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Perú: Minedu espera iniciar clases semipresenciales en todas las escuelas de zonas rurales en 2021

América del Sur/Perú/25-06-2021/Autor(a) y Fuente: rpp.pe

Según el Minedu, a la fecha la mayor cantidad de clases semipresenciales se dan en las regiones amazónicas de Loreto y Ucayali, con 982 y 140 instituciones educativas, respectivamente.

El Ministerio de Educación (Minedu) espera abrir clases semipresenciales «al menos en los ámbitos rurales» de todo el país durante el 2021, dijo este lunes el titular de la Dirección de Gestión Descetralizada del Minedu, Jose Carlos Vera Cubas.

En diálogo con La Rotativa del Aire de RPP, dijo que a la fecha se realizan clases semipresenciales en 1 256 colegios de zonas rurales en siete regiones del país, lo que representa servicios educativos para 56 529 escolares.

Informó que la mayor cantidad de clases semipresenciales se dan en las regiones amazónicas de Loreto y Ucayali, con 982 y 140 instituciones educativas respectivamente. En la primera, más de 45 alumnos asisten 2 a 3 veces por semana a sus escuelas, mientras que en Ucayali el número de escolares beneficiados supera los ocho mil.

Vera Cubas indicó que las clases semipresenciales también se han iniciado en regiones como Ayacucho, Amazonas, Cusco y en la zona del Vraem en Junín.

Además, comentó que en estas zonas es donde hay menor acceso a la conectividad electrónica y ahora los escolares se encuentran con sus profesores algunos días de la semana en la escuela para la enseñanaza de los contenidos de aprendo en casa.

El funcionario informó que las regiones Moquegua, Tacna y Pasco ya avanzan hacia la implementación de las clases semipresenciales durante el primer semestre y se espera que otras 11 regiones se sumen a este programa a partir de agosto.

Indicó que todo depende de cómo evolucione la pandemia de la COVID-19 para lograr abrir más escuelas para la enseñanza semipresencial y recordó el caso de Arequipa, donde se suspendió esta modalidad de clases debido al incremento de casos con la enfermedad en la región.

Informó que hasta la fecha más de 3 800 docentes dan clases semipresenciales y se espera que a partir de julio se avance con la vacunación contra la COVID-19 de aproximadamente 200 000 profesores, lo que permitirá avanzar con la enseñanza en las escuelas.

Fuente e Imagen: https://rpp.pe/politica/estado/minedu-espera-iniciar-clases-semipresenciales-en-todas-las-escuelas-de-zonas-rurales-en-2021-noticia-1343491?ref=rpp

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El Salvador: Maestros de escuelas rurales tienen que usar aulas para dormir

América Central/El Salvador/25-06-2021/Autor(a): Jonatan Funes/Fuente: www.elsalvador.com

La Ley de la Carrera Docente establece que los profesores tienen prohibido “usar el local de los centros educativos para vivienda o actividades no propias de la enseñanza, sin la autorización correspondiente”. Sin embargo, la realidad de los docentes rurales es otra.

Ana Mirian Durán Valdez de 44 años, profesora del Centro Escolar Chilin de Argueta siempre en cantón la Joya de Masahuat. Ella, aparte de ser directora y profesora, es madre y le toca dormir con su hijo de tres años en la escuela. Tiene 19 años siendo docente y 17 trabajando en la institución. Foto EDH/ Jonatan Funes

Julia Maribel Rosales Aguilar tiene 46 años, de los que ha entregado 12 a la docencia. Es directora y profesora del Centro Escolar Caserío El Rodeo, cantón La Joya de Masahuat, Santa Ana. Su rutina es levantarse a las 5:30 de la mañana, bañarse con agua de una pila al aire libre y alistarse porque sus alumnos llegan a las siete. En su turno como docente, atiende a niños de parvularia a sexto grado, hasta las 12 del medio día.

Luego pasa atender las labores administrativas en la dirección, la que se convierte de noche en su habitación, ya que por el difícil acceso al lugar le toca quedarse a dormir ahí, de lunes a jueves.

Ana Mirian Durán Valdez de 44 años, profesora del Centro Escolar Chilin de Argueta siempre en cantón la Joya de Masahuat. Ella, aparte de ser directora y profesora, es madre y le toca dormir con su hijo de tres años en la escuela. Tiene 19 años siendo docente y 17 trabajando en la institución. Foto EDH/ Jonatan Funes

Esto pasa a pesar de que la Ley de la Carrera Docente, en el artículo 32 numeral 8, prohíbe a los maestros usar las instalaciones como viviendas. Su cama es una pequeña y desgastada colchoneta que la separa del suelo por apenas cinco centímetros. Se ha acostumbrado a dormir entre la papelería, artículos, estantes, escritorio, y otros objetos que mantiene en la dirección. Aguilar tiene ocho años de trabajar y vivir en esta situación. “Vine aquí a este centro educativo en el 2013, no había ni luz y me sentía bien triste de ver la situación en la que yo vine a dar, pero me fui acostumbrado, me fui adaptando a esta vida. Aquí paso el mayor tiempo, casi toda la ropa la tengo aquí guardada, mi cocina para hacer mis alimentos, mi camita que no es una cama sino una colchoneta, porque ya ni me cabe en la dirección”, expresó la profesora.

El único medio para llegar a esta escuela es en motocicleta, pick up, camión o en la mayoría de los casos, a pie. Al casco urbano de Masahuat llega el transporte público sin ningún problema; pero para llegar al cantón La Joya son 15 kilómetros viajando en pick up y caminando son tres horas, asegura la docente. Aunque ahora ella prefiere pagar el viaje en moto. Su gasto semanal, solo en transporte, ida y vuelta, son 25 dólares.

Blanca Isabel Espinoza Alvira de 64 años. Ha sido maestra por 16 años en el Centro Escolar Cantón Honduritas. Alvira se queda a dormir en un pequeño cuarto por el que paga 10 dólares al mes. Foto EDH/ Jonatan Funes

Algunos cantones están divididos por el río Lempa, tal es el caso del cantón Honduritas: para llegar al lugar hay que cruzar a pie un puente, o ingresar por Texistepeque. Aquí trabaja Blanca Isabel Espinoza Alvira, de 64 años. Ha sido maestra por 16 años en el Centro Escolar Cantón Honduritas. A pesar de que hay varios maestros, Alvira es la única que se queda a dormir en un pequeño cuarto cerca de la escuela, por el que paga 10 dólares al mes. Su habitación es oscura, sus paredes aun no reciben una mano de pintura, pero tiene una cama con un petate, una banca, una silla y un mosquitero.

También una bolsa negra que cuelga de un clavo con su ropa. “en El cuarto donde vivo casi no tengo nada, solo la cama, una silla y los objetos personales. De ahí la ropa como no queda tiempo de lavar y planchar me la llevo otra vez” cuando regresa a su casa, explicó la docente.


En la escuela Chilín de Argueta

El profesor Henry de Jesús Aguilar López de 45 años, compañero de Durán, duerme en el salón de la par. Él tiene solo una pequeña y delgada colchoneta que lo separan de dormir en el suelo. Foto EDH/ Jonatan Funes

En esta misma condición se encuentran los docentes de las escuelas de los caseríos aledaños, tal es el caso de Ana Mirian Durán Valdez, de 44 años, profesora del Centro Escolar Chilín de Argueta, siempre en cantón La Joya de Masahuat. Ella, aparte de ser directora y profesora, es madre y le toca dormir con su hijo de tres años en la escuela. Tiene 19 años siendo docente y 17 trabajando en esta institución.
Su dormitorio es un salón donde no entra mucha luz, tiene dos camas artesanales, mejor conocidas como “cuja”, un televisor viejo, ropa, comida, un escritorio y fotografías de su niño en la pared. Aquí no hay señal de internet, tampoco de teléfono; para poder hacer una llamada con su celular debe salir de la escuela y caminar hasta una ceiba. Aunque Valdez y su hijo no son los únicos que se quedan, también corre con la misma suerte el profesor Henry de Jesús Aguilar López, de 45 años, quien duerme en el salón contiguo. Él tiene solo una pequeña y delgada colchoneta que lo separa de dormir en el suelo.

Ambos hacen de la escuela su casa de domingo a viernes hasta el medio día, luego se retiran a ver a sus familias, y en un parpadeo, el domingo por la mañana, hay que regresar, ya que no pueden arriesgarse a hacerlo hasta el lunes, por la falta de transporte. De igual forma pagan motocicletas para su viaje, de lo contrario les tocaría caminar por veredas para hacer más corto el camino, aunque esto equivale a cinco horas. “Haciendo el presupuesto sin comer, me viene saliendo nueve dólares solo de transporte. La moto me quita 6, y al final ida y vuelta 18 dólares”, explicó el profesor López.

No tienen baño exclusivo, de regadera utilizan unas laminas oxidadas como pared con un trapo sucio que simula la puerta.
Foto EDH/ Jonatan Funes

Lo más difícil de trabajar y vivir en estas condiciones es no encontrar algo de comer en las tiendas, por lo que prefieren traer toda la alimentación desde su casa, sobre todo aquellos alimentos no perecederos. Otro de los problemas es la falta de agua potable, en la escuela solo llega algunos días, por lo que la almacenan en barriles. El baño es de uso general, de regadera utilizan unas láminas oxidadas como pared, con un trapo sucio que simula la puerta.

“Lo que me ata son los años que tengo de estar aquí y ya quizás se volvió una costumbre de estar en estos lugares, de dejar a su familia y venirse para acá. Las condiciones igual, hay que traer la comida, las cositas, porque sino no hay nada por estos lugares. Uno se enamora del lugar donde trabaja y vive”, expresó la maestra, sobre las razones que le llevan a vivir y trabajar en estas condiciones.


Su espacio para cocinar, descansar y dormir lo tiene en la dirección. Foto EDH/ Jonatan Funes

En el cantón La Ruda, siempre en Masahuat, Santa Ana, esta el Centro Escolar Caserío Carrizal, donde se hospeda el profesor Edwin Oswaldo Grijalva Pineda, de 43 años, quien trabaja ahí desde hace 12 años. Es director y profesor con especialidad en lenguaje y literatura, atiende a estudiantes desde preparatoria hasta noveno grado.

Su espacio para cocinar, descansar y dormir lo tiene en la dirección. Tiene una pequeña cama, una diminuta cocina y pequeñísimas imágenes religiosas pegadas en la pared. Como muchos, ya esta acostumbrado a vivir en este lugar y al no tener internet, señal de teléfono, televisión ni radio, trata de utilizar el escaso tiempo que le queda en aprender otro idioma. “En mi tiempo libre lo que hago es leer, ya que aquí no queda mucho por la actividad. Leer y practicar, porque si se fija no hay mucho que hacer. A veces salgo a las casas pero es bien raro porque normalmente paso aquí”, comentó sobre su diario vivir.

Masahuat tiene una población de 3, 393 habitantes, consta de cinco cantones y 38 caseríos, limita al norte con Santa Rosa Guachipilín, al este con Nueva Concepción de Chalatenango, al sur con Texitepeque y al oeste con Metapán.


La tristeza de la maestra Norma en Sensuntepeque

Los profesores interinos del Centro Escolar Cantón San Gregorio de Sensuntepeque, David Castellanos, Patricia García y Norma Hernández, se enfrentarán a la posibilidad de perder su empleo, al acabar el periodo, y tener que abandonar el que durante varios años se había convertido en su hogar. Foto EDH/ Jonatan Funes

Norma Hernández, quien es docente en el Centro Escolar Cantón San Gregorio, Sensuntepeque, lamenta que hacer tantos sacrificios como dejar a su hijo y a su familia por dedicarse a su trabajo no sea recompensando con una plaza estable, debido a que ella cubre un interinato por un año.

“Todos los alumnos de acá son como mis hijos pero realmente es bien difícil no tener a mi propio hijo conmigo”, aseguró. La pequeña escuela del cantón San Gregorio es un claro ejemplo de esta situación. Ninguno de los tres docentes tiene una plaza fija, sin embargo desde hace casi tres años han dedicado días completos a cuidar de la escuela y de sus alumnos. El tema de los interinatos mantiene a los docentes con la zozobra y la incertidumbre de cuánto tiempo van a estar sin estabilidad laboral.

El profesor David Castellanos tuvo que esperar tres años para obtener una plaza como interino siempre en la escuela del cantón San Gregorio. Su especialidad es el idioma inglés pero imparte clases de lenguaje, matemática y ese idioma a los alumnos en aulas fusionadas.
“Hay unos pequeños vacíos de parte del docente porque no está preparado para eso, mientras que si yo estuviese solo en el área de inglés me desenvolviera mucho mejor en esa área”, recalcó.

El profesor David Matías Sánchez de 64 años ha acomodado un colchón encima de unos pupitres. Duerme en una bodega de la escuela Cantón El Rosario de Comasagua. Foto EDH/ Jonatan Funes

La directora interina Patricia García cuenta que desde hace tres años ninguna de las plazas de ese centro educativo ha sido habilitada para aplicar a modalidad fija y que debido a las disminuciones en las matrículas el personal también ha sido recortado. Según la mayoría de maestros entrevistados, la baja matrícula se debe a la migración de la población a la ciudad o incluso a otros países.

Los profesores David Castellanos, Patricia García y Norma Hernández se enfrentarán a la posibilidad de perder su empleo, al acabar el periodo de interinato, y tener que abandonar el que durante varios años se ha convertido en su hogar.

Profesora Dalia Briseyda Dimas se queda a dormir en el aula donde también es profesora de parvularia en el Centro Escolar Cantón El Rosario de Comasagua. Foto EDH/ Jonatan Funes

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/eldiariodehoy/dia-del-maestro-precariedades-escuelas-publicas-docentes-santa-ana-sensuntepeque/850724/2021/

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Interrupción del año escolar: ¿Cuáles son sus causas y cómo afecta a los estudiantes? Perú

América del Sur/Perú/28-05-2021/Autor(a) y Fuente: rpp.pe

La interrupción escolar afecta en mayor medida a estudiantes de zonas rurales, a quienes hablan lenguas originarias y a niñas y adolescentes mujeres. Algunas razones detrás del abandono son los problemas económicos, familiares y el embarazo adolescente.

La educación es un eje pendiente de cara al Bicentenario y uno de sus puntos débiles es el que se refiere a la interrupción escolar. Aunque en el Perú la tasa de deserción escolar mostraba una tendencia a la baja en los últimos años; con la pandemia, las cifras han aumentado en ciertos niveles educativos.

Según cifras del Ministerio de Educación, se calcula que unos 300 000 estudiantes dejaron de ir al colegio en 2020. En el periodo interanual de 2018-2019 a 2019-2020, las cifras de deserción escolar aumentaron en inicial de 2,2% a 4,4% y en primaria de 1,3% a 2,1%. Por su parte, en secundaria la cifra se redujo de 3,5% a 2,9%. En el mismo periodo, la deserción de los servicios privados aumentó en primaria de 1.2% a 3.1% y en secundaria de 2% a 2.8%.

La interrupción escolar —también conocida como deserción escolar— afecta en mayor medida a estudiantes de zonas rurales, a aquellos que hablan lenguas originarias y a niñas y adolescentes mujeres. El Banco Mundial subraya que, “en los países con ingresos bajos, menos de dos tercios de las niñas termina la escuela primaria y solo 1 de cada 3 completa el primer ciclo de la escuela secundaria”.

El ministro de educación Ricardo Cuenca, ya ha mencionado que la interrupción en las áreas rurales es un problema recurrente en nuestro sistema educativo y que sus indicadores duplican los de zonas urbanas. Asimismo, ha resaltado que, aunque se acostumbra a usar la palabra “deserción” o “abandono”, en realidad lo correcto sería llamarlo “interrupción de estudios”, ya que “la responsabilidad no es solo de los estudiantes y además porque siempre estará abierta la posibilidad de retomar los estudios”.

Los principales motivos por los que los escolares abandonan la educación básica regular son los problemas económicos, familiares y la falta de interés.
Los principales motivos por los que los escolares abandonan la educación básica regular son los problemas económicos, familiares y la falta de interés. | Fuente: Shutterstock

¿Por qué razones los escolares abandonan los estudios?

Datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), al segundo trimestre de 2020, indican que los principales motivos por los que los escolares abandonan la educación básica regular son los problemas económicos (75.2%), los problemas familiares (12.3%) y la falta de interés (4%). En el caso de los escolares de secundaria, un factor adicional es la necesidad de trabajar.

De acuerdo con Quentin Wodon, economista del sector educación del Banco Mundial, en el caso de las niñas y adolescentes mujeres, algunas razones por las que no pueden acabar la escuela, además del aspecto económico, son el matrimonio precoz, el embarazo adolescente y el escaso aprendizaje en las clases. Asimismo, resalta que “las normas sociales y los roles de género afectan también la capacidad de las niñas de permanecer en la escuela”.

Sumado a esto, hay que tener en cuenta los problemas de conectividad a Internet, la falta de equipos para el acceso, así como la carencia de TV y radio a nivel nacional; sobre todo en el contexto actual en el que la estrategia Aprendo en Casa se da principalmente por estos medios. Aunque se pretende que con ella la educación a distancia sea una realidad para que ningún estudiante pierda el año escolar, esto no necesariamente se cumple por la falta de recursos.

El documento “Predictores de la deserción escolar en el Perú” publicado por GRADE en julio de 2020, explica que las características de los estudiantes que han abandonado la escuela o que están en riesgo de hacerlo son “haber repetido de grado una o más veces, estar en situación de pobreza o pobreza extrema, mostrar bajo rendimiento educativo y pertenecer a un grupo indígena”. De igual manera, explica que, si un mismo estudiante cumple más de una de estas características, tiene mayor riesgo de dejar la educación básica.

Algunas consecuencias de interrumpir los estudios son el incremento de los niveles de pobreza y una mayor probabilidad de que los escolares sufran el trabajo infantil.
Algunas consecuencias de interrumpir los estudios son el incremento de los niveles de pobreza y una mayor probabilidad de que los escolares sufran el trabajo infantil. | Fuente: Shutterstock

Estudios interrumpidos: ¿Cómo afecta a los estudiantes?

Interrumpir los estudios tiene consecuencias negativas para los estudiantes. Por un lado, se incrementan los niveles de pobreza y existe una mayor probabilidad de que los escolares sufran el trabajo infantil. Julián Suárez, vicepresidente de Desarrollo Sostenible del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) señala que los estudiantes que abandonan la escuela suelen pasar más tiempo desempleados y son más propensos a conseguir empleos informales a futuro, sin derechos ni beneficios laborales y con ingresos mínimos.

Asimismo, tienen menos herramientas para los desafíos que aparecen durante y después de su educación. Según el estudio de GRADE, mientras más temprano se produce el abandono escolar, mayor efecto se observa en las habilidades a los 19 años. De igual forma, la interrupción escolar eleva el riesgo de embarazo adolescente y hace que los niños, niñas y adolescentes sean más propensos a sufrir violencia, incluso en la vida adulta.

Avances para frenar la interrupción de estudios escolares

Aunque las cifras se han tornado negativas por motivo de la pandemia, sobre todo para inicial y primaria, también se han dado buenas noticias. El Minedu señala que la deserción escolar en Lima Metropolitana se redujo a la mitad en el año 2020, ya que se pudo lograr un retorno de 52.8% en las instituciones educativas con mayores índices de interrupción de los estudios, así como el regreso de cerca de 39 000 estudiantes a la Educación Básica Regular.

Por parte del Gobierno, se han puesto en marcha diversas estrategias como la iniciativa “La educación no para”, de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DRELM), que, con un equipo de voluntarios, logró el acercamiento a los estudiantes y sus familias para evitar la interrupción de los estudios.

Por su parte, el Minedu ha implementado “Alerta Escuela”, una herramienta para los directores de instituciones educativas, a la que pueden acceder a través de la página web del Sistema de Apoyo a la Gestión de la Institución Educativa (SIAGIE). Esta muestra el riesgo de interrupción de estudios de cada estudiante según su sección y grado diferenciándolos con tres colores: verde (bajo riesgo), amarillo (riesgo medio) y naranja (alto riesgo). Así, se puede identificar a estudiantes con más riesgo de dejar la escuela y establecer estrategias junto con los docentes.

Se debe trabajar para reducir las brechas geográficas, socioeconómicas, en lengua materna y de género en la educación.
Se debe trabajar para reducir las brechas geográficas, socioeconómicas, en lengua materna y de género en la educación. | Fuente: El Peruano

Desafíos pendientes para reducir las tasas de interrupción escolar

Las “Propuestas del Bicentenario – Educación” de Videnza Consultores, explican y desarrollan diversos desafíos de la educación peruana. Entre ellos, resaltan que se debe trabajar para reducir las brechas geográficas, socioeconómicas, en lengua materna y de género, así como por la conclusión oportuna en la educación básica. Otro punto pendiente es mejorar el acceso a Internet y a dispositivos de conexión a nivel nacional.

Por su parte, el estudio de GRADE hace hincapié en que se debe identificar a los estudiantes que estén en riesgo de abandonar los estudios o que ya lo han hecho, así como a sus familias, con el fin de trabajar con ellos. Además, los programas a implementar deberían considerar las aspiraciones educativas de los mismos, por lo que pueden funcionar campañas que resalten las ventajas futuras de culminar la educación básica. Finalmente, subraya que se debe considerar que cada estudiante que abandona la escuela presenta una historia única que debe ser comprendida y atendida.

La interrupción escolar no solo afecta al estudiante, sino también a toda su familia. Es urgente crear estrategias que tomen en cuenta las necesidades particulares de cada estudiante y que brinden el seguimiento y apoyo necesario para que todos los peruanos y peruanas puedan acceder a educación de calidad y culminar sus estudios básicos de forma oportuna. “Integración al Bicentenario: Construyamos un país mejor”, es organizado por RPP con el apoyo de Enel y Movistar.

Fuente e Imagen: https://rpp.pe/campanas/valor-compartido/interrupcion-del-ano-escolar-cuales-son-sus-causas-y-como-afecta-a-los-estudiantes-desercion-escolar-brecha-educativa-noticia-1338709

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Las clases llegan en ‘rickshaw’ hasta una tribu remota

Asia/Filipinas/Noviembre 2020/elpais.com

En plena pandemia, los profesores de unos alumnos indígenas de Filipinas sin acceso a Internet ingenian un sistema para darles clase a distancia

Cuando la pandemia obligó a cerrar los colegios en Filipinas, un grupo de profesores que vivía cerca de los indígenas aeta se quedaron tan preocupados sobre el impacto en los niños de esa comunidad aislada que ingeniaron un modo de ayudarlos: enseñarles en rickshaw, el medio de transporte, normalmente a tracción humana, típico de varios países asiáticos.

Muchos estudiantes del país han podido seguir sus clases a través de Internet, pero la mayoría de los aeta, que viven en una zona montañosa al norte de Manila, no disfruta de acceso, ni siquiera de televisión, para suplir la educación presencial.

«Tuvimos que pensar en una manera alternativa de acercar las lecciones a los niños», asegura Christopher Semsem, uno de los profesores que ha impulsado el proyecto, en el colegio integrado Villa María. Usando viejas estanterías y tablones de madera, improvisaron un centro de enseñanza completo con una gran pantalla montada encima de un rickshaw y tirado por una motocicleta, para así acercar la enseñanza a los pueblos de la provincia rural de Pampanga.

Los profesores grabaron previamente vídeos con sus teléfonos móviles, vídeos que luego se reproducen en el monitor para ayudar en sus clases, y solventar de este modo la necesidad del contacto presencial con los niños. Hasta ahora, los estudiantes aeta han respondido con entusiasmo a las lecciones y sus padres se sienten aliviados por que hayan vuelto las clases, aseguran los profesores.

Existe un debate entre los antropólogos sobre el origen de los aeta, muchos de cuyos miembros se han sedentarizado después de que la deforestación acabase con su tradicional modo de vida, nómada. La directora de la escuela, Marizen Tolentino, asegura que la iniciativa del rickshaw ha resultado vital para ayudar a asimilar los contenidos del programa.

Desde que se inició el proyecto, a principios de este mes, unos 500 alumnos, desde primaria a secundaria de cinco pueblos han recibido la visita del rickshaw, dos o tres veces por semana. El proyecto de los profesores es voluntario, aunque el Gobierno local los proveyó con el vehículo y les facilitó un conductor.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2020/10/19/mundo_global/1603126125_959396.html

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La maestra que recorre cada día a pie más de 13 kilómetros para dar clase a alumnos sin Internet

Reseñas/Octubre 2020/elpais.com

Ana Masnit camina a diario para acceder a una escuela con solo seis estudiantes de una pequeña aldea rumana

Ana Masnit da clase a sus alumnos. En vídeo, el testimonio de esta profesora que hace 13 kilómetros diarios para trabajar
La maestra Ana Masnit camina más de 13 kilómetros cada día atravesando bosques para dar clase en una pequeña escuela de solo seis alumnos. Es la única de Cornatea, un pueblo de unos 200 habitantes de Rumania, donde no hay acceso a Internet ni tampoco ordenadores. Descartada pues toda posibilidad de teleenseñanza, Masnit recorre esa distancia para cumplir con su obligación con sus estudiantes. «Adoro a los niños y tengo que hacer este esfuerzo por ese motivo. Subo hasta aquí porque los niños son muy pequeños y es mejor que haga yo el esfuerzo en vez de ellos». La población solo es accesible a pie, en coche de caballos o con vehículos todoterreno. Masnit lleva dos años haciendo el recorrido a diario y la pandemia no ha hecho que cambie su rutina, aunque ella y sus alumnos tengan ahora que llevar mascarilla. «No voy a dejar nunca de darles clase porque les tengo mucho cariño», comenta a las puertas de su escuela, una pequeña cabaña de madera en un prado. 
Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/internacional/2020/10/05/mundo_global/1601913220_435704.html
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Estados unidos: Niñas usan internet de un Taco Bell en EE.UU. para «ir a la escuela»

América del norte/Estados Unidos/10 septiembre 2020/semana.com

El restaurante está ubicado en la comunidad agrícola de Salinas, no lejos de Silicon Valley. La imagen es evidencia de la brecha digital que existe incluso en el primer mundo.

Una foto de dos niñas que se sentaron afuera de un local de comida rápida de la cadena Taco Bell para tener acceso a internet y poder hacer sus tareas escolares en California, Estados Unidos, ha puesto de relieve la desigualdad educativa generada por la «brecha digital».

La imagen de las niñas, con las caras cubiertas por gráficos en forma de corazones para proteger sus identidades, inundó las redes sociales tras ser compartida en Twitter por el senador estatal Kevin de Leon.

Las niñas se ven sentadas en un andén de concreto con pequeñas laptops en sus piernas, mientras empleados de Taco Bell les hablan.

El restaurante está ubicado en la comunidad agrícola de Salinas, no lejos de Silicon Valley.

«Dos estudiantes sentadas afuera de un Taco Bell para usar el Wi-Fi y así poder ‘ir a la escuela‘ online», escribió de Leon en el tuit la semana pasada. «Esto es California, hogar de Silicon Valley… pero donde la brecha digital está más fuerte que nunca».

Añadió que 40% de los latinos en el estado carecen de acceso a internet, y aseguró que los niños en edad escolar merecen algo mejor.

En respuesta a una solicitud de AFP, Taco Bell dijo que la escena era «un duro recordatorio de las desigualdades básicas que enfrentan nuestras comunidades» y que el dueño del restaurante de Salinas estaba buscando formas de ayudar a los estudiantes.

Tras ver el tuit la semana pasada, el distrito escolar de Salinas dio a la familia un aparato de wifi portátil, según el portavoz Richard Gebin.

El distrito espera dar 2.500 de estos aparatos a familias, dijo a la AFP.

«Este es un gran paso para cerrar la brecha digital en nuestra comunidad escolar», dijo Gebin.

Una campaña en GoFundMe lanzada por una mujer de la zona para ayudar a las dos niñas y su familia había recibido más de 145.000 dólares hasta el jueves en la noche.

«Ningún niño debería tener que sufrir para recibir educación», dijo un donante identificado como Jose Espinal.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/ninas-usan-internet-de-un-taco-bell-en-eeuu-para-ir-a-la-escuela/700838

 

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Ecuador: la educación online desde casa es imposible e injusta

América del sur/Ecuador/18 Junio 2020/elpais.com

Un 70% de estudiantes tiene dificultad en el acceso a la enseñanza en línea en el país andino. La carencia de teléfonos inteligentes o Internet, la caída de ingresos y la falta de capacitación impiden la normal formación de millones de niños durante la pandemia. Padres, madres y profesores lo cuentan

Cuando la pandemia de covid-19 empujó la educación virtual en Ecuador, Anita Gualichico, madre de tres estudiantes, taxista de día y costurera de noche, tuvo que comprar un smartphone con mayor capacidad que el suyo para descargarse las aplicaciones que le pedían los profesores de sus hijos. Fueron 300 dólares que resolvió pagar a plazos. También tuvo que destinar uno o dos dólares para las recargas diarias y, cuando vio que eso era demasiado para su bolsillo, le propuso a su vecina, que tenía Internet fijo, compartir la cuota mensual de casi 30 dólares que cuesta el servicio.

Otro revés para esta madre de 37 años, que vive en el valle que colinda con Quito, fue no tener una impresora en su casa. Los primeros días dibujaba muchas de las actividades, sobre todo las de su hija de cinco años, pero desde que el centro de computadoras del barrio volvió a abrir, acumula las tareas de sus hijos y va a imprimir una vez por semana. Siempre encuentra una fila larga de otros padres. La espera suele ser de casi una hora. Gualichico se mantiene con su mascarilla casera y su cabello recogido.

—¿Cómo ve la educación a distancia?

—Yo a ratos no le veo bien, porque todos no tenemos las facilidades. A veces si me siento mal, en la noche me pongo a pensar si pudiera comprar la computadora y la impresora, no tuviéramos que estar así, pero la situación económica no nos da para endeudarnos más ahorita —dice Anita, y comenta también las dificultades que tiene para guiar a sus hijos con la tareas—. Nos toca tomar el tiempo de estar leyendo con tranquilidad para resolver, sí resulta complicadito. Las matemáticas es lo que más me cuesta, eso de las divisiones, la raíz cuadrada, una ya no se acuerda. Igual con mi chiquita, los fonemas, yo pronunció de una forma y ella me dice que no es así, que la profesora le explicaba de otra manera.

Llevar la escuela a la casa no ha resultado fácil en Ecuador. La ministra de Educación, Monserrat Creamer, ha reconocido que un 70% de estudiantes tiene dificultad en el acceso a la educación en línea, pero los datos estaban allí desde 2018: el porcentaje de hogares con acceso a Internet es de 37,17% a nivel nacional y baja al 16,07% en el área rural, según el Instituto de Estadísticas y Censos.

El ensayo del aprendizaje virtual en el país andino comenzó el 13 de marzo. Hasta ese momento se había evaluado el primer quimestre del año escolar. Casi dos millones de estudiantes de la sierra y el oriente del país cambiaron de modalidad abruptamente y deberán terminar el año escolar a distancia. Los alumnos de la costa, que suman algo más de dos millones y medio, se unieron al experimento en mayo.

El Ministerio de Educación informó que hasta el 18 de mayo hubo un flujo de casi 850.000 usuarios activos en su plataforma, que tiene 1.200 recursos educativos para reforzar los conocimientos. Andrés Bedón, director de tecnologías para la enseñanza en la Cartera de Educación, estima que los usuarios se duplicarán a partir de junio, con la incorporación de los estudiantes de la costa. Aún así es evidente que no todo el universo de los estudiantes en Ecuador (4,6 millones) visita la plataforma. La apuesta de las autoridades es la tele y radio educación, pero esta alternativa tampoco llega a todo el territorio. Hasta la casa de Gualichico, rodeada de campos de maizales, corrales de animales y caminos empedrados, no llega la señal de televisión. La radio sí, pero esta madre no tiene suficiente información.

—Los profesores nos mandaron un mensaje al celular diciéndonos de las clases por televisión y radio, pero no fue desde el principio. Además donde yo vivo no me coge bien la señal de la televisión, solo salen esas rayitas… Tendríamos que poner una antena arriba de la casa para coger un poquito de señal. La radio sí coge, pero en cambio no sé qué emisoras buscar para la educación.

El cierre de las escuelas también impactó a los 200.000 docentes que tiene Ecuador. La instrucción que dio el Ministerio de Educación a los docentes fue que usaran una plataforma llamada Team, pero no hubo ninguna capacitación previa. Susana Ponce, de 39 años, maestra de una escuela pública de Tulcán, ciudad fronteriza entre Ecuador y Colombia, hizo como muchos profesores:  crear grupos de WhatsApp para comunicarse con los padres de familia y enviarles las tareas.

—¿Qué opina de la disposición del Ministerio de Educación?

—Ellos se imaginan que todos tenemos capacidad de tener un Internet fijo, que la conectividad es excelente, que todos manejamos las plataformas, pero la realidad de nuestro medio es muy diferente. Ya es complicado para nosotros como docentes, mucho más para los padres de familia.

Los 21 alumnos de Susana deberían aprender a leer, escribir, sumar y restar en este año escolar, pero algunos están lejos de alcanzar esas metas. Menos aún cuando sus padres se conectan con menos frecuencia al WhatsApp.

—No avanzan al mismo nivel que en el aula. Los papitos no tienen la pedagogía o la paciencia para indicarles. A los papitos les pido que les pongan a sus hijos al teléfono, para ver si pueden leer y están todavía quedaditos.

El director de la escuela de frontera, Carlos Enríquez, está al tanto de las familias que dejan de comunicarse y dedica un par de días de la semana para llevar las tareas impresas hasta el domicilio de los estudiantes que han dejado de hacerlas. Va, sobre todo, al área rural donde evidencia que las familias tienen necesidades más apremiantes que la educación de sus hijos. «Los padres me dicen: ‘Señor director, ya no tenemos ni un dólar para poner recargas’. Ellos prefieren invertir ese dólar en alimentación», cuenta el docente. «Vemos gente muy pobre, por eso también estamos procuramos recoger víveres para llevarles».

En las comunidades indígenas y campesinas es más difícil seguir la educación virtual. Los padres de familia escasamente han completado algunos niveles de la educación básica. Tampoco pueden descuidar sus cultivos ni sus animales para ocuparse de las tareas de sus hijos. En estos casos, se espera que los profesores hagan un esfuerzo extra para que los estudiantes no desconecten de la escuela. Mercedes Curichimbi, profesora indígena de 40 años, explica una vez por semana las tareas en un grupo de WhatsApp y se toma el tiempo de llamar por teléfono convencional a los padres que no tienen un teléfono inteligente.

«Mi forma de trabajar es la siguiente: yo envío los lunes en la mañana la actividad y ellos mandan antes del fin de semana. La comunidad está a dos horas del pueblo más cercano y una persona sale los viernes para hacer la recarga de todos. Yo conozco la realidad de allá, hay una señora que tiene tres hijitos y no tiene esposo ni teléfono inteligente, a ella todos los lunes le doy las tareas a través de una llamada telefónica, uno a dos horas me toma. No quiero que ningún niño por la economia o la distancia quede perjudicado», explica. .

—¿Sus alumnos están siguiendo las clases por radio o televisión?

—La frecuencia no alcanza a esas comunidades tan alejadas y ellos no están como nosotros en la ciudad, quedando hasta muy de día en la casa. Ellos van a las tres o cuatro de la mañana a ordeñar la vaca, a deshierbar la chacra… Es dificil decirles que se queden en la casa para que oigan la radio. Gracias a ellos tenemos la comida en la ciudad.

Durante la entrevista, Mercedes comenta también su desazón por la reducción del salario que ha anunciado el Gobierno central por la situación económica que atraviesa el país. Hasta ahora los docentes ganaban 817 dólares, pero con la reducción ganarán unos 100 dólares menos. La maestra indígena, además, se queja de que en los dos últimos meses han recibido el salario con 20 días de retraso. «Eso nos perjudica, de nuestro bolsillo sale para el Internet, las llamadas, el transporte, el vestuario, pero hay que seguir».

Varias voces ya hablan del fracaso de acelerar la educación virtual en medio de la pandemia por la covid-19. “Ningún país estaba preparado para implementar un sistema nacional de educación virtual operando desde el hogar. La pandemia ha expuesto al rojo vivo los enormes déficits e inequidades tecnológicos y sociales que existen en el mundo y dentro de cada país”, dice Rosa María Torres, pedagoga e investigadora ecuatoriana. La Unesco ha alertado que la mitad del total de los alumnos en el mundo (unos 826 millones) no tienen acceso a una computadora en el hogar y el 43% (706 millones) no tienen Internet en sus casas. Además, a pesar de que mediante los teléfonos móviles los estudiantes pueden acceder a la información y conectarse con sus profesores, unos 56 millones de alumnos viven en lugares donde no llega la cobertura de las redes móviles.

La Unesco también llamó la atención sobre la formación que requieren los maestros para impartir eficazmente la educación a distancia y en línea, pero ese apoyo es particularmente escaso en los países de bajos ingresos. “Son temas críticos en toda la región la falta de preparación y experiencia docente en el manejo del mundo virtual”, opina la investigadora ecuatoriana. Esto se agrava en el caso de Ecuador donde la enseñanza de informática o computación salió del currículo escolar en 2015. Al hilo de eso, un grupo de profesores de esa asignatura, en abril pasado, hizo un pedido formal a las autoridades para que revisen esa decisión. En la carta se señala que el manejo de las nuevas tecnologías quedó a discreción de cada centro educativo y eso ha contribuido a los problemas que ahora enfrentan alumnos y profesores para manejar los dispositivos electrónicos necesarios para la educación virtual.

La autoridad educativa en Ecuador considera que un 7% de la población estudiantil no tiene acceso a nada. Eso equivale a unos 320.000 estudiantes. “Hay muchas lecciones que nos deja la pandemia y esto nos obliga a fortalecer esas deficiencias para repensar este proceso de enseñanza”, dice el funcionario de Educación consultado para este reportaje. “Las tareas que a futuro tiene el ministerio son fortalecer el sistema de tele-educación y radio-educación y mejorar los contenidos digitales abiertos, la conectividad y las competencias digitales de los docentes”.

Todavía no está claro en el país andino cómo será la calificación final de los estudiantes que desconectaron a mitad del año lectivo. De momento deben presentar un portafolio con los trabajos hechos. Torres opina que no debería haber un criterio punitivo en la evaluación final. “Sería un error monumental, penalizar a los estudiantes que no saben suficiente. Los profesores han hecho lo que han podido y los padres más de lo que han podido”.

Los problemas para seguir la educación a distancia no son exclusivos de las periferias, las fronteras o las comunidades indígenas o campesinas de Ecuador, en Quito hay estudiantes que han quedado rezagados por sus circunstancias familiares. En el seno de una familia venezolana, que vivía de la venta ambulante de productos de limpieza, dos estudiantes, de 12 y 14 años, no han podido continuar con su educación. Cuando la pandemia confinó a los adultos de la casa, fue imposible contar con los recursos para sostenerse. Lograron quedarse en la vivienda que alquilaban en el sur de la ciudad, por un acuerdo con la casera, y mantuvieron los servicios básico por la orden gubernamental de no cortarlos mientras dure la crisis. Pero la conexión a Internet empeoró.

«Tengo Internet, pero es malísimo. Las clases de Zoom no las agarra, los videos tampoco. En estos últimos meses solo un teléfono puede conectarse. Tenemos tres meses ya atrasados, debe ser por eso que no está bueno. Dejamos de cancelar por el tema de la pandemia, ahorita hay prioridad en la comida», relata Dayanira Blanca, 40 años, madre de las dos adolescentes. «Las clases de zoom no las descarga en el teléfono de mi esposo que no es tan bueno y nos perdemos las explicaciones del profesor».

El grupo familiar ingresó al país hace un año. Dayanira Blanca llegó primero con cuatro de sus cinco hijos, a los 15 días llegó su esposo y, un mes más tarde, su hija mayor con sus dos niñas y el esposo. Desde el día uno, esta familia numerosa hizo todo lo posible para arraigarse. La educación de las dos adolescentes fue una prioridad. Dayanira consiguió cupo para sus dos hijas, aunque en distintos centros educativos. Al final del primer quimestre, esta madre cuenta que solo una de ellas se había adaptado a la escuela ecuatoriana y fue más fácil conectar con sus profesores.

«Contactamos con una compañera de mi hija por Facebook y esa niña me dio el número del papá que creó el grupo de WhatsApp y nos incluyeron», cuenta Blanca. «La profesora de mi otra hija me llamó un día, me pidió el numero de Whatsapp, el correo y los datos de identificación de mi niña, pero no me volvió a llamar ni me ha mandado nada al correo. Intenté llamarla, pero parece que se comunicó desde una cabina y no hay forma», prosigue.

Diego Chango, de 30 años, obrero de la construcción y padre de dos niños de seis y ocho años, tampoco ha podido seguir el ritmo de la escuela virtual. Al igual que la familia venezolana, en su casa solo cuentan con un teléfono inteligente y hacen recargas semanales para recibir los deberes. «Trato de estar al día con los deberes de mis hijos, busco conexión a WiFi para mandar los deberes, pero no siempre lo consigo», dice este padre que dejó de percibir ingresos al igual que su esposa, que se dedicaba a cuidar carros en las calles. Ahora ambos venden frutas en las calles del sur de la ciudad y cuando pillan una señal de WiFi abierta, en alguna plaza o estación de autobuses, se detienen para tratar enviar los deberes de sus hijos.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/06/12/planeta_futuro/1591955314_376413.html

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