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El estado de vigilancia en los países libres

Por: Noam Chomsky

En los últimos tiempos, hemos aprendido mucho sobre la naturaleza del poder del Estado y las fuerzas que impulsan sus políticas, además de aprender sobre un asunto estrechamente vinculado: el sutil y diferenciado concepto de la transparencia.

La fuente de la instrucción, por supuesto, es el conjunto de documentos referidos al sistema de vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) dados a conocer por el valeroso luchador por la libertad, el señor Edward J. Snowden, resumidos y analizados de gran forma por su colaborador Glenn Greenwald en su nuevo libro No Place to Hide (Sin lugar donde esconderse).

Los documentos revelan un notable proyecto destinado a exponer a la vigilancia del Estado información vital acerca de toda persona que tenga la mala suerte de caer en las garras del gigante, que viene a ser, en principio, toda persona vinculada con la moderna sociedad digital.

Nada tan ambicioso fue jamás imaginado por los profetas distópicos que describieron escalofriantes sociedades totalitarias que nos esperaban.

No es un detalle menor el hecho que el proyecto sea ejecutado en uno de los países más libres del planeta y en radical violación de la Carta de Derechos de la Constitución de Estados Unidos, que protege a los ciudadanos de persecuciones y capturas sin motivo y garantiza la privacidad de sus individuos, de sus hogares, sus documentos y pertenencias.

Por mucho que los abogados del gobierno lo intenten, no hay forma de reconciliar estos principios con el asalto a la población que revelan los documentos de Snowden.

También vale la pena recordar que la defensa de los derechos fundamentales a la privacidad contribuyó a provocar la revolución de independencia de esta nación. En el siglo XVIII el tirano era el gobierno británico, que se arrogaba el derecho de inmiscuirse en el hogar y en la vida de los colonos de estas tierras. Hoy, es el propio gobierno de los propios ciudadanos estadounidenses el que se arroga este derecho.

Todavía hoy Gran Bretaña mantiene la misma postura que provocó la rebelión de los colonos, aunque a una escala menor, pues el centro del poder se ha desplazado en los asuntos internacionales. Según The Guardian y a partir de documentos suministrados por Snowden, el gobierno británico ha solicitado a la NSA analizar y retener todos los números de faxes y teléfonos celulares, mensajes de correo electrónico y direcciones IP de ciudadanos británicos que capture su red.

Sin duda los ciudadanos británicos (como otros clientes internacionales) deben estar encantados de saber que la NSA recibe o intercepta de manera rutinaria routers, servidores y otros dispositivos computacionales exportados desde Estados Unidos para poder implantar instrumentos de espionaje en sus máquinas, tal como lo informa Greenwald en su libro.

Al tiempo que el gigante satisface su curiosidad, cada cosa que cualquiera de nosotros escribe en un teclado de computadora podría estar siendo enviado en este mismo momento a las cada vez más enormes bases de datos del ex-presidente Obama en Utah.

Por otra parte y valiéndose de otros recursos, el constitucionalista de la Casa Blanca parece decidido a demoler los fundamentos de nuestras libertades civiles, haciendo que el principio básico de presunción de inocencia, que se remonta a la Carta Magna de hace 800 años, ha sido echado al olvido desde hace mucho tiempo.

Pero esa no es la única violación a los principios éticos y legales básicos. Recientemente, el The New York Times informó sobre la angustia de un juez federal que tenía que decidir si permitía o no que alimentaran por la fuerza a un prisionero español en huelga de hambre, el que protestaba de esa forma contra su encarcelamiento. No se expresó angustia alguna sobre el hecho de que ese hombre lleva doce años preso en Guantánamo sin haber sido juzgado jamás, otra de las muchas víctimas del líder del mundo libre, quien reivindica el derecho de mantener prisioneros sin cargos y someterlos a torturas.

Estas revelaciones nos inducen a indagar más a fondo en la política del Estado y en los factores que lo impulsan. La versión habitual que recibimos es que el objetivo primario de dichas políticas es la seguridad y la defensa contra nuestros enemigos.

Esa doctrina nos obliga a formularnos algunas preguntas: ¿la seguridad de quién y la defensa contra qué enemigos? Las respuestas ya han sido remarcadas, de forma dramática, por las revelaciones de Snowden.

Las actuales políticas están pensadas para proteger la autoridad estatal y los poderes nacionales concentrados en unos pocos grupos, defendiéndolos contra un enemigo muy temido: su propia población, que, claro, puede convertirse en un gran peligro si no se controla debidamente.

Desde hace tiempo se sabe que poseer información sobre un enemigo es esencial para controlarlo. Obama tiene una serie de distinguidos predecesores en esta práctica, aunque sus propias contribuciones han llegado a niveles sin precedentes, como hoy sabemos gracias al trabajo de Snowden, Greenwald y algunos otros.

Para defenderse del enemigo interno, el poder del Estado y el poder concentrado de los grandes negocios privados, esas dos entidades deben mantenerse ocultas. Por el contrario, el enemigo debe estar completamente expuesto a la vigilancia de la autoridad del Estado.

Este principio fue lúcidamente explicado años atrás por el intelectual y especialista en políticas, el profesor Samuel P. Huntington, quien nos enseñó que el poder se mantiene fuerte cuando permanece en la sombra; expuesto a la luz, comienza a evaporarse.

El mismo Huntington lo ilustró de una forma explícita. Según él, “es posible que tengamos que vender [intervención directa o alguna otra forma de acción militar] de tal forma que se cree la impresión errónea de que estamos combatiendo a la Unión Soviética. Eso es lo que Estados Unidos ha venido haciendo desde la doctrina Truman, ya desde el principio de la Guerra Fría”.

La percepción de Huntington acerca del poder y de la política de Estado era a la vez precisa y visionaria. Cuando escribió esas palabras, en 1981, el gobierno de Ronald Reagan emprendía su guerra contra el terror, que pronto se convirtió en una guerra terrorista, asesina y brutal, primero en América Central, la que se extendió luego mucho más allá del sur de África, Asia y Medio Oriente.

Desde ese día en adelante, para exportar la violencia y la subversión al extranjero, o aplicar la represión y la violación de garantías individuales dentro de su propio país, el poder del Estado ha buscado crear la impresión errónea de que lo que estamos en realidad combatiendo es el terrorismo, aunque hay otras opciones: capos de la droga, ulemas locos empeñados en tener armas nucleares y otros ogros que, se nos dice una y otra vez, quieren atacarnos y destruirnos.

A lo largo de todo el proceso, el principio básico es el mismo. El poder no se debe exponer a la luz del día. Edward Snowden se ha convertido en el criminal más buscado por no entender esta máxima inviolable.

En pocas palabras, debe haber completa transparencia para la población pero ninguna para los poderes que deben defenderse de ese terrible enemigo interno.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-310135-2016-09-24.html

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Camboya: Despliegan más de 1.500 policías para que los estudiantes no copien

Asia/Camboya/28 Agosto 2016/Fuente:El País /Autor: Phnom Penh

En los últimos años se han registrado casos de sobornos de los alumnos a los profesores para que no informaran de esta infracción

Camboya ha desplegado este lunes 1.570 policías en los centros donde se celebran los exámenes del último curso de instituto en todo el país. El Gobierno ha lanzado este dispositivo en el marco de una campaña contra los sobornos y la corrupción en el sistema educativo. En los últimos años ha habido casos en los que los estudiantes sobornaban a profesores para que ignoraran que habían copiado. Este año 93.755 estudiantes harán las pruebas finales antes de ir a la universidad.

Los centros han sido acordonados por la policía en la capital, Phnom Penh, y los estudiantes han sido registrados para evitar el uso de ‘chuletas’ y de teléfonos móviles. «Estamos haciendo esto para garantizar la transparencia y la calidad en el sistema educativo», ha explicado Ros Salin, portavoz del Ministerio de Educación.

San Chey, director ejecutivo del grupo activista Red Afiliada para la Rendición de Cuentas Social de Camboya, ha defendido que copiar está muy arraigado en el sistema educativo de Camboya. «Antes, los sobornos en los exámenes y las filtraciones de exámenes se hacían abiertamente, lo que ayudó a que aumentaran las tasas de aprobados», ha explicado.

La campaña del Gobierno contra esta práctica ha supuesto que el número de aprobados se hayan reducido en los últimos años. En 2014, la tasa de aprobados en el examen del último curso de instituto se vio reducida a la mitad hasta el 40,67% y en 2015 se situó en el 55,87%, según las cifras del Ministerio de Educación.

«Llamo a todos los estudiantes a estudiar duro para los exámenes y a no llevar ningún documento o aparato electrónico a los lugares de examen», ha apuntado el ministro de Educación, Hang Chuon Naron. «Si hay violaciones, seréis suspendidos automáticamente».

Fuente de la noticia: 

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/08/22/actualidad/1471853685_306239.html?id_externo_rsoc=FB_CC

Fuente de la imagen: http://img.europapress.net/fotoweb/fotonoticia_20160822095651_640.jpg

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Francia: Patrullas móviles custodiarán regreso a clases en Francia

París / 24 de agosto de 2016 / Fuente: http://www.prensa-latina.cu

El inicio del curso escolar la próxima semana en Francia estará custodiado por patrullas móviles encargadas de una estricta vigilancia, anunció hoy el ministro de Interior, Bernard Cazeneuve.

En un país donde sigue vigente el estado de emergencia a raíz de la amenaza terrorista, unos tres mil reservistas de la gendarmería nacional estarán movilizados el 1 de septiembre para el comienzo de las clases en los 64 mil establecimientos escolares de todo el territorio, agregó el titular.

Durante una conferencia de prensa, Cazeneuve agregó que el refuerzo de la vigilancia se mantendrá durante el curso completo en las cercanías de las instituciones de enseñanza.

‘La vigilancia dinámica en la proximidad de escuelas, colegios, liceos y universidad será reforzada por patrullas móviles’ apoyadas por las policías municipales, precisó.

Añadió que los jefes de establecimientos podrán contar con el apoyo de dos mil 391 gendarmes y policías que se encargarán específicamente de la seguridad escolar.

Por su parte, la ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem, informó que 50 millones de euros adicionales serán desbloqueados para ayudar a los colectivos a realizar los trabajos de aseguramiento urgente.

Vallaud-Belkacem enfatizó en la ‘voluntad de desarrollar en la institución escolar una cultura perenne de la gestión del riesgo y de la seguridad’.

En los últimos meses varios atentados golpearon la nación gala y causaron conmoción, de los cuales dos tuvieron lugar en julio último. Ante la amenaza terrorista las autoridades mantienen vigente el estado de emergencia, que implica medidas como reforzar el despliegue de uniformados en las calles.

Fuente noticia: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=21804&SEO=patrullas-moviles-custodiaran-regreso-a-clases-en-francia
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¿Educar o vigilar?

  • Por. ,
  • La educación formal e informal es clave para estos cuestionamientos, se esperaría que quien está educado o se está educando no tendría que ser vigilado; porque si se está educado, se sabe lo que es correcto en su hábitat.

El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define la palabra alumno, como la “persona que recibe enseñanza, respecto de un profesor o de la escuela, colegio o universidad donde estudia”; y la palabra estudiante como la “persona que cursa estudios en un establecimiento de enseñanza”, a lo que podemos llamar sinónimo, pero si formuláramos una pregunta a los habitantes de cualquier ciudad incluyendo a nuestro amable lector, que responderían a lo siguiente ¿estaría usted de acuerdo en colocar videocámaras de vigilancia en las escuelas donde estudian sus hijos?, llámense escuelas de educación preescolar, básica, media o superior; a lo que vendría inmediatamente el porqué de su respuesta: ¿por qué si? ó ¿por qué no?

Pregunta semejante deberíamos contestar los habitantes de diferentes ciudades alrededor del mundo, ¿estás de acuerdo en colocar videocámaras de vigilancia en las calles de tu ciudad?, obviamente se tendría que argumentar el ¿por qué si? ó el ¿por qué no?, aunque también se podría cuestionar en ambos escenarios el ¿para qué?, así mismo en ambos casos también nos podemos preguntar ¿quién decide que en una escuela o en una ciudad se coloquen videocámaras? O más directo aun, ¿por qué y para que se colocaron? Estas interrogantes no surgen como planteamientos críticos, sino constructivos y de meditación, ¿a donde nos lleva la video vigilancia?

Para reflexionar un tanto la importancia de la vigilancia, conviene recordar a Michel Foucault, quien en 1975 publico su libro Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión, texto en el cual nos habla sobre los métodos de castigo y vigilancia desde la sociedad medieval, pasando por la moderna, hasta la contemporánea en el siglo XX (vale la pena recordar que con el nacimiento del siglo XXI nuevas formas de control y vigilancia aparecieron).

Foucault nos habla de una estructura piramidal jerarquizada en donde el superior (llámese patrón, jefe, directivo, gobernante, etc.), se concede la facultad de observar a todos con facilidad, para vigilar y sancionar o castigar según sea la falta; también nos habla del panóptico, el cual es como una estructura en forma de domo con una cúpula circular la cual está dividida en cámaras o celdas que albergaban animales o personas, los cuales son vigilados desde una torre central en que se puede observar y controlar todo lo que en las cámaras sucede, a las vez sin ser observado.

Este modelo se implemento en las sociedades del mundo por parte de quienes ostentan el poder, para vigilar sin ser detectados, cosa que no debe asombrarnos pues es una forma de saber lo que sucede en la sociedad de quienes gobiernan o quienes tienen o aspiran a tener el control de su(s) semejante(s) (llámese padre o madre de familia, políticos, funcionarios, escuela, institución, empresa, cárcel, agencia de investigación, etc.). Esta práctica de vigilar está muy de moda en nuestros días pues con la evolución de la tecnología digital, los dispositivos móviles y el internet, prácticamente desde la palma de la mano se puede saber que sucede en cualquier otro parte, por lo tanto el panóptico digital (a lo que he definido como el palmoptico ) está presente en nuestras vidas.

A propósito de esta situación en que muchas escuelas, centros educativos y sobre todo las calles de las ciudades están llenas de videocámaras para vigilar, conviene dimensionarnos sobre la palabra vigilar, es necesario precisar que su definición es “observar algo o a alguien atenta y cuidadosamente”; lo cual quiere decir que no necesariamente se esté haciendo algo malo; también podría ser para algo bueno, es decir se puede observar para aprender, para comprender, para informarnos y sobre todo para educarnos; observar es pues es el primer paso del método científico; vigilar es estar atento a algo o a alguien.

¿Acaso los estudiantes y los ciudadanos deben ser vigilados?, o más lamentable aún deberían ser sancionados. Sin duda la educación formal e informal es clave para estos cuestionamientos, se esperaría que quien está educado o se está educando no tendría que ser vigilado; porque si se está educado, se sabe lo que es correcto en su hábitat y por lo tanto no se debería infringir las normas, actitudes y conductas que se demandan en una sociedad civilizada. Es mejor educar que sancionar.

Aceptando y aprovechando las modernas y revolucionadas tecnologías, en la actualidad lo importante debería ser que hacer cuando se ha observado algo, cuando se logra tener evidencias reales de algo que se ha vigilado y sobre todo considerar quien es el observador y quien el observado, quien vigila y quien es vigilado.

Menciono lo anterior ya que como sabemos la violencia y delincuencia se manifiesta cada día con más intensidad en la sociedad mundial, donde hace unos días en una colonia de la Ciudad de México un grupo de vecinos logro detener a un par de delincuentes, mismos que procedieron a entregar a la policía ahí presente, la cual al no haber querella (declaración ante el juez) en la instancia correspondiente, dejo en libertad a dichos ladrones. Las videocámaras habían grabado lo sucedido como a menudo nos lo presentan en los diversos medios de comunicación actuales. Las videocámaras habían cumplido su cometido, vigilar y almacenar la evidencia de lo sucedido. ¡De nada sirvió! quien sanciona no puede proceder porque no hay quien personalmente ante un juez señale a los ladrones.

Así mismo día con día las cientos de videocámaras que el gobierno de la Ciudad de México a instalado para vigilar y tener una ciudad más segura, almacenan cientos o miles de actos de violencia, de robos, de secuestros, de agresiones, de sucesos que una persona educada no debería de cometer; ahí están las grabaciones que en poco o casi nada han ayudado a mejorar la seguridad de nuestra sociedad, no se ha sancionado a los maleantes por el solo hecho de haber sido video grabados.

Por el contrario con el nuevo reglamento de tránsito implementado en la Ciudad de México, todos los días son vigilados con videocámaras más modernas cientos de automóviles cometiendo infracciones que alteran o violan las reglas señaladas, recibiendo a su vez la sanción respectiva que el reglamento indica; en este caso las videocámaras si proyectan un dictamen, si sancionan al vehículo infractor, que lamentable y que contrariedad, pues a quien se graba cometiendo un delito ante un ser humano no se le sanciona.

Preguntémonos si queremos más videocámaras que sancionen automóviles o mejor videocámaras que sancionen delincuentes, si es el caso habrá que ponerles placas (códigos numéricos) a los delincuentes para que sean grabados, foto multados y etiquetados para siempre, en tanto pensemos y reflexionemos que será mejor ¿Educar o vigilar?

Fuente: http://www.lavanguardia.com/participacion/20160602/402225107065/educar-o-vigilar.html

Imagen: http://www.lavanguardia.com/r/GODO/LV/p3/WebSite/2016/06/02/Recortada/img_agarcial_20160502-074158_imagenes_lv_getty_gettyimages-1329678-kmbH-U4022251070657m-992×558@LaVanguardia-Web.jpg

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El FBI tiene un nuevo plan para espiar a los estudiantes de secundaria de todo el país

Fuente: http://www.truth-out.org/

fbi camaras

By Sarah Lazare, AlterNet | Report

Under new guidelines, the FBI is instructing high schools across the  country to report students who criticize government policies and «western corruption» as potential future terrorists, warning that «anarchist extremists» are in the same category as ISIS and young people who are poor, immigrants or travel to «suspicious» countries are more likely to commit horrific violence.

Based on the widely unpopular British «anti-terror» mass surveillance program, the FBI’s «Preventing Violent Extremism in Schools» guidelines, released in January, are almost certainly designed to single out and target Muslim-American communities. However, in its caution to avoid the appearance of discrimination, the agency identifies risk factors that are so broad and vague that virtually any young person could be deemed dangerous and worthy of surveillance, especially if she is socio-economically marginalized or politically outspoken.

This overwhelming threat is then used to justify a massive surveillance apparatus, wherein educators and pupils function as extensions of the FBI by watching and informing on each other.

The FBI’s justification for such surveillance is based on McCarthy-era theories of radicalization, in which authorities monitor thoughts and behaviors that they claim to lead to acts of violent subversion, even if those people being watched have not committed any wrongdoing. This model has been widely discredited as a violence prevention method, including by the US government, but it is now being imported to schools nationwide as official federal policy.

Schools as Hotbeds of Extremism

The new guidelines depict high schools as hotbeds of extremism, where dangers lurk in every corner. «High school students are ideal targets for recruitment by violent extremists seeking support for their radical ideologies, foreign fighter networks, or conducting acts of violence within our borders,» the document warns, claiming that youth «possess inherent risk factors.» In light of this alleged threat, the FBI instructs teachers to «incorporate a two-hour block of violent extremism awareness training» into the core curriculum for all youth in grades 9 through 12.

According to the FBI’s educational materials for teenagers, circulated as a visual aide to their new guidelines, the following offenses constitute signs that «could mean that someone plans to commit violence» and therefore should be reported: «Talking about traveling to places that sound suspicious»; «Using code words or unusual language»; «Using several different cell phones and private messaging apps»; and «Studying or taking pictures of potential targets (like a government building).»

Under the category of domestic terrorists, the educational materials warn of the threat posed by «anarchist extremists.» The FBI states, «Anarchist extremists believe that society should have no government, laws, or police, and they are loosely organized, with no central leadership… Violent anarchist extremists usually target symbols of capitalism they believe to be the cause of all problems in society – such as large corporations, government organizations, and police agencies.»

Similarly, «Animal Rights Extremists and Environmental Extremists» are placed alongside «white supremacy extremists,» ISIS and Al Qaeda as terrorists out to recruit high school students. The materials also instruct students to watch out for  extremist propaganda messages that communicate criticisms of «corrupt western nations» and express «government mistrust.»

If you «see suspicious behavior that might lead to violent extremism,» the resource states, consider reporting it to «someone you trust,» including local law enforcement officials like police officers and FBI agents.

This terrorist threat does not stay within the geographic bounds of high schools, but extends to the Internet, which the FBI guidelines describe as a «playground» for extremism. The agency warns that online gaming «is sometimes used to communicate, train, or plan terrorist activities.» Encryption, ominously referred to as «going dark,» is often used to facilitate «extremism discussions,» the agency states. In reality, encryption is a commonly used form of protection against government spying and identity theft and is often employed to safeguard financial transactions.

Young Muslims Are the Real Targets

At the surface level, the FBI’s new guidelines do not appear to single out Muslim students. The document and supplementary educational materials warn of a broad array of threats, including anti-abortion and white supremacist extremists. The Jewish Defense League is listed alongside Hizbollah and Al Qaeda as an imminent danger to young people in the United States.

But a closer read reveals that the FBI consistently invokes an Islamic threat without naming it. Cultural and religious differences, as well as criticisms of western imperialism, are repeatedly mentioned as risk factors for future extremism. «Some immigrant families may not be sufficiently present in a youth’s life due to work constraints to foster critical thinking,» the guidelines state.

«The document aims to encourage schools to monitor their students more carefully for signs of radicalization but its definition of radicalization is vague,» said Arun Kundnani, author of The Muslims are Coming! Islamophobia, extremism, and the domestic War on Terror and an adjunct professor at New York University. «Drawing on the junk science of radicalization models, the document dangerously blurs the distinction between legitimate ideological expression and violent criminal actions.»

«In practice, schools seeking to implement this document will end up monitoring Muslim students disproportionately,» Kundnani told AlterNet. «Muslims who access religious or political material will be seen as suspicious, even though there is no reason to think such material indicates a likelihood of terrorism.»

The Obama administration’s Countering Violent Extremism (CVE) program is heavily influenced by its British counterpart, which exclusively focuses on spying on Muslim communities and has been deeply controversial from the onset.

Launched in the wake of the 2005 London bombings, the British the «Preventing Violent Extremism» (Prevent) program monitors and surveils Muslim communities and people, including mosque-goers and members of community organizations who have committed no wrongdoing. The iniative has been broadly criticized as oppressive and stigmatizing of British Muslims, including by a committee of British lawmakers in 2010.

Yet Prevent has expanded since implementation, and as of summer 2015, British public schools are now mandated to report students for supposed early warning signs of extremism. According to the advocacy organization CAGE, this program has led to the wide-scale interrogation of children without parental consent. Just last month, a Luton high school student was questioned by police for wearing a «Free Palestine» badge.

The first public iteration of the US counterpart to this program emerged five years ago to «address ideologically inspired violence in the Homeland,» uniting a broad array of government agencies, including the FBI and Department of Homeland Security. In 2015, Attorney General Eric Holder announced a CVE summit at the White House and unrolled three «pilot programs» in Boston, Minneapolis and Los Angeles. According to the Council on American-Islamic Relations, these initiatives solely target Muslims in each of these cities.

Muslim communities and human rights campaigners have raised profound concerns about civil rights violations. «Past injustices have taught us to be wary when the government redefines its moral and legal authority in response to overbroad national security concerns,» reads a statement from nearly 50 Muslim organizations in the Minneapolis area. «It is our recommendation that the government stop investing in programs that will only stigmatize, divide and marginalize our communities further.»

But instead, the government is expanding CVE programming into high schools across the country.

Using Discredited Science to Identify Danger Everywhere

«The whole concept of CVE is based on the conveyor belt theory – the idea that ‘extreme ideas’ lead to violence,» Michael German, a fellow with the Brennan Center for Justice’s Liberty and National Security Program, told AlterNet. «These programs fall back on the older ‘stages of radicalization’ models, where the identified indicators are the expression of political grievances and religious practices.»

The lineage of this model can be traced to the first red scare in America, as well as J. Edgar Hoover’s crackdown on civil rights and anti-war activists. In the post-9/11 era, the conveyor-belt theory has led to the mass surveillance of Muslims communities by law enforcement outfits ranging from the FBI to the New York Police Department.

US government agencies continue to embrace this model despite the fact that it has been thoroughly debunked by years of scholarly researchBritain’s M15 spy agency and an academic study directly supported by the Department of Homeland Security.

Even the FBI’s new guidelines claim that the agency «does not advocate the application of any psychological or demographic ‘profiles’ or check lists of indicators to identify students on a pathway to radicalization.»

Yet in the same breath, the FBI freely lists «concerning behaviors» that indicate an individual is «progressing on a trajectory to radicalization and/or future violent action in furtherance of an extremist cause.» In other words, the FBI is using new terminology to call for students to be profiled as potential future terrorists.

As Hugh Handeyside, staff attorney for the ACLU’s national security project, told AlterNet, «Broadening the definition of violent extremism to include a range of belief-driven violence underscores that the FBI is diving head-first into community spying. Framing this conduct as ‘concerning behavior’ doesn’t conceal the fact that the FBI is policing students’ thoughts and trying to predict the future based on those thoughts.»

If the FBI’s criteria are to be believed, children who exhibit «development delay or disorders, resulting from low quality supportive environments» are at greater risk. So too are the «disenfranchised – student feeling lost, lonely, hopeless, or abandoned.» The FBI calls for greater scrutiny of students with mental health disorders and identifies neighborhoods families, and socio-economic status as factors to watch out for.

There are already reasons to be concerned about who will be most vulnerable under this mass surveillance plan. In what is popularly known as the «school-to-prison pipeline,» students of color and young people with disabilities are already disproportionately suspended, expelled, arrested and funneled into juvenile prisons for alleged behavioral infractions at school.

The FBI’s instructions to surveil and report young people not for wrong they have committed, but for violence they supposedly might enact in the future, is likely to promote an intensification of this draconian practice. Using a program initiated to spy on Muslim-American communities, the government is calling for sanctuaries of learning to be transformed into panopticons, in which students and educators are the informers and all young people are suspect.

This piece was reprinted by Truthout with permission or license. It may not be reproduced in any form without permission or license from the source.

SARAH LAZARE

Sarah Lazare is a writer and organizer in the US antiwar veteran and GI resistance movement, as a steering committee member of the Civilian-Soldier Alliance and an ally to Iraq Veterans Against the War. She is also an active union member and a graduate student at the University of Illinois in Urbana-Champaign, where she is studying Arabic and learning about social movements in the Middle East and North Africa. Sarah is interested in connecting local struggles for racial, social and economic justice with international movements for justice, peace and liberation.

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