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No pongas tus … manos sobre la educación

Por Juana María Sancho

Las grandes corporaciones han redescubierto que ‘la educación encierra un tesoro’, el de las enormes ganancias que les puede proporcionar la educación.

Economía y educación parecen compartir mucho más que su primera letra. En las civilizaciones que conocemos, siempre han sido los ricos y poderosos quienes han contado con el tiempo y los recursos para desarrollar su potencial de aprendizaje y experiencia y guiar su proceso de desarrollo. El resto lo tenía que dedicar a la supervivencia. A partir del siglo XIX la educación para todos no sólo se empezó a considerar un mecanismo de igualación y compensación social, sino un importante motor de creación de riqueza. La escolaridad creaba beneficios económicos para la sociedad y para los ciudadanos. En 1842, Horace Mann presentó una argumentación de tipo económico para justificar una mayor inversión en la escuela, que fue utilizada para justificar escolaridad obligatoria. El sentido de la ecuación educación-trabajo quedaba explícitamente establecido. Aunque permanecen las diferencias entre el ‘capital cultural y social’ de las distintas capas de la población.

Pero la relación no acaba aquí. La construcción, desarrollo y mantenimiento de los sistemas escolares son una fuente de riqueza considerable para distintos sectores: construcción, libros de texto, recursos de enseñanza, etc. Sectores que influencian mucho más de lo que se reconoce el sentido y la calidad de la educación. En todas sus realizaciones subyace una idea implícita o explícita sobre profesorado y el alumnado, la enseñanza y el aprendizaje, la representación de conocimiento y la propia evaluación, que es más poderosas que las directrices ministeriales y las políticas educativas.

Sin embargo, la relación no sólo no acaba aquí. En los últimos años las grandes corporaciones han redescubierto que ‘la educación encierra un tesoro’. No en el sentido del informe Delors, de los talentos que, como tesoros, están enterrados en el fondo de cada persona, porque estos no cotizan en bolsa. El tesoro son las enormes ganancias que les puede proporcionar la educación. Una situación que viene impulsada, como señala Stephen Ball, por el movimiento de desestatización que consiste en redibujar la división público-privado, reasignar funciones y rearticular la relación entre organizaciones y tareas. Lo que nos ayuda a entender artículos como ¿Qué tiene que ver Florentino Pérez con la guardería de tu hijo?. La aparición de sistemas educativos ‘paralelos’: Google, Apple o Microsoft. La proliferación de aplicaciones educativas para el penúltimo artilugio digital, que pronto quedará obsoleto y tendremos que renovar. O la multiplicación de entidades privadas que ofrecen cursos a distancia.

Todo un mundo paralelo que se presenta como lo más cool, innovador, interactivo… Pero en el que subyacen determinadas visiones sobre el aprender, el conocimiento, los valores y la sociedad; que se compran, y nunca mejor dicho, sin analizar lo que nos estamos llevando a casa. De ahí que ante cada propuesta tecnológica ‘inteligente’ publicitada en los medios, no pueda dejar de pensar en la experiencia de un grupo de trabajo liderado por Jacques Berleur en el IFIP 13th Computer World Conference, en 1994, sobre la responsabilidad de la tecnología. Un asesor del Banco Mundial explicaba cómo los proyectos de transferencia tecnológica que no tenían en cuenta la cultura y los saberes, las personas e instituciones, producían lo contrario de lo que decían perseguir: las personas y las instituciones acababan más ignorantes, porque no habían podido hacer suya la nueva cultura y habían dejado de desarrollar la suya; más pobres, por el coste de los recursos y más contaminados, por la constante obsolescencia de aquellos. A la vez que me lleva al título del artículo escrito por Manuel Vicent en 1981: No pongas tus sucias manos sobre Mozart, en mi empeño en pedir que no dejemos ponerlas sobre la educación a quienes tienen visiones estrechas, partidistas y basadas en el interés de unos pocos en detrimentos de muchos. Sé que no lo conseguiremos, pero quizás nos pongamos a pensar qué significan educativamente hablando antes de comprar sus productos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/10/no-pongas-tus-manos-sobre-la-educacion/

Imagen: eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2016/12/cc-oecd-flickr.jpg

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El desempleo juvenil y la educación para el emprendimiento

Por: Miguel De Castilla Urbina

La falta de correspondencia entre las demandas de los sectores productivos y las ofertas de los sistemas escolares, en términos del personal  capacitado para participar eficientemente en las empresas y unidades industriales y de servicios, tiene diferentes  formas de manifestarse según países y el nivel de desarrollo de los mismos.  En la mayoría de los casos, particularmente en los del mundo del subdesarrollo, los sectores productivos impulsados por las demandas de los procesos de globalización económica y los tratados de libre comercio, piden a las universidades y centros de educación técnica productos que estas, debido a diferentes factores, no están en capacidad de ofrecer, lo que está obligando a repensar la viabilidad financiera de estos aparatos si no cambian de misión, o al menos introducen cambios en sus apuestas curriculares y administrativas que ayuden a mitigar las consecuencias de ese desencuentro.

Las consecuencias de la falta de acuerdo entre los dos subsistemas mencionados, afecta no solo a los aparatos productivos y a las propias unidades  académicas, sino que también a la propia clientela estudiantil que logra matricularse y graduarse en las mismas.  La más dramática de ellas se produce cuando él o la recién graduada (o), conforme su perfil profesiográfico, busca empleo en los mercados de trabajo de cualquiera de nuestros países y no logra encontrarlo, iniciándose a partir de esta situación múltiples búsquedas, negaciones y fracasos.  El problema del desempleo juvenil para la población recién graduada, común y casi natural en los países empobrecidos de la periferia capitalista, en los últimos años se ha puesto de moda en todos los sectores de la geografía humana, especialmente en las economías de los países altamente desarrollados como los europeos.  Por ello no es extraño que la Comisión Europea, desde los primeros años del siglo que transcurre, se haya dado a la tarea de generar toda una iniciativa de cara a la construcción y difusión de una ideología llamada del emprendimiento como sinónimo del también llamado espíritu empresarial.

En este orden, en el año 2003, la Comisión Europea publicó el «Libro Verde del Espíritu Empresarial», definiendo al emprendimiento o espíritu  empresarial, como “la actitud en la que se refleja la motivación y la capacidad del individuo, independiente o dentro de una organización, a la hora de identificar una oportunidad y luchar por ella para producir nuevo  valor o éxito económico.  Hace que la creatividad o la innovación se introduzcan en un mercado ya existente y compitan en él y lo cambien, o den lugar, incluso a la creación de nuevos mercados”.

De lo que se trata es, de que la persona que busca trabajo y no logra encontrarlo, no se dé por vencido y por el contrario esté en capacidad de generar ideas que sean capaces de convertirse en los gérmenes de una futura empresa.  Ese es el sentido del llamado espíritu empresarial, como sinónimo de la actitud o conjunto de capacidades de los seres humanos para crear empresas, sea de manera individual o colectiva como si fuesen cooperativas.  Es el emprendimiento como “la actitud y el proceso de crear una actividad económica (empresa) combinando la asunción de riesgos, la creatividad y la innovación, en una organización nueva o en una ya existente”.

En años recientes la difusión de este enfoque propio de la esfera empresarial, ha venido ganando terreno en el campo educativo, llegando al extremo que algunos agreguen a los cuatro aprendizajes propuestos por la Comisión Delors en la Educación encierra un tesoro, un quinto aprendizaje con el nombre de «Aprender a Emprender», y otros ya hablen de una educación para el emprendimiento.

En Nicaragua, donde el Gobierno de la República, la Empresa Privada y los trabajadores en alianza, luchan en contra de todos los espacios donde se reproduce la pobreza, existen múltiples manifestaciones que buscan diseminar las semillas del emprendedurismo a través de artículos de opinión, noticias periodísticas, cursos cortos de capacitación y/o posgrados, los que debieron servir como antecedentes para la elaboración de un currículo, que en todos los niveles del sistema escolar, desde el preescolar hasta todas las carreras de la educación superior, enseñe a investigar, innovar, crear y también enseñe a emprender.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/407852-desempleo-juvenil-educacion-emprendimiento/

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