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Entrevista a Carlos Skliar: «Un mundo en estado de excepción no puede pedirle a la educación normalidad»

Entrevista/14 Mayo 2020/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/eldiariolaeducacion.com

El escritor y pedagogo Carlos Skliar se muestra algo excéptico sobre los aprendizajes que puedan sacarse de esta crisis del Covid-19 que vivimos. El sistema de mercado, dice, es capaz de reponerse de las crisis y la sociedad, en muchos casos, se muestra acrítica con lo que ocurre. Un ejemplo puede ser el modo en el que los sistemas educativos siguen queriendo funcionar con «normalidad» en donde ya no queda nada «normal».

Carlos Skliar es muchas cosas: escritor, pensador, investigador y pedagogo. También es investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Argentina, CONICET, e investigador del Área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Argentina. Desde hace años tiene la vista puesta en la infancia y en las diferencias. Ha desarrollado lo que ha dado en llamar pedagogía de las diferencias, de hecho, y reflexiona sobre el papel que estas tienen en el mundo. Hablamos con él para saber cómo está viviendo estas semanas y para reflexionar sobre la educación en estos momentos de pandemia.

La contraposición habitual entre contenidos y competencias la evita para hablar de la necesidad de otros contenidos y formas de hacer, no solo ahora sino en general en la educación. Dar cabida a temas que implican una conversación sobre la vida y la realidad, dejando a un lado aquellos que parecen sacados de «los informativos de la televisión o a las formas superfluas de opinión de influencers y coachings en las pantallas».

¿Cómo está pasando este tiempo en Buenos Aires? ¿Cómo está siendo allí la pandemia, el confinamiento?

En Buenos Aires en particular, y en Argentina en general, hemos tenido la suerte de un Estado presente desde el comienzo, atento a la experiencia dramática de otras partes del mundo y, aun viviendo una situación de pauperización que se venía arrastrando desde hace un tiempo, consciente de que la dicotomía entre salud y mercado es falsa. El confinamiento sigue siendo estricto desde hace más de un mes, en general se lo ha respetado, pero suenan algunas alarmas a propósito de las violencias de género, las violencias hacia niñas y niños, y las difíciles condiciones económicas de quienes no pueden buscar su sustento diariamente,

En España, después de casi dos meses de encierro, niñas y niñas han salido a la calle ¿Cómo está siendo en la Argentina?

Todavía hoy, a fines de abril, las niñas y niños no han podido salir a la calle y ya hay una serie de medidas que indican que pronto lo harán. Se percibe ese aire enrarecido en las calles cuando, al salir por un trámite o una compra o para ayudar en algún centro educativo u hospitalario, no se ven ni niñas, ni niños, ni ancianos. El extrañamiento, para mí, es mayúsculo: el paisaje ciudadano está despojado de sus edades más frágiles, más esenciales.

Durante estas semanas de confinamiento, y las que quedan, aquí se intenta que el curso siga con cierta normalidad. Parece que darlo por terminado (quedan dos meses por delante) es excesivo, injusto. ¿Cómo lo ve usted?

Tengo una opinión desde los márgenes al respecto. Un mundo en estado de excepción, una vida puertas adentro, una sociedad amenazada y el distanciamiento social no pueden pedirle a la educación ni “normalidad”ni “habitualidad”. Por un lado creo que lo que nos salva es cierta ritualidad, sí, pero no una determinada repetición. Me da la sensación que dada la contingencia inesperada es hora que la educación revierta su tendencia dócil y adaptativa a las exigencias de la época anterior (el conocimiento lucrativo, la aceleración del tiempo, la híper-tecnología, el vínculo utilitario entre competencias y mercado, etc.) y pueda concentrarse en dos dimensiones poco reconocidas o bien abandonadas: por un lado la conversación a propósito de qué hacer con el mundo y qué hacer con nuestras vidas, justamente ahora que el mundo vuelve a estar en riesgo y que las vidas se han visto confinadas; por otro lado, el hacer cosas juntos que nos devuelvan el tiempo liberado: la narración, el arte, la lectura, el juego, la filosofía.

¿Cree que en este tiempo se está mirando correctamente a la infancia? ¿Hay margen para un cambio de perspectiva, más cercana a la de sus derechos?

Desde hace un tiempo vengo pensando que la época anterior a la pandemia había ya producido una separación dolorosa entre niñez e infancia, es decir, que la mayoría de los niños habían perdido la posibilidad de una experiencia de tiempo de intensidad, no sometida a la lógica de las finalidades, las utilidades, a la exigencia de rendimiento. No solo la niñez habría perdido su infancia sino la humanidad en general. La solución por los derechos me parece una parte del problema, quizá su carácter más enunciativo, pero creo que hay algo más: insisto en que buena parte de la actividad pre-escolar y escolar debería tener como condimento esencial el “devolver” infancia la niñez, esto es para mí lo más formativo, lo que se recordará con el paso tiempo, lo que hará que una nueva generación no se “adultice” tan rápida y dolorosamente.

En su pensamiento está presente la dicotomía entre vida y mercado, entre lo que es la educación y lo que debería ser. La situación actual, el interés de los gobiernos porque los contenidos curriculares sigan, a pesar de las carencias y dificultades de muchas familias y niñas y niños, ¿qué le parece?

Si entendiéramos por contenidos aquellas preguntas, cuestiones, problemas, encrucijadas que a cada momento pone sobre la mesa educativa, si pudiésemos comprender que esos contenidos no pueden solo parecerse a los informativos de la televisión o a las formas superfluas de opinión de influencers y coachings en las pantallas, si creyéramos de verdad que los contenidos configuran en realidad una conversación serísima sobre el mundo y sobre la vida, sean o no curriculares, dar continuidad tiene un aspecto de ritual que a mi modo de ver debe sostenerse. Pero quizá este procedimiento se ha vuelto obsesivo y poco interesante, reduciéndolo todo a sus formas más banales: dar tareas, exigir su cumplimiento, evaluar, y todo a través de mecanismos virtuales. Entiendo la situación de emergencia y la desorientación que nos provoca. Pero: ¿a esto queda reducida la forma –siempre informe, siempre por hacerse- de la escuela? ¿Y la conversación que debería acontecer, por ejemplo, durante y después de una lectura, de un juego, de una información determinada? ¿Y la compañía de los educadores y de pares? El mercado siempre parece encontrar respuestas a sus crisis, pero la educación no puede someterse a esa lógica ni hacer de cuenta que todo sigue tal cual era. Por el contrario, si hubiera alguna oportunidad en este tiempo, es aquella de mostrar esa “anormalidad”y las causas que la produjeron.

Hace unos días leía una entrevista que le hacían en Página 12. Decía en ella: “Dado el agobio de lo real, ¿qué espacio de libertad se puede crear?”. Hoy, dado el agobio generalizado, ¿qué se respondería a usted mismo?

Los espacios de libertad son siempre condicionales o condicionados, y quizá la palabra libertad hoy suene absurda o esté pisoteada. Cuando pienso en la experiencia de libertad lo relaciono con cierta imagen de apartarse, de refugiarse, de cuidarse de ciertos hechos horrorosos que el mundo viene provocando en las vidas; pero no lo hago en términos individuales, auto-referenciales, solo para quienes pueden ejercer una práctica libertaria personal. En educación esta palabra, como también igualdad o solidaridad, no puede ser sino una idea colectiva, y se refiere a la posibilidad de encontrar en las instituciones esos espacios liberados del trabajo y del peso que supone ser adulto en este mundo. En términos más acotados me parece que se puede oponer esa imagen de experiencia de libertad con la exigencia de rendimiento. Una actividad, que en sus orígenes es ofrecida como experiencia de libertad común y enseguida pasa a tener un aire a exigencia de rendimiento, pierde su sentido de presente y de trascendencia.

¿Cree que en estas semanas se ha revalorizado la relación entre maestros y alumnado o que puede afianzarse la idea de que la educación es posible sin docentes?

Había leído tiempo atrás que en cierta literatura especializada ya se anunciaba la educación sin educadores, y me resultaba curiosa la idea, por no decir absurda. La vida en general, no solo la vida escolar, sería impensable sin maestros, sin aquellos con quienes hacernos preguntas, sin aquellos con quienes pensar en voz alta, sin poder escuchar la narración de lo ancestral y no solo de las novedades, sin tener otras referencias adultas fuera de los padres, sin reunirse alrededor de lo público, sin aprender los modos artesanales en que se construyen los saberes, sin ser cuidados y sin la experiencia de la igualdad. Esto define no solo la necesidad de una figura sino también la necesidad de un espacio como las escuelas. Ahora bien: en esta contingencia los educadores están agotados, están trabajando mucho más que antes, deben preparar incluso lo que no puede prepararse de antemano, sin olvidar que en este lado del mundo las condiciones de esa labor siguen siendo precarias, tanto material como simbólicamente.

Tengo la sensación que durante la pandemia de lo que se trata en educación es solo de hacer hacer, de mantener ocupados a los niños y los jóvenes

¿Cuál puede ser el papel de maestras y maestros estos días?

Los partidarios del vínculo unívoco y absoluto entre educación y nuevas tecnologías, como única forma válida de transmisión en el reinado de las sociedades del aprendizaje, están de parabién.

Las escuelas, los colegios y las universidades están vaciadas –y llenas de fantasmas– en sus espacios pero no en sus dictados: todo se hace a distancia, como era de prever, sin olvidar que antes de la cuarentena buena parte de los sistemas educativos tendían a ello o deseaban hacerlo de una buena vez. La tecno-educación ya había invadido las aulas en buena parte de las prácticas y el mercado había apostado decididamente por la creación de una posibilidad cierta de hacer de las instituciones de formación salas virtuales, salvo bellas y contadas excepciones.

Cuánto de lo humano ya era en sí tecnología es algo que puede y debe discutirse, pero la invasión en estos tiempos críticos de recursos, formas, estrategias, diseños, herramientas, buenas prácticas, todos ellos afiliados a la idea de virtualidad es una preocupación que me resulta insoslayable. ¿Qué queda del educador que toma la palabra y la democratiza a través de los sinuosos caminos de las miradas y las palabras de los estudiantes? ¿Qué queda de las formas conjuntas de hacer arte y artesanía, de tocar la tierra, de jugar, bajo la forma tiránica de la pantalla siempre-encendida?

Tengo la sensación que durante la pandemia de lo que se trata en educación es solo de hacer hacer, de mantener ocupados a los niños y los jóvenes, de replicar horarios y rutinas. Como si pudiéramos reconcentrarnos en un mundo que está en aislamiento y olvidarnos de lo que nos angustia y conmueve. Así vistas las cosas, así condensadas, es factible que la imagen del educador quede completamente desdibujada, sea una suerte de parodia de sí misma, o bien ofrezca a algunos desapasionados por la formación la salida tan buscada a su propio hartazgo. Hay una confusión, deliberada o no, de medios y metas, de lo cerrado y lo abierto, del ejercicio y su posible trascendencia, de la tarea y del arte, del aprender por medio de, a aprender con alguien qué, de la conectividad y del contacto.
Hoy, ahora mismo, si hubiera una potencia en el educador ella es la del cuidado, la compañía, la conversación a propósito del mundo y de la vida, y la hospitalidad. No se trata de contenidos sino de continentes, no es una cuestión de formato sino de urgente presencia. Y no es un problema de estar-ocupados sino de estar-juntos.

Han quedado al descubierto las enormes diferencias en las condiciones de acceso a la educación de la infancia… ¿cree que aumentará la preocupación de los gobiernos una vez que termine el confinamiento?

Casi toda la infancia ha sido ahora dividida entre quienes acceden a internet desde sus casas y quienes no lo hacen y, de aquí, ya se ha vislumbrado una relación con el aprendizaje porvenir. Los gobiernos tienen y tendrán por delante una difícil tarea que es la reconstrucción desde las cenizas. Sin olvidar que los sistemas públicos de salud, de educación, de cultura, ya estaban comprometidos o desahuciados en buena parte del mundo, en estas latitudes habrá una niñez literalmente mucho más empobrecida que antes y habrá que imaginar y reinventar políticas de urgencia.

¿Qué habremos de aprender para salir de esta crisis con sociedades más fortalecidas?

Soy algo escéptico al respecto, porque podría ser que el sistema económico actual se haya visto herido en esta pandemia, y acelere sus procesos de desigualdad para compensar las pérdidas. También es cierto que se escucha por todas partes la idea de que estamos frente a una oportunidad. Que todo esto, cuando acabe, si es que acaba, nos hará mejores. Puede ser, ojalá, incluso me gustaría contribuir y participar en ello. Pero en este momento uno debería ser mucho más cauto o evitar, al menos, ser negligente: hay gente que se ha muerto y otra que se morirá, sobre todo ancianos, y no parece que morirse sea una oportunidad. En todo caso espero que la experiencia de pérdida de confort y seguridad, que la experiencia del hilo tenue que separa la vida de la muerte, que la experiencia de tantas y tantos que han hecho de este tiempo doloroso un tiempo de solidaridad, generosidad y responsabilidad, se imponga por sobre la mezquindad deshumanizante del mercado.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/11/un-mundo-en-estado-de-excepcion-no-puede-pedirle-a-la-educacion-normalidad/

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El sistema aprende

Por: Hugo Aboites

La forma en que está evolucionando la situación anticipa que el sistema educativo saldrá de la presente contingencia con varios discutibles aprendizajes. El primero, que a la sombra de una situación crítica un grupo de autoridades puede tomar decisiones inmediatas, verticales e impensables hasta hace poco. No sólo la del muy justificado cierre indefinido de cientos de miles de escuelas e instituciones, sino la muy discutible decisión de que las decenas de millones de estudiantes de todos los niveles deben continuar con el plan normal de estudios y, para eso, pasar a todo mundo y de un día a otro, a la modalidad de educación a distancia. De un mundo a otro.

Segundo, que esas decisiones se pueden mantener, a pesar de que carecen de sustento educativo. Porque ante un acontecimiento mundial y nacional inédito como es la pandemia, la conducción del sistema está decidiendo no hacer algo adecuado al momento, que permita a niños y jóvenes y sus familias analizar y procesar desde distintos campos del conocimiento ésta que es una experiencia crucial en sus vidas –como en estas páginas se ha propuesto. Decide también, con esto, abandonar educativamente hablando a sus familias y comunidades. Y decide no apoyar ni impulsar a los maestros que plantean alternativas de enfoques educativos, adecuados a la coyuntura y a las necesidades de conocimiento. Es decir, decide no educar.

Tercero, que la educación virtual o a distancia es equiparable a la presencial. Con el afán de impulsar la imagen de que el sistema está funcionando normalmente se olvida la diferencia fundamental que existe entre el mero aprendizaje y la formación integral basada en el conocimiento. Esto último, supone la construcción y apropiación colectiva de conocimientos que dan sentido y solidez a la vida personal, grupal y social y sólo puede ocurrir en un espacio social interactivo como la familia, escuela, universidad, comunidad. Y hoy, cuando cada vez más se entiende a la educación como transmisión de información, la educación a distancia viene a profundizar ese enorme equívoco. Con la contingencia y la experiencia masiva de la educación virtual, se apresura la progresiva integración de la educación a distancia como equivalente a la presencial y la escuela y la universidad como enseñadero. Como decían recientemente las autoridades de la UAM, al plantear la creación de programas a distancia: la modalidad extraescolar debe asumirse como equivalente a la modalidad presencial. (Acuerdo directores 27/2/20: www.uam.mx).

Cuarto, que no se vulnera el carácter público de la educación cuando masivamente se sustituyen todas las aulas (cientos de miles), en su mayoría públicas, por las virtuales (softwares y dispositivos) que rentan o venden las grandes empresas tecnológicas. Un cambio súbito de tales proporciones amenaza con normalizar la presencia de grandes empresas privadas en la educación (el caso de Banca Santander) y ya sin contingencia podrá avanzarse con gran soltura en este proceso de conversión de lo público a lo privado. Y habrá presión de esas compañías a que los planes de estudio sean amigables con el uso de sus tecnologías. Ni siquiera se dará oído a la demanda de que se sea el Estado, mediante las instituciones públicas, el que se encargue de crear estas tecnologías y ofrecerlas gratuitamente como parte del servicio educativo.

Quinto, que la educación a distancia puede utilizarse políticamente. No es difícil imaginar que una vez que el sistema ha tenido la experiencia piloto de la contingencia de 2020, gobernadores, autoridades de instituciones e incluso algún futuro gobierno federal considere utilizarlas para enfrentar las protestas magisteriales, los paros estudiantiles, las luchas por derechos –de las mujeres, por ejemplo– y las huelgas que ellos mismos no aciertan a solucionar. Crear clases extramuros virtuales ante estos movimientos, sin embargo, sólo generaría peores conflictos y caos, pues enfrentará a grupos dentro de las instituciones y el sistema.

Finalmente, fortalece la noción de que es útil sobrevivir con promesas. La promesa implícita que han hecho las autoridades educativas es que con el uso de la educación virtual o a distancia los más de 30 millones de estudiantes no sufrirán retrasos en su formación, que ésta será de calidad, que no habrá exclusión y que estudiantes y maestros funcionarán adecuadamente en este nuevo ambiente. Pero las quejas, denuncias y protestas comienzan a aparecer por todos lados: niños y niñas pobres excluidos, maestros sobrecargados de responsabilidades y de trabajo, hogares de maestros y estudiantes, invadidos y obligados a asumir las condiciones que impone el uso y el costo de una tecnología muy poco eficiente y exámenes SEP, amenazan con generalizar la inconformidad y hacer responsables a quienes los metieron en el atolladero. Erraron el camino, el regreso no será fácil.

*UAM-Xochimilco

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/05/09/opinion/020a2pol

Imagen: https://pixabay.com/photos/child-tablet-technology-computer-1183465/

 

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Rezago educativo y salud: preocupaciones ante los escenarios de confinamiento

Por: Lourdes González*  y  Eilén Oviedo González**

Por la salvaguarda de la salud de todos los protagonistas del sistema educativo en México y para evitar una escalada de contagios por COVID-19, en un escenario de buena salud, la formación presencial se cambia a modalidad a distancia de forma temporal y la comunicación mientras tanto, será por medio de un ordenador, un teléfono inteligente, un televisor, reconociendo con preocupación que algunos estudiantes por motivos diversos se les dificultará el acceso a la preparación académica, con afectación a los progresos educativas y los cumplimientos (González, 2020b).

Es así, que en los hogares, los docentes presenciales se adaptaron en pocas horas a un sistema educativo a distancia, a comunicarse con los medios que tenían a su disposición para atender a las orientaciones de los directivos de sus centros, sin tiempo de capacitación previa, y algunos con dificultades en torno a la conexión, a financiar con sus recursos los medios para ofrecer la preparación académica y así presentar los contenidos a los grupos a quienes orientan. Es interminable el compromiso del profesorado con la comunidad educativa, pese a que pueda resultar agotador.

Ante los cambios de cancha de las aulas a los hogares, los académicos se pronuncian y publican en diarios y redes desde su experiencia y postura lo que viven combinando su labor académica o investigativa y el ser madres y padres. Al respecto, el aumento de diligencias en sus horarios oficiales, ya que regularmente a la par que atienden sus actividades académicas y sustantivas, muchos están al pendiente de responder y orientar a sus hijas e hijos en torno a sus avances educativos y que cumplan (Navarrete, 2020); a manera de trazar otras rutas para que las experiencias resulten más formativas para todos los protagonistas y respondan al bienestar, a mejorar los valores, a disminuir las brechas.

Así también, los profesionales de la educación, los investigadores y el profesorado fuera de los horarios oficiales ofrecen a distancia material, revisión de tareas, responden a consultas y comentarios de parte de las y los estudiantes, atienden a las peticiones que les realizan los coordinadores y los supervisores en torno a los ajustes de mejora en las planeaciones, en las actividades, en la recopilación, justificación y argumentación de las evidencias, comparten mensajes para la comunidad con palabras que confortan, proporcionan tranquilidad, orientan y trazan líneas de ayuda ante posibles dificultades. Es así durante el día se atiende paralelamente, lo laboral y lo de casa.

Los profesionales de la educación, los investigadores y el profesorado hacen saber a su comunidad que están ahí para ellos. Hoy es más visible que nunca la intensidad con la que muestran su pasión y vocación educativa por los escenarios de permanencia en el hogar y alerta sanitaria.

Así también, las y los directivos de los centros educativos trazan la directriz y aprueban la planeación del profesorado y los productos que se van a solicitar a las y los estudiantes para evaluar. Es deseable, que en el diseño de la planeación, los productos que se acuerdan trabajar por las y los estudiantes se estimen en términos de a quién ayudan o a quién perjudican y supongan mejores resultados de aprendizaje y experiencias más formativas para todos los protagonistas (González, 2020a); porque impactan para la evaluación y para que trascienda de meros cumplimientos (Santos, 2017, 2014). La actividad que encomendemos es importante porque hace parte de la ruta que se traza para el aprendizaje esperado.

La planeación y la evaluación de los productos van de la mano. Algunos principios en la evaluación como el “principio de responsabilidad.. No da igual, cómo se hacen las cosas…porque alguien preguntará qué es lo que sucede… Principio de racionalidad. Lógica de preguntarse ¿Se alcanzan otras finalidades que no se pretendían? ¿Es razonable este costo…?” (Santos, 1999, p. 42).

Los productos de aprendizaje que entregan las y los estudiantes es porque esperan reconocer que van a recibir una valoración sobre sus progresos para prepararles a la vida. Es deseable que los productos y prácticas que se acuerden para la entrega, sean justos o viables, respecto a reconocer su relación con el tiempo que toman, con los recursos, con la contribución para los avances en torno a actuar en términos de mejorar en consciencia de sí mismos, de los demás y con otros seres vivos y por la edad de algunos estudiantes se suman quienes en casa les acompañan y se añaden los elementos de supervisión, disposición, paciencia, ánimo de hacer una sustitución del docente frente a grupo, contar con el conocimiento, cantidad de hijos a atender, aparte de las actividades económicas no son las mismas para todos (González, 2020a).

El profesor investigador Miguel Ángel Santos Guerra (1995) destaca que en la evaluación diagnóstica, procesual y de término, le inquieta la reflexión cualitativa en torno a cómo aprende un alumno, porque menciona que solo se sabe que acabó aprendiendo o que no lo hizo. Es así, que no basta, con comprobar y aspirar a que los estudiantes logren la presencia de los datos relativos a los conocimientos de ciencia (Santos, 2010). Por consiguiente, siempre que evaluemos resulta indispensable preguntarse a quién beneficia y a quién perjudica, así lo sugiere Santos (2017, 2014)

Cabe reconocer, que la mayor parte de los profesores están en acuerdo de que no solo se trata de formar estudiantes con calificaciones numéricas admirables, sino que usen los contenidos curriculares en sus discursos y que la evaluación se relacione con contribuciones para la humanidad (Santos, 2010).

A colación de lo anterior, es deseable considerar lo que Gino Ferri manifiesta en la entrevista que le realiza Franca (2015), respecto a involucrar a las familias en la forma de evaluar para que cambien su perspectiva, porque de lo contrario, en mayor medida esperarán y valorarán más los datos cuantitativos en las calificaciones. De igual manera, algunas concepciones con las que se asume la evaluación resultarán difíciles de desarraigar de inmediato, el proceso es gradual.

“La evaluación es un proceso que, en parte, nos ayuda a determinar si lo que hacemos en las escuelas está contribuyendo a conseguir los fines valiosos o si es antitético a estos fines,” esto lo sostenía Elliot (1985).

Ante los escenarios y el diagnóstico que ofrecen las noticias, las voces académicas y las redes sociales en torno a respuestas para la evaluación y preocupación a la equidad porque algunos estudiantes no tuvieran acceso a la preparación académica esperada y con riesgo de mayor rezago. Sin duda, son tensiones. Así también, la salud determina la continuidad. Primero la salud, porque con una enfermedad encima, la continuidad se obstaculiza o se frena.

A colación de lo anterior,  hay temas sensibles que por todas las emociones que le acompañan los escenarios y una de las principales inquietudes, es el momento de retorno a lo presencial ¿Cómo se aminorarán los temores para regresar a las operaciones presenciales, a las aulas, en el momento que se determine?. Así también, el problema de creer que al decir evaluación nos estamos entendiendo, por ello la necesidad de acordar el enfoque (Santos, 1999, 2014, 2017). Tan peligroso es regalar notas, como lo es restringir y hacer insoportable la vida académica.  En la evaluación conviene interrogarse por los valores que se desprenden de las prácticas (Santos, 2010).

Elliot W. (1985) The art of educational evaluation: a personal view. London: Falmer Press.

Franca, J. (4 de julio de 2015). Gino Ferri: “Si no involucramos a las familias en la escuela solo esperarán de ella buenas notas”.  El diari de l’Ecola d’estudie, p. 1. Recuperado de http://diarieducacio.cat/escolaestiurosasensat/2015/07/04/gino-ferri-si-no-involucramos-a-las-familias-en-la-escuela-solo-esperaran-de-ella-buenas-notas/

González-Peña, L. (2020a, April 6). Planeación, organización y evaluación claves para la formación virtual en escenarios de pandemia y confinamiento. Educación Futura. http://www.educacionfutura.org/planeacion-organizacion-y-evaluacion-claves-para-la-formacion-virtual-en-escenarios-de-pandemia-y-confinamiento/

González-Peña, L. (2020b, February 28). Coronavirus y plan de contingencia escolar. Educación Futura. http://www.educacionfutura.org/el-coronavirus-y-el-plan-de-contingencia-escolar/?fbclid=IwAR3htb4EMFSBC_l5hhqa5HMld8UYFX9Mp6xtbkX8uQ58qtTFGyYPUaKgnX8

González, L. (2020c, January 12). Contribuir al tránsito de la estrategia por la paz. Educación Futura. http://www.educacionfutura.org/contribuir-al-transito-de-la-estrategia-por-la-paz/?fbclid=IwAR2v9SruieNm5otfQR8NBVxx_QJ9SAq49bJoP5W_BWI3whxDENsNPQa6MeE

Navarrete, L. (2020, May 3). Un verdadero aprendizaje en casa. Educación Futura. http://www.educacionfutura.org/un-verdadero-aprendizaje-en-casa/

Santos, M. (2017). Evaluar con el corazón. De los ríos de las teorías al mar de la práctica. España: Homo Sapiens.

Santos, M. (2014). La evaluación como aprendizaje, Cuando la flecha impacta en la diana. Madrid: Narcea.

Santos, M. (2010). Una pretensión problemática: educar para los valores y preparar para la vida. Revista de educación351, 23-47.

Santos, M. (1999). Sentido y finalidad de la evaluación de la Universidad. Revista Interuniversitaria de formación del profesorado, (34), 39-59.

*Profesor investigador. Se ha desempeñado como tallerista,  formador de docentes, modulador en congresos virtuales, asesora tesis de licenciatura y maestría y de artículos arbitrados en el área educativa y en otras áreas. Participó en el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) en la validación de casos. 

**Doctora en Gerencia y Política Educativa, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (S.N.I.) Nivel 1. Cuenta con estudios de Maestría En Educación con especialidad en Formación de Docentes, especialista en el área de Competencias y Evaluadora desde 2010 de Competencias Docentes en el nivel Medio Superior.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/rezago-educativo-y-salud-preocupaciones-ante-los-escenarios-de-confinamiento/

Imagen: https://pixabay.com/photos/art-supplies-art-school-supplies-957576/

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El ministro de Educación francés: “La decisión de reabrir la escuela corresponde a la autoridad política, no a los científicos”

Europa/ Francia/ 12.05.2020/ Fuente: elpais.com.

 

“Mi único miedo es el miedo al miedo”. Jean-Michel Blanquer, ministro francés de la Educación Nacional, parafrasea a Franklin D. Roosevelt en el momento más delicado de su carrera al frente de lo que un antecesor suyo llamó “el mamut”, la gigantesca estructura del sistema educativo en Francia, auténtica columna vertebral de la nación. El retorno a las aulas después de dos meses de confinamiento se plantea en Francia como el eje, junto al regreso paulatino a la vida económica, de la desescalada que comenzó el lunes. “El objetivo”, declara Blanquer, “es hacer volver a los niños a la escuela, sobre todo a aquellos que más lo necesitan. Porque resulta que los alumnos más desfavorecidos son los que, a priori, menos volverán espontáneamente a la escuela. Así que es necesario recrear un círculo virtuoso de confianza”.

El momento está lleno de riesgos. Existe el peligro de que los padres, por temor a la enfermedad, no lleven a sus hijos a clase y se los queden en casa. O que los profesores tampoco acudan. O que en las escuelas —o en los lugares de trabajo— repunte el virus y los responsables políticos acaben afrontando demandas judiciales. “Para evitar este problema, yo, por ejemplo, habría podido decidir que la vuelta a la escuela fuese en septiembre. Sería mucho más cómodo para mí, bajo todos los puntos de vista. Pero me niego: pienso que no sería digno”, respondió el viernes Blanquer en una entrevista por videoconferencia con EL PAÍS y otros diarios del grupo LENA. “Debemos buscar el interés general, y nada más”, añadió.

La nueva rentrée no tendrá nada que ver con el regreso a las aulas habitual de cada septiembre. Será voluntaria, progresiva y regionalizada. Esta semana deben incorporarse, primero, los profesores, y después los alumnos, pero solo en las escuelas infantiles y de primaria, hasta los 11 años. La siguiente semana llegará el turno del collège o escuela intermedia, entre 11 y 14 años, aunque solo en las regiones donde el virus más ha retrocedido. Esto excluye a París y sus alrededores. La decisión sobre los institutos queda para finales de mayo. El cálculo oficial indica que entre un 80 y 85% de las escuelas abrirán esta semana, y que regresará en torno a un millón de alumnos, de los más de 12 que integran al cuerpo estudiantil de la educación preescolar, primaria, intermedia y secundaria.

La prioridad para los más pequeños en la desescalada tiene un motivo. “Lo decía antes de la crisis y la idea es la misma: la escuela primaria es absolutamente fundamental si queremos limitar la desconexión escolar y elevar el nivel del país. Porque cuando un niño desconecta en primaria, es muy difícil recuperarlo”, sostiene Blanquer. Esto explica que el Gobierno haya decidido no esperar hasta septiembre para reiniciar las clases. “Sería difícil imaginar un niño de siete años sin escuela durante seis meses, y más si viene de un ambiente desfavorecido”, añade.

A los padres que dudan sobre si llevar a sus hijos a la escuela, el ministro intenta enviar un mensaje tranquilizador. “No partimos de cero. Durante estos dos meses de confinamiento hemos acogido de lunes a domingo a 30.000 hijos de personal sanitario. Con el respeto estricto del protocolo sanitario, no hemos registrado problemas de salud particulares”, resume. “Por otro lado, hay un protocolo sanitario estricto, cuyo rigor algunos me echan en cara. Y cito lo que ha dicho un profesor de pediatría: hay más riesgo en quedarse en casa que en ir a la escuela”.

El esfuerzo en los próximos días se centrará en localizar a los niños con riesgo de abandono y en lograr que vuelvan a clase. Idealmente, todos deberían pisar las aulas antes del verano, aunque no reciban lecciones al uso. El Gobierno francés, en todo caso, ha descartado hacer el regreso obligatorio para todos. “Sería inimaginable”, tercia Blanquer. “En un periodo en el que la gente teme el virus, ¿cómo iba a ir la policía a buscar a un niño cuyos padres no le dejan ir a la escuela? En cambio, la instrucción es obligatoria: el niño, como mínimo, debe estar en el sistema de educación a distancia.”

El argumento social —el confinamiento obligatorio ha agravado las desigualdades y alejado a una parte del alumnado del sistema educativo— ha sido decisivo para comenzar las clases cuanto antes. El otro argumento es económico: sin la apertura de las escuelas los padres no pueden volver a trabajar y, por tanto, la economía no puede arrancar. Estos criterios han prevalecido en Francia por encima de los de los asesores científicos de presidente Emmanuel Macron, que aconsejaban aplazar a septiembre el reinicio escolar.

“Primero, asumimos completamente una decisión que corresponde a la autoridad política, decisión a la que aporta luz el Consejo Científico, pero no es este quien decide”, replica el ministro. “Segundo, aunque el Consejo Científico dijo que era preferible septiembre, añadió que era necesaria una visión sistémica, porque en la sociedad se producen otros daños a parte de la covid-19: niños que llevan dos meses sin cuidados, daños alimentarios, daños educativos, problemas ligados a niños maltratados”, continúa. Y añade: “¿Qué hacemos si los cursos no retoman ahora? Entonces los niños vuelven en septiembre, pero ¿qué hacemos si en ese momento el virus sigue allí? ¿Esperaremos aún más? ¡Simplemente es imposible!”.

Fuente de la noticia: https://elpais.com/sociedad/2020-05-11/el-ministro-de-educacion-frances-la-decision-de-reabrir-la-escuela-corresponde-a-la-autoridad-politica-no-a-los-cientificos.html

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¿Cuándo y cómo reabrir el sistema educativo en Colombia?

Por: Ángel Pérez.

Una de las decisiones más difíciles que tendrá que tomar el Gobierno nacional, así como los alcaldes y gobernadores, en el proceso de desconfinamiento, será cuándo y cómo garantizar la reapertura de las instituciones escolares, para reanudar las clases.

Para entender la complejidad de la decisión, en términos de impacto poblacional, abrir el sistema de la educación básica, media y superior significa que más de 13 millones de personas saldrán de sus casas, el 26% del total de la población de Colombia; 12 millones de estudiantes y cerca de un millón de personas entre docentes, personal de apoyo a las labores educativas y administrativas, más quienes trabajan con las empresas del sector y son proveedores del transporte escolar, alimentación y otros servicios, anexos al funcionamiento de las instituciones educativas.

En Colombia tenemos la fortuna de ir un mes, o más, atrás de otros países, con respecto al proceso de encerramiento y de desconfinamiento, este tiempo nos permitirá evaluar la decisión que ya tomaron otros países de empezar la reapertura del sistema educativo. No tenemos afán, podemos seguir funcionando durante este semestre con los estudiantes en casa: en condiciones normales los estudiantes del calendario A de la educación básica y media estarán finalizando el primer semestre a la mitad del mes de junio, igual ocurre con los estudiantes del calendario B y de la educación superior, quienes terminan año escolar o semestre.

En el mundo se planteó la necesidad de abrir el sistema educativo por lo menos por tres razones: la primera por el indudable retraso que sufrirán en el proceso educativo los estudiantes más pobres, quienes viven en peores condiciones de hacinamiento, sin acceso a las TIC; segundo, la salud, el estado emocional de los estudiantes y hasta problemas nutricionales se pueden afectar por las condiciones de encierro en las que permanecen algunos niños y adolescentes y; tres, una vez se reabran otros sectores de la economía los padres deben salir a trabajar y la mayoría de niños tendrán escaso soporte, o con quien estar en casa, una parte de los padres coordina su trabajo de acuerdo con el horario escolar.

En el mundo algunos países ya reabrieron las escuelas, por etapas, y se proyecta en diferentes países continuar este proceso durante el mes de mayo. En este sentido y de acuerdo con lo que está pasando en otros países propongo los siguientes pasos para reabrir el sistema educativo de manera planeada y con gradualidad:

  1. Gobierno nacional (Ministerio de Educación Nacional, MEN) debería crear un grupo asesor donde estén expertos en salud, en manejo emocional de los niños y representantes de las entidades territoriales, así como docentes y rectores para que determinen lineamientos y acciones de corto plazo, que preparen al sistema educativo para su reapertura.
  2. De manera inmediata, el MEN, las secretarías de educación y los equipos directivos de los colegios deben preparar las sedes educativas, donde sea posible empezar clases (no en todas se podrá): arreglar baños, equiparlos con elementos de aseo, y hasta modificar aulas especiales, auditorios, bibliotecas y el mobiliario, si es necesario, para mantener el distanciamiento entre los niños y los docentes. Propongo que para los colegios públicos los recursos para estas reparaciones locativas se distribuyan de manera directa a las instituciones escolares, además se otorguen facultades especiales a los rectores para contratar los ajustes y arreglos de los baños, así como la dotación de dispensadores de jabón y otros elementos para la higiene y seguridad de la comunidad educativa. Acá se genera empleo y no se requerirá personal muy calificado
  3. La nación y las entidades territoriales deben respetar la autonomía de los colegios y confiar en sus directivos y maestros, ellos definirán los grupos, prioridades y formas de regresar a los colegios, de acuerdo con unos plazos razonables, que decidirá, según las circunstancias de la pandemia, el grupo asesor del gobierno nacional: Por ejemplo, empezar con gradualidad la primera semana de agosto.
  4. Para arrancar las clases se pueden dividir en subgrupos, como lo hizo Dinamarca, pueden ser grupos de 5 a 7 niños por día, para atender 35 niños en promedio a la semana, insisto dependerá del tipo de colegios y del número de sedes, estudiantes, maestros y cantidad de grupos; durante un tiempo el sistema funcionaría de manera presencia uno o dos días a la semana, combinando educación en casa y a distancia, con las TIC o con guías. Propongo que empiecen con los estudiantes sin acceso a las TIC.
  5. Los estudiantes deberán tener su propio escritorio o pupitre, todos ubicados a dos metros de su vecino más cercano.
  6. Los maestros trabajarán con el mismo grupo de estudiantes durante el día y no cambiarán de aula, ni de estudiantes.
  7. Los niños utilizan tapabocas y solo juegan con niños de su clase, en grupos pequeños.
  8. Hasta donde sea posible, los maestros no se reúnen en la sala de profesores;
  9. Todos (niños y profesores) deberán lavarse las manos al menos una vez por hora, durante las 5 o 6 horas de duración de la escuela.

Además, el pediatra y epidemiólogo Quique Bassat, que formó parte del grupo de expertos de la Asociación Nacional de Pediatría que asesoró al Gobierno español sobre cómo debe ser el desconfinamiento de los niños, afirmó que «los requisitos dependerán del punto en que se encuentre la pandemia, adelanta cuatro elementos: distancia social; lavado de manos con gel hidroalcohólico al entrar y salir de clase, posible uso de mascarillas, y turnos en la hora del comedor, un momento que resulta especialmente delicado, y también en la llegada y salida de los centros educativos».

Fuente del artículo: https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/columna-angel-perez-11-de-mayo-cuando-y-como-reabrir-el-sistema-educativo/286113

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OVE entrevista a Mercedes Martínez “Urge realizar un Congreso Pedagógico por país y luego del continente”

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan en exclusiva para el portal Otras Voces en Educación

 

El eco de la resistencia magisterial y ciudadana de la Federación de Maestros de Puerto Rico recorre todo el continente nuestro americano. Teníamos especial interés en conocer a Mercedes Martínez, una de las dirigentes más combativas de ese gremio y ello fue posible gracias a la creación del Grupo de Contacto Internacional (GCI) conformado por dirigentes gremiales y sindicales del magisterio en lucha, así como por educadores populares y pedagogos críticos de la región. Estuvimos felices cuando los compañeros chilenos Anibal Navarrete y Silvana Saez nos facilitaron sus datos de contacto.

Mercedes Martínez es de esas compañeras que después de un par de días trabajando juntos, uno(a) tiene la sensación que le conoce de toda la vida. Solidaria, vertical, con una increíble sensibilidad por lo social más allá de los muros escolares. La independencia de su amada Puerto Rico la lleva en las venas, militante como es de la unidad de quienes luchan.

Mercedes Martínez Padilla es nacida en San Juan, Puerto Rico. Posee un bachillerato en Artes de la Facultad de Ciencias Sociales, otro en Educación en Inglés Nivel Elemental y actualmente cursa su maestría en Inglés Elemental.

Milita en la Federación de Maestros de Puerto Rico desde su ingreso al magisterio en el año 2006. Participó activamente en la Huelga magisterial del 2008 y en todos los paros y actividades de militancia de la organización en defensa de la escuela pública, los estudiantes y maestros. Ha ocupado diferentes cargos en el gremio, desde contacto de escuela, presidenta de Unión Local, Representante de ÁreaI y desde verano 2015 es la presidenta del sindicato.

Por todos los rincones y escenarios del magisterio resuena la voz y conciencia de Mercedes. Ha participado en múltiples foros, vistas públicas y actividades socio-culturales en representación de la FMPR, entre ellos, el foro en Nueva York organizado por el colectivo A Call to Action in PR, así como en las Conferencias de Teachers for Social Justice en Chicago, en Asambleas de Delegados de la United Teachers of Los Angeles y Foros de la British Columbia Teachers Federation en Canada. Participó de las vistas de descolonización de la ONU en el 2017, la Conferencia de Labor Notes en el 2018, la Conferencia Trinacional en Méjico junto a compañeros de la CNTE, entre otros foros. Consideramos importante para los y las lectoras y colaboradores de Otras Voces en educación conocer un poco más de cerca a esta dirigente del magisterio puertorriqueño y nuestro americano.

 

Mercedes, cuéntanos un poco tu historia de vida en el gremialismo, en el sindicalismo magisterial.

Mi activismo en el gremialismo magisterial inició gracias a mi madre, quien era trabajadora social escolar al momento de yo iniciar mi trabajo como maestra de inglés, hace 14 años atrás. Ella siempre ha sido activista por la justicia social, gremialista y me orientó sobre la importancia de la organización de las y los trabajadores en sus centros de trabajo.  Fue ella mi mayor ejemplo en el sindicalismo y quien me reclutó para formar parte de la Federación de Maestros de Puerto Rico.

Inicié como contacto de la unión en la primera escuela que laboré, luego fui representante regional 6 años y finalmente desde el año 2015 fui electa presidenta del sindicato, puesto que ocupo al momento.

He participado de cientos de manifestaciones en defensa de la educación pública, los derechos del magisterio y el estudiantado.  Entre ellos, la Federación de Maestros luchó codo a codo junto a las comunidades escolares contra los cierres masivos de escuelas, iniciados de 2014 al 2018.  De no ser por el trabajo organizativo en alianza con las comunidades escolares, hoy fueran cientos de escuelas las cerradas por el gobierno.

Participé de la huelga magisterial convocada por la Federación de Maestros en el 2008, la cual duró 10 días.  En la misma reclamamos garantías de cero privatización del sistema público de enseñanza y ganamos esa batalla.

En Puerto Rico las huelgas del magisterio son consideradas ilegales por el gobierno, por lo que la unión fue descertificada como representante exclusivo del magisterio (representábamos a más de 45,000 educadores).

Sin embargo, ello no nos detuvo y hoy en día nos mantenemos como un sindicato clasista, que agrupa de manera voluntaria a educadores en nuestro país.  Junto a mis compañeras y compañeros de la FMPR hemos participado de conversatorios, asambleas, protestas, paros, huelga, caravanas, marchas y cientos de actividades gremiales siempre en defensa de la educación pública.

Nuestro trabajo en el sindicato trasciende lo gremial a los asuntos sociales que aquejan a nuestro pueblo.  Por ello, las alianzas entre sectores sindicales, organizaciones comunitarias y de justicia social han sido la orden del día para trazarnos proyectos de país a corto, mediano y largo plazo.

 

Precisamente, esa sensibilidad por los asuntos sociales y pedagógicos, nos permite preguntarte ¿Cuáles consideras que son los elementos más significativos de la crisis educativa en Puerto Rico?

Los elementos más significativos que generan la crisis educativa en nuestro país han sido el intento del gobierno de estandarizar la educación, para que responda a los intereses del mercado y no a las necesidades de nuestro estudiantado.

Los recortes millonarios en el presupuesto de la agencia han agravado las condiciones materiales en la que los educadores laboran y los niños, niñas y jóvenes, estudian.

Se han eliminado cientos de plazas de maestras de Bellas Artes, Educación Física, Salud, cursos ocupacionales y vocacionales.  Adicional a ello, la falta de equipos y recursos para los educadores y estudiantes.

El cierre masivo de escuelas ha generado hacinamiento en la sala de clases.  Finalmente, los intentos de privatizar el sistema público de enseñanza siempre están latente y es una lucha constante para evitarlo.

 

 

Mercedes, ¿consideras que la formación docente se corresponde a los actuales retos que enfrentan los y las docentes? ¿Cuáles deberían ser las reelaboraciones en materia de formación inicial y continua de les educadores?

 

La Universidad de Puerto Rico, universidad pública de nuestro país, goza de excelentes profesores y currículo en la Facultad de Pedagogía.  Sin embargo, muchas de las universidades privadas, no tienen la misma rigurosidad en la formación.

La teoría, las filosofías educativas son esenciales e importantes para apoderarnos de la autonomía docente a la hora de impartir clases pertinentes a nuestros estudiantes.  Todo ello lo enseñan las universidades.

Ahora, no hay cursos de sindicalismo, en el bachiller.  No se habla de la necesidad de estar sindicalizado para defender la educación pública que merecemos.  Por ello, la importancia de establecer Capítulos de Estudiantes en las facultades de pedagogía para ofrecer talleres y clases de sindicalismo, sobre la necesidad de estar organizado laboralmente para defender sus derechos, los de los estudiantes y la escuela pública.

 

 

¿Qué ha significado la crisis del COVID-19 para el magisterio puertorriqueño? ¿Considera que el COVID-19 y las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación

 

El COVID 19 ha exacerbado la crisis que ya vivía el sistema educativo en Puerto Rico.  Las grandes inequidades sociales y económicas salieron a relucir, ante un panorama donde la falta de acceso a equipos tecnológicos e internet eran la orden del día.

Esto dificultó el proceso de enseñanza-aprendizaje y dejó atrás a más de 100,000 estudiantes que no contaban con equipos ni recursos para acceder a plataformas en línea.  El proceso fue atropellado e improvisado.

Los docentes no habían sido preparados, ni adiestrados sobre el proceso, ni plataformas de educación a distancia, por lo que fue sumamente duro para el sector magisterial.  El Departamento de Educación proveyó módulos bancarios para tratar de aparentar falsamente, que se educaba.

Sin embargo y a pesar de lo antes expuesto, hay que reconocer la labor encomiable que realizó el magisterio en Puerto Rico, trabajando largas horas diarias para llegar a sus estudiantes, uno a uno en muchas ocasiones, proveyendo recursos a quienes no contaban con los mismos, siendo empáticos y solidarios con las necesidades de los estudiantes.

El 16 de marzo dio inicio el proceso de educación en línea y el 8 de mayo culminó el proceso académico.  Del 11 al 15 de mayo, los educadores estarán ingresando las notas de los estudiantes al sistema.

A raíz de una ardua batalla de múltiples sectores, finalmente nuestro estudiantado y profesorado recibirá equipos tecnológicos en verano, para proveerle herramientas complementarias a la educación.

La Federación de Maestros reclama, que la entrega de este equipo venga acompañada de internet banda ancha gratuita para toda la población, como derecho humano en momentos de la pandemia.

Esta pandemia nos deja ver al desnudo las características nefastas del sistema capitalista, donde permea una visión mercantilista de la educación, con el fin de mantener el control ideológico de las comunidades a través del sistema educativo.

Sin embargo, siendo la educación la mayor herramienta para nuestra liberación, en la Federación apostamos al magisterio, al estudiantado y a ese despertar de conciencia de clase, tan necesario para denunciar las fallas del sistema y las propuestas y alternativas para erradicarlo.

 

 

A partir de su experiencia docente y gremial cuales serían algunas de las propuestas alternativas en la actual coyuntura del magisterio americano

Entiendo que urge realizar un Congreso Pedagógico por país y luego del continente para unir lazos de solidaridad, fortalecer vínculos entre educadores y presentar propuestas conjuntas como respuesta a la crisis educativa que vivimos en América.

Es menester repensar en estos momentos la escuela pública que queremos y merecemos y trabajar sobre cómo lo lograremos.  Imprescindible que al hablar del sistema educativo incorporemos las propuestas de nuestros estudiantes y todos los componentes de la comunidad escolar.

La filosofía emancipadora, necesaria en nuestras aulas, debe ser un compromiso de todo docente del continente.  Una pedagogía que nos libere de las opresiones y nos eduque para la libertad.

El magisterio, es la zapata del sistema educativo.  Asumir nuestro rol equivale a presentar propuestas educativas a las secretarías de educación que incluyan las condiciones materiales en las que laboramos y estudian nuestros alumnos.

Debemos hablar de topes de estudiantes por salón de 10 a 12, garantías de salud y seguridad para todos en nuestras escuelas, reabrir escuelas cerradas, otorgar permanencias a educadores, eliminar las pruebas estandarizadas, incorporar programas de Bellas Artes, Salud, entre otros, en nuestros currículos.

El momento de cambiar las condiciones materiales en las que laboramos y estudiamos llegó.

El momento para hablar de verdaderas reformas educativas emancipadoras es ahora.  Aprovechemos el distanciamiento, el cierre físico de planteles para pensar sobre la escuela que queremos y merecemos.  En unidad de acción y propósito, lo lograremos.

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Argentina: Nicolás Trotta se reunió con representantes de sindicatos docentes

Redacción: Ámbito

El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, dialogó con Ctera, UDA, CEA, SADOP y AMET para consensuar sobre el avance de las medidas en la conyuntura.

El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, mantuvo este viernes un encuentro de forma virtual con los representantes sindicales de los docentes de todo el país para avanzar con el consenso sobre las medidas llevadas a cabo en el marco de la pandemia por coronavirus Covid-19.

Asimismo, remarcó que es necesario «generar consensos que otorguen a la sociedad la tranquilidad» para que al retornar a los alumnos a los establecimientos educativos sea con la recomendación impartida por los especialistas que trabajan con el Gobierno de la Nación.

“Deberá ser una decisión del Estado, de las 24 jurisdicciones educativas y de las organizaciones docentes. Resulta fundamental que trabajemos todos juntos y demos un mensaje claro”, resaltó.

En ese sentido, Trotta manifestó en varias entrevistas durante esta semana que «un escenario realista» para el regreso a las clases es luego de las vacaciones de invierno, aunque ese comienzo será «escalonado».

Y concluyó: “Los próximos días demandarán profundos consensos y es importante intercambiar miradas con todos los actores del sistema educativo debidamente informados y aprendiendo de las experiencias de otros países”.

Por su parte, la Secretaria de Evaluación e Información Educativa, Gabriela Diker, expuso en una segunda parte de la videoconferencia las decisiones sobre las modalidades de evaluación en las distintas jurisdicciones.

“A través del Consejo Federal de Educación y en acuerdo con los sindicatos docentes, se está avanzando en un marco general y federal de acuerdo, que nos permita trazar un camino de hacia a dónde vamos y qué tipo de medidas va a ser necesario tomar cuando se retomen las clases”, destacó la secretaria.

Fuente: https://www.ambito.com/politica/docentes/nicolas-trotta-se-reunio-representantes-sindicatos-n5101215

 

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