Por: Pedro Rendón
En América Latina es común que el trabajo infantil callejero de las niñas carezca de pago, de reconocimiento y que sea invisibilizado, aunque en sus familias ellas sean las trabajadoras, proveedoras, protectoras, cuidadoras y algunas hasta estudiantes. En contraste, los niños portan la “fachada de trabajadores-proveedores” porque, aunque laboran, no contribuyen directamente al gasto familiar y se involucran poco en las labores domésticas, afirmó el doctor Carlos Alberto Díaz González Méndez, académico de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Esta falta de reconocimiento ocurre pese a que alrededor del 30% de los menores trabajadores en la calle son mujeres (niñas o adolescentes), según indica la literatura, agregó el doctor al presentar su conferencia Situaciones de calle: balance de la literatura en América Latina, en la cuarta sesión del Seminario Permanente del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la IBERO.
En la ponencia dio un avance de su investigación La condición de género en el proceso de callejerización: la situación de los trabajadores y acompañantes en calle de la Zona Metropolitana de Oaxaca, en la que se analizaron sistemáticamente, libros, capítulos de libros, artículos científicos, informes gubernamentales, documentos de organismos internacionales y tesis producidas en la región. Díaz González encontró que hay un olvido de la relación que tienen los grandes cambios estructurales en las familias, a las que se les finca la responsabilidad moral sobre la condición que tienen sus hijas e hijos en la calle.
Uno de los ejes de problematización que emerge del análisis de la literatura es el papel sobredimensionado de las familias como factor explicativo de las situaciones de calle, por ejemplo, al señalar particularmente a las madres, por no poner suficiente atención a los estudios de sus hijas(os) o porque son ellas mismas quienes los maltratan y golpean, provocándoles vinculaciones desfavorables con la calle. Sin embargo, lo anterior ignora que el proceso de ‘callejerización’ responde a las precariedades económicas y laborales.
Y es que, en Latinoamérica, donde han aumentado la pobreza y la desigualdad, las estructuras económicas guardan una relación estrecha con el trabajo infantil en la calle, por lo que más bien éste es resultado de las vinculaciones irregulares, inestables y precarias de los adultos con el mercado laboral, aclaró Díaz, coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la IBERO, universidad jesuita de la Ciudad de México.
Al buscar respuestas a la pregunta matriz de su investigación: ¿cómo influyen los roles y posiciones de género en el proceso de callejerización en los niños, niñas y adolescentes de la Zona Metropolitana de Oaxaca?, el investigador encontró que los elementos implicados en el trabajo infantil están diferenciados en los niños y las niñas; respecto a la asistencia a la escuela, la regulación de las horas de trabajo, las ganancias económicas y su gestión por parte de los adultos.
Pero las niñas, por su género, tienen un doble control, sobre su sexualidad, sus desplazamientos físicos y el juego en los espacios públicos, porque “ellas están vistas desde la indefensión y la fragilidad, por sus propias familias y por las instituciones del Estado”. De ahí que, la literatura señale que hay que evitar estigmatizarlas y no caer en la reproducción de discursos que las minimicen y condicionen su agencia; sobre todo porque tienen una gran capacidad de adaptación y para encarar los distintos riesgos que hay en la calle.
Pese a las condiciones adversas, cualesquiera que éstas sean, hay en la literatura una evidencia importante de que las niñas y los niños que trabajan en la calle tienen capacidad para organizarse, resistir a la adversidad, subvertirla y sobrevivir a ella. Esta agencia, que pasa por la racionalidad, reflexibilidad e intencionalidad de cada uno de ellos y ellas, está asociada también con sus proyecciones de futuro, que no cancelan, a pesar de estar condicionadas fuertemente por la precariedad, la violencia y las adicciones; para ellas y ellos “el futuro sigue existiendo”, aseveró Díaz González Méndez.
El también coordinador de la línea de investigación de posgrado ‘La democracia y sus núcleos problemáticos: Actores, conflictos y desigualdades’ (en el Doctorado en Ciencias Sociales y Políticas) comentó que al estudiar las situaciones de calle hay que poner el foco, no en las características de los individuos, sino en los procesos que atraviesan las personas, que tienen que ver con las interacciones territoriales, organizacionales y con los itinerarios entre instituciones públicas o asociaciones civiles en donde a veces son atendidos los niños y las niñas.
“Algo sumamente importante es contextualizar los significados; el significado de trabajo, el significado de infancia, el significado de calle. Qué significa la calle desde el punto de vista del sujeto, no desde el punto de vista del investigador”.
Niñas y niños en situación de calle
Cabe decir que en la introducción de la versión escrita de su conferencia Situaciones de calle: balance de la literatura en América Latina, el Dr. Carlos Alberto Díaz González Méndez menciona: ‘Como preocupación social, pero también como inquietud científica, la literatura en ciencias sociales da cuenta de la emergencia de poblaciones callejeras desde los años ochenta del siglo XX, cuando la industrialización incentivó la migración del campo a la ciudad sin poder incluir a todos y todas en el trabajo formal asalariado’.
‘Las perspectivas, sin embargo, desde las que se abordan los fenómenos entrañan nociones específicas sobre la infancia que repercuten en la naturaleza y alcance de los análisis en términos epistemológicos, metodológicos y de los propios resultados. Hay investigaciones sobre situación de calle que ven en los niños y las niñas a una población peligrosa porque delinquen para sobrevivir o bien, porque se alejan de lo socialmente establecido y/o autorizado para su edad. Otras tantas, asumen que son individuos pasivos víctimas de las estructuras de la sociedad adulta. En contraste, existen miradas que los reconocen con capacidades de decisión y acción’.
En dicho documento, que es propiamente el avance de su investigación, el académico también señala que para su elaboración registró bibliografía acerca de tres objetos de estudio: situación de calle, trabajo infantil en calle y trabajo infantil. Este registro se apoyó en algunas claves orientadoras: género, condición étnica, relaciones entre lo público y lo privado, cambios en estructuras familiares y tensiones entre trabajo y familia. Posteriormente, analizó el material a través de una matriz que permitió identificar preguntas de investigación, argumentos, enfoques teóricos y hallazgos.
‘Si bien este artículo esboza los alcances del conocimiento en la región, deja fuera limitaciones importantes, entre las que destacan dos que se refuerzan mutuamente. La primera, es que las interrogantes utilizadas en las investigaciones son fundamentalmente de carácter descriptivo y orientadas a identificar causas de los fenómenos. La segunda, es la debilidad de los referentes teóricos incorporados, pues en su mayoría se trata con conceptos empíricos de muy bajo nivel de abstracción. Ambos aspectos, responden probablemente más al interés de diseñar modelos de intervención hacia poblaciones vulnerables, que a realizar desarrollos teóricos más complejos’.
Fuente e imagen: IBERO