Autor: Ramón Verdín
La maternidad es el principal factor que contribuye a que las jóvenes en México interrumpan sus estudios o que dejen de trabajar.
México ostenta el segundo lugar, únicamente detrás de Turquía, respecto al número de jóvenes de entre 19 y 25 años que no estudian ni trabajan. Entre el sector juvenil es mayor la cantidad de mujeres que renuncian a la educación, o que no consigue un trabajo estable y bien remunerado, que la de varones.
En la República Mexicana, el 33.8 por ciento de las adolescentes está «inactiva» (no busca trabajo o no estudia), mientras que un 3 por ciento de las chicas está desempleada.
En el caso de los hombres, el 4.9 por ciento de la medición está «inactivo» y 4.6 puntos porcentuales «no trabaja», de acuerdo con la información del documento «Education at a Glance 2017», emitido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El promedio entre las naciones integrantes de la OCDE es de 10.9 por ciento de mujeres «inactivas» y 5.7 por ciento sin trabajar, enfrentadas a un 6.5 por ciento de población juvenil masculina «inactiva» y 8.0 por ciento de muchachos desempleados.
La diferencia entre México y el promedio de la OCDE es de 22.9 puntos de diferencia, lo cual evidencia la inequidad para el acceso de las jóvenes a la educación y la posterior dificultad a empleos remunerados de manera óptima.
En este tenor, la maternidad es el principal factor que impide que la mujer desarrolle una actividad laboral o estudie, mientras que en el caso de los hombres, los motivos de salud (accidentes o crónicos) contribuyen a esta «inactividad». Cabe considerar que el análisis de la OCDE contabiliza a los muchachos que están fuera de trabajo «temporalmente» o que reingresarán a las actividades académicas en un futuro inmediato.
Educación accesible
Estas diferencias marcadas son preocupantes, abundó el abogado y economista Jaffet León Chávez, ya que si se contrasta el acceso que tienen las mujeres a la educación con el que tienes los hombres, es mucho menor.
«La brecha de género está en todos los niveles, incluyendo lo educativo. No se han roto las barreras y se refleja en los topes salariales y otras circunstancias desfavorables para las mujeres, por el simple hecho de serlo».
El analista y colaborador de la plataforma Acceso.mx aclaró que el Estado, principal proveedor de la educación básica en el país, así como la iniciativa privada, deben «garantizar una mayor equidad en el acceso a la educación», ya que mientras no se logre este objetivo «no se superarán la inequidades en los pagos».
«La reforma fue creada para poder avanzar en temas educativos, sin embargo en el corto plazo no podremos observar los resultados tangibles. Es una reforma muy nueva, que apenas nace, y nosotros como mexicanos la tenemos que observar», aceptó. Igualmente, aceptó que la reforma educativa impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto «debe ser conservada», a pesar de que los resultados no se verán en el corto plazo.