México: Menores de 18 años, más de la mitad de las desaparecidas por trata. Segob

 

 

El gobierno federal advirtió hoy de la persistencia de casos de niñas, adolescentes y mujeres jóvenes desaparecidas por acciones de bandas de trata de personas.

Durante la conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional, el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, presentó un informe general de la problemática de personas desaparecidas y no localizadas, con énfasis en la afectación por género.

“Las mujeres representan el 24.8 por ciento de las personas desaparecidas, pero si nos enfocamos en el rubro de las niñas y adolescentes menores de 18 años, éstas representan el 55.65 por ciento de ellas (del total de no localizadas) y la mayoría de éstas – y este es un dato que debe preocuparnos, estamos haciendo un trabajo específico no sólo de búsqueda en vida sino atacar el fenómeno de la trata de personas- corresponde al estrato de edades de 10 y 19 años”, indicó.

A su vez, el 62 por ciento de niñas, adolescentes y mujeres desaparecidas se concentran en siete estados: el Estado de México, Tamaulipas, Jalisco, Nuevo León, Puebla, Veracruz y la Ciudad de México.

 Fuente: Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).

Karla Quintana, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNBP), dijo que la mayoría de las víctimas son adolescentes o adultas jóvenes y la hipótesis de búsqueda es la trata de personas e incluso con perfiles físicos similares.

“Toda desaparición de mujer tiene que establecerse hipótesis de razones de género”, explicó

Fosas y recuperaciones

El subsecretario Encinas dijo en principio, como se ha hecho en otros reportes, que el incremento en el hallazgo de fosas clandestinas y cuerpos recuperados corresponde a la confrontación de grupos delictivos en distintas regiones del país, pero también a la intensificación de labores de búsqueda.

Solamente de enero a la primera semana de abril del año en curso, precisó, se han llevado a cabo 293 acciones de búsqueda, pero también se ha incrementado el descubrimiento de fosas y exhumación de cuerpos, en particular por el trabajo de organizaciones de familiares de víctimas.

A pesar de que este fenómeno prevalece, agregó, en 2020 se registró una disminución de 33 por ciento en el número de fosas localizadas y de cerca del 18 por ciento en los cuerpos recuperados, respecto al 2019, tendencia que se mantiene en el primer trimestre de 2021.

También hay un incremento en la entrega de cuerpos recuperados. De los dos mil 736 cadáveres localizados en estos sitios de inhumación clandestina, de diciembre de 2018 a marzo de 2021, cerca del 38 por ciento han sido identificados y el 22.6 por ciento entregados a sus familiares.

Encinas indicó que cinco entidades concentran el 65.9 por ciento de los cuerpos recuperados de fosas clandestinas: Jalisco, Sinaloa, Colima, Guanajuato y Sonora.

A nivel general y nacional, el número de personas desaparecidas o no localizadas alcanza al día de hoy la cifra de 85 mil 006, de 2006 a la fecha.

 Fuente: Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).

Una decena de entidades concentran el 76.2 por ciento de los casos, entre estos, Jalisco, Michoacán, Tamaulipas, Guanajuato Ciudad de México, Nuevo León, Sonora, Sinaloa, Zacatecas y Estado de México.

Precisó que se registra una disminución de 22.5 por ciento en el número de reportes de desaparición en el año reciente, la baja más significativa, lo cual “marca una tendencia en los últimos dos años, después de los picos alcanzados en 2019”.

De las 44 mil personas reportadas como desaparecidas en el actual sexenio, fueron localizadas el 55.8 por ciento, y de ese total, 92 por ciento fueron ubicadas con vida y 8 por ciento ya fallecidas.

Luego precisó que el mayor número de fosas (615) también se concentra en un puñado de municipios: Tecomán, Colima; Ursulo Galván, Veracruz; Acapulco, Guerrero; Playa Vicente, Veracruz; Salvatierra, Guanajuato; Ahome, Sinaloa; Mazatlán, Sinaloa; Manzanillo, Colima; Acámbaro, Guanajuato, y Puerto Peñasco, Sonora.

Los municipios con mayor número de cuerpos exhumados (de un recuento de mil 305) son Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco; El Salto, Jalisco; Tecomán, Colima; Zapopan, Jalisco; Mazatlán, Sinaloa y Ahome, Sinaloa,entre otros.

 Fuente: Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).

Recuento histórico

El primer reporte de una persona desaparecida en México fue en 1964; a partir de entonces, la suma es de 217 mil 193, de las cuales el 40.8 por ciento (86 mil 663) prevalecen como personas desaparecidas y no localizadas, y cerca del 60 por ciento han sido localizadas, la mayor parte (93 por ciento) con vida.

En lo que va del actual sexenio el registro es de 44 mil 174 reportes, de los cuales han sido localizadas 24 mil 647, el 55 por ciento. Del total, 92 por ciento fueron localizadas con vida.

“No queremos cantar victoria, pero esto va avanzando bien, hay respuestas importantes por parte de las fiscalías y los estados y esto rendirá mayores frutos”, dijo Encinas en cuanto a la estrategia en esta materia.

Los 10 estados con más reportes de personas desaparecidas son: Jalisco, Michoacán, Ciudad de México, Tamaulipas, Nuevo León, Guanajuato, Sonora, Sinaloa, Zacatecas y el Estado de México, que concentran el 76 por ciento, lo cual representa un fenómeno de regionalización de este problema, indicó.

Periodista desaparecido

En relación con Alfredo Jiménez Mota, periodista sonorense desaparecido el 2 de abril de 2005, los funcionarios dijeron que hay un plan de búsqueda.

El caso fue atendido desde el 2009 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que admitió el expediente como violaciones a su integridad, a las garantías judiciales, libertad de pensamiento y expresión, y protección judicial.

Encinas informó que a partir de 2018 el Estado mexicano tuvo acercamiento con familiares de Jiménez Mota para dar atención a todo el procedimiento en la CIDH a fin de establecer un acuerdo de solución amistosa.

Desde diciembre se sientan las bases de ese acuerdo que abordaría seis elementos fundamentales, principalmente para investigar el caso, reconocer la responsabilidad en esta desaparición, fijar compensación económica, medidas de rehabilitación y garantías de no repetición.

Sin embargo, acotó Quintana, al solicitar mayor información de la indagatoria, la Fiscalía General de la República “respondió anoche de manera muy general diciéndonos que no nos van a dar acceso a la carpeta, situación muy preocupante porque ha ocurrido en otras investigaciones”.

El representante de la familia de Alfredo también busca la manera de tener acceso a este expediente.

Encinas dijo que la Procuraduría General de la República no hizo ninguna investigación las administraciones anteriores.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/04/08/politica/persisten-casos-de-ninas-y-mujeres-desaparecidas-a-manos-de-trata-encinas/

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Abandonadas en la pandemia: mujer, migrante y prostituta por necesidad en Melilla tras el cierre de fronteras

Por: Rosa Soto

El confinamiento paralizó la actividad de supervivencia de estas mujeres y rompió la frágil cadena de apoyo con las entidades sociales especializadas en prostitución. La ampliación teórica del Plan de Contingencia contra la violencia de género ante la crisis de la covid-19 con medidas adicionales para víctimas de trata, explotación sexual y mujeres en contexto de prostitución a duras penas se ha llevado a la práctica en la ciudad autónoma.

Pasada la medianoche, Lamya recorre a paso lento la calle de La Legión, arteria principal del barrio de El Real —el más extenso de Melilla—, a la espera de que algún hombre se le acerque o pare algún vehículo a su lado. «Con suerte, me llevo 30 euros por noche«, comenta amparada por el nombre con el que la conocen quienes se dedican al «comercio», que es como algunos puteros llaman a la prostitución, explica colocándose bien la mascarilla azul marino a juego con la sombra de ojos.

La crisis sanitaria del coronavirus y el consecuente cierre de la frontera de Melilla con Marruecos ha afectado especialmente a las mujeres migrantes que ejercen la prostitución como única vía de supervivencia dada su situación administrativa irregular que se enmaraña en trámites, papeles y un idioma que muchas veces desconocen.

«Trabajo de esto obligada. Busco empleo de friegaplatos en restaurantes, en la limpieza o cuidando a personas mayores o niños, pero sin papeles nadie quiere contratarme», relata en un castellano marcado por la musicalidad árabe esta marroquí de 44 años que se encuentra inmersa en la maquinaria burocrática para conseguir la residencia.

Habla de esclavitud porque le ofrecieron trabajar de interna en un domicilio cuidando a una señora mayor las 24 horas del día, de lunes a sábado. Por ello cobraría 250 euros al mes con la excusa de que le ofrecían una habitación y le permitían comer lo que preparara para la señora. «Estoy sola con un hijo de diez años a cargo. Él nació en Melilla, tiene la residencia, es hijo de un español que se niega a pagar algún tipo manutención. ¿Cómo voy a cuidar de mi niño si me paso el día fuera?», se pregunta.

Actualmente, Lamya vive con su hijo en un piso vacío en el barrio del Tesorillo. «Lo hemos ocupado. No vivía nadie. Se cae a trozos y está lleno de cucarachas. Que vengan a desahuciarnos de la misma manera que nos echaron de una pensión en el Rastro porque me retrasé un día con el pago de los 280 euros mensuales que pagaba por una habitación», apunta.

Ahora hace malabares para afrontar los gastos de la vuelta al cole de su hijo. «Con el cierre de frontera hay menos competencia entre las chicas, muchas se quedaron en Marruecos, también muchos hombres, los hay que se dedican a regatear 10 o 20 euros. Algunos se van sin pagar. Otros solo te paran para reírse de ti», comenta sentada en un banco junto a una farola.

Lamya calza unas chanclas rosas, viste unos leggins con un estampado floral verdoso y una camiseta negra con transparencias. En su bolso carga con un paquete de preservativos, lubricante y gel hidroalcohólico. «Todo esto de poco sirve. Con el condón claro que evitamos el sida y embarazos, pero seamos sinceras, ¿quién usa mascarilla para tener sexo? Enfermaré antes de coronavirus que de VIH», reflexiona con la mirada fija en otra joven apoyada en un quiosco.

Preguntada por la asistencia que diversas ONG ofrecen a mujeres en su situación, Lamya dice no confiar en estas entidades: «Vienen un par de días, te hacen preguntas y luego desaparecen a hacer informes o te dicen que no tienen recursos para todas o que todo va muy lento y que hay que tener paciencia». Del Gobierno dice no esperar nada: «Somos invisibles para ellos». Suena su móvil. Responde. «Un habitual», comenta mientras tira el cigarrillo, se despide y desaparece al doblar la esquina.

Lamya durante su noche de trabajo en las calles de Melilla.- ROSA SOTO
Lamya durante su noche de trabajo en las calles de Melilla.- ROSA SOTO

Sin registro de mujeres en prostitución

Lamya solo pone voz a la cifra indeterminada de mujeres migrantes que se ven forzadas a prostituirse por supervivencia. La responsable de la Unidad de Coordinación contra la Violencia de Género de la Delegación del Gobierno en Melilla, Laura Segura Sarompas, afirma que no existe documento alguno que contabilice o permita llevar un control para atender a las mujeres que ejercen la prostitución al tratarse de una actividad de economía sumergida.

Asimismo, niega que existan prostíbulos o clubs de alterne en la ciudad en los que aplicar las medidas anunciadas por el Ministerio de Igualdad durante el pasado mes de agosto para prevenir brotes de covid-19 en ellos, y desconoce la existencia de casas particulares de citas. «Sí que hay bares de copas que suelen frecuentar para ofrecer sus servicios», apunta.

Por su parte, Melilla Acoge lleva 20 años trabajando con mujeres que ejercen la prostitución. En los últimos tres años han centrado su acción en el barrio de El Real, donde han atendido a 213 mujeres, la mayoría de ellas transfronterizas, de las que 114 tienen hijos a su cargo y son las únicas responsables de la economía familiar. A pesar de este registro, reconocen que posiblemente sean muchas más las que están fuera de su red de ayuda por falta de recursos para ampliar su acción sobre el terreno y generar lazos de confianza con los que establecer un contacto continuo para posteriormente llevar a cabo programas de educación para la salud y prevención de infecciones de transmisión sexual.

Desde esta entidad también ofrecen atención individualizada para derivar a las mujeres que visitan su sede a servicios jurídicos o sociales específicos, además de clases de alfabetización o cursos formativos de auxiliar de limpieza, actividades que han quedado truncadas por el coronavirus: han cancelado las clases de lengua castellana para adultos, mientras que el curso de limpieza será virtual y muchas de ellas no tienen medios para conectarse.

Plan de Contingencia, ¿papel mojado?

Precisamente, con el objetivo de paliar las consecuencias económicas y sociales del coronavirus sobre este colectivo, el Ministerio de Igualdad aprobó el 31 de marzo el Plan de Contingencia contra las Violencias de Género ante la Crisis del Covid-19, donde definía una serie de medidas en el ámbito de la pareja/expareja, de la trata y explotación sexual y para mujeres en contexto de prostitución.

Este plan declaraba «servicios esenciales» todos los servicios de asesoramiento jurídico, atención integral y acogida para víctimas de violencia de género, explotación sexual y de trata, pero no mencionaba en este apartado como beneficiarias a las mujeres en contexto de prostitución, hecho que le valió numerosas críticas por parte de organizaciones como Acción en Red Andalucía y la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía.

Sin embargo, el Estado de Alarma paralizó toda actividad, incluso estos servicios definidos como esenciales, y muchas entidades y ONG dedicadas a la atención de estas mujeres no pudieron mantener sus actividades a pie de calle por falta de medios y dificultades de localizarlas, lo que supuso una ruptura en esta red básica de apoyo, que forzó al Ministerio de Igualdad de definir y ampliar nuevas medidas para tratar de llegar a este sector.

No fue hasta el 21 de abril cuando se amplió este plan y se especificó que las mujeres que ejercen la prostitución también contarían con una alternativa habitacional en caso de verse con la necesidad derivada de la crisis sanitaria de la covid-19. De esta forma, daban respuesta a las reclamaciones de las asociaciones que alertaban de la vulnerabilidad de estas mujeres, que quedaron sin ingresos durante el confinamiento y sin posibilidad de beneficiarse de un ERTE, lo que les dificultaba hacer frente al pago del alquiler. También se garantizaba a este colectivo la posibilidad de acceder al Ingreso Mínimo Vital y detallaba que «se asegurará que las mujeres en situación administrativa irregular, que son la mayoría (…) puedan acceder a este derecho».

Ninguna mujer derivada en Melilla

Meses después de la publicación del Plan de Contingencia, la realidad muestra que las mujeres que ejercen la prostitución en Melilla no se han beneficiado de ninguna de estas medidas. La responsable de la Unidad de Coordinación contra la Violencia de Género en Melilla, Laura Segura Sarompas, afirma a este medio que «no se ha derivado a ninguna mujer en contexto de prostitución a los recursos disponibles» desde el inicio de la crisis sanitaria.

En referencia a las alternativas habitacionales, concreta que actualmente hay dos viviendas que acogen a 33 mujeres víctimas de violencia de género y se ha habilitado un tercer recurso alternativo y temporal, pero en ninguno consta ninguna mujer procedente del ámbito de la prostitución, independientemente de su situación documental. Tampoco se ha gestionado ningún expediente de Ingreso Mínimo Vital, extremo con el que coinciden desde Melilla Acoge.

Sarompas reconoce que queda un largo camino por recorrer: «Si en materia de violencia de género vemos la punta del iceberg, en cuestión de prostitución, trata y explotación sexual apenas vemos nada», lamenta. De ahí que se haya propuesto definir mesas de trabajo para desarrollar programas que permitan aplicar medidas que den resultados, pero alerta: «El problema es que no tenemos presupuesto». Mientras tanto, mujeres como Lamya dicen sentirse «huérfanas» por no contar con el apoyo que esperaban del Gobierno y que las ONG iban a traducir en medidas tangibles.

Fuente: https://rebelion.org/abandonadas-en-la-pandemia-mujer-migrante-y-prostituta-por-necesidad-en-melilla-tras-el-cierre-de-fronteras/

 

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Un recorrido por la trata y el grooming, como otro medio para tal fin

Redacción:  El Editor Platense

El flagelo de la trata de personas no es un fenómeno de nuestros tiempos. Este se encuentra íntimamente relacionado con la esclavitud y se remonta al período precolombino. En aquella época, el tráfico y la prostitución en América Latina era una práctica de los españoles cuando tomaban o entregaban “el botín de mujeres” al vencedor, dando origen al comercio sexual y creando establecimientos para su ejercicio.

Posteriormente, en la colonia, aparecen las primeras normas por las cuales se castigaba dicha actividad, así como al proxenetismo, con sanciones que podían llegar hasta la muerte. El término “trata” nace en el año 1869 cuando la Real Academia lo introdujo en su diccionario en cuya definición se hacía referencia a comercio de esclavos negros (mayormente provenientes del África). La expresión “trata de blancas” surgió tiempo después y su origen es francés. Este concepto se desarrolló en la sociedad burguesa para diferenciarlo de la trata de negros. Posteriormente, con la venida del Moralismo Reformador anglosajón surgió el interés en cuestiones como el proxenetismo y la prostitución de mujeres y niños.

Con el devenir de los años, se vio la necesidad de regular la explotación sexual de mujeres. Por tal razón, en el año 1902 la Reina María Cristina creó “El Patronato Real para represión de trata de Blancas”, que perduró hasta el año 1931, siendo reemplazado por el “Patronato de Protección de Mujeres”. Dos años después, en París, se firmó el Acuerdo Internacional para asegurar una protección eficaz a la trata de blancas.

Posteriormente a la Segunda Guerra Mundial, el comercio de mujeres con fines de explotación sexual fue en aumento, debido a que el conflicto bélico trajo aparejado grandes corrientes migratorias (principalmente desde Europa hacia América Latina) y con ello pobreza y hambre. También migraron las prácticas proxenetistas europeas.

La guerra también trajo otra consecuencia: la redacción de Convenios y Protocolos internacionales (entre los que podemos nombrar el “Convenio para la Represión de la Trata de Persona y de la Prostitución Ajena” firmado el día 2 de diciembre del año 1949), los cuales ya no se referían a la “trata de blancas” sino a “trata de mujeres”, dando lugar a una concepción más amplia a la trata.

El concepto fue evolucionando hasta que, en el año 2000, se firmó el Protocolo de Palermo -el cual entró en vigor en el año 2003 y ya son 171 países que lo han ratificado-. En el mismo se abandona definitivamente el término “trata de blancas” o “trata de mujeres”, adoptándose de manera definitiva “trata de personas” o “tráfico de personas”, definiendo dicho crimen. Esencialmente, «tratar» o «traficar» es el transporte de personas, por medio de coerción, engaño, o consentimiento para el propósito de explotación como trabajo forzado o consentido o prostitución. La «trata de personas» puede significar el reclutamiento, transporte, traslado, acogida o recepción de personas, bajo amenaza o por el uso de la fuerza u otra forma de coerción, secuestro, fraude, engaño, abuso de poder o una posición de vulnerabilidad, o recibir pago o beneficios para conseguir que una persona tenga bajo su control a otra persona, para el propósito de explotación.

La explotación puede incluir, como mínimo, la explotación de la prostitución de otros u otra forma de explotación sexual, trabajo forzado o servicios, esclavitud, o prácticas similares a la esclavitud, servidumbre, o remoción de órganos.

En consonancia con la promulgación del Protocolo de Palermo, el 29 de abril del año 2008, Argentina -uno de los países ratificantes del protocolo- sancionó y promulgó la Ley 26.364 de «Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus víctimas» que busca prevenir y sancionar la trata de personas, tanto de adultos como de niños, niñas y adolescentes y también de asistir a las víctimas, y sancionar a los
tratantes.

La ley 26.364 fue modificada por la Ley 26.842 -promulgada el 27 de diciembre del año 2012-, suprimiéndose la distinción entre víctimas mayores y niños, niñas y adolescentes y agrava las escalas penales. Además, incorporó dos finalidades de explotación que no estaban expresamente contempladas en la ley 26.364. Una de ellas, agregada en el inciso d del artículo 1, es la promoción, facilitación o comercialización de la pornografía infantil o la realización de cualquier tipo de representación o espectáculo con dicho contenido. Aquí cabe hacer una aclaración, la llamada “pornografía infantil” se encuentra reprimida el art. 128 del Código Penal Argentino.

Ahora bien, la trata de personas “… en su vertiente más avanzada, implica la cosificación del ser humano, la pérdida absoluta de la libertad (ya sea psíquica o física) y su dominación absoluta por el sujeto activo quien se aprovechará de su fuerza de trabajo con el objetivo último de obtener una mayor ventaja económica” .

LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DIGITAL

Bajo estas premisas surge un interrogante: ¿es posible la explotación sexual digital?  Recordemos que nos encontramos transitando una era donde lo digital va ganando espacios en las actividades cotidianas de las personas. Basta con mencionar que al día de hoy uno puede adquirir desde un teléfono celular hasta un inmueble o, incluso, ser usuario de lo que se denomina “billetera digital”. También, vale mencionar que las relaciones interpersonales se han llevado a este mismo plano. Hoy en día, existe un sinfín de redes sociales, aplicaciones, etc. (Facebook, Twitter, Instagram y otras no tan conocidas como Grinder, Amino, Tinder), donde los usuarios crean un perfil, suben fotografías, comparten historias y concretan citas.

A partir de ello, podemos advertir cómo las nuevas formas de comunicación empiezan a jugar un rol preponderante en la manera en que se ofrecen servicios de índole sexual. Vemos que a través de redes sociales se publicitan servicios de acompañantes, se ofrecen packs (compilación de fotografías pornográficas) a cambio de dinero, o como ha proliferado el sistema de contratación de pornografía a través de cámaras web (donde el cliente abona una suma de dinero a cambio de ver en vivo y en directo al actor/actriz e interactuar con ellos).

Pues bien, todo comienza a oscurecer cuando estas redes son utilizadas por uno de los segmentos sociales más vulnerables: los niños, niñas y adolescentes. Esto nos obliga a enfocar la mirada y ser más precavidos a la hora de analizar la explotación sexual. No es nada nuevo que este grupo eterio pasa la mayor parte de sus horas detrás de un celular o una computadora interactuando a través de redes sociales (la llamada cultura de la habitación ), muchas veces sin conocer a su interlocutor en “la vida real”.

Al analizar estas nuevas costumbres que tienen los niños, niñas y adolescentes se empiezan a vislumbrar nuevas conductas delictivas como el grooming.

Recordemos que lo que se tipificó con el grooming, es el hecho que un adulto, mediante las tecnologías de la información y la comunicación, se contacte con un niño, niña o adolescente, con el propósito de cometer un ataque contra su integridad sexual.  Y ¿cómo actúa el pederasta digital? En muchos casos, todo comienza a partir de ganarse la confianza de los niños, niñas y adolescentes para que estos brinden una fotografía o video intimo (comprometido) y, luego, a través de amenazas, coacción o, básicamente, chantaje, obtener de la víctima otros actos cuya consecuencia resultan mucho más graves.

A esta altura, el que en sus inicios aparecía como un groomer, pudo haber provocado en el niño, niña o adolescente la pérdida absoluta de su voluntad psíquica –por las amenazas y/o coacción- y dominarlo. A partir de ese momento, se comienza a transitar hacia conductas mucho más graves.

En efecto, aquí el grooming es el punto de partida para aquellos que, a costa de las vulnerabilidades económicamente perjudicándolos, toda vez que son ellos quienes mayoritariamente utilizan las redes de los niños, niñas y adolescentes, pretenden beneficiarse.

Esta nueva especie, a la que podemos denominar “explotador sexual digital”, recurre a perfiles falsos, donde simula ser un niño de la edad de sus interlocutores con la finalidad de ganar su confianza. Pretenden ser sus amigos y los seducen para obtener imágenes sexuales. Lo novedoso es que ya no lo hacen con el fin de contactar a los niños, niñas y adolescentes con fines sexuales o para obtener material pornográfico, sino que son captados y sometidos a fin de que realicen prácticas sexuales.

Para ello, utilizan los servicios de teleconferencia que permiten las distintas plataformas (como whatsapp, Facebook, o páginas de streaming, que posibilitan la transmisión en vivo y en directo, etc.).

Son contactados por personas (a las que podríamos encuadrar como clientes), que se vinculan con el sujeto que las “controla” –tratante-. Este les da el contacto (ya sea el número telefónico o el usuario de determinada red social), para luego interactuar. Claramente esta situación no encuadra en lo que actual y tradicionalmente conocemos como “trata de personas”, delito que se encuentra previsto y reprimido por el artículo 145 bis del Código Penal, puesto que no contempla las acciones descriptas anteriormente.

Fuente: https://eleditorplatense.com.ar/nota/9741/un_recorrido_por_la_trata_y_el_grooming_como_otro_medio_para_tal_fin

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Pantalón de lona, sudadero gris

Por Carolina Vásquez

Niñas desaparecidas sin explicación, bajo el cuidado de un “hogar seguro”

Pantalón de lona, sudadero gris

Una nota publicada por el Departamento de Estado en su página web, señala a Guatemala como fuente, tránsito y destino de hombres, mujeres y niños sujetos de trata para fines sexuales o de trabajo forzado. Mujeres, niñas y niños –señala la nota- son explotados dentro del territorio, en México, Estados Unidos, Belice y otros países. Esto viene a colación por la extraña desaparición de niñas desde uno de los Hogares Seguros dependientes de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia.

De acuerdo con investigaciones realizadas por algunos medios y el reporte de Alerta Alba Keneth, cientos son las niñas y adolescentes cuyo paradero se desconoce. Años han transcurrido desde las primeras denuncias y al parecer las autoridades esperan un milagro de la Virgen de la Asunción, bajo cuyo nombre se fundó uno de estos refugios, desde el cual se ha producido la mayoría de supuestas fugas.

Los Hogares Seguros, de acuerdo con la página de la SBS, fueron creados para brindar protección residencial temporal a los niños, niñas y adolescentes comprendidos entre 0 y 18 años, separados de sus padres o tutores como consecuencia de la vulneración de sus derechos. También afirman disponer de un equipo multidisciplinario para brindar atención integral y terapias especializadas, individuales o de grupo.

Investigaciones efectuadas por organismos locales e internacionales, entre ellas el Informe de Desarrollo Humano para Guatemala, han evidenciado la atroz situación en la cual vive la mayor parte de la niñez y adolescencia. Privadas del ejercicio de sus derechos a la salud, alimentación, educación, recreación y respeto por su integridad física y emocional, las nuevas generaciones solo tienen la opción de sobrevivir al abuso.

Si se echa una mirada a las dependencias estatales y a sus reducidas capacidades de gestión, se comprende mejor por qué los niños y niñas de este Hogar Seguro duermen hacinados en el suelo, se alimentan a medias y algunos escapan de esa situación degradante. Pero eso no explica la repentina desaparición de 31 niñas entre el 28 y 29 de septiembre, sumadas a las 99 registradas hasta ese momento, de acuerdo con una nota de Mariela Castañón, quien ha seguido de cerca estos casos.

El parte policial es escueto, como la mayoría de documentos destinados a dejar constancia de asaltos, secuestros, asesinatos, violaciones o desapariciones, hechos criminales tan variados como perversos y frecuentes. Las niñas vestían pantalón de lona y sudadero gris. Únicos datos, subraya el parte. Sus edades, concentradas en un rango entre 14 y 16 años.

En un país señalado a nivel internacional como uno de los más violentos del mundo y en donde el negocio de la trata mantiene a la población en estado de máxima alerta, las desapariciones de niñas y niños alcanzan cifras de horror. Si una institución del Estado rescata a los menores de hogares desintegrados o en donde se practica toda clase de abusos, si los recoge en la calle para darles la oportunidad de rehacer su vida, si ha sido creado para los fines impresos en su misión, es inconcebible la pasividad con la cual observa el fenómeno.

El Procurador General de la Nación, por su parte, tiene a cargo la Procuraduría de la Niñez y Adolescencia, las Alertas Alba Keneth, protección de los derechos de la familia y de la mujer. Esta entidad, así como también la del Procurador de los Derechos Humanos, deberían haberse pronunciado sobre este asunto de la mayor gravedad y actuar con la prontitud debida. Adicionalmente, es preciso señalar la indiferencia general de una ciudadanía acostumbrada a ver pasar el desfile desde las tribunas.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Pantalon-de-lona-sudadero-gris-20161024-0002.html

Imagen: fotos.e-consulta.com/disenodesaparecidas.jpg

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