China/11 mayo 2017/Fuente: El Mundo
- Centros públicos y privados de todo el país emiten en abierto las clases bajo el supuesto de que esta supervisión motiva a los estudiantes
- Varias voces críticas y diversos medios de comunicación sostienen que se trata de una violación de derechos de los estudiantes
En la imagen, un grupo de estudiantes de un instituto chino toman apuntes con mayor o menor interés durante un día normal de clase. Unos bostezan, otros prestan atención a la lección que explica la profesora y la mayoría miran concentrados sus libros de texto. La escena no tendría nada de peculiar si no fuera por las cámaras que están retransmitiendo en directo este momento para todo aquel que lo quiera ver, una práctica que ha irrumpido con fuerza en las aulas de China generando debates sobre los límites de la privacidad y la seguridad infantil.
Mientras esto sucede, los espectadores no pierden detalle. «La chica de la fila de atrás está jugando con su móvil«, dice uno de los comentaristas mientras cuelga una captura de pantalla que muestra la infracción. «El de rojo le ha pasado una nota a su compañero, ¡no están prestando atención!», señala otro de los espectadores; o vigilantes.
Conforme ha mejorado la velocidad y la calidad de Internet en el gigante asiático, la retransmisión en vivo de cualquier acontecimiento -desde maquillarse a hacer un monólogo o cantar frente a la webcam– se ha convertido en todo un fenómeno cultural que está cambiando el ocio y la manera de relacionarse de muchos chinos, transformando a personas normales y corrientes en auténticas estrellas de la red.
De hecho, se espera que esta joven industria, que cuenta con más de 300 plataformas que surten de vídeos a unos 340 millones de telespectadores, genere tan solo este año unos 5.000 millones de dólares, la mayor parte de ellos a través de los regalos virtuales con los que se agasaja a los webcamer, según Credit Suisse. Las autoridades han reaccionado emitiendo ciertas pautas que prohíben la pornografía y reconocen el derecho a la privacidad, aunque la legislación todavía presenta varias lagunas.
Ahora, esta nueva obsesión nacional ha tomado por asalto miles de centros de enseñanza públicos y privados en donde se han instalado cámaras web en las aulas y se retransmite en directo para todo el mundo, incluyendo extraños, bajo el supuesto de que esta supervisión 24 horas ayuda a motivar a los estudiantes.
De acuerdo con un reportaje publicado por The New York Times, los encargados de estas escuelas justifican la presencia de las cámaras asegurando que es una vía para mejorar la confianza de los estudiantes y de que la gente colabore en la tarea de supervisar a los alumnos que se portan mal. También aseguran que los padres, especialmente los que viven en otras ciudades o provincias, pueden controlar si sus hijos acuden a clase y observar sus progresos, fomentar un mejor comportamiento y prevenir el acoso escolar. Asimismo, los directores del centro y los progenitores pueden supervisar la tarea y rendimiento de los docentes, sobre todo después de que, en los últimos meses, se hayan publicado varias noticias de profesores que han abusado de los menores.
Voces en contra
Muchos estudiantes no son tan proclives a alabar las virtudes de esta moda y lo consideran una grave intromisión en sus vidas. «Lo odio. Me hace sentir como si fuéramos animales en el zoo«, declaró al diario norteamericano Ding Yue, una estudiante de 17 años de Xuchang, en la provincia de Henan.
De hecho, ya hay expertos que alertan de que estas emisiones pueden hacer que la juventud china, ya de por sí acostumbrada a la censura en Internet y a las cámaras de seguridad en los espacios públicos, sea aún más sensible a la vigilancia. «Si las aulas están bajo supervisión en todo momento, la enseñanza estará influenciada por factores externos y las opiniones de quienquiera que esté viendo», aseguró Xiong Bingqi, vicepresidente del Instituto de Investigación de Educación Siglo XXI, que considera esta práctica una violación de los derechos de los estudiantes y una amenaza a la libertad académica.
Hace unos días, haciéndose eco de la nueva polémica, el diario oficial China Daily se preguntaba en sus páginas si es lícito emitir en línea todo tipo de contenidos, a lo que ellos mismos contestaban que no. Por su parte, un estudio de la plataforma de vídeo online iQiyi aseguraba que el 67% de los encuestados estaban en contra de la emisión de las clases. «Puede aumentar el estrés de los alumnos y es probable que dañe su relación con sus padres. Nadie quiere ser controlado todo el tiempo«, afirmaba Hao Yueling, subdirector del Instituto de Salud Mental de Henan.
China no ha sido el primer país en retransmitir el interior de sus aulas. En años recientes, las escuelas privadas de Estados Unidos han experimentado con circuitos cerrados y retransmisiones privadas que sirvan para prevenir el crimen y las malas conductas. Por su parte, Gran Bretaña está probando cámaras corporales para los maestros que les permitan reunir pruebas para las audiencias disciplinarias estudiantiles.
Por ahora, y pese a que varias escuelas anunciaron recientemente que suspendían las retransmisiones tras la publicación en el influyente diario The Beijing News de un artículo crítico contra su uso, muchas otras permanecen en línea esperando atraer a una audiencia deseosa de criticar a los estudiantes soñadores y a los profesores laxos. Mientras tanto, los alumnos prometen que seguirán buscando los ángulos muertos a los que no llega la cámara y poder escapar así de la vigilancia del Gran Hermano, por lo menos en sus ratos de tiempo libre.
Fuente: http://www.elmundo.es/sociedad/2017/05/05/590b474ae2704e0e648b4619.html