonas de alta marginación o pobreza, los aumentos serán desde 41% hasta 247%.

Pero, ¿de dónde se obtendrán los recursos? La misma ley señala que el Programa operará con el presupuesto del Programa de Carrera Magisterial, de Promoción en la Función por Incentivos en Educación Básica y otros recursos que se asignen al Programa conforme a la disponibilidad presupuestaria.

En un principio se pensaría que este dinero estaría etiquetado desde el Presupuesto de Egresos de la Federación, sin embargo, estos no se han considerado dentro de las partidas presupuestales sino de programas de incentivos que bajan a través del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo (FONE) del Ramo 33, que para este año fue de más de 408 millones de pesos, el cual, es el mismo presupuesto del año pasado, por lo que no se consideró un aumento para ello.

Incluso, aún no se sabe a ciencia cierta cuánto será el dinero destinado para el programa, cuál será el techo presupuestal ni de dónde se sacarán los recursos para fortalecer al FONE.

Lo curioso, es que este programa sale a la luz justamente en año electoral y aunque la Ley marca que la USICAMM emite los lineamientos y coordina de manera general, son los gobiernos de los estados los encargados de operarlo y ejecutarlo, lo que da un margen para que este pueda ser utilizado con fines políticos y electorales. No sería la primera vez que sucede.

Lamentablemente, la promesa de volver a darle un gran valor a las maestras y los maestros, aún no termina de nacer. No se alcanzan a distinguir los piés ni la cabeza. Ni siquiera sabemos si de verdad existe. Sería conveniente, entonces, pensar en una “mal llamada revalorización del magisterio”.

* Periodista especializado en temas educativos. Director editorial de Educación Futura.

Twitter: @elErickJuarez

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-promocion-horizontal-entre-esperanza-e-incertidumbre-magisterial/

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La @USICAMM_OFICIAL, Hogwarts y la promoción horizontal

Por: Anel Guadalupe Montero Díaz

“En el liderazgo, un gramo de ejemplo es equiparable a kilos de consejos”

John C Maxwell


A propósito de la publicación en la página oficial de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM) del Programa de Promoción Horizontal por Niveles con Incentivos en Educación Básica, han sido publicados algunos artículos académicos que describen los programas institucionales de mejora salarial desde Carrera Magisterial, pasando por la promoción en la función hasta las reglas de la actual administración

Al margen de la descripción detallada y academicista, llama la atención las apresuradas conclusiones y adjetivos con los que algunos articulistas se atreven a calificar un sistema de mejora u otro, sin descartar la agenda ni la ideología que constituye la huella de quienes escribimos: desde dónde hablamos, por qué lo hacemos y a quiénes van dirigidas nuestras reflexiones.

No es un dato menor que en la Reforma Educativa de 2013 las comunidades académicas también tuvieron su propia lucha en la búsqueda incesante por el poder, el reconocimiento y el aplauso: Unos afirmaban que la evaluación que proponía el extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) estaba equivocada, porque la que ellos proponían era mejor. Otros, citando a Benedetti, Freire y Neruda y reciclando analogías sudamericanas sobre el sistema educativo, enarbolaron la bandera de la justicia magisterial en sus propios términos, incapaces (por ego o por agenda) de reconocer el enorme trabajo, aportaciones y sacrificio de sus colegas académicos que, a diferencia de éstos, no les importó exponer sus carreras y prestigio en aras de un verdadero avance en el campo educativo para alumnos y maestros.

La narrativa que estos académicos buscaron imponer (curiosamente alineada con los discursos de “líderes” disidentes y ortodoxos) sigue tratando de consolidarse hasta la fecha, por lo que se sugiere al lector ser cuidadoso con todas las posturas, incluso con la de quien esto escribe, porque como se dice coloquialmente: “cada uno habla de la feria como le fue en ella”

Y es precisamente mi experiencia lo que pretendo compartir en este artículo para poder establecer una distancia sana y necesaria con las opiniones académicas que afirman que Carrera Magisterial “se corrompió” como si hubiera sido un proceso mágico producto de un primer viernes de marzo en Catemaco y que el SNTE fue el absoluto responsable, siendo la SEP “cooptada” por los primeros. Es una narrativa reiterada, pero incompleta ¿por agenda o por miopía? Eso es lo que valdría aclarar.

En su momento, Elba Esther Gordillo señaló que ella no tenía injerencia en la nómina de los Estados, por lo que los operadores políticos de los Gobernadores eran incrustados en las nóminas magisteriales que otorgaron estímulos económicos como Carrera Magisterial a discreción para beneficio de operadores políticos leales a sus fines y propósitos. Eso explicaría cómo la gran mayoría de los programas creados para perseguir objetivos encomiables, como abatir el rezago, mejorar el salario o la tan mentada “revalorización magisterial” en realidad funcionaban como caja chica de los virreyes estatales.

Carrera magisterial y la casa de Slytherin. Un testimonio

En 2014, quien esto escribe tenía 14 años de antigüedad en el servicio docente y Carrera Magisterial siempre fue una fuente de frustración constante: cuando no me quitaban puntos (porque sí), la aclaración no procedía (porque sí) o, como en la penúltima etapa, la aclaración procedía a destiempo (ese tipo de frustración fue nuevo). Hasta ese momento, no había logrado ni siquiera promocionarme en la letra A, de un sistema que abarcó hasta la E con sus respectivas mejoras salariales.

Las únicas reglas claras que pude observar durante el tiempo que duró Carrera magisterial fueron las de la prestidigitación como un arte que la Secretaría de Educación en Veracruz perfeccionaba en cada etapa, porque en cuestión de dineros y puntajes, la magia siempre ocupó un papel preponderante.

Y para muestra un botón: En la penúltima etapa de Carrera Magisterial, los Asesores Técnico Pedagógicos en Veracruz tuvimos evaluación nula en el rubro de Aprovechamiento Escolar, a pesar de que los lineamientos eran muy claros al respecto, pero en esta Entidad no pasa nada y al mismo tiempo, todo puede pasar. La cábala educativa jarocha es así hasta la fecha, qué duda cabe.

La discrecionalidad del programa se reveló justo en el momento en el que procedió el reclamo y el factor Aprovechamiento Escolar tenía un puntaje de 16.66 de 30 y nadie supo por qué, de dónde salió el numerito o qué fue lo que contó al final. Los misterios de la magia negra debido a la influencia de la casa de Slytherin tampoco se pueden descartar del todo.

En fin, después de tantos años, pude lograr la promoción en la letra A (el sistema de Carrera Magisterial abarcó hasta la letra E), por lo que puedo decir con base en mi propia experiencia que fue una real pesadilla que por ningún motivo extrañé y que creía superada hasta la semana pasada.

Cabe mencionar que también conocí docentes y directivos extraordinarios con el beneficio máximo en este sistema de promoción, pero no hay estudios serios sobre qué fue realmente lo que pasó en Carrera Magisterial, amén de la corrupción y es que por lo menos en este caso sí es válido el axioma de que tienes que vivirlo para contarlo (si es que sobrevives, claro).

La Reforma Educativa 2013. De cuando Voldemort se disfrazó de Dumbledore

Afirmar que la Reforma Educativa de 2013 fue “un tremendo caos y desaguisado” es un directo insulto a la inteligencia magisterial, un intento burdo de manipular la realidad y un asalto a la narrativa presente de una tensión entre académicos que participan en una lucha hegemónica dentro del campo educativo.

Personalmente, considero que es una falta de respeto a las mujeres que participamos en los procesos de promoción con reglas claras y de manera digna. Lo tomo como un insulto personal, porque las historias de acoso, discriminación y difamación en México en contra de las mujeres profesionales es real y cuando surgen leyes e Institutos autónomos encargados de hacer valer el trabajo docente de calidad por encima de género, agenda política, sindical o personal, es lícito afirmar que todo aquel que atente contra ellos atenta contra las mujeres maestras profesionales en México.

Antes de la Reforma Educativa de 2013 ¿cómo accedían las mujeres maestras a los puestos clave dentro de la estructura educativa? ¿cuántas Jefas de Sector -por ejemplo- había en el estado de Veracruz, férreamente controlado por líderes sindicales que mandaban mientras las mujeres operaban porque ese era su lugar?

Antes de la Reforma Educativa de 2013 ¿cómo accedían los jóvenes sin recursos pero con estudios, de las comunidades alejadas al sistema educativo nacional? ¿cómo obtenían su plaza? La Reforma de 2013 les dio oportunidad de ser maestros a quienes hoy la critican, haciendo el caldo gordo a quienes siempre los consideraron carne de cañón y fuente de riquezas al margen de la ley y al amparo de puestos clave en la Secretaría de Educación.

Y no es que la RE2013 haya sido perfecta. Lejos de eso, pero era perfectible. Hoy se pueden aprovechar -por ejemplo- las figuras de los evaluadores certificados por el INEE, quitando los términos “idóneo” y “no idóneo” de las evaluaciones, desarticulando el resultado con la permanencia como se hizo en esta administración, pero la narrativa que se quiere imponer desde una parte de la academia y la política es peligrosamente sectaria y polarizante porque es falsa. Así de simple.

La evaluación de desempeño en la administración pasada sí respondía a los reclamos de pertinencia social, se realizaban con base en el análisis del contexto con herramientas pertinentes y clara reglas de juego.

Hoy baste ver la discrecionalidad con la que opera el USICAMM, el viacrucis que hacen pasar a los muchachos de nuevo ingreso y las injusticias a las que se ven sometidas sus familias en el proceso al haber apostado por la carrera docente como un vehículo de movilidad social también para sus hijos.

En la coyuntura sexenal, aparecieron cuentas anónimas en twitter que operaban como “observadoras” del proceso docente. Con una aceitada logística, una cara amable y carismática enviaba documentación y narrativas en contra del INEE a figuras docentes, periodísticas y académicas clave en las redes sociales, aunque en su cuenta personal (hábilmente) podía manifestar lo contrario ¿quién patrocinó esa logística? ¿quiénes construyeron esa narrativa?¿cuántos académicos (y quiénes) participaron en este ataque desde las redes al INEE? Es evidente que muchos fueron los beneficiados con la desaparición del Instituto, excepto los verdaderos maestros y maestras que luchan día a día con realidades difíciles en contextos ídem.

El proceso de promoción horizontal, y la nueva escuela de Hogwarts

El colegio Hogwarts, de magia y hechicería tiene una nueva sucursal: el USICAMM. Tan discrecional como el sombrero seleccionador, los profesores que participen en estos procesos no sabrán exactamente cuál será la decisión del caprichoso personaje, aunque en su defensa hay que decir que siempre toma en cuenta los deseos del participante

¿Un maestro que esté al tanto de cómo la USICAMM ha manejado los procesos de ingreso al servicio educativo tendrá confianza en que sus puntajes son justos, transparentes y procederá el trámite conforme a derecho? Exacto.

Amén del tiempo que tomará llegar a la cúspide de la pirámide promocional, hay que agregar el viacrucis que estos procesos hacen pasar a quienes no tienen padrinos, “conectes” políticos ni alianzas sindicales. Ni Sísifo se atrevió a tanto.

Y es que de acuerdo a las disposiciones administrativas establecidas en el capítulo III, vigésima “El programa operará con el presupuesto del Programa de Carrera Magisterial, del Programa de Promoción en la función por Incentivos en Educación Básica y recursos que se asignen al programa, conforme a la disponibilidad presupuestaria y en términos de las disposiciones presupuestarias aplicables”

Es decir, aparte de vigilar las reglas del proceso, se deberá acompañar con lupa el camino y asignación de los dineros destinados para tal fin en una administración donde la austeridad se la piden a los maestros, no a los funcionarios que despachan a discrecionalidad en la Secretaría, pero esa es otra historia.

¿Usted qué opina, estimado lector?

Fuente e imagen: https://profelandia.com/la-usicamm-hogwarts-y-la-promocion-horizontal/

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