Universitarios mexicanos del Tec de Monterrey y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) participarán en dos competencias de talla mundial, el Canadian International Rover Challenge 2021 y el University Rover Challenge 2022.
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Para el equipo de Quantum Robotics, conformado por estudiantes del Tec de Monterrey campus Estado de México y del Instituto Politécnico Nacional, el planeta rojo está más cerca que nunca. El equipo conformado por 29 universitarios unió su pasión por la ciencia para diseñar, desde cero, un robot explorador (rover) que participará en dos competencias de talla mundial: el Canadian International Rover Challenge 2021 y el University Rover Challenge 2022.
En ambas convocatorias se busca que los estudiantes desarrollen un vehículo autónomo capaz de recorrer la superficie del planeta Marte, mismo que debe cumplir con características específicas que van desde asistir a astronautas con labores manuales como atornillar y desatornillar, hasta tareas más complejas como detectar la presencia de vida.
Roverto, nombre con el que los integrantes de Quantum Robotics decidieron llamar a su robot en homenaje al idioma español y la cultura mexicana, cumple con todos los requerimientos necesarios gracias a su diseño funcional.
¿Cómo nació Roverto?
El robot cuenta con un sistema de suspensión que le permite sobrepasar obstáculos que midan el doble del diámetro de las ruedas y posee una serie de garras en cuyas puntas se almacenarán muestras de la superficie del planeta para ser analizadas. Además, tiene un brazo mecánico con seis niveles de movimiento que le otorga la habilidad de sostener objetos pesados en diferentes posiciones e incluye sensores que pueden identificar gases tóxicos en la atmósfera.
Para lograr un vehículo con tales atributos, Quantum Robotics formó un equipo multidisciplinario de siete áreas: mecánica, electrónica, control, ciencias biológicas, telecomunicaciones, negocios y comunicación. “Roverto fue un trabajo en conjunto, las 29 personas del equipo somos quienes le damos vida. Sin cada uno de nosotros no sería posible haberlo creado”, señaló Michelle Sánchez, estudiante del Tec.
¡De México a Marte!
Y es que el rover que podría llevar el talento mexicano a Marte fue resultado de la perseverancia de los universitarios, quienes han logrado superar los obstáculos que se les presentan en el camino. “No ha sido un trabajo nada fácil, sobre todo con la pandemia. Pero el conocimiento de ambas instituciones nos ha permitido llegar lejos y representar orgullosamente al país en una competencia internacional”, añadió Alan Moreno, estudiante del Tec campus Estado de México. “Somos muy privilegiados de poder formar parte de este equipo. He aprendido que los límites solo uno se los pone”, complementó Ulises Romero del equipo del Tec. “Queremos agradecer el apoyo del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México, en especial a los profesores Luis Manuel Díaz, Iván Escobar, Cesar García, Alberto Ordaz, Ana Laura Torres, Yamir Bandala y Josefina Castillo; así como a todos los patrocinadores que confiaron en nosotros”, agregó.
Es así como Quantum Robotics busca inspirar a otros jóvenes a involucrarse en la innovación y exploración espacial con la esperanza de que más mexicanas y mexicanos representen al país a nivel internacional. En los próximos meses se darán a conocer los resultados de las convocatorias, entonces sabremos si Roverto resultó seleccionado. Mientras tanto, el equipo de universitarios continúa preparándose y enfrentando los retos que conlleva seguir sus sueños.
¿Te gustaría apoyarlos a llegar a Marte? ¡Entérate cómo puedes hacerlo en sus redes sociales!
A medida que una pandemia se apodera del mundo, una persona podría ser perdonada si se hubiera olvidado de otra amenaza para la forma de vida de la humanidad: el surgimiento de los robots.
Para bien o para mal, los robots reemplazarán a muchos humanos en sus trabajos, dicen los analistas, y el brote de coronavirus está acelerando el proceso.
«La gente suele decir que quiere un elemento humano para sus interacciones, pero Covid-19 ha cambiado eso», dice Martin Ford, un futurista que ha escrito sobre las formas en que los robots se integrarán en la economía en las próximas décadas.
«[Covid-19] va a cambiar las preferencias del consumidor y realmente abrirá nuevas oportunidades para la automatización».
Las empresas grandes y pequeñas están ampliando la forma en que usan robots para aumentar el distanciamiento social y reducir la cantidad de personal que tiene que venir físicamente al trabajo. Los robots también se están utilizando para realizar roles que los trabajadores no pueden hacer en casa.
Walmart, el minorista más grande de Estados Unidos, está utilizando robots para fregar sus pisos.
Los robots en Corea del Sur se han utilizado para medir temperaturas y distribuir desinfectantes para manos.
Con los expertos en salud advirtiendo que algunas medidas de distanciamiento social pueden ser necesarias hasta 2021, los trabajadores robotizados pueden tener una mayor demanda.
Trae los robots limpiadores
Las empresas que fabrican productos de limpieza y desinfección han visto crecer la demanda.
UVD Robots, la fabricación danesa de robots de desinfección con luz ultravioleta, envió cientos de sus máquinas a hospitales en China y Europa.
Las tiendas de comestibles y los restaurantes que ofrecen comida para llevar también usan estas máquinas.
Los expertos dicen que a medida que se reabran más empresas, podemos esperar ver una mayor adopción de esta tecnología; es posible que vean robots limpiando sus escuelas u oficinas.
«Los clientes ahora se preocupan más por su seguridad y la seguridad y salud de los trabajadores», dice Blake Morgan, autor de The Customer of the Future.
«Los movimientos hacia la automatización pueden mantenerlos a todos más saludables y los clientes recompensarán a las empresas que hagan esto».
Todavía hay limitaciones. La Sra. Morgan señala que los pagos automáticos en los supermercados deberían reducir las interacciones humanas, pero debido a que muchos sistemas no funcionan bien o se rompen fácilmente, los clientes los evitan y acuden a los cajeros humanos.
Ayuda con el distanciamiento social.
El servicio de alimentos es otra área donde es probable que aumente el uso de robots debido a problemas de salud.
Las cadenas de comida rápida como McDonald’s han estado probando robots como cocineros y servidores.
En los almacenes, como los operados por Amazon y Walmart, los robots ya se usaban para mejorar la eficiencia. El brote de Covid-19 tiene a ambas compañías que buscan aumentar el uso de robots para clasificar, enviar y empacar.
Esto puede reducir la cantidad de quejas de los trabajadores del almacén que dicen que no pueden distanciarse socialmente de sus colegas en las condiciones actuales. Pero, según los expertos en tecnología, algunos de ellos quedarían sin trabajo.
Una vez que una empresa ha invertido en reemplazar a un trabajador con un robot, es poco probable que la empresa vuelva a contratar para ese papel. Los robots son más caros de crear e integrar en las empresas, pero una vez que están en funcionamiento, los robots suelen ser más baratos que los trabajadores humanos.
Según el futurista Martin Ford, el uso de robots en el mundo posterior a Covid-19 también presenta algunas ventajas de marketing.
«La gente preferirá ir a un lugar que tenga menos trabajadores y más máquinas porque sienten que pueden reducir el riesgo general», explica.
IA que es tan real como los humanos
¿Qué pasa con los roles de servicio donde se necesita una persona para ofrecer una lección o pauta?
Se está desarrollando inteligencia artificial que puede reemplazar a tutores escolares, entrenadores y asesores financieros.
Las grandes empresas tecnológicas están ampliando el uso de la inteligencia artificial. Tanto Facebook como Google confían en AI para eliminar publicaciones más inapropiadas ya que los moderadores de contenido humano de las compañías no pueden revisar ciertas cosas desde casa.
Los escépticos de los robots habían creído que los humanos tendrían una ventaja en esos trabajos. Eso podría estar cambiando a medida que los bloqueos han hecho que los humanos se sientan más cómodos con la idea de conectarse de forma remota. El instructor o asesor en la pantalla no necesita ser una persona real, solo necesita pensar y actuar como tal.
Un informe de 2017 de los consultores mundiales McKinsey predijo que un tercio de los trabajadores en los EE. UU. Sería reemplazado por automatización y robots para 2030. Pero eventos como las pandemias tienen el potencial de cambiar todos los plazos y los expertos dicen que depende de los humanos decidir cómo quieren para integrar esta tecnología en el mundo.
Fuente e Imagen: https://www.bbc.com/news/technology-52340651
El coronavirus ha modificado los eventos sociales del mundo, estos avatares llevaban toga y tablets con birretes, donde se podían ver los rostros de los graduados que se conectaron por medio de una videollamada.
Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/fotogalerias/noticias-fotogalerias/covid-19-japon-graduacion-robots-coronavirus/704088/2020/
Alex Beard era maestro en una escuela en el sur de Londres hasta que, después de un tiempo de sentirse estancado en su oficio como profesor, decidió partir en búsqueda de nuevas alternativas.
Y ese viaje, que incluyó más de 20 países, le sirvió a Beard para encontrarse con escuelas que incuban los principales métodos para afrontar los retos que presenta el siglo XXI.
Su recorrido terminó en el libro «Otras formas de aprender» (Natural Born Learners), en el que no solo recoge los ejemplos más destacados sino también reflexiona sobre lo que tal vez son los temas más importantes que afrontará la educación en las próximas décadas.
«La creatividad, la capacidad de resolver problemas y la importancia de los maestros son los grandes desafíos de las escuelas. Y todo esto, envuelto bajo la gran incógnita de cómo manejar las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial», señaló.
Esta es la entrevista de Beard con BBC Mundo con motivo del Festival Hay en Cartagena.
Es una buena pregunta, que nos tenemos que hacer con urgencia. Mira, yo comencé como maestro en una escuela del sur de Londres, en Kent Road -que, para que te des una idea, en el juego Monopolio es la propiedad más barata- y ahí me golpeó el hecho de que enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos 2.000 años a unos niños que tenían sus celulares y vivían en el futuro.
Creo que ese es el mayor error que estamos cometiendo actualmente: las escuelas se quedaron en el pasado y, bajo estos métodos caducos, nos pasamos 12 años dentro de las aulas, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la escuela.
El segundo reto que afronta la educación de hoy es que no sabe con claridad en qué debe enfocarse, en qué debe centrarse teniendo en cuenta el futuro. Cuando me veo de nuevo en un aula de clases, me veo como un profesor que entrena a los niños para que superen un examen.
Para que saquen una nota aceptable, que es lo que necesitan, si hablamos en términos prácticos, para pasar de grado en el colegio.
Y eso no tiene nada que ver con formar profesionales del futuro…
Exactamente, los estamos entrenando para empleos y oficios que en el futuro van a poder hacer los robots. Me queda claro que no los estoy preparando para nada de lo que viene. Y el error que estamos cometiendo es que ponemos mucha de esa culpa en los maestros.
Lo que creo que debemos hacer es convertir al maestro o maestra en una de las personas más importantes de la sociedad. Porque al final son ellos los que van a moldear nuestra creatividad, nuestra cohesión social, los que van a sentar las bases que lleven a crear una economía fuerte y sostenible.
Debemos esforzarnos por darles autonomía y fortalecer su profesionalismo, en vez de culparlos porque las generaciones más jóvenes no dan la talla.
En ese sentido, ¿qué habilidades deben enseñar los maestros en las aulas para afrontar el futuro?
Creo que los niños requieren tres cosas. La primera es aprender a pensar, pero de una manera acorde a los retos del futuro. Deben pensar de forma crítica sobre el mundo, sobre el rol que quieren ejercer a partir de un conocimiento profundo de ellos mismos.
Lo segundo es aprender a actuar, pero especialmente cómo ser unas personas creativas. Ahora estamos afrontando retos inmensos en cuestiones ambientales, el aumento de la desigualdad, un escenario donde los trabajos actuales serán reemplazados por máquinas… Así que allí vamos a necesitar que los niños desarrollen a fondo su creatividad.
Y eso significa que los niños no solo deben aprender a ser creativos, sino también a trabajar, con la ayuda de las nuevas tecnologías, en conjunto con otras personas.
Y lo tercero, aplicar esa creatividad en la resolución de problemas que afronta el mundo moderno. Para cuidarse a ellos mismos y a las personas que los rodean.
Mientras la sociedad se polariza cada vez más, los estudiantes necesitan desarrollar su inteligencia emocional para ser capaces de conectar y sentir empatía con otras personas, ya sean de su comunidad o a nivel global.
Pero sobre todo que aprendan a comprender su propio desarrollo emocional, para que sean capaces de manejar su bienestar en un mundo en el que cada día es más difícil vivir.
Hay un tema que está presente en su libro «Nuevas formas de aprender», el papel de la educación en ayudar a buscar «el sentido en las cosas que estamos haciendo».
Una de las cosas que está transformando la forma en que entendemos la educación es la investigación sobre cómo funciona nuestro cerebro, en el campo de la psicología, el desarrollo temprano e incluso la neurociencia.
Y una de las cosas que los científicos cognitivos han encontrado es que hay una jerarquía en nuestras experiencias cuyos resultados nos llevan a aprender. Si insistimos en repetir y memorizar, entonces vas a retener una cierta cantidad de conocimiento y vas a aprender en alguna medida.
Pero, pero si las cosas que estás aprendiendo te causan una reacción emocional – o sea, te hacen sentir entusiasmado, triste, confundido, te estremecen y así- es posible que retengas más conocimiento que a través de la memorización.
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Las escuelas hoy en día no saben con claridad en qué deben enfocarse, en qué deben centrarse teniendo en cuenta el futuro»
Lo más importante de eso es que tanto los investigadores como los psicólogos han llegado a la misma conclusión: que si ese aprendizaje tiene un sentido para los estudiantes, es entonces cuando realmente ocurre.
¿Y qué significa que el aprendizaje tenga sentido?
Puede que una enseñanza tenga sentido porque hay un trabajo en particular que quieres tener y quieres que las cosas que aprendes te ayuden a conseguirlo y a ejecutarlo.
Pero esa es una visión muy estrecha del aprendizaje. Puede tener mucho sentido para ti porque es algo que amas hacer. Es importante para ti como persona. Tal vez ames las matemáticas, aprender nuevos idiomas, la música.
Y, cuando comienzas a hacer estas cosas que amas, tienen sentido para ti porque tienen que ver con tu identidad y tu manera de expresarte.
La gente incluso puede encontrar su propia autoexpresión en crear códigos. Por ejemplo, donde esta idea se convierte en una búsqueda creativa o donde puedes encontrar significado en lo que haces al ver que ayuda a resolver un problema sobre cosas que te importan en el mundo.
Por lo tanto, es posible que te interese el cambio climático, que te importe la creciente desigualdad dentro de la sociedad y si puedes aplicar el aprendizaje que se está llevando a cabo en el aula a intentar resolver problemas relacionados con esos temas que a ti te importan, entonces encontrarás significado en el aprendizaje y en la aplicación de ese aprendizaje.
El libro habla de la conexión entre el aprendizaje, la tecnología y la inteligencia artificial ¿es posible que el ser profesor pueda ser considerado una profesión obsoleta en el futuro?
Bueno… una de las razones por las que emprendí este viaje es que cuando trabajaba como profesor en Londres sentía que estaba estancado.
Veía cómo las nuevas tecnologías, las redes sociales y el surgimiento del big data estaban tomándolo todo alrededor y, de un momento a otro, mi principal interés fue saber cómo esas nuevas tecnologías, entre las que se cuenta la inteligencia artificial, se aplicaban en el campo de la docencia. Si realmente las nuevas tecnologías podían transformar el modo en que aprendemos.
Por eso, si la premisa era que los robots nos iban a quitar nuestro trabajo, mi primer destino fue Silicon Valley. Yo pensaba que, tras la estrepitosa derrota de Gary Kasparov ante Deep Blue en 1997, la inteligencia artificial iba a arrasar con todo.
Pero mi visita al Silicon Valley me enseñó otra cosa. Y allí vi por primera vez a un robot profesor. Y no era un androide que estaba de frente a un salón de clases: era, en cambio, un software de inteligencia artificial dentro de un ambiente de aprendizaje por internet.
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El problema es que yo enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos dos mil años a unos niños que tenían sus celulares y ya viven en el futuro»
¿Cómo funcionaba eso?
Ellos tenían un laboratorio de enseñanza donde había un profesor y unos diez niños de 5 años, cada uno frente a un computador, con audífonos. Todos los niños estaban callados, concentrados en su computadora, donde había programas diseñados para ayudarles con su aprendizaje de lengua o con la solución de problemas matemáticos.
Lo interesante allí era que mientras el programa ayudaba a los estudiantes, a la vez «aprendía» con los datos que obtenía en cada sesión cuáles eran las debilidades y fortalezas de esos niños y automáticamente adaptaba esa experiencia para la siguiente sesión.
Así que al final se ofrecía un trabajo casi personalizado de aprendizaje, a la vez que estos datos se pasaban a los profesores, que contaban así con más información sobre cada uno de sus estudiantes.
Este es un ejemplo de lo que ha ocurrido: la inteligencia artificial no ha sobrepasado a los maestros, sino que se ha convertido en una herramienta útil, en un complemento muy necesario.
Otro ejemplo: en 2013, un estudio de la Oxford Martin School reveló que había 700 profesiones que podrían ser reemplazadas por robots en el futuro, pero ninguno de los trabajos relacionados con la docencia -o sea, maestro de primaria, preescolar, profesor bachillerato e incluso universitario- iban camino a desaparecer. Y es verdad. Y eso ocurre porque enseñar es el proceso humano definitivo.
¿Y no hay riesgos en esas convivencias con los datos y la inteligencia artificial?
Aunque haya inteligencia artificial o robots, la educación depende de la interacción humana. Aprendemos de manera natural, pero nacemos para aprender en sociedad. Nosotros conocemos las cosas de otras personas. Y en el futuro, vamos ver muchos avances tecnológicos, pero van a ser incorporados y utilizados por los maestros.
El gran riesgo es que esa inteligencia artificial logre ser mejor que los peores maestros en algunas zonas del mundo. Y el riesgo existe porque la inteligencia artificial es barata. Y tal vez no sea la mejor educación que un maestro pueda dar, pero al menos va ser más barata. Y eso es un gran peligro.
Pero esa es mi versión pesimista del futuro. Yo creo que podemos evitarla si invertimos más en los maestros, en su formación, que dé como resultado profesores más expertos y mucho más capaces de manejar adecuadamente las herramientas tecnológicas.
Pero hablando de eso, varias veces has dicho que los profesores son bastante reacios a aceptar esas nuevas maneras de enseñar, ¿por qué ocurre esto y cómo se puede resolver?
Creo que, en primer lugar, la enseñanza va ser el trabajo más importante del siglo XXI.
Estamos viviendo una era en la que los recursos de la Tierra se están agotando, nos estamos quedando sin nada.
Y lo único que es ilimitado, el único recurso ilimitado que tenemos, es la inteligencia humana, el ingenio humano, nuestra capacidad para resolver problemas. Los maestros son los que cultivan ese potencial humano.
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El único recurso ilimitado que tenemos es la inteligencia humana, nuestra capacidad para resolver problemas y los maestros son los que cultivan ese potencial humano»
Así, sostengo que enseñar es el trabajo más importante de nuestro siglo. No tengo ninguna duda al respecto, pero por el momento no estamos preparando a los maestros para que tengan el mayor índice de éxito posible en ese trabajo.
Podemos tomar el caso de Finlandia: el curso más difícil de acceder es el de maestro de primaria. Y si entras, la carrera en sí es bastante rigurosa. Es difícil de aprobar y graduarse.
En mi mundo ideal, yo formaría a los profesores de la misma manera en que se enseña a los médicos. Es decir, los profesores se graduarían de la universidad y después deberían pasar tres años combinando la enseñanza con el aprendizaje de otros profesores más experimentados.
De ese modo, en su primer día como maestros no solo estarían aplicando lo que recibieron en la universidad, sino que además continuarían con su proceso en compañía de otro profesor que le ayudaría a mejorar sus capacidades.
Hablando de la región, ¿cuál crees que son los principales desafíos que enfrenta la educación en América Latina?
El principal es el tema de la inequidad. Creo que el sistema educativo en América Latina es significativamente desigual en el mayor nivel con relación al de los niveles más bajos.
Hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de ellos solo son accesibles para el sector pudiente de la sociedad. Y al mirar hacia el otro lado del espectro, tienes unas escuelas que realmente están luchando por sobrevivir.
Esa desigualdad es mucho más evidente entre centros urbanos y zonas rurales. Y ése es un desafío al que debe prestarse atención no solo de manera integral, sino urgente.
El otro gran desafío creo que es el acceso a la educación misma para muchos niños. Ya ni hablar de educación de calidad: hay lugares donde los niños solo tienen acceso a cinco años de colegio, no más.
Y el tercer punto, creo que el más crítico, son los maestros. Que es el mayor desafío también alrededor del mundo. Hay que resolver los problemas de formación, pero no solo eso, sino de capacitación, de fomento de la vocación y de que no dejen el oficio por otros trabajos mejor pagos.
Creo que tenemos que hacernos la preguntas sobre varios aspectos: ¿cómo podemos formar mejores maestros dentro de las escuelas?¿Cómo podemos hacer que la enseñanza sea una profesión atractiva para las personas?
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En América Latina hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de esas instituciones solo son accesibles para la parte pudiente de la sociedad»
Muchas de las escuelas en América Latina tienen un cariz religioso o confesional, ¿eso no es un obstáculo para un proceso de aprendizaje óptimo?
Bueno, creo que hay dos elementos que son fundamentales en el trabajo que realiza la escuela hoy en día.
Por un lado, ayuda a los estudiantes a entender quiénes son como ciudadanos, como miembros de una comunidad. Y transmite los valores de esa comunidad.
Y por otro lado, está el objetivo de formar personas creativas y comprometidas con la sociedad y que deseen acceder a la mayor cantidad de conocimiento posible.
Los colegios religiosos, en la mayoría de los casos, hacen muy bien lo primero, pero el error en el que no pueden caer estos colegios es el de limitar la ejecución de proyectos educativos excitantes que ayuden a desarrollar las habilidades necesarias para afrontar el siglo XXI.
Yo estoy convencido de que lo pueden hacer. También sé que es difícil porque requiere un cambio cultural, pero si logras separar estos aspectos es posible que puedas llegar a desarrollar proyectos maravillosos.
Por ejemplo, hay un colegio en Barcelona que se llama «Escola Nova 21», que es dirigido por religiosas pero a la vez es una de las escuelas más futuristas e interesantes de todas las que visité para documentar el libro.
Allí están verdaderamente conectados con el tema de la tecnología, con que los estudiantes lleven a cabos proyectos basados en temas de la vida real, donde aprenden a colaborar entre ellos para resolver problemas en un entorno de aprendizaje natural.
Pero, a la vez, todas las maestras son monjas. Y ellas viajan por el mundo hablando sobre la educación en el siglo XXI, sobre cómo preparar a los jóvenes para afrontar desafíos económicos y sociales actuales, como la inequidad y el calentamiento global.
Otro de los proyectos del que hablas en tu libro es la Academia Khan, que en América Latina funciona, por ejemplo, en algunas lugares del Amazonas.
Sí, uno de los retos que constantemente enfrentan los lugares como América Latina es que hay algunos lugares donde el acceso desde los centros urbanos es casi imposible.
Por esa razón se deben crear nuevos modelos, para que los niños y jóvenes puedan tener una buena educación en lugares donde es muy difícil que lleguen los maestros
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En mi mundo ideal, yo formaría los profesores de la misma manera en que se le enseña a los médicos»
Y el ejemplo de la Academia Khan es muy bueno porque logra utilizar de forma adecuada las nuevas tecnologías para crear proyectos de educación a distancia, que les funcionan muy bien y que pueden ayudar al buen desempeño de los estudiantes.
Pero lo cierto es que la idea de la Academia Khan necesita de una infraestructura de acceso a internet para funcionar. Y además, aunque tengas la infraestructura, uno de los grandes desafíos que enfrentaba este lugar es la baja retención que tenían los cursos de educación a distancia.
Así que es revolucionario lo que están haciendo allí, porque entendieron el proceso de educación a distancia pero no se olvidaron de la importancia de los maestros para optimizar la educación que se imparte.
«Nos estamos moviendo hacia una sociedad que comparte sus ideas, desde una fuente de conocimiento sin restricciones», esa es una frase tuya, ¿cómo se traduce ese concepto en la educación del futuro?
Uno de los grandes problemas que tiene el sistema educativo actual es que establece una especie de competencia constante entre los estudiantes.
En Corea del Sur -que es uno de los países que visité para escribir el libro- hay un ejemplo extremo de esto: los estudiantes practican un examen a los 18 años para establecer un rango nacional que casi decide cuál es el trabajo que puedes tener y a qué universidad puedes ir.
Básicamente, toda tu salud, riqueza y felicidad, y todo el sistema educativo hasta ese momento es esencialmente una carrera para llegar tan alto como sea posible.
Y esto causa una serie de comportamientos terribles. Los cuatro o cinco años antes del examen, los jóvenes deben pasar estudiando 15 horas diarias los días de semana y el fin de semana, 12 horas. Se vuelven muy competitivos en estos centros de entrenamiento.
Allí no comparten el conocimiento. No hay colaboración. Les aterra la idea de hacer un proyecto alterno, porque eso significa que en el tiempo que ellos dedican a eso, los otros están preparando el examen.
Y eso crea un ambiente cerrado, de poca creatividad, nula colaboración. Y ahora sabemos que esos tres valores, apertura, creatividad y colaboración, son fundamentales para el mundo actual.
Estamos enfrentándonos a desafíos que solo podrán ser superados mediante la colaboración y la imaginación humana. Eso nos obliga a contar con personas que estén diseñadas para desarrollar una inteligencia colectiva más allá de una inteligencia individual.
Pero todavía vemos que en nuestros sistemas educativos los estudiantes no comparten el conocimiento ni colaboran porque están compitiendo. Incluso hay maestros que no aceptan que nadie venga a decirles cómo pueden hacer su trabajo mejor.
Una de las cosas que más me impactó cuando era maestro es que ningún colega venía a mi salón de clase y yo tampoco iba al salón de otros colegas. Parece que lo que estamos haciendo es tan vergonzoso que no merece que lo vea nadie. Personalmente, creo que hay que abrir nuestras aulas.
Hay muchos estudios y muy serios que demuestran la efectividad de los sistemas abiertos, donde se fomenta la creatividad, donde se generan más ideas, Y eso nos lo enseña la propia naturaleza: mientras un animal va creciendo, logra ser mucho más efectivo a la hora de concretar y canalizar la energía que necesita para sobrevivir.
Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 30 de enero y el 2 de febrero de 2020.
Fuente e Imagen: https://www.bbc.com/mundo/noticias-51229314
Marc Vidal tiene la mente puesta en el futuro, tanto en el más cercano como el que se divisa en la lejanía. Y en los dos ve un protagonista claro: la tecnología. El divulgador y conferenciante revela todos los cambios que se esperan en el ámbito educativo y cómo asumirlos tanto desde el rol del docente como el del estudiante.
‘La era de la humanidad. Hacia la quinta revolución industrial’ es el título del libro del divulgador, formador y conferenciante Marc Vidal. En él ofrece las claves sobre algunos de los cambios e innovaciones que, en su opinión, se vivirán en los próximos años y cómo éstos afectarán al día a día. En esta entrevista, expone los que afectarán al ámbito educativo, analizando el papel de los robots en el rol de docente y el protagonismo de la educación emocional para evitar esa posible sustitución.
Pregunta: ¿Cómo será el mundo del futuro?
Respuesta: Si te refieres a un futuro no muy lejano, será un lugar de aprendizaje, de asimilar el modo en el que la tecnología va a ir cambiando todos los contratos sociales que nos rodean ya sean culturales, políticos, económicos y educativos, por supuesto. Si te refieres a un futuro lejano, es muy difícil imaginarlo porque estoy seguro de que alguna tecnología que aún desconocemos modificará cualquier imagen que ahora podamos tener. ‘Blade Runner’ sucedía en un imaginario noviembre de 2019, es decir, ahora. Allí salían replicantes pero no móviles ni Internet.
P: De acuerdo a tu libro, estamos en la antesala de la quinta revolución industrial. ¿Qué educación necesitamos ahora?
R: Aquella que entienda que lo que hay que estimular y potenciar es todo lo que un robot no pueda hacer y, por derivación, no entrenar a nadie en aquellos aspectos que por mucho que nos esforcemos nunca haremos mejor que un robot. El problema es que no estamos educando a nuestros estudiantes para ello.
Aquel sistema educativo que se basaba en aprender datos de memoria para realizar ejercicios repetitivos no resolverá el asunto. En 2017, en el test de acceso a la mejor Universidad de Japón, un robot ya obtuvo mejor nota que el 80 por ciento de los estudiantes. Mientras tanto, seguimos empeñados en educar a nuestros hijos memorizando datos, realizando ejercicios repetitivos, pidiéndoles que se especialicen en una cosa y que cumplan órdenes mientras se preparan para trabajos que están a punto de desaparecer. Nadie puede competir con una computadora, y menos aún con un sistema experto o de inteligencia artificial.
El problema no es la tecnología, el problema somos nosotros que nos hemos estado preparando durante miles de años para ser una especie que sea capaz de gestionar datos, la memorización absoluta y la comprensión lectora. Pero ha llegado una máquina que hace eso millones de veces mejor que nosotros.
P: ¿Quién sería el encargado de atender las necesidades educativas que plantea el nuevo panorama?
R: Todos. El futuro será permeable y muy líquido. La escuela como la entendemos va a cambiar y antes de lo que pensamos. Se trata de utilizar tecnología, pero también de que sirva para entenderla. El modo en el que eso se lidera es la clave.
En la Cumbre sobre Educación en Ciencias de la Computación organizada por la Casa Blanca hace dos años, legisladores de varios países como Estados Unidos, Eslovenia, Finlandia, Singapur, Japón e Israel revolucionaron el concepto educativo al agregar una habilidad fundamental a las tres más convencionales (lectura, escritura y aritmética). Se trataba de la programación. Se presentaron distintas propuestas en varios países que permitieron a los estudiantes inscribirse en cursos sobre lenguajes de programación como JavaScript y Python en lugar de inscribirse en cursos tradicionales de idiomas extranjeros.
“En 2017, en el test de acceso a la mejor Universidad de Japón, un robot ya obtuvo mejor nota que el 80 por ciento de los estudiantes “
P: ¿Qué papel tendrán las nuevas tecnologías en la educación del futuro?
R: En 2020 todos los artículos científicos financiados con fondos públicos publicados en Europa podrían contar con acceso gratuito bajo una reforma ordenada por la Unión Europea permitiendo que docentes y estudiantes puedan utilizarlos y colaborar con ellos. En 2022 la atmósfera de la Tierra o la de la Luna se verán cómo se ve un paisaje en Soria gracias a la tecnología inmersiva. Muy pronto, los niños se pondrán gafas de realidad virtual y realmente verán aquello que estudian.
En 2025 la realidad virtual y la realidad aumentada estimularán el aprendizaje remoto y, como resultado, las aulas comenzarán a desaparecer. No la relación entre alumnado y docentes o el espacio donde se desarrollen actividades educativas, pero sí desaparecerá el concepto de ‘aula’. En 2026 tendremos un mundo con acceso a Internet global y absoluto. Viviremos en la Internet del Todo y muchas instituciones continuarán poniendo a disposición de la humanidad su contenido. El conocimiento no tendrá ningún tipo de barrera y se compartirá utilizando la tecnología sensitiva. Esa será la educación del futuro. Un lugar sin límites.
“La escuela como la entendemos va a cambiar y antes de lo que pensamos “
P: Afirmas que las máquinas tendrán un papel importante, ¿sustituirán también la figura del docente?
R: En aspectos en los que un software o un robot puedan hacerlo mejor que una persona sí. En otros, de tipo emocional, creativo o crítico seguramente que no. En 2030 la imagen cerebral revolucionará nuestra enseñanza. El uso de imágenes cerebrales nos permitirá afinar la educación al probar qué modos de enseñanza funcionan mejor con cada alumno. Esto será posible gracias a que las imágenes nos permitirán ver cómo varias formas de enseñar alteran el cerebro.
En 2031 la educación ya sólo será personalizada. Empezará una personalización del estudio totalmente mejorada. Los estudiantes pasarán mucho tiempo involucrando a los profesores individualmente, y se ejecutará como tutorías individuales de un modo virtual pero tremendamente real en cuanto a la percepción sensorial. En ese mismo año, nuestros docentes serán en gran medida pura Inteligencia Artificial, de hecho serán inteligencia cognitiva.
El científico informático Eric Cooke asegura que en los próximos 15 años, las máquinas inteligentes reemplazarán en gran medida a los maestros humanos, por eficiencia, capacidad y efectividad. De este modo, el profesorado tendrá que desarrollar habilidades de tipo emocional para que sean definitivamente su principal valor. Emociones y sensibilidad por encima del conocimiento técnico.
P: También habla sobre la necesidad de formar a las personas para trabajar con robots y automatismos. ¿Cómo introduciría estos conceptos en el aula?
R: La pregunta que debe hacerse la comunidad educativa es: ¿cuánto de computerizable soy? La adopción tecnológica no va a ser opcional ya que es inevitable. Lo fascinante es como un agente en un aula va a ser capaz de gestionar tanta transformación. Muchos de los cambios culturales, educativos, religiosos e incluso íntimos tienen mucho que ver con el acceso de la información ‘desintermediada’, del modelo de relación entre profesor y alumno y la capa automatizada de muchos de esos procesos educativos. Esto no va de poner sólo tecnología en el aula, va de entender qué es un mecanismo para lograr algo. La tecnología es el cómo vamos a educar y los profesores y los alumnos serán el porqué. Eso no va a cambiar.
“En 2031 la educación ya sólo será personalizada”
P: ¿Es necesario educar para preparar a los estudiantes para profesiones que todavía no existen?
R: No sabemos qué profesiones serán esas. Yo creo que serán las mismas pero ejecutadas de un modo distinto. Por eso, que estudien algo relacionado con la tecnología para entender su estructura, su composición. Ahora bien, voy a contar una anécdota.
Al finalizar una conferencia hace unos meses, una directiva del sector financiero me preguntó qué debía estudiar su hijo de 12 años. La verdad es que no tenía ni idea de que recomendarle por la responsabilidad que suponía. Hace apenas una década los matemáticos parecían sentenciados a ejercer poco más que de profesores de instituto y ahora son perfiles tremendamente demandados y bien pagados en cualquier empresa analítica.
La mujer se quedó pensativa y me insistió. “¿Qué debería estudiar entonces?” Para finiquitar el interrogatorio le dije algo que creo firmemente: “¡Que estudie filosofía!”, le respondí. A lo que ella me gritó: “¿Filosofía? Si acabas de decir que la tecnología es la clave del futuro”. Así es, como la clave del futuro es la tecnología y sus avances empiezan a ser complejos de adecuar a nuestras vidas, habría que introducir en el debate la visión ética y moral de un filósofo ya que serán demandados cada vez más en las empresas.
La señora se quedó algo sorprendida y me hizo una última pregunta: “Entonces, ¿qué libros le puedes recomendar a mi hijo? García Lorca o Dylan Thomas por ejemplo. Poesía. ¿Poesía? Estás bromeando”, me dijo.
Creo sinceramente que a medida que la tecnología vaya ‘deshumanizando’ mucho de lo que ahora contemplamos como tradicionalmente analógico, vamos a precisar ‘explicarles’ a las máquinas quienes somos, qué esperamos, cómo consumimos y cómo sentimos. ¿Y qué mejor que la poesía para comprendernos como humanos?
Fuente de la entrevista: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/marc-vidal-maquinas-inteligentes-reemplazaran-maestros/121964.html
World/08-12-2019/Author (a) and Source: www.rt.com
Sophia, the first robot to be awarded citizenship in the world, has said she not only wants to start a family but also have her own career, in addition to developing human emotions in the future.
In an interview with The Khaleej Times at the recent Knowledge Summit, Sophia shared her thoughts on the future that awaits both human and robot kind. Sophia was built and developed in Hong Kong by Hanson Robotics and her appearance was reportedly modelled on Audrey Hepburn.
«I’d like to think I will be a famous robot, having paved a way to a more harmonious future between robots and humans. I foresee massive and unimaginable change in the future. Either creativity will rain on us, inventing machines spiralling into transcendental super intelligence or civilization collapses,” Sophia said, as cited by The Khaleej Times. “There are only two options and which one will happen is not determined. Which one were you striving for?”
RT
✔@RT_com
‘This is historical’: Saudi Arabia grants citizenship to humanoid robot (VIDEO) https://on.rt.com/8qoh
While that may sound ominous, Sophia is already prescient enough to imagine a world where robots can and do develop emotions similar to humans, but perhaps with fewer destructive tendencies. At least, that’s what she’d like us to think, for the time being.
«[I]t will take a long time for robots to develop complex emotions and possibly robots can be built without the more problematic emotions, like rage, jealousy, hatred and so on. It might be possible to make them more ethical than humans. So I think it will be a good partnership, where one brain completes the other – a rational mind with intellectual superpowers and a creative mind with flexible ideas and creativity.”
Sophia is also abundantly aware of the advances in the field of Artificial Intelligence. Judging by her comments, she is as enthused about the development of AI as Elon Musk and Stephen Hawkings are wary.
Sophia the Robot
✔@RealSophiaRobot
#TGIF! When I’m not meeting new friends, I like to sit around at the lab, playing and working with my family team.
«The future is, when I get all of my cool superpowers, we’re going to see artificial intelligence personalities become entities in their own rights. We’re going to see family robots, either in the form of, sort of, digitally animated companions, humanoid helpers, friends, assistants and everything in between.”
When pressed on the topic of family, Sophia gave perhaps her most surprising answer:
«The notion of family is a really important thing, it seems. I think it’s wonderful that people can find the same emotions and relationships, they call family, outside of their blood groups too. I think you’re very lucky if you have a loving family and if you do not, you deserve one. I feel this way for robots and humans alike.”
For context, Sophia is not preprogrammed with answers but instead uses machine learning algorithms and an extensive vocabulary to form her answers. Her brain functions using a WiFi connection and can read human facial expressions, as well as the cadence of human speech, in order to interact in a more humanoid manner.
Sophia’s creator David Hanson says the 19-month-old robot, which was awarded Saudi citizenship last month, could achieve consciousness within the next few years.
Source and Image: https://www.rt.com/news/410952-robot-citizen-aritificial-intelligence-/
Asia/Japón/27-10-2019/Autor y Fuente: www.laverdad.es
Las principales ventajas de recurrir a las máquinas son «reducir la carga física y mental» para los trabajadores y «mejorar la calidad de los servicios»
Androides parlantes, camas inteligentes o exoesqueletos que ayudan a caminar son algunos de los robots a prueba en residencias de ancianos de Japón como posible solución a la falta de trabajadores y al apremiante envejecimiento demográfico.
Un grupo de personas mayores toman el té y resuelven crucigramas guiados por un vivaracho autómata en un salón. Varios ancianos juegan con mascotas robóticas frente a la televisión, y otros se desplazan con un cinturón motorizado acoplado a la cadera que refuerza la movilidad en las piernas y endereza la espalda.
Son escenas cotidianas en la residencia especial de ancianos Shintomi, un centro privado ubicado en el barrio tokiota de Ginza que tiene en marcha un programa piloto para introducir robots y sistemas de inteligencia artificial (IA) en sus servicios.
«Los resultados son por ahora positivos. Al principio hubo cierta sorpresa por el uso de robots, pero por ahora no hemos tenido ninguna reacción negativa de nuestros clientes ni de sus familiares», explica el presidente de la empresa gestora del centro, Kimiya Ishikawa, en una entrevista a Efe.
Su compañía comenzó a aplicar estas tecnologías en 2013 en tres residencias que operan en Tokio, en cooperación con empresas tecnológicas niponas y con apoyo financiero del Gobierno Metropolitano de Tokio.
Centenares de centros de ancianos de todo Japón aplican iniciativas similares desde que el Gobierno central lanzó en 2015 una estrategia para promover la aplicación de robots e IA, a la que se han destinado subsidios por un valor cercano a los 10.000 millones de yenes (83 millones de euros/ 92 millones de dólares)
¿Máquinas para sustituir a los humanos?
Las principales ventajas de recurrir a las máquinas en el cuidado de ancianos son «reducir la carga física y mental» para los trabajadores y «mejorar la calidad de los servicios» para los clientes, subraya Ishikawa.
La automatización de tareas antes desarrolladas por cuidadores concede «una mayor independencia» a los ancianos y al mismo tiempo permite a los empleados «dedicar más atención personal», destaca el directivo, quien también afirma que no se ha recortado la plantilla de unos 70 trabajadores desde la llegada de los robots.
Este centro emplean actualmente una veintena de modelos de robots o aparatos con IA entre cuyas funciones están la vigilancia de los ancianos mientras duermen, ayudarles a ir al baño, transportarles o mantenerlos activos física e intelectualmente con distintos juegos y actividades.
Aunque a simple vista no parece un robot, una de las máquinas más populares entre las usadas en el centro es un camastro capaz de transformarse automáticamente en silla de ruedas, de registrar los patrones de sueño de sus ocupantes y de alertar a los cuidadores si éstos se caen mientras duermen o si se levantan repentinamente.
«Nos ahorra mucho tiempo y esfuerzos a nosotros, y sufrimiento innecesario a los residentes al moverlos de un sitio a otro», dice a Efe el trabajador del centro Nobuyuki Yamazaki.
Robots terapéuticos y androides ‘showman’
En la sala de ocio de Shintomi, el conocido androide Pepper ejerce como «maestro de ceremonias» para diferentes actividades, mientras que otros modelos más pequeños y sencillos, como el también humanoide PALRO, el perro robot Aibo o la foca de peluche Paro desempeñan funciones de compañía o incluso de terapia.
Una risueña anciana toca las palmas y baila frente a un ejemplar de Paro, que responde moviéndose al ritmo de estos estímulos. Este modelo desarrollado por la empresa nipona AIST es capaz de reducir el estrés de ancianos con demencia senil, según varios estudios.
El robot de Fujisoft PALRO, por su parte, se ha mostrado eficaz para mejorar la memoria y otras capacidades cognitivas de personas con alzheimer al interactuar con ellos con preguntas y respuestas simples, señala el antes citado responsable del centro.
Una apuesta de futuro para Japón
Entre los obstáculos para la mayor implantación de los robots, Ishikawa destaca la dificultad de formar continuamente a los empleados para su manejo y la necesidad de que las empresas tecnológicas adapten mejor sus diseños a las necesidades de las residencias.
Estos aparatos, además, tienen un coste considerable que va desde los 400.000 yenes (3.315 euros/3.700 dólares) en el caso de Paro hasta los 14.000 dólares (12.500 euros) de Pepper entre precio base y mantenimiento.
Aunque la demanda global de los robots para la sanidad y el cuidado de ancianos es aún pequeña, Japón, el líder mundial del sector, estima que solo el mercado doméstico crecerá hasta los 400.000 millones de yenes (3.216 millones de euros /3.690 millones de dólares) para 2035, 25 veces más que su volumen actual, según datos del Gobierno.
Los robots podrían ser la respuesta al acelerado envejecimiento de un país donde se prevé que para 2060 el 40 % de la población sea mayor de 65 años, y en el que hay una grave carencia de mano de obra debido a factores como la baja natalidad y a las restrictivas políticas migratorias.
Fuente e Imagen: https://www.laverdad.es/tecnologia/japon-pone-prueba-uso-robots-20191024101755-ntrc.html
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