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Guatemala: Solo el 25% de maestros estaban preparados para el salto tecnológico durante la pandemia

De la noche a la mañana, la práctica de impartir clases en un salón cambió. Con el cierre de los centros educativos por la pandemia, los docentes debieron encontrar la manera de no interrumpir la enseñanza, que ahora es a distancia. Hacer uso de la tecnología era una opción, pero no todos estaban preparados para recurrir a ella.

Desde el 16 de marzo los estudiantes dejaron las aulas debido a la pandemia, la continuidad del aprendizaje se ha visto limitado por la falta de recursos tecnológicos que acerquen a los docentes para continuar con las clases.

A través de la investigación Covid-19 la respuesta educativa en Guatemala, la Universidad del Valle de Guatemala (UVG) exploró cómo los maestros han logrado continuar con el proceso educativo desde el pasado 16 de marzo, cuando se tomó la decisión de interrumpir las clases presenciales para evitar la propagación del virus.

Quienes no han contado con ese recurso han utilizado las redes sociales para seguir con la enseñanza. Uno de cada tres de los encuestados dijo recurrir a WhatsApp para hacer llegar el contenido a sus estudiantes, mientras que uno de ellos trabaja con las guías escritas, las cuales imprime y las traslada a sus alumnos.

Ese salto a lo digital no ha sido sencillo, pues a criterio de Diana Brow, presidenta de la Asociación de Colegio Privados, la mayoría de docentes recibió una formación tradicional que no contemplaba la necesidad de utilizar la tecnología. Esta se ha utilizado como una herramienta para investigación o desarrollar proyectos, pero a partir de la pandemia cambió su rol y se ha convertido en un sostén en la entrega educativa.

“Los docentes no tenían esas metodologías y esas dinámicas para preparar las clases en línea dentro de su portafolio de conocimientos, sino que los están adquiriendo sobre la marcha”, menciona Diana Brow, presidenta de la Asociación de Colegio Privados.

¿Menos conocimiento?

La interrupción de las clases presenciales, sin duda, afectará en el aprendizaje y en el rendimiento de los estudiantes. Lo que se sabe a través de este estudio es que, independientemente de la modalidad que se utilice para continuar con la enseñanza, los maestros están priorizando contenidos del programa de estudios, y se enfocan en Lectura, Matemática y Comunicación, dejan de lado otras áreas que están en el Currículo Nacional Base y que consideran no son prioritarias en este momento.

Tener comprensión lectora, así como razonamiento y pensamiento analítico para resolver problemas cotidianos, es importante para alcanzar el conocimiento de Ciencias Naturales, Estudios Sociales, Física, Estadística, Química, y demás materias.

Verónica Spross, directora Ejecutiva de Empresarios por la Educación, indica que se ha tenido que priorizar las áreas curriculares a impartir, pero dada la situación que ha generado la pandemia esto es razonable, es importante enfocarse en aprendizajes que van a servir para la vida.

Retraso en el aprendizaje

“Es obvio que habrá retrasos en el aprendizaje (de los estudiantes), incluso para los que estaban preparados en los colegios privados con plataformas digitales. Estamos viendo que los alumnos están aprendiendo menos contenido”, indica Gálvez Sobral.

Mientras que Spross menciona que ciertas competencias y destrezas podrían verse afectadas, pues no es lo mismo seguir las guías en la casa que la interacción en la escuela. Además, de que hay una dispersión en el seguimiento a los estudiantes; quienes cuentan con herramientas tecnológicas pueden dar el apoyo requerido por sus alumnos, pero no es el caso de todos.

De acuerdo con el investigador, es necesario que a nivel de país se evalué y se tenga una perspectiva clara de cómo esta situación afectará el rendimiento de los alumnos, y se tomen las medidas correctivas a partir del próximo año.

“Si esto no se hace y simplemente se ignora lo sucedido en el 2020, y en el 2021 se toma el programa normal, lo que veremos seguramente será un rezago más grande del que ya tenemos, en donde Guatemala está entre los últimos puestos del rendimiento académico de la región y del mundo, obviamente no nos conviene”, agrega Jorge Andrés Gálvez Sobral, director del Centro de Investigaciones Educativas de la UVG.

La prueba internacional Pisa para el Desarrollo (Pisa-D) del 2018, que evaluó a estudiantes de países de ingresos medios y bajos en similares condiciones, reveló que solo tres de cada diez jóvenes guatemaltecos lograron el nivel básico en Lectura, dos lo consiguieron en Ciencias y uno en Matemática. Esto ubica a Guatemala en las últimas posiciones de la región junto a República Dominicana.

Los más afectados

Inevitablemente en todos los niveles habrá un rezago en el aprendizaje, sin embargo, el investigador refiere que el impacto será significativo en los estudiantes de preprimaria, pues con ellos es más difícil trabajar a distancia. La ventaja en este grupo es que están en los primeros años de escolaridad y tienen mucho tiempo por delante para recuperarse.

Spross también ve riesgo en quienes cursan la secundaria y están cerrando un ciclo. “Es importante ponerles atención, para verificar dónde está su nivel de aprendizaje y cerrar los vacíos”, dice.

Los jóvenes que están en el último grado de diversificado podrían ser los más afectados. Este será su último año de preparación, ya sea para iniciarse en la vida laboral o bien para ingresar a la universidad, y los resultados de las últimas pruebas realizadas por el Mineduc a estudiantes de este nivel han evidenciado deficiencias en el aprendizaje

El año pasado solo tres de cada diez jóvenes alcanzaron las competencias lectoras requeridas, mientras que en Matemática solo uno de cada 10 estudiantes alcanzó el nivel satisfactorio.

“No sabemos si la priorización, si los métodos, si la infraestructura tecnológica y la adaptación del establecimiento fue la suficiente para prepararlos. No sabemos si los graduandos están recibiendo todo el contenido que estaba programado.  Si tuviera que apostar, diría que allí es donde está el principal reto en esta emergencia”, dice Gálvez Sobral.

Según reporte del Ministerio de Educación son 168 mil 46 los estudiantes inscritos hasta el 1 de mayo en el último grado del diversificado. Hay 102 mil 306 jóvenes que recibirán el título de Bachillerato; 10 mil 587 cursan Magisterio; 47 mil 991 están en la carrera de Perito y son 7 mil 162 en Secretariado.

Lo positivo

Si bien la suspensión de clases presenciales tomó a todos por sorpresa y podría traer un retraso en el aprendizaje de los estudiantes, hay puntos positivos que ha propiciado la pandemia, uno de ellos es la integración tecnológica a la enseñanza, y el 17% de los docentes encuestados así lo percibe.

Los padres también se han involucrado más en el proceso de enseñanza de sus hijos, lo que resulta beneficioso para los niños, pues investigaciones señalan que entre más involucrados están los papás mejor es el rendimiento de los estudiantes. El 27% de los maestros resalta esta participación y cooperación como un resultado positivo.

Esta, según Gálvez Sobral, es una de competencia importante que lleva tiempo desarrollar dentro del salón de clases con metodologías tradicionales.

“Autonomía, integración tecnológica e involucramiento de padres es algo importante que hemos visto y es algo que los docentes están reportando como algo positivo y que no quieren perder cuando se regrese a la normalidad”, dice el investigador.

Un aspecto que Brown señala no debe obviarse y que debe atenderse postpandemia es cambiar la formación inicial docente y que se incluya dentro de la preparación de los maestros más metodología del uso de la tecnología, pues no se trata de trasladar una planificación tradicional, lo del papel, a lo virtual sino que se d

eben buscar otras dinámicas para que el alumno pueda adquirir los conocimientos y las competencias necesarias.

Fuente: https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/solo-el-25-de-maestros-estaban-preparados-para-el-salto-tecnologico-durante-la-pandemia/

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Foro del Grupo de Contacto Internacional

OVE / 07-08-2020

Hoy a las 6 pm se estará realizando el cierre del primer ciclo de foros que todos los viernes realiza el Grupo de Contacto Internacional. En esta oportunidad estaremos connversando sobre las resistencias educativas y pedagógicas en el marco de la pandemia del COVID-19  Pueden verlo a las 6 pm hora de Caracas por el YouTube de Otras Voces en educación

 

Participarán ponentes de EEUU, México, Venezuela y Brasil

 

 

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Educación en América Latina: la hora de los gobiernos locales

Por: Otto Granados

Seguir avanzando en el ámbito escolar en la región requiere abrirse a nuevos mecanismos y experimentar para hacer más participativas las decisiones, comprender mejor las necesidades de las diversas geografías y gestionar de manera más eficaz la profesionalización de los docentes

En las últimas décadas, diversos países de América Latina y el Caribe (ALC) han emprendido reformas educativas de carácter sistémico y estructural orientadas a la calidad. Desde que en el siglo pasado se ejecutaron políticas públicas destinadas a satisfacer las necesidades básicas de alfabetización, infraestructura y escolaridad, llamadas también “reformas de acceso”, se han registrado avances que, en pleno siglo XXI, deben ser profundizados para que la educación de calidad sea una palanca de la mayor relevancia para el crecimiento, la innovación y la productividad de las economías de la región. Esto supone abrirse a nuevos mecanismos y experimentos sobre cómo hacer más participativas las decisiones educativas a nivel local, cómo comprender mejor las necesidades de las diversas geografías, cómo liderar con éxito una escuela y cómo gestionar de manera más eficaz la profesionalización de los docentes. O, dicho de otra forma, la conducción nacional ¿sigue siendo funcional para operar instituciones y políticas educativas con la suficiente flexibilidad y capacidad de adaptación para desempeñar su papel en entornos locales cambiantes e impredecibles? Parece que no.

Los procesos de descentralización o regionalización en diversos campos se volvieron algo más o menos común en ALC. En países con sistemas federales muy arraigados históricamente, regímenes políticos presidencialistas, burocracias centralizadas y una diversidad geográfica, cultural, étnica y lingüística particularmente compleja y persistente, la descentralización de la educación constituyó, hasta entonces, el hecho más significativo. La combinación de diversos instrumentos dio por resultado progresos en materia de provisión del servicio, cobertura e infraestructura escolar, pero también una concentración del poder político y presupuestario y, por supuesto, de las decisiones en diversos capítulos de la política educativa.

Con la apertura económica y la modernización del Estado, entre otras cosas, los países se dieron cuenta de que en las reformas de acceso lo relevante era la cobertura y no la calidad, y emprendieron procesos de descentralización educativa hacia los niveles subnacionales de gobierno considerando, por un lado, hacer copartícipes a los gobiernos locales de esta responsabilidad y, por otro, para llevar el hecho educativo más cerca de las comunidades donde éste se produce.

Sería inexacto, sin embargo, atribuir exclusivamente a la centralización los rezagos educativos, pues nadie discute sus resortes fundacionales, pero es evidente que algunos de ellos no se explican sin sus excesos: la presencia férrea de un sistema que ahogó casi por completo la creatividad de los actores locales del proceso educativo, produjo distorsiones muy serias en la asignación de recursos financieros, procreó una pesada burocracia y tejió inevitablemente un andamiaje corporativo, y en muchos casos corrupto, con los sindicatos, que en varios países de ALC llevó a la colonización de los propios ministerios de Educación y, por tanto, de la formulación y ejecución de muchas decisiones.

Intereses creados

La cantidad de intereses creados en torno a esa estructura reflejan también, por otro lado, las enormes resistencias para digerir la descentralización, las variadas formas de implementarla, los resultados heterogéneos y, sobre todo, el escepticismo e incluso la relativa oposición con que fue recibida por las autoridades subnacionales así como la carencia de una política explícita para desarrollar capacidades a nivel local para gestionar esta responsabilidad mayúscula. Más aún: quizá con excepciones, los Gobiernos centrales se reservaron el control del presupuesto educativo nacional, la relación política con los sindicatos y las políticas de ingreso, promoción y permanencia de los docentes, lo cual explica que normalmente hicieran poco por impulsar reformas sistémicas.

Hubo otros dos elementos que inhibieron el pleno arraigo de la descentralización: la falta de un verdadero compromiso político de los Gobiernos subnacionales para hacerse cargo del servicio educativo con todo lo que ello implica, y el riesgo de que el proceso mismo, que ha tenido sin duda avances, reprodujera a nivel local las malas prácticas nacionales. Las razones son varias pero destaca que los incentivos más importantes en favor de la descentralización, entre ellos redistribuir el poder, aumentar la eficiencia del servicio y mejorar los aprendizajes, entraron en conflicto directo con los intereses políticos de los Gobiernos centrales y locales y de otros agentes opuestos al cambio. De hecho, en algunos países, parecen estar resurgiendo tendencias hacia la recentralización de la gestión educativa.

En suma, ¿cómo evitar desandar el camino o, en otras palabras, cómo formular y ejecutar procesos de segunda generación que aprovechen los progresos logrados, empoderen a los actores locales y desarrollen nuevas capacidades para gestionar la educación? Se trata, en concreto, de discutir un nuevo y amplio arreglo descentralizador en materia educativa.

Desarrollo sostenible

El primer aspecto tiene que ver con el papel de los gobiernos locales. Hasta antes de la descentralización, los estados habían rehuido asumir la función educativa pues ésta era, a juicio de sus dirigentes, una fuente de problemas más que un abanico de oportunidades. La descentralización ha obligado a los líderes locales a aceptar, por lo menos en teoría, que la educación es fundamental para un desarrollo sostenible e integral de sus comunidades y regiones, que el impulso a otros sectores, como la economía y la industria, se retroalimentan positivamente de los avances educativos, que es viable encarar los problemas de distribución del ingreso mediante una buena oferta educativa de calidad, y que incluso, en el mediano plazo, la educación puede ser también una buena inversión política. Sin embargo, en la heterogeneidad geográfica, cultural y política de países como México, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia o Colombia, por ejemplo, este es un escenario todavía frágil en las provincias, departamentos o estados.

En segundo término, los padres de familia, los organismos intermedios o los gremios empresariales han empezado a interesarse más vivamente en la educación. Sin llegar todavía a mecanismos vinculantes de carácter institucional y permanente, se percibe, en algunas regiones de ALC, un mayor sentido crítico del desempeño de los profesores y las escuelas, pero aún subsisten prácticas de manipulación de padres de familia por parte de directivos escolares y sindicales, especialmente para apoyar reclamos salariales.

En tercer lugar, administrar localmente el sistema educativo hace factible introducir innovaciones que, con estructuras excesivamente centralizadas, es casi imposible. Planear por ejemplo nuevos diseños para la infraestructura escolar; experimentar con contenidos curriculares adaptados al espacio local o adoptados directamente de buenas prácticas internacionales; formular programas de actualización para maestros distintos y más audaces a los de carácter central; aprovechar más eficientemente los recursos financieros, entre otras acciones, son posibles cuando las autoridades locales cuentan con un adecuado espacio institucional, presupuestario y político para instrumentarlas, en estrecha cercanía con su propia comunidad educativa.

Un nuevo arreglo

Un nuevo arreglo debiera incentivar a los Gobiernos subnacionales a destinar mayores recursos propios para la educación y a presionar por nuevas fórmulas de asignación. Como las transferencias centrales tienen una estructura muy rígida y son limitadas o incluso discrecionales, los Gobiernos interesados en la educación y decididos a introducir proyectos innovadores, con altas tasas de retorno para la economía local, deben ir explorando fórmulas fiscales imaginativas (destinar parte de los impuestos locales como el de la propiedad o del impuesto al valor agregado a educación), mayor participación privada en la gestión de escuelas públicas, emisión de papel en mercados bursátiles etiquetado a financiamiento educativo, o integración de fondos nacionales que premien a las regiones con mejor desempeño educativo, de manera que pueda irse creando un sistema de incentivos diferenciados y competitivos que combinen virtuosamente cobertura, calidad e inclusión.

A medio plazo, un arreglo de este tipo obligará a los Gobiernos nacionales a profundizar programas compensatorios para determinados Estados o regiones, pues el éxito de unos y el fracaso de otros muy probablemente tenderá a acentuar disparidades y desequilibrios. De otra manera, las regiones que mejor funcionen van a seguir produciendo un capital humano de alta calidad, van a tener un mejor desempeño económico, indicadores sociales más balanceados e ingreso per cápita más alto, en oposición a los que exhiban mayor atraso y que, por ende, no lograrán salir del círculo vicioso y estarán más cerca de ser estados fallidos, como de hecho ya sucede en algunos países. Pero esto supone una oportunidad también para los ministerios nacionales porque podrán concentrar mucho mejor sus energías y recursos en las áreas que más los necesiten, y dejar que el resto desarrolle más capacidades propias y vaya entrando a la edad adulta en la gestión de los sistemas educativos.

Finalmente, será inevitable una reforma que deje a los ministerios nacionales de Educación única y exclusivamente con atribuciones normativas, transfiera más competencias a las regiones, y encuentre fórmulas para aislarlos de los ciclos políticos y partidistas, a semejanza de los procesos que orientan en muchos países las políticas monetarias, comerciales o de competencia, por ejemplo, de tal manera que aseguren razonablemente la continuidad de los líderes, las políticas y las reformas educativas a mediano y largo plazo, más allá de los períodos de gobierno.

Todo parece sugerir, en suma, que en materia educativa ha llegado una nueva hora para los gobiernos locales.

Fuente: https://elpais.com/educacion/2020-07-13/educacion-en-america-latina-la-hora-de-los-gobiernos-locales.html

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La ONU pide reabrir escuelas para evitar una “catástrofe generacional”

Noticia/06 Agosto 2020/elpais.com

Crece el temor a que 24 millones de alumnos de todos los niveles en el mundo abandonen el sistema educativo para siempre a causa de los cierres por la crisis del coronavirus

«Nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas». Así de preocupado y contundente se mostraba, en un mensaje en vídeo, el secretario general de la ONU, António Guterres, sobre el cierre prolongado de las escuelas en todo el mundo por la pandemia. Naciones Unidas llamó este martes a todos los países a dar prioridad a la reapertura de sus colegios en cuanto tengan controlada la transmisión local del coronavirus, advirtiendo de que la situación actual de cierre plantea el riesgo de una «catástrofe generacional».

La Unesco teme que 24 millones de alumnos de todos los niveles en el mundo abandonen su educación para siempre a causa de los cierres inducidos por la crisis del coronavirus y pide que se mantenga la continuidad en el aprendizaje, sobre todo para los más vulnerables. De esta predicción, las regiones más afectadas, de acuerdo con la organización a favor de la educación, serán el sur y el oeste de Asia, con 5,9 millones de alumnos que dejarán colgada su educación, y el África subsahariana, con 5,3 millones.

La covid-19 solo ha venido a agudizar la crisis de educación que ya vivía el mundo antes de la pandemia, con más de 250 millones de niños en edad escolar que no estaban escolarizados y, en los países en desarrollo, con solo una cuarta parte de los alumnos de secundaria terminando sus estudios con competencias básicas, según el análisis presentado por la ONU y que analiza el impacto del cierre de los colegios, institutos y universidades y ofrece recomendaciones a los responsables políticos.

La mayor disrupción que ha sufrido nunca la educación

La pandemia, subrayó el secretario general de la ONU, ha causado «la mayor disrupción que ha sufrido nunca la educación». «Vivimos un momento decisivo para los niños y los jóvenes de todo el mundo. Las decisiones que los gobiernos y los asociados tomen ahora tendrán un efecto duradero en cientos de millones de jóvenes, así como en las perspectivas de desarrollo de los países durante decenios», señaló Guterres.

Según datos del organismo, a mediados de julio las escuelas permanecían cerradas en más de 160 países, lo que afecta a más de 1.000 millones de estudiantes, y más de un centenar de naciones aún no han anunciado fechas para la reapertura. Actualmente en África los países que han abierto de nuevo sus escuelas son Botsuana y Níger; en América Latina solo Uruguay, Ecuador y Nicaragua, mientras que en Europa son Francia, Suecia, Noruega, Austria y Suiza quienes han retomado su actividad educativa presencial.

Estado de los centros escolares en el mundo

16 de febrero

17 de marzo

China tiene parcialmente abiertos sus colegios mientras que Mongolia opta por cerrar las escuelas en todo el país.

El cierre de escuelas llega a casi toda Europa y Latinoamerica.

3 de agosto

4 de abril

La práctica totalidad del mundo ha paralizado su actividad educativa. Muchos países imponen medidas estrictas de confinamiento.

En la actualidad, algunos países han comenzado a tener escuelas abiertas.

Fuente: UNESCO.

LUIS SEVILLANO PIRES / EL PAÍS

¿Cuándo será demasiado tarde para toda una generación que vive sin ir a la escuela? Para la ONU, será esencial encontrar un equilibrio entre los riesgos para la salud y los riesgos para la educación y la protección de los niños, en palabras de Guterres. «Va a depender del nivel de resiliencia que tenga el sistema educativo de cada país: si es de renta alta, media o baja, de las circunstancias de la familia… En un país pobre, aunque el tiempo de volver a la escuela sea menor, te encuentras con que miles de niños tienen poquísimas posibilidades de volver», explica Carmen Molina, directora de sensibilización y políticas de infancia de Unicef España.

Una generación perdida por el abandono escolar

Entre las cosas que más preocupan a la organización destaca el tiempo perdido por millones de niños de educación preescolar, una etapa considerada clave y que es «el gran igualador», según apuntó en una conferencia de prensa Stefania Giannini, la directora general adjunta para Educación de la Unesco. La organización explica que la educación superior será en términos relativos la más afectada por los abandonos, con un 3,5 % menos de inscripciones, que equivale a 7,9 millones de estudiantes. En los niveles de preescolar, el descenso previsto será del 2,8 %, con cinco millones de niños menos, mientras en primaria la baja será del 0,27 % y en secundaria del 1,48 %. En total, eso supondrá que 5,2 millones de niños y 5,7 millones de niñas dejarán la primaria y la secundaria.

La educación a distancia, con clases por radio, televisión y en línea, deja a muchos alumnos atrás, un especial riesgo que sufren aquellos con discapacidades, de comunidades minoritarias o desfavorecidas, los desplazados y refugiados y los que viven en zonas remotas. La ONU anima a aprovechar la pandemia para transformar los sistemas educativos a través de una mejora en la infraestructura digital. «Tenemos una oportunidad generacional de reimaginar la educación y la enseñanza. Podemos dar un salto y avanzar hacia sistemas progresistas que impartan educación de calidad para todos, como trampolín para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible«, aseguró Guterres.

Así, la pandemia está aumentando las desigualdades educativas y amenaza con deshacer de golpe los progresos logrados en las últimas décadas. En México se teme que la pandemia haga retroceder todos los avances alcanzados hasta ahora en materia de educación. Y no es el único país donde se esperan consecuencias a largo plazo. «En países como Siria, con una guerra desde hace nueve años, o países con emergencias de larga duración, se pierde una generación entera. Allá donde había ingenieros, médicos… Te encuentras con un país con ese capital humano empobrecido. Tener gente formada requiere de una educación superior, y para llegar a ella hay que pasar por la educación primaria. Si empieza a fallar en lo más básico, sabemos que ese país va a sufrir un retroceso en capital humano de hasta 50 años», asegura Molina.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/08/04/planeta_futuro/1596529108_149231.html

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Francisco López Rupérez: “La escuela todavía no consigue compensar lo que no se aprende en casa”

Por: Ana Torres Mernárguez. 

 

Francisco López Rupérez (Madrid, 71 años) no aprendió a ser perseverante en el colegio. Fue su padre quien le inculcó el sentido del esfuerzo, según cuenta en su último libro El currículo y la educación en el siglo XXI (Narcea) el que fue presidente del Consejo Escolar del Estado —máximo órgano consultivo en materia educativa del Gobierno— entre 2012 y 2016, con el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Tras una vida dedicada a la educación —fue consejero de la OCDE y de la Unesco en París—, cree que las sucesivas leyes educativas —está en trámite la octava de la democracia— no han tenido un efecto contundente a pie de aula y da un dato: el país no ha conseguido reducir el abandono escolar temprano al 15% como fijó la Comisión Europea para 2020 (está en el 17,2%).

En su última publicación, López Rupérez, que actualmente es el director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela, analiza los retos que debe afrontar el currículum en España con una prioridad: integrar las llamadas competencias globales (las habilidades sociales de los alumnos) de una forma efectiva, “con menos burocracia” y con más trabajo práctico por parte de los estudiantes.

Pregunta. Cuenta en su libro que su padre fue quien le transfirió las habilidades no cognitivas, las que no están relacionadas estrictamente con el conocimiento. ¿Se pueden adquirir en la escuela? ¿Qué peso tiene el capital sociocultural de la familia?

Respuesta. Mi padre fue un pequeño empresario y de él aprendí valores como el esfuerzo o la autoconfianza. Son habilidades de la esfera personal que en la vida adulta tienen un efecto directo en el plano laboral. Hay muchas evidencias que demuestran como las empresas valoran cada vez más esos comportamientos, incluso a veces por encima de los conocimientos. Una forma de aprenderlas es a través del ejemplo, de ver ese proceder en otra persona cuando eres niño. Esa es una de las novedades que incluye el currículum por competencias, que se introdujo en España con la LOE (ley educativa aprobada por el PSOE en 2006). La principal novedad es que no solo se centra en los conocimientos, sino en las actitudes y valores. El problema es que todavía no tenemos experiencia en la evaluación de esas habilidades.

P. ¿Está la escuela en España en posición de equilibrar esas habilidades entre quienes lo aprenden en casa y quienes no?

R. No. La escuela todavía no consigue compensar lo que no se aprende en casa. Ese es uno de los grandes desafíos. Cuando era presidente del Consejo Escolar del Estado desarrollamos una investigación en colaboración con siete universidades españolas sobre el papel de las familias. La implicación parental es uno de los cinco factores que más impacto tiene sobre los resultados académicos. Esto nos lleva al problema de la equidad.

P. La OCDE lanzó en 2018 la llamada Global Competence para evaluar a los alumnos de ese plano dentro de las pruebas PISA. Según estudios de Project Zero, de la escuela de educación de la Universidad de Harvard, hay una base científica muy fuerte sobre la relación entre la capacidad para aprender y el estado emocional.

R. La OCDE todavía no ha encontrado la fórmula para evaluar esas habilidades sociales. Uno de los errores que se cometió en España al incorporar las competencias en el currículum (con la LOE) fue que se hizo sin una estrategia y sin un método claro de evaluación. Se ignoró la complejidad del proceso, no se formó suficientemente al profesorado, ni se analizó cómo lo estaban haciendo otros países de la UE. Entonces ya lo advertimos desde el Consejo. La evaluación es necesaria, sirve para ordenar comportamientos inteligentes, para corregir errores y aprender de la experiencia. Si no hay datos sobre nuestra evolución, iremos a ciegas. Por eso, hay que replantear el sistema de evaluación, de forma que suponga menos burocracia para los docentes.

P. Dice en su libro que la LOMCE, la ley educativa aprobada por el PP en 2013, supuso todavía un mayor perjuicio para la implantación de esas competencias en el sistema educativo. ¿Por qué?

R. En España hay una excesiva confianza en el poder de las normas para transformar la realidad, y eso por sí solo no funciona. La LOE introdujo el enfoque por competencias para todas las asignaturas en primaria y secundaria. Luego la LOMCE profundizó más en el error y lo extendió también al bachillerato: todas las etapas, todos los cursos, todas las materias y al mismo tiempo. Se ignoró el enfoque gradualista que han adoptado la mayoría de países de la UE, que permite avanzar de forma progresiva y aprender de la experiencia, teniendo en cuenta de que se trata de una orientación del currículo novedosa.

P. Critica en su libro que la educación va a la zaga del progreso tecnológico y que, a la larga, eso genera mayor desigualdad económica. Hay institutos públicos en los que la red wifi no funciona.

R. Hay un dato muy revelador que sale del informe PISA 2018 (que mide las competencias en matemáticas, comprensión lectora y ciencias de los alumnos de 15 años de los países de la OCDE). En España, el 48,8% de los alumnos afirmaron que no se conectaban nunca a Internet desde su centro educativo, o lo hacían menos de media hora. Eso demuestra que los déficits de infraestructuras digitales son menores que los de uso. Además, el 78,9% de los estudiantes dijo que en su centro no hay libros electrónicos, el 68,3% que no hay tabletas disponibles, y el 44,7% que no hay portátiles disponibles.

P. ¿Cree que el sistema espera que sea la Universidad quien corrija ese déficit tecnológico de los alumnos al acceder a ella?

R. Cerca de un 65% de los alumnos no van a la Universidad –según datos de Eurostat, en 2019 el 38,6% de la población entre 25 y 64 años tenía estudios universitarios, frente al 31,6% de media de la UE-. Si no adquieren esas competencias digitales en el ámbito escolar, lo tendrán que hacer en el futuro con una eficacia muy inferior. Según la UE, se trata de una de las competencias básicas, al mismo nivel del cálculo o de la lectura. Es el abc del consenso internacional en materia educativa.

P. Sobre el aprendizaje a lo largo de toda la vida, afirma que la educación es un prerrequisito para el aprovechamiento posterior de esa formación. ¿Dónde está la grieta en el sistema para explicar el 17,2% de abandono escolar temprano (jóvenes entre 18 y 24 años que dejaron los estudios una vez obtenido el título de la ESO)?

R. La formación a lo largo de toda la vida está condicionada de forma drástica por el hecho de haber completado los estudios de secundaria. Si no, es poco probable que se beneficien de esas posibilidades a lo largo de su vida adulta. Los portugueses, por ejemplo, ya han bajado su tasa de abandono escolar al 10%, mientras España no ha sido capaz de alcanzar el objetivo del 15% con el que se comprometió con Europa para 2020 (la media de la UE está en el 10,3%). Los mecanismos de atención a la diversidad, el apoyo a los alumnos con déficits de aprendizaje no están funcionando. Las actuaciones previstas en la normativa para reducir las diferencias en los resultados académicos ligadas el estatus socioeconómico no son efectivas. Somos los terceros en repetición por detrás de Luxemburgo y Bélgica, con una tasa de repetición entre alumnos de 15 años del 30,5%. Cuanto mayor es la repetición, menor es la tasa de graduación en la ESO, con un valor predictivo del 67%, según nuestra última investigación a partir de datos del Ministerio de Educación. Hay que replantear ese tipo de políticas y no centrarse solo en mejorar las becas. Eso costará dinero.

P. En el Congreso se está tramitando la octava ley educativa de la democracia. ¿Las diferentes normas han mejorado el sistema educativo?

R. España está estancada en el plano educativo. La evolución del sistema presenta una línea cuasi horizontal. Por ejemplo, en la última década, la población entre 25 y 34 años que ha completado la educación secundaria superior (bachillerato o formación profesional) ha pasado del 65,3 al 69,4 %, mientras que Portugal, en ese mismo periodo, ha evolucionado del 52,5 al 74,6%. Es decir, nos ha adelantado. Hay otro dato: según un análisis de PISA sobre la evolución de cada país desde la primera edición del informe (2000) hasta la última (2018), el diagnóstico para España es de una evolución “plana” o “negativa”, mientras que para Portugal es “positiva”. En el año 2011, nuestros vecinos portugueses ampliaron la obligatoriedad de la enseñanza hasta los 18 años.

P. La OCDE ha identificado retos comunes para diferentes países, el primero es el rediseño de los currículums, que están sobrecargados. Es un tema que no parece interesar a los partidos en la oposición.

R. Los currículos superextensos promueven aprendizajes superficiales, hay que aligerarlos. Los aprendizajes profundos están contemplados en los parámetros educativos internacionales. El objetivo es que los alumnos puedan trasladar unos conocimientos concretos a otras disciplinas. Para que los contenidos se fijen en la memoria a largo plazo tienen que generarse estructuras, conexiones sinápticas en el cerebro. Eso hay que fabricarlo, lleva tiempo, y tiene que estar orientado por el profesor. Hay que dedicar más tiempo a aprender la misma cosa.

Fuente de la entrevista: https://elpais.com/educacion/2020-08-04/francisco-lopez-ruperez-la-escuela-todavia-no-consigue-compensar-lo-que-no-se-aprende-en-casa.html

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España: El presidente del Consejo Escolar del Estado: “El sistema funciona con los alumnos que van bien, pero se deja a una cuarta parte en el camino”

Europa/España/30 Julio 2020/elpais.com

Enrique Roca propone reducir al mínimo la repetición de los estudiantes, suprimir el título de ESO y abrir una tercera vía alternativa al bachillerato y la FP

Enrique Roca, presidente del Consejo Escolar del Estado, hizo en junio una propuesta en apariencia chocante y en el fondo revolucionaria que pasó desapercibida, sepultada por la mayor crisis educativa que se recuerda. El plan, basado en el estudio de lo que funciona en nueve países del entorno de España, consistía en reducir al mínimo las repeticiones (que ahora sufre casi una tercera parte del alumnado), sustituir el título de la ESO por un certificado en el que consten las calificaciones y obtengan todos los alumnos, y abrir una tercera vía formativa para los chavales cuyo nivel de éxito académico hace difícil que puedan estudiar el bachillerato o un ciclo formativo. Un camino adicional que él define como aprendizaje de un oficio y guarda similitudes, pero también diferencias, con la Formación Profesional Básica. La principal: esta nueva opción formativa no incluiría la parte académica (como matemáticas y lengua) que sí tiene la FP Básica.

Roca, nacido en Madrid hace 72 años, fue nombrado en 2018 presidente del Consejo Escolar del Estado, un organismo asesor del Gobierno en el que están representados los distintos actores educativos. El objetivo de su propuesta es, asegura, acabar con una “anomalía dramática de nuestro país”. “Aquí el estudiante de éxito no tiene ningún problema. Los jóvenes que van bien, van muy bien. Pero una cuarta parte del alumnado se queda por el camino. El 25% no obtiene el título de la ESO y se queda sin nada. Han estudiado, sin mucho éxito, materias académicas. Pero no han aprendido ningún oficio, ni han adquirido una cualificación ni experiencia profesional. En título actúa, además, como una barrera, y es muy complicado que sin él puedan continuar su trayectoria”.

Antiguo alto cargo del Ministerio de Educación en los Gobiernos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, Roca espera que algún grupo parlamentario pueda introducir una enmienda en la reforma de la ley educativa que tramita el Congreso que permita efectuar a medio plazo los cambios que propone. “No digo que se encuentre una solución satisfactoria a la primera, pero sí que se pueda abrir la puerta en la ley, que ahora mismo la mantiene cerrada”.

Repetición elevada

El planteamiento de Roca se basa en el informe El éxito en la educación primaria y secundaria, un estudio en el que el Consejo Escolar del Estado ha comparado la situación de española con la de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, los Países Bajos, Portugal, el Reino Unido y Suecia. La tasa de repetición en primaria alcanza en España al 14% del alumnado (cuando en siete de los otros nueve países analizados el porcentaje no pasa del 4%). Y la repetición en secundaria se dispara al 29% (mientras que en esta etapa ocho de los países analizados se sitúan entre el 2% del Reino Unido y el 17% de Alemania; solo el noveno, Portugal presenta una tasa comparable, del 25%).

Lo habitual en los países del entorno de España es que los estudiantes que no van bien pasen de curso, aunque no hayan aprobado parte de las asignaturas, y reciban en el siguiente apoyo específico. Y que al llegar al final de la secundaria obtengan un certificado con sus calificaciones acompañado de una orientación sobre qué opción formativa les conviene más hacer a continuación. Un proceso formal en el que suelen participar el centro y la familia, explica Roca. Las tres opciones que se les ofrecen son la académica (equivalente al bachillerato), la Formación Profesional, o la vía del aprendizaje (que existe en los nueve países analizados). Solo en España resulta obligatorio obtener un título de secundaria para poder seguir estudiando, y este, además, no va acompañado de un verdadero proceso de orientación.

Vía no académica

“Si en nuestro sistema la repetición fuera algo excepcional, los alumnos que no van bien pasarían de curso y se les intentaría recuperar. Al acabar la ESO obtendrían un certificado con sus calificaciones y a una parte de ellos se les ofrecería esta tercera vía de aprendizaje”, afirma Roca. ¿De qué oficios? “Tendría que estudiarse bien pero, de acuerdo con el Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales, se trataría de aprendizajes correspondientes al nivel 1 de cualificación (los ciclos de grado medio proporcionan un nivel de cualificación dos), como los que existente en numerosas familias profesionales; por ejemplo, peluquería y estética o, en hostelería, alojamiento y lavandería. Si terminada esta vía el muchacho quiere una formación mayor, podría acceder a un ciclo formativo de nivel superior si reúne las condiciones adecuadas. Y, si no, al menos tendría una cualificación inicial”, explica.

¿Qué diferencia existe con la FP Básica? “Busca el mismo fin. Pero la FP Básica, que se les suele ofrecer a los alumnos que tienen 15 años, están en segundo de secundaria y van mal, sigue teniendo el objetivo de aprobar la ESO y mantiene una parte de formación académica. Esta tercera vía no tendría como objetivo obtener el título ni alcanzar una mayor formación matemática o de humanidades, sino que aprendan un oficio, como en otros países”.

La tradición de hacer repetir

“La Logse [la ley educativa aprobada por los socialistas en 1990] fue magnífica al extender la educación obligatoria hasta los 16 años, pero mantuvo el modelo de obtención de título, que a la postre ha sido una barrera infranqueable para muchos alumnos”, afirma Enrique Roca. “Hay tradiciones”, prosigue el presidente del Consejo Escolar del Estado en referencia a la elevadísima tasa española de repetición de curso, “que son difíciles de cambiar. En nuestro sistema educativo y en nuestra sociedad está arraigado que si un alumno se esfuerza, trabaja y va bien, estupendo, y si no, tiene que repetir. La formación básica debería ser absolutamente universal y no para formar ya desde los 10 o 12 años a los futuros científicos y técnicos cualificados, sino ciudadanos, con elementos básicos que les permitan seguir estudiando”.

Fuente e imagen: https://elpais.com/educacion/2020-07-27/nuestro-sistema-educativo-funciona-con-los-alumnos-que-van-bien-pero-se-deja-a-una-cuarta-parte-en-el-camino.html

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