¿Sabías que tienes un sistema inmunitario psicológico?

Por: Jennifer Delgado Suárez

El sistema inmunitario nos protege contra toda clase de agentes infecciosos que abundan en el medio. De hecho, es imposible controlar nuestra exposición a virus, bacterias y demás agentes patógenos, pero si tenemos un sistema inmunitario fuerte y sano, nuestras probabilidades de enfermar se reducen.

No obstante, psicólogos como Dan Gilbert, de la Universidad de Harvard, creen que también tenemos un sistema inmunitario psicológico. Y las personas que lo fortalecen pueden lidiar mejor con las adversidades y los problemas, sin que estos sumen demasiada ansiedad, depresión o desesperanza.

Según esta teoría, de la misma manera que existen personas que prácticamente son inmunes a los virus y casi nunca se enferman, también hay quienes pueden enfrentar las peores tragedias con mayor entereza de ánimo mientras otros se desmoronan, entristecen o estresan ante los problemas más nimios.
Sin embargo, lo cierto es que todos tenemos un sistema inmunitario psicológico. Los estudios indican que aproximadamente el 75% de las personas logran encontrar un nuevo equilibrio que les permite ser felices al cabo de los dos años después de haber sufrido una gran tragedia.
El sistema inmunitario psicológico se encargaría de construir una red de seguridad que nos proteja de los efectos del estrés crónico y nos dé fuerzas para soportar los eventos más terribles. Mientras que el sistema inmunitario biológico nos mantiene vivos para protegernos de las enfermedades, el sistema inmunitario psicológico amortigua el impacto de los golpes emocionales y nos permite seguir adelante.

Sobrevalorarse como estrategia para proteger la autoestima

El sistema inmunitario psicológico activa diferentes estrategias para protegernos, una de ellas consiste en evitar que nos odiemos por nuestros fracasos. Esa es la razón por la cual tenemos la tendencia a atribuir los problemas a factores externos, como el gobierno, un subalterno incompetente o simplemente la mala suerte.
De esta forma preservamos nuestra autoestima y no nos sentimos tan deprimidos, frustrados o desesperanzados. De hecho, un estudio llevado a cabo en la Virginia Commonwealth University reveló que las personas con tendencia a la depresión en realidad tienen una perspectiva más objetiva del mundo y suelen ser más lógicas y reflexivas. Al contrario, quienes mantienen una actitud más optimista es porque ponen en práctica determinados sesgos que les ayudan a lidiar mejor con su realidad.
Por eso, no es extraño que cuando nos comparamos con los demás pensamos que somos más inteligentes, que tenemos menos prejuicios, que somos más éticos y que viviremos más años.
No se trata de algo negativo. De hecho, psicólogos de la Universidad de California afirman que los estados mentales de autoafirmación positiva, incluso las ilusiones positivas, contribuyen a disminuir nuestro nivel de estrés. Estos investigadores apreciaron que las enfermedades incurables avanzaban con mayor lentitud en las personas que albergaban ilusiones optimistas, aunque fueran poco realistas, ya que estas tienen un efecto protector.
Desde el punto de vista biológico, esto se debe, en parte, a la acción del eje hipotalámico-pituitario-adrenal, que regula desde la digestión y la temperatura corporal hasta el humor, la energía física y el sistema inmunitario biológico. Este eje también modula nuestra respuesta ante el estrés, por lo que se ha apreciado que las personas con una percepción positiva tienen un eje hipotalámico-pituitario-adrenal más saludable que quienes tienen una percepción más negativa de la vida y de sí mismos.
Solo es necesario asegurarse de que no perdemos demasiado el contacto con la realidad y que esas ilusiones no son tan irreales que terminen haciéndonos daño.

Nuestra mente piensa en positivo automáticamente

Varios estudios sugieren que las personas tienen un temor infundado a los eventos negativos. Solemos imaginar las peores consecuencias y suponemos que reaccionaremos muy mal aunque en realidad cuando nos enfrentamos a esos problemas solemos responder mejor de lo que pensábamos. Esto se debe a que normalmente subestimamos nuestra resiliencia. Por consiguiente, ni los eventos positivos ni los negativos cambian tanto nuestra vida como pensábamos.
De hecho, cuando se trata de lidiar con la adversidad, es mejor dejar que nuestro inconsciente tome las riendas. Un estudio llevado a cabo en la Universidad Estatal de Florida reveló que cuando irrumpen en nuestra mente pensamientos sobre la muerte, ya sea la propia o la de personas que queremos, nuestro cerebro no se queda paralizado en la negatividad o el miedo durante mucho tiempo sino que intenta moverse hacia pensamientos más positivos.
En el experimento, los psicólogos prepararon a más de 100 personas para que pensaran en su propia muerte. A otro grupo le pidieron que imaginaran un evento desagradable, como ir al dentista. Luego les presentaron algunas raíces de palabras que debían completar, como “go”, a partir de la cual podían escribir términos como “gobierno” o “gozo”. Así los investigadores evaluaban su estado emocional inconsciente.
Descubrieron que quienes habían pensado en la muerte solían elegir palabras más positivas, como “gozo”. Este mecanismo que ocurre a nivel inconsciente es el sistema inmunitario psicológico en acción, intentando mitigar los efectos del dolor y el sufrimiento, llevándonos a ver la parte positiva de la vida, incluso cuando estamos ante los eventos más desoladores.

¿Cómo fortalecer el sistema inmunitario psicológico?

El sistema inmunitario psicológico está compuesto por dos elementos esenciales: el componente resiliencia, que significa enfrentar la adversidad sin desmoronarse y salir fortalecido, y el componente de eudaimonía, que señala que la felicidad sostenible no proviene del placer sino del significado de la vida. Por tanto, para fortalecer tu sistema inmunitario psicológico debes:
– Encontrar el sentido de la vida. Las personas que tienen un por qué, son capaces de encontrar el cómo incluso en las condiciones más difíciles. Si tienes un buen motivo para vivir, la adversidad te  golpeará pero saldrás más fuerte.
– Aprender a centrarse en lo positivo. Las personas resilientes son aquellas que, incluso en la adversidad, no se derrumban y son capaces de encontrar lo positivo en los problemas. Cada situación, por mala que parezca, encierra un aprendizaje, que se convierte a la vez en una oportunidad para crecer.
– Practicar el desapego. Se trata de comprender la vida como el curso de un río, en el que todo llega y todo se va. De esta forma logras aceptar tanto las cosas buenas como las malas, sabiendo que no son eternas y que, antes o después, el dolor y el sufrimiento desaparecerán.
– Dominar la atención. David Kessler, especializado en la muerte y el sufrimiento, cree que la mayoría de las enfermedades mentales están causadas por algo que capta de manera obsesiva nuestra atención. Por tanto, si somos capaces de dominar nuestra atención, desarrollaremos un sistema inmunitario más eficaz. De hecho, el gran maestro indio Shantideva afirmaba: “una persona distraída vive continuamente en las fauces de las aflicciones mentales”.
Fuente: http://www.rinconpsicologia.com/2017/02/sabias-que-tienes-un-sistema_21.html
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8 lecciones para la vida que los niños pueden enseñarles a los adultos

Por: Jennifer Delgado Suárez

Siempre pensamos que somos los adultos quienes debemos guiar a los niños, tomarles de la mano para ayudarles a recorrer el camino de la vida y enseñarles todo lo que no saben. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar en las enseñanzas que los niños nos pueden ofrecer. Y tampoco nos detenemos a pensar en las cosas que nuestras enseñanzas les arrebatan a los niños, cosas que también son muy valiosas para enfrentar la vida. De hecho, el escritor británico Ken Robinson afirmó: «La educación es la culpable, casi siempre, de desviar a la gente de sus talentos«.

Volver a ser niños implica conectar con nuestra esencia

1. Piensa en cada día como en un nuevo comienzo

¿No es agradable pensar en el día que comienza como en una nueva oportunidad en vez de sentirnos abatidos o agobiados apenas abrimos los ojos? Para los niños, cada día implica la posibilidad de vivir una aventura, de descubrir algo, de ser felices. Los niños no llevan equipaje de un día para otro, y nosotros deberíamos aprender a contagiarnos de ese espíritu porque es una sensación increíble que solo puede hacernos bien.

2. Busca motivos para sonreír

Charlie Chaplin dijo que “un día sin reír es un día perdido”. Sin embargo, muchos adultos prácticamente han olvidado qué se siente al reír a carcajadas. En realidad, hay mil motivos para sonreír, solo que no los vemos porque estamos demasiado ensimismados en nuestras preocupaciones y problemas. Los niños, al contrario, echan a volar su imaginación y le encuentran el matiz simpático a las situaciones cotidianas. Reaprender a enfrentar la vida con sentido del humor es uno de los mayores regalos que puedes hacerte, tu equilibrio emocional te lo agradecerá.

3. Sé el héroe de tu vida

Nora Ephron dijo que «todos deberíamos ser el héroe de nuestra vida, no la víctima”. De hecho, cuando los niños cuentan una historia son proactivos, siempre asumen el papel de héroes. Sin embargo, a medida que crecemos nos volvemos más reactivos, en vez de tomar las riendas nos dejamos llevar y nos ponemos cada vez más a merced de las circunstancias. Así, terminamos minimizando nuestros logros y comenzamos a culpar al destino asumiendo el papel de víctimas. No obstante, si de verdad quieres vivir sin arrepentimientos, la clave radica en ser el protagonista de tu vida, no verla como si fueras un espectador o un actor secundario.

4. Muestra tus cicatrices con orgullo

Cuando un niño se rompe un hueso, todos le firman el yeso y se convierte en la estrella de la clase. Si se corta, enseña la cicatriz con orgullo, como si fuera un trofeo de guerra. Sin embargo, cuando crecemos comenzamos a esconder nuestras heridas emocionales, nos avergonzamos de ellas. No nos damos cuenta de que un amor no correspondido, la pérdida de una persona amada o un fracaso en un proyecto son señales de que hemos vivido y nos hemos atrevido a intentarlo. Por tanto, no debemos esconder nuestro dolor, tristeza, desasosiego sino compartirlos con las personas cercanas. Las cicatrices no son signos de debilidad sino señal de fortaleza y resiliencia, son una historia que contar, no algo vergonzoso que se deba ocultar.
5. Atrévete a probar cosas nuevas

Andre Gide dijo que “el hombre no puede descubrir nuevos océanos si no tiene el valor de perder la vista de la orilla”. Los niños no tienen miedo a enfrentarse a lo desconocido porque no están llenos de prejuicios y temores como los adultos. Los pequeños buscan con entusiasmo lo nuevo, y lo disfrutan plenamente porque la novedad estimula sus sentidos y su mente. Los adultos piensan que están bien en su zona de confort y les atemoriza salir de sus límites, pero lo cierto es que su cerebro necesita la novedad tanto como el cerebro infantil porque solo cuando dan un paso fuera de lo que conocen, solo cuando exploran nuevos territorios, logran crecer.

6. Disfruta los pequeños placeres

Disfruta de las pequeñas cosas porque un día puedes mirar hacia atrás y darte cuenta de que esas eran las cosas grandes”, dijo Robert Brault. Los niños lo saben, son capaces de entusiasmarse ante una flor aparentemente insignificante, disfrutan del tacto de la arena de la playa, se inspiran con un arcoíris, se alegran cuando pueden jugar bajo la lluvia… Los adultos también tenemos todos esos pequeños milagros al alcance de la mano, pero como hemos dejado de apreciarlos, también dejamos de disfrutarlos.

7. Cuestiona todo, y a todos

Los niños no se dan por satisfechos con tanta facilidad, quieren llegar al fondo de las cosas y cuestionan todo, incluso las cosas que los adultos dan por sentadas. De hecho, su «¿por qué?» es una de las herramientas más valiosas que tienen a su disposición, no solo para descubrir y entender el mundo sino también para desarrollar una actitud crítica y autodeterminada. Los adultos dejamos de plantearnos ese tipo de preguntas y simplemente comenzamos a aceptar lo que la sociedad nos dice. En ese mismo momento nuestro pensamiento comienza a marchitarse y nos convertirmos en autómatas. Sin embargo, volver a cuestionarse todo, como si fuéramos niños pero ahora con los ojos de un adulto, te abrirá nuevas puertas que ni siquiera sospechabas que existían.

7. Confía en tu brújula interior de la felicidad

Los niños tienen un sentido especial para la felicidad, saben perfectamente qué les hace felices y no dudan en buscar con fruición esa agradable sensación. A medida que crecemos acallamos ese sentido, lo sacrificamos en el altar del deber. Los otros, esas personas que ya se han resignado a no ser felices, nos dicen que es egoísta, utópico o inútil pensar en términos de felicidad. Sin embargo, deberíamos reencontrar ese sentido perdido para hacer cada día lo que creemos correcto, lo que nos gusta, cuando nos apetece y a nuestro propio ritmo.

Fuente:  http://www.rinconpsicologia.com/2016/12/8-lecciones-para-la-vida-que-los-ninos.html

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Claves para controlar impulsos agresivos en niños

Por: Observatorio FAROS Sant Joan de Déu

Los tres primeros años de vida son cruciales. Los límites, durante esta etapa son de vital importancia. Es durante este período que los pequeños aprenden ciertas pautas de conducta y comienza el momento de interiorizar ciertos comportamientos y maneras de funcionar. Es muy importante estar atentos a los síntomas tempranos y no dejar de ejercer la autoridad. Podemos decir que los pequeños empiezan a:

  • Tener conciencia de las cosas, de las consecuencias de sus actos y tener sentimiento de culpa.
  • Conocer y saber qué es la empatía (ayudar a los demás y ponerse en su lugar).
  • Tolerancia a la frustración (entender el NO, y comprender que a veces, las cosas no son como ellos quieren).

Nos podemos encontrar con límites familiares (los que nos inculca nuestra familia y nuestros padres) y sociales (los que la sociedad y los demás nos marcan). Podríamos decir también que, antes de juzgar y de actuar según de qué manera, sería importante ver, detectar y actuar en función de si las conductas agresivas de los niños vienen por una carencia educativa, o bien por rasgos de personalidad psicopática (a menudo por una fuerte inestabilidad emocional, falta de conciencia, falta de empatía y ausencia de culpa).

También son de vital importancia los factores como la edad y el contexto donde pasan los eventos. No hay que olvidar que el comportamiento agresivo en los niños forma parte del desarrollo normal; todavía están desarrollando el lenguaje, a veces quieren ser «independientes» y les cuesta controlar los impulsos. Por lo tanto, durante esta edad puede llegar a ser bastante normal que se manifieste algún tipo de agresividad.

También, hacia los 11-12 años (en la pre-adolescencia) es probable que vuelva a reaparecer con fuerza esta agresividad. Nos ayudará tener presente y entender este comportamiento como una parte necesaria del crecimiento, y una parte fundamental del proceso de socialización. No obstante, es importante actuar y no dejar pasar ciertos comportamientos inadecuados. A menudo encontramos niños que han adquirido un «poder» especial, que les otorga la potestad de «pegar» a todo aquel que se le pone por delante.

La educación emocional y la disciplina positiva nos pueden dar herramientas para actuar con firmeza y autoridad, a la vez que con afecto y empatía.

¿Qué podemos hacer para evitar la agresividad en nuestro hijo?

  • Es importante actuar rápidamente. Cuando haga una conducta inadecuada, como pegar, estirar el pelo, morder, etc. le tenemos que hacer saber que aquello no es correcto; que ha «herido» a otra persona, y que tenemos que procurar que no se vuelva a repetir.
  • Hay que enseñarle las consecuencias de sus actos («si pegas, te portas mal y haces daño, no tendrás ciertos privilegios.»).
  • Procuraremos e intentaremos no ponernos nerviosos (mantener la calma) y no gritar, pero que vea que esa actuación no nos ha gustado y no estamos de acuerdo con lo que ha hecho.
  • Es muy importante ser constantes y no caer en el abandono. Ayuda mucho actuar y responder de la misma manera; y en situaciones en público no debemos dejar que nos gane la vergüenza. Al fin y al cabo, si estamos trabajando ciertos aspectos, debemos ser coherentes y ellos tienen que ver que aquello está mal hecho esté donde esté; porque si ve debilidades, se aprovechará.
  • Vale la pena enseñar alternativas. Se le puede decir que entendemos que se haya enfadado, pero que no lo tiene que demostrar de esta manera.
  • Hay que enseñarle a pedir disculpas y perdón. Es importante que entienda que si ha hecho daño o ha herido a alguien, tiene que pedir disculpas, y que no se debe lastimar a las personas. De la misma manera; si tiene un buen comportamiento, está bien, elogiarlo y alabarlo.
  • Hay que prestar atención a los programas de televisión, videojuegos y otras pantallas. En nuestras manos está elegir el contenido de aquello que miran. A menudo, son dibujos violentos, con amenazas, puñetazos, empujones, etc. Una buena opción puede ser mirar con ellos la televisión de forma educativa, y no dejarlos «aparcados» allí; si no, corremos el riesgo de que se creen su «submundo» y se aíslen del resto.

Otro de los aspectos que resulta de mucha importancia y que hay que empezar a trabajar desde pequeños, es el autocontrol hacia ellos mismos y los demás. Su impulsividad a veces les lleva a realizar actos poco correctos o muy espontáneos. Somos los adultos los que tenemos que encontrar el equilibrio para tolerar o no según qué comportamientos según nuestro criterio. No habrá que olvidar tampoco que debemos dar ejemplo con nuestros actos; somos el espejo donde ellos se miran y somos responsables de nuestros propios actos.

Del mismo modo, cuando antes se empieza a trabajar la autonomía y la responsabilidad, mucho mejor funcionan las cosas después. Es muy importante el vínculo y el respeto que se establece durante los primeros años. Cuando hablamos de responsabilidad, nos referimos a responsabilidad consigo mismo, los demás y los diferentes contextos familiar, escolar y social.

Fuente: http://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/claves-controlar-impulsos-agresivos-ninos

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El secreto para mejorar el rendimiento de tus alumnos

Por: Nati Bergadà Bofill

Todos los que tenemos relación con los niños hemos comprobado que alarman con facilidad, que llega un momento que se apodera de ellos un movimiento incontrolable que hace difícil que puedan escuchar, jugar con los compañeros, disfrutar, aprender, relacionarse … En este estado a los niños les cuesta mucho saber parar.

Es necesario que los enseñes a relajarse, a parar, a estar tranquilos, a saber esperar y saberse comportar. En definitiva, deben poder controlar este impulso que les hace moverse sin sentido. Para ello es importante que los hagas conscientes de esta realidad y que los enseñes estrategias para aprender a relajarse y controlarse.

Hay muchas maneras de enseñar a los alumnos a relajarse y cada maestro / a debe encontrar la forma que más le guste. Yo te explicaré la forma en que lo hago con mis alumnos. Espero que te sea útil.

Cuando puedes hacer la relajación?

Para mí los momentos en los que los niños están más asustados y es más importante hacer relajación es la vuelta después del pat y y la entrada a las tres después de comer. En estos dos momentos los alumnos entran a las aulas después de disfrutar de un rato de ocio en la que han corrido, sudoroso, jugado, reído … pero en alguna ocasión también han tenido conflictos, peleas, enfadadas …

Si los niños entran después del patio o en las tres, sin que les decimos nada, mayoritariamente vienen asustados y gritando, llevando «parte» de algún problema que han tenido cuando han sido en el patio. Todos quieren explicar la vez lo que les ha pasado, tan positivo como negativo, y de golpe tenemos la clase que parece un gallinero.

Después de esta gran excitación inicial cuesta bastante rato poder resolver los conflictos y tener los alumnos calmados para poder hablar y trabajar cómodamente. En la escuela siempre vamos cortos de tiempo y los libros y las exigencias que cumplir unos temarios nos ahogan. Aún así vale la pena dedicar unos minutos a la relajación, ya que son unos minutos bien invertidos que te proporcionarán el ambiente ideal para que tus alumnos puedan aprender y convivir en armonía.

Cómo puedes hacer la relajación?

Aspectos a tener en cuenta:

  • Al principio, para que los alumnos adquieran el hábito, recomiendo usar la misma música para que relacionen que cuando hay esta música hay que hacer silencio y relajarse. La música recomiendo que sea tranquila y una melodía agradable.
  • Lo primero que hay que hacer es enseñar a los niños como deben hacerlo porque poco a poco vayan adquiriendo el hábito. Los primeros días es aconsejable que estés en la puerta de la clase recibiendo los alumnos y ya desde la entrada los recuerdes que hay que estar tranquilos y con silencio. Si hay alumnos que vienen muy sudados y acalorados es recomendable que vayan al baño a lavarse la cara y refrescarse un poco.
  • Hay que ser constante y metódico para poder tener un aula relajada. Los alumnos deben entrar a la clase poco a poco y con silencio. Es necesario que se sienten en su lugar y es recomendable que tumben la cabeza sobre los brazos para poder descansar un poco escuchando la música. Los primeros días los alumnos se hacen miradas entre ellos y buscan la complicidad de los amigos para hacer bromas. Todavía no han descubierto las ventajas de hacer la relajación, así que hay que ser paciente y darles tiempo. Enseguida estas risas y miradas cómplices desaparecerán.
  • Se pueden aplicar diferentes métodos para completar la relajación teniendo en cuenta la edad de los niños. Cada día dos o tres niños pueden ser los ayudantes y masajean los compañeros con una pelota, con las manos, con un utensilio de relajación … Estos ayudantes los puedes elegir tú teniendo en cuenta su buen comportamiento. De esta manera los niños procurarán mejorarán su comportamiento para poder participar como ayudantes en la actividad. Es necesario que durante el curso todos los alumnos puedan hacer de ayudantes en alguna ocasión.

Transcurridos unos minutos en los que los niños han sido relajados, con silencio y escuchando la música, puedes empezar a hablar con un tono de voz muy suave y agradable. Los puedes comentar que ha acabado la relajación y comienza la clase.

¿Qué mejoras obtendrás?

Invirtiendo unos minutos haciendo relajación conseguirás mejoras muy significativas:

En el ámbito personal: el alumno / a puede parar unos minutos y reflexionar sobre lo que ha pasado en el patio, pensar en el que ha hecho o en lo que le han hecho. Tener tiempo para digerir un disgusto o para gestionar las emociones. La relajación es una herramienta que les enseña a autocontrolarse y gestionar sus emociones. Les enseña a parar, a pensar y reflexionar sobre lo que les rodea.

En el ámbito de las relaciones sociales: la relajación favorece las relaciones entre los niños y se crea un buen ambiente en el aula. Un clima pacífico en el que se gestionan los conflictos y se habla de los problemas que van surgiendo el día a día. Después de la relajación las conversaciones que surgen entre los niños son muy interesantes y se hablan con más respeto y serenidad.

En el ámbito académico: es evidente que rendirá mucho más un niño tranquilo, estable, sereno, relajado … que un alumno enrabietado, sudoroso y excitado. Su predisposición para trabajar es mucho mejor y son capaces de estar más atentos.

En el ámbito de los hábitos de trabajo: favorece que se sienten mejor en la silla y que tengan la tabla recogida con todo el material guardado. También les enseña a saber esperar, saber estar en silencio, saber escolar y saber respetar las normas de aula que son grandes retos que tenemos con los niños de hoy en día.

relajación

Cómo reaccionan los niños?

Como comentaba anteriormente en un primer momento los niños buscan complicidad con los amigos para bromear. Los primeros días es normal porque todavía no han visto las ventajas de la relajación y no lo toman en serio. A medida que aplicas el método metódicamente ellos se van acostumbrando a este hábito y cada vez les gusta más. Los alumnos agradecen poder parar un momento pero necesitan nuestra ayuda para hacerlo.

Al cabo de un mes ya tienen el hábito adquirido y cuando entran del patio directamente sientan y hacen silencio. La duración de la relajación no es necesario que dure siempre el mismo tiempo, hay días que verás que están más excitados y necesitan más tiempo para poder relajarse y hay otros que con pocos minutos será suficiente.

Cuando tengan el hábito adquirido descubrirás que te puede ser útil en más de una ocasión. Es un método que te permite tener a los niños tranquilos y poder disfrutar de un aula en la que se puede hablar y conversar con serenidad.

Recomendaciones.

Estas son algunas recomendaciones prácticas para trabajar la relajación en el aula:

  • Sé muy constante. Los alumnos para adquirir un hábito necesitan ver que es una rutina que se hace cada día. Ellos se la hacen suya y tienen muy claro qué es lo que tienen que hacer y qué es lo que se espera de ellos.
  • Explica desde el primer día que es la relajación y para que la basura. No tenemos que imponer que hagan relajación sino que los tenemos que convencer de que la relajación les irá muy bien.
  • Haz relajación con ellos. De esta manera evitaremos que se alarma haciéndose bromas y no los despistar con nuestro movimiento por la clase. De hecho, este momento de parar a nosotros también nos va muy bien y nos permite iniciar la clase más relajados. Nuestra participación en la relajación les sirve de ejemplo.
  • Ten la clase ordenada y ventilada. Propicia un ambiente adecuado para que los niños se puedan relajar. Es importante que cuando entren a la clase ya suene la música de relajación y hay que vigilar que suene en un volumen adecuado. Ni demasiado fuerte que dificulte la relajación ni demasiado flojo que les impida sentirla.
  • Felicita a los niños si hacen la relajación correctamente. Es importante que felicita a los alumnos si hacen bien la relajación, sobre todo al principio. Que vean que valoras el esfuerzo que hacen para relajarse. El refuerzo positivo es muy bueno para trabajar con los alumnos.

 Conclusiones.

La relajación favorece muy positivamente el d esarrollo de los niños, gracias a ella puedes conseguir un aula serena que favorece la convivencia entre los alumnos. Son unos minutos muy muy bien invertido que te aportarán muchos beneficios.

El hecho de enseñar a tus alumnos a parar, a hacer silencio, a saber escuchar, saber esperar, a pensar …. propicia también que los alumnos puedan hablar más. Implícitamente los estás enseñando a saber escuchar a los compañeros, a esperar el turno de conversación, a pensar sobre lo que hablan los demás, resolver los conflictos hablando y un largo etcétera de otros beneficios que sólo descubrirás si lo pruebas.

Te animo a hacer relajación con tus alumnos y que nos comentes como te ha ido a los comentarios. Si aplicas algún método diferente, también lo puedes explicar añadiendo un comentario.

Muchas gracias 😉

Fuente noticia: https://translate.google.co.ve/translate?hl=es&sl=ca&u=http://natibergada.cat/&prev=search

Fuente imagen: http://www.eldiariomontanes.es/noticias/201602/01/media/cortadas/educacion–575×323.jp

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¿Cómo afecta el TDAH a la familia y en la escuela? Entrevista a Isabel Orjales

Entrevista realizada por María Abalo Gandía

 

En España, aproximadamente 300.000 niños están afectados por el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). En elbebe.com entrevistamos a Isabel Orjales, doctora en pedagogía y profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Psicología de la UNED, que nos desvela las claves de los efectos del TDAH en la familia y la escuela. Para esta especialista, los padres sienten una enorme presión cuando su hijo presenta síntomas de tdah y para los niños con este trastorno neurológico, los deberes son una verdadera pesadilla en el colegio.
Isabel Orjales, especialista en TDAH en niños

Isabel Orjales en la presentación del proyecto Pandah

Pregunta: Si un padre sospecha que su hijo tiene TDAH, ¿a dónde debe acudir?

Respuesta: Necesitará que a su hijo le hagan una valoración médica y otra psicoeducativa.

Los padres también deben tomar conciencia de que, aunque el diagnóstico tarde por dificultades administrativas o porque el trastorno todavía no esté claro, deberán buscar intervención psicoeducativa para mejorar los síntomas y solucionar los problemas concretos que presente el niño en ese momento.

Por lo tanto, yo recomendaría que se informen en una de las muchas Asociaciones de Padres de niños con TDAH de su provincia sobre el procedimiento que han seguido otros padres, pero también que informen al equipo de orientación de su centro educativo y a su pediatra.

En principio, por este orden, porque los primeros le darán información sobre a dónde acudir y el colegio le dará la información que el médico va a necesitar cuando realice un historial del niño.

 

P: ¿Cómo debe ser la actitud de los padres ante un niño con TDAH?

R: Los padres deben tener conciencia de que tendrán que educar a un niño desconcertante porque será inteligente y cariñoso, pero también más inmaduro en todo lo que se refiera a las funciones asociadas al lóbulo frontal.

Un niño hasta 3 años podrá parecer menor en su capacidad para controlarse físicamente (más hiperactivo o impulsivo) y controlarse emocionalmente (exteriorizará más sus emociones, las positivas y negativas). Pero, el niño con TDAH también se cansará antes en tareas que requieran atención sostenida, le costará mucho automatizar las rutinas diarias, perderá cosas, tendrá más olvidos, etc.

Los padres deberán pues, ser pacientes, ajustar sus demandas a la capacidad real de niño (para ello necesitarán apoyo de un profesional), plantearse objetivos concretos y tener una actitud vital y positiva ayudándoles a destacar sus logros. Pero, también deberán formarse en educación (con estos padres no vale ser un padre de tipo medio), aprender a reorganizar su vida para que todo sea más llevadero, buscar apoyos familiares y sociales, aprender a no caer en el sentimiento de culpa y controlar su propio estrés.

P: ¿Por qué algunos padres también reciben apoyo psicológico?

Los padres con niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad suelen ser muy culpabilizados por la propia familia, el colegio y la sociedad, quienes frecuentemente les culpan de los desajustes de sus hijos.

R: Los padres de niños con TDAH tienen niños mucho más difíciles de educar que exigen una dedicación intensa durante más años y una formación mayor en psicología y educación.

Los padres viven realmente mayor estrés, especialmente las madres que en un tanto por ciento muy elevado sufren depresión o ansiedad.

Además, al ser un trastorno con un gran componente genético, algunos padres pueden tener también un perfil de TDAH que, aunque sea moderado y hayan conseguido una adaptación normal a la sociedad, hace que sea más difícil para ellos enfrentarse a la educación de sus hijos.

P: ¿Cómo debe ser la rutina de un niño que tiene TDAH? ¿Y la de los padres?

R: El niño con TDAH se beneficia de tener una rutina clara y constante. A veces suelen necesitar ajustarse a las rutinas propias de niños más pequeños. Y a los padres les favorece crear estas rutinas porque les ayuda a ellos mismos a estar más centrados. Además,  el niño se siente más tranquilo, se comporta mejor, cuestiona menos lo que debe hacer y la vida familiar se hace menos estresante.

P: ¿Cuáles son las señales de alerta para que un niño reciba orientación educativa en el centro escolar?

R: Yo destacaría dos situaciones. Por una parte, cuando el niño o niña manifiesta un comportamiento o un rendimiento académico problemático que no responda fácilmente a las medidas educativas habituales. Por otra, cuando un niño/a tenga un comportamiento adaptado y un rendimiento suficiente, pero inferior a su capacidad a costa de una dedicación de horas y un apoyo desmedido en casa con gran desgaste emocional.

P: ¿De qué forma influyen las exigencias de la escuela (deberes, actividades extraescolares, aprendizaje de idiomas…) en el desarrollo del TDAH?

R: Los deberes condicionan muchísimo y de forma muy grave. En España se da por hecho que los niños deben tener una jornada de trabajo superior a la jornada laboral de un adulto. Debe hacer deberes después de las 8 horas de estancia en el colegio, debe trabajar los puentes, fines de semana, Navidades y, la mayoría hasta en vacaciones de verano. Y los deberes son iguales para todos los niños, independiente de lo que sepan, de lo que hayan trabajado en clase, de sus notas y de su capacidad intelectual.

Los deberes son una verdadera pesadilla para los niños con TDAH. También son la fuente de mayor estrés y motivo de muchos síntomas de ansiedad en padres e hijos.

Una hora de deberes para un niño sin TDAH se convierte en 3 horas para un niño con TDAH porque está agotado, desmotivado y no tiene un profesional al lado (sino a su madre, normalmente). Si a las tareas habituales hay que añadir, los trabajos no terminados en clase y las tareas que necesita reforzar (normalmente, lectura, caligrafía o matemáticas…), los deberes se convierten en una pesadilla para el niño y su familia. Son un motivo de sanciones constantes: porque olvidó apuntarlos o traer el libro, porque no quiso hacerlos, los realizó mal o bien pero con mala presentación.

El aumento de la exigencia en los idiomas favorece el fracaso escolar y todavía complica más la situación en casa. Todo ello debido a un sistema que da por hecho que gran parte del trabajo debe realizarse en casa sin padres profesionales de la educación y que desconocen esos idiomas. Las actividades extraescolares deberían ser un respiro para el niño, la posibilidad de desarrollar habilidades para los que realmente valen y que les hacen sentir, por una vez a la semana, válidos y relajados. Pero la mayoría no tienen tiempo para realizarlas porque deben sobrevivir al sistema escolar.

P: ¿Cuáles son las principales dificultades del aprendizaje de un niño con TDAH?

R: Hay que distinguir entre las dificultades de aprendizaje derivadas de los síntomas de TDAH, como podría ser la pérdida de información en las explicaciones en clase, no terminar tareas o exámenes por falta de tiempo, impulsividad en la realización de los problemas de matemáticas, errores por no atender a detalles en las tareas, mal rendimiento en los exámenes por no saber expresar de forma completa y ordenada lo que oralmente se saben a la perfección, etc.

Pero más de la mitad de los niños con TDAH tienen dificultades de aprendizaje tan intensas que justifican un diagnóstico específico de Trastorno del Aprendizaje (lo que antes se llamaba dislexia, discalculia, disortografía…). Todo niño de 8 años que se evalúe de TDAH debería ser evaluado para descartar trastornos específicos del aprendizaje, porque muchas veces quedan sin diagnóstico.

P: Un niño con TDAH, ¿puede ser buen estudiante o se comprometen el resto de aprendizajes?

R: En nuestro sistema escolar, con una larga jornada escolar a la que se añaden cantidades irracionales de deberes y en el que no se individualiza el aprendizaje, las dificultades para que un niño con TDAH sobreviva, ya no digo con buen rendimiento, sino con un rendimiento suficiente a Educación Secundaria y Bachillerato son inmensas.

En Primaria, muchos niños pueden aprobar e incluso sacar buenas notas (especialmente hasta 4º de primaria), pero a costa de un gran apoyo de los padres y una gran dedicación extraescolar. Existen niños con TDAH y altas capacidades cuyas buenas capacidades pasan desapercibidas, y muchos niños con sobredotación que no son diagnosticados por TDAH porque se les considera vagos y que se aburren en clase.

P: ¿Cuál debe ser la actitud de los profesores frente a un niño con TDAH?

R: Los profesores deben tener una actitud de aceptación, es decir de conocimiento de que existe un trastorno que condiciona que ese niño tenga un comportamiento determinado, pero también de interés por formarse y colaborar con los especialistas y los padres, sin olvidar la actitud de profesionalidad, para saber qué técnicas emplear para ayudarle, y de compromiso, para sacar al chico o la chica adelante.

P: ¿Cree que las escuelas están preparadas para atender las necesidades de los niños con TDAH? ¿Existe un protocolo de actuación común para estos casos o éste depende de las directrices de cada centro educativo?

En España, los colegios todavía no están preparados para atender las necesidades educativas de los niños con Trastorno por Déficit de Atención o Hiperactividad.

R: Las escuelas no están preparadas por desconocimiento del trastorno (saben qué es en general pero todavía persisten muchos mitos sobre el TDAH). Además, el sistema no acompaña porque en muchas comunidades no hay un protocolo claro de actuación y cuando lo hay, el centro lo desconoce. De hecho, muchas veces son las asociaciones de padres las que tienen que informar a los centros sobre lo que hacer. También, porque, al final, el niño está en su aula dependiendo de su profesor (son de los pocos profesionales que trabajan sin otro adulto presente) y muchas cosas dependen al final de su buena formación, su buena actitud y su deseo de ayudar.

Fuente: http://www.elbebe.com/educacion/tdah-ninos-efectos-en-familia-escuela

Imagen: http://www.fundacioncadah.org/j289eghfd7511986_uploads/TDAH%20PAUTAS%20FAMILIA%20COLEGIO.jpg

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Primer máster universitario europeo sobre el modelo asistencial «child life» para niños hospitalizados

En el curso 2016-2017 se pone en marcha el màster universitari d’Atenció Emocional a l’Infant Hospitalitzat segons el Model Child Life.

09/06/2016/Recerca

En el curso 2016-2017 se pone en marcha el màster universitari d’Atenció Emocional a l’Infant Hospitalitzat segons el Model Child Life, que se presentará a los estudiantes el martes 14 de junio. El máster es una titulación de la Universidad de Barcelona y está organizado y coordinado por el Campus Docente Sant Joan de Déu, conjuntamente con el Hospital Sant Joan de Déu.

El objetivo principal de esta nueva enseñanza es formar en pediatría a profesionales del ámbito clínico y psicosocial; para que sean capaces de desarrollar el modelo de atención child life, que se caracteriza por estar centrado en el niño, el adolescente y la familia.

Nuevo perfil profesional

Actualmente, en España solo hay dos personas con contrato para ejercer como profesionales child life, ambas en el Hospital Sant Joan de Déu.

El máster, que ofrece cuarenta plazas y está dirigido a profesionales del ámbito de la enfermería, la medicina, la psicología y la educación, será impartido por un profesorado transversal de diversas disciplinas. Así, habrá profesorado enfermero del Campus Docente Sant Joan de Déu, además de expertos de la Universidad de Barcelona procedentes de ámbitos tan diversos como la medicina, la psicología, la educación o las bellas artes. También contará con médicos pediatras y psicólogos del Hospital Sant Joan de Déu, además de la profesional child life Núria Serrallonga, que se encargará de coordinar las prácticas del máster.

Además del modelo child life, también se trabajarán otras disciplinas que tienen como objetivo la intervención profesional con un propósito terapéutico y utilizan la música, los payasos o los animales como elemento de ayuda, y que se aplican en la actualidad en los llamados hospitales amigos, como el Hospital Sant Joan de Déu.

El máster también debe servir para crear una cantera de profesionales en la formación y la investigación de esta nueva disciplina, que tiene una vertiente científica que va más allá de la realización de juegos con el paciente y su familia.

¿Qué es el modelo child life?

Este modelo, nacido en Estados Unidos en 1982, se propone mantener las características particulares de la vida infantil durante la hospitalización de los niños. Se trata de una metodología totalmente implementada en más de 180 hospitales pediátricos de Estados Unidos, cuyos equipos poseen una media de sesenta profesionales child life. En Europa, el de la Universidad de Barcelona es el primer máster universitario que da formación en este modelo, con el aval del Child Life Council y de Unicef.

En el Hospital Sant Joan de Déu, el programa Child Life procura que los niños y adolescentes ingresados puedan vivir del modo más positivo posible la experiencia de la enfermedad y la hospitalización. Es una labor complementaria a la de los médicos y enfermeras que, trabajando con el juego simbólico y las explicaciones adaptadas a la edad y condiciones de cada paciente, favorece la expresión de sentimientos y la comprensión de lo que está sucediendo. El objetivo último es que esta elaboración emocional de la situación permita que el niño la afronte mejor.

El programa está dirigido a las niñas y niños que ingresan para ser operados, que después de la intervención quirúrgica necesitan estar unos días en la unidad de cuidados intensivos, o que están asustados porque todo lo que les han dicho que les van a hacer es desconocido para ellos. Jugando con un muñeco de trapo, se les explica cómo se les pondrá la vía venosa, para qué sirve la anestesia, que sentirán, como será la operación, qué cosas le irán pasando, etc.

Fuente: http://www.sutesuaem.org/news/educa/archivos/139334

Imagen tomada de: http://2.bp.blogspot.com/-7Iw3-87gIL4/TvTNm2y0ZOI/AAAAAAAAABI/RJlbIuo3jCA/s1600/aula_hospitalaria.png

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