Estados Unidos: Hambre, intentos de suicidio y brotes de Covid: así viven los niños en los centros para migrantes

Los testimonios de adolescentes que pasan semanas e incluso meses en estos centros construidos por la Administración de Joe Biden denuncian las duras condiciones en las que viven.

Los niños migrantes retenidos en refugios de emergencia dentro de Estados Unidos han descrito condiciones de hacinamiento, comida en mal estado, falta de ropa limpia y trastornos como depresión, según 17 testimonios presentados ante la justicia. Estos niños, de entre nueve y 17 años y en su mayoría procedentes de Guatemala, Honduras y El Salvador, en algunos casos contaron que habían permanecido muchos meses dentro de estos centros para migrantes supervisados por el gobierno de los Estados Unidos mientras luchaban por vivir en estas condiciones, incluidos problemas para dormir por estar siempre en zonas con focos permanentemente encendidos o con llamadas muy poco frecuentes a sus familiares.

Los testimonios ofrecen una visión detallada de las condiciones dentro de esta red de refugios de emergencia erigidos apresuradamente por la administración del presidente estadounidense Joe Biden, para hacer frente a un fuerte aumento en el número de niños migrantes no acompañados que llegan a la frontera entre este país y México. En los últimos meses, los niños han sido trasladados más rápidamente de las atestadas estaciones de la Patrulla Fronteriza a los refugios como parte de los esfuerzos para conectarlos con familiares en otros lugares de Estados Unidos.

Los testimonios de los niños, registrados entre marzo y principios de junio, sugieren que la administración Biden, que ha prometido un enfoque más humano de la inmigración, en algunos casos no brindó una atención óptima a los niños. Aproximadamente 14,500 niños no acompañados están actualmente bajo el cuidado del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de EEUU, frente a los 22,000 a fines de abril.

El HHS no estuvo disponible para realizar comentarios. En un testimonio, una niña de 13 años de Honduras dijo que había sido incluida en una lista de vigilancia de suicidios mientras estaba en un refugio de emergencia en Fort Bliss en El Paso, Texas. La niña, que había pasado casi dos meses en las instalaciones hasta el 4 de junio, dijo que fue separada de su padre cuando cruzó un río hacia Estados Unidos. «La comida aquí es horrible», escribió. «Ayer nos dieron hamburguesas, pero no pude comerlas porque había un olor fétido proveniente del pan … Realmente solo como trozos de hielo y zumo porque esa es la única comida en la que puedo confiar».

Según una investigación de la BBC hecha pública este miércoles, a través de entrevistas con el personal y los niños retenidos en el campamento de la base militar Fort Bliss en El Paso (Texas), en éste se suceden las acusaciones de abusos sexuales, brotes de covid, hambre o niños que deben esperar durante horas para ser atendidos por un médico cuando enferman.

De hecho, los niños que permanecen en Fort Bliss han rebautizado el centro como «ciudad covid», por el gran número de niños enfermos de coronavirus. «Cientos de niños dieron positivo», dijo un empleado que pidió permanecer en el anonimato porque el personal tiene prohibido hablar sobre esta cuestión.

La BBC recoge por ejemplo el caso de un joven de 15 años que fue liberado en mayo tras pasar 38 días detenido. Éste relató que contrajo el covid al poco de ingresar en el centro. «Cuando íbamos a pedir medicinas nos miraban mal y siempre se reían entre ellos«, dijo el niño, que prefirió permanecer en el anonimato.

Una niña guatemalteca de 14 años que fue detenida en un centro de emergencia en Houston en abril dijo que hacía mucho calor y que a menudo tenía sed. Relató que las niñas tenían que beber leche caducada cuando se les acababa el agua. Vio a ocho niñas desmayarse por el calor y la falta de agua, por lo que el personal del centro las llevó a un hospital cercano. Una niña de 17 años de Guatemala detenida en Fort Bliss describió haber dormido en una gran carpa blanca con unas trescientas niñas, en catres apilados uno encima del otro. Dijo que le costaba dormir debido al traqueteo que hacían las vigas metálicas de la carpa por la noche, según una declaración fechada el 28 de abril. Contó que hacía frío y que entraba suciedad en la carpa y que había tenido problemas para conseguir una cita con un psicólogo para hablar sobre su depresión. «Muchas de las chicas aquí lloran mucho», dijo. «Muchos de ellos terminan teniendo que hablar con alguien porque tienen pensamientos de matarse».

Un adolescente de 17 años de Honduras relató que dormía en un área grande en el centro de convenciones de Dallas, en la que le habían dicho que había 2.600 niños. «Me siento asfixiado por tener tanta gente a mi alrededor», dijo el adolescente en una declaración fechada el 29 de marzo. «No hay nadie aquí con quien pueda hablar sobre mi caso. Tampoco hay nadie aquí con quien pueda hablar cuando me siento triste. No hay nadie aquí; solo hablo con Dios. Me ayuda y lloro. Me ayudaría si pudiera tener una Biblia «.

Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/2021/06/23/60d30603fc6c83a45c8b45cf.html

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La importancia de narrar la historia en tiempo de crisis: La guerra de Catherine (vídeo)

Redacción: Revista Babar

Basado en una novela juvenil que la escritora y profesora de arte francesa Julia Billet publicó en el año 2012, La guerra de Catherine(Premio al Mejor Cómic Juvenil del Festival de Angoulême) reescribe las experiencias ficticias de una adolescente judía en la Francia de la Segunda Guerra Mundial marcada por el Holocausto o la persecución a los judíos. Sus padres son conscientes del peligro que corre y la dejan en un internado cercano a Francia que acoge a niños semitas, pero no será el único lugar donde busque refugio porque en tiempos de guerra es difícil estar a salvo. En este cómic publicado en Francia el año 2017 se hace más evidente la importancia del arte y de la narración, en este caso en imágenes, para acercarnos a la historia.

La guerra de Catherine vio la luz por primera vez el año 2012 con una única imagen en la portada y con muchas páginas más. Fue seleccionado por el Ministère d’Education Nationale y se leyó en las aulas de estudiantes secundaria franceses -la prescripción lectora se convierte muchas veces en una bendición- y muy pronto pasó a ser un superventas dentro y fuera de Francia.

Se trata de una historia que mezcla realidad y ficción a partes iguales. Por ejemplo, la madre de la autora fue una entusiasta de la fotografía que de pequeña estuvo internada en la Maison d’Enfants de Sèvres, la misma donde se refugió Catherine. La escuela se ubicaba en una gran propiedad rodeada de bosques que antes de la Segunda Guerra Mundial estuvo al servicio de una comunidad religiosa. Más tarde, fue el hogar de niños que no tenían aseguradas sus necesidades mínimas por motivos de orfandad, abandono o pobreza extrema.

Tras la ocupación nazi y por expreso deseo de su directora, Yvonne Hagnauer, o Goéland, el socorro se extendió a la acogida clandestina de niños judíos. Su propósito era evitar su deportación y logró salvar a muchos de ellos. El resto de personajes y sus historias son ficticias, pero muy similares a testimonios reales de aquel tiempo.

El entorno espectacular que rodeaba la escuela ayudaba a incentivar la creatividad y sensibilidad de los niños: “Nada es comparable al crepúsculo cuando el día se difumina poca a poco”, dice Catherine. A pesar de que la joven protagonista cuenta los días que hace que no ve a su familia intenta disfrutar de todo lo bueno que la rodea: los paseos por el bosque, su cargo como responsable del taller de fotografía, los enfrentamientos con la presidenta de La Pequeña Sociedad, el periódico escolar con el que colabora con las fotografías de la Rolleiflex que le presta Pingouin, el marido de Goéland, sus amigos Sarah y Jeannot, etc.

Es a través del arte de la fotografía el mejor camino para intentar entender todo lo que ocurre a su alrededor sin juzgar, solamente con el objetivo de la cámara como filtro. Desde unas bailarinas que ensayan en el bosque que rodea el internado, hasta las caras de los compañeros y profesores que no verá jamás y tantos otros héroes como la resistencia. También el rostro de su amada Alice, una niñita a la que tiene que convencer de que lo mejor que les puede pasar es separarse para reencontrarse tras la guerra más mayores, más fuertes y sabias pero con las mismas ilusiones de cuando se conocieron.

Goéland y l’École Nouvelle

Goéland y su marido Pingouin (Roger Hagnauer) son dos personajes fundamentales en la obra y dos figuras claves en la educación y labor humanitaria. Goéland aparece como una entrañable mujer de pelo gris de carácter vivaz y resolutivo que se preocupa por educación y la seguridad de los niños. Por su parte, Pingouin es el que ofrece a Catherine la cámara fotográfica que será el instrumento para representar el mundo y contar su historia. Según Catherine: “Pingouin, el marido de la directora, me prestó una Rolleiflex cuando me nombró responsable del taller de foto” y añade: “Desde entonces no me separo de ella”. Llama la atención que Pingouin colabore en el proceso de revelado de fotos, pero que nunca tome la cámara entre las manos. Tiene una explicación que Catherine conoce, Pingouin es incapaz de hacer fotos desde que fue prisionero al inicio de la guerra y Catherine sospecha que pertenece a la red de la Resistencia.

Goéland y Pingouint fueron dos maestros laicos y defensores de los derechos humanos que formaron un buen equipo en La Casa de los Niños de Sèvres. Además de no hacer diferencias entre los niños y no imponerles llevar la estrella amarilla, distintivo de los judíos que según mandato nazi debían llevar cosida a la ropa, pusieron en marcha una pedagogía innovadora inspirada en l’École Nouvelle. En las imágenes del libro se puede observar la distribución de las mesas en forma de u y las oportunidades de los alumnos de expresar su opinión de forma abierta. Además, se les permite descubrir y explotar sus habilidades al organizar clases de música, baile, escritura, canto, etc.

Catherine es consciente de las bondades de la educación que recibe: “Los alumnos eligen cómo emplear su tiempo. Los profesores nos animan a buscar en los libros y a aprender por nosotros mismos”. Según ella, en esta escuela cada alumno es responsable de su propio proceso de enseñanza-aprendizaje y los libros sirven para indagar según el grado de curiosidad. Los profesores, por su parte son los guías que alientan su pensamiento crítico y autonomía. Una representación de los principios de la Escuela Nueva, l’École Nouvelle, cuyo principal precursor fue Comenius, que consideraba a los niños como seres humanos completos capaces de pensar, expresarse y percibir.

A lo largo de su huida por toda Francia Catherine experimentará otros métodos pedagógicos que no comprueba que no son tan eficaces como el que recibe en la Maison de Sèvres, pero los métodos de Goéland y su equipo han conseguido transformarla hasta el punto que es capaz de poner en práctica lo aprendido como profesora.

Los conflictos y el arte

Es evidente que en situaciones de crisis y conflicto el ser humano se queda bloqueado y sin posibilidad de reaccionar de forma coherente. El arte, en cualquiera de sus manifestaciones, opera un estímulo capaz de dar la vuelta a todo. Ana Frank fue una adolescente judía que se refugió en la escritura de su diario para soportar su encierro en la casa de atrás: “No pienso en la miseria sino en la belleza que aún permanece” y la firmeza que mostraba en esta otra frase: “Me gustaría seguir viviendo incluso después de mi muerte”. Un deseo hecho realidad a través de la escritura que también se confirma con Catherine a través de la fotografía, porque ella construye historias, no con palabras, sino con imágenes fijas capaces de captar instantes irrepetibles que transcienden más allá de su estatismo y que el punto de vista de la fotógrafa les da un sentido único y personal.

El propósito de Catherine es retratar su mundo y todos los que forman parte de él. En un principio se limita al entorno natural que rodea la Casa de los Niños y los profesores, compañeros y amigos que conviven con ella. Cuando el peligro es inminente decide representar su guerra”, hacer acopio de sus experiencias personales que se convierten en parte de la memoria histórica. En relación a la apropiación de los espacios a través de su representación por medio del arte, la socióloga y antropóloga francesa Michèle Petit afirma que:

«Para que el espacio sea representable y habitable, para que podamos inscribirnos en él, debe contar historias, tener todo un espesor simbólico, imaginario, legendario. Sin relatos — aunque más no sea una mitología familiar, algunos recuerdos—, el mundo permanecería allí, indiferenciado; no nos sería de ninguna ayuda para habitar los lugares en los que vivimos y construir nuestra morada interior».
Leer el mundo, Michèle Petit (Fondo de Cultura Económica, 2015)

Catherine es una contadora de historias, tal como leemos en Petit, y por eso su paso en el mundo está más que justificado; a pesar del miedo, las renuncias, las pérdidas y la incertidumbre.

Algunos pensadores que sobrevivieron a la persecución nazi y a los campos de concentración fueron Primo Levi, Bruno Bettelheim y Victor Frank. Los tres tienen en común el afán por trasladar en sus obras la esperanza en la bondad y la salvación del hombre gracias a la cultura, la historia y el arte. Dos de ellos, Primo Levi y Bettelheim pusieron fin a su vida y destaca Bettelheim -el escritor y psiquiatra autor de Psicoanálisis de los cuentos de hadas– que tomó esa decisión a los 86 años. No es el mismo caso que Victor Frank -considerado el padre de la logoterapia o el estudio del significado y sentido de la existencia humana- que aprendió a pilotar aviones cuando estaba a punto de cumplir los setenta años. Una de las frases que mejor resume su pensamiento dice así: “El hombre que no ha pasado por circunstancias adversas, realmente no se conoce bien”.

El viaje del héroe

La primera medida de seguridad que Goéland y su equipo les recomiendan en su nuevo hogar a todos los niños de origen judío es cambiarse de nombre y no utilizar jamás el anterior. Es una alternativa a la estrella de David que, por el contrario, no los señala ni delata. De este modo, Rachel pasa a ser Catherine; Samuel, Sylvain, y Sarah, Sabine. Bajo una nueva identidad el temor de los niños es que sus padres lo tendrán muy difícil para encontrarlos. La importancia del nombre dado por los progenitores es fundamental para el crecimiento personal y la percepción de uno mismo. Así ocurre en diferentes culturas y un ejemplo de ello es el inicio de este cuento:

«El nombre que me dio mi padre es Walimai, que en la lengua de nuestros hermanos del norte quiere decir viento. Puedo contártelo, porque ahora eres como mi propia hija y tienes mi permiso para nombrarme, aunque sólo cuando estemos en familia. Se debe tener mucho cuidado con los nombres de las personas y de los seres vivos, porque al pronunciarlos se toca su corazón y entramos dentro de su fuerza vital. Así nos saludamos como parientes de sangre».
“Walimai” en Cuentos de Eva Luna, Isabel Allende (Plaza y Janés, 1989)

Como el cambio de nombre no es suficiente, el próximo paso es dejar el hogar que les da cobijo y comida. Es a partir de ese momento cuando Catherine se hace una promesa a ella misma: “Regresaré para contar mi guerra en imágenes” y empieza el periplo de una heroína que llega a reconocer el buen sabor de la carne de cerdo que su religión les prohíbe probar.

Catherine deja el internado y es acogida por diferentes personas. El monasterio de Saint-Eustache cuyos rígidos métodos pedagógicos contrastan fuertemente con los de Goéland y el resto de profesores. La granja cercana a Limoges donde conocerá la bondad de una modesta y cariñosa familia donde la pequeña Alice descubre la dicotomía entre amar y comer los animales y la sólida formación de Catherine se hace evidente en la escuela rural. El orfanato al pie de los Pirineos donde Catherine imparte clases inspirada en los métodos de la Casa de Sèvres y convierte la biblioteca en su refugio. La convivencia con una joven de la Resistencia que enfoca sus habilidades hacia la cocina y el bricolaje. Hasta el fin de la guerra y la liberación de París de manos de los alemanes que todos los franceses celebran con júbilo.

El regreso al hogar

Este peregrinaje de Catherine por diferentes regiones de toda Francia se equiparan con el obligado camino que deber recorrer el héroe, en este caso heroína, para su formación vital que le ayuden a madurar a través del viaje, las aventuras y el paso del tiempo. Se puede considerar La guerra de Catherine como un bildungsroman, es decir, una novela de formación o aprendizaje donde, en este caso, la maduración va aparejada a la supervivencia y el auxilio de los mayores es la esperanza de la “construcción” entendida como la salvación de un peligro real que asoló gran parte de Europa en el siglo pasado.

El libro termina con la victoria de los aliados y la caída del régimen nazi. Una Catherine ya bastante más crecida que cuando se inició la historia trata de reencontrarse con su pasado. La visita a la Casa de Sèvres es obligatoria porque, a diferencia de su hogar materno donde no la espera nadie, allí se encuentran sus amigos y profesores. En el sitio donde fue feliz lejos de los suyos es capaz de llegar a un conclusión terrible: “¿Mis padres están muertos? Es la primera vez que me atrevo a pronunciar estas palabras en mi cabeza”. Lo único que le queda es su pasión por la fotografía y los recuerdos que debe modelar de forma consciente, ya que como advirtió Primo Levi: “Un recuerdo evocado demasiado a menudo y expresado en forma de historia tiende a convertirse en un estereotipo cristalizado, perfeccionado, adornado, instalándose en sí mismo en el lugar de la memoria pura y dura, creciendo a sus expensas”.

El holocausto es todavía hoy un tema recurrente en la literatura. No sabe de tendencias ni se limita a unos pocos géneros, también es apto para cualquier edad y condición. Con La guerra de Catherine nos encontramos con una joven que se ve obligada a huir a toda prisa de forma constante. Muchas veces lo único que consigue llevarse con ella es la cámara de hacer fotos que constituye su forma de mirar, de expresarse y también de recordar su pasado.

Conociendo la predilección de los franceses por la bande dessinéeera de esperar que se adaptase en imágenes en formato cómic, hecho que ocurrió en mayo de 2017. Un año más tarde se ha traducido a otros idiomas, como el español que publica la editorial Astronave, el sello juvenil y crossover de Norma Editorial con las maravillosas imágenes de Claire Fauvel. Ahora el próximo paso es la adaptación en pequeña o gran pantalla.

Fuente: http://revistababar.com/wp/la-importancia-de-narrar-la-historia-en-tiempo-de-crisis-la-guerra-de-catherine/

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Los donantes deben casi un millón a la población refugiada sursudanesa de Uganda

Por: Amnistia Internacional 

Los países ricos no cumplen con su obligación de ayudar a los miles de personas refugiadas que han llegado a Uganda huyendo de la muerte, las violaciones y otros abusos contra los derechos humanos que se comenten en Sudán del Sur, ha manifestado Amnistía Internacional en un abrumador informe presentado en vísperas de la cumbre de la donantes de alto nivel convocada en la capital ugandesa, Kampala, los días 22 y 23 de junio.

Mas de 900.000 personas han huido del conflicto brutal de Sudán del Sur y han buscado refugio en Uganda, pero la falta de financiación hace que muchas de ellas no reciban servicios básicos como alimentos, agua y cobijo. Al menos el 86% son mujeres y niños y niñas.

“Uganda ha seguido mostrándose receptiva y generosa en un momento en que muchos países están cerrando sus fronteras a las personas refugiadas,pero está sometida a increíble tensión, porque los fondos se están agotando y siguen llegando a diario miles de personas de Sudán del Sur”, ha explicado Muthoni Wanyeki, director de Amnistía Internacional para África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos.

“Los donantes, en especial Estados Unidos, los países de la UE, Canadá, China y Japón, deben intensificar su apoyo a Uganda garantizando la llegada a tiempo de los fondos necesarios para atender las necesidades a corto y largo plazo de la población refugiada. Las personas refugiadas no deben convertirse en las últimas víctimas de una vergonzosa falta colectiva de cooperación internacional.”

Una delegación de Amnistía Internacional ha realizado visitas de investigación a asentamientos de personas refugiadas de cuatro distritos del norte de Uganda –Adjumani, Moyo, Yumbe y Arua– y ha visto por sí misma los efectos de estos problemas de financiación. Las personas refugiadas y los organismos de ayuda humanitaria hablan de una falta desesperada de comida, agua, cobijo y otros servicios básicos debida a la financiación insuficiente. Hay también una grave falta de apoyo a grupos vulnerables como los menores no acompañados, las personas con discapacidad y las personas ancianas.

Nunu, mujer de 24 años y con un hijo, con quien Amnistía Internacional habló en el asentamiento de personas refugiadas de Bidi Bidi, distrito de Arua, explicó: “Conseguir agua es un problema. Y hay también problemas con la comida […] No comemos comida de verdad en esta casa.”

Amina, que vive con su esposo y sus hijos en el asentamiento de Pagyrina, distrito de Adjumani, contó: “Lo peor aquí es el agua y la falta de comida. Antes daban comida, pero ya se ha acabado. El agua en un gran problema […] La población en enorme, pero sólo traen una vez al día.”

Tortura , homicidios y violaciones en Sudán del Sur

Las personas refugiadas de Sudán del Sur huyen de una de las peores situaciones de violencia que sufre el sur de la región de Ecuatoria desde que el país quedó sumido en un conflicto armado en diciembre de 2013. Han muerto miles de personas, y cerca de 1,8 millones se han visto obligadas a exiliarse.

La delegación de Amnistía Internacional habló en Uganda con más de 80 personas refugiadas, todas las cuales contaron historias terribles de tortura, homicidios indiscriminados, violaciones y saqueos generalizados.

Joyce, de 37 años, vio a unos soldados asestar múltiples puñaladas a su esposo, hasta matarlo. “Después de detenerlo, no gastaron una sola bala, sino que utilizaron cuchillos para apuñalarlo hasta que murió”, explicó.

Jane, de 28 años, fue violada por tres hombres de uniforme que irrumpieron en su casa y mataron a tiros a su esposo. “El motivo de que me fuera es que […] mataron a mi esposo. Entraron en la casa, le dispararon y empezaron a violarme” , dijo.

Patrick, de 19 años, contó a Amnistía Internacional que a su hermano y a él los habían encerrado en un contenedor junto con otros dos hombres en un cuartel militar de la localidad de Nyepo. “Todas las noches nos sacaban uno a uno con los ojos vendados, nos interrogaban y nos golpeaban. Tenían pinzas […] para pellizcarnos y retorcernos los dedos”, explicó.

Patrick consiguió al final escapar, pero no ha averiguado aún si su hermano continúa vivo.

Debido a la falta de fondos, no se presta en general ayuda a largo plazo a estas personas refugiadas sometidas a altos niveles de trauma, ni siquiera apoyo psicosocial.

En mayo de 2017 sólo se habían recibido el 18% de los fondos que necesita la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, para atender a la población refugiada sursudanesa de Uganda. El ACNUR, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y 57 agencias de ayuda humanitaria han hecho posteriormente un llamamiento para que se entreguen más 1.400 millones de dólares con que prestar asistencia esencial, incluidos alimentos y cobijo, antes del final de 2017.

“A pesar de haber una necesidad tan grande de fondos y de los múltiples llamamientos de Uganda y la ONU para que se aumenten, los donantes siguen sin responder. Al no asumir la responsabilidad junto con Uganda, los países donantes no están protegiendo la vida de miles de personas refugiadas, algo que tienen la obligación de hacer según el derecho internacional. La Cumbre de la Solidaridad de Uganda es una oportunidad para cambiar esta situación”, ha afirmado Muthoni Wanyeki.

Información complementaria

La política sobre refugiados de Uganda es una de las más progresistas del mundo, pues concede a las personas refugiadas libertad relativa de circulación, acceso a servicios básicos como educación y atención de la salud, y libertad para trabajar y tener un negocio.

El 22 al 23 de junio tendrá lugar en Kampala la Cumbre de Solidaridad con los Refugiados de Uganda, convocada por la ONU y Uganda para movilizar apoyo mundial a la población refugiada sursudanesa.

El conflicto de Sudán del Sur comenzó en diciembre de 2013, tras acusar el presidente Salva Kiir al vicepresidente, Riek Machar, de tramar un golpe de Estado. Todas las iniciativas tomadas posteriormente para encontrar una solución diplomática al conflicto han fracasado, por lo que se han producido nuevos estallidos bélicos.

El conflicto ha tenido efectos devastadores en la población civil, incluida hambruna, violencia étnica y, según informes, posible genocidio. También ha dado lugar a la mayor crisis de refugiados de África y a la tercera mayor del mundo tras las de Siria y Afganistán.

*Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2017/06/donors-failing-almost-a-million-south-sudanese-refugees-in-uganda/

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La UE pide ayuda para ofrecer educación a niños vulnerables

Bélgica/28 de Noviembre de 2016/Informador

El organismo planificó un evento para recaudar apoyo para los pequeños.

La Unión Europea (UE) organizará el próximo 30 de noviembre un foro internacional destinado a recaudar apoyo para la oferta de educación de calidad para niños afectados por situaciones de crisis.

  1. Presidido por el comisario europeo de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, Christos Stylianides, el evento reunirá en Bruselas a representantes de organizaciones humanitarias, líderes políticos e instituciones internacionales.

    Entre los participantes destacan Gordon Brown, el exprimer ministro de Reino Unido que actúa hoy como enviado especial de Naciones Unidas (ONU) para la educación, y el ministro turco de Asuntos Europeos, Ömer Çelik.

    La UE anunció este año un aumento en la ayuda destinada a proyectos de educación para niños en situaciones de emergencia, que sumará un total de 52 millones de euros.

    El monto supone el 4.0 por ciento del presupuesto europeo para ayuda humanitaria y beneficiará más de 2.3 millones de menores en 42 países.

    «La educación en situación de emergencia es una prioridad de la respuesta humanitaria de la UE», afirmó Stylianides.

    «Debemos ayudar los niños vulnerables a tener mejor acceso a la educación. Otros actores en la comunidad internacional pueden ejercer un papel importante y ese Foro de Educación creará oportunidades para ello», dijo en un comunicado.

 Fuente: http://www.informador.com.mx/internacional/2016/693628/6/la-ue-pide-ayuda-para-ofrecer-educacion-a-ninos-vulnerables.htm
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Save the Children recrea una escuela siria destruida en plena Puerta de Alcalá de Madrid

España/21 de Noviembre de 2016/20 Minutos

La ONG busca con esta campaña denunciar «la realidad de millones de niños en Siria que han visto mermado su derecho a la educación por culpa de la guerra».

Lawrence y Haydi, dos hermanos de 7 y 3 años, cuya familia huyó de Siria en 2013, son los protagonistas de esta escena.

La ONU calcula que uno de cada cuatro colegios ha sido atacado en Siria y actualmente hay 2,7 millones de niños sirios que no van al colegio.

Este domingo se celebra el Día Universal de los Derechos del Niño.

La ONG Save the Children ha recreado este sábado en la madrileña Puerta de Alcalá una escuela siria completamente destruida en representación de «la realidad de millones de niños en Siria que han visto mermado su derecho a la educación por culpa de la guerra». Los protagonistas de la escena son Lawrence y Haydi, dos hermanos de 7 y 3 años respectivamente, cuya familia huyó de Siria en 2013 buscando un futuro mejor en nuestro país, pero su mala situación económica ha obligado a su padre a volver a Damasco para trabajar.

Lawrence nació en Siria, mientras que su hermana Haydi nació en Madrid, representando a la nueva generación de hijos de refugiados sirios nacidos en Europa. «Es intolerable que los niños sirios estén sufriendo las consecuencias devastadoras de esta guerra que tiene rostro de infancia. Los colegios se han convertido en objetivo de este conflicto. Sin una educación estable, se enfrentan a un futuro muy incierto», denuncia Andrés Conde, director general de Save the Children. Casi tres millones de niños sirios sin escuela En los últimos cuatro años se han producido más de 4.000 ataques sobre colegios, desde bombardeos y fuego de artillería contra los edificios hasta grupos armados que han tomado colegios para convertirlos en bases militares, centros de detención o cámaras de tortura. Los niños ya no están seguros ni en sótanos ni en refugios subterráneos por el uso de las bombas antibúnker Naciones Unidas calcula que uno de cada cuatro colegios ha sido atacado en Siria.

La escolarización, cercana al 100% en muchas zonas antes de la guerra, se ha desplomado y actualmente hay 2,7 millones de niños sirios que no van al colegio. En unos pocos años se han anulado décadas de progreso educativo. Los niños ya no están seguros ni en sótanos ni en refugios subterráneos por el uso de las bombas antibúnker. Estos nuevos misiles impiden que los menores puedan seguir con su educación, ya que los colegios establecidos bajo tierra ya no son seguros.

Este tipo de bombas son capaces de no detonarse cuando perforan el suelo y estallan una vez que llegan a los cuatro o cinco metros de profundidad. Save the Children exige con urgencia el cese inmediato de los ataques a colegios, hospitales y otras infraestructuras civiles; el fin del uso de los asedios como táctica en el conflicto; la apertura de corredores humanitarios continuos y seguros para que las agencias humanitarias distribuyan ayuda a la población necesitada; la libre circulación de la población civil y facilitar la evacuación de quienes necesiten tratamiento.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2892534/0/save-the-children-recrea-escuela-siria-destruida-puerta-alcala-madrid-dia-universal-nino/#xtor=AD-15&xts=467263

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