La extraña «reeducación» que tienen que vivir quienes escapan de Corea del Norte

Redacción: Semana Educación

Como el sistema escolar en ese país está casi completamente dominada por el culto al presidente, Kim Jong Un, y a su familia, quienes logran huir del régimen apenas saben escribir y les toca, ya adultos, volver al colegio. Así viven ese proceso.

Una de las primeras cosas que hizo el norcoreano Ri Kwang-myong al llegar a Corea del Sur fue volver al colegio, y eso que hacía 12 años que había terminado sus estudios.

Corea del Norte reivindica una tasa de alfabetización del 100%. La escuela obligatoria y gratuita, se jacta, es una muestra de la perfección de su sistema socialista. Pero quienes logran huir del hermético país se dan cuenta de que en el Sur le faltan algunos conocimientos básicos, lo que les crea complicaciones.

En Corea del Norte, la enseñanza se confunde con las alabanzas a los dirigentes, explican quienes logran fugarse de este país. Además, las aulas están muy afectadas por una acuciante pobreza.

Ri, de 31 años, es uno de los pocos adultos que estudian en la Escuela Wooridul de Seúl, un refugio educativo para los norcoreanos. «Estudié y me diplomé en Corea del Norte pero no sé gran cosa», explica. Reanudó las clases el año pasado, seis meses después de haber llegado a Corea del Sur.

Buena parte de lo que aprendió en el Norte no se puede aplicar en Corea del Sur: «Todo lo que aprendí es diferente», dice. 

Entre las materias más importantes del programa educativo norcoreano figuran los estudios revolucionarios, que tratan principalmente sobre la dinastía Kim que gobierna el país desde hace más de 70

«El amor del partido» 

Los niños norcoreanos empiezan a los seis años con dos horas semanales. En estas, empiezan por estudiar la versión oficial de la infancia del fundador de Corea del Norte, Kim Il Sung y de su hijo y sucesor, Kim Jong Il (abuelo y padre, respectivamente, del actual líder, Kim Jong Un).

Luego de aprender sobre la infancia de los dirigentes, la madre de Kim Jong Il, Kim Jong Suk, llega al panteón educativo; en bachillerato, los jóvenes norcoreanos dedican seis clases semanales a estudiarla, un porcentaje considerable de las horas de enseñanza.

«Los alumnos crecen en el amor y el afecto al partido y al Estado», explicó Ri Myong Guk, director del instituto Manbok, en la localidad norcoreana de Sonbong, a AFP. «Creemos que es importante enseñarles a los alumnos la historia política y revolucionaria, para que aprecien el amor y el afecto de los grandes dirigentes«.

Para el gobierno surcoreano, la educación norcoreana busca inculcar «una lealtad incondicional hacia el partido y el dirigente, como si fuera lo más importante en la vida».

Lee Mi-yeon, exmaestra de primaria que huyó a Corea del Sur en 2010, agrega que a los Kim «se los presenta como figuras míticas, similares a dioses, que crearon el país y transformaron las piñas piñoneras en granadas». Según la exdocente, se dan más clases sobre la familia en el poder que de otras materias.

La dinastía Kim es venerada en Corea del Norte como auténticas deidades. Hay cerca de 40.000 estatuas de Kim Il Sung en todo el país. Cada habitación (es decir, todo espacio cerrado por cuatro paredes) debe estar adornada, por ley, con las fotos de este y de su hijo.

«Si hay una lección sobre la construcción de edificios, hay que pasar unos cinco minutos contando una historia relacionada con el dirigente, con fines de educación ideológica«, subraya Lee.

Recolectar hierbas en lugar de ir a clase 

Según tránsfugas norcoreanos, muchos jóvenes tuvieron que dejar la escuela cuando la economía se hundió, en los años 1990. Cientos de miles de personas murieron de hambre en esa época.

Lee Song-hee, de 27 años, que estudia en la capital surcoreana en la Escuela Wooridul, cuenta que al cabo de solo cuatro meses yendo a una escuela primaria en el Norte tuvo que dejar los estudios para ayudar a su madre a llegar a fin de mes.

«Recorríamos montañas y colinas para recolectar hierbas medicinales», explica. Cuando empezó las clases en Corea del Sur, en septiembre de 2017, era casi analfabeta.

Hay unos 60 alumnos inscritos en Wooridul. Corea del Sur cuenta con siete establecimientos especiales de este tipo, que ofrecen a los tránsfugas una educación gratuita que el director del centro, Yun Dong-ju, describe como «crucial» para vivir en el Sur.

«Por lo menos, una reeducación en materia de cultura, lengua, estudios en ciencias sociales e historia es esencial», añade.

Si se produjera la reunificación, la cuestión de la educación supondría un desafío inmenso, por la enorme brecha cultural que separa a ambos países.

En la sociedad surcoreana, muy competitiva, donde más del 90% de los alumnos termina la secundaria y el 40% va a la universidad, los recién llegados norcoreanos adolecen de un enorme déficit de conocimientos y competencias, según Yun. Muchos no tienen ni las bases comunes que uno aprende en la primaria y el primer ciclo de secundaria.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/como-es-la-reeducacion-de-los-alumnos-norcoreanos-al-llegar-a-corea-del-sur/623052

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ONG trabajan para garantizar el derecho a la educación en Haití, nueve años después del terremoto

América del Centro/ Haití/ 15.01.2019/ Fuente: www.lavanguardia.com.

Este 12 de enero se cumplen nueve años del terremoto que sacudió Haití y provocó cerca de 300.000 muertes en 2010. Durante este tiempo, las ONG Entreculturas y Fe y Alegría, su socio en el terreno, han emprendido una serie de iniciativas para luchar contra la pobreza y garantizar el acceso a la educación, a través de 17 centros educativos.

Este 12 de enero se cumplen nueve años del terremoto que sacudió Haití y provocó cerca de 300.000 muertes en 2010. Durante este tiempo, las ONG Entreculturas y Fe y Alegría, su socio en el terreno, han emprendido una serie de iniciativas para luchar contra la pobreza y garantizar el acceso a la educación, a través de 17 centros educativos.

En aquella ocasión, la catástrofe dejó alrededor de 350.000 personas heridas y 1,5 millones de ciudadanos perdieron su hogar y otros bienes materiales, cifras que han llevado al país a ser el más pobre de América Latina, según la ONG jesuita.

Tiempo después, el 4 de octubre de 2016, cuando los estragos del terremoto aún seguían presentes, el huracán ‘Matthew’ arrasó la costa suroeste del país y parte de República Dominicana y Cuba, causando más de 1.000 muertos, cerca de 2,1 millones de personas afectadas (de las cuales 894.000 eran menores) y más de 1,4 millones requerían asistencia humanitaria.

El número de desplazados ascendió a alrededor de 175.500, el 15% de ellas menores de 5 años; mientras que menos de un año después, en 2017, el huracán ‘Irma’ provocaba nuevas inundaciones y dejaba más damnificados.

Entreculturas y Fe y Alegría especifican que han aumentado su labor humanitaria en 17 centros educativos, que cuentan con 235 docentes en las comunidades más vulnerables del país y que en la actualidad dan acceso a educación primaria, secundaria y técnica a cerca de 5.000 niños y jóvenes.

Antes del seísmo, Haití contaba con una tasa de alfabetización del 62% y casi 3 millones de niños estaban fuera del sistema educativo. Las infraestructuras escolares eran de muy baja calidad y la formación del profesorado deficiente, como denuncian las ONG que añaden que en la actualidad la tasa de alfabetización es de un 57% entre la población mayor de 15 años y alrededor de medio millón de menores haitianos no tienen acceso a una educación de base

Asimismo, las ONG han apoyado la reconstrucción y equipamiento de centros, distribución de materiales didácticos, construcción de viviendas, distribución de semillas, animales y herramientas de crianza y agrícolas para promover medios de vida sostenibles, formaciones en prevención de desastres y actuación en emergencias o apoyo pedagógico a las escuelas.

Además, Entreculturas lleva a cabo la campaña ‘Luz de las Niñas’, puesta en marcha en 2012, para visibilizar, prevenir y actuar ante la violencia de género que sufren las niñas y mujeres jóvenes en el país caribeño.

Fuente de la noticia: https://www.lavanguardia.com/vida/20190111/454075489786/ong-trabajan-para-garantizar-el-derecho-a-la-educacion-en-haiti-nueve-anos-despues-del-terremoto.html

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Kenia: Artículo 26 de la Declaración de Derechos Humanos, Derecho a la educación

Por: el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos/Europa Press

En 2002, cuando el Gobierno keniano anunció que la educación primaria sería gratuita para todas las personas, Kimani Ng’ang’a Maruge decidió inscribirse en primer grado. ¿Qué hay de inusual en eso? Que era un bisabuelo de 84 años. Una fotografía en la portada de un periódico de Kenia lo mostró sentado en un diminuto escritorio junto a niños de 6 años, usando un uniforme que se había hecho él mismo, incluidos los pantalones cortos que indicaba el reglamento.

Maruge dijo que quería aprender a leer la Biblia para saber si los curas la habían estado citando adecuadamente durante toda su vida. Vivió cinco años más, fue certificado en el Libro Guinness de récords mundiales como la persona más vieja en inscribirse a la escuela primaria y fue a Nueva York para dirigirse a la Cumbre de la ONU sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio sobre la importancia de la educación primaria gratuita.

El artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) hace obligatoria la educación primaria gratuita y universal, y existe una tendencia de pensar que es un derecho para los niños. Pero como Maruge mostró, personas de cualquier edad pueden buscar y beneficiarse de la educación y el alfabetismo. No sólo se hizo una película sobre su vida, sino que su historia inspiró a muchas personas que habían abandonado la escuela a regresar y acabar sus estudios.

Este derecho está también consagrado en varias convenciones internacionales, en particular en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y en la Convención sobre los derechos del niño (que ha sido ratificada por todos los países con excepción de Estados Unidos).
En el artículo 26 de la DUDH, encontramos el derecho al “pleno desarrollo de la personalidad humana”, que también aparece en los artículos 22 y 29. Queda claro que los redactores vieron este término como una manera de resumir muchos de los derechos sociales, económicos y culturales en la Declaración y se ha incrementado cada vez más la atención que organismos internacionales prestan al papel de la educación en el empoderamiento de individuos, tanto niños como adultos.

Se ha logrado ampliamente el derecho a la educación en algunos aspectos, lo que resulta inusual para muchos de los derechos enumerados en la DUDH. Hoy más que nunca, cada vez más niños alrededor del mundo tienen acceso a la educación, e incluso la tasa de asistencia a la escuela primaria por parte de las niñas crece a la par que la de los niños en algunas regiones. El número total de niños no escolarizados alrededor del mundo bajó de 100 millones en 2000 a aproximadamente unos 57  millones en 2015.

El Banco Mundial y la OCDE estiman que en 1960 sólo el 42% de las personas en el mundo sabían leer y escribir. En el 2015 este número había subido a 86%. Algunos países –Andorra, Azerbaiyán, Cuba, Georgia, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Rusia, Eslovenia y Tayikistán– tienen tasas de alfabetización del 100%.

ASPIRACIÓN A UNA EDUCACIÓN SECUNDARIA GRATUITA Y UNIVERSAL

Sin embargo, la alfabetización es un blanco móvil. Muchos países aspiran –de acuerdo a los objetivos planteados en el artículo 26– a que la educación secundaria sea gratuita y universal, y algunos tienen como objetivo una educación terciaria más generalizada. El término “alfabetismo” tiene cada vez un significado más amplio en muchos lugares para incluir la habilidad de usar números, imágenes y computadoras, así como lenguaje, y para abarcar otras formas de comunicar y adquirir conocimientos útiles.

Pero estas cifras positivas ocultan el hecho de que el progreso también ha sido muy desigual, en gran medida por las desigualdades y la discriminación, pues el derecho a la educación sigue siendo negado a niños de grupos marginalizados y a aquellos que viven en las peores formas de pobreza y privación. Los niños más desaventajados siguen siendo olvidados, como en el caso de los niños con discapacidades, los niños indígenas y apátridas, y especialmente las niñas que pertenecen a estos grupos.

A pesar del incremento constante de las tasas de alfabetización durante los últimos 50 años, aún hay 750 millones de adultos analfabetos alrededor del mundo, en su mayoría mujeres. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ofrecen una oportunidad clave para garantizar que toda la juventud y la mayoría de los adultos sean alfabetizados y aprendan de aritmética para 2030, siendo el ODS 4 en particular el que se centra tanto en el acceso como en la calidad de la educación.

LAS NIÑAS DE MUCHOS PAÍSES, PRIVADAS DE EDUCACIÓN

En muchos lugares, dadas ciertas prácticas culturales, no se permite que las niñas obtengan una educación. En 43 países, principalmente ubicados en el norte de África y África subsahariana, y en el oeste y sur de Asia, las mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años son aún menos proclives que los hombres jóvenes a contar con habilidades de lectura y escritura.

Se ha demostrado que la falta de educación, especialmente en las niñas, tiene un enorme impacto en la sociedad en su conjunto, en la salud y en el desarrollo económico de los países, no sólo porque la privación del derecho a la educación a menudo abarca generaciones, sino también porque perpetua arraigados círculos viciosos de pobreza. La educación es tal vez la herramienta más poderosa para sacar a los niños y adultos marginalizados de la pobreza y la exclusión, haciendo posible  que jueguen un papel activo en los procesos y las decisiones que les afectan.

La educación como derecho humano fundamental es esencial para el ejercicio de todos los demás Derechos Humanos. Promueve la libertad individual y contribuye en definitiva a un empoderamiento más amplio de los niños, a su bienestar y desarrollo, no sólo asegurando que estén equipados para entender y exigir sus derechos durante sus vidas.

Tal vez la defensora de la educación de las niñas más destacada es Malala Yousafzai, una activista paquistaní y la ganadora más joven del Premio Nobel. Cuando insistió en ir a la escuela en su valle nativo del Swat después de que los talibán locales prohibieran a las niñas ir a la escuela, un talibán armado disparó a Malala y a otras dos niñas en un intento de asesinato.

Imperturbable, Malala ha continuado con sus actividades tras su recuperación. “Con pistolas se puede matar terroristas, con la educación se puede matar al terrorismo”, afirma.

((Este es uno de una serie de artículos publicados por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos para conmemorar el 70 aniversario de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos el 10 de diciembre de 1948)).

Fuente: https://www.europapress.es/internacional/noticia-articulo-26-declaracion-derechos-humanos-derecho-educacion-20181206113621.html

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