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Francia cierra más de 80 escuelas en quince días por casos de covid-19

El ministro de Educación francés aseguró que los cierres representan sólo una pequeña fracción y dijo que el inicio del año escolar “es el mejor posible” dada la actual crisis de salud.

Francia ha cerrado más de 80 escuelas desde que se reanudó el año escolar hace quince días por la detección de casos de coronavirus, indicó el miércoles el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, que insistió en que se trata de cifras “bajas”.

“Tenemos alrededor de 1.200 nuevos casos de covid entre los alumnos en comparación con la semana pasada”, dijo Blanquer en una entrevista con la cadena LCI.

El ministro subrayó que los cierres representan sólo una pequeña fracción de las 60.000 escuelas en toda Francia y dijo que el inicio del año escolar “es el mejor posible” dada la actual crisis de salud.

También se han suspendido las clases presenciales en algunas universidades en los últimos días por los contagios detectados.

La Universidad de Montpellier (sureste) anunció que suspendió las clases en la facultad de medicina luego de que unos 60 estudiantes dieran positivo al covid-19 tras una fiesta.

La Universidad de Rennes, en el oeste de Francia, también suspendió las clases para los estudiantes de segundo y tercer año de medicina esta semana después de que 83 resultaran positivos.

La Agencia Nacional de Salud Pública informó el miércoles de casi 8.000 nuevos casos en las 24 horas previas, un pequeño descenso en comparación con los más de 10.000 casos reportados el sábado, un récord desde que comenzaron las pruebas masivas de detección.

Pero también notó un salto en el número de hospitalizaciones durante la semana pasada, a 2.713 casos, de los cuales 479 necesitaron ser ingresados en cuidados intensivos.

Aunque el número está muy por debajo de las 7.000 personas en cuidados intensivos en el punto álgido de la pandemia, Francia se prepara para una segunda ola de casos que podría llegar este otoño.

El gobierno ha puesto en alerta roja a 82 de los 101 departamentos del país, y ciudades como Burdeos (suroeste) y Marsella (sureste) reforzaron esta semana las restricciones, sobre todo en cuanto a las reuniones públicas y las visitas a los hogares de ancianos.

Cerca de 31.000 personas han muerto por el covid-19 en Francia.

Fuente e imagen: https://www.semana.com/educacion/articulo/francia-cierra-mas-de-80-escuelas-en-quince-dias-por-casos-de-covid-19/202052/

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Francia cierra 22 escuelas ante brote de coronaviru

El protocolo sanitario de precaución consiste en aislar inmediatamente al alumno o profesor que da positivo.

El ministro de educación de Francia, Jean-Michel Blanquer, expresó este viernes que el organismo se vio obligado a cerrar 22 centros educativos donde se registraron brotes de coronavirus.

Blanquer expresó que «si hay más de tres casos se activa el cierre de una estructura escolar. Después, las autoridades sanitarias llevan una investigación para establecer los contactos, se hacen pruebas de diagnóstico y se toman medidas si es necesario. Iniciamos cada día unos 250 protocolos por sospecha de Covid-19».

El titular de Educación explicó que el protocolo sanitario de precaución consiste en aislar inmediatamente al alumno o profesor que da positivo, pidiéndole que se quede en casa.

El ministro de educación comentó que «mi objetivo para el curso 2020-2021 es que las familias no se vean perturbadas en su vida cotidiana, y en particular en el trabajo, por un cierre».

Resaltó que más de 12 millones de alumnos han regresado a clase junto a los profesores. «Me alegro porque la escuela es fundamental en la vida y una sociedad no puede permitirse vivir sin colegio».

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/francia-cierra-escuelas-ante-brote-coronavirus-20200904-0028.html

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España: Tensión por la vuelta a clase: los centros afrontan el inicio de curso sin los medios ni el personal necesarios ante los rebrotes

Europa/España/27 Agosto 2020/elpais.com

Las comunidades, que confiaban en una mejor evolución de la epidemia, se inclinan ahora por sacrificar las clases presenciales ante el incremento de los contagios

Las comunidades empezaron a planificar el nuevo curso cuando España salía del confinamiento. Y el optimismo de aquellas semanas las llevó a ir rebajando los estrictos planteamientos iniciales de los expertos. Ahora, ante el avance de los contagios, las autonomías preparan cambios en sus planes para aumentar la seguridad. A una semana del inicio del curso, parece descartado que vayan a reaccionar con medidas estructurales, como una reducción drástica alumnos por aula. Las soluciones de urgencia apuntan a un uso más estricto de la mascarilla y a una reducción de la presencialidad desde secundaria. Madrid y Cataluña han anunciado nuevos planes para esta semana. Y los ministerios de Educación y Sanidad han convocado el jueves a las comunidades para abordar el inicio del curso.

“Con elementos distintos, los protocolos sanitarios escolares autonómicos se parecen. Pero eso después hay que aplicarlo, y en la gestión sí hay diferencias importantes. Lo que nos trasladan los directores es que se ha avanzado más en lugares como Cantabria, Asturias o la Comunidad Valenciana. En Andalucía y Galicia hay preocupación. Y en Madrid se ha convocado una huelga”, resume Vicent Mañes, presidente de la federación de directores de colegios públicos de infantil y primaria Fedeip. “Debería haberse garantizado la presencialidad en toda la secundaria, la etapa de enseñanza obligatoria, habilitando espacios fuera de los centros y aumentando los profesores. Pero eso implicaba más recursos”, lamenta Juan Manuel Escudero, catedrático de Organización Escolar de la Universidad de Murcia. Según un recuento del PSOE, el aumento de docentes en el conjunto de España no alcanza el 4%.

Concepto desvirtuado

Las comunidades, que tienen la competencia de la organización escolar, recibieron la propuesta de los llamados “grupos burbujas” (donde los alumnos pueden relacionarse e incluso tocarse sin llevar mascarillas con la condición de no mezclarse con otras clases) ―planteada por el Gobierno como alternativa a la norma general sanitaria de guardar un metro y medio de distancia―, como una solución a los problemas de espacio en los colegios. Y presionaron al Ejecutivo para ampliar los niveles educativos en que podía aplicarse y su tamaño. De los 15 alumnos recomendados por los expertos se pasó a 20, y después a 25. Y de estar pensado solo para los más pequeños se extendió a todo infantil y primaria. Cataluña fue más allá y lo extendió hasta bachillerato y a 30 alumnos. “Grupos de ese tamaño desvirtúan completamente el concepto y la utilidad de las burbujas. Habría sido más sencillo decir: ‘Recomendamos que las clases no se mezclen”, afirma Quique Bassat, epidemiólogo y pediatra del Instituto de Salud Global de Barcelona.

Ese modelo de burbujas permitió a las autonomías garantizar la presencialidad en las escuelas sin recurrir a espacios externos (por ejemplo municipales) ni contratar a muchos docentes para hacer desdobles. El problema persistía, sin embargo, en los institutos, donde (salvo en Cataluña) las burbujas estaban descartadas y regía, en principio, la norma del metro y medio. Las comunidades encontraron, sin embargo, que el decreto de nueva normalidad establece que cuando dicha distancia no pueda respetarse, cabe utilizar otras medidas de protección, como las mascarillas. Así lo escribieron todas en sus protocolos escolares. Buena parte de ellas dieron por solucionado el problema de espacio en los institutos sin tener que hacer grandes cambios. Y la mayoría prometió que habría plena presencialidad.

Alumnos del IES Eusebio da Guarda en A Coruña, que retoman las clases presenciales. En vídeo, los planes de las autonomías para el regreso a las aulas.(VÍDEO: ATLAS)

Difícil de imaginar

A mediados de junio, un consejero de Educación socialista justificaba las soluciones encontradas argumentando que no tenía sentido partir de un escenario extraordinario para las escuelas cuando en el resto de ámbitos se imponía la normalidad. En estos momentos, la evolución de la epidemia hace difícil imaginar, sin embargo, a 30 alumnos o más en un aula de tamaño estándar, por mucha mascarilla que lleven. Y el consejero se inclina ahora por la semipresencialidad en secundaria, la salida que parece que acabarán aplicando la mayor parte de las autonomías, desde segundo o tercero de la ESO. Murcia prevé implantarla desde infantil.

Algunos territorios, como La Rioja o la Comunidad Valenciana, ya establecieron la semipresencialidad como opción de partida en los institutos, y eso al menos ha evitado que los centros tengan que organizarla ahora a toda prisa. Los institutos valencianos solo darán docencia 100% presencial a los alumnos de primero de la ESO. En los demás cursos, la presencialidad solo está asegurada en, aproximadamente, el 60% de los institutos. En el otro 40% “los profesores trabajarán cada día en clase con 15 alumnos y les marcarán la tarea para hacer en casa al día siguiente”, explica el secretario autonómico de Educación, Miguel Soler. La directora de un instituto de Madrid cree que su centro acabará aplicando una fórmula semipresencial parecida, y lamenta que en su caso van a tener muy poco tiempo para prepararla.

“Las clases deberían darse en el exterior”

Los planes de todas las comunidades para el nuevo curso se basan en el documento higiénico sanitario elaborado por los ministerios de Educación y Sanidad, pero su grado de detalle es desigual. Los de Navarra, la Comunidad Valenciana y Cantabria son, por ejemplo, más exhaustivos que los de Andalucía y Madrid. Muy pocos prevén cuarentenas automáticas para toda la clase si se detecta un caso (la norma es dejar la decisión a salud pública). Ninguno reduce el aforo del transporte escolar (las mascarillas son obligatorias desde los seis años en todos). Y la mayoría solo contempla el deber de ventilar las clases 10 minutos unas cuatro veces al día, aunque es común que recomienden dejar abiertas las puertas y ventanas durante las clases (Canarias lo hace de forma imperativa) y algunos instan a realizar el mayor número de actividades posible al aire libre.

“Lo ideal sería hacer las clases en el exterior, en muchos lugares podría hacerse al menos hasta octubre, porque el virus se transmite entre 15 y 20 veces más en el interior. Y si se hacen en las aulas, las ventanas y las puertas deberían estar abiertas”, dice Bassat.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/educacion/2020-08-23/las-clases-vuelven-sin-los-refuerzos-necesarios-ante-los-rebrotes.html

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Entrevista a Mike Davis: «El monstruo ya está aquí»

Por: Josefina Martínez

El reconocido historiador Mike Davis acaba de publicar El Monstruo ya está aquí, un libro sobre la pandemia, los sistemas sanitarios y las desigualdades provocadas por el capitalismo. El trabajo retoma los pronósticos realizados por el mismo autor en su libro El monstruo llama a nuestra puerta, publicado hace poco más de una década. En esta entrevista, Davis afirma que viviremos una época de pandemias múltiples y plantea que el sistema actual difícilmente pueda atajarlas de modo correcto.

Se ha hablado mucho sobre el origen de los coronavirus. ¿Cómo se relaciona con la agricultura industrial y el papel de las multinacionales? ¿Son estas las nuevas plagas del capitalismo?

Sabemos que el virus pandémico, el SARS-CoV-2, se originó en los murciélagos, al igual que los SARS iniciales de 1992-1993. Una cuarta parte de todos los mamíferos son murciélagos –unas 1.500 especies– y albergan una increíble variedad de virus, incluyendo cientos de coronavirus, que tienen el potencial de dar el salto a los seres humanos, ya sea directamente o a través de un animal salvaje que actúa como intermediario. La cadena de transmisión del virus actual no se conoce y, de hecho, puede que nunca se conozca, pero la constante expansión de cultivos y granjas en zonas silvestres de China es probablemente un factor clave, junto con la tradición cultural de consumir murciélagos y animales exóticos.

En el caso de nuevas gripes –que siguen representando un riesgo inminente–, el crecimiento exponencial de la producción industrial de cerdos y pollos en el suroeste de Asia y en otros lugares ha amplificado enormemente esta amenaza pandémica. Los cerdos, que pueden ser huéspedes de una doble infección de cepas de gripe aviar y humana, son reactores biológicos claves, ya que los segmentos del genoma de dos virus pueden a veces recombinarse para crear híbridos monstruosos. Las industrias avícolas, por su parte, actúan como aceleradores virales para la propagación de estas nuevas cepas.

A escala mundial, la deforestación es el mazazo que rompe los muros entre la naturaleza salvaje y sus enormes reservas de virus, por un lado, y las ciudades humanas superpobladas por el otro. Un ejemplo citado en mi libro es el caso de la región costera del África occidental, la zona de más rápida urbanización del planeta. Tradicionalmente, las aldeas y ciudades dependían del pescado como la principal fuente de proteínas. Pero a partir de la década de 1980 las flotillas industriales de Europa y Japón extrajeron aproximadamente la mitad del pescado del Golfo de Guinea. Los pescadores locales perdieron sus medios de vida y los precios del pescado se dispararon en los mercados urbanos.

Simultáneamente, las multinacionales madereras estaban abriéndose paso con motosierras a través de los bosques tropicales del Congo, Gabón y Camerún. Con el objeto de mantener bajos los costos de la mano de obra, contrataron a cazadores para matar animales salvajes, incluyendo primates, para alimentar a las cuadrillas. Esta «carne silvestre» pronto encontró una enorme demanda en las ciudades ávidas de proteínas, especialmente entre las poblaciones de los barrios pobres que vivían en condiciones sanitarias terribles. Esta cadena causal –la expoliación de los recursos pesqueros sostenibles, la tala de bosques que rompió las barreras naturales entre las poblaciones humanas y los virus salvajes, el aumento de la caza de animales silvestres a gran escala para abastecer de carne los mercados urbanos y el crecimiento exponencial de los barrios pobres– fue la fórmula maestra para la aparición tanto del virus de inmunodeficiencia humanaVIH como del ébola.

Hace quince años escribió El monstruo llama a nuestra puerta: la amenaza global de la gripe aviar. Desde aquel momento, numerosos estudios advirtieron de la posibilidad de una pandemia. ¿Por qué hemos llegado a este punto casi sin ninguna prevención y sin el desarrollo de la investigación científica adecuada para combatir este tipo de virus?

En realidad, en los últimos 25 años ha habido una enorme cantidad de investigaciones y modos de preparación para una pandemia. En cierto sentido todo fue vaticinado, pero algunos países se negaron a prestar atención a las advertencias o, como Estados Unidos bajo Donald Trump, desmantelaron deliberadamente estructuras cruciales para la alerta temprana y el control. Además, Reino Unido, Estados Unidos y algunos países europeos habían recortado drásticamente el gasto en salud pública, ya sea por razones ideológicas o por las medidas de austeridad posteriores a 2008. En Estados Unidos, por ejemplo, nos enfrentamos al brote a finales de enero con 60.000 trabajadores sanitarios menos que los que habían estado en las nóminas de los gobiernos locales y del Estado en 2007.

Mientras tanto, la gran industria farmacéutica ha continuado obstaculizando el desarrollo de antivirales que se necesitan con urgencia, antibióticos de nueva generación y vacunas genéricas. El otoño pasado, el propio Consejo de Asesores Económicos de Trump le advirtió que no se podía contar con las grandes empresas farmacéuticas en una crisis pandémica, ya que en general habían abandonado el desarrollo de medicamentos para enfermedades infecciosas, a menos que el gobierno federal interviniera con miles de millones de dólares de subsidios.

Por otra parte, las empresas de biotecnología más pequeñas que estaban siendo precursoras de nuevos medicamentos y vacunas se vieron privadas del capital necesario para llevar sus descubrimientos a las etapas finales de prueba y producción. Después de la aparición del SARS en 2003, por ejemplo, un consorcio de laboratorios de Texas había desarrollado una posible vacuna contra el coronavirus que nadie estuvo dispuesto a financiar. Si se hubiera desarrollado, dada la coincidencia de 80% entre los genomas del SARS-1 y el SARS-2, podría haber sido una base excelente para la producción acelerada de una vacuna contra el covid-19.

Lo más importante es que la mayoría de los países de Asia oriental, tanto los autocráticos como los democráticos, han logrado contener la pandemia hasta ahora gracias a planes de respuesta bien preparados (un legado de las anteriores crisis del SARS y de la gripe aviar), una amplia aceptación del liderazgo científico, la inmediata aceleración de la producción de mascarillas y respiradores y, un factor clave que en su mayor parte ha sido ignorado, la capacidad de movilizar a grandes ejércitos de trabajadores y voluntarios para responder a nivel de base. A pesar de su condición de nación en vías de desarrollo y de la escasez de médicos, el éxito de Vietnam ha sido notable y probablemente sea el resultado de la combinación de laboratorios de categoría mundial (los Institutos Pasteur en Hanoi y Ciudad Ho Chi Minh) con una red nacional de trabajadores sanitarios públicos a escala de aldea y de barrio.

El talón de Aquiles de la planificación previa en muchos países ricos ha sido apoyarse exclusivamente en los profesionales de la salud, cuando una educación pública universal acerca de las amenazas de enfermedades y la organización de una reserva de voluntarios capacitados son casi igualmente importantes para combatir las tormentas virales. Como la tragedia nos está obligando a comprender, no vivimos en una pandemia sino en una era de pandemias.

El discurso de los gobiernos es que de esta pandemia «salimos todos juntos», pero la realidad es que el virus sí entiende de racismo y capitalismo. ¿Cómo afecta esta crisis a los trabajadores precarios, latinos y afroamericanos?

Los distintos países, por supuesto, difieren ampliamente en cuanto al acceso a una atención médica asequible, los indicadores de la desigualdad de ingresos y los legados estructurales de la discriminación racial y étnica. Entre las naciones de altos ingresos, Estados Unidos es la que tiene la peor puntuación en las tres categorías. Pero incluso en países con atención médica universal y niveles de desigualdad mucho más bajos hay poblaciones vulnerables que han quedado desprotegidas y a menudo invisibles en la crisis actual.

Las residencias de ancianos se han convertido en morgues a ambos lados del Atlántico, y son el origen de 40% a 50% de las muertes de covid-19 en muchos países. En Estados Unidos, donde el número de víctimas de este tipo supera ya las 50.000, se estima que la mitad son afroestadounidenses. Aquí es donde las vidas de los negros parecen importar menos.

Si los expertos en salud pública sabían que estas instalaciones se convertirían rápidamente en focos de infección, ¿por qué los gobiernos nacionales y locales no crearon inmediatamente grupos de trabajo especiales para intervenir? ¿Y por qué las ONG y los partidos políticos progresistas no hicieron de esto una demanda contundente? Las mismas preguntas, por supuesto, deberíamos hacernos sobre las cárceles, las prisiones y los campos de refugiados. La actitud pasiva de las autoridades solo puede ser caracterizada como una negligencia criminal.

La crisis también permitió visibilizar la importancia de los «trabajadores esenciales» para el funcionamiento de la sociedad. Y son los más expuestos al contagio.

Los que ahora reconocemos como «trabajadores y trabajadoras esenciales» ante la pandemia incluyen desde investigadores científicos hasta conserjes y personal de cuidado a domicilio. Además de todas las categorías de personal médico, millones de personas que trabajan en la agricultura y en la industria frigorífica, en la venta y distribución de alimentos, en servicios públicos como el transporte, la vigilancia y la sanidad, y en la industria logística (almacenamiento y reparto). Estos son precisamente los sectores que tienen los mayores porcentajes de trabajadores pertenecientes a minorías con salarios bajos, inmigrantes recientes y empleados eventuales.

En Estados Unidos, casi la mitad de estos trabajadores son negros, latinos o asiáticos y, salvo que pertenezcan a un sindicato, es poco probable que tengan un seguro médico adecuado (o que tengan alguno). Muchos han pasado largos periodos sin recibir tratamiento por enfermedades que se habrían atendido de forma rutinaria de haber tenido seguro médico y, por lo tanto, sufren de dolencias crónicas como el asma y la diabetes. Sus trabajos están entre los más peligrosos, tienden a trabajar jornadas más largas y, en el caso de quienes tienen bajos ingresos, viven en las peores condiciones de vivienda. Durante seis meses se han enfrentado al mayor grado de exposición ante la amenaza del coronavirus, generalmente sin equipos de protección o sin el derecho a reclamar contra las precarias condiciones laborales.

Estos trabajadores han sido completamente traicionados por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) –un organismo del Departamento de Trabajo de Estados Unidos–, que se ha negado a poner en marcha normas obligatorias para proteger a los trabajadores o atender las miles de quejas que se han presentado de forma oficial. Por eso, la industria frigorífica en el Medio Oeste, donde la mayoría de los trabajadores pertenecen a minorías o son inmigrantes recientes, ha sido tan devastada por el covid-19. Y por eso los trabajadores estadounidenses han hecho huelga o han organizado protestas furiosas en más de 500 ocasiones desde abril.

En este contexto, ¿qué papel están jugando empresas como Amazon?

El blanco frecuente de protestas ha sido Amazon, el máximo especulador con la pandemia, y que ha violado notoriamente los derechos de los trabajadores. El patrimonio personal de Jeff Bezos aumentó en unos astronómicos 33.000 millones de dólares entre marzo y abril, en tanto que la empresa se convirtió en una vía fundamental para la entrega de alimentos y suministros básicos para las familias confinadas en sus hogares. Al mismo tiempo, se ha apresurado a ocupar de forma permanente los espacios vacíos dejados por el cierre de tantos miles de pequeños negocios minoristas (una estimación común en la prensa internacional especializada es que una cuarta parte de las pequeñas tiendas afectadas en Europa y Estados Unidos nunca volverán a abrir).

Los demócratas, con excepción de Elizabeth Warren, no han abordado los problemas que plantea el creciente poder monopólico de Amazon. Durante las dos guerras mundiales del siglo pasado, se impusieron con éxito impuestos a los «beneficios extraordinarios» de las principales empresas en la industria armamentística, pero los dirigentes demócratas se han negado a considerar una regulación similar para Amazon o para las grandes empresas farmacéuticas. Hacia fin de año, la economía estadounidense se parecerá aún más a la sociedad capitalista pura y dura descrita por Fritz Lang en su famosa película Metrópolis.

En su libro Planeta de las ciudades miseria, analiza ese fenómeno de las gigantescas metrópolis donde la superpoblación y el hacinamiento son la normalidad. ¿Puede haber derecho a la salud en estas condiciones de la geografía urbana capitalista?

Desde principios del siglo XX ha habido un debate esencial y recurrente sobre cómo controlar las epidemias a escala mundial. La posición estadounidense, respaldada por los enormes recursos de la Fundación Rockefeller, se centró en librar guerras contra enfermedades específicas con recursos masivos enfocados en el desarrollo y la distribución de vacunas. Estas cruzadas por las vacunas han dado lugar a grandes éxitos (viruela y poliomielitis) e igualmente a grandes fracasos (paludismo y sida). El enfoque basado en intervenciones técnicas específicas para cada enfermedad ha salvado vidas, pero deja en su sitio las condiciones sociales que promueven las enfermedades.

La otra vertiente en el debate ha dado prioridad a la inversión en infraestructuras de atención primaria de salud en las regiones y países más pobres. Se inspira en las ideas de la «medicina social» propuestas por el gran patólogo alemán Rudolf Virchow en la década de 1880 y ampliamente adoptadas en el siglo XX por partidos de la izquierda, así como por un amplio espectro de reformadores que deseaban reorientar la medicina hacia la prevención de enfermedades junto con reformas sociales radicales.

Durante gran parte de la posguerra, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estuvo dominada por Estados Unidos y el paradigma Rockefeller, pero los defensores de la medicina social obtuvieron una importante victoria en 1978 cuando la OMS emitió la «Declaración de Alma-Ata», en la que se afirmaba que el acceso a servicios sanitarios de calidad era un derecho humano universal. Se adoptó un plan de campaña que subrayaba la importancia de la participación de la comunidad y de un enfoque desde abajo para lograr «salud para todos en el año 2000». Pero la contrarrevolución neoliberal que siguió a la elección de Margaret Thatcher y Ronald Reagan convirtió esta declaración en letra muerta.

El covid-19 está revelando hasta qué punto hay dos humanidades inmunológicamente diferenciadas. En las naciones ricas, alrededor de un cuarto de la población cae en la categoría de alto riesgo debido a la edad y a los problemas de salud crónicos, a menudo relacionados con la raza y la pobreza. En cambio, en los países con ingresos bajos y en muchos países con ingresos medios, entre la mitad y tres cuartas partes de la población se encuentra en situación de riesgo. El cofactor más importante es la disminución de la inmunidad debido a la malnutrición, las infecciones gastrointestinales generalizadas y las enfermedades descontroladas y no tratadas como la malaria y la tuberculosis.

1.500 millones de personas viven actualmente en asentamientos precarios en África, el sur de Asia y América Latina, que son las perfectas incubadoras de la enfermedad. Sabemos que allí la pandemia está fuera de control, pero en gran medida permanece invisible en las actuales estadísticas fragmentarias. Y si Europa muestra cierta disposición a compartir eventuales stocks de vacunas con los países pobres, el gobierno de Trump demostró recientemente, con la compra de todas las existencias mundiales del medicamento Remdesivir, que no tiene intención de compartir nada. America First significa África en último lugar.

En las últimas campañas, la corriente progresista del Partido Demócrata ha ignorado en gran medida estas cuestiones de la salud y la pobreza a escala mundial. También ha defraudado las expectativas de sus simpatizantes. Hace pocas semanas se anunció que las negociaciones entre los sectores de Joe Biden y Bernie Sanders han dado lugar a una plataforma demócrata que está muy por debajo de «seguro médico universal», la demanda central de la campaña de Sanders, a pesar de que la pandemia y el colapso económico han demostrado un millón de veces su urgente necesidad.

Fuente e imagen: https://nuso.org./articulo/el-monstruo-ya-esta-aqui/

 

 

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Uruguay, el suicidio como derrota social. Estudio

Sin bordear ni barrerlo bajo alfombra, el tema del suicidio se visualiza en Uruguay e inclusive se le dedica cada año un día en el mes de julio para reflexionar sobre semejante dolorosa problemática.

 

Tanta atención merece al tratarse del país con mayor tasa de autosupresión de la vida, 20 de cada 100 mil habitantes, en la región de pertenencia.

De acuerdo con integrantes del grupo de especialistas en comprensión y prevención de la conducta suicida de la Universidad de la República (Udelar), Uruguay viene registrando un incremento sostenido en los últimos 30 años.

En los 1990 eran cerca de 500 personas por año las que acometían esos actos extremos, en los 2000 más de 600 y en la actualidad sobrepasan los 700.

Las cifras que registra el Ministerio de Salud Pública y que sigue de cerca el fenómeno apuntado muestran que la incidencia masculina es mucho mayor, con tres de cada cuatro suicidios, pero en una reversión de tendencia el 75 por ciento de los intentos corresponden a mujeres mientras los hombres superan en los consumados.

En el marco del Día Nacional de Prevención del Suicidio de 2020, el ministro del ramo, Daniel Salinas, catalogó esta problemática como ‘una pandemia que se lleva muchas vidas’, que corre pareja a la de Covid-19.

Agregó que parece necesario tratar este tema, en especial, en momentos de pandemia de virus, en los cuales se acentúan sentimientos como soledad, angustia y depresión, y por tal motivo, explicó, se reforzaron las líneas de contención telefónica y otras medidas específicas ‘que tienen impacto significativo en la receptividad por parte de la población’.

A propósito un estudio de la Facultad de Psicología de Udelar señaló que en la pandemia en curso la salud mental de los uruguayos ‘se deterioró, afloró la depresión y la ideación suicida’.

Por lo menos 37,8 de quienes participaron lo manifestaron y aunque los investigadores advirtieron que la cifra ‘hay que tomarla con pinzas’, dejó ‘una pista de que ese malestar es muy alto’.

Pero el profesor adjunto de Psicología Clínica, Hugo Selma, admite que ‘la salud mental, en general, es un agujero negro y no se le da el énfasis merecido’, y reflexiona que ‘se ha paralizado un país por 34 muertes (y probablemente muchas más que se evitaron), pero por año mueren más de 700 por suicidio y el dato nos pasa desapercibido’.

Para el psiquiatra Ricardo Bernardi el virus en sí, las muertes y la pérdida de un familiar describe una primera ola de afectación, le sigue una segunda del miedo a la recesión y el impacto económico y una tercera ola que involucra a la postergación de proyectos o incluso de consultas médicas que no fueran de urgencia.

Y todo esto, dice, va sedimentando para una cuarta ola que es la repercusión mental.

La Organización Mundial de la Salud estima que el 4,4 por ciento de la población padece depresión, y de ahí que según Selma, ‘en Uruguay estamos ante un problema grave’.

Desde el Área de Salud mental del ministerio se registró en 2019 un total de 723 suicidios, un guarismo bastante superior al de las muertes provocadas por siniestros de tránsito, que sumaron 422 en el mismo período.

Otro dato más lamentable refiere a que en los jóvenes menores 29 años, se percibe son unos 150 por año los que se suicidan.

Una de esas prematuras muertes motivó entre otros jóvenes en 2017 un especial movimiento que bajo el nombre de Te veo mañana (TVM) busca hablar del tema de forma más real y cercana con las personas, a partir de interrogantes como ¿estamos haciendo algo para prevenir?

El objetivo de TVM es lograr una prevención en primera instancia, a través de la concientización y desmitificación de todo lo referido a la salud mental, especialmente del suicidio.

Uno de los principales fines es empoderar a las personas, para que sepan que ellas también pueden ser agentes del cambio poniendo el tema sobre la mesa en un espacio libre de prejuicios.

Suele hacer talleres a demanda, en instituciones tanto públicas como privadas en Montevideo y el interior del país, y si bien se apunta primariamente a adolescentes y jóvenes, se realizaron también para personas mayores, e incluso en una oportunidad a profesionales de la salud.

En el enfoque del sociólogo, investigador y docente en la Udelar, Pablo Hein, se debe tratar el suicidio como ‘derrota social’, y que no hay nada que festejar en la tradicional jornada de los 17 de julio en el décimo país con las peores cifras al respecto y el segundo en América Latina.

Durante una reciente entrevista con el semanario Caras y Caretas se mostró profundamente preocupado por ‘esa curva de suicidios que -con algunos altibajos- sube ininterrumpidamente en Uruguay’.

Sostuvo que se cayó en un enfoque cuantitativista y frívolo del tema que ‘nos permite sentirnos más cómodos y golpearnos el pecho un momento y después proseguir sin sacar conclusiones de la enormidad de los que perdemos, que un compatriota se nos vaya cada 11 horas por esa causa’.

El crítico académico aboga por copiar lo que se está haciendo en países de Europa que tuvieron éxito en sus estrategias de contención y les fue bien con el manejo de lo que llaman el ?currículum emocional’ de las personas, en lugar de remitir el tema al ámbito sanitario, a la psiquiatría sin percibir que es un problema de todos.

Con firmeza expuso que ‘si hiciéramos una autopsia psicológica de los procesos que conducen al suicidio, siempre llegaríamos a un fondo social y cultural’ y ante una persona cercana que se suicida ‘siempre hay una claudicación de la solidaridad y de los afectos y debemos sentirlo como una derrota social que nos involucra a todos’.

Sin embargo una reciente encuesta promovida por el Sindicato Médico ante un proyecto de Ley de un diputado del oficialista Partido Colorado para legalizar el suicidio asistido arrojó un 62 por ciento de opinión ciudadana a favor.

¿Otra señal de derrota social?

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=385359&SEO=uruguay-el-suicidio-como-derrota-social
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Un rebrote de coronavirus opaca el verano europeo

Las débiles señales de una reactivación de la pandemia se están multiplicando.

Reconfinamiento, máscaras obligatorias en los lugares públicos, vuelta el teletrabajo, control estricto de los pasajeros y avisos de no viajar a ciertas regiones.

Desde París

 

El coronavirus vuelve a rodear a más de la mitad de Europa con picos altísimos en España, Bélgica, Suecia, Rumania, Bulgaria y Francia. Aunque en el territorio francés no se constató un despegue masivo de la contaminación, el virus se propaga con una regularidad que, al igual que en otros países del mundo y del Viejo Continente, ha acarreado medidas suplementarias: reconfinamiento de ciertas zonas, máscaras obligatorias en los lugares públicos, vuelta el teletrabajo, control estricto de los pasajeros oriundos de 16 países (Francia), recomendaciones efusivas de no viajar a determinadas regiones de Europa como es el caso de Cataluña y nuevas cuarentenas impuestas a ciudadanos que lleguen de España (Gran Bretaña y Bélgica). La salud pública francesa advirtió que la cantidad de personas infectadas ha aumentado por tercera semana consecutiva. Los días del gran alivio que siguió al fin de la cuarentena empiezan a quedar atrás con el paso de las semanas. La Dirección General de la salud pública de Francia precisó en un comunicado que “hemos borrado una buena parte de los progresos realizados durante las primeras semanas del desconfinamiento”. La Organización mundial de la salud puso ahora el foco en Europa. La región fue objeto de un casi control de la pandemia para volver a ser una zona de alto riesgo. Más de 15,8 millones de personas fueron infectadas en el mundo desde finales de 2019 y otras 639.981 perdieron la vida. En Europa, la pandemia provocó la muerte de 207.599 personas e infectó a más de tres millones.

Lentamente, los países europeos empiezan a levantar nuevas murallas ante la evolución del virus y nadie descarta ya un confinamiento casi similar al de los meses de marzo, abril y mayo a partir mediados de septiembre. La indisciplina y el relajamiento son los principales motores que volvieron a reactivar la circulación del virus. El sueño con un verano normal ya no es más posible, lo mismo que la apuesta por una reactivación progresiva de la actividad y, por consiguiente, de la economía. De hecho, los desplazamientos de cientos de miles de seres humanos provocados por las vacaciones son un factor de alarma permanente. Se vuelve a tener la sensación de una imprecisión en las medidas preventivas y un cálculo demasiado optimista ante la persistencia del virus. Decenas de clúster reaparecen en todos los territorios de Europa. En el hospital de la Pitié-Salpêtrière de la capital francesa las carpas instaladas durante la peor fase de la pandemia ya fueron desmontadas.

 Los médicos aseguran que, si bien las señales débiles de una reactivación de la pandemia se están multiplicando, la aceleración brutal no se ha constatado todavía. El ministerio francés de salud contabiliza “un número de casos superior a los mil, es decir, un nivel compatible con el que se dio a finales del confinamiento”. En el curso de las últimas tres semanas el porcentaje de casos detectados aumentó en un 66 porciento para un total de 215 clusters epidémicos censados en el país. Entre el jueves 23 de julio y el sábado 25 10 personas murieron en Francia, donde la tasa de reproducción del virus llega a 1,3, lo que equivale a que cada persona contaminada transmite la enfermad a 1,3 personas. 

Francia impuso test para pasajeros oriundos de 16 países. En la lista no figura la Argentina, pero sí Estados Unidos, Brasil, Panamá y Perú. El resurgimiento de la pandemia se está globalizando. Entre el jueves y el viernes pasado se registraron 280 mil casos diarios en el planeta al mismo tiempo que los gobiernos, forzados a implementar medidas duras, pierden el respaldo de las poblaciones (Gran Bretaña y Estados Unidos, en primer lugar). Entre principios de julio y casi finales de mes 5 millones de personas fueron infectadas en todo el planeta con una marcada curva ascendente en Europa. Según el portavoz de la rama europea de la OMS “el resurgimiento del Covid-19 en ciertos países luego de levantamiento de varias medidas barreras es ciertamente una causa de preocupación”. Las autoridades sanitarias insisten en decir que “resulta más necesario que nunca volver a una disciplina colectiva”.

Esta, sin embargo, no se constata en la calle. La gente se olvidó rápidamente de respetar de forma masiva las consignas básicas aún en vigor. Europa se va de vacaciones, pero el virus regresa a su demoledor trabajo. En Bélgica, por ejemplo, se registró un aumento del 89% de las infecciones. Si se toma en cuenta la variable muertos por cada millón de habitantes, Bélgica, con 859,5 muertos, figura primero en la lista seguida de Gran Bretaña (688,3), España (608,5), Italia (58,8), Suecia (559,5), Perú (557,8), Chile (475,9), Francia (450,8), Estados Unidos 444,9) y Brasil (406,9). En esta lista que incluye a 50 países la Argentina recién aparece en el puesto número 46 (63,1).

Fuente e imagen:  https://www.pagina12.com.ar/280854-un-rebrote-de-coronavirus-opaca-el-verano-europeo

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México: Por enfermedad o edad, 240 mil maestros están en riesgo de contraer coronavirus

Redacción:

Con el eventual regreso a clases presenciales en agosto, poco más de 240 mil docentes están en condición de riesgo ante la covid-19 por ser mayores de 60 años o padecer enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, obesidad o cáncer.

La organización México Evalúa encontró que, con base en los registros de IMSS e ISSSTE, entre el 20 y el 30 por ciento de 1.2 millones de docentes del país no estarían en condiciones para regresar a las aulas porque se consideran población vulnerable.

Marco A. Fernández, investigador de México Evalúa, recordó que la autoridad ha prometido que no pondrá en riesgo la salud de la comunidad educativa, incluidos los docentes, por lo que ellos no podrían regresar frente a grupo.

El problema, dijo, es que la Secretaría de Educación Pública (SEP), no cuenta con un presupuesto destinado a contratar maestros interinos, y mucho menos adelantar jubilaciones.

“No hay dinero. El presidente ha decidido implementar un recorte del 75 por ciento y eso ha afectado de manera profunda a la Secretaría de Educación Pública que la está viendo negra para tratar de tener los recursos necesarios para tener una mejor respuesta que hasta ahorita no se ha logrado.

“Hay un problema mayúsculo y no sé cómo le vamos a hacer porque tenemos entre un 20 y 30 por ciento, varía, lo hemos hablado con autoridades en los estados, de maestros que en educación básica, por su edad, su condición de diabetes y obesidad serían personas que están en peligro”, dijo.

Hasta ahora la SEP no ha publicado un plan para la atención de este grupo vulnerable y se buscó a la dependencia para tener información al respecto, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

En tanto, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) desde la semana pasada comenzó a realizar una encuesta nacional para conocer el estado de salud y laboral del magisterio, así como las condiciones e infraestructura de cada escuela.

El SNTE envío un cuestionario a las autoridades educativas de los diferentes niveles de educación básica con preguntas como “En su escuela, ¿cuánto personal tiene los siguientes rasgos: 60 años o más, con diabetes, hipertensión, cáncer, lupus y trabajadoras embarazadas”.

En días recientes, en un comunicado, el secretario general del SNTE aseguró que ya trabaja con la autoridad educativa para analizar cómo se procederá con los mayores de 60 años y con quienes padecen enfermedades crónico degenerativas, pues en caso de contraer covid-19 son más susceptibles de tener síntomas graves.

Carlos Jonguitud, líder del Sindicato para los Trabajadores de la Educación (STE) coincidió en que alrededor del 23 por ciento del magisterio estaría en riesgo por su condición, por lo que la SEP debe emitir un acuerdo que brinde solución a esta problemática, que incluya posibles jubilaciones.

No obstante, también auguró que habrá serios problemas presupuestales ante ello. Alberto Hernández Meneses, integrante de la dirigencia nacional de Maestros por México, reclamó que no ha habido información suficiente y clara sobre qué ocurrirá con los docentes en esta condición.

Aseguró que,  la SEP desconoce las condiciones de salud del magisterio, por lo que primero deberá hacer un diagnóstico general y con ello diseñar políticas que no contravengan los derechos laborales de los docentes. “Hay muchos riegos y no sabemos nada.

Se dice que puede haber la pretensión de ofrecer un bono y con ello animar a jubilarse, pero, ¿cómo va a estar el manejo de recursos, con qué se va a contratar al nuevo? Ahora, también ocurre que se congela la plaza y no se contrata otro trabajador. ¿qué ocurre?, por el ejemplo, al director de escuela le queda un grupo de segundo, tercero, y ya no se lo pagan, es decir, ya no le ponen maestro, entonces junta dos grupos y así en lugar de 25 atiende a 50”, explicó.

Por otro lado, los docentes y estudiantes tampoco tendrían garantizadas las condiciones sanitarias para regresar, ya que un 20 por ciento de las escuelas del país, más de 40 mil planteles, no cuenta con agua potable, además de que un importante número carece de insumos de higiene como papel, jabón y gel antibacterial.

Tengo miedo, pero no me quiero jubilar Con 60 años de edad e hipertenso, Eleazar Hernández Ramírez, supervisor de la zona escolar 63, región Naucalpan, municipio Tutltilán, manifestó su preocupación por el posible retorno a clases.

Consideró que se siente vulnerable al contagio, ya que interactúa con docentes, autoridades educativas y padres de familia. Con 60 años de edad e hipertenso, Eleazar Hernández Ramírez, supervisor de la zona escolar 63. Tras 40 años de servicio, no está en los planes de Eleazar jubilarse pronto pues aún se siente en condiciones para realizar su trabajo.

“No es justo porque si uno se siente bien, le gusta su trabajo, puede seguir, porque en el momento que se jubila uno ya no percibe su salario en salarios mínimos, sino en UMAS y eso reduce el salario del jubilado”, manifestó.

Fuente: https://www.milenio.com/politica/coronavirus-regreso-clases-pone-riesgo-240-mil-maestros

 

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