España: El crecimiento de la universidad privada convierte la educación superior en un negocio de alta rentabilidad

Europa/ España/ 22.04.2019/ Fuente: www.eldiario.es.

La universidad privada en España se ha convertido ya en un nicho de negocio que mueve mucho dinero. Y deja unos márgenes de beneficio de hasta el 50% en algunos casos. El sector, que incluye universidades y escuelas de negocio, facturó en total 2.255 millones de euros en 2017, según la consultora DBK, con un crecimiento anual del 7%. Este diario ha recabado datos de 23 centros privados (los otros ocho no los tienen publicados y no han respondido a la petición de información realizada), que arrojan unos ingresos de 1.682 millones de euros en el último ejercicio con una rentabilidad media del 9,41%, según las cuentas que los propios centros publican, en algunos casos, o extraídas del Boletín Oficial del Registro Mercantil.

Estas cifras ha hecho que la educación superior sea un campo que inversores de todo tipo miran cada vez con mayor interés. Entre las 23 universidades privadas de las que hay información pública ganaron en el último curso 146 millones de euros antes de impuestos.

No todas son iguales

Pero los datos gruesos pueden llamar a engaño: el comportamiento de los centros es desigual.

En general se podría hablar de tres categorías de universidades privadas, al menos en función de sus balances recientes. En un primer grupo estarían ocho centros (la Universidad de Navarra, Deusto, la Internacional de Catalunya, Mondragón University, la Universidad de Vic y la Udima) que presentan beneficios por debajo del 3% o incluso pérdidas (es el caso único de la Universidad de Navarra, que perdió 20 millones de euros el último curso, y de la Europea de Canarias, con un déficit de 436.000).

Un segundo grupo intermedio lo forman cinco universidades que están entre el 4% y el 10% de margen de ganancias. Son la Universidad San Pablo CEU, la Europea de Madrid, la Camilo José Cela, la Abad Oliva CEU y la Antonio de Nebrija.

Por último, las universidades privadas que ganaron más del 10% de sus ingresos son diez: la Pontificia de Comillas, la Europea de Valencia, la Alfonso X El Sabio, IE University, Universidad de San Jorge, Europea Miguel de Cervantes, Isabel I, UNIR, Francisco de Vitoria y la Internacional de Valencia. Especial mención merecen en esta categoría la Alfonso X El Sabio (obtuvo un beneficio sobre ingresos del 55%), la Isabel I (50%), la Internacional de Valencia (28% de margen), la IE University (27%) y la Pontificia de Comillas (25% de beneficio).

Las universidades Ramón Llull, Pontificia de Comillas, Loyola de Andalucía, UCAM y Católica San Vicente Mártir no tienen sus cuentas publicadas ni han respondido a la petición de este diario. La Católica de Ávila sí respondió, aunque lo hizo denegando la solicitud porque las cuentas no son públicas.

Religiosos y laicos por igual

Las universidades privadas operan bajo diferentes formas jurídicas, pero la Iglesia católica española domina el territorio: operan 13 universidades católicas o de inspiración cristiana, sean de la Iglesia, de algunas de sus congregaciones o impulsadas por el sector civil pero relacionadas con el catolicismo.

No le va mal a la Iglesia y entorno con la educación superior. Aunque muchos de sus centros se declaran «sin ánimo de lucro», entre todos generaron 968 millones de euros en ingresos (aunque casi la mitad corresponden a la Universidad de Navarra) y unas ganancias conjuntas de 39 millones de euros (Navarra perdió 20). Mención especial por sus cifras merecen la Universidad Pontificia de Comillas, que ganó 23 millones de euros el pasado curso, San Pablo CEU (15 millones), la Universidad de San Jorge (cuatro millones y un retorno del 20%) y la Francisco de Vitoria, que obtuvo 11 millones de euros de beneficios antes de impuestos.

Además de los religiosos, otros sectores han creado (o participado) centros privados en los últimos años. Por ejemplo, la familia Segovia montó la Universidad Camilo José Cela a través de la Institución Educativa SEK, con la que ganaron 2,7 millones de euros en el último curso. O el Instituto de Empresa la IE University, que ha obtendio un 27% de margen positivo. El empresario sanitario Elecier Villar, junto a otras cinco familias, puso en marcha la Universidad Europea Miguel de Cervantes, que ingresa 11,1 millones de euros al año y devuelve 2,3, un margen del 21%.

El burgalés Grupo Campus Educativo le saca una rentabilidad del 50% a la Universidad Isabel I. La UCAM (Universidad Católica San Antonio de Murcia) es la última de las grandes universidades impulsadas desde el sector civil (aunque vinculada a la iglesia hasta el punto de que el Papa ha intervenido para poner orden en algunas cuestiones polémicas del centro) y está asociada al nombre de José Luis Mendoza Pérez (un laico neocatecumenal). No tiene publicadas sus cuentas.

Un caso a medio camino entre unas y otras es el de la Universidad Internacional de Valencia, creada por la Generalitat valenciana, aunque siempre fue de gestión privada. La ha comprado recientemente la Editorial Planeta, que obtuvo un beneficio del 28% en el último ejercicio, cuando ganaron 4,6 millones de euros.

Un terreno propicio

El cóctel detrás de estos datos es goloso: un mercado laboral que cada vez demanda más formación (que aporta una clientela asegurada). Una competencia –la universidad pública– con unos precios que han subido notablemente en los últimos años acercando el coste entre ambas opciones. A esto se le añade un potencial de país europeo atractivo para el creciente público internacional y una mayor agilidad a la hora de ofertar másteres más pegados a las demandas de las empresas.

Los fondos de inversión ya han detectado la oportunidad de rentabilidades en el segmento educativo en España: en el último mes se ha conocido que dos de ellos, con sede en Londres, Permira y CVC Capital Partners, han adquirido dos de las universidades privadas más rentablesde España, la Universidad Europea y la Alfonso X El Sabio por 770 y 1.100 millones de euros respectivamente (la segunda cifra no es oficial, la aporta El Confidencial).

La compra de la Universidad Europea (todo un conglomerado de centros entre España y Portugal) y la Alfonso X El Sabio supone pagar 15 veces los 50 millones de euros de beneficios anuales del grupo en el primer caso y 18 veces en el segundo.

El terreno de juego parece abonado. El número de universidades privadas no para de crecer en España mientras no se levanta un centro público desde que se aprobara la Politécnica de Cartagena a principios de los años 90. Los últimos ejemplos están muy recientes: la Comunidad de Madrid acaba de aprobar tres nuevos centros privados, que serán una realidad en cuanto se acabe el trámite legal. En la región, ejemplo de la apuesta por lo privado, habrá 13 universidades privadas (más todos los campus de otras que no tienen su sede en la capital) frente a las seis públicas.

Además, las privadas están ganando la batalla por llevarse a los alumnos, especialmente de los másteres que se han vuelto cada vez más imprescindibles desde la implantación del Plan Bolonia derivado del Espacio Europeo de Educación Superior implantado en 2007. En los últimos diez años, con la eclosión de estos posgrados, las universidades privadas han multiplicado por diez sus alumnos de máster (de 7.668 a 73.744 al año) y más que duplicado el porcentaje respecto al total (del 15% al 36%). Las públicas han multiplicado sus alumnos por tres (de 42.753 a 131.305) y reducido la proporción de todo el alumnado superior (del 85% al 64%).

La lógica del movimiento

Algunos expertos vaticinan que las recientes adquisiciones de universidades por parte de fondos no van a ser los últimos. «Los fondos están repletos de efectivo y buscan cualquier cosa que dé rentabilidad», explica José García Montalvo, profesor de Economía en la Universidad Pompeu Fabra. «Parece lógico pensar que las instituciones con capacidad de dar títulos puedan dar rentabilidad», añade.

Rafael Ramiro, profesor en Icade Bussinness School, valora que los fondos paguen «ese nivel de múltiplo» (sobre los beneficios anuales) y en un post de su blog aventura algunas actuaciones que podrían realizar para mejorar las perspectivas de negocio: consolidación de la oferta universitaria privada con el objetivo de ganar en tamaño para ahorrar en los costes fijos; la creación de grandes instituciones educativas integradas, dando lugar a grandes grupos educativos que abarquen desde Primaria hasta la Universidad; la internacionalización del alumnado para atraer estudiantes latinoamericanos y asiáticos para elevar los ingresos por matriculaciones; la innovación educativa para competir con los grandes campus presenciales públicos; la mencionada y creciente demanda de formación; y la transformación de la operativa interna para aumentar la eficiencia de las organizaciones y reducir gastos.

Fuente de la noticia: https://www.eldiario.es/sociedad/negocio-educacion-universitaria-privada_0_887162099.html

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Educación y Universidad Popular Católica

Por Agustin Ortega Cabrera

Este artículo tiene como base mi última experiencia académica y docente en Universidades de Perú, al igual que recoge y profundiza unos últimos mensajes que el Papa Francisco ha dirigido al mundo universitario, como son las Universidades Católicas. En este escrito, frente a las lógicas de la educación mercantilista y de poder que quiere dominar a la realidad educativa o universitaria, proponemos una educación y universidad popular, liberadora y trascendente. Es decir, al servicio de la verdad, de la belleza y del bien que sea más universal, del bien común y de los pueblos, de la civilización del amor, de la solidaridad, paz, justicia con los pobres de la tierra y ecología integral.

Como indicamos, siguiendo la enseñanza del Papa Francisco, el tiempo es superior al espacio y la Universidad debe servir a los procesos de los pueblos en su desarrollo humano integral, como sujetos protagonistas de su promoción liberadora y global. Es una educación y universidad católica al servicio de la fe en diálogo con la razón, de la cultura, fraternidad solidaria y de la justicia con los pobres que se encarna en lo real, en el mundo e historia. Ya que la realidad tiene la prioridad sobre la idea, es un proceso educativo y universitario que sirve al conocimiento, discernimiento y transformación de la realidad humana, social e histórica. En donde se hace cargo (carga y se encarga) de toda esta realidad de la humanidad y del mundo desde el principio-misericordia y el amor compasivo que asume las alegrías y sufrimientos, las injusticias y anhelos, los males y esperanzas de las personas, pueblos y de los pobres.

Emplea la lectura creyente de la realidad, la revisión de vida y el método de encuesta con el ver-juzgar-actuar para el discernimiento crítico, ético y espiritual de lo real con sus signos de los tiempos. Asumiendo los gozos y conflictos en la unidad fraterna de la vida, de la realidad de los pueblos crucificados por el mal e injusticia, la opresión y exclusión de los pobres de la tierra, la memoria de las víctimas de la historia. Ya que el todo es mayor que la parte, es una educación y universidad católica al servicio del amor fraterno universal con toda la humanidad y todos los pueblos, que promueve la civilización de la fraternidad solidaria y la mundialización de la paz, de la ecología integral y de la justicia liberadora con los pobres de la tierra; frente la civilización global del capital, de la guerra, de la competitividad y de la destrucción ecológica.

Un educación y universidad, pues, que se encarna en las culturas y luchas de los pueblos con sus movimientos populares, ciudadanos y sociales que buscan ese otro mundo posible, la globalización de la solidaridad y del desarrollo humano, sostenible e integral. Un estado mundial social de derecho-s, de justicia social-global con el respeto y promoción de los derechos humamos, sociales y ecológicos como son las 3 “t”, la tierra, trabajo y techo. La distribución justa de la tierra y de los recursos con el valor del destino universal de los bienes, que se sitúa por encima del derecho a la propiedad. En esta línea de justicia social y bien común, hay que implementar un sistema fiscal justo que reparte de forma equitativa todos estos bienes y recursos. El principio del trabajo decente y digno, con los derechos del trabajador como es un salario justo para él y su familia, que está antes que el capital, que el beneficio, productividad y competitividad. Los servicios públicos que aseguran estos derechos como son la vivienda digna e infraestructuras tales como las energías o transportes, como son el agua y la alimentación, la educación y cultura, sanidad y medicamentos, etc.

Es una educación y universidad que posee toda una sensibilidad humanista, crítica, ética, social y solidaria en la responsabilidad moral y compromiso ciudadano por los problemas, males e injusticias que padecen las personas, los pueblos y los pobres. Todo ello lleva a este estudio e investigación de la realidad humana, social e histórica con las causas de todos estos problemas, males e injusticias. Las culturas, ideologías e ideologizaciones que encubren lo real, la verdad real y deshumanizan, las relaciones inhumanas y las estructuras sociales de pecado. Los sistemas jurídicos, políticos y económicos inmorales, como son los fiscales, laborales y comerciales injustos, los mecanismos bancarios-financieros especulativos, usureros y perversos. Tal como lo sufren los pobres de la tierra, los grupos sociales y humanos más excluidos.

Como por ejemplo están padeciendo las mujeres más pobres y maltratadas, las víctimas de la trata y de la esclavitud infantil, los parados y trabajadores precarios, cada vez más empobrecidos. Los campesinos e indígenas, marginados y expoliados del buen vivir, de la ecología integral. Los hermanos migrantes y refugiados que se ven forzados a dejar sus pueblos, tierra y familia a causa de toda esta desigualdad e injusticia global del hambre, la pobreza y que tiene como consecuencia (es el caldo de cultivo de) las violencias como son las guerras. Violencias y guerras que son un negocio para el control, expolio y dominación de los recursos, del poder y de todos estos mercaderes de la muerte con su industria militar-bélica y venta de armas.

Por tanto, toda esta educación y universidad católica tiene un espíritu misionero, en salida hacia las periferias y reverso de la historia, es pobre con los pobres, en la opción por los pobres y con una epistemología desde el Sur empobrecido. En comunión de vida, bienes y lucha por la justicia con los pobres de la tierra. Es la conversión pastoral y misionera que lleva al estudio y cultura con la profecía: en el anuncio del Reino de Dios con su justicia liberadora con los pobres; y en la denuncia de todas estas desigualdades, males e injusticia que padecen los pueblos crucificados. Por tanto, que tiene unas cualidades creadoras, renovadoras de nueva evangelización y misión en sus métodos con nuevo ardor, que sin miedo ni temor se arriesga; que se ensucia y accidenta, como hospital de campaña, en el barro de la historia para curar y liberar de todas estas heridas, sufrimientos e injusticias. Ya que comprende que más vale una educación y universidad accidentada, manchada por la solidaridad y compromiso liberador del mal e injusticia, que estar quieta, ser purista, impasible, temerosa, cobarde y muerta, sin vida ni acción por la solidaridad y el Reino con su justicia.

Desde todo lo anterior, tenemos una educación y universidad madura, coherente y testimonial de la fe que es luz para los pueblos y los seres humanos, que atrae y enamora por esta vida de humanización, santidad y justicia con los pobres. Una educación y universidad testigo del seguimiento de Jesús con su Reino de amor, misericordia y vida; que sirve a la vida en todas sus fases y dimensiones, a la dignidad de la persona, a la realización y felicidad en este amor fraterno y misericordioso, en la paz, solidaridad, justicia, esperanza y trascendencia. Frente a la globalización de la indiferencia, la cultura del descarte y la geopolítica de la desesperanza. Esta educación y universidad sí se toma en serio, de forma coherente, la espiritualidad, la misión y la doctrina social de la iglesia con la promoción de la vocación de una familia y laicado adulto, maduro y militante: que son las claves que orienta lo católico en el mundo educativo y universitario.

Es la educación y formación integral de las personas con un sentido moral y católico en la inteligencia humana, social y espiritual. La cultura e inteligencia de la santidad en el amor fraterno y en pobreza solidaria con la comunión de vida, de bienes y de luchas por la justicia con los pobres de la tierra. Lo que nos libera de la mundanidad espiritual, del mal y pecado del egoísmo con sus ídolos de la riqueza-ser rico, del poder y de la violencia en todas sus formas. Desde la fe, iglesia y los Papas como Francisco, soñamos, nos entregamos y comprometemos por otra educación y universidad posible, popular, católica y liberadora.

Fuente: http://blogs.periodistadigital.com/accion-formacion.php/2017/11/08/educacion-y-universidad-popular-catolica

Imagen tomada de: http://www.periodistadigital.com/imagenes/2017/11/08/educacion-liberadora.jpg

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Economía política de la educación superior

Chile / 5 de noviembre de 2017 /Autor: José Joaquín Brunner / Fuente: El Líbero

La antigua figura de la universidad moderna —como una institución de la élite cultural— se ha transformado completamente. Hoy las universidades están más próximas al mercado que al templo, semejan más una anarquía que una jerarquía, han devenido organizaciones burocráticas complejas, tienen un sentido misional y económico a la vez, son entidades locales o nacionales, pero crecientemente también internacionales, y unas pocas poseen alcance global.

Este ensayo se aparta de la onda electoral que sin demasiada estridencia recorre nuestra geografía política. En cambio, reflexiona sobre el lugar que ocupa nuestra educación superior (ES) en un mapa comparativo de los sistemas nacionales y sus bases de economía política.

Para esto, la primera sección aborda el surgimiento de los modernos sistemas nacionales de educación superior en Europa y su carácter de sistemas netamente estatales desde el punto de vista de las instituciones proveedoras y de su financiamiento. Muestra cómo, posteriormente, emerge una educación superior privada, con un régimen de economía política de mercado, que ha servido para impulsar la masificación y la diferenciación institucional de la ES.

En la segunda sección se analiza la aparición de otros dos arreglos de economía política que combinan de maneras cruzadas formas estatales y privadas de provisión y financiamiento de la ES, mostrándose además cómo en el caso chileno coexisten dentro de un mismo sistema grupos de universidades sujetos a diferentes regímenes de economía política.

Luego, en la sección tercera, se utiliza este enfoque para discurrir sobre algunos fenómenos característicos de la transformación que experimenta contemporáneamente la ES en el mundo.

Por último, en la cuarta sección, se concluye con algunas consideraciones respecto al “capitalismo académico”, sus dinámicas principales en tiempos de mercados globales y su impacto sobre la economía política de la ES.

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La educación superior (ES) moderna, nacida a comienzos del siglo 19, fue provista y financiada por el Estado. Así ocurrió con sus tres modelos de origen: francés, prusiano e inglés. En común estos tres modelos concebían a la universidad como una entidad pública y la situaban a la sombra de los respectivos Estados-nacionales. Con un sesgo estatalista más pronunciado y un fuerte énfasis en la especialización profesional, en el caso del modelo francés o napoleónico. Estatal también en ambas dimensiones—de la provisión y el financiamiento—en el caso alemán, aunque con una fuerte influencia de los “mandarines”, representantes de la oligarquía académica en tiempos de Willhelm von Humboldt, y con énfasis en una formación humanista basada en la unidad de las ciencias naturales y humanas. Por último, con financiamiento fiscal, pero con universidades dotadas de fuerte autonomía y consideradas no-estatales (aunque públicas) en el caso de Inglaterra, con énfasis en la formación del carácter de acuerdo al tipo ideal del gentleman británico.

Cómo organizar la provisión y el financiamiento de la ES es el objeto de estudio de la economía política, enfoque que adopta este ensayo.

Durante el siglo pasado y el anterior, las universidades privadas se hallaban escasamente presentes en la escena mundial, salvo en los Estados Unidos de América, y en algunos países de América Latina —con Chile a la cabeza— y de Asia, particularmente en China.

En efecto, la universidad moderna se difunde hacia el resto del mundo desde Europa, a partir de los tres modelos recién mencionados. EEUU adopta el modelo británico y más tarde, bajo la influencia del modelo humboldtiano alemán, crea las primeras research universities. América Latina recibe —después de la independencia— la influencia del modelo francés, tanto en cuanto a la concepción estatalista como a la formación profesionalizante; lo mismo vale para Rusia. Las instituciones privadas se hallaban restringidas a las universidades católicas y religiosas en general, a escuelas de negocio y administración, a algunas instituciones formativas de élites y a universidades representativas de minorías.

Después de la II Guerra Mundial comienza la gradual masificación y diferenciación de los sistemas nacionales de ES. Primero en EEUU y Europa Occidental; luego en Europa Central y del Este. Ambos procesos —de masificación del acceso y de diferenciación de las instituciones— se aceleran durante la segunda mitad del siglo 20 y comienzo del siglo 21, difundiéndose alrededor del mundo. En América Latina había 250 mil estudiantes de ES en 1950; 1,8 millones en 1970; 7,2 millones en 1990; 12 millones en 2000 y, actualmente, hay más de 25 millones.

En parte, la fuerte expansión de la ES en nuestra región —igual como en otros continentes— se vuelve posible porque la provisión y el financiamiento se diversifican en virtud de la matrícula y los recursos privados. Es el resultado, por tanto, de una transformación en la economía política de la ES. De hecho, hoy en América Latina algo más de la mitad de la matrícula total es privada. Algo similar sucede con el financiamiento.

En breve, ha surgido aquí una economía política de provisión y financiamiento privados que se combina con la economía política de provisión y financiamiento estatales. De modo que ahora, al lado del régimen de economía política estatal —único existente al momento de nacer la moderna universidad— hay un régimen que podemos llamar de mercado, que puede llegar a predominar cuantitativamente en la dimensión de provisión y tener significación también en la dimensión del financiamiento, como sucede en Brasil, Chile, Corea del Sur, Japón e Indonesia, para citar algunos ejemplos.

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Además, hay dos otros arreglos posibles de economía política.

Por un lado, aquel en que predomina la provisión estatal, pero con un significativo financiamiento privado, como existe en países donde las universidades estatales cobran aranceles, por ejemplo, en Australia, Canadá, EEUU, Holanda, etc. En Chile las universidades estatales funcionan bajo este régimen que podemos llamar “estatal con recuperación de costos” o “de costos compartidos”.

Por otro lado, aquel régimen en que una parte significativa de la provisión es privada (o, en cualquier caso, no-estatal), mientras que el financiamiento es principalmente estatal, como sucede en Bélgica, Estonia, Finlandia y Letonia por ejemplo. En Chile, las universidades privadas del CRUCH, el G9, operan bajo este régimen, que podemos denominar “de tercer sector”.

En suma, hemos construido cuatro tipos ideales de regímenes de economía política de la ES, según la forma cómo combinan lo estatal y lo privado en las dimensiones de la provisión y el financiamiento. En la práctica dan lugar a una gran diversidad de diferentes modalidades de capitalismo académico.

Tipos completamente puros no hay ya en AL, con excepción de Cuba, donde la provisión y el financiamiento provienen en un cien por ciento de entidades y de fuentes estatales.

Los demás sistemas nacionales son todos mixtos, con grados variables de provisión y financiamiento privados. Considerando la provisión solamente, hay predominio estatal en Nicaragua, en una relación de 92% de matrícula estatal frente a 8% privada; lo mismo, pero con una decreciente participación de la matrícula estatal mayoritaria se observa en Uruguay, Bolivia, Panamá, Venezuela, México, Honduras, Ecuador, Guatemala y Colombia, país este último donde la relación es 51% estatal frente a 49% privada.

Por el contrario, hay predominio de la provisión privada, en proporción ascendente, en Costa Rica, República Dominicana, Perú, El Salvador, Paraguay, Brasil y Chile. En estos casos también el financiamiento proviene de manera significativa de fuentes privadas; es decir, de los propios estudiantes, sus familias, otras entidades privadas y el endeudamiento para el pago de aranceles.

El caso chileno reviste especial interés. Efectivamente, si bien predominan la provisión y el financiamiento privados, sin embargo hay universidades representativas de tres de los cuatro tipos de regímenes de economía política antes mencionados: (i) estatal con recuperación de costos o costos compartidos; (ii) privado con financiamiento estatal directo, o sea, de “tercer sector”, tipo que (¡paradojalmente!) se ha ido ampliando en virtud del subsidio de gratuidad, aunque el mal diseño de éste signifique para algunas universidades una pérdida de ingresos; y (iii) privado de mercado, integrado por universidades que dependen casi exclusivamente del pago de aranceles, pero compuesto además por un grupo importante de universidades que recibe financiamiento estatal indirecto por la vía del crédito estudiantil, subsidiado por el Estado.

Por tanto, no hay en Chile un régimen estatal puro ni, en el otro extremo, uno puramente de mercado para proveedores con fin de lucro, fin que la ley prohíbe en el caso de las universidades.

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Este mismo esquema de análisis de economía política de la ES permite identificar varios fenómenos de la educación superior contemporánea a nivel mundial, tales como la aparición de un sector masivo de provisión privada, con y sin fines de lucro; el papel crecientemente activo de la sociedad civil y los mercados en la coordinación de los sistemas nacionales; el aumento de esquemas de costos compartidos en el caso de la ES provista por instituciones estatales con financiamiento mixto, y el gradual desacoplamiento de la noción de ES pública respecto de la educación superior puramente estatal en cuanto a provisión y financiamiento.

En efecto, lo público suele ahora ser sostenido por instituciones privadas o no estales, como ocurren en Inglaterra o en el caso del G9 en Chile, o bien puede ser sostenido por entidades estales que cobran un arancel, como sucede en Australia, Canadá o Chile.

A su turno, esto significa que en sistemas capitalistas democráticos el derecho social a la educación superior puede ser provisto gratuitamente como ocurre en Dinamarca o bien sujeto a precios de mercado, como es el caso en varios países angloparlantes, latinoamericanos, asiáticos y de Oceanía.

Asimismo, lo público —incluso entendido estrechamente como estatal— no significa ya excluir el uso de políticas, mecanismos e instrumentos de mercado, según muestran los países nórdicos, Inglaterra, Holanda, Estados Unidos, China, Corea del Sur o Malasia.

Más aún, incluso allí donde predomina la provisión y el financiamiento estatales de la ES, los propios gobiernos recurren frecuentemente a cuasi-mercados (o mercados administrados) y a mecanismos de tipo mercado para proveer y financiar la ES. Así sucede, por ejemplo, en Finlandia, pero también en Francia, Portugal, Rusia y China-Hong Kong. Incluso en América Latina los gobiernos usan mecanismos de este tipo para financiar a las instituciones estatales, recurriendo al financiamiento condicionado a metas, contratos de desempeño, pago por resultados, etc.

En breve, si bien los regímenes de economía política difieren según cómo combinan lo privado y lo estatal en las dimensiones de provisión y financiamiento, sin embargo todos se hallan hoy—aunque variablemente—bajo la común influencia de aquello que la literatura especializada denomina “capitalismo académico”.

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¿Qué caracteriza al capitalismo académico?

Primero, el hecho de que los gobiernos, por acción u omisión, incentivan la aparición de proveedores privados, dando lugar así a procesos de privatización de la provisión; segundo, el uso de mercados y cuasimercados para la coordinación de los sistemas, o sea, el fenómeno de la mercadización si se admite el uso de un anglicismo; tercero, la mercantilización de la ES, esto es, su provisión por un precio en el mercado, fenómeno que ha sido execrado por el “progresismo” local; cuarto, la comercialización de productos y servicios académicos más allá del cobro de aranceles, por ejemplo a través de licencias y patentes, capacitación en empresas, consultorías, evaluaciones y mediciones, etc.; y quinto, una gestión empresarial o empresarialización de las instituciones con el fin de administrar eficazmente esquemas mixtos, estatal-privados, de financiación de la ES, que permitan generar ingresos e, idealmente, producir un excedente anual.

A su vez, la globalización de los mercados contribuye a la difusión y la convergencia de estos fenómenos, igual como la circulación, a nivel mundial, de la crítica del capitalismo académico, sus bases de economía política y los efectos e impactos que tiene sobre las universidades y sus miembros.

Como sea, podemos concluir que ha surgido una nueva realidad de la ES a nivel global: de cobertura universal y acceso masivo, imbricada fuertemente con la economía y el empleo, de alto costo e intenso credencialismo, de compleja operación y gobernanza, utilitaria a la vez que proclama el amor por las ciencias.

La antigua figura de la universidad moderna —como una institución de la élite cultural— se ha transformado completamente. Hoy las universidades están más próximas al mercado que al templo, semejan más una anarquía que una jerarquía, han devenido organizaciones burocráticas complejas, tienen un sentido misional y económico a la vez, son entidades locales o nacionales, pero crecientemente también internacionales, y unas pocas poseen alcance global.

Chile es un verdadero laboratorio para el estudio de esos múltiples fenómenos de cambio y transformación. La trayectoria de su sistema durante el último medio siglo permite entender mejor lo que está sucediendo en el ámbito de la ES alrededor del mundo. Al mismo tiempo, la comparación con otras realidades nos permite pensar críticamente nuestra propia experiencia y reflexionar sobre el futuro de la universidad.

Fuente del Artículo:

Economía política de la educación superior

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