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República Dominicana: Pruebas nacionales se adaptarán a un año escolar condicionado por COVID-19

América Central/República Dominicana/26-04-2020/Autor(a) y Fuente: acento.com.do

El Ministerio de Educación (Minerd) informó este miércoles de que los contenidos de las próximas pruebas nacionales serán «flexibles y ajustados» a la realidad del presente año escolar, condicionado por la pandemia de coronavirus, que impide la asistencia de los alumnos a los centros educativos.

La directora de Evaluación de la Calidad del Minerd, Ancell Scheker, aseguró en un comunicado que las pruebas nacionales, mecanismo de evaluación del sistema educativo dominicano, serán ajustadas a la realidad que afecta ese sector.

Desde hace varias semanas, y para salvar el año escolar, el curriculum educativo se ha desarrollado a distancia a través de diversas plataformas puestas en funcionamiento por el Ministerio de Educación y por los colegios privados en respuesta el estado de emergencia nacional que vive el país a consecuencia del coronavirus.

La funcionaria garantizó que en las pruebas programadas para los próximos meses los contenidos se ajustarán a los temas que maestros y estudiantes han trabajado, y el Minerd les estará dando seguimiento para que el proceso sea justo para todos los estudiantes.

Así, el Ministerio tomará en cuenta los contenidos impartidos durante el último ciclo y, de manera prioritaria, los de las clases presenciales, indicó.

Agregó que un equipo pedagógico se encuentra dando seguimiento a lo que se ha avanzado tras a la suspensión de docencia presencial mediante informes en base a los cuales «se tomarán las decisiones y se adaptarán las pruebas nacionales».

El Minerd estará dando apoyo a los estudiantes a través de las distintas plataformas: educando.edu.do e iq.edu.do, así como otras medidas pertinentes para asegurar que el proceso transcurra sin inconvenientes.

La directora de Evaluación de la Calidad del Ministerio de Educación, recordó que las pruebas nacionales son vinculantes para la certificación final de los estudios secundarios y para acceder a los estudios superiores, por lo que se mantiene su aplicación para los niveles básico de adultos, medio y de secundaria en todas sus modalidades.

El pasado 19 de marzo se decretó el estado de emergencia en el país frente al coronavirus, lo que supuso, entre otras medidas, la suspensión de la docencia en todos los niveles educativos, del básico al universitario. EFE

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/2020/actualidad/8809004-pruebas-nacionales-se-adaptaran-a-un-ano-escolar-condicionado-por-covid-19/

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EDUCA recomienda acciones que favorecen plan de continuidad formativa MINERD

América Central/República Dominicana/19-04-2020/Autor y Fuente: acento.com.do

Acción Empresarial por la Educación (Educa), recomendó asumir como política general el concepto «La educación dominicana no se detiene», como forma de preservar la contención social y emocional, además de la cultural que ésta representa para los estudiantes y sus familias.

En un comunicado, la entidad reconoció los esfuerzos desplegados por el Ministerio de Educación (MINERD) para dar respuesta pedagógica y continuar con el proceso formativo de los estudiantes desde sus hogares a través de la puesta en marcha del Plan de Apoyo Educativo.

De cara a los efectos que provoca la pandemia conocida como COVID-19, sobre la oferta educativa regular y el normal cumplimiento del calendario escolar 2019-2020, Educa formuló este martes unas consideraciones entre las cuales sugirió habilitar la metodología más adecuada en función de las características de la Región, el Distrito y las condiciones de cada centro educativo, para continuar con las actividades pedagógicas a los efectos de retomar el calendario escolar luego de la Semana Santa Mayor, y hasta la finalización del mismo previsto para el 26 de junio de 2020.

“Y en este caso, sería responsabilidad de cada Equipo de Dirección y de Gestión de cada centro escolar o colegio, determinar la metodología a utilizar”, apuntó la entidad sin fines de lucro.

A su juicio, existe una diversidad importante en las características de la oferta educativa de República Dominicana, ya sea por contexto, región del país o forma de administrar, sea pública o privada, que plantea un conjunto de realidades diferentes. A su juicio, este comportamiento cuestiona la adopción de una solución única, uniforme y válida para todos.

“De ahí que en Educa entendemos que en aquellos centros educativos, que sean públicos o privados, insertos en zonas en las cuales el Gobierno dominicano autoriza a la movilidad de sus ciudadanos, se promueva el uso del concepto del aula invertida. Es decir, que los estudiantes por el período restante del año escolar asistan a los centros educativos, únicamente para recibir tareas, evaluar tareas previas asignadas y recibir la alimentación escolar, coordinando la menor presencia simultánea de estudiantes y docentes, a los efectos de guardar las distancias y las condiciones de higiene mínimas para reducir el riesgo de contagio de la enfermedad”, enfatizó.

Para aquellos centros educativos, públicos o privados, ubicados en localidades en las cuales esté impedida la circulación regular de personas, proponen que se habilite la continuidad de las tareas asignadas de forma remota, virtual o por otros.

Para la institución es necesario mantener a la población escolar activa, conectada con los contenidos de los cursos a los cuales asisten y que el tiempo de reclusión sea visto como una oportunidad para fortalecer los aprendizajes, el involucramiento de la familia con la vida escolar de sus menores, y el compromiso de docentes y especialistas de la educación como contenedores y soportes de estudiantes y familias ante la situación social delicada derivada de los efectos de esta terrible enfermedad.

“En tal virtud, en Educa recomendamos flexibilizar las calificaciones y los niveles de promoción para que ningún estudiante quede atrás. Aquellos estudiantes que presenten niveles de dificultad mayor y cuyo desempeño conduciría a la repetición escolar, se propone diseñar un plan de recuperación y aceleración a ser implementado entre el cierre formal del calendario escolar 2019-2020 y el comienzo del año escolar 2020-2021”, expuso la institución educativa.

Del mismo modo, Educa propuso postergar la aplicación de Pruebas Nacionales, evaluaciones diagnósticas y cualquier otro elemento de evaluación de la calidad de los aprendizajes en curso como consecuencia de las anomalías experimentadas en este año escolar.

La entidad empresarial recordó que según los informes especializados sobre la expansión de la mencionada enfermedad, los niños y adolescentes son principales vectores de contagio puesto que la incidencia de la COVID-19 en las edades tempranas suele ser asintomática o de efectos leve, por lo cual se debe evitar al máximo su movilidad a los efectos de contener la transmisión de la enfermedad hacia poblaciones con mayor riesgo de prevalencia.

Finalmente, Educa puso de relieve la importancia que representa para miles de familias dominicanas de bajos recursos, que sus hijos y dependientes asistan de manera frecuente a los centros educativos por recibir en éstos, además de los conocimientos asociados al currículo y la alimentación escolar, la contención social y emocional en espacios más seguros y más confortables que la que tienen en sus propios hogares.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/2020/educacion/8805432-educa-recomienda-acciones-que-favorecen-plan-de-continuidad-formativa-minerd/

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Confinamiento y roles de género

Por: Leonardo Díaz

En mi artículo, “Estado de excepción y actitud crítica”,  afirmé que uno de los problemas del confinamiento, en el marco de la pandemia del COVID- 19, es el hecho de que, además de la naturaleza informal de la vida económica de millones de personas en República Dominicana, la calle constituye un medio de reafirmación de la masculinidad.

La sociedad dominicana, como las sociedades latinoamericanas en general, son comunidades donde impera la inequidad de género asignando unos roles sociales muy rígidos, en función de si una persona es hombre o mujer. La asignación de roles de género implica una distribución rígida de los espacios. Si la mujer debe realizar las actividades domésticas, entonces la casa es su espacio, el lugar donde ella rige en términos operacionales. Si el rol del hombre es proveer, especialmente en estratos sociales donde no existe la nueva tendencia del teletrabajo, su espacio es la calle, allí impone su señorío.

En función de esta demarcación estricta se evalúan las competencias “naturales” de las personas. La mujer será una auténtica fémina en la medida que cumpla con eficacia los oficios domésticos. El hombre, en la medida en que sea capaz de sustentar a la familia. El vínculo entre rol y espacio hace que la masculinidad y la feminidad se realicen y reafirmen, en la calle, para los hombres; en la casa, para las mujeres.

Si esto es así, el confinamiento de los hombres en los barrios dominicanos constituye una “afrenta a su masculinidad”. En la casa se quedan las mujeres y los niños.

Tahira Vargas ha señalado, en su último artículo, “Masculinidad y cuarentena”,  que el confinamiento dentro de una sociedad con nuestras características produce un conflicto entre el imaginario donde han sido formados los hombres y la normativa que ahora se les exige.

En los hogares de clase media moderna donde se han transformado los roles de género tradicionales y las parejas han sido educadas con sensibilidad hacia el problema de la equidad de género, la desdibujación de esos roles desdibuja la demarcación estricta de los espacios. La calle y la casa son dominios de co-gobierno si los roles son compartidos. Esto no ocurre en los barrios marginales.

Lo señalado no solo aplica para fines de la administración del trabajo, sino también, del ocio. Los roles de género de una sociedad donde impera la inequidad asigna de modo estricto los espacios del entretenimiento, precisamente allí donde se realizan las actividades de trabajo. La mujer se divierte en la casa, o en casa de una amiga. Solo sale a divertirse en la calle si está acompañada, sea de amigas, familiares o una pareja, y durante un tiempo condicionado por el padre o el esposo.

Por su parte, el hombre se entretiene en la calle, sin tiempo asignado. Allí socializa con los amigos, flirtea, “habla de asuntos de hombres y hace cosas de hombres”. Por tanto, en la calle se reafirma como tal.

Todo esto debe ser entendido en términos no intelectuales. No se trata de que el hombre, de modo racional, se dice a si mismo que saldrá a la calle para reafirmarse, ni que las mujeres interpretan de modo racional que la casa es su espacio.

Hablo de unos modelos, imaginarios, patrones culturales que, como tales, son asimilados desde muy temprana edad e incorporados, de modo inconsciente, como hábitos de pensamiento y conducta. Por ello, cuando se establece una norma de confinamiento, el individuo, aunque no salga a trabajar, educado para no quedarse en casa, se rebela, no de modo intelectual, sino visceral, impulsivamente, aunque intelectualmente sepa que existen unas acciones de represalia si decide violentar la normativa.

Así, los discursos ideológicos que han perpetuado la inequidad de género en tiempos de normalidad, atentan contra las políticas del Estado en tiempos de excepción. La inequidad de género no es solo una situación que perjudica a las mujeres, aunque en efecto, sean las más afectadas. Es una situación que lacera todo el entramado social y dificulta la resolución de las nuevas situaciones sociales problemáticas, porque estas requieren, para su solución, de nuevas formas de pensar, así como presuponen espacios de diálogo y cooperación.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8803327-confinamiento-y-roles-de-genero/

Imagen: https://pixabay.com/photos/chance-equality-equal-opportunities-3335805/

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Estado de excepción y actitud crítica

Por: Leonardo Díaz 

En mi artículo de la semana pasada, “Pan, espacio y olvido”, tomé la disyuntiva metáforica de Albert Camus, pan o espacio, para reflexionar sobre uno de los problemas fundamentales para las políticas de confinamiento en América Latina, las dificultades que confrontan importantes segmentos poblaciones para ceder el espacio público y replegarse en sus casas, ante la necesidad imperiosa de buscar el alimento cada día.

República Dominicana no es la excepción a la referida situación, a pesar de que las autoridades gubernamentales se han jactado, durante años, del crecimiento económico sostenido durante décadas.

Pero, como el crecimiento del producto interno bruto no equivale a mejoramiento del índice de desarrollo humano, o en otras palabras, como el aumento de la riqueza no significa que la gente viva con mejores niveles de vida, millones de seres humanos viven en nuestro país la “vida desnuda”, arrojados a una lucha por la sobrevivencia que se asemeja, en muchas situaciones, a las de una sociedad del siglo XIX.

En este sentido, para más de la mitad de la población dominicana el confinamiento significa la clausura a las posibilidades de lograr el sustento familiar.

Pero la calle no solo es el espacio del pan, sino también del ocio. Si en los sectores de la clase media, las plataformas streaming, los escritorios para el teletrabajo, los televisores LED y los juegos electrónicos desempeñan el rol de distractores, en los sectores marginales, las casas constituyen pequeñas cárceles donde la estrechez del espacio dificulta la movilidad corporal, genera incomodidad e interacciones violentas.

Así, como ha señalado Tahira Vargas, en su artículo “COVID 19 y desigualdad social”, la calle se convierte, para los pobres, en una “extensión del hogar”. El espacio se ensancha como un mecanismo de fuga, de desahogo, de distracción y en el caso de los hombres, en reafirmador de la austoestima masculina. Estos aspectos dificultan el acatamiento de una orden de autoencerramiento de varios días.

También, debe agregarse un aspecto importante de nuestra historia cultural al problema del confinamiento. En nuestra sociedad, el ciudadano común ha interiorizado los hábitos de incumplimiento a la ley, no solo por la inexistencia de un régimen de consecuencias, sino también, como un mecanismo inconsciente de rebeldía ante regímenes donde la ley es solo para los débiles.

Dado este escenario, resulta comprensible las violaciones al estado de excepción proclamado hace quince días. Agréguese a la situación, que el actual gobierno se encuentra en una profunda crisis de credibilidad expresada en los últimos comicios electorales.

No obstante, los sectores del oficialismo pretenden obviar los hechos señalados, en vez de intentar gestionar la crisis orientado hacia los mismos. La socióloga Rosario Espinal ha señalado en su artículo“Higiene y distanciamiento social: ¿y los pobres?”, la necesidad de contrarrestrar la inviabilidad del confinamiento en los barrios populares mediante “las intervenciones sociales quirúrgicas”, es decir, mediante la intervención focalizada del Estado para aislar los pacientes afectados del virus mediante control sanitario.

Dicha acción sería más efectiva que la represión violenta en las calles y el hacinamiento de los detenidos en sórdidas cárceles. Es conocido por todos la arraigada práctica de violación de los derechos humanos de los organismos policiales dominicanos, estimulada, hoy, por un estado de emergencia.

Por otra parte, un aspecto fundamental que no debemos obviar es la necesidad de seguir manteniendo una actitud vigilante y crítica con respecto a las autoridades en este difícil momento de nuestra historia. De buena fe, muchos ciudadanos pueden pensar que no es momento para la crítica, sino para el trabajo solidario de apoyo al gobierno.

Existe un falso dilema  en este planteamiento. En el mismo subyace una concepción errónea de lo que constituye el ejercicio de la actitud crítica. Se piensa que criticar es denostar contra el enemigo, no someter a cuestionamiento los fundamentos de nuestras prácticas. No hay contradicción entre apoyar a las autoridades gubernamentales en aquellas medidas acertadas relacionadas con paliar la pandemia, y cuestionar a esas mismas autoridades cuando las prácticas son incorrectas. Ejemplos de estas últimas son: el apresamiento violento y el hacinamiento de los presos en las cárceles, la entrega de alimentos sin tomar las medidas que cuiden el protocolo sanitario contra la pandemia, el cierre sin información previa ni organización de vías medulares de tránsito que pueden obstaculizar el tránsito de los especialistas de salud, o el intento de sacar capital político de las ayudas a los sectores marginales.

Por tanto, no debemos postergar el cuestionamiento para un futuro pos-pandemia. Porque el futuro comienza a gestarse hoy, cuando pueden tomarse medidas de consecuencias irreversibles, o pueden provocarse daños colaterales a los que podemos reaccionar demasiado tarde.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8800585-estado-de-excepcion-y-actitud-critica/

Imagen: https://pixabay.com/photos/coronavirus-corona-quarantine-4939242/

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República Dominicana: Hacen llamado en pos de la igualdad de género, los derechos humanos y el respeto de la vida las mujeres

América Central/República Dominicana/08-03-2020/Autor(a) y Fuente: acento.com.do

El Centro Casas Comunitarias de Justicia estuvo desarrollando en conjunto con la comunidad, organizaciones comunitarias e instituciones públicas en Las Caobos, Santo Domingo Oeste y en Cienfuego, Santiago, marchas simultáneas este viernes 6 de marzo con la finalidad de conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la importancia de continuar aunando esfuerzos en pro de la igualdad de género, los derechos humanos y el respeto de la vida de todas las mujeres.

“El 8 de marzo es un día para reflexionar sobre los avances alcanzados, espacios conquistados y continuar aunando esfuerzos en pro de la igualdad de género, los derechos humanos y el respeto de la vida de todas las mujeres. En el Centro Casas Comunitarias de Justicia estamos comprometidos con los derechos de las mujeres”, manifestó este viernes esta organización dedicada a la mediación y conciliación con el interés de garantizar el acceso a la justicia de los sectores vulnerables del país.

Esta institución surgida en el año 2005 implementan una atención diferenciada hacia las mujeres víctimas de violencia de género e intrafamiliar, entre lo que incluyen acciones como son la formación de 10,200 mujeres en temas de derechos humanos, prevención de violencia y acceso a la justicia, entre otros temas.

La entidad recordó que 203,000 mujeres han accedido a la justicia a través de los servicios de mediación, conciliación, orientación legal y municipalidad, que son brindados en los diferentes centros ubicados en el país, como son CCJ-Santiago: desde Navarrete, Puerto Plata, Villa González, entre otros. CCJ-Santo Domingo Oeste: desde Los Alcarrizos, Pedro Brand, CCJ-Moca: desde Gaspar Hernández, La Vega, desde Jarabacoa, Constanza, Jima, entre otros.

También forman parte de esta iniciativa la Fundación Pro Bienestar de la Familia (PROFAMILIA), Asociación de Abogados de Santo Domingo Oeste, Foro de Prevención de Violencia Santo Domingo Oeste, Fundación Voluntad Educativa (FUNVE), Consejo Comunitario Buscando Soluciones (COCOBUSO), Asociación Dominicana de Personas con Discapacidad Físico Motora (ASODIFIMO) y Casa del Bienestar, mientras que en Santiago se suman, la Parroquia Santa Marta, la Unión de Mujeres por el Desarrollo de Cienfuegos y el Instituto Politécnico Ramón Dubert Novo.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/2020/actualidad/8791203-hacen-llamado-en-pos-de-la-igualdad-de-genero-los-derechos-humanos-y-el-respeto-de-la-vida-las-mujeres/

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¿Luto para la Educación?

Por: Elisabeth de Puig 

Nos vestimos de amarillo para abogar a favor de una educación a la altura de los tiempos modernos y de la inserción en un mundo global con un sistema escolar público inclusivo adaptado a las particularidades y dificultades reales de los niños y niñas de República Dominicana.

La campaña del 4% fue un ejemplo hermoso de lo que puede lograr una sociedad cohesionada alrededor de un tema unificador como lo fue el derecho inalienable a una educación de calidad.

Ahora bien, con el beneplácito que otorga la voluntad popular y el control de los fondos públicos, cada gobernante, en un sistema político sin muchos contrapesos, tiene su “librito” para orientar las reformas y medidas en el sentido que conviene a sus propios intereses.

Las pruebas PISA, a las que aceptan someterse los estados, pueden tener defectos y virtudes, pero su finalidad es de poder definir y aportar correctivos a los males detectados. PISA no mide cuánto saben los alumnos sobre el contenido curricular ni sobre conocimientos generales, sino que procurar determinar cuánto comprenden, resuelven y comunican los jóvenes de 15 años, sobre situaciones “del mundo real”.

Al ser la educación considerada como una palanca para el crecimiento, todos los países que participan en las pruebas están muy atentos a las actuaciones de sus alumnos y buscan las recetas posibles para aportar correctivos para mejorar los resultados.

Estas pruebas, aplicadas a la República Dominicana, confirman una vez más la percepción de que hemos empezado a construir la casa por el techo, con el florecimiento de nuevas estructuras físicas por todo el territorio nacional y la implementación de la tanda extendida, utilizada más bien como una medida orientada a paliar la pobreza, de corte populista, que como parte de un plan estratégico. 

No se puede negar que brindar un almuerzo a los niños, niñas y adolescentes, mantenerlos hasta las cuatro en los planteles escolares, dotarlos de uniformes y de libros, han sido medidas populares y de mitigación de la pobreza como lo ha sido también la dignificación de los salarios de los maestros.

Como en tantos otros aspectos de nuestra vida ciudadana, la voluntad mayoritaria y las aspiraciones diversas de los sectores que se integraron a la lucha a favor del 4% han sido desvirtuadas por el gobierno, en un intento de capitalizar a su favor, a corto plazo, las nuevas partidas presupuestarias. 

Es interesante precisar que PISA no evalúa a jóvenes de 15 años que están fuera de la escuela ni a aquellos que están muy rezagados en sus estudios. Eso significa que la proporción de jóvenes que no poseen las competencias básicas examinadas pueden ser, en nuestro país, aún mayores de lo reportado.

La gran pregunta es qué hacer frente a los resultados de este tipo de medición, cuando el tipo de enseñanza que ofrecemos en la mayor parte de nuestras escuelas se hace en base a una memorización forzada que corresponde a un currículo superado, el único que saben manejar la gran mayoría de maestros formados a la vieja usanza y que arrastran deficiencias que transmiten a los alumnos.

El análisis de las pruebas PISA demuestra que los países que se encuentran a la delantera son aquellos que logran asociar la equidad social y el bienestar de los estudiantes para lograr buenos resultados. En el caso de Francia, se observa una clara relación entre el estatus socio económico y el buen desempeño. Este es uno de los países miembros de la OCDE que presentan una mayor desigualdad en los resultados de las pruebas entre alumnos de medios socio económicos favorecidos y desfavorecidos, con una diferencia de 107 puntos en comprensión lectora. Frente a esta realidad, podemos preguntarnos, y en República Dominicana, ¿cuál es la amplitud de la brecha tomando en cuenta las graves desigualdades sociales que nos caracterizan?

Otro punto que llama poderosamente la atención, y que es quizás el más doloroso, es el análisis realizado por el BID y CIMA para América Latina en su Nota 18. Estas entidades destacan que si se toma como punto de partida el promedio de desempeño de la OCDE se constatan resultados muy variados en la región, con una disparidad de hasta tres años de escolaridad entre los países. La diferencia entre Chile y República Dominicana asciende a 111 puntos, equivalente a tres años de escolaridad.

Costa Rica, México, Brasil, Colombia Argentina y Perú, muestran un rezago de dos años de escolaridad respecto al promedio de los países de la OCDE. El retraso promedio de la República Dominicana con relación a estos países equivale a cuatro años menos de escolaridad.

Hemos gastado el equivalente a 20,000 millones de dólares en nuestro sistema educacional durante siete años; es decir, el 4% del PIB cada año, para que un alumno o alumna de sexto año de primaria tenga las competencias que tiene un niño o una niña de segundo grado de una escuela pública promedio de un país promedio miembro de la OCDE. 

No nos merecemos quedar en en último lugar en matemáticas de un total de 79 países evaluados por PISA. Pero no podemos culpar solamente a los maestros; nos debemos interrogar sobre las vacilaciones de nuestro sistema en modernizarse y de la sociedad en exigir centros escolares inclusivos, laicos, formadores de ciudadania,  con nuevos currículos y nuevos enfoques, con maestros evaluados, preparados, valorizados y que no respondan a criterios clientelistas.

Fuente: https://acento.com.do/2019/opinion/8761027-luto-para-la-educacion/

Imagen: F1 Digitals en Pixabay

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