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La disputa por la educación

México / 15 de abril de 2018 / Autor: María de la Luz Arriaga Lemus / Fuente: El Universal

Han terminado las “precampañas” hacia las elecciones del 1 de julio. En la coyuntura actual, de una profunda crisis económica, social y política donde la falta de credibilidad en las instituciones es una de sus características más relevantes, lo que se enfrenta es una disputa por el rumbo del país.

El gobierno de Enrique Peña Nieto, aceleró la instrumentación de tres reformas estructurales que le aseguraran a las élites del poder, el control social y político: laboral, energética y educativa; y dejó en ciernes una cuarta, la de seguridad social.

De estas reformas, la educativa es la que concitó una resistencia social, por la organización del magisterio en la CNTE, a la que se sumó el malestar de algunos sectores dentro del SNTE, pero además por atacar uno de los derechos sociales más arraigados y que ha sido la base de los principios constitucionales que han contribuido a la construcción de la identidad nacional, de valores de soberanía, y un proceso de movilidad social reconocido por todos. El conflicto alrededor de la reforma educativa fue el conflicto social del sexenio de EPN, pues durante cinco años, una y otra vez, en foros nacionales e internacionales ha tenido que justificar su instrumentación. El saldo es una reforma cuestionada que no logra imponerse de manera cabal, pero que dio pasos firmes hacia el control del magisterio a través de la intervención en su sindicato, la represión administrativa, y política, con encarcelamiento y persecución de los docentes y la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, acompañado de una campaña en los medios de comunicación para devaluar el liderazgo social de las maestras y los maestros. Todo para avanzar en la imposición de un modelo educativo instrumental al servicio del mercado, que deja de lado el carácter científico, transformador y humanista de la educación pública, cumpliendo así con las exigencias de sectores empresariales y directrices de organismos como la OCDE.

En educación media y superior también vivimos una reforma, silenciosa y segmentada: Restricciones presupuestales, procesos de privatización y mercantilización, precarización laboral, ataque a la organización académica, falta de democracia en instituciones, y un agudo problema de contención o retroceso de la matrícula en UNAM, IPN y UAM, mientras sólo se abren opciones públicas que funcionen como centros de adiestramiento laboral, de carácter tecnológico. Al mismo tiempo, el avance de las políticas de desregulación y de libre comercio, promovieron el crecimiento de la educación privada: hoy las instituciones particulares cubren casi 35% de la matrícula total nacional en el nivel superior.

Además, desde 1996 se mantiene el Examen Único de Ingreso al Bachillerato, pretendiendo hacer creer que los exámenes estandarizados seleccionan a los mejores, pero en realidad es un discurso para esconder el hecho trágico de que sólo 30% de los jóvenes en el rango de edad correspondiente a los estudios superiores están inscritos en el sistema educativo y que 7 millones no cuentan con opciones de estudio o empleo formal.

Hoy más que nunca, requerimos tomar en nuestras manos la definición de qué educación queremos y necesitamos para el país; el magisterio democrático, los investigadores, los sindicalistas, los estudiantes, los trabajadores de diversos sectores, hemos desarrollado distintos ejercicios de elaboración de alternativas, recuperemos todas y confluyamos en un Congreso Nacional Educativo; ejerzamos el derecho a decidir el futuro de la educación. Un Congreso que sea un ejercicio democrático con los sujetos sociales de la educación.

Fuente del Artículo:

http://www.eluniversal.com.mx/articulo/maria-de-la-luz-arriaga-lemus/nacion/la-disputa-por-la-educacion

Fuente de la Imagen:

https://www.unicef.org/mexico/spanish/unicefenmexico_6894.htm

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México, campeón latinoamericano de fuga de cerebros

México / 25 de marzo de 2018 / Autor: El País / Fuente: Leopoldo Mendívil Blog

Más del 13% de los posgraduados mexicanos se ha marchado a Estados Unidos, atraídos por buenos salarios y mejores condiciones de trabajo

Cuando estaba estudiando su doctorado en ingeniería nuclear en la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, José Alfredo Mascorro hizo un corto viaje a Cuernavaca (Morelos) como parte de su proyecto académico. Eran los años 90 y este ingeniero mexicano se impresionó con una situación: se entrevistó con personas que ya habían concluido su doctorado y que en aquél entonces cobraban en México unos 800 dólares al mes. “Era lo que yo ganaba como ayudante de profesor en Arizona”, cuenta.

Mascorro decidió quedarse en Estados Unidos. “Las reglas migratorias en aquél entonces no estaban tan estrictas”, recuerda. Actualmente trabaja en San Diego (California) como ingeniero mecánico desarrollando soluciones para mejorar la eficiencia de edificios. Su caso revela otra cara de la inmigración hacia Estados Unidos: México es también el principal emisor en América Latina de migrantes cualificados (personas que concluyeron el nivel de educación terciaria) a países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

De acuerdo con la profesora Luciana Gandini, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México (UNAM), alrededor del 13,5% de mexicanos con un nivel de posgrado se encuentra en Estados Unidos. Un fenómeno que coincide con un boom en el número de mexicanos que alcanzaron los grados de maestría y doctorado: aumentaron de 354.000 en el año 2000 a más de un millón de personas 15 años después. “En estos años hubo un incremento de población que adquirió posgrado en México, lo que podría significar que el aumento de la migración cualificada fuese una consecuencia de este aumento”, afirma Gandini.

Gandini lleva años investigando la migración cualificada y es la coordinadora del Seminario Universitario de Estudios sobre Desplazamiento Interno, Migración, Exilio y Repatriación (SUDIMER) de la UNAM. El camino hacia el vecino del norte suele ser más fácil para el llamado migrante cualificado: las probabilidades de que cuente con una invitación o una oferta de empleo en el país de destino son mayores, lo que facilita la integración.

Sin embargo, esto no significa que los mexicanos con estudios superiores no se enfrenten a dificultades a la hora de migrar. De acuerdo con Gandini, también son comunes los casos en que una persona no encuentra un empleo de acuerdo con sus cualificaciones en Estados Unidos u otros países de la OCDE y acepta trabajar en otras ocupaciones, porque en estas naciones se pueden encontrar salarios mayores. “También existe lo que llamamos desperdicio formativo, cuando no hay una exacta correspondencia entre el nivel educativo y el puesto que se ocupa [en el país de destino]”, explica la investigadora.

El boom de la educación superior que se registró en México en los años noventa no es la única explicación para el gran número migrantes cualificados que deciden marcharse a Estados Unidos. Igual que los migrantes con niveles más bajos de estudio, la migración cualificada también se ralentizó tras la crisis financiera del 2008, pero a un ritmo menos intenso. “Esto nos hace pensar que la migración cualificada tiene una dinámica distinta”, dice Gandini.

El fenómeno también se puede entender por la proximidad con el mercado estadounidense y por la agresiva cultura de atracción de talentos que existe entre las empresas de aquel país. “Estados Unidos es un claro cazador de talentos, hay una política muy clara de atracción de personas cualificadas y de facilitar su llegada al país, sobre todo en ciertas áreas “, añade la investigadora.

Fue lo que le pasó a Andrés Paez Martínez, de 29 años, quien vive en Estados Unidos desde hace cinco años. Paez Martínez se había recién graduado de la carrera de ingeniería de telecomunicaciones cuando supo, a través de las redes sociales, de un proceso de selección de Amazon. Los funcionarios del gigante de tecnología vinieron a la capital mexicana para realizar entrevistas y Paez Martínez se marchó a Seattle con un contrato y un salario cuatro veces mayor de lo que ganaba en México. Pocos años después le ficharon en Google y se fue a vivir en California. “En términos de proyectos hay muchos procesos muy especializados que no se pueden encontrar en México”, cuenta el ingeniero.

Más allá de los sueldos, que son mayores en Estados Unidos, José Alfredo Mascorro cita el ambiente de trabajo más competitivo y con mejor estructura como razones que influyeron en su decisión de permanecer en el extranjero. “La cultura [en EE.UU.] se basa mucho en resultados y es muy metódica. Todo camino en una ruta con un objetivo y te dan tiempo y presupuesto para alcanzarlo”, concluye.

Fuente de la Noticia:

https://leopoldomendivil.com/2018/03/20/mexico-campeon-latinoamericano-de-fuga-de-cerebros/

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Los maestros y el sismo en Oaxaca

México / 18 de marzo de 2018 / Autor: Mariano Casco Peebles / Fuente: Educación Futura

El sismo de las 23:49 del jueves 7 de septiembre de 2017 agarró desprevenidos a los habitantes de la Casa del Maestro Oaxaqueño en la Ciudad de México. El movimiento telúrico y la tétrica alarma que da aviso hicieron que se levanten de sus camas y salgan al jardín del domicilio situado en Avenida Coyoacán 939 en la tradicional colonia Del Valle. A Mao Alonso, del Istmo de Tehuantepec, inmediatamente le comunicaron la dramática situación en que estaba su familia. Esa misma noche se fue para allá, pero antes dijo:

Debemos hacer de este lugar un centro de acopio para ayudar a nuestros paisanos.

La idea iría a modificar la vida cotidiana de la antigua casona que perteneció a la poderosa familia oaxaqueña de los Murat y que el magisterio recuperó para que “esté al servicio de la gente humilde, de la gente de pueblo” como me comentó César, profe costeño que pasó su infancia entre la escuela y el trabajo en el campo.

Las imágenes de Juchitán destruida sumado al imborrable recuerdo del terremoto del 85 desataron la solidaridad citadina y los maestros democráticos de Oaxaca, aglutinados en la sección 22, fueron uno de sus principales vehículos.

No pasaron 24 horas y Chava, quien me enseñó algunas palabras en mazateco, puso una cartulina amarilla escrita a mano en la puerta de la casa que decía: “Ayuda para Oaxaca”. Después llamó a organizaciones civiles y sociales, medios de comunicación, instituciones educativas y a todo el que se le ocurriera para avisarles que estarían recolectando lo necesario para los que cayeron en el desamparo más obscuro.

Desde individuos con autos lujosos hasta personas con modestos pasares económicos brindaron su aporte, trajeron: atún, frijol, agua, arroz, comida para perro, harina, medicamentos, más atún, ropa, galletas, mermelada, chile jalapeño, una habitación completa de papel de baño.

Algunos de los donantes primero usaron sus hogares como punto de reunión para luego llevar lo recaudado a los maestros. Lo mismo hicieron escuelas y varios universitarios replicaron la lógica con sus compañeros. Los contingentes de la vilipendiada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) a lo largo y ancho del país aportaron lo suyo.

En un comienzo, la fila de generosos era tan larga y el desorden era tal que muchos voluntarios decidieron quedarse a organizar el flamante centro de acopio. El caos inicial dio paso, gracias a cerebros y manos desinteresadas, a un tetris de dimensiones humanas solo comprensible por quienes comandaban la reunión de víveres. Con todas estas acciones el inmueble despintado por años de lluvias defeñas empezó a albergar caóticamente toneladas de ayuda para los más necesitados del Estado en donde nació Benito Juárez.

El espíritu colectivo y solidario negado por la cotidiana alienación capitalista floreció; la casona capitaneada por los maestros devino en un océano de camaradería. Además de los que vivían allí, se sumaron mujeres oriundas de Oaxaca, jóvenes universitarios y de prepa, scouts, ingenieros, abogadas laboristas, docentes de escuelas públicas y privadas, académicas de la UNAM, jubiladas y trabajadores de los más diversos oficios y edades. Entre latas con sonrisas hechas con marcador, análisis políticos nacionales e internacionales y porras contra la reforma educativa esa amalgama social de lo más diversa puso su granito de arena para que desconocidos situados a cientos de kilómetros estén un poco menos peor.

Fue en medio de este bullicio que sorprendió el sismo del 19 de septiembre. Como otros miles, en pocos minutos estas personas estaban en las calles Gabriel Mancera y Escocia sacando escombros bajo una insoportable nube de polvo y corrupción.

De los miles que se acercaron a la Casa del Maestro Oaxaqueño a brindar ayuda muchos preguntaron antes de dejar sus víveres si dicho lugar pertenecía al gobierno (a lo que respondían que eran la oposición social al mismo); y un número no despreciable hizo comentarios de apoyo a su lucha. Un señor, bien entrado en años, caminó decenas de cuadras para llevar dos bolsas de frijoles a los maestros de Oaxaca, “ejemplo para el país”. Una mujer que nunca había sido docente, playera con estampa de la Sección 22, empezó a hablar de la represión estatal del 2013 al plantón del zócalo. Además estaban los que les agradecían por estar del lado del pueblo.

Cuando la casa literalmente se llenaba, Chava, responsable general, llamaba a Bimbo, Estafeta o Pato Pascual para que con sus camiones de 30 toneladas lleven los víveres a Ixtepec, a escasos kilómetros de Juchitán, donde otros maestros armaban las despensas y las distribuían entre los damnificados, sin prestar atención a su color político. Las evidencias de estas labores las subió Fila al Facebook “Ayuda para Oaxaca” (sigue online) y más de un vehículo fue acompañado por periodistas que dieron cuenta de la respetabilidad del proceso. Entre las personas que se acercaron más las 38 instituciones que dejaron su aporte se reunieron 272 toneladas que beneficiaron a habitantes de 54 municipios de Oaxaca.

El de la capital no fue el único centro de acopio de los profes. En la Ciudad de Oaxaca hicieron dos: uno en su edificio histórico situado en Armenta y López 221 (a dos cuadras del zócalo) y el otro en su Centro de Estudios Políticos Sindicales. Ambos empezaron la mañana del 8 de septiembre. También organizaron unos pequeños para facilitar la ayuda a las comunidades afectadas más alejadas de Oaxaca; aquellas que no salieron en televisión y en las que la casta política solo practica el extractivismo electoral. Estos centros de acopio fueron orquestados por los propios maestros de esos pueblos del Istmo y de la sierra, quienes en sus casas reunieron lo necesario y con sus vehículos llevaron las donaciones.

En las regiones de Oaxaca que no fueron perjudicadas los maestros reunieron víveres en sus escuelas y en las zonas dañadas ayudaron a coordinar la remoción de escombros, la construcción de las viviendas provisorias y la organización de las comidas colectivas.

Conscientes de la necesaria intervención del Estado y de su falta de predisposición para ello, los profes pusieron en pie una campaña de movilización y denuncia para que el gobierno estatal y federal destinen dinero para la reconstrucción de escuelas y hogares. Las movilizaciones, cuyo epicentro fue el Istmo, buscaron presionar a partir de visibilizar en la calle la dramática situación en la que vivían miles de oaxaqueños.

Debo decir que estuve sorprendido tanto por la actividad que desplegaron, como por la naturalidad con la que lo hicieron. Para resolver mi perplejidad decidí preguntarle a romántico, un maestro que camina cuatro horas en la sierra para ir a dar clase, quien me respondió: “si en el día a día ayudamos en lo que podemos a nuestras comunidades, ¿cómo no vamos a hacerlo en una situación así?”

6 MESES PASARON DE LA OLEADA DE SISMOS y todavía son muchas las familias sin hogar, en Oaxaca y en varias partes del país. El reclamo de los damnificados aunque ausente de la escena nacional sigue trágicamente presente en la cotidianeidad de los de abajo, y los maestritos de pueblo están ahí, acompañando.

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Los maestros y el sismo en Oaxaca

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México: Método maya mejora la enseñanza matemática

México / 18 de marzo de 2018 / Autor: EFE / Fuente: Milenio

Catedrático de la UNAM lo promueve porque ayuda a desarrollar el pensamiento abstracto.

El sistema matemático que usaban los mayas, por sus características táctiles y simbólicas, potencia la capacidad de análisis, destacó el físico Fernando Magaña, quien promueve la enseñanza de estos métodos en México.

“Un pensamiento abstracto facilita el razonamiento de las cosas, nos ayuda a tomar decisiones, a programar cosas en causas y efectos”, aseguró.

El académico capacitó en matemáticas mayas de 2010 a 2015 a profesores en comunidades indígenas como parte de un programa de la Secretaría de Educación Pública del estado de Yucatán; ya no lo hace dentro de un programa oficial, pero sí por invitaciones eventuales de los profesores.

Los niños se sientan a mitad de la selva a escuchar cómo hacer “el ábaco maya”, una tabla que pintan sobre la tierra o en un papel de periódico viejo.

Dicha tabla la llenan con tres tipos de fichas con un significado concreto y con las que realizan las operaciones matemáticas a través de desplazamientos entre las distintas columnas.

El punto (cuyo valor es uno) lo puede representar un botón de camisa, la raya (de valor cinco) un frijol, y el caracol (cuyo valor es cero) con una pequeña piedra.

Se trata de observar y de interpretarlo, tocarlo, desplazarlo sobre la tabla para obtener los resultados y, por el camino, razonar sobre lo que se está haciendo.

“Si la práctica se hace desde la infancia, se adiestra el razonamiento matemático y el cerebro se acostumbra a deducir, no tienes que recordar las tablas de multiplicar; todo es puro análisis”, aseveró.

“Apenas un niño sabe contar lo empezamos a entrenar en la memoria. Le decimos que eso son matemáticas, lo cual es un engaño (…) es un problema global”, continuó.

El especialista afirmó que los infantes de cuatro años pueden aprender a sumar y restar en tan solo una hora, a multiplicar en otra y en tres o cuatro horas están listos para realizar una división.

Esto contrasta con el sistema educativo mexicano, que prohíbe que se termine el preescolar sabiendo más allá del número 99 o que sepan sumar y restar.

La matemática maya es un sistema posicional, ya que incorpora el cero. De hecho, “aparentemente fue uno de los primeros (sistemas matemáticos) en llegar al cero”, antes incluso que los babilonios, dijo.

“Cuando en Europa se empieza a utilizar el cero, que lo introducen los árabes tomándolo de India, mil 500 años antes, los mayas ya lo utilizaban”, comentó sobre esta civilización, de la que destacó su capacidad para estudiar las constelaciones y edificar sus construcciones con base en estas observaciones.

Magaña concluyó con una reflexión sobre que los adolescentes y niños solo posan la mirada en el celular: “Es una dedocracia en la que el mecanismo de los deditos es lo que gobierna su vida, pero difícilmente pueden crear cosas, porque el pensamiento analítico está en una expresión muy débil”, ponderó.

Fuente de la Noticia:

http://www.milenio.com/cultura/metodo_maya-ensenanza-matematicas-unam_0_1138086186.html

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Sarukhán y la memoria universitaria

Pedro Flores Crespo

Ser estudiante universitario es una de las cosas más gratificantes por las que atravesamos algunos. Habitar el campus nos enseña que la educación está más allá de las aulas. En esta etapa es cuando se abren ante nuestros ojos un buen cúmulo de conocimientos y experiencias, a la par de abrazar cuanta causa política y social surja. El ambiente universitario también muestra que los ratos de amistad y alegría son más constantes que el ansia de competir por un puesto, dinero o prestigio.

En paralelo a esta graciosa vida, muchas historias de poder y política se entretejen. De esto – y de varias cosas más – habla el libro Desde el sexto piso de José Sarukhán, quien fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de 1988 a 1996. Fue en este mismo periodo que tuve la oportunidad de ser estudiantes de bachillerato y de licenciatura y por ello, al leer el libro del destacado ecólogo, me pregunté qué tanto de lo realizado por Sarukhán se correspondía con lo vivido como estudiante. Veamos.

Orgullo, programitis y politización

Que la universidad de uno sea dirigida por un destacado científico – ahora miembro de la Royal Society de Londres – es un orgullo que sirve, entre otras cosas, para atajar la agrias críticas hacia la escuela pública. El poder político que ejerce el rector de la UNAM no tendría la misma resonancia y significado sin la capacidad académica e intelectual de algunos de sus directivos. Quizás por esta capacidad, Sarukhán delineó una clara visión y se propuso “academizar” la universidad y esto consistía en “poner al personal académico en el centro del escenario universitario”, ofrecerle opciones de desarrollo profesional a la par de exigirle “un ejercicio de mayor calidad y responsabilidad para con sus alumnos” y evitar que las “grillas” distraigan al profesor comprometido de su “función académica”.

El resultado global de todas estas acciones deberá construirse a través de las distintas voces y fuentes que habitan el campus y no sólo por medio del mencionado libro. A mi como analista de política universitaria, me llamó mucho la atención la vigorosa creación y puesta en marcha de diversos programas para tratar de revertir los problemas estructurales de la UNAM. No obstante, parece ser que a pesar de la introducción de estas estrategias – algunos exitosos en un inicio -, los problemas permanecen. Por ejemplo, sigue habiendo una clara separación entre investigación y docencia. En los institutos, la UNAM es ejemplar, pero en los procesos de enseñanza-aprendizaje hay grandes fallas. En mis tiempos, había profesores que dictaban y, hasta donde recuerdo, no había debates en clase o se utilizaba el “método científico como base para la enseñanza y el aprendizaje”.

Asimismo, en la actualidad, parece seguir habiendo una marcada disparidad en términos de calidad educativa entre campi que ya Sarukhán observaba en sus tiempos y que, por recientes testimonios, no ha desaparecido. Estos resultados no esperados del programa de academización es una lección que hay que discutir con mayor detenimiento.

En contrapunto con el intento de academización, hubo fuertes tensiones políticas en la gestión de Sarukhán y no pocas veces el “jefe nato” de la UNAM tuvo que actuar más como político que como académico. Un pasaje muy “sabroso” del libro es el referido al proyecto del aumento de cuotas. Como quizás usted recuerda, en 1992, el grupo directivo propuso introducir un esquema de pagos diferenciados. Es decir, si un estudiante provenía de una familia económicamente pudiente, debía pagar más de colegiatura que el joven de escasos recursos. A pesar de que esta propuesta sonaba razonable, el asunto se enredó – al igual que en 1999 – al grado de llegar a las altas esferas del poder.

Aunque hay distintas versiones de cómo “persuadieron” a Sarukhán para que retirara su propuesta, el ex rector narra en su libro que, por la noche, lo citaron en la residencia de Los Pinos para sugerirle que no prosiguiera con el proyecto de la cuotas pues podía ocasionar agitación social y protestas callejeras. Todo esto, frente a las elecciones en varios estados de la República. Curiosamente, no fue el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari el que le pidió al “jefe nato” de la UNAM que reculara, sino los argumentos de Manuel Camacho, entonces jefe del Departamento del Distrito Federal. Sarukhán sugiere que Camacho, con el interés de ser candidato a la presidencia, estaba pactando con el Consejo Estudiantil Universitario (CEU) la abrogación del proyecto de cuotas, cuestión que no concuerda con los hechos pues es bien sabido que algunos líderes del CEU simpatizaban con el movimiento político que encabezaba el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.

El hecho es que Sarukhán se retractó y enfrentó un dilema: ante la intromisión del gobierno en las decisiones de un institución autónoma, ¿debía o no renunciar? Con base en la “teoría del sujeto indispensable”, decidió lo segundo. Según él, se perdería más si se fuera de la UNAM que si se quedaba porque su responsabilidad era “velar por el bien de la institución”. No podía arriesgar, dice el biólogo, “la estabilidad y el fortalecimiento académico” de la universidad. Ultrajados, pero firmes en el puesto.

¿Especies a extinguir?

Al leer las memorias del ex rector, también llama la atención la subestimación con que el destacado científico trata a los actores que tendían a cuestionar el programa de “academización” o el supuesto orden y estabilidad unamita. Su mirada es severa. A algunos profesores que se oponían al programa de estímulos salariales los acusa de ser demasiado “protagonistas” porque protestaron actuando como “cerillos” en un supermercado sin reparar, ahora, en la excesiva carga financiera que tiene, según algunas fuentes bien informadas, este programa para la UNAM. Además, de la simulación, clientelismo y discrecionalidad que este tipo de esquemas genera, según la literatura especializada.

Por otro lado, y aún sin ser rector, en 1986, participa en unas mesas de diálogo con estudiantes y confiesa haber sentido “tristeza” por ellos ya que “actuaban como marionetas de adultos” y el juicio va más allá: ese sector de la izquierda universitaria actuaba con un “oportunismo político chato e irritante que no debería tener cabida en una universidad”. Es muy raro que el destacado biólogo se pronuncie por querer expulsar del “ecosistema” universitario a una “especie” en formación.

Una triste memoria de mis épocas de estudiante fue cuando a pesar de querer trabajar por la “academización” de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), el maestro Salvador Ruiz de Chávez no fue reelegido, en 1993, por la Junta de Gobierno y aunque sus seguidores no tuvimos elementos para atribuirle a Sarukhán alguna responsabilidad en ello, sí sabíamos que la decisión no era vista, desde el sexto piso, con malos ojos pues Ruiz de Chávez había apoyado a otro aspirante en la carrera por la rectoría en 1992. En su lugar, eligieron a un personaje que, corroborando nuestra precariedad democrática, también tachábamos de “marioneta”.

Afortunadamente, las cosas han cambiado y algunos hemos evolucionado para poder reconocer que las universidades públicas mexicanas son plurales y diversas y que es un error considerarlas como simples maquinarias u órganos cuyas partes deben operar para mantener – a toda costa – una estabilidad mal entendida. La crítica y apertura al razonamiento del argumento opositor son también factores de equilibrio.

Fuente del articulo:http://www.educacionfutura.org/sarukhan-y-la-memoria-universitaria/

Fuente de la imagen:http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2014/12/jose_sarukhan-2

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México: Reconocen universidades de América Latina títulos de la UNAM

México / 1 de febrero de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Notisistema

Gracias a la firma de un convenio, las carreras de Administración, Enfermería, Filosofía, Física, Ingeniería Civil, Matemáticas y Química que ofrece la UNAM ya son reconocidas por la Universidad de Costa Rica y otras siete instituciones de educación superior de América Latina y el Caribe.

La máxima casa de estudios en México indicó que ahora sus egresados podrán continuar estudios de posgrado en las instituciones participantes y consolidar la movilidad académica en la región.

Fuente de la Noticia:

http://www.notisistema.com/noticias/reconocen-universidades-de-america-latina-titulos-de-la-unam/

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México: Con 15 mil botellas de PET, estudiantes de la UNAM construyeron casa antisismos

México / 3 de diciembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: Animal Político

Para la vivienda de 64 metros cuadrados se requirieron 15 mil botellas de un litro que fueron rellenadas de arcilla; resisten cuatro veces más que los ladrillos, dicen constructores.

Estudiantes de la UNAM entregaron la primera casa hecha con botellas de PET en Tochimilco Puebla, municipio afectado tras el sismo del pasado 19 de septiembre.

Para la edificación de la vivienda, de 64 metros cuadrados, fueron necesarias 15 mil botellas de un litro, las cuales están rellenadas con arcilla, por lo que reciben el nombre de “ladrillos ecológicos”.

La vivienda fue construida por integrantes de la organización Liderazgo Joven (conformada por alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM) en coordinación con el grupo de estudiantes VIEM (Viviendas Emergentes).

Ambos grupos forman parte del proyecto #ReconstruirMéxico el cual surgió para ayudar a las personas que se quedaron sin hogar tras los recientes sismos.

El proceso de construcción consiste en apilar las botellas a manera de muros, que según sus creadores, resulta hasta cuatro veces más resistente que los ladrillos convencionales.

“Cuesta mucho trabajo derribar un muro tras construirlo, las casas convencionales resisten un sismo de acuerdo al material utilizado en su construcción, pero una casa de PET bien cimentada se vuelve totalmente segura, aguanta hasta los balazos”, asegura Irving Rubí Reséndiz, secretario general de Liderazgo Joven y estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas.

Incluso, una vez levantados los muros, pueden aplanarse y pintarse al gusto de los propietarios, sin embargo detalla Irving que aquellas personas que opten por tener una casa de PET, “deben estar dispuestas a cambiar su estilo de vida pues se trata de una vivienda totalmente sustentable”.

Las siguientes viviendas de este tipo se construirán en Oaxaca y Cuajimalpa, aunque planean extenderse a todos los estados que resultaron afectados por los sismos, donde aún hay miles de personas que se quedaron sin hogar.

Los jóvenes miembros de Liderazgo Joven, invitan a todos los mexicanos a continuar recolectando y donando botellas de PET, pues aunque para muchos se trata de “basura”, para otras personas que lo perdieron todo podría tratarse de una nueva oportunidad para recuperar sus hogares.

Fuente de la Noticia:

http://www.animalpolitico.com/2017/11/casa-pet-damnificados-sismo/

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