Libro: Clásicos del pensamiento pedagógico mexicano de Gilberto Guevara Niebla

Por: dgespe.

Reunión de textos académicos para orientar la práctica educativa particularmente a nivel elemental. Un estudio del desarrollo que ha tenido la pedagogía en México desde las instituciones educativas prehispánicas como los Calmécac, pasando por el movimiento educativo más importante del país después de la Revolución Mexicana en manos de José Vasconcelos hasta las nuevas tendencias del siglo XXI.

 

Fuente del documento: https://www.cevie-dgespe.com/documentos/inb_30.pdf

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Jorge Cuesta y la educación revolucionaria

Por: Guillermo Hurtado. 

La Revolución Mexicana, consideraba Cuesta, era una experiencia de libertad. Parafraseando a Croce, la historia de México tendría que ser la hazaña de vivir de acuerdo con esa libertad. La educación más revolucionaria es la que nos enseña a ser libres

Una de las críticas más inteligentes y, por lo mismo, más perdurables a la reforma del artículo 3 constitucional de 1934 fue la de Jorge Cuesta. No se opone el poeta a que la educación sea revolucionaria. Lo que censura es la estrategia de cambiar la Constitución para que la educación sea revolucionaria. Dice así: “lo importante no es efectuar una reforma de la Constitución sino una reforma de la escuela”. (Crítica de la Reforma del Artículo Tercero, México, 1934, p. 12).

Cuesta distingue la actitud evolucionista de la actitud genuinamente revolucionaria. Los evolucionistas piensan que para que la revolución se cumpla, los mexicanos tienen que pasar antes por un proceso formativo. Los verdaderos revolucionarios, afirma Cuesta, no postergan la revolución para mañana, la hacen sin demora.

La reforma del artículo 3 escondía, según Cuesta, un evolucionismo reaccionario. Los proponentes de la reforma aducían que para que la Revolución mexicana cumpliera sus fines era indispensable que la escuela formara a los revolucionarios del mañana. Por ejemplo, que había que educar a los niños para que abandonaran las supersticiones religiosas de sus padres y adoptaran una concepción científica del mundo. Y que también había que educar a los niños para que renunciaran al egoísmo individualista y fueran capaces de realizar la justicia social que propugna el socialismo.

“Cuesta distingue la actitud evolucionista de la actitud genuinamente revolucionaria. Los evolucionistas piensan que para que la revolución se cumpla, los mexicanos tienen que pasar antes por un proceso formativo. Los verdaderos revolucionarios, afirma Cuesta, no postergan la revolución para mañana, la hacen sin demora”

Según Cuesta, esta estrategia es como poner la carreta delante de los bueyes. La escuela no puede ser la responsable del éxito definitivo de la revolución sino al revés, la revolución es la responsable de que la escuela sea por fin revolucionaria.

Cuesta sostenía que para que la Constitución alcanzara el estadio final que imaginaban los reformistas no se tenía que cambiar el artículo 3 constitucional. Si lo que en verdad se quería era abolir la propiedad privada, entonces había que reformar el artículo 27 de la Constitución, si lo que en verdad se quería era acabar con la Iglesia, entonces había reformar el artículo 24.

Cuesta presta atención a las diversas formulaciones del artículo propuestas por la comisión legislativa que añadían al texto otros conceptos además del de laicidad. Cuesta considera que está ampliación era innecesaria y confusa. Era innecesaria porque el concepto de laicidad en la formulación original del artículo 3 incluía, según él, todo lo que se esperaba de la educación revolucionaria. Lo que ahí se pedía a la escuela, dice Cuesta, es que impartiera la cultura laica a nivel social y eso suponía “repudiar activamente toda tendencia a supeditar la conciencia social a cualquier doctrina o sentimiento reaccionarios” (p. 19). Cuesta consideraba que cualquiera de los añadidos propuestos al artículo en vez de aclararlo lo embrollarían. Por ejemplo, declarar que la educación había de ser socialista no ayudaba, porque hay demasiados tipos de socialismo: cristiano, marxista, nacionalista, etc.

En la base del alegato de Cuesta se encuentra una concepción sobre la Revolución mexicana que resume así:

“La Revolución no es un conjunto de creencias individuales, no es un canon eclesiástico, no es una doctrina infalible y sagrada, sino la experiencia revolucionaria de la sociedad
como libre….” (p. 21).

La Revolución mexicana, según Cuesta, no se definía por un dogma sino por el “proceso viviente de la experiencia revolucionaria”. Por eso mismo, ninguna doctrina, incluida la marxista, podía resumir el proyecto revolucionario mexicano.

Algo parecido sostuvo Antonio Caso en su polémica frente a Vicente Lombardo Toledano. La Revolución mexicana no se hizo para suplantar un dogma por otro —el evolucionismo spenceriano por el marxismo-leninismo— sino para que dejáramos de estar sometidos a dogmas. La Revolución mexicana no debe encasillarse en una doctrina sino debe quedar suelta al desarrollo de los procesos sociales sobre la base de los ideales sociales plasmados en la Constitución de 1917.

“La Revolución mexicana, según Cuesta, no se definía por un dogma sino por el ‘proceso viviente de la experiencia revolucionaria’. Por eso mismo, ninguna doctrina, incluida la marxista, podía resumir el proyecto revolucionario mexicano”

La Revolución mexicana, consideraba Cuesta, era, por encima de todo, una experiencia de libertad. Parafraseando a Croce, podría decirse, que la historia de México tendría que ser la hazaña de vivir de acuerdo con esa libertad conquistada. La educación más revolucionaria es la educación que nos enseña a ser libres.

Esta concepción de la Revolución mexicana supone una filosofía política que no fue desarrollada por el poeta. Supongo que Cuesta hubiera dicho que para que esa filosofía fuese en verdad revolucionaria, tendría que ser pensada en libertad por los mexicanos.

Fuente del artículo: https://www.razon.com.mx/opinion/jorge-cuesta-y-la-educacion-revolucionaria/

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Entrevista | “La vigencia de las normales rurales y la persecución que sufren” con Luis Hernández Navarro

México / 2 de diciembre de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Tlachinollan

Ponencia completa: https://bit.ly/2pxPIKB

¿Qué problemas está enfrentando el normalismo rural actualmente, más allá de la situación general que vive desde hace muchos años?

Primero: Una nueva ofensiva a partir de las tragedias que ha habido tanto en Chiapas, (Esc. Normal Rural “Mactumatzá”), como en la Esc. Normal Rural de J. Guadalupe Aguilera (Durango) en donde en el marco de las novatadas dos muchachos de nuevo ingreso murieron. Esto ha servido a los enemigos del normalismo rural para desatar una campaña de estigmatización, presentándolos nuevamente como vándalos y salvajes, y queriendo asociar ese tipo de ceremonias de iniciación a, ya sea preparación para incorporarse al crimen organizado o para hacerlo con movimientos armados. Esto plantea un reto para el movimiento normalista como tal, pues estas ceremonias de iniciación deben conservarse y cambiar. Aquí, la perspectiva de las comunidades indígenas puede servir en el sentido de que éstas han conservado la tradición, pero transformándola. Por ejemplo, donde antes no había participación de las mujeres en puestos de representación, ya que muchas comunidades han cambiado y las mujeres ocupan hoy cargos, mientras sigue la tradición de manera renovada.

Segundo: La materia de trabajo específico del normalismo rural en un país que es crecientemente más urbano es la capacitación para enseñar en escuelas multigrado. Estas son escuelas en las que un mismo maestro debe enseñar de manera simultánea a grupos de primero, segundo, tercer año; de distintas edades; con distintos niveles de información. El 40% de las escuelas de educación básica en nuestro país son escuelas multigrado, lo cual es enorme y no hay suficientes maestros para atender estas escuelas. La enseñanza en ellas es mucho más difícil que enseñar en una escuela de un solo grado con todos los recursos, de tal manera que los maestros rurales deberían tener una preparación especializada, recuperando lo mejor de la pedagogía internacional y un conjunto de facilidades y estímulos para hacerlo. Éste es el nicho específico de las normales rurales y reivindicar que ellos salen a enseñar en esas escuelas. Esto daría más posibilidades a las escuelas de tener más presupuesto, pero eso implica entrar en un proceso de renovación.

Tercero: Durante todo el año pasado hubo conflictos en las normales rurales, pero sobre todo en tres de ellas: en Panotla (Tlaxcala), Cañada Honda (Durango) y en Tiripetío (Michoacán), además de los conflictos permanentes que hay en el Estado de México o en Ayotzinapa. Sin entrar en conflictos internos, el movimiento normalista tiene que unificarse, pues enfrentan nuevamente un enorme odio y un acoso, sobre todo, en contra de las normales de mujeres. De las 16 normales rurales que hay en la FECSM, 10 son de hombres, 4 de mujeres y 2 mixtas; y de esas 4, 2 tuvieron agresiones el año pasado. Algo está pasando con las normales de mujeres, cuando en realidad la gran mayoría de maestros en este país son maestras. Esta problemática de género y esta defensa de las escuelas de mujeres tiene que ser retomada porque en nombre de la modernidad se quiere acabar con el carácter exclusivo de educación femenina, por ejemplo, en Cañada Honda. Lo que significa que el número de oportunidades para las mujeres en espacios rurales para estudiar disminuye, cuando lo que hay que hacer es ampliar el número de escuelas, características y plazas disponibles para ellas.

Otro reto que hay es el de los compañeros de El Mexe (Hidalgo), que quieren reabrir la escuela en el mismo lugar y en condiciones de internado después de que en 2010 finalmente se cerró. Hay muchas posibilidades de que lo puedan lograr. El actual gobernador del Estado de Hidalgo fue secretario de educación en el estado en el pasado y ha tenido problemas con El Mexe, como todos los anteriores. Pero hoy hay un compromiso del nuevo gobierno de abrirlas.

Eso nos lleva a que ahora el este nuevo gobierno anunció la formación de 100 nuevas universidades. ¿No habría la necesidad de plantear nuevas normales rurales en el marco del proyecto de las universidades? La respuesta es sí, pero esto significa entonces argumentar el porqué de la importancia de las normales rurales.

Está la necesidad de los jóvenes de prepararse para las nuevas problemáticas que hay en el entorno rural. En el pasado, en el cardenismo los maestros estaban ligados a la reforma agraria y la formación de cooperativas; después, muchos de los egresados de las normales rurales fueron gestores de proyectos productivos o de crédito. La problemática en el mundo rural ahora abarca la devastación ambiental; la migración; la recuperación de la agricultura y la ganadería; y el narcotráfico y la violencia, el cual hay que enfrentarlo y debatirlo. Una de las acusaciones recientes contra el normalismo rural es que el crimen organizado se está infiltrando en ellas, por lo que el movimiento normalista tiene que dar una respuesta muy clara a ello.

¿Cuál ha sido el impacto del caso Ayotzinapa para abordar el tema de las normales rurales?

Ha sido fundamental. En el año de 2010, Elba Esther Gordillo iba a cerrar las normales rurales; a convertirlas en escuelas de guías y promotores de turismo. Claudio X. González de Mexicanos Primero insistía en que era nidos comunistas y guerrilleros, y que había que tomar medidas drásticas contra ellos. Toda la escalada que hay de violencia, como el asesinato de Alexis y Gabriel el 12 de diciembre de 2011, y las golpizas que ha habido están enmarcadas en esa ofensiva. La tragedia de Ayotzinapa sirvió para poner nuevamente en el centro del debate la situación de las normales rurales y presentar públicamente sus bondades; finalmente, un lugar de encuentro entre las dos grandes demandas de la Revolución Mexicana: la lucha por la tierra y la lucha por la educación laica, gratuita y obligatoria para toda la población. Permitió idear como nunca se había hecho la situación de hacinamiento y de conflicto que hay contra ellas. Sin embargo, no se ha hecho completamente; una y otra vez aparece la imagen del normalista como vándalo o como privilegiado, que se roba los Gansitos y Twinky Wonder de los camiones. Ese reto aparece todo el tiempo pero hoy hay mucha más gente y medios de comunicación que hablan de las normales rurales con mayor consciencia de lo que significan. Asimismo, Ayotzinapa construyó vínculos enormes con el movimiento estudiantil universitario y las normales rurales.

¿Cuáles deberían ser los primeros pasos del nuevo gobierno de López Obrador para abordar el tema de las normales rurales y mejorar las condiciones en las que se encuentran?

Hay que dar más presupuesto. El promedio de lo que se le destina a cada alumno por normal es alrededor de 71 pesos diarios; absolutamente insuficiente. Y esto es el promedio, porque en el caso de Ayotzinapa, que es de los más bajos, está en alrededor de 50 pesos, y en el caso de la Esc. Normal Rural “Plutarco Elías Calles” El Quinto (Sonora) está en aproximadamente 90 pesos. Hay que ampliar el número de plazas para los egresados de las normales rurales. Hay que trabajar en la capacitación especializada en atender la problemática de las escuelas multigrado. El gobierno saliente anunció que quería disminuir las escuelas multigrado concentrándolas, creando una especie de internados, lo cual es un absurdo porque las escuelas multigrado podían permitir mantener vivas las lenguas indígenas y su cultura. Además, en el marco de las 100 universidades se pudieran reabrir las escuelas que han cerrado.

Considerando que en un inicio las normales rurales tuvieron que situarse en la construcción del Estado-nación, ¿qué tanto se tiene que debatir en los espacios rurales el concepto de los espacios autonómicos?

Sería fundamental que se recuperaran las experiencias de una pedagogía alternativa pero también de la construcción de organizaciones autónomas, como las radios comunitarias, en el marco mismo de las normales rurales. Los maestros rurales no solamente fueron misioneros y luchaban en contra del fanatismo religioso, sino también de la insalubridad, difundiendo conocimientos básicos de higiene y de primeros auxilios. Esto habría que recuperarlo poniéndolo en sintonía con las nuevas necesidades y las experiencias de autonomía que han existido. Los caracoles zapatistas, las experiencias del PTEO en Oaxaca, las escuelas altamiranistas en Guerrero, toda la experiencia que se ha construido en Michoacán. Ojalá que el normalismo rural pudiera recuperar todo eso, así como a los héroes del normalismo rural, como el profesor José Santos Valdés que escribió los primeros estatutos de la FECSM y que tiene varios libros de pedagogía; toda la idea del autogobierno él la desarrolló.

Fuente de la Entrevista:

Entrevista | “La vigencia de las normales rurales y la persecución que sufren” con Luis Hernández Navarro 

ove/mahv

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