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Suicidio en las aulas

Por: Antonia Martí

Desgraciadamente oír que un/a menor ha intentado suicidarse o lo ha consumado, es cada vez más frecuente y empieza a formar parte de nuestra vida diaria. Cuando oímos estas noticias, muchas son las preguntas que se nos vienen a la cabeza, pero sin duda la más frecuente es ¿por qué?, ¿qué puede haber que haga que un menor, que debería estar jugando, aprendiendo, negociando con sus padres y, al fin y al cabo, viviendo, decide poner fin a su vida?

La respuesta, por desgracia, no es única. Según datos del Observatorio de Salud Mental de la OMS, en el año 2019 se registraron en el mundo un total de 167.917 suicidios en población menor de 29 años, 10.196 en menores de 15 años y 157.721 en jóvenes entre 15 y 29 años. Según el último informe de la Asociación ANAR, con datos extraídos del Instituto Nacional de Estadística (2020), en el año 2020 se produjeron en España un total de 314 suicidios, 300 de jóvenes entre 15 y 29 años y 14 de niños/as menores de 15 años lo que supuso una tasa de variación respecto al año 2015 del +3,3%. Sin duda estamos ante datos realmente alarmantes sobre los que hay que actuar.

Aún no disponemos de un plan nacional escolar con pautas precisas y protocolos ante una situación de suicidio, tentativa de suicidio o autolesiones que los docentes puedan adoptar en el aula y en sus planes de acción tutorial. Los centros no disponen, en su mayor parte, de indicaciones de cómo deben actuar ante una situación de muerte o suicidio lo que provoca en muchas ocasiones desasosiego en el profesorado y respuestas erráticas para los alumnos y sus familias.

Los suicidios y tentativas de suicidio en los niños y adolescentes son multicuasales, es decir, no hay un único factor que provoca que un menor decida quitarse la vida y por tanto debe trabajarse con un equipo multidisciplinar, algo de lo que a día de hoy carecen los centros educativos. Aunque solo se habla del acoso escolar como la principal causa que detrás de los últimos suicidios, lo cierto es que el acoso escolar es un factor de riesgo entre muchos.

Existen factores de riesgo personales como la existencia de trastornos mentales incipientes, historias vividas traumáticas , consumo de tóxicos, enfermedades crónicas; factores de riesgo familiares, como puede ser la existencia de violencia intrafamiliar, consumo, carencias afectivas

También existen factores de riesgo sociales, como estar sufriendo algún tipo de violencia como acoso o ciberacoso, desarraigo socicultural, soledad o sentimientos de rechazo.

Los centros educativos deben estar preparados para trabajar de forma efectiva los factores de protección que puedan ayudar a los menores a pedir ayuda en caso de estar vivenciando alguna de estas situaciones, no estigmatizar el suicidio o la salud mental, trabajar con las familias, entrenar en resiliencia, en bienestar emocional y flexibilidad cognitiva y para ello se necesita mayor formación docente en estos aspectos y mayor presencia de psicólogos y trabajadores sociales en los centros.

Una evidencia clara que tenemos a día de hoy es que los menores que sufren acoso o ciberacoso padecen en mayor medida trastornos depresivos y ansiosos y trastornos por estrés postraumático. Estos trastornos emocionales conllevan mayor riesgo de terminar en una conducta suicida ya que las y los jóvenes no quieren seguir sufriendo, y solo ven en ello una salida. Recordemos que no desean morir, desean dejar de sufrir.

Para ello, es sumamente importante que los centros escolares cuenten con espacios seguros y privados donde estudiantes sepan que pueden acudir y se les va a tratar de forma confidencial, y poder pedir ayuda.

Fuente de la información e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com

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La sociedad, limitada para comprender y visualizar la depresión

Por: María Guadalupe Lugo García

En México, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) 34.8 millones de personas han experimentado algún episodio depresivo en sus vidas. Mientras que en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos 300 millones de individuos padecen ese trastorno, destaca Gerardo Mora Gutiérrez, académico de la Facultad de Psicología.

Asimismo, prosigue, el mencionado órgano autónomo del país calcula que, de los porcentajes registrados de personas con depresión, sólo 1.63 por ciento toma antidepresivos; “es decir, no sigue ningún tipo de acción preventiva o interventiva y son, en realidad, los que menos atención especializada reciben”.

La OMS define a la depresión como un trastorno común de salud mental caracterizado por una tristeza persistente y falta de interés o gozo en actividades que previamente eran gratificantes y placenteras. Además, puede alterar el sueño y el apetito, y es frecuente que concurra con cansancio y poca concentración. Es una causa importante de discapacidad en el ámbito global e incide considerablemente en la carga de morbilidad. La falta de apoyo a las personas con trastornos mentales, junto con el miedo al estigma, impiden que muchos accedan al tratamiento que necesitan para tener vidas saludables y productivas.

Al respecto, el universitario añade que es una enfermedad mental que afecta en mayor medida a las mujeres. “Se trata de una gran pandemia silenciosa y como sociedad estamos limitados para entenderla y visualizarla, incluso socialmente hay una desvalorización a todo lo que tiene que ver con las manifestaciones del estado de ánimo, lo que también afecta a infantes y adolescentes en quienes se observan altos niveles de depresión que se asocian a la falta de condiciones de cohesión dentro de la familia y el entorno”.

Se caracteriza por una tristeza persistente y falta de interés o gozo en actividades que previamente eran gratificantes y placenteras; además, puede alterar el sueño y el apetito, y es frecuente que concurra con cansancio y poca concentración

Época de duelos

En ocasión del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, que se conmemoró el 13 de enero, el experto aclara: no es que vivamos una época de depresión momentánea, sino que converge en la actualidad la depresión estructural que se manifiesta en la sociedad y que nos ha repercutido por los diferentes acontecimientos que hemos vivido en los últimos tiempos.

Psicológicamente, es una condición o afección del estado de ánimo que perturba prácticamente todos los ámbitos de la vida, por lo que una persona con tendencia depresiva estará prácticamente abandonando las diferentes actividades de su existencia, no podrá relacionarse bien, tampoco sentirá que su calidad de vida es adecuada, experimentará desinterés y aplanamiento por prácticamente todas las situaciones que le ocurren a diario; tendrá afectaciones, incluso cognitivas.

“La sociedad en sí misma está padeciendo un momento depresivo, estamos sobreviviendo a una pandemia, vivimos una época de duelos, de situaciones que no se han podido resolver; me parece que una persona deprimida en realidad estaría manifestando todo un conjunto de condiciones que, contextualmente repercuten negativamente en prácticamente todas sus áreas de vida”, explica el especialista.

A partir de la perspectiva de la psicología, existen personas con rasgos de personalidad depresivos; es decir, aquellos que son proclives a la melancolía, a la tristeza y a la anhedonia (la falta de placer), que viven la vida de forma más pesimista, esa es la depresión como rasgo de personalidad. También en quienes la padecen como un estado de ánimo, representa una patología, una condición que debe ser tratada por un equipo multidisciplinario, incluidos psicólogos, psiquiatras y médicos, entre otros.

Gerardo Mora indica que “es ahí donde sí podemos incidir, tanto en la depresión como rasgo de personalidad como en la patología; en dichos aspectos el trabajo clínico a realizar casi siempre es preventivo e interventivo”.

Podría pensarse, dice, que la pandemia agudizó la incidencia de las manifestaciones sintomáticas de la depresión y, por supuesto, esto puede conducir a elevar los índices de ideación, intento, incluso, consumación suicida que, según estimaciones del Inegi, en México tenemos una tasa de suicidios de 6.5 por ciento por cada cien mil habitantes, lo que quizá en términos del número de la población sea un porcentaje bajo; sin embargo, para 2021-2022 representó la segunda causa de muerte entre la población de 15 a 29 años.

Acota que es necesario realizar una diferenciación a partir de la psicología y el psicoanálisis cuando pensamos que una cuestión es la depresión y otra la melancolía. Decimos que la segunda es una depresión permanente que está instalada en la vida; la primera es una afección momentánea o asociada a una cuestión de pérdida, malestar o crisis de vida, así la podríamos conceptualizar de manera distinta.

Cómo crear soluciones

El universitario se refiere a la necesidad de diferenciar la depresión como trastorno, condición y estado, y a partir de esa distinción, crear las soluciones, que no sólo tienen que ver con el hacer actividades, sino, también con la capacidad de estar y contemplar. Las personas deprimidas son individuos que de pronto son incapaces de vislumbrar lo que hay a su alrededor.

Más adelante, recalca que la depresión puede ser resultado de una crisis de vida, lo que implica que es transitoria. Un duelo por la pérdida de un familiar, del empleo, de la salud, por ejemplo, podría llevar a una etapa de afrontamiento que incluye una disminución del estado de ánimo que puede durar un año, en promedio, según el tipo de situación, evento o suceso de vida que esté trastocando.

Se vuelve patológica cuando sentimos que no podemos resolver lo que nos pasa, cuando tardamos más de seis o siete meses en resolver la situación y no tenemos ninguna posibilidad de salir adelante, de pronto se presentan pensamientos y sentimientos repetitivos y recurrentes, prácticamente sentimos que nuestra vida se convirtió en una especie de repetición constante. Este es el momento adecuado para buscar ayuda, sobre todo porque la depresión también afecta a su familia y con quienes convive.

Para Gerardo Mora es indispensable realizar campañas de sensibilización y concientización, destacar que la depresión es del deprimido y también del entorno. No se debe tratar a quien la padece con condescendencia desvalorizante, sino como una condición que escapa a la voluntad del individuo y, por supuesto, que no tiene nada que ver con que la persona deba mejorar con una frase motivacional, porque auténticamente en los estados depresivos se pierde por completo la capacidad de resolución de los conflictos que se enfrentan cotidianamente.

Pensar en un día mundial de lucha contra la depresión tiene que ver con sensibilizar a la población en torno a que todas y todos somos parte de esta sociedad, que podemos tener –en algún momento de nuestras vidas– crisis depresivas, que tenemos que comprender esta afectación mental porque puede convertirse en una patología grave que podría generar, incluso, discapacidad.

Pero como sociedad, la mejor manera de enfrentarla es otorgar más voz y ruido a los estados de ánimo, al reconocimiento de que no siempre podemos estar bien y que el bienestar y la salud mental son estados ligados a sentirnos con vida, con plena capacidad de emprender acciones y sentirnos útiles.

Fuente de la información e imagen:  Gaceta UNAM

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España activistas de la salud mental: «No hay educación emocional en la escuela»

Falta educación emocional en las escuelas. «Enseñan a hacer raíces cuadradas. pero no a hablar de las emociones, a ponerle nombre a eso que sentimos». Es el testimonio de dos activistas de la salud mental que han participado esta tarde en ‘Parlem de depressió’, el primer gran encuentro de salud mental después de la pandemia que ha reunido a personas que han sufrido una depresión, a entidades y personalidades políticas, como la concejala de Salut, Envelliment i Cures del Ayuntamiento de Barcelona, Gemma Tarafa, o la directora del Pacte Nacional de Salut Mental, Magda Casamitjana. El debate ha estado conducido por el periodista de EL PERIÓDICO Fidel Masreal.

«A mí en la escuela me han enseñado a resolverproblemas de matemáticas pero, cuando llegué a la psicóloga y me preguntó qué sentía, no supe qué responder», ha explicado Noa, una joven que superó una depresión. Para ella «saber de historia» es tan importante como «saber gestionar un ataque de ansiedad o un momento de nervios». Ha dicho lo mismo Carmen, una mujer que ha pasado cuatro depresiones y que ahora es activista. «Es tan importante, cuando no estás bien, ser valiente y decir: ‘No estoy bien’… Pero hay un gran estigma de la sociedad», ha opinado.

En este sentido, Casamitjana ha reconocido la falta de recursos y que los centros de salud mental infanto-juveniles (CSMIJ) difícilmente pueden ayudar a las escuelas porque las listas de espera son «tremendas».

Por su parte, Tarafa ha destacado que hablar de la depresión es algo «clave», y no solo con expertos, sino también con personas que la hayan sufrido o la sufran. La concejala del ayuntamiento ha recordado que, en los últimos tres años, la depresión y la ansiedad han aumentado un 27% en la Unión Europea (UE). «La salud mental tiene un sesgo de clase y género. Las mujeres tienen 10 puntos más de riesgo que los hombres», ha puntualizado.

Peor en las últimas décadas

Según el director de Salut Mental i Adiccions del Institut d’Assistència Sanitària, Claudi Camps, la pandemia ha puesto «en evidencia» la «vulnerabilidad» de la sociedad, sobre todo en las últimas décadas. «Vivimos en continuos cambios, pero somos analfabetos emocionales», ha dicho Camps, quien ha subrayado que lo más importante, en el fondo, son los «vínculos sociales».

La directora de Salut Mental Catalunya, Marta Poll, ha señalado que el empeoramiento de la salud mental de la población general tiene que ver con los «estilos de vida». «En 2015 ya comenzamos a poner sobre la mesa que este estilo de vida los jóvenes no lo aguantaban, que estaban comenzando a aparecer problemáticas de carácter emocional», ha dicho Poll. Por eso ha pedido «generar espacios» en los que hablar de estas problemáticas. En este sentido, la pandemia «ha ayudado» a que se hable de otra manera.

Poll también ha llamado a dejar de poner el foco de la salud mental únicamente en la sanidad. «Es verdad que faltan psicólogos y psiquiatras, pero falta hacer otras cosas. Falta poner el foco en la dimensión social y comunitaria», ha valorado.

Más presencia en los medios

Otra de las entidades que ha estado presente en el encuentro es Obertament Catalunya, que ha constado una «mejora» en los últimos años del tratamiento de la salud mental por parte de los medios de comunicación. «Hay más interés y comienzan a entender que hay que dar voz a la persona con experiencia propia», ha dicho Ariadna Rogero, de Obertament Catalunya.

La vicepresidenta del Consell Nacional de la Joventut de Catalunya, Júlia Rossana, ha lamentado el «estigma» y la «criminalización» que recae en los jóvenes cuando se habla de ellos, también cuando se analizan sus problemas de salud mental. «El 80% de los titulares cuando se habla de los jóvenes son negativos», ha apuntado. La precariedad que sufre este colectivo no facilita las cosas, pero, ha asegurado Rossana, los jóvenes también quieren participar en debates de salud mental y de vivienda, por ejemplo. «Queremos participar, pero se nos debe creer, queremos ser escuchados», ha remachado.

https://www.elperiodico.com/es/sanidad/20221213/salud-mental-educacion-emocional-escuelas-79917445

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Reseña: ‘Educar es ser un espejo. Una aproximación a la salud mental’

Sinopsis

Ahora que se empieza a hablar de salud mental y que se está viendo la necesidad de que las administraciones ofrezcan más recursos para el cuidado de la mente de la ciudadanía, nos viene muy bien este libro “Educar es ser un espejo”.

Es un libro divulgativo y riguroso que nos va a servir para detectar las claves de una buena salud mental en adolescentes y adultos, nos va a ayudar a conocer los síntomas de cada trastorno para que acudamos al profesional correspondiente.

El objetivo es divulgar sobre salud mental, pero haciéndolo, como no puede ser de otra manera en esta materia tan sensible, con rigor y seriedad. Aprenderemos de forma didáctica y amena lo que son enfermedades tan conocidas como la depresión, la ansiedad, las adicciones, los TCA, las psicosis, las obsesiones…y las pautas concretas de cómo actuar y manejarse en estas situaciones.

Nos deja claro también qué diferencia hay entre un médico, un psicólogo y un psiquiatra y cuál es el campo de acción de cada uno de estos profesionales de la salud.

El psiquiatra José Carlos Fuertes y la periodista Lorena García, del programa Espejo Público, nos ofrecen un manual que nos puede ayudar a mantener un equilibrio y una estabilidad emocional y sobre todo, este libro nos ayudará a reconocer síntomas de un comienzo de una situación problemática en la que debemos intervenir mientras antes mejor.


Lorena García Díez nació en Guadalajara en 1982. Es una periodista y presentadora española que actualmente copresenta Espejo Público en Antena 3.

José Carlos Fuertes Rocañín, médico psiquiatra con una larga vida profesional y un extenso currículum.

Reseña

Por el sumario podemos ver que este libro es interesante para las familias, los educadores y quizás para los propios adolescentes, es una forma de aprender a ver síntomas que pueden ser negativos para nuestra salud mental. Es una forma de acercarnos con claridad y sin rodeos a la mente humana y sus posibles trastornos.

Nuestra forma de ser y de actuar en la familia y como educadores en los centros educativos, va a servir de espejo para el comportamiento de nuestros hijos e hijas y también de nuestro alumnado. Repetimos, una vez más, que los adultos servimos como modelos en los que se van a fijar nuestros niños y niñas desde edades muy tempranas.

Para eso, los adultos debemos estar bien informados y formados en las circunstancias que pueden alterar cualquier equilibrio personal en nuestros hijos e hijas y a la vez debemos tener coherencia en nuestra forma de actuar de cada día. “Haz lo que yo te digo porque es lo que yo hago”.

Este libro nos va a ayudar a discernir entre los problemas mentales para que no los etiquetemos y metamos todos en un mismo saco que al fin y al cabo solo va a traer problemas a las personas que lo sufren y a los que están a su alrededor.

Hay también otros problemas que se tratan en el libro que aunque no son estrictamente médico-psiquiátricos, hacen sufrir a las familias y desestabilizan la convivencia. Hablamos de: los malos tratos que ejercen los hijos con los padres; la autoestima; los problemas legales que pueden aparecer ante trastornos de conducta y enfermedades psíquicas; el acoso escolar; conflictos emocionales ante un divorcio; la influencia de las redes sociales…

La idea de este libro, según los autores, surge durante los peores momentos de la pandemia provocada por la COVID-19, en los meses más duros del confinamiento. El tiempo nos ha demostrado lo complicado que ha sido todo lo vivido para la salud mental y la estabilidad emocional.

Los autores consideran que su objetivo está conseguido si, tras la lectura del libro, comprendemos que la educación es la mejor medicina preventiva para una buena salud mental y la manera más eficaz de evitar enfermedades psiquiátricas de los menores.

Muy interesante la aportación de la periodista como madre y como profesional de los medios de comunicación. Ya sabemos que todos los medios no tratan estos temas con rigor y van más por el efecto mediático y morboso de la noticia, se ve mucho en los suicidios de jóvenes,en los casos de violencia machista…

A lo largo de la lectura nos encontraremos con cuestionarios que nos pueden ayudar en el análisis de nuestro comportamiento, un instrumento útil que nos puede ayudar si el tema lo tratamos en las tutorías docentes o en las aulas con las familias.

Libro de lectura amena y muy recomendable para familias, educadores y docentes. Todo sea por el bien de la salud mental de nuestra sociedad y por romper los tabúes que acompañan a estas enfermedades y trastornos.

“Como dijo don Santiago Ramón y Cajal, “el hombre es el escultor de su propio cerebro”. Con planificación y constancia podemos modificar muchas de las conductas y formas de entender la realidad que nos hacen sufrir. Nadie está predestinado a nada, y todas o al menos muchas de nuestras actitudes y conductas pueden ser modificadas”.

No perdamos la esperanza en esas etapas de la vida en la que todo se hace más complicado. El acompañamiento y el cariño siempre fueron buenos consejeros.

En el siguiente vídeo el doctor José Carlos Fuertes nos presenta su libro.Es un libro de psiquiatría escrito por una periodista (Lorena Garcia Diez) y un psiquiatra (José Carlos Fuertes Rocañin). Se pasa revista a los trastornos y enfermedades psiquiátricas más frecuentes. También se abordan otros temas de gran impacto social como son la sexualidad, los malos tratos de hijos a padres o la repercusión del divorcio en la salud mental de los hijos.

El Equipo de madresfera nos presenta una interesante entrevista con los dos autores:

 

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La travesía emocional de ser niña y migrante

Por: Cristina Bazán

Ser niña y tener que migrar a otro país sola o acompañada implica una serie de riesgos a la salud física, pero también a la salud mental de los que pocas veces se habla.

Las experiencias dependen mucho del tipo de migración, si se cruza una frontera a pie, en bus o vía aérea y si el ingreso ha sido de manera regular o irregular, pero Fiorela Alva, Nahiobe González y Gabriela Vega, tres migrantes sudamericanas que se mudaron a otros países cuando eran niñas o adolescentes, coinciden en que es importante tomar en cuenta el impacto que un cambio de vida de esa magnitud puede suponer para las niñas, y piden mayor implicación en la adaptación emocional de las menores.

«Creo que es importante hablar con la niña, independientemente de la edad que tenga, pero hablar de lo que va a pasar, hacerles sentir seguras, decirles: ‘Estemos donde estemos, vayamos donde vayamos, vas a estar segura porque estoy yo contigo y vamos a hacer juntas esta este viaje, vamos a estar juntos en esto hacia lo desconocido’», dice Vega, quien a los siete años tuvo que viajar desde su natal Bolivia a un pequeño pueblo de España para reencontrarse con su madre.

De hecho ella misma vivió por muchos años una especie de «duelo», pues no lograba comprender lo que estaba sucediendo en su vida y eso provocó que sintiera que no pertenecía al lugar en el que estaba viviendo.

Plan Internacional señala que un 13% de las niñas migrantes encuestadas para un reciente informe presenta cuadros de tristeza, generados principalmente por la fragmentación de su grupo familiar, las condiciones socioeconómicas que afrontan, la limitación al derecho a la educación en los países a los que llegan, y la condición de vulnerabilidad frente a diferentes formas de violencia.

Fiorela Alva, por su parte, cuenta que si bien ella no vivió ningún tipo de acoso, sí es importante que los padres den apoyo psicológico a los hijas o les hagan entender la situación que van a vivir, especialmente si llegan a un país en el que el idioma es diferente.

«Creo que el riesgo que también tienen las niñas es el impacto mental que tiene haber vivido toda su vida en un lugar diferente y de porrazo viven con otra persona en otro lugar. Tienes que ir a una escuela y en algunas lamentablemente hay bullying hacia los migrantes», precisa Alva, quien migró a los 14 a Italia desde Perú.

Las tres jóvenes han contado sus historias en el conversatorio virtual «¿Cómo viven las niñas latinas», organizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en el marco del Día Internacional de la Niña.

El impacto emocional en la niña migrante

Nahiobe González cuenta que ella salió a los ocho años de su natal Venezuela junto con su madre y que aunque ingresaron por vía aérea vivieron muchos años de incertidumbre hasta obtener un estatus migratorio que les permitiera acceder a trabajos y estudios formales.

«Yo soy hija única y mi madre es soltera, entonces nos sentíamos muy solas. Tuvimos que crear una red de apoyo de otras migrantes latinas, gente que hoy en día son como tías mías, mujeres que vinieron de Colombia, de Cuba, de Venezuela y que uno va haciendo su propia familia en este nuevo país», recuerda. También dice que le ha tocado «esforzarse el doble» para sobrevivir como niña en un nuevo país.

Asegura, además, que utilizó el estudio como un refugio para enfrentar la incertidumbre que le generaban los problemas migratorios y económicos que tenían. Pero que adaptarse más rápido que su madre en la cultura y en el idioma hizo que ella pusiera un peso adicional sobre sus hombros. «Empecé a llamar a la compañía de teléfono, a traducirle documentos. Sé que ella lo hizo de manera inconsciente, pero creo que se debe proteger esa niñez».

González también es consciente de que, pese a todas las dificultades que ha vivido, su migración fue completamente distinta a la que ahora viven miles de niñas venezolanas. «Ahorita los venezolanos están pasando por el Darién (zona de selva compartida por Panamá y Colombia), están yendo a pie a Chile o Estados Unidos y obviamente esa es una forma de migrar increíblemente riesgosa y sobre todo para las mujeres y las niñas».

Según Unicef, las familias de migrantes con niños y niñas que cruzan la selva del Darién están particularmente expuestas a la violencia, incluido el abuso sexual, la trata y la extorsión por parte de bandas criminales. Mientras Plan Internacional asegura que venezolanas que han migrado por tierra a Perú, Colombia y Ecuador reportan una alta exposición a múltiples formas de violencia sexual, en particular la explotación sexual comercial infantil.

La violencia a la que están expuestas las niñas

Cada vez más niñas y niños de Latinoamérica viajan solas para reencontrarse con sus familiares en países como Estados Unidos.

De acuerdo al Boletín de Estadísticas Migratorias del Instituto Nacional de Migración de México, entre enero y septiembre de 2021, el flujo de niñas, niños y adolescentes extranjeros que viajaban solos fue de 9.585, provenientes especialmente de Guatemala (4.815), Honduras (3.480), El Salvador (1.033) y, en una proporción más reducida, de naciones como Haití, Perú, y Ecuador (257).

«En este tránsito muchas niñas y adolescentes no acompañadas están particularmente expuestas a muchos peligros, así como son sometidas a violencia sicológica y tratos deshumanizados», asegura Plan Internacional.

Para intentar generar recursos económicos mientras continúan el camino a Estados Unidos, les ofrecen contratación irregular en el servicio doméstico. Por esos oficios les pagan alrededor de 20 dólares mensuales cuando en muchas ocasiones trabajan más de 12 horas. «Otras no reciben pago con el pretexto que tienen un techo donde permanecer, y en múltiples ocasiones viven bajo las amenazas de ser acusadas en Migración, si no cumplen con las exigencias», explica el organismo.

En uno de sus últimos reportes, Save the Children relata la historia de una menor que huyó de la violencia de San Pedro Sula, Honduras, uno de los lugares más violentos del mundo. Su sueño era reencontrase con su hermana, también menor, que había migrado a México.

«Migró sola, pasó a México desde Guatemala. Al llegar allí se encontró con su hermana en Tapachula. Feliz por empezar una nueva vida, comenzó a buscar una habitación para instalarse. Concertó una visita para alquilar una. Cuando llegó la rodearon varios hombres y la violaron. Se entregó a la policía y acabó en el centro de menores», cuenta la organización.

Si logran cruzar las fronteras y llegar a su destino, las niñas enfrentan diversos temores que provocan que identifiquen a las calles como lugares inseguros. Las organizaciones de Derechos Humanos que trabajan a favor de los derechos de las niñas piden mayores esfuerzos a los gobiernos del mundo para garantizar su seguridad física y emocional.

Fuente de la información e imagen:  https://efeminista.com

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Cómo cuidar la salud mental del estudiantado con tecnología

Por: Nohemí Vilchis

La tecnología educativa ofrece recursos para atender la salud mental dentro del aula, los docentes pueden ayudar a identificar emociones, gestionarlas y priorizar el bienestar.

Mientras la educación se concentra en poner al centro a los estudiantes, el enfoque en su bienestar se agudiza. Cada estudiante lidia con diferentes escenarios personales como problemas familiares, dificultades económicas, sentimientos de aislamiento, presión social, ansiedad o estrés por el estudio. En ocasiones, son los docentes quienes ayudan a sus estudiantes a expresar sus emociones más complejas creando un ambiente de seguridad, a fin de que puedan procesarlas y entenderlas. La tecnología educativa puede abrir espacios que faciliten estos avances para que los estudiantes continúen aprendiendo sin restarle importancia a su salud.

El aprendizaje socioemocional (SEL, por sus siglas en inglés) consiste en orientar al estudiantado aplicando un conjunto de habilidades sociales, emocionales, actitudes y comportamientos con la meta de tener éxito en su formación. Este proceso desarrolla competencias de autoconocimiento vitales para su trayectoria de vida. Cada estudiante responde de manera única en un ambiente de enseñanza, por lo que comprender el estado de cada uno permite construir relaciones interpersonales más sólidas. Una forma de incorporar el SEL dentro del aula es recurrir a recursos tecnológicos educativos para el aprendizaje.

¿Qué apoyo brinda la tecnología educativa?

El Banco Mundial declara que la EdTech (del inglés educational technology) o tecnología educativa, enriquece la enseñanza al mejorar la gestión y entrega de la educación, además tiene la capacidad de crear nuevas conexiones humanas entre el profesorado, estudiantado, tutores y comunidades. Las iniciativas que utilicen tecnología educativa deben contar con cinco principios que maximizan la participación: tener un propósito claro y objetivos, llegar a todo el estudiantado, empoderar a docentes, involucrar un sistema de socios y usar datos para consolidar estrategias, políticas y programas efectivamente.

Por lo general, para cuidar la salud mental, las instituciones educativas optarán por contratar un paquete SEL. Sin embargo, antes que nada es necesario asegurarse de identificar las necesidades de sus estudiantes. La maestra Alice Domínguez, de la escuela secundaria católica Mater Dei en Chula Vista, California, expone el ejemplo de sus estudiantes al comentar que adquirir estos recursos generaron mayor agobio por cumplir con lo estipulado, cuando primero era esencial abordar las conversaciones importantes, aquellas que alivian un poco la carga y ejercicios que ayudan a lidiar con ella. La profesora invita a valorar primero qué funciona para cada plan de estudios y sobre todo para los estudiantes que se forman con él. A veces sólo se necesitan tomar metodologías que respondan a la particularidad de cada caso.

Para quienes detecten que su currícula sí debe incorporar el uso de ciertas aplicaciones en específico, existen varias opciones hoy en día en el mercado.

¿Qué se está haciendo en Latinoamérica?

Algunas de las opciones de EdTech que cuidan de la salud mental de estudiantes en América Latina pueden utilizarse a través de la descarga de aplicaciones o dentro de sitios web. Actualmente se han creado herramientas que incluyen:

  • La aplicación móvil Cuida tu ánimo, fue desarrollada en Chile con la intención de fomentar el acceso a herramientas para la prevención e intervención oportuna de depresión y riesgo de suicidio en estudiantes de 15 a 29 años, tras los efectos de la pandemia. La iniciativa es liderada por la doctora Vania Martínez, directora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes, Imhay. El acceso es gratuito, mediante un cuestionario se evalúan los síntomas del usuario, con base en sus respuestas se le dirige a un programa diseñado para lidiar con su sintomatología.

  • La aplicación web YOLO, derivado de Yóllotl que significa corazón en nahuátl, fue creada por el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental (DPSM) y el Departamento de Informática Biomédica (DIB) de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Este asistente emocional virtual ayuda a determinar sintomatología depresiva y ansiosa, o a estudiantes en una situación de riesgo, otorga psicoeducación de salud mental y brinda estrategias para regular las emociones. A través de seis módulos, la comunidad estudiantil de seis licenciaturas de pregrado y de las especializaciones médicas del posgrado de la institución podrán atender su salud mental.

  • La aplicación móvil multiplataforma Cuidándome, de la Universidad en Talca, Chile, permite a las personas aprender a manejar sus estados de ánimo, mediante prácticas y ejercicios, así como realizar una evaluación de sus malestares con un cuestionario. La plataforma está diseñada sobre todo para la población con algunos síntomas de tipo depresivo o ansioso pero que sin el diagnóstico no tienen cobertura, de esta manera, podrán gestionar lo que les sucede, sin intensificar los síntomas o desencadenar una patología de salud mental.

  • La aplicación móvil con inteligencia artificial Human Place, desarrollada por investigadores de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM) de Chile, educa, monitorea y ayuda a reflexionar sobre hábitos que influyen en la calidad de vida de las personas. La plataforma de autoconocimiento está creada para su uso en la mañana y en la noche, con prácticas de meditación y planificación que calman la mente de forma matutina y promueven la gratitud y el sueño reparador de manera nocturna. El asistente cognitivo puede sugerir alternativas a fin de que las personas reciban ayuda y/o decidan tratarse con el personal de salud que le corresponda.

  • La aplicación móvil SoyBienestar, del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (IBERO), permite a los usuarios autogestionar y mejorar su salud mental. Al preguntar sobre el estado de ánimo, fijar objetivos y ayudar con las emociones diarias, la app brinda rutas estratégicas hacia el bienestar emocional. La doctora Angélica Ojeda García, responsable del proyecto, indicó que es un recurso para que las personas reaprendan y busquen modificar algunos hábitos de forma consciente.

  • La aplicación VS Beat Your Thoughts, fue creada por cuatro estudiantes de Prepa Tec Ciudad de México. La plataforma enfocada al cuidado de la salud mental, específicamente para depresión y ansiedad, presenta una guía avalada por profesionales, con ejercicios que conducen a la calma o en su caso cuenta con el contacto para localizar a un especialista para el manejo de crisis.

La investigación “Aplicaciones móviles en salud mental: percepción y perspectivas en Argentina” arrojó que la población del país estaría dispuesta a incorporar nuevas tecnologías a los tratamientos psicoterapéuticos. Además se concluyó que estos recursos podrían servir como una opción accesible en distintos lugares geográficos, incluso de menor nivel educativo o ser útiles en centros de salud.

¿Qué pueden hacer las instituciones educativas?

Existen distintas formas en que las escuelas y profesores pueden apoyar a los estudiantes y fomentar el cuidado de la salud mental, algunas estrategias incluyen diseñar un programa de estudios que incorpore el tema de manera multidisciplinaria e incluyente. La psicoeducación consta de difundir información sobre estilos de vida saludables, reacciones emocionales y signos de alarma, y es relevante para que el alumnado conozca y afronte sus emociones. También se recomienda el apoyo por medio de grupos o pares como estrategia que no sólo involucre el ámbito académico, sino que impulse un respaldo de quien pueda poner atención a otros síntomas. Sensibilizar y evitar caer en la estigmatización dentro del aula contribuye a promover la empatía.

Los recursos implementados con mayor frecuencia a raíz de la pandemia como las líneas de atención psicológica, asistencia para emergencias y la ayuda presencial, son indispensables. Igualmente, es importante utilizar plataformas que tengan controles de bienestar en línea.

Las instituciones educativas que muestran un enfoque en el bienestar estimulan la motivación y autoconfianza de los estudiantes, generan un sentido de pertenencia y alientan el nivel de compromiso, incluso aumenta el índice de rendimiento académico, retención y las tasas de graduación.

Entonces es necesario priorizar la salud mental y descubrir qué herramientas van de acuerdo con el estudiantado y aportan un valor agregado a sus vidas. Por supuesto tomando en cuenta que las aplicaciones seleccionadas tengan una protección adecuada de datos personales, con el despliegue de información sobre cómo pueden llegar a disponer las compañías de los datos y el consentimiento necesario de los usuarios. La diversidad de opciones disponibles y su versatilidad de uso, así como el nacimiento de nuevos instrumentos y metodologías, proporcionará espacios más conscientes y enfoques más humanos. ¿Qué tecnologías educativas utilizas para inspirar el cuidado de la salud mental en tus estudiantes?

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx
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El bienestar de los estudiantes debe ser componente de su educación

Por: Paulette Delgado

Según un metaanálisis, el aprendizaje activo contribuye a disminuir la sensación de malestar causado por el aislamiento ya que se transforma en un proceso de aprendizaje contextualizado y autorresponsable.

El bienestar de los estudiantes debe ser componente de su educación, esto según el metaanálisis publicado en Frontiers titulado “Trends of Active Learning in Higher Education and Students’ Well-Being: A Literature Review”. De acuerdo con el metaanálisis, este tema debe ser incluido en las reformas curriculares de todos los países.

El 1 de enero de 2016 entró en vigor la resolución de las Naciones Unidas titulada “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, cuyo propósito es construir un mundo equitativo y universal. Los autores destacan los objetivos tres y cuatro, los cuales buscan “garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades y garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos, respectivamente”. Debido a la pandemia, estos objetivos se ven lejos de alcanzar ya que se acentuó la brecha digital, educativa y social, agravando las disparidades socioeconómicas e incluso obligando a los más afectados a abandonar la escuela. Es por ello que, para los autores, el bienestar de los estudiantes se ha convertido en prioridad.

El metaanálisis encontró limitadas referencias académicas sobre cómo el bienestar puede convertirse en un elemento exitoso de la educación, aún así, descubrieron que en Australia, Inglaterra, Nueva Zelanda y Escocia, se han venido realizando ajustes curriculares para integrar cuestiones vinculadas al bienestar. Más allá de poner a los estudiantes a llevar un aprendizaje activo que los hace leer, escribir, discutir, resolver problemas, analizar, sintetizar y evaluar, deben además pensar en lo que están haciendo, observar sus emociones, actitudes y valores al involucrarse en proyectos más allá de las aulas para trabajar con la comunidad. Esto con el propósito de que los estudiantes vean “el proceso de aprendizaje como un proceso constructivo que reúne a personas de todo el mundo”.

La colaboración entre todos es, según el análisis, la forma de responder a los desafíos que enfrenta el mundo actualmente como “la preservación del medio ambiente, la pobreza, el desarrollo socialmente incluyente y justo, las ciudades inteligentes y sostenibles, el respeto mutuo y la generación de nuevos conocimientos para brindar soluciones sostenibles a problemas sociales”. Aunado a eso, ayuda a las nuevas generaciones a adaptarse a distintas circunstancias y personas, contribuyendo a la integración de la sociedad. Pero, ¿qué tiene que ver el aprendizaje activo con el bienestar?

Aprendizaje activo y bienestar socioemocional
Los autores del metaanálisis revisaron literatura que se enfocó en el uso de metodologías de aprendizaje activo en la educación superior para saber si apoyan la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030. Buscaron en Web of Science, Scopus y en revistas que publicaron exclusivamente revisiones o son importantes en el campo de la educación superior, lo que resultó en seis estudios: Akinla et al., 2018; van der Zanden et al. 2018; Kötter et al., 2019; Theelen et al., 2019; Thorburn, 2020; Agasisti y Soncin, 2021.

Entre las seis publicaciones argumentan que muchos estudiantes se estresan con la transferencia a la educación superior, las expectativas que tienen de la universidad, cómo evaluarán su desempeño y, en general, lo que significa tener éxito universitario. Este último punto se divide en tres: el rendimiento académico de los estudiantes, las habilidades de pensamiento crítico y el bienestar socioemocional.

Para reducir el estrés que implica entrar a la universidad, Akinla et al. investigaron cómo en estudiantes de medicina tener tutores de pares cercanos les podría ayudar con la transición, además de hacerlos crecer profesional y personalmente y preservar el bienestar. Además, es un recurso de aprendizaje activo ya que promueve la asistencia social y académica a la comunidad universitaria de nuevo ingreso. Esto es apoyado por van der Zanden et al. quienes describen que la participación ayudó a la integración social y el ajuste de los estudiantes en lugar de sus sentimientos generales de ajuste.

Los efectos de la pandemia en el bienestar de la comunidad estudiantil
El reporte más reciente del metaanálisis, el de Agasisti y Soncin (2021), toca el tema de la pandemia y cómo hace del bienestar una preocupación crucial para la educación superior. Los autores dicen que las instituciones realizaron importantes inversiones en tecnología para preparar las aulas para el aprendizaje remoto. Esto representó un sinfín de desafíos complejos pero demostraron que “los objetivos fundamentales de las facultades tenían que ser los estudiantes, no el método en sí”. Para Agasisti y Soncin, una de las lecciones más esenciales de esta época fue el énfasis en las relaciones ya que estas le dan “sentido a las experiencias educativas de los estudiantes, así como al proceso a través del cual se desarrollan la investigación y la innovación”.

Entre los retos, un estudio de Defeyter et al. (2021) discutió cómo varios estudiantes mostraron bajos niveles de bienestar mental durante la pandemia porque no confiaban que sus universidades o gobierno tuvieran un buen desempeño ante la situación, lo que impactó su bienestar mental, ya que transmite una sensación de inseguridad y malestar. Para realmente alcanzar los objetivos de bienestar en la educación debe haber un énfasis en los educadores, los estudiantes, instituciones, gobierno y un concepto de logros académicos más amplio. Todo esto para proporcionar a los docentes una mayor autonomía profesional y que pueda proveer experiencias de aprendizaje más integrales para sus estudiantes.

Promover el bienestar mental y emocional del estudiante mejora su autoestima y su vida ya que proporciona equilibrio emocional y hace frente a los sentimientos de depresión o aislamiento. Las instituciones de educación superior deben ofrecer el aprendizaje activo donde los estudiantes tengan autonomía y la capacidad de decidir mientras cooperan con su comunidad. Los autores explican que “el aprendizaje con estos enfoques disminuiría la sensación de malestar causado por el aislamiento (o incluso la soledad) y la ambigüedad de la situación, ya que se transforman en un proceso de aprendizaje contextualizado y autorresponsable que tiene en cuenta las habilidades y restricciones de cada individuo”.

La Agenda 2030 de las Naciones Unidas aspira a una alfabetización universal y un acceso equitativo a una educación de calidad en todos los niveles, a la salud y la protección social, y donde se asegure el bienestar físico, mental y social. Sin embargo, el metaanálisis demuestra que existe falta de interés por parte de la comunidad científica y las propias instituciones. Se necesita invertir en investigación sobre el aprendizaje activo y el bienestar de los estudiantes, especialmente en países socialmente desfavorecidos o que sufren de una brecha digital mayor para interpretar más ampliamente el bienestar y cómo cumplir con los objetivos de la Agenda 2030.

En los últimos años se ha visto la importancia de enfocarse en el bienestar del alumno, y, como dicen los autores, “todos consideran que el bienestar debe ser enfatizado como un componente de la educación”.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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