México: Los maestros ante el regreso a clases: “Probablemente nos contagiemos, pero con la vacuna no vamos a morir»

Aunque buena parte de los docentes en México ya están vacunados contra el coronavirus, existen incertidumbres sanitarias, emocionales y educativas.

Incertidumbre y emoción, pero sobre todo temor ante un posible contagio de la covid-19 son los principales sentimientos que abundan entre los docentes de México ante un posible regreso a clases de modo presencial. Mientras la Secretaría de Educación Pública (SEP) afirma que ya se han vacunado más de un millón y medio de profesores a nivel nacional, aún persiste un sentimiento de desconfianza para regresar a las aulas.

Campeche, al sureste de México, fue el primer Estado en abrir los colegios tras un año de permanecer cerrados. Actualmente se plantea el regreso a las aulas en algunas comunidades con baja población escolar en el Estado de Coahuila, el próximo 17 de mayo, así como en Chiapas, Veracruz, Nayarit y Tamaulipas, a partir del 24 de este mes, casi todas estas entidades con el semáforo epidemiológico en color verde.

Pero no todos los docentes se sienten seguros de regresar a convivir con los estudiantes. Ana Lilia García, maestra en Educación que imparte clases de Español en un colegio en Oaxaca, cree que aunque ya haya sido vacunada, ni ella ni su familia están exentas de un contagio. “Como se nos ha dicho, quizá nos enfermemos, pero ya no nos vamos a morir, eso nos da tranquilidad emocional aunque no debemos confiarnos y seguir usando cubrebocas y siguiendo las medidas”, comenta la docente al teléfono.

Las más de 265.000 instituciones educativas (públicas y privadas) en territorio nacional aún no cuentan con condiciones necesarias para ofrecer condiciones de seguridad suficientes a maestros y trabajadores de limpieza. Según una encuesta de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), un sindicato que reúne a más de 600.000 trabajadores del sector educativo, cuatro de cada 10 escuelas no tienen agua potable y solo dos de cada 10 cuentan con aulas amplias que permitan guardar la distancia entre alumnos.

La distancia entre alumnos y maestros es uno de los grandes temores de los profesores de las escuelas públicas, quienes en un periodo escolar ordinario cuentan con más de 40 estudiantes por aula. De acuerdo con los acuerdos publicados por la autoridad educativa mexicana antes del inicio de la contingencia sanitaria, las aulas debían contar con por lo menos un metro cuadrado de espacio para cada estudiante, un espacio que ahora resulta insuficiente para poder brindar seguridad a quienes estén inmersos en las clases.

Y aunque mucho se ha hablado de seguir protocolos de seguridad en el regreso a clases, no queda claro si será suficiente para evitar que haya enfermos de la covid-19. “Poner un gel antibacterial a la entrada de la escuela y un tapete en la entrada de los salones no basta”, dice Carmen Morales, profesora de cuarto grado en una escuela de Tlaxcala, en el centro de México. “Pienso que vamos a tener muchos casos de alumnos que se quiten el cubrebocas, algo que tenemos que enfrentar con todo y vacuna”, reflexiona la académica.

Una de las soluciones a la falta de espacio en las aulas es la asistencia de manera híbrida, es decir, separando por grupos a los alumnos para que estudien alternadamente desde casa y asistiendo al colegio. “Hay que ser conscientes de que tenemos grupos de por lo menos cincuenta alumnos, no hay la infraestructura idónea en las escuelas para mantener una distancia idónea”, refiere Carlos Santander, maestro de Historia en una escuela de grado medio superior.

El entorno escolar no se reduce a los colegios, sino a un universo de personas que se encuentran alrededor de los planteles. “Resulta difícil pensar en regresar porque todos los allegados a la escuela deberían de estar vacunados, incluyendo quienes venden comida a la salida”, dice Juan Manuel Raso, profesor de Educación Física en una escuela pública de Chimalhuacán (Estado de México).

Las carencias, tras estar un año estudiando desde casa

La mayoría de los profesores reconoce que el nivel académico de sus alumnos será menor que cuando asistían a clases presenciales. Algunos optimistas, como María Mónica Pérez Mosqueda, directora de un colegio en Tampico (Tamaulipas) creen que se tendrá que compensar con trabajo adicional por parte de los maestros. “Tenemos que ser conscientes de que los niños vienen con un desequilibrio, por muchos esfuerzos que hayamos puesto de nuestra parte”, refiere.

De acuerdo con una encuesta de la consultora EY realizada en varios países de Latinoamérica, 60% de los padres de familia consideran que los alumnos requerirán clases de regularización para recuperar los niveles de enseñanza que se tenían previos al inicio de la pandemia.

Pero la preocupación de los maestros no solo es a nivel educativo o por el grado de conocimientos que tengan sus estudiantes. “Muchos de los alumnos se hicieron más sedentarios que antes, viviendo en departamentos pequeños y saliendo poco de casa, se ha hecho poco en la materia física”, refiere el profesor Raso, de Educación Física. “Muchos de los niños están deprimidos, no podemos esperar que regresen con las mismas ganas que antes”, dice Karla Torres, maestra de Inglés de Ciudad de México.

La hora del recreo a mitad de la jornada ya no será la misma, y ni hablar de sentarse todos juntos en el piso a realizar una actividad recreativa. “Yo solía leer con mis alumnos sentados en círculos, pero esas cosas tendrán que cambiar”, refiere García, maestra de Español. “En mi caso es triste, pero los niños ya no podrán jugar fútbol o básquetbol ni ningún otro deporte de contacto”, refiere Raso.

Foto cortesía de la profesora Ana Lilia García Martínez, profesora de secundaria de Oaxaca. Los maestros reconocen que ante un eventual regreso a clases no se podrán llevar a cabo actividades con contacto físico, como se hacía antes de la contingencia sanitaria por covid-19.
Foto cortesía de la profesora Ana Lilia García Martínez, profesora de secundaria de Oaxaca. Los maestros reconocen que ante un eventual regreso a clases no se podrán llevar a cabo actividades con contacto físico, como se hacía antes de la contingencia sanitaria por covid-19.ANA LILIA GARCÍA MARTÍNEZ

Cada 15 de mayo en México se conmemora el Día del Maestro, en reconocimiento a los 1,2 millones de docentes que imparten clases y que desde hace más de un año han tenido que adaptar sus lecciones para hacerlo de modo remoto. Mientras que algunos se conectan mediante videollamadas, otros incluso se han dado a la tarea de dar asesorías a domicilio, ante la falta de una computadora o una televisión. “La pandemia nos cambió para siempre y tendremos que aceptar que las clases ya no serán las mismas”, reflexiona Morales, quien señala que aún no está del todo lista para volver a su escritorio con la misma seguridad que hace un año.

Fuente: https://elpais.com/mexico/2021-05-15/los-maestros-ante-el-regreso-a-clases-probablemente-nos-contagiemos-pero-con-la-vacuna-no-vamos-a-morir.html

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Coronavirus en América Latina | Por qué las escuelas en la región son las más afectadas del mundo por los cierres de la pandemia

«Los niños en América Latina y el Caribe han estado fuera del aula más tiempo que cualquier otro niño en el mundo».

Así, con esa frase, Jean Gough, director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, resumió el hecho de que las escuelas en la región han sido las más afectadas a nivel mundial debido a la pandemia del covid-19, de acuerdo a un informe dado a conocer este miércoles.

Según el informe, cerca de 60% de los menores en edad escolar de la región perdieron el año lectivo. Y dos tercios de los países donde la mayoría de los colegios están cerrados de manera permanente se encuentran en la región.

Unicef señala que, en promedio, las escuelas en América Latina y el Caribe permanecieron cerradas durante 158 días, lo que supera ampliamente la media global de 95 días de cierre.

Las escuelas, añade el estudio, solo estuvieron abiertas durante seis días en promedio entre marzo de 2020 y febrero de 2021. A nivel mundial esa cifra es de 37 días.

«Mientras en otras regiones del mundo los colegios fueron los últimos en cerrar y los primeros en abrir, en América Latina ha sido al contrario», señala Gough.

Niña en un colegio.
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Mientras en otras regiones del mundo los colegios fueron los últimos en cerrar y los primeros en abrir, en América Latina ha sido al contrario

«(Allí) La pérdida será más desastrosa y de mayor alcance que en cualquier otra región para los niños, los padres y la sociedad en general», agregó.

Pero, ¿por qué ocurrió así y qué hay detrás de las desalentadoras estadísticas?

Desigualdad

Apenas la pandemia del covid-19 comenzó a avanzar por América Latina, una de las primeras decisiones de distintos gobiernos fue la de cerrar los colegios para evitar el contagio masivo entre los niños y los más jóvenes.

Pero la región no estaba preparada para asumir el costo de la educación a distancia y millones de niños comenzaron a verse afectados por la falta de acceso a clases regulares.

Niño en una silla en el colegio
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El 60% de los niños en la región perdieron el año debido a la pandemia.

El documento señala que, en un continente con altas tasas de desigualdad, la pandemia del covid-19 no hizo sino exacerbar las brechas, especialmente en el acceso a educación a distancia.

«Mientras que las tres cuartas partes de estudiantes de las escuelas privadas pueden acceder a la educación a distancia, solo la mitad de los que asisten a las escuelas públicas tiene la opción de acceder a esta misma educación», anota el documento.

La pandemia también puso en evidencia la fragilidad de la infraestructura de los establecimientos educativos.

«Los protocolos de bioseguridad establecían lavarse las manos con agua y jabón. Y muchas escuelas en América Latina no tenían ninguna de las dos cosas», le dice a BBC Mundo Ruth Custode, especialista de educación en emergencia de Unicef.

«Otro tema es que en los salones había hasta 40 niños y la pandemia obligaba al distanciamiento social», añade.

Para Custode, sin embargo, el prolongado cierre también se debe a una falta de prioridades de muchos gobiernos por «recuperar la normalidad» en los colegios.

«Han abierto cines, restaurantes, centros comerciales, pero los colegios siguen cerrados», indica la experta.

«Y uno nota que no se prioriza la educación: cada vez más los presupuestos, en vez de aumentar, se reducen».

Unicef
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Unicef pide que se reabran los colegios y de esa forma de evitar que los niños pierdan otro año escolar.

Sin embargo, también rescata el esfuerzo de varios países en adelantar medidas para mitigar los efectos del parate educativo.

De acuerdo a datos de Unicef, 95% de los países de la región reporta haber creado una plataforma en línea para apoyar la educación, 77% y 64% reportan haber recurrido a programas de TV y de radio, respectivamente, y un 55% ha recurrido al envío de material vía SMS o tecnología celular, cifra similar a los que han distribuido materiales impresos.

La eficacia de estos formatos, sin embargo, ha sido también objeto de crítica y su impacto real no reemplaza a la educación presencial, según señalan distintas organizaciones y los mismos actores educativos.

Consecuencias

Este cierre extendido de los colegios y escuelas en América Latina, donde se estima que al menos 150 millones de niños se encuentran en edad escolar, puede tener un efecto devastador en las generaciones futuras.

«Los niños ya perdieron un año. Y si no se hace algo inmediatamente, también van a perder un segundo año«, señala Custode.

«Cada día que pasa se agrava más una situación que ya de por sí es la más catastrófica referente a la educación en los años recientes», agrega.

De acuerdo al informe publicado este miércoles, los niños más vulnerables en las zonas urbanas y aquellos que se encuentran en localidades remotas están en riesgo inminente de no retornar nunca más a clases.

«Vamos a tener tres millones de niños que no van a regresar a la educación formal. Los hijos de migrantes, los niños indígenas y los de zonas rurales van a ser los más afectados», indica Custode.

La deserción escolar, señala el organismo, tiene además otras implicancias sociales.

«Los niños en zonas rurales que no pueden acceder a la educación quedan muy vulnerables a ciertas amenazas para su desarrollo, como la explotación infantil», añade.

niños en el colegio.
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En algunos países ya se están implementado las medidas de bioseguridad para el regreso a las clases.

De acuerdo a Unicef, el año pasado sus expertos entregaron dos guías, una a los ministerios de Educación de los países y otro para los directores de los colegios de la región, con un protocolo para el acondicionamiento de las aulas una vez se inicie la fase de salida de los confinamientos y la tan ansiada vuelta a clase.

«En Colombia se ofreció el modelo de alternancia; en Ecuador se ordenó la apertura de los colegios rurales. Poco a poco se van tomando medidas», ejemplifica Custode.

Pero varios países han retrasado la apertura de los colegios hasta que no se pueda garantizar la seguridad de los niños y jóvenes que asisten a los colegios.

Mientras que en Argentina, Chile y Uruguay ya se iniciaron las clases en gran parte de sus territorios.

El mismo director de la OMS, Tedros Adhanon Gebreyesus, señaló que no habrá «cero riesgo» de contagio del virus dentro de las instituciones educativas.

Por su parte Custode insiste en que no se puede aplazar más el proceso de apertura, aunque sea gradual.

«Los gobiernos deben pensar cuáles son los riesgos de abrir los colegios versus los riesgos de no abrirlos. De lejos, no abrirlos será más perjudicial para la región», señala Custode.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-56257823

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