Entrevista a Catherine L’Ecuyer: “La tecnología crea serias hipotecas en el aprendizaje y no debemos confiar la educación a ella”

Entrevistas/Autora: Beatriz Lucas/elpais.com

Catherine L’Ecuyer, doctora en Educación y Psicología, es una de los más de 100 expertos firmantes de un manifiesto contra las pantallas como eje educativo principal durante la pandemia

Para Catherine L’Ecuyer (Quebec, 1974) la tecnología en la educación es “como el traje nuevo del emperador. Todos lo saben pero nadie se atreve a decirle que va desnudo”. Ella es una de los más de 100 pedagogos, científicos y médicos firmantes en Estados Unidos de un manifiesto contra la tecnología como eje educativo principal durante la pandemia y que ha promovido también con una petición en Change.org. El documento, ya traducido al español, reclama a los Gobiernos alternativas y propone soluciones más allá de las pantallas. Además, respalda con más de una veintena de estudios científicos los efectos nocivos del abuso tecnológico en el desarrollo de la infancia y alerta del comercio que las empresas hacen con los datos de las familias aprovechando estos momentos de vulnerabilidad.

Este movimiento aspira a convertirse en global y ya busca en España y los países de lengua hispana respaldo de entidades, docentes y familias que apuesten por otra forma de educar a los niños sin comprometer su desarrollo. L’Ecuyer, psicóloga y especialista en educación, madre de cuatro hijos afincada en Barcelona y autora de los libros Educar en el asombro y Educar en la realidad —más de 100.000 ejemplares vendidos en ocho idiomas y más de 50 países— explica por qué se ha comprometido con esta campaña y deja una pregunta para la reflexión. “¿Por qué si la tecnología es tan beneficiosa para el desarrollo de los niños, los altos ejecutivos de las empresas tecnológicas de Silicon Valley escolarizan a sus hijos en escuelas sin pantallas?”

Pregunta. ¿Por qué surge este manifiesto y qué busca?

Respuesta. Esta campaña la han promovido dos organizaciones que trabajan en defensa de los derechos de la infancia —Campaign for a Commercial-free Childhood (Infancia libre de comercio) y Children´s Screen Time Action Network (Red de acción sobre la exposición de la infancia a las pantallas)— que han protagonizado ya algunas batallas judiciales contra empresas como Baby Einstein por vender beneficios educativos que no existen, o con Google (Youtube Kids), por comerciar con los datos de los niños. Y yo la he respaldado y he iniciado una petición en Change.org porque está por demostrar la eficacia de la tecnología como solución educativa. Es una respuesta facilona simplista y rápida: parece que resuelve el problema, pero la evidencia científica demuestra que la educación con tecnología no es mejor y en cambio puede tener efectos negativos. Nos han vendido la idea de que los niños llevan las riendas ante la pantalla, pero en realidad no es así: como su mente es inmadura, el niño es como un puerto USB que reacciona ante unos estímulos frecuentes e intermitentes programados por algoritmos. La tecnología crea serias hipotecas en el aprendizaje y no debemos confiar la educación a ella.

P. ¿Cuáles son esas hipotecas?

R. Muchos pediatras, pedagogos y docentes firman este documento porque les preocupa el efecto de la sobreexposición a las pantallas en la salud neurológica de los niños y su desarrollo cognitivo. Pero somos David contra Goliat. La industria tecnológica tiene muchos medios para hacer llegar su marketing y sus estudios parciales pero nosotros solo tenemos los medios de comunicación y campañas como esta para llegar a los padres. Cada semana recibo decenas de correos de padres indignados porque les han impuesto en sus aulas tabletas obligatorias y chrome books sin consultarles y no saben a dónde dirigirse. Cuando acuden a la dirección del centro ya es tarde porque han firmado un contrato con la empresa tecnológica y no hay marcha atrás ¿Cómo puede ser que no haya una movilización masiva en contra de esto? Esta campaña quiere divulgar los estudios científicos que demuestran que la tecnología no es tan educativa como nos venden y busca la concienciación y movilización de los ciudadanos para romper con esa inercia. La población general debe saber lo que está pasando y lo que está en juego.

P. ¿Y qué es lo que está en juego?

R. Mucho más de lo que creemos. Los estudios indican que los niños menores de seis años aprenden a través de las relaciones interpersonales y las experiencias sensoriales, por lo que no tiene sentido ofrecerles contenidos online en esa franja de edad. Es más, hay una relación entre el consumo de pantallas en edades tempranas y la inatención, la impulsividad, la disminución del vocabulario, el déficit de aprendizaje, las adicciones, y problemas de vista, trastornos del sueño, obesidad… Hay un estudio que demuestra que por cada hora diaria de pantalla en menores de tres años aumenta un 10% la probabilidad de sufrir inatención con siete años. Esto está relacionado con que los dispositivos imponen a los niños que los usan ritmos frenéticos, músicas estridentes, luces, colores…, y los pequeños se vuelven inquietos, ansiosos y se aburren en los ritmos más lentos que ofrece la realidad. La Sociedad Canadiense de Pediatría y la Academia Americana de Pediatría recomiendan que los niños de menos de dos años no vean nada de pantallas y los de dos a cinco años, menos de una hora al día.

P. Y según los estudios que cita el manifiesto ¿por qué tienen este efecto las apps educativas?

R. Con el juego libre o semi estructurado, el niño busca retos que se ajustan a sus capacidades, por eso suben a los toboganes por la pendiente, para ellos subir por las escaleras es demasiado fácil. En el juego libre es el niño el que planifica y protagoniza su propia experiencia de aprendizaje. Hace trabajar la memoria, tiene que inhibir los estímulos externos, medir sus límites y aprender a autocontrolarse. Las aplicaciones dirigidas por algoritmos son todo lo contrario: el niño va a remolque de lo que recibe, se vuelve pasivo y se acostumbra a estímulos cada vez más rápidos. Acaba inadaptado a la realidad, porque está es demasiado lenta. Esto contribuye a la pérdida del interés por aprender, de la iniciativa. Hemos de saber que muchas aplicaciones están diseñadas para dirigirles y tenerles conectados durante el mayor tiempo posible.

P. ¿Y qué consecuencias tiene en el aprendizaje?

R. El efecto no es el mismo en los niños que en los adultos. Los niños necesitan que respetemos su asombro, su deseo de conocer, pero las tecnologías tienen el efecto contrario: lo hacen todo por él acostumbran a los pequeños a los estímulos inmediatos y acortan el tiempo de atención. Y sin atención no hay aprendizaje. Los profesores lo notan en las escuelas, cada vez los estudiantes tienen menos capacidad de atender a las explicaciones y de concentrarse. Haríamos bien en preguntarnos por qué los directivos de empresas tecnológicas del Silicon Valley mandan a sus hijos a colegios privados que hacen bandera de no usar tecnología, mientras sus empresas venden dispositivos a colegios públicos de la misma zona. Ellos pueden permitirse el lujo de las relaciones interpersonales. Si algo nos ha quedado claro con esa pandemia es que necesitamos interacción personal. Entonces, si podemos permitirnos ese lujo, ¿por qué prescindir de él?

P. ¿Y los adolescentes?

R. Hemos de ayudarles a no confundir la conexión wifi con la conexión humana. Tienen carencias de experiencias reales y humanas. El año pasado YouGov sacaba un estudio que demostraba que los milennials son la generación que se siente más sola en nuestra sociedad. El 27% no tiene amigos cercanos y el 30% no tiene un “mejor amigo” a pesar de pasar muchas horas al día conectados en redes. Los padres pensamos que cuando compramos los dispositivos les ayudamos a socializar, pero no es así. Darles un móvil con conexión a Internet cuando no están preparados a ello, no les ayuda a estar más en el mundo, contribuye a aislarles, les resta oportunidades de experiencias interpersonales reales y humanas. Para un adulto maduro y consolidado afectivamente, las redes sociales pueden ser inocuas. Pero los adolescentes tienen un concepto de sí mismos aun frágil y es más fácil para ellos entrar en unas dinámicas obsesivas por la validación de sus iguales, por el “me gusta”. Eso crea relaciones superficiales, frívolas.

P. ¿Cómo aplica esta política de reducción de pantallas en casa con cuatro hijos, adolescentes incluidos?

R. Que estemos en contra del abuso de las pantallas no implica que vivamos desconectados del mundo. En casa tenemos una tele que usamos para ver cine que nosotros seleccionamos y noticias puntualmente. Tenemos dos móviles con Internet y dos ordenadores, pero solo sirven para mi trabajo y el de mi marido. Durante el confinamiento, usamos un dispositivo adicional de forma excepcional para que cada uno supiera las tareas que tenía y lo usara el menos tiempo posible, en una franja horaria concreta y con supervisión. Y tenemos un móvil sin Internet que a partir de los 14 años pueden usar para hacer llamadas cuando lo necesitan. No usan pantallas como ocio, salvo el cine, o para buscar recetas si cocinan, o para comunicarse por Skype con la familia de Canadá. Y nunca se han quejado porque tienen miles de aficiones en el mundo off line. En el confinamiento, mis tres hijos mayores han tenido dos horas al día con todas las explicaciones del profesor online y el resto de material en papel. Y muchísimas lecturas. Mi hija de nueve años no ha hecho nada online, todo en papel. Y eso nos ha funcionado muy bien, ha sido una oportunidad para crecer en autonomía y en responsabilidad.

P. ¿Cómo podemos plantear una respuesta educativa adecuada sin tecnología si nos vuelven a confinar?

R. Estamos ante algo muy excepcional y nadie tiene la respuesta perfecta. Tenemos que aprender a vivir con la incertidumbre viendo qué uso hacemos de las pantallas sin convertirlas en la escuela. Por ejemplo, las recomendaciones de las asociaciones de pediatras hacen una excepción y permiten videollamadas con personas con las que el niño tiene un vínculo de apego, después de que los estudios demostrasen que podía ser positivo que un niño se comunique por Facetime con un familiar cercano que, por motivo laboral, estaba fuera de su país. Esto podemos trasladarlo al ámbito educativo. En un vídeo de un profesor a sus alumnos no hay sonidos estridentes, ni algoritmos que decidan por ellos, y hay una relación previa con la persona. No me parece mal que, en una situación tan excepcional como es la de una pandemia global, un alumno de 13 años reciba dos horas de clase en grupos reducidos de materias básicas impartidas por un docente que ya conoce. Pero deben combinarse con algo analógico —leer y escribir en papel, hacer tareas que requieran atención sostenida—. Debemos dejar al margen las aplicaciones dirigidas por algoritmos y los vídeos de Youtube. Para introducir las tecnologías de forma masiva, algunos recurren al argumento de la conciliación durante el confinamiento. Pero uno de los problemas con los ejercicios online descontextualizados es que el niño siempre va a necesitar a sus padres. Si usa aplicaciones y no hay un maestro que actúe de intermediario para explicar la materia y que resuelva dudas en directo, el padre tiene que estar explicándole o ayudándole todo el rato y eso requiere que se convierta en maestro. Durante el confinamiento, algunos padres hemos tenido que improvisar el don de la bilocación.

P. Las Administraciones han optado por la compra de dispositivos en España para reducir la brecha digital. Pero usted niega la existencia de esa brecha. ¿Por qué?

R. El argumento de la brecha digital asume que dotar masivamente de tecnología a los alumnos de entornos sociales más complicados mejora sus resultados académicos y por lo tanto reduce las desigualdades sociales. Los estudios demuestran justamente lo contrario: se da un incremento de las conductas abusivas de esta tecnología en entornos sociales más complicados.

P. ¿Cómo deberíamos entonces abordar esta situación?

R. Facilitar un dispositivo o Internet a quienes no lo tienen en tiempo de pandemia si van a estar tres meses encerrados no me parece mal si es solo para recibir clases online poco tiempo al día, bajo supervisión y el alumno tiene más de 11 años. Otra cosa sería digitalizar todo para siempre. En cualquier caso, hemos de ser conscientes de que la educación online es un drama en hogares con graves problemas donde hay violencia, abusos… Para esos niños, la escuela podría ser el entorno seguro que les de una oportunidad de salir adelante. Los dispositivos no solucionan sus dificultades sociales ni su desventaja. En vez de invertir en soluciones tecnológicas cortoplacistas, las Administraciones deberían centrarse en implantar las medidas de seguridad necesarias, e invertir en la reducción de las ratios y en proporcionar todos los medios a los centros escolares para que fueran seguros para poder garantizar la presencialidad en las aulas. La educación es un asunto humano, no tecnológico.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/educacion/2020-08-19/la-tecnologia-crea-serias-hipotecas-en-el-aprendizaje-y-no-debemos-confiar-la-educacion-a-ella.html

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Noam Chomsky: El objetivo de la educación (Vídeo)

By: Learning Without Frontiers. 

¿Queremos tener una sociedad de individuos libres, creativos e independientes, capaces de apreciar los logros culturales del pasado, de aprovecharlos y de engrandecerlos? ¿Es eso lo que queremos? ¿O queremos personas que incrementen el PIB? Porque esas dos cosas no son necesariamente las mismas.

Entrevista a Noam Chomsky en la que discute temas referidos a la educación y la enseñanza. He dividido la charla en cuatro partes de acuerdo a las temáticas que se abordan.

1. El objetivo de la educación.
2. El impacto de la tecnología en la educación.
3. Costo o inversión (con cuál de los dos debe percibirse el proceso educativo.
4. Evaluación vs. Autonomía (por qué es importante la autonomía, y qué papel debe jugar la evaluación en los procesos formativos).
Créditos:

La entrevista ha sido creada por LWF (Learning Without Frontiers), fue presentada el 25 de enero de 2012 en Londres.
http://www.learningwithoutfrontiers.com

Entrevista y dirección por Graham Brown-Martin.
Filmación y dirección por Grant en wildtraxtv (http://on.fb.me/wildtraxtv).
Traducción y subtítulos por mí (Juan Pardo).

Source of the review: https://www.youtube.com/watch?v=W9aalxJGy_Y

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República Dominicana: Ministro considera no es realista pensar en más del 4% PIB para la educación

República Dominicana/24 de Marzo de 2018/

Capellán considera que ahora es cuando se requiere aprovechar la tecnología para aprovechar el mercado de China, para mejor el esquema de las exportaciones. El empresario afirma que ha sido un error estar de espalda a lo que representa China en el orden económico, porque es una sociedad de consumo.

El ministro de Educación, Andrés Navarro,  dijo que  pese a los señalamientos que hacen  instituciones internacionales, de que la República Dominicana debe disponer de al menos el 8 % del Producto Interno Bruto (PIB) la educación pública, en lo inmediato es un sueño imposible, y nadie debe hacerse ilusiones.

“No sueñen con eso”, dijo el ministro Navarro,  quien también afirmó que no se puede sacar más recursos de otros renglones para llevarlos a  Educación.

Agregó que hay hacer la transformación completa del sistema educativo antes de invertir más  del presupuesto nacional, porque de lo contrario el Ministerio se tragaría el 4 % y no se verían los resultados que se persiguen.

Navarro habló en el conversatorio “Simposio Disrupción, Técnología en la Educación y la Cultura Exportadora” organizado por el personal del Capex, que desarrolla una agenda de actividades por su VII aniversario, en la formación de jóvenes. El Capex es un organismo de la Corporación de Zonas Francas Santiago.

En la actividad también participaron el presidente de la Asociación para el Desarrollo Inocorporada (APEDI), Fernando Capellán y Martín Ross, representante en el país de la compañía de telecomunicaciones Altice.

Martín Ross, representante en el país de la compañía de telecomunicaciones Altice.

Martín Ross, representante en el país de la compañía de telecomunicaciones Altice.

El ministro Andrés Navarro,señaló que  en estos momentos el trabajo que se realiza en Educación, descansa en seis pilares  para lograr una transformación adecuada: 1-la construcción de nuevas aulas, con   los cambios requeridos en este tiempo, 2-la aplicación de la modalidad de jornada extendida, junto a la tecnología. 4-un nuevo curriculum, que ayude a la creación de habilidades, 5-la  formación docente, 6-administración docente.

Navarro cree que el trabajo se hace más difícil porque no hay confianza en el Estado, porque debido a la gran deuda acumulada la gente quiere resultados rápidos.

“Resolvemos un problema y aparecen 10, hay muchas debilidades, por eso buscamos mejora”, afirma Navarro.

El funcionario   señala que  se trabaja en los contenidos digitales y se procura la incorporación de los padres y amigos de las escuelas.

También garantiza, que se amplía lo relativo a la seguridad escolar.

“El mayor reto es como garantizar que la trasformación de la educación se mantenga más allá de un partido, de un funcionario, de un Gobierno”, dijo Navarro.

Martin Roos, de Altice, valoró la democratización de  información que se ha producido, a  raíz de los avances de la comunicación que han llegado con el internet.

El empresario dijo que esta  facilidad crea más oportunidades de trabajo y consideró que  ayuda a hacer una clase media más fuerte, no obstante, Ross, afirma que es necesario aprender el uso de la internet como una herramienta informática, no solo para el entretenimiento.

Roos aconseja que como empresario se debe salir del país para poder exportar.

También valoró que la empresa que representa trabaja para mejorar en el crecimiento que exige  el consumidor. No obstante, se queja de que hay casos en los que los trámites de los permisos en una demarcación dificultan llevar -por ejemplo- la fibra óptica,  que garantice un mejor servicio.

Dijo que como los usuarios deben valorar primero tener el internet y luego que se tiene,  tener definido  qué hacer con esta facilidad tecnológica. Dijo que el avance en el uso de este tipo de tecnología no se mide en días, sino en años.

Fernando Capellán, del grupo Codevi

Fernando Capellán, del grupo Codevi

El empresario  Fernando Capellán, por su lado, cree que la  tecnología ha llevado la industria a mejorar sus ofertas de servicios, porque la gente se informa rápido y exige.

“El  público que tiene cada vez más conocimiento de lo que quiere,  compara precios, en solo segundos”, dijo Capellán.

Capellán  considera que ahora es cuando se requiere aprovechar la tecnología  para aprovechar el mercado de China, para mejor el esquema de las exportaciones.

El empresario  afirma que ha sido un error  estar de espalda a lo que  representa China en el orden económico, porque es una sociedad de consumo.

Asimismo, Capellán se refirió a la importancia de las relaciones comerciales de República Dominicana con Haití. Enumeró que hay prioridades como definir cantidad de migrantes haitianos que se requiere que  entren al país, la inversión en frontera,  mejorar las carreteras y toda la infraestructura, porque urge activar la captación de divisas.

Miguel Lama, representante del Capex

Miguel Lama, representante del Capex

Capellán ve como positivo que el Poder Ejecutivo haya declarado el 2018, como el año de las exportaciones.

“Ya se han hecho reuniones, han surgido ideas favorables, ya hay resultados”, dice  el empresario santiaguer trámites burocráticos. “La  educación no es solo del ministro y la exportaciones no son solo del Gobierno”, agregó.

En el cierre Miguel Lama, representante del Capex, dijo que el  decreto del Poder Ejecutivo, que declara el 2018, año de la exportación, es un reto para los empresarios.

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