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La edad del futuro

Por: Nieves y Miro Fuenzalida

El mensaje sutil de la época es que el pasado es una perdida de tiempo y lo único que importa es llegar al futuro tan rápido como sea posible. La época del tecno-futurismo con largo alcance ha llegado. Y es muchísimo mejor que el patético presente.

La posesión del conocimiento, que una vez significó la comprensión del pasado, ahora es la habilidad de hacer predicciones. Conocer o predecir el futuro es mucho mas productivo y rentable que estudiar el pasado. Y para ello, en lugar de leer las hojas de te, mirar la bola de cristal o tirar el I Chi, podemos usar el instrumento científico apropiado, es decir… “Big Data”, la aplicación de las matemáticas a enormes cantidades de datos para inferir probabilidades.

En el 2011 el Foro Económico Mundial anuncio que “Big Data” debe ser considerado como una nueva clase de activo económico, algo que uno puede poseer y gozar de sus beneficios. Es la energía que lleva al futuro. “Big Data” es la primera aplicación tecnológica del siglo XXI cuyo único propósito es conocer lo que viene. Starbucks, Walmart, Amazon, Google, Target, Adidas, etc. ahora pueden saber quien, que, cuando, como y donde pueden vender exactamente sus productos. El jefe ejecutivo de la firma FICO, por ejemplo, con todo atrevimiento ahora puede anunciar… “nosotros sabemos donde tu vas a estar mañana”. Hay múltiples maneras de coleccionar datos… cuando clicleamos el internet, cuando compramos, cuando hablamos por teléfono, cuando vamos al banco, cuando estamos en el trabajo, etc. etc. Cada acción que emprendemos es aprovechada para generar probabilidades acerca de que acción vamos a tomar. Las grandes Corporaciones invierten billones de dólares en esquemas para convertir el mundo en datos. Lentamente van mejorando mas y mas la habilidad para influir y darle forma al porvenir.big-data

¿De donde viene este afán por el futuro? Si consideramos los datos antropológicos encontramos que desde el Homo erectus hasta el comienzo de la civilización mesopotámica el humano no vivió en el flujo segmentado que caracteriza nuestro tiempo. En aquellos tiempos no había pasado ni futuro. Solo el gran presente. Las sociedades tradicionales lograban la predictibilidad “transformando el tiempo cíclico en círculos”. La seguridad se encontraba en seguir haciendo lo que siempre se había hecho. La noción de medir las épocas en décadas y centurias solo ocurrió en 1890. La revolución industrial trajo el fin del orden tribal y con ello la seguridad que el conocimiento de nuestro   origen y destino nos daba.

¿No será entonces, si consideramos esto, que la obsesión contemporánea por adueñarse del futuro es el intento de recuperar la seguridad por otros medios? Según el filósofo español Innerarity hoy operamos, no con el conocimiento del futuro, sino con la ignorancia estructural del porvenir que se cierne sobre todo lo que la era industrial y digital ha traído, llenándonos con ansiedad y presentimientos de colapso. Llegar rápidamente al futuro con la ayuda de los medios científicos es el intento cada vez mas elaborado de compensar por nuestra falta de certidumbre social. El surgimiento de “Big data” y la iniciativa tecnológica empresarial encuentran su raíz en este deseo inconsciente de volver al tiempo en que no teníamos que saber que viene después porque, simplemente, no había después… solo el eterno presente.

El impulso al futuro, que siempre encontramos presente en los procesos cognitivos humanos, es bien diferente de la retorica futurística del complejo tecno industrial. La búsqueda del futuro ha sido, primariamente, saber que es lo que va a pasar para evitar cambios peligrosos y desestabilizantes. La idea es ver el peligro, esquivar el escollo y mantener, tanto como sea posible, nuestra forma de ser. El discurso futurista corporativo que hoy encontramos, en cambio, tiene como objetivo interrumpir, alterar e inventar   todo y cualquier cosa tan pronto como sea posible.

Donde mejor se ve esto es en el intento de un influyente sector tecnológico de lograr “la singularidad” , de vivir lo suficiente para ser integrado en la conciencia virtual o cerebro global conectado a la maquina digital que, al extenderse a todo el universo, culminara con el alumbramiento sublime, un estado libre de toda limitación temporal, física y mental. Un eterno presente.

Resultado de imagen para big data¿Es del todo claro que todo este transhumanismo va en dirección del mejor interés del ser humano? ¿No será que todo este proceso tiene mas que ver con creencias que con ingeniería y ciencia? Según el consenso de la comunidad científica estamos a miles de años de una inteligencia no-biológica. En la edad del “Big data”, dice el critico cultural Hal Niedzviecki, en lugar de un conocimiento significativo del futuro, lo que tenemos es la promesa de ese conocimiento. Creemos que el mapear todos los aspectos del mundo físico y mental tiene el potencial de crear un mundo virtual paralelo de maleabilidad infinita capaz de llevarnos a un estado de absoluta certidumbre e inteligencia sin limite, a pesar de que la evidencia muestra que el precio de esta certidumbre es la perdida de las libertades cívicas y del derecho a no ser vigilado por las Corporaciones y el Estado.

El punto no es si realmente podemos conocer el futuro. El punto es la historia que nos contamos acerca de el. Lo que importa mas que su conocimiento, dice Niedzviecki, es el sentimiento de control que podamos lograr sobre el porvenir. Es creer que la cuantificación, alteración y ruptura es innovación y progreso.

Los tres últimos cambios tecnológicos mas grandes de nuestra historia, comenzando en 1890, han sido la invención del motor a vapor, el dominio de la electricidad y el surgimiento de la computación. Todo lo que hoy hacemos se construye en base a estas tecnologías. Lo que hacemos en el siglo XXI es el legado del siglo XIX. Nuestra supuesta era de “ruptura”, comparada con estos tres cambios, es mucho menos innovativa de lo que parece… la televisión en el teléfono, el telegrama en el tweetter, el libro en la tableta digital. Lo curioso es que todas estas revoluciones masivas no han transformado en lo mas mínimo nuestra inclinación al saqueo de los débiles, de las otras naciones o de la naturaleza. Lo que ha cambiado es que ahora el saqueo es mucho mas grande y mucho mas rápido, por lo que cada vez van quedando menos lugares para seguir con el pillaje. El precio de acelerar el consumo a través de la tecnología y consecuentemente organizar la vida alrededor de el puede, finalmente, destruir las condiciones ecológicas que sostienen la civilización y reclamar la existencia de toda la especie. Lo que la industria llama innovación es, en realidad, la inauguración de nuevas formas de consumo.

Todos los cambios tecnológicos han favorecido la replicación de nuestros genes. Mas gente vive mas tiempo. Progreso, desde el punto de vista de la evolución biológica, es la capacidad de sobrevivencia de la especie. El animal humano, no solo ha sobrevivido, sino que se ha ubicado en la cúspide de la cadena alimenticia… por ahora. La verdad es que con el tiempo nuestra conducta hace cada vez mas problemática la sobrevivencia humana a largo plazo.

En la era de la revolución informática y la carrera al futuro todo fluye y la estabilidad   es bien difícil de encontrar. La desigualdad económica aumenta, la clase media desaparece, la educación no garantiza trabajo y, mucho menos, uno significativo. Desempleo, subdesempleo, rebaja de salarios y pobreza son la norma ¿Por qué, a diferencia de la revolución industrial que no produjo perdida de trabajo, la innovación informática ha creado un ejercito de desempleados? La respuesta esta en la interconectividad digital que ha sido posible gracias a mas pequeños y baratos procesadores que permiten aumentar la producción sin la necesidad de emplear mas gente o aumentar los salarios.

La cuestión, sin embargo, es esta… si la red tecnológica es tan buena para todos ¿por qué, entonces, el mundo tiene que sufrir tanto con la expansión de la tecnología informática? Muy pronto tendremos camiones sin choferes, barcos sin tripulación, aviones comerciales sin pilotos, laboratorios sin técnicos, hospitales sin doctores, farmacias sin farmacistas. Producción con menor costo. Pero … ¿qué va a pasar con estos millones de servidores? La computarización ha provocado la desaparición masiva de trabajos… desaparición que todavía no termina. No seria arriesgado decir que por primera vez en la historia humana los trabajos se pierden, no se crean, con la tecnología. Digamos, seres humanos reemplazados por un futuro mas eficiente.

¿Qué se putecnologiaede hacer con un sistema basado en la interrupción sistemática? La primera opción es… nada. El futuro viene y no podemos pararlo… “ la innovación es un fuerza impersonal”, y la única manera de sobrevivirla es darle la bienvenida y adaptarse, dice la elite informática. La estabilidad es obsoleta. La ansiedad que plaga la época no es tanto el rechazo al cambio, como el miedo a fracasar en medio de el, de quedar atrás en la carrera del futuro.

La segunda opción es la salida del futuro, el rechazo a la tecnotopia, el abandono de la ideología prevalente. Los que van a quedar atrás, según los survivalistas, son los que frenéticamente persiguen el futuro. Los survivalistas, por el contrario, se preparan para la catástrofe por venir, para la caída del sistema… guardan comida, agua, medicamentos y municiones para tres meses, suficiente para sobrevivir los primeros días. Al igual que muchos ecologistas, indigenistas y libertarios, no anhelan el futuro, anhelan el pasado, el retorno a un tiempo mítico cuando todo era simple, estable, con pequeñas ciudades, granjas y tiendas de abarrotes y la gente estaba en control de sus destinos en lugar de ser datos para el gobierno o las empresas privadas. Es el anhelo de la renovación de una vida tribal que surge de las ruinas del posmodernismo cibernético.

Nuestra alternativa entonces, según esto, estaría en la redención tecnológica o en la vuelta al pasado. ¿Cierto?… Bueno, no realmente. La carrera al futuro esta saboteando el futuro y la vuelta a un pasado estable y harmónico es imposible. Nunca ha existido.

Luego… ¿con qué nos quedamos? ¿No será hora de cancelar la esperanza y parar de creer que todo va a mejorar? Los que han venido luchando por un mundo diferente, según la opinión del escritor Paul Kingsnorth, están perdiendo y seria mejor reconocerlo, antes que seguir mintiendo. La economía de consumo no va a cambiar y no vamos a parar la emisión de carbón. Esta es una sociedad global que se esta desmoronando y, a pesar de ello, es incapaz de cambiar de conducta.

La cosa, dice Kingsnorth, no es prepararse para el apocalipsis, sino ajustar las expectativas para vivir a través de algcontaminacion16o que ya esta ocurriendo. No el fin del mundo, sino su deterioración y declinación inevitable, a veces imperceptible, de la que da cuenta la ciencia. Es el reconocimiento, dice el ecologista Robert Jensen, “de que cada sistema que regula la vida moderna no esta a la altura de la tarea. Y no hay manera de reformar esto. La revolución no viene…”

¿Es esto la admisión de nuestro fracaso? ¿Y de que frente al fracaso lo único que nos queda es tratar de mantener algún sentido humano en un mundo que se desploma?

Fuente: http://www.surysur.net/la-edad-del-futuro/

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¿Cómo educar ante un mañana incierto? 6 preguntas clave.

Por: Liliana Arroyo. El Diario de la Educación. 10/12/2016

Es ya urgente una reflexión sobre las instituciones educativas con la que, al menos, respondamos a dos preguntas: ¿Para qué sirven? ¿Cómo deben ser?

Algunos expertos afirman que estamos entrando en la cuarta revolución industrial y una de las claves es la transformación profunda a nivel económico y, en consecuencia, social. La tecnología posibilita y acelera la disrupción de sectores enteros, modelos de negocio, perfiles profesionales e, incluso, las formas de trabajo se reinventan. Las escuelas que hoy conocemos son hijas de la Ilustración y la Revolución Industrial. La primera revolución requería trabajadores obedientes, especializados, mecánicos, con jornadas que comenzaban y acababan con un timbre. Desde entonces difícilmente se pone en duda la conexión entre el crecimiento económico de una sociedad y el diseño de su sistema educativo.

Si eso es así, la reflexión es urgente. Estamos en los albores de la cuarta revolución y seguimos con sistemas educativos nostálgicos del siglo XX, en algunos casos aún a contrapié de la revolución digital (la tercera). En este contexto se necesita un replanteamiento de las instituciones educativas comenzando por preguntarnos de una vez para qué sirven y cómo deben ser.

Un informe del World Economic Forum presentado en Davos a principios de este año calculaba que el 65% de estudiantes que están cursando primaria hoy trabajarán en perfiles laborales que todavía no existen. Aquella pregunta de “qué quieres ser de mayor” se vuelve más complicada porque no se trata de elegir un camino entre los posibles y descartar los otros. Implica orientarse hacia un camino que hoy existe y quizá mañana se haya transformado tanto que no tenga nada que ver con los sueños infantiles y adolescentes. O incluso andar hacia una dirección en la que deberán poner los ladrillos antes de dar el siguiente paso. Las mismas previsiones indican que en los próximos años millones de puestos de trabajo ya no requerirán la intervención humana, especialmente aquellos con tareas rutinarias y predecibles, fácilmente mecanizables.

Hay determinados sectores y posiciones que ya han llegado, como las de analistas de datos. Cada vez serán más necesarios puesto que avanzamos hacia un mundo donde la toma decisiones se basará en la gran cantidad de información que generamos día a día, esos rastros voluntarios e involuntarios capturados por la digitalización creciente.

En lugar de aterrorizarnos, anticipémonos. Preparemos la transición para que no suponga una nueva brecha, una nueva división social entre sustituibles y sustituidos. Pensemos cómo aprovechar las oportunidades que eso puede acarrear: que las máquinas se queden con tareas arduas y rutinarias nos permite plantearnos nuevas oportunidades profesionales. Y es algo que podemos hacer mientras rediseñamos los sistemas y las comunidades educativas.

Pero también hay que tener en cuenta cuáles serán las condiciones del mercado de trabajo: flexibilización de horarios, crecimiento del teletrabajo, aumento del emprendimiento y, en definitiva, lo que se bautiza como ‘gig economy’: empleos menos estables, más orientados a tareas concretas -quizá esporádicas- acompañados de flexitrabajo y altos niveles de creatividad y adaptación.

1. ¿Ciencias o letras?

La separación habitual entre ramas de conocimiento pierde el sentido en un mundo cada vez más interconectado y fluido. Las “letras”, o más bien las humanidades en sentido amplio, deberían estar presentes siempre, especialmente el conocimiento y la dimensión ética. Además de las capacidades técnicas, que cada vez llegan a horizontes más increíbles, harán falta debates éticos sobre la responsabilidad, la necesidad y la conveniencia de esos cambios. En esta línea, trabajar por proyectos, en grupos y fomentando el uso de conocimientos transversales e interdisciplinares, parece que cobra mucho más sentido que la rígida división por asignaturas.

2. ¿Educación analógica o digital?

Las capacidades y habilidades que se entrenan en analógico o en digital son razonablemente distintas, pero probablemente el aprendizaje combinando aspectos digitales y ejercicios lejos de las pantallas es el más deseable. La alfabetización digital debería incluir códigos de programación, de la misma forma que enseñamos a leer y escribir. Es más, para enseñar a programar ni tan siquiera hace falta un ordenador, hay métodos infalibles de lápiz y papel, porque lo importante no es la herramienta, sino el pensamiento.

3. ¿Contenidos o criterios?

Hasta ahora la definición de los cursos escolares se basa en la dosificación de contenidos, más o menos estandarizados y clasificados por edades. Pero en la era de la información, estando cualquier idea a pocos clics de distancia y en forma de texto, video o multimedia, dedicar el tiempo a almacenar conocimientos parece anacrónico. Y por ende, los sistemas de evaluación. Si bien la memoria y la cultura general son importantes, quizá es momento de acompañarles para que sepan dónde buscar y cómo relacionar ideas según la información hallada. Es decir, en un mundo en el que lo complejo no es acceder a la información, sino justamente no terminar ‘infoxicado’, es relevante educarles para que tenga criterio. Eso implica que sepan encontrar información, priorizarla y desarrollar mecanismos para distinguir entre fuentes fiables y opiniones sesgadas. Junto a ello, aprender a dar un paso atrás, tener la visión de conjunto y reflexionar probablemente sea de lo más urgente.

4. ¿Profesionalizar o capacitar?

Si los límites entre profesiones cada vez serán más fluidas y los nichos de mercado cada vez más transversales, organizar la educación con arreglo a profesiones determinadas seguramente funcionará para un porcentaje limitado de estudiantes. La educación debe capacitarlos, al menos en parte, para relacionarse, trabajar, madurar y desarrollar sus vidas en entornos cambiantes y líquidos. Es importante que las escuelas sean laboratorios donde explorar sus capacidades, dotarles de espacio para la autoexploración y el autoconocimiento, que descubran sus pasiones, que se prueben y que se reten: que se acostumbren a encontrar y traspasar los límites de su zona de confort será primordial.

Habilidades como la imaginación, la adaptabilidad, la creatividad y a su vez la gestión del tiempo y la priorización de tareas son aspectos que seguro van a necesitar tanto en su vida profesional como en la personal.

5. Aprendizaje: ¿etapa o proceso?

Estamos empezando a aceptar que la educación y la formación no sólo se hacen al inicio de la vida, sino que el reciclaje y el aprendizaje continuo son ingredientes necesarios, especialmente en aquellos sectores profesionales en cambio constante. El aprendizaje es un proceso y la curiosidad es el motor que lo estimula. Las escuelas deberían ser ese lugar donde el gusto por aprender vehicula la adquisición de conocimientos y habilidades. Imaginémoslo como uno de los espacios donde se debe implantar la simiente de vivir con los ojos abiertos y de cuestionar por qué ocurre tal cosa o cómo funciona tal otra.

6. ¿Quién tiene la llave del cambio?

Todos. Tú también. Lo maravilloso y lo complejo de la educación es que es una responsabilidad colectiva. El cambio no puede residir en el sistema educativo únicamente, ni en las políticas públicas. Y me atrevo a decir que es injusto que recaiga en los centros o los profesores, esos héroes de cada día. Si bien ellos están en primera línea, no deberían ser el epicentro ni los protagonistas, sino más bien los embajadores, junto con las familias. Y el resto de la comunidad educativa. Estamos hablando de un cambio sistémico que requiere la implicación, la voluntad y la complicidad de todos.

Porque la educación no es aquello que ocurre en las aulas de 9 a 5, de lunes a viernes entre septiembre y junio. La educación es también el inicio del sueño del mañana, las trayectorias de los que se gradúan pronto, la historia por escribir de los países y los derechos de los habitantes presentes y futuros del planeta.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/11/29/como-educar-ante-un-manana-incierto-6-preguntas-clave/

Fotografía: flickr

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Nuevos sistemas educativos nicaragua.

 Por:Juan Carlos Casco

El futuro de todos está en la educación, sin embargo nadie se la toma en serio. Estamos en la antesala de un nuevo paradigma educativo, una coyuntura sumamente compleja, pero que ya hemos comenzado a abordar con líderes educativos y países que tienen el coraje y la responsabilidad histórica de iniciar este cambio. Es el caso de Nicaragua, un país que aunque parte de grandes dificultades, tiene la decisión y la convicción de asumir el desafío. La empresa es titánica, aunque se trata de un largo recorrido, toda gran travesía se inicia dando el primer paso.

La dejadez de los gobernantes en sus responsabilidades con la educación y su actualización, está conduciendo a la juventud y la sociedad en general a un desastre sin paliativos. Nuestros sistemas educativos nacidos del influjo de la Ilustración y la Revolución industrial, generaron un modelo educativo para producir ciudadanos sumisos capaces de realizar tareas estándar, sin capacidad crítica, faltos de iniciativa, carentes de liderazgo. Un modelo de individuo resuelto a reproducir patrones pero incapaz de habitar el mundo desde la creatividad y la innovación.

La falta de liderazgo y visión de futuro se hace patente en las políticas educativas de los países. Cuando la educación se abandona por una acción errática u omisión, y esto incluye la falta de coraje para hacer los cambios necesarios en el sistema, se está hipotecando el futuro del país (donde no hay visión la gente perece). Nuestros responsables políticos e institucionales nos están condenando a transitar una senda sin futuro.

El cambio de paradigma educativo en el marco de la transformación global y el cambio civilizatorio.

Vivimos una transformación sin precedentes, las coordenadas de nuestro mundo conocido se han quebrado (aceleración del tiempo histórico, ruptura del concepto centro/periferia, crisis de las carreras, revolución tecnológica, desaparición de los empleos y formas de vida tradicionales…).

Obviando todas estas realidades históricas con las que convivimos, nuestra educación ha evolucionado muy poco a lo largo de los siglos. El modelo de Boecio y Casiodoro (Trivium y Quadrivium), los planteamientos de la Ilustración que generaron el estándar de conocimiento académico (inservible para enfrentar el mundo de hoy), la Escuela prusiana enfocada en producir personas obedientes y soldados disciplinados, las exigencias de la Era Industrial demandando trabajadores para hacer tareas repetitivas en las cadenas de montaje y la administración…

Todas estas visiones reduccionistas de la educación, que tuvieron su validez para dar respuesta a las necesidades de otros momentos históricos, constituyen la base de un paradigma educativo en el que estamos atrapados, una jaula que impide nuestro desarrollo humano y acceso a las oportunidades que ofrece la Sociedad del conocimiento.

Todo cambio en la infraestructura (economía, sociedad), ha de venir secundado por un cambio en la superestructura, y esto incluye a la educación. Sin embargo ese cambio no se ha producido, creando una anomalía histórica. Una sociedad nueva sigue funcionando con un paradigma educativo arcaico y esa disfuncionalidad no se puede mantener en el tiempo, so pena de sufrir una crisis monumental y un ajuste traumático.

Nuestros viejos modelos educativos están parcheados, en un proceso de descomposición, remendados a base de medidas cortoplacistas, gobernados por personas incapaces de entender que el cambio educativo solo se puede acometer desde un nuevo paradigma. No se trata de hacer las mismas cosas y seguir los viejos planteamientos, con este pensamiento antiguo, aunque multipliquemos los recursos para la educación el problema subyacente continuará vivo.

Brotes verdes del nuevo paradigma educativo. Nicaragua.

Nicaragua fue referente mundial en la educación de adultos, un ejemplo en la década de 1980 para el mundo, sin apenas recursos. Hoy, vuelve a asumir otro reto, esta vez no en materia de alfabetización, sino algo todavía más difícil y complejo: comenzar en serio a abordar el cambio de paradigma educativo supeditado al desarrollo humano desde una visión holística de la educación como epicentro del progreso social y económico.

Las personas (como tú y yo) y las organizaciones que estamos comprometidas y trabajando en dar forma a la creación del nuevo paradigma educativo, permanecemos atentos a los movimientos (escasos) que se están produciendo en el mundo, dispuestos a sumar esfuerzos y aportar nuestros recursos y experiencia. Nicaragua es un país que desde sus limitaciones está comenzando a dar el paso, por eso se convierte en un teatro de operaciones para la comunidad mundial que está preocupada por la educación (queremos dar las gracias al gobierno de Nicaragua y las autoridades educativas del país por la confianza depositada en nosotros para contribuir a este difícil pero ilusionante y motivador reto).

La dificultad de avanzar en un nuevo paradigma depende de lo afianzado y arraigado que esté el antiguo. Por eso es más fácil instalar un modelo partiendo de cero que hacerlo desde viejas prácticas, porque ello conlleva un coste de desmantelamiento de lo antiguo; hay menos obstáculos que superar, y por tanto, menos costes de todo tipo.

Algunas claves que estamos abordando para la innovación y el cambio.

+ Una educación que ayuda a construir los proyectos de vida de los ciudadanos, constituyendo un medio no un fin en sí misma. Esta tarea nos convoca a desarrollar nuevos programas formativos donde el alumno diseña su proyecto vital a medida que aprende.

Se da la opción al alumno de cursar las materias en las que quiere formarse y se le ofrece un itinerario paralelo para adquirir competencias genéricas, elaborar un proyecto emprendedor o un proyecto de liderazgo real, listo para aplicarlo y llevarlo a la práctica en su vida. Al finalizar los estudios, el alumno recibe una doble certificación (la específica de sus estudios más la que le acredita la adquisición de las otras competencias). En definitiva se prepara a las personas para diseñar un plan de vida que pueda llevar a cabo de manera autónoma.

+ Una universidad donde los alumnos pueden confeccionar sus carreras “a la carta” en función de su proyecto vital.

+ Una educación que incorpora la igualdad de oportunidades, posibilitando que el desarrollo de las competencias clave para el desarrollo de las personas en el siglo XXI, el emprendimiento y el liderazgo sean patrimonio de todos, no únicamente de las élites de los países.

+ La aplicación de las nuevas tecnologías a la educación para acompañar el proceso, incorporando nuevos formatos, contenidos, formación masiva y abierta (MOOC).

+ Incorporación de las lecciones aprendidas y las visiones de las vanguardias y los principales líderes educativos mundiales (Robinson, Gerver, Freire…).

Todos estos planteamientos, además de nuestro modelo basado en los 6 Dominios y 9 Niveles de excelencia los estamos poniendo en práctica para instrumentalizar el proceso.

La Universidad Abierta en Línea de Nicaragua es uno de los programas emblemáticos en los que estamos sumando nuestros esfuerzos, liderado por el Ministerio de Educación, el Instituto Tecnológico Nacional (INATEC), el Consejo Nacional de Universidades (CNU), y el apoyo técnico de AUPEX y EMPRENDEDOREX. Incorpora todos los planteamientos anteriores, suponiendo un modelo nuevo de universidad abierta para todos los bachilleres del país, con capacidad para extender el desarrollo de nuevas capacitaciones y competencias al conjunto de la ciudadanía.

El futuro de la educación se está construyendo a través de experiencias que comienzan a surgir de forma diseminada en el mundo, como ecosistemas aún incipientes, pero que debemos contribuir a impulsar y ayudar a crecer.

Fuente:http://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:48377-nuevos-sistemas-educativos-nicaragua

Imagen: http://www.el19digital.com/files/articulos/149075.jpg

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Cuarta revolucion industrial, tecnologicas e impactos.

Por: Silvia Ribeiro.

Según los más ricos y poderosos del planeta, la cuarta revolución industrial ya está en marcha y es resultado de la convergencia de robótica, nanotecnología, biotecnología, tecnologías de información y comunicación, inteligencia artificial y otras. El Foro Económico Mundial, que reúne cada año en Davos a las mayores empresas del planeta, produjo en 2016 un informe donde afirma que con la tormenta perfecta de cambios tecnológicos junto a lo que llaman asépticamente factores socio-económicos, a 2020 se perderán 5 millones de empleos, incluso contando los nuevos que se crearán por las mismas razones.

Si ellos hablan de una pérdida de 5 millones de empleos, seguramente serán muchos más. Y es sólo uno de los impactos de esta revolución tecnológica, que no se define por cada una de estas tecnologías aisladamente, sino por la convergencia y sinergia entre ellas. Nombran entre las 10 tecnologías claves –y más disruptivas– la ingeniería de sistemas metabólicos para producir sustancias industriales (leáse biología sintética para remplazar combustibles, plásticos, fragancias, saborizantes, principios activos farmacéuticos derivados de conocimiento indígena); el Internet de las nano-cosas (además de usar Internet para producción industrial, agrícola, etcétera, también nano-sensores insertados en seres vivos, incluso nuestros cuerpos, para captar y recibir estímulos y administración de drogas y farmacéuticos); ecosistemas abiertos de inteligencia artificial (integrar máquinas con inteligencia artificial al Internet de las cosas, a las redes sociales y a la programación abierta, con potencial de cambiar radicalmente nuestra relación con las máquinas y entre éstas mismas) y varias otras, como nuevos materiales para almacenar energía, nano-materiales bidimensionales, vehículos autónomos y no tripulados (drones de todo tipo con mayor autonomía), optogenética (células vivas manipuladas genéticamente que responden a ondas de luz), producir órganos humanos en chips electrónicos.

En el año 2000, desde el Grupo ETC llamamos a esta convergencia BANG (Bits, Átomos, Neurociencias, Genes), especie de Big Bang tecno-socio-económico, mejor llamado Little Bang porque las tecnologías a nano-escala (aplicadas a seres vivos y materiales) son la plataforma de desarrollo de todas las otras. Avizoramos entonces que este Little Bang, estaba formando un tsunami tecnológico que tendría impactos negativos de grandes dimensiones en medio ambiente, salud, trabajo; en producción de nuevas armas para guerra, vigilancia y control social de todas y todos, entre otras. Todo en un contexto de la mayor concentración corporativa de la era industrial, oligopolios con cada vez menos empresas que controlan inmensos sectores de producción y tecnologías.

Así está sucediendo, pero para cada uno de nosotros separadamente es difícil percibirlo en totalidad y en las dimensiones de sus impactos que se complementan. Los gobiernos, mayormente controlados por intereses corporativos y con el mito de que los avances tecnológicos son beneficiosos de por sí, han dejado que casi todas estas tecnologías prosigan, se usen, vendan, estén diseminándose en el ambiente y en nuestros cuerpos, sin siquiera mínimas evaluaciones de sus posibles impactos negativos y sin regulaciones, mucho menos aplicación del principio precautorio. Un ejemplo claro es la industria nanotecnológica, que con más de 2000 líneas de productos en los mercados, muchos presentes en nuestra vida cotidiana (alimentos, cosméticos, productos de higiene, farmacéuticos), no está regulada en ninguna parte del mundo, pese a que aumentan los estudios científicos que muestran toxicidad en ambiente y salud, especialmente para los trabajadores expuestos en la producción y uso de materiales con nanopartículas.

Pero el Foro de Davos sí elabora anualmente un amplio informe sobre riesgos globales, porque esos riesgos afectan sus capitales e inversiones. En la edición 2015 afirman que El establecimiento de nuevas capacidades fundamentales que está ocurriendo, por ejemplo, con la biología sintética y la inteligencia artificial, está particularmente asociado con riesgos que no se pueden evaluar completamente en laboratorio. Una vez que el genio haya salido de la botella, existe la posibilidad de que se hagan aplicaciones indeseadas o se produzcan efectos que no se podían anticipar al momento de su invención. Algunos de esos riesgos pueden ser existenciales, es decir, poner en peligro el futuro de la vida humana. A confesión de partes, relevo de pruebas. Pero aunque lo reconozcan, no tomarán ninguna medida que coarte sus ganancias.

En este contexto, desde hace algunos años, estamos trabajando junto a otras organizaciones, movimientos sociales y asociaciones de científicos críticos, en la construcción de una red de evaluación social y acción sobre tecnologías (Red TECLA), para buscar por un lado informarnos y comprender el horizonte tecnológico, sus conexiones, impactos e implicaciones desde muchas perspectivas (ambiente, salud, ciencia, género, trabajo, consumo) y fortalecernos para actuar sobre ellas.

Para avanzar en estas ideas y en el cuestionamiento de la tecnociencia al servicio del lucro, con experiencias concretas desde varios países latinoamericanos, se realizará el seminario internacional Ciencia, tecnología y poder: miradas críticas, el 8 de noviembre, de 9.30 a 14 horas, en la Hemeroteca Nacional, Ciudad Universitaria, convocado por la Red TECLA, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y el Grupo ETC (www.etcgroup.org/es). Tenemos que apropiarnos, desde abajo, de la consideración y acción sobre estos temas.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/cuarta-revolucion-industrial-tecnologias-e-impactos/

Imagen:http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/11/blog-memberclicks.jpg

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Acuerdo mundial para proteger el clima

Por Cristián Frers

Alrededor de doscientos países firmaron, el 15 de octubre de 2016, un acuerdo  para reducir los gases efecto invernadero que se usan en equipos de aire acondicionado y refrigerantes. Es  uno de los pasos más importantes  para combatir el cambio climático.
Los hidrofluorocarbonados (HFC) son uno de los más poderosos inductores del calentamiento global pues atrapan miles de veces más calor en la atmosfera terrestre que el dióxido de carbono (CO2) y permanece en ella. Sus emisiones  crecen  a un ritmo de un 10 % anual,  en especial en los países en desarrollo.

Desde los primeros tiempos, las variaciones climáticas  modelaron el destino de la humanidad y el ser humano  reaccionó  adaptándose, emigrando y desarrollando su inteligencia.

Durante las últimas glaciaciones, los niveles de los océanos descendieron y los hombres se desplazaron a través de puentes continentales desde Asia hacia América y las islas del Pacífico: Desde entonces se registraron numerosas migraciones, cambios y también catástrofes. Algunas de éstas tuvieron su origen en pequeñas fluctuaciones climáticas, con siglos de temperaturas levemente superiores o inferiores a la media, más sequías prolongadas. La más conocida es la pequeña era glaciar, registrada en Europa, a comienzos de La Edad Media, que provocó hambrunas, disturbios y el abandono de las colonias septentrionales, tanto en Islandia como en Groenlandia. El hombre  soportó durante milenios los caprichos climáticos, recurrió a su ingenio para adaptarse, incapaz de influir en fenómenos de tal magnitud.

Hoy es un hecho científico que el clima global está en peligro, alterado por los seres humanos,  desde La Revolución Industrial hasta nuestros días, debido al aumento de concentraciones de gases invernadero, tales como el dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos. Estos gases  atraparon una porción creciente de radiación infrarroja terrestre y se espera que hagan aumentar la temperatura planetaria entre 1,5º a 4,5 °C (el llamado efecto Invernadero o calentamiento Global).

Según el acuerdo, firmado, llamado “Enmienda de Kigali”, el calendario prevé que un primer grupo de los países desarrollados reduzcan su producción y consumo  de HFC un 10 %, a fines de 2019, en relación a los niveles de los años 2011 – 2013, y un 85 % antes de 2036  y de un 85% antes del año 2.036.

 China, hoy la segunda potencia del mundo, y un  segundo grupo de países en vías de desarrollo más los países africanos, deberán alcanzar una reducción de un 10% respecto de los niveles: desde 2.020 a 2.022, para el año 2.029, y del 80 % para el año 2.045.

India, Pakistán, Irán, Irak y los países del Golfo, no empezarán a disminuirlos  hasta el año 2.028; serán reducirlos el 10 %, con respecto del período 2.024 – 2.026, en el año 2.032, y del 85 %, para el año 2.047.

El calentamiento del planeta es un riesgo que no se puede permitir el lujo de seguir oculto. Pregunto: ¿En qué grupo se ubica o se ubicará La Argentina?

La defensa de la vida es una lucha que debemos incorporar en nuestra agenda, porque compromete la condición humana. Debemos sensibilizar la concienciar de quienes aún no se  percataron de la gravedad del problema y generar lazos solidarios que  permitan  revertir la actual tendencia histórica que  llevará hacia el abismo de la autodestrucción como especie, es decir, hacia el verdadero fin de la historia.

Ecoportal.net

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‘El libro de la selva’ es racista aunque Disney intente apañarlo

Por: Monica Zas Marcos

Rudyard Kipling defendía el colonialismo propio de la época y dejó entrever la supremacía de la raza blanca en toda su obra. El autor de El libro de la selva no incluyó canciones joviales e inocentes historias animadas en su manuscrito original. Rudyard Kipling escribió en sus memorias que su pluma estilográfica estaba poseída por el djinn, un demonio indio que le susurró en sueños la historia de Mowgli. El escritor inglés heredó estas fantasías mitológicas de sus primeros años en Bombay, donde presenció el azote del imperio británico sobre las colonias indígenas. El ambiente señorial de su infancia radicalizó su devoción por el dominio occidental hasta el punto de considerarlo la obligación del hombre blanco.

Hablamos de un poema publicado en 1899 en la McClure’s Magazinedonde animaba a Estados Unidos a conquistar Filipinas. Había pasado justo un lustro desde la publicación  El libro de la selva,  por lo que sería ingenuo pensar que Kipling no le contagió también esta ideología. Tal era su compromiso eurocéntrico que George Orwell le bautizó como el profeta del colonialismo. En plena Segunda Guerra Mundial, el creador de 1984 revisó la obra del Nobel literario y sacó algunas conclusiones: «Rudyard tiene una vena de sadismo, pero está lejos de ser más fascista que cualquier ser humano de hoy en día». En su magna critica, Orwell separa el grano de la paja y también admite que su prosa es de una elegancia solo comparable a la de Shakespeare.

También supo que el káiser provocaría la guerra y Hitler, al que detestaba, otra aún peor; anticipó el apartheid en Sudáfrica y la lucha entre hindúes y musulmanes en la India. Siempre consideró a Estados Unidos una sociedad rústica y atrasada, y a Francia una civilización «por lo menos contemporánea» a la inglesa. No tuvo piedad ni siquiera con fenómenos del activismo como Gandhi, a quien tildaba de arribista. Puede verse que Kipling era un bardo pragmático y aferrado al espíritu imperial de su época, pero no era un partidista. Tenía su propia doctrina.

La realidad de los niños cachorro

Para situarnos, El libro de la selva se enmarca en un momento de la época victoriana en el que se descubrió un informe en inglés titulado Los lobos que cuidan a niños en sus cuevas. Según el texto, los aldeanos indígenas rescataron de la selva a varios cachorros de hombre que andaban a cuatro patas y comían carne cruda, pero morían poco después, como si la civilización destruyese su pureza frágil. Kipling imprime este pensamiento en el personaje de Mowgli y en su incansable aprendizaje de la ley de la jungla para escapar del poblado.

En el cuento original, este pueblo estaba habitado por hombres salvajes, supersticiosos, ávidos de dinero y homicidas que no distaban mucho de la tribuBandar-log de los monos. Los críticos interpretaron que tanto los primates como la aldea de hombres eran la representación de las tribus subversivas de indios que vivían bajo el yugo de las colonias británicas. Kipling extendía así un credo de paternalismo y vasallaje sobre las razas oscuras a las que se refería como «pueriles». Pero también supo ver la «nobleza» de estas gentes, lo que le distanciaba de la rama más radical del colonialismo británico.

Fotograma de la nueva versión de El libro de la selva. Disney

La Europa imperialista consideraba que la cultura nativa era salvaje y al mismo tiempo hermosa. Un sentimiento compartido en cada página de El libro de la selva, desde los nombres de los protagonistas hasta la idealización del entorno de la jungla. Esta tendencia dio lugar a un género sobre niños que crecían robustos y felices en la naturaleza, sin sucumbir a la malnutrición, los depredadores o las enfermedades tropicales. Se dice que esta corriente literaria nació en respuesta a la revolución industrial, de la que recordamos obras como  Futilidad, El lago azul oTarzán de los monos.

El patinazo animado de Disney

Partiendo de tales antecedentes, la versión animada de Disney sería totalmente inofensiva. Cuando el manuscrito llegó libre de royalties a la industria de los sueños, eliminaron de raíz el fragmento colonialista y la visión salvaje del poblado. O eso intentaron. Todos recordamos al oso Baloo bailando a ritmo del jazz más vital mientras impartía acertijos morales. Pero fue otra pegadiza canción la que despertó la alarma racista. «Quiero ser como tú» y su estandarte, el orangután Rey Louie, fueron los señuelos para afirmar que Disney no estaba preparado para enmendar los errores cometidos en Peter Pan o Canción del sur.

«No es solo un dibujo animado que desea ser humano. Más que eso, Louie simboliza a un nativo afroamericano aspirando a convertirse en un miembro de raza blanca, representado por Mowgli», acusaron los catedráticos de la Universidad Americana en la edición de abril de la revista Campus Reform. Además, los académicos critican el doblaje original de los monos, que hablan con un grotesco tono africano, mientras que el resto de personajes se expresan en perfecto inglés. Rizando aún más el rizo, llegaron a afirmar que Louie era una caricatura racista de Louis Amstrong en forma de primate borracho.

Curar el racismo con una tirita

Una de las estrategias que garantizan la permanencia de Disney en el limbo de las empresas bursátiles es el reciclaje. Ahora la factoría Disney ha querido resarcirse de sus antecedentes con una inversión millonaria y un par de brochazos al guión de 1967. Los nuevos adaptadores de El libro de la selva contaban con un presupuesto de 400 millones de dólares para lidiar con el legado del colonialismo británico, el racismo estadounidense y con las políticas de identidad contemporáneas.

En pleno siglo XXI, si bien estamos lejos de conseguir todas las metas en igualdad, se podría pensar que es más sencillo evitar estos patinazos. Pero los proyectos coetáneos no aportan luz sobre el asunto. En Broadway, la encargada de la adaptación teatral del selvático libro dijo que «el racismo está en el ojo del espectador».

Desde Hollywood, donde todavía colea la polémica de los Oscars para blancos, se han cuidado de no cometer los mismos errores. Básicamente no se podían permitir un castigo en la taquilla que pusiese en riesgo su megalómano presupuesto. A grandes rasgos se puede decir que la última versión de Jon Favreau lo ha conseguido. Quizá demasiado. Pues, aunque consigue deslumbrar a nivel visual, no deja de ser una versión descafeinada con evidentes préstamos de la película de animación.

Tomado de: http://www.eldiario.es/cultura/cine/libro-selva-manifiesto-colonialista_0_505349671.html

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