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El horrible sistema educativo británico

Por: Cristina Hansen

¿En qué se basa la profesora para discriminarme a mí o a alguno de mis compañeros?

En el proceso de formación continua que se exige a los trabajadores de hoy en día me he apuntado a un curso que ofrecía la universidad británica sobre fundamentos de enseñanza y aprendizaje. El curso se desarrolla de una manera práctica y amena que permite reflexionar sobre cómo uno enseña o los alumnos aprenden. Todo ha sido muy bonito hasta que nos han mandado planificar una clase y nos han dado como ejemplo de planificación el de la clase en la que estábamos. En el ejemplo se estipula que no se pretende que todos los alumnos aprendan las mismas cosas:

Traducción libre del extracto del ejemplo:

Objetivos de aprendizaje:
Al final de la sesión TODOS los alumnos serán capaces de:
1. Evaluar las necesidades de los alumnos
2. …
3. …
4. …
5. …
6. Justificar razones para aplicar conceptos de motivación
Al final de la sesión ALGUNOS alumnos serán capaces de:
1. Identificar las necesidades de los alumnos
2. …
3. …
4. Justificar qué motiva a sus propios alumnos

De este extracto sólo son importantes dos elementos: en la parte superior se enumera lo que se pretende que TODOS los alumnos aprendan, mientras que en la parte inferior se enumera lo que sólo ALGUNOS alumnos aprenderán. El ejemplo me ha dejado desasosegada. ¿Qué se supone que debo de aprender yo? ¿En qué grupo de alumnos me ha clasificado la profesora? ¿Por qué me discrimina la profesora antes de que yo tenga la oportunidad de aprender? ¿En qué grupo se espera que me autoclasifique? ¿Tengo que autodiscriminarme y pensar que yo no puedo aprender y por lo tanto empezar mi aprendizaje con una actitud negativa ante él? Es decir, si se supone que todo el contenido no es para mí ¿por qué tengo que esforzarme en escuchar a la profesora, o hacer un ejercicio, o una práctica dada?
Cuando comencé el curso me sentía igual que los otros alumnos, con ganas de aprender, de escuchar cosas que me fueran útiles, de exprimir todo lo que pudiera de las nuevas cosas que podrían ayudarme en mi trabajo. Con la diferenciación de qué podría yo aprender me siento defraudada. Si hubiera pagado por el curso exigiría la devolución de mi dinero. Es más, la discriminación podría significar que de cara a mi trabajo haya recibido una formación insuficiente. Una formación insuficiente sólo trae consecuencias negativas a la hora de ser eficiente en mi trabajo. Me clasifica además como un profesional de segunda fila. Además, me pregunto si influirá en mi economía. Al ser un profesional de segunda clase no podré ganar tanto como otros compañeros, ni podré acceder a determinados trabajos para los que, en teoría, estoy cualificada.

También me siento rebelde, ¿cómo sabe la profesora si yo no soy capaz de aprender eso? Es decir ¿en qué se basa la profesora para discriminarme a mí o a alguno de mis compañeros? ¿Es el color de mi pelo? ¿Será mi acento que demuestra a las claras que no soy británica? ¿Es por mi formación en un país extranjero? Tengo una sensación de impotencia e injusticia. No es el hecho de que ella lo piense, o de que ella lo expresara verbalmente o con lenguaje corporal sutil. No, lo que me deja impotente y con rebeldía es el hecho de que está por escrito. Como cuando los nazis dejaban por escrito lo que había que hacer con los judíos, como cuando existían leyes raciales escritas en Estados Unidos. Y la rebeldía, la impotencia se concentra en una actitud negativa hacia el aprendizaje que debería adquirir.

Mi apreciación de la profesora también ha disminuido. ¿Será capaz de enseñarme las mismas cosas que a los demás alumnos? ¿Por qué tendría que respetar los argumentos de alguien que a lo mejor ya me ha condenado antes de saber nada de mí? ¿Cómo puedo confiar en que esta profesora me va a ayudar a tener las mismas oportunidades de aprendizaje que el resto de mis compañeros? ¿Cómo puedo confiar en que la profesora me va a exigir los mismos resultados finales que a mis compañeros? La oportunidad de aprendizaje o exigirme los mismos objetivos me hace igual ante mis compañeros. Cosa distinta es si yo consigo aprenderlo todo con la misma rapidez, o con las mismas habilidades, o usando las mismas experiencias que el resto de mis compañeros. Esa es la verdadera diferenciación y no la que ha impuesto de antemano la profesora. La diferenciación existe dentro del grupo de alumnos, todos diferentes en conocimientos, comprensión, habilidad y experiencias, aunque tuvieran los mismos genes. La diferenciación que expresa la profesora en los objetivos de aprendizaje es una diferenciación externa al grupo de alumnos, que predice lo que tiene que pasar antes de que haya oportunidad de que pase. Porque la posibiliadad de que el aprendizaje sea distinto está siempre ahí. El éxito de la enseñanza se basa en conseguir para todos los mismos objetivos de aprendizaje.
Mi satisfacción con el curso disminuye también. ¿Por qué me han aceptado en un curso en el que me van a discriminar? Prefiero ir a otro donde no discriminen. ¿Para qué esforzarme en llegar al curso a tiempo, escuchar a la profesora, hacer los trabajos que mande? Total, ya han dicho de antemano lo que va a pasar. ¿Para qué trabajar? Podría usar mi tiempo en irme a tomarme un trocito de tarta, de chocolate, y me quedaría más satisfecha.

Mi apreciación de la universidad británica disminuye consecuentemente. Esta universidad no se preocupa por su alumnado. Es más corro el extremo peligro de convertirme en un profesional de segunda clase. Cabe la posibilidad de que los eslóganes usados por la universidad británica para atraer alumnos, sean meros eslóganes vacíos de contenido. ¿Para qué pagar 3000 libras de matrícula? ¿Para qué invertir ningún dinero en mi formación en la universidad británica? ¿Dónde está el famoso prestigio de la universidad británica? Posiblemente me beneficiaría más yendo a un curso en una universidad no británica.

Y entonces vuelvo a recordar la diferenciación externa que se impone a los alumnos de la enseñanza obligatoria en el Reino Unido (ver «La profunda crisis del profesorado británico» ). Y pienso que era sólo cuestión de tiempo que la diferenciación/discriminación de los alumnos en la enseñanza obligatoria llegara al ámbito universitario.

Fuente: http://www.periodistadigital.com/ciencia/educacion/2017/05/11/el-horrible-sistema-educativo-britanico.shtml

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Deshacer la telaraña del género: un reto en la mejora de la formación de maestros

Por: Isabel Carrillo Flores

En la formación de maestros se vive un exceso de tolerancia ante las desigualdades de género. Las ausencias en los planes de estudio de asignaturas y contenidos sobre igualdad y género se acompañan de otros problemas no resueltos.

El día 1 de mayo ha vuelto a poner de manifiesto que, si bien desde algunos sectores se anuncia una mejora económica, esta no traspasa el mundo del trabajo que continúa su tendencia de precariedad. Entre los grupos de personas en situación más precaria están las mujeres. La igualdad no es para ellas. Esta realidad se recordó el pasado 22 de marzo, cuando se celebró el décimo aniversario de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Algunas noticias valoraron que era poco lo que se podía celebrar respecto a la traducción práctica de la normativa y que el cambio no se ha producido.

Este es un hecho tangible en las universidades y en la formación de maestros, como se puso de relieve en el XXXV Seminario Interuniversitario de Teoría de la Educación sobre Democracia y la Educación en la Formación de Maestros, que dedicó una de las ponencias al género. En este espacio se expusieron los resultados de un estudio sobre 44 universidades españolas que imparten los grados de Educación Infantil y Educación Primaria, constatando una anecdótica presencia de contenidos sobre igualdad y género. Solo 11 universidades incorporan asignaturas con contenidos explícitos. En 9 de ellas la asignatura es obligatoria.

Si bien las universidades han ido desarrollando las unidades de igualdad y se han creado centros de estudio de mujeres y género y organizado grupos de investigación, el discurso de la igualdad no ha impregnado de forma plena ni las concepciones ni las prácticas docentes. La telaraña del género presente en las sociedades del mundo globalizado también adorna los centros universitarios y pasa que, tanto por lo que se hace como por lo que no se hace, se contribuye a reproducir una cultura arraigada en el binomio sexo-género que se opone al principio de justicia. No sirven las razones de las pedagogías de la igualdad y la diferencia, ni tampoco las de la propia normativa, por lo que los contenidos de la ley quedan en el papel y, ante el no cumplimiento, parece que no pasa nada, o más bien lo que pasa es una no reacción o reacción de tono bajo por parte de la propia comunidad universitaria reforzada por la permisividad política.

Las ausencias en los planes de estudio de asignaturas y contenidos sobre igualdad y género se acompañan de otros problemas no resueltos. Entre otros, la escasa inclusión de referencias bibliográficas de aportaciones de mujeres en asignaturas no específicas de género; la naturalización de la feminización del oficio de maestros, especialmente en infantil y primaria; la debilitación del análisis específico de las situaciones de desventaja que viven las mujeres a nivel global, como es el caso de una mayor negación del derecho a la educación de las niñas, o la perpetuación de una normativa de género que niega las identidades plurales. Estos hechos se acompañan y se refuerzan mediante los usos de un lenguaje que excluye la diferencia sexual. La consecuencia es que en la formación de maestros se vive un exceso de tolerancia ante las desigualdades de género.

No hay educación neutral. Las ausencias muestran vacíos que expresan lo que intencionalmente está y lo que también se procura que no esté. Ser conscientes del trasfondo ideológico abre la posibilidad de (re) pensar política y éticamente la formación universitaria de maestros, para que las personas que deciden caminar por la educación, y desarrollarse en el oficio de maestros, necesariamente tienen que vivir procesos formativos que muestren las partes visibles e invisibles de los impactos negativos de género, una realidad injusta que no es normal, ni natural, y resulta intolerable. Las desigualdades de género no son de segundo orden y no deberían quedar excluidas de la toma de decisiones política y pedagógica.

En esta orientación desde el Programa de Mejora e Innovación en la Formación de Maestros (MIF) el grupo de trabajo de Género ha elaborado el documento Relaciones de poder, violencias y otras formas de relación abusiva. La transversalidad del género que propone que en los grados de formación de maestros de infantil y primaria se revisen los fundamentos y orientaciones pedagógicas con el fin de adoptar un enfoque ético, de derechos humanos y de justicia social. Es una propuesta abierta y flexible que plantea definir en la formación cuatro bloques de contenidos referentes a dimensiones de la educación que se complementan entre sí.

  • La dimensión relacional de la educación, que se ocupa del significado de las relaciones educativas como relaciones de poder en una doble orientación. Por un lado, como relaciones que pueden ser abusivas y hacer uso de violencias. Por otra parte, como reconocimiento de que el poder no solo es lo que se nos impone, oprime y subordina, sino también lo que poseemos. Este poder, que muchas veces desconocemos, es expresión de apoderamiento que puede orientarse individual y colectivamente a la transformación de las desigualdades.
  • La dimensión de interrelación de las diferencias que supone corregir en los planes de estudio el hecho de hablar de la diferencia sexual sólo como un dato biológico fija, porque no lo es. Es necesaria una formación que explique como desde el momento de nacer este dato queda asociada a un género que prescribe como ser y como actuar, y como la diferencia sexual en interacción con otras prescripciones que imponen la clase, la etnia, la cultura, el edad, el territorio donde se vive, entre otros, obligan a adoptar identidades no libremente deseadas.
  • La dimensión política y ética de la educación es otro de los contenidos a incorporar en la formación, alejando, como ya se ha dicho, la sombra de las falsas neutralidades. El compromiso ético docente debe ser compromiso por la equidad y la responsabilidad individual y colectiva. En esta orientación el compromiso ético debe formar parte de un oficio que se impregna de los valores de los derechos humanos y contribuye a transformar las desigualdades, no a reproducirlas.
  • La dimensión práctica de la educación es el espacio de confluencia de los ejes anteriores. El objetivo es proyectar una formación en la acción compleja que no aísla las asignaturas en espacios impermeables a contenidos que se considera son ajenos, menores o no necesarios en la formación, como a menudo ocurre con los contenidos relativos a las teorías de género y los feminismos. En las transiciones de la teoría a la práctica y de la práctica a la teoría hay que abrir las fronteras disciplinarias para conformar pensamientos y acciones integradoras, y este proceso requiere un cambio en las concepciones sobre los principios organizadores del conocimiento que generan estas fronteras.

La igualdad tiene aún mucho camino por recorrer, también en la formación de maestros. No todo está dicho y está hecho para incorporar términos como coeducación, equidad, o inclusión -aunque este último término no es habitual en los discursos sobre diferencia sexual-.

El debate no está cerrado y se hace necesario reactivar espacios de reflexión compartida en las universidades y en las escuelas, en la formación inicial y en la formación permanente, durante el curso y en las escuelas de verano, que permitan mostrar aquellas partes no visibles del género que históricamente no han sido resueltas. En esta orientación, la reciente publicación Deshacer la telaraña del género desde la educación quiere contribuir al análisis crítico del juego de las apariencias de la igualdad formal. También quiere desvelar la toma de conciencia sobre el hecho de que las realidades no están determinadas y que hay que deshacer el entramado de las resistencias de género que se oponen a las transformaciones justas. Este es un reto irrenunciable para la mejora de la formación de maestros.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/05/12/deshacer-la-telarana-del-genero-un-reto-en-la-mejora-de-la-formacion-de-maestros/

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Debatirán convocatoria a Constituyente en universidades de Venezuela

América del Sur/Venezuela/6 Mayo 2017/Fuente: Prensa Latina

El ministro de Educación Superior, Hugbel Roa, informó hoy que los estudiantes y docentes de las universidades de Venezuela debatirán la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, presentada el último lunes por el presidente Nicolás Maduro.
El proceso constituyente es la vía para el diálogo, la democracia y la paz del país, y aspiramos a que los venezolanos lo entendamos así por medio del debate y la confrontación de ideas, declaró Roa en el Consejo Nacional de Universidades realizado este viernes.

Es muy importante que los rectores y rectoras de las instituciones universitarias se sumen al debate desde cada uno de sus espacios, porque este acto democrático es un privilegio cívico y una responsabilidad con la patria, proclamó.

Asimismo, afirmó que los grupos violentos organizados por la oposición nacional, perpetradores de varios actos vandálicos durante las cuatro últimas semanas, son rechazados por la mayoría de los venezolanos.

Los rectores y las autoridades que participan en este violento y perverso juego político deben encarrilarse en el camino de la paz, comentó.

Que no se empodere la violencia. Las universidades les pertenecen al país, al pueblo, y deben trabajar para el desarrollo futuro de la nación, concluyó.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=83712&SEO=debatiran-convocatoria-a-constituyente-en-universidades-de-venezuela
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¿Es los Andes una universidad pública?

Por: Julián de Zubiria

Los expertos de diferentes universidades convencieron a Gina Parody de que Ser Pilo Paga era la solución al problema de la calidad y la cobertura de la educación superior en Colombia.

Cuando Andrés Oppenheimer le preguntó a la presidenta de Finlandia cómo habían hecho para pasar de ser un país agrícola, que sólo exportaba madera, a exportadores de alta tecnología, ella le respondió de manera directa y clara: “El secreto es muy sencillo y se puede resumir en tres palabras: educación, educación y educación”. Cuando viajó a Corea, encontró una respuesta semejante que explica por qué ese país, que tenía un PIB per cápita cinco veces inferior al colombiano en 1960, hoy tiene uno cuatro veces superior al nuestro. Corea del Sur es uno de los países que más invierte en educación, ciencia e investigación.

En Colombia ha pasado exactamente lo contrario. A pesar de que hemos contado con profundos balances y recomendaciones y con dos Planes Decenales, la educación sigue careciendo de políticas de Estado, de presupuesto y de apoyo político y social. La guerra y la corrupción le quitaron los recursos. No hemos contado con grandes movilizaciones ciudadanas que exijan invertir primero en educación, segundo en educación y tercero, en educación, como han hecho los países de mayor crecimiento y desarrollo en los últimos 50 años. Hemos desaprovechado las grandes oportunidades que hemos tenido para construir la política pública de largo aliento que garantice el derecho y la calidad de la educación.

Es este el contexto en el que la exministra Gina Parody lanzó el programa Ser Pilo Paga (SPP), sin discutirlo previamente con la comunidad académica, sin un debate con investigadores, rectores, pedagogos y la sociedad como un todo; ni siquiera hacía parte de la plataforma programática del gobierno que la eligió. Sencillamente, los expertos de la Universidad de los Andes la convencieron de que esa era la solución al problema de la calidad y la cobertura de la educación superior en Colombia. Y lo hizo público con bombos y platillos, en una de las campañas publicitarias más costosas que hemos tenido en educación. Para colmo, el presidente Juan Manuel Santos, sin hacer la más mínima evaluación de su impacto, ha salido a todos los medios a decir que quiere convertir al programa en política de Estado.

¡Qué irresponsabilidad! ¿Qué pasaría, por ejemplo, si algunos miles de “pilos” abandonan las carreras que eligieron? ¿Pagarán las cifras impagables que les fueron dadas en calidad de “créditos condonables”? ¿Qué ocurriría si se encontrara que, como irresponsablemente suele pasar en Colombia, este programa no tiene reservas a futuro porque salió mucho más caro de lo previsto? ¿Es necesario recordar que, como era previsible para todos menos para sus diseñadores, los “pilos” eligieron las carreras y universidades más costosas?

Así mismo, las universidades de élite han salido a defender el programa a capa y espada. Ellas, que son las principales beneficiadas al recibir el 85% de los recursos del Estado y de los “pilos”, han aplaudido la decisión de convertir SPP en política pública, pues estamos ante un mercado potencial de 10.000 jóvenes y un billón de pesos que anualmente ingresarían a la educación superior. Las universidades aplauden sin que se conozca ni un solo estudio serio de análisis hecho por expertos independientes. ¡Qué irresponsabilidad!

Por eso estamos como estamos en educación. Los intereses particulares han impedido construir una política pública de largo aliento y de seguimiento e investigación que ayude a hacer los ajustes cuando sean indispensables. Esto pasa porque en Colombia la política pública educativa no se construye de manera transparente, ni consensuada, ni pública. No hay interlocución, como sí la hay para definir las relaciones internacionales o la política económica.

Desde hace un tiempo las principales decisiones de política educativa se están tomando en consenso con la universidad más costosa del país. Ellos, que no han tenido un solo egresado de su recién creada facultad. Ellos que no han participado en la historia de la reflexión pedagógica colombiana, ni cuentan con publicaciones en el campo, ni han impulsado innovaciones, ni construido equipos de investigación pedagógica. Ellos están incidiendo en las principales decisiones de política pública educativa. Por ello no es raro que hayan diseñado Ser Pilo Paga y los Derechos Básicos de Aprendizaje, dos de los mayores errores en política pública educativa en las últimas décadas.

En estas circunstancias el rector de los Andes, Pablo Navas, salió a decir que, a pesar de ser la universidad más costosa y en la que se ha educado parte de la élite de este país, en realidad era la más “pública” de todas. (Tal vez le entendimos mal y lo que quiso decir fue que era la universidad que más incide en la política pública. Y en eso sí tendría toda la razón). Basó su argumento en que el 35% de los nuevos estudiantes reciben créditos condonables por el Programa SPP y que es la tercera universidad por número de estudiantes “pilos” recibidos (1.869), pero la que más dinero recibe por ellos. La pregunta es si eso la convierte en una universidad pública.

Los Andes es una excelente universidad. En las pruebas Saber Pro suele obtener uno de los mejores resultados y lo mismo puede decirse de la calidad de la formación brindada. También alcanza el cuarto lugar entre las universidades que más grupos de investigación tienen registrados ante Colciencias. Aun así, decir que es la mejor es claramente equivocado, ya que no existe manera para validar dicha información, salvo las pruebas Saber Pro que tienen en cuenta tan solo algunas pocas de las competencias esenciales en la vida. Para evaluar una universidad habría que considerar muchas y más diversas variables: valor agregado, aporte a la sociedad, innovación, liderazgo, formación ética, convivencia, cultura ciudadana; pero muy especialmente, sus egresados.

No debería haber duda de que es equivocado que los “pilos” se desplacen desde municipios lejanos hasta las grandes capitales; es inequitativo que mientras las universidades públicas se caen a pedazos, los Andes, la Javeriana y la Salle concentren a la mayoría de ellos. Pero lo inaudito es que debido a que están tomando el dinero público y algunos de los mejores alumnos de condiciones socioeconómicas muy bajas, ahora se declaren “públicas”.

En Colombia hay una guerra contra la educación pública: una guerra de recursos y una guerra mediática. En múltiples medios de comunicación se dice una y otra vez que la educación pública es “costosa y mala”, que los egresados se vuelven guerrilleros, que los jóvenes viven echando piedra y haciendo paros. También hay una guerra económica que se expresa en que el Estado tiene una deuda pendiente de 11,5 billones de pesos con la educación pública.

Es cierto que en las públicas de verdad es débil la evaluación de docentes y procesos; también lo es que los politiqueros tienen injerencia indebida en algunas regiones. Pero, contrario a lo que se dice, las públicas agregan más valor que las privadas según recientes estudios del Banco de la República. Eso quiere decir que impactan en mayor medida el desarrollo del pensamiento, la convivencia y la lectura, de lo que hacen las privadas. Contrario a lo que se dice, las tres universidades con más grupos de investigación reconocidos por Colciencias son la Nacional, la de Antioquia y la del Valle. Contrario a lo que se dice, en las últimas pruebas Saber Pro de 2017, la Nacional ocupó el primer lugar en seis de los diez programas evaluados. Contrario a lo que se dice, los grupos de matoneo virtual han tomado más fuerza en algunas universidades de élite que en las universidades públicas.

La mejor educación en el mundo la tienen los colegios y universidades públicas. Pública es la educación en Finlandia, como también lo es en China o en Corea del Sur. Todos los países del norte de Europa saben que una educación pública de calidad es la mejor inversión posible para consolidar el desarrollo integral y sostenible de una sociedad. Ellos aprendieron que la única opción para consolidar la democracia es fortalecer la educación pública de calidad. Por ello, invierten en ella; y al hacerlo, construyen un futuro integral y sostenido para todos.

Las universidades privadas certificadas han cumplido un excelente papel en la formación de profesionales en el país, pero no deben quitarles los recursos ni los alumnos a las públicas. Lo que tenemos que hacer es consolidar nuevas universidades regionales, como recientemente hizo Ecuador. Universidades que deben estar alejadas de los políticos regionales como garantía de calidad y deben atender a la población, sin tener que trasladarla hasta las grandes ciudades, cambiando con ello de manera radical y equivocada su contexto y sus formas de vida. Sólo así la inversión en educación se articulará a mediano plazo a los procesos de desarrollo regional. Para consolidar la paz, hay que fortalecer las regiones y la educación pública. Si reestructuramos programas como Ser Pilo Paga, podemos a ayudar a consolidarla.

Recientemente el presidente prometió equiparar los “pilos” en las públicas y las privadas. ¿Desde cuándo la política pública consiste en “equiparar” el apoyo a los dos tipos de universidades? La sociedad debe exigir que, sin excepción vayan a las públicas los próximos 10.000 “pilos”. Al hacerlo, aprovecharemos este programa para fortalecer y no para debilitar las universidades públicas. Las privadas recibieron la mayor parte de los primeros 30.000 “pilos”. Ahora la sociedad debe exigirles que asuman una parte de la matrícula, como pasa en todos los países del mundo en el que funcionan programas similares. Se llama cofinanciación. Colombia es el único país del mundo en el que el Estado paga el 100% de las matrículas y las privadas de élite nada. Por eso se declaran públicas. ¡Qué descaro!

En Chile los estudiantes han copado las calles para exigir el sagrado cumplimiento de su derecho a la educación. La presidenta Bachellet se ha comprometido a garantizarlo para el 50% de los estudiantes. Si no lo cumple, no culminará su gobierno. En Colombia hemos armado una enorme campaña publicitaria para promover un pequeño y costoso programa que sólo atiende al 2% de los estudiantes graduados de la educación media (de allí que tendrá un impacto marginal en cobertura), pero que gasta en ellos lo mismo que en los otros 650.000 estudiantes que asisten a todas las universidades públicas del país.

Invito a los estudiantes colombianos a que se tomen las calles para defender su derecho a estudiar, el cual se encuentra hoy amenazado por una política que disimuladamente está privatizando la educación superior. Incluso, les propongo a los estudiantes de los Andes que encabecen estas marchas. Quien quita que la Mane los deje hablar como voceros principales de las universidades “públicas” del país. Al fin y al cabo, el rector está convencido de que volvió “pública” la universidad de los Andes. Me temo que muy pocos compartirán sus ideas; el problema es que esa engañosa tesis la comparten quienes quieren debilitar la educación pública en el país.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/universidad-de-los-andes-es-publica-julian-de-zubiria/524019

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España: Contemplar la educación como una inversión a largo plazo

España / 03 de mayo de 2017 / Fuente: http://cincodias.elpais.com/

Aumentar el gasto no mejora por sí solo la calidad de la enseñanza, pero recortarlo tampoco ayuda

Pese a que Cristóbal Montoro defendía la semana pasada que el gasto público previsto para el cuatrienio 2017-2020 – detallado en el Programa de Estabilidad que el Gobierno ha remitido a Bruselas–crecerá en las partidas sociales, el análisis en profundidad de esas cifras arroja un resultado diferente. Efectivamente, el gasto crece ligeramente en términos absolutos, pero se reduce cuando el cálculo se realiza en relación al PIB nominal previsto por el Gobierno para esos ejercicios. Según ese análisis, que es el que permite comparar con otros ejercicios y con otros países, el gasto público hasta 2020 se reducirá en diversas áreas sociales, especialmente en educación y en sanidad. En el primer caso, la caída llevará el presupuesto para la enseñanza a su nivel más bajo de los últimos 20 años.

El cumplimiento del objetivo de estabilidad pactado con Bruselas sigue siendo una prioridad indiscutible para España, de la cual depende, entre otras cosas, que el coste de financiación de la economía se mantenga en términos razonables. Ello obliga a seguir sacrificando y optimizando el gasto público, una experiencia dolorosa que ciudadanos y empresas españolas han vivido de forma directa en los últimos años. Pero una vez asumida esa premisa, se entra en el terreno de la prioridades y las decisiones políticas. Aumentar el gasto en educación no asegura por sí solo –y en España hay experiencia en este terreno– una mejora de la calidad de la enseñanza, pero recortar esa partida tampoco ayudará a alcanzar ese objetivo. Existen pocas dudas sobre el valor estratégico de la educación para el futuro de un país, por lo que es necesario abordar esta cuestión desde el punto de vista de la eficacia y la optimización del gasto, destinando recursos suficientes y administrándolos con eficiencia.

Al igual que ocurre en áreas como la de la investigación y el desarrollo, el gasto en educación debe plantearse como una inversión prioritaria, cuyo valor estratégico es fundamental en un mundo globalizado y altamente competitivo. Se trata de una carrera de fondo que exige superar miopías y coyunturas políticas y mirar directamente al futuro.

Fuente noticia: http://cincodias.elpais.com/cincodias/2017/05/02/midinero/1493743996_847492.html

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Dos universidades mozambiqueñas quieren prohibir las faldas cortas y las trenzas

África/Mozambique/22 Abril 2017/Autor:Dércio Tsandzana/Fuente: Global voices

Dos universidades públicas mozambiqueñas en la ciudad de Beira provocaron acalorado debate en medios sociales cuando anunciaron un nuevo reglamento de vestir para sus estudiantes y profesores.

La lista de prendas y peinados prohibidos para hombres incluyen pelo largo, trenzas, rastas y pantalones cortos. Para las mujeres, ahora está prohibido usar faldas cortas, pantalones apretados, transparencias y “blusas que muestren el brasier”. Las sandalias de playa están prohibidas para ambos sexos.

Zenaida Machado, investigadora de Human Rights Watch para Mozambique, fotografió y difundió en Twitter el comunicado de UniZambeze, con fecha 28 de marzo:

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University in northern Mozambique bans students with dreadlocks, sandals, shorts and tight dresses.
Oh lord… now I’ve seen it all.🙄🙄🙄👀

Universidad en el norte de Mozambique prohíbe a los estudiantes que usen rastas, sandalias de playa, pantalones cortos y vestidos apretados.
Oh, Dios… ahora lo he visto todo.

Se informó que la Universidad Pedagógica difundió un reglamento de vestir similar, que también fue fotografiado y difundido en Twitter, pero agregó prohibiciones a los cigarrillos y la cerveza:

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Tomás Queface @tomqueface

A Universidade Pedagógica na #Beira acaba de publicar uma lista de itens proibidos no Campus universitário

La Universidad Pedagógica en Beira ha publicado una lista de artículos prohibidos en el campus de la universidad.

No es la primera vez que ocurre un debate así en Mozambique. En marzo de 2016, el Ministerio de Educación y Desarrollo Humano aprobó una resolución que prohíbe las faldas cortas en colegios de secundaria públicos. La decisión causó protestas en la capital, Maputo, y provocó tensiones diplomáticas con España cuando una activista española fue arrestada en una manifestación y luego deportadas por las autoridades.

Como la vez anterior, muchos recurrieron a los medios sociales para expresar su descontento con la decisión.

Mauro Steinmay, artista de pelo largo, sostuvo que en el caso de las universidades, los alumnos no son niños y no deben aceptar estas imposiciones:

  • Traducción
  • Cita original

«Creo que no debemos preocuparnos por esas universidades que quieren prohibir las rastas y no sé qué más. Si los alumnos siguen esas reglas, es porque no tienen el valor de imponer sus derechos humanos, y merecen la universidad donde estudian. Es su problema. No hay niños estudiando en las universidades.»

En una publicación ampliamente difundida, el investigador Benedito Memidji sostuvo que los reglamentos de vestir datan del gobierno socialista de la época de la Guerra Fría. Su publicación, difundida por el periodista Rafael Ricardo Machaela, analiza episodios similares en 1979, de los que se enteró mientras buscaba en los archivos nacionales. Esto incluía un discurso del entonces presidente Samora Machel donde condenaba las falsas cortas y “exhort[aba] al pueblo a combatir estas modas”:

  • Traducción
  • Cita original

«La decisión de la Universidad Pedagógica de imponer reglamentos de vestir en el campus –y también las llamadas maxifaldas en colegios de primaria y secundaria– tiene su origen el puritanismo moral que caracterizó la experiencia socialista en Mozambique. En ese tiempo, alcanzó proporciones aberrantes. Las reglas de la Universidad Pedagógica no pueden reproducir los efectos que ese puritanismo tuvo hace años, pero debemos estar alertas. Muchos pagaron un alto precio por estos intentos del estado de control la forma en que las personas se visten o dejan de vestirse. No estoy a favor de la indecencia, pero soy amante de la libertad por encima de todo.»

Titos Cau dio una opinión distinta, y enfatizó que la decisión de la Universidad Pedagógica se basa en tradiciones culturales y debería recibir apoyo:

  • Traducción
  • Cita original

«Por lo que sé, la necesidad de un reglamento del vestir se basa en tradiciones culturales, espirituales y cosmológicas africanas, no en la experiencia socialista posterior a la independencia. En nuestra tradición, la rodilla de la mujer es sagrada y no debe quedar expuesta públicamente. El rigor en el vestir es importante porque “dice” quién somos. La ropa es la extensión de la carne que viste nuestro espíritu. El rector de la Universidad Pedagógica tiene razón y hay que apoyarlo…»

Fatima Mimbire es investigadora del Centro de Integridad Pública, grupo local de defensa contra la corrupción y se opone al reglamento:

  • Traducción
  • Cita original

«Es ahí donde dicen que la universidad es el lugar de la democracia. Es el lugar de discusión de ideas por excelencia… donde comenzamos a preocuparnos por la la forma como visten las personas, sinceramente, creo que perdemos el foco o no tenemos nada más importante de qué preocuparnos. Nuestro país se hunde porque los “iluminados” se esfuerzan para arrojar la poca luz que tenemos. Honestamente, necesitamos un nuevo sistema.»

Bitone Viage, catedrático que estudia ciencia política en Brasil, planteó algunas preguntas sobre estas medidas:

  • Traducción
  • Cita original

«[…] Obviamente la Universidad Pedagógica como institución que capacita profesores debe asegurar que los alumnos y los profesores en esta institución se guíen por una conducta moral y estéticamente aceptada en nuestra sociedad.

Pero la pregunta que no se calla es: ¿de qué sirve la decencia sin producción e inclusión? ¿De qué sirve tener un profesor bien vestido, mientras aumentan las tendencias de mala enseñanza educativa?»

En reacción al asunto, Edson Agostinho Sangue Sangue consideró la universidad como un lugar donde convergen muchas realidades culturales y donde no debería haber imposición de normas:

  • Traducción
  • Cita original

«Cuando alguien ingresa a educación superior se le ve como alguien que ya está seguro de que sus actitudes van a tener consecuencias rápidamente, sean negativas o positivas. Una universidad es un océano de culturas mezcladas, y cada uno tendrá su educación, sus principios, su cultura, sus tradiciones. Una universidad es un campo que forma mentes pensantes, inteligentes y la forma como trata al prójimo, independientemente de su apariencia o forma de ser. Las personas inteligentes no discriminan…»

Traducción: Gabriela García Calderón Orbe

Fuente: https://es.globalvoices.org/2017/04/19/dos-universidades-mozambiquenas-quieren-prohibir-las-faldas-cortas-y-las-trenzas/

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Chile: Dificultades en reforma a la educación superior

América del Sur/Chile/15 Abril 2017/Fuente: Entorno Inteligente

Dos noticias tienen en alerta a los actores de la educación superior. En primer lugar, la posibilidad que a partir del próximo año la gratuidad cubra hasta aquellos alumnos provenientes de familias del 60% más vulnerable, ha levantado preocupación entre los rectores adscritos al programa por las dificultades financieras que ello significaría para sus instituciones. Por otra parte, el trabajo prelegislativo del gobierno para destrabar la reforma a la educación superior -que suma varios meses sin avances en el Congreso- inquieta a quienes ven cómo el Ejecutivo avanza en acuerdos con un grupo de instituciones interesadas, las universidades estatales, en lugar de diseñar una política sin privilegios y que potencie la calidad de los proyectos educativos.

Los recursos que se entregan por concepto de gratuidad son típicamente menores a los que los alumnos más vulnerables aportaban, fundamentalmente, vía becas y créditos previos a la instalación de esta política. Para hacerla viable, el Estado además entregó ciertos fondos adicionales a las instituciones que se adscribieron al sistema. Sin embargo, el total de recursos no fue suficiente y ha generado déficits en gran parte de las instituciones. Paradójicamente, en su propuesta de reforma el gobierno exige a las universidades involucrarse más decididamente en investigación y en vincularse con sus comunidades, pero bajo un sistema de gratuidad dichos ámbitos, que enriquecen la experiencia educativa de los estudiantes y que no es posible de desvincular de la docencia en instituciones complejas, difícilmente podrán ser costeados.

Así, instituciones que siendo parte de la gratuidad no reciben aportes basales -todas aquellas que no pertenecen al Cruch- no tienen mayores opciones de financiar estas áreas, situación que previo a la gratuidad no significaba mayor problema, ya que la libertad de aranceles y el sistema de ayudas estudiantiles equilibraban adecuadamente la necesidad de recursos con el apoyo a aquellos alumnos que lo requerían. Ese equilibrio se extravió, tal como lo muestra el hecho que los rectores de las universidades Diego Portales y Alberto Hurtado hayan adelantado que revisarán su participación en el programa.

Por su parte, las gestiones del gobierno para destrabar la reforma ante los rectores de los planteles estatales- una ley que iría en su propio beneficio-, es poco presentable. La experiencia de los rectores de las universidades estatales es necesaria como insumo para las iniciativas que prepara el Ejecutivo, siendo su voz y planteamientos importantes para asegurar un buen diseño de las propuestas y que sean posibles de implementar. Sin embargo, que los mencionados rectores estén diseñando lo que será el marco regulatorio que luego les será aplicable, como parece estar sucediendo, es tan grave como que un subgrupo de las AFP estuviera redactando y poniendo condiciones en el debate acerca de la reforma de todo el sistema de pensiones.

Las dificultades que ha tenido la tramitación de la reforma a la educación superior y la implementación de la gratuidad son el reflejo de una política que no solo no cuenta con los necesarios respaldos políticos ni técnicos, sino que ha generado problemas financieros que repercuten directamente en la formación de los alumnos. Ello, unido a un proyecto de ley hecho a la medida de las universidades estatales, hacen dudar que valga la pena que el gobierno insista en aprobar esta reforma durante los meses de mandato que le restan.

Disponible en la url: http://www.entornointeligente.com/articulo/9839169/CHILE-Dificultades-en-reforma-a-la-educacion-superior-07042017

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