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La dignidad de las mujeres prostituidas

Por: Lidia Falcón

El programa de la coalición En Común que se presenta en las elecciones autonómicas de Cataluña el 21 de diciembre contiene unos puntos que pretenden la regulación de la prostitución. Se pronuncian por “reconocer los derechos de las personas trabajadoras del sexo, para garantizar el derecho a una vida digna de las personas que ejercen la prostitución y permitirles tener derecho a baja laboral o seguro por desempleo”.

Con toda seguridad ninguno de los políticos que encabezan esa candidatura, o que la avalan con su apoyo, ha tenido que prostituirse para poder comer. Tampoco creo que hayan admitido o inducido a nadie de su familia, amistades, relaciones amorosas a escoger semejante “trabajo” cuando no encontraron empleo en la profesión que estudiaron o desempeñaron anteriormente. Por tanto, pienso que este planteamiento está basado en las fantasías que difundieron durante un tiempo, en el siglo pasado, ciertos escritores, cineastas, ideólogos, de los hombres de la burguesía, totalmente ajenos a la realidad de las víctimas de la prostitución. Porque no quiero creer que los defensores de ese programa se muevan por la recompensa económica que la mafia de la prostitución pueda concederles para que legislen la impunidad de los traficantes, proxenetas, chulos, madames, y toda la red de negocios que se lucra de la explotación del más de medio millón de mujeres que trafican esas redes, a lo largo y lo ancho de España, para situarlas en los clubs de carretera, las casas de masaje, los pisos de alquiler y las calles y las carreteras de nuestro país.

No quiero creer que la alcaldesa de Barcelona, la ilustre señora Ada Colau perciba ningún beneficio por su impulso a la regularización, como la llaman, de la explotación de las mujeres prostituidas. Como tampoco Xavier Doménech, cabeza de lista de la candidatura, Josep Nuet que también participa o Pablo Iglesias que la apoya.

Por ello, desearía que atendieran las reflexiones que desde el Partido Feminista, en coincidencia con la mayoría del Movimiento Feminista e Izquierda Unida,  llevamos treinta años haciendo solicitando la abolición de la prostitución, ya que aún abrigo la esperanza de que las analicen y modifiquen su postura.

Lo más perverso de la defensa de la legalización es que dice hacerse desde el “derecho” de las mujeres a escoger libremente ese “trabajo”. No solamente la ONU se pronunció hace años contra la definición de trabajo para la prostitución, alegando que carece de la dignidad propia de una actividad laboral, sino que con esta justificación se pervierte el noble concepto de libertad. Únicamente la malvada actuación del capitalismo que considera a las personas como mercancías y la profunda represión de que el Patriarcado hace víctimas a las mujeres  y las niñas –y también hombres y niños- introduce en la sociedad el perverso discurso de que la prostitución puede ser libre y consentida por las víctimas. La libertad exige la posibilidad de escoger entre diferentes opciones, y las prostitutas no tienen opción. Las que intentan liberarse de la explotación son apaleadas, heridas, secuestradas y tantas veces asesinadas, como ha sucedido con la última víctima en el Raval, hace dos días. La libertad implica también tener opciones para no ser prostituida y alegar ese noble derecho en un mundo en el que el paro, el trabajo precario y la pobreza avanzan sin límites, es simplemente una burla.

Hace tiempo que las feministas consagramos el grito de que “NINGUNA MUJER NACE PARA PUTA”  con el que reclamamos la abolición de la prostitución, la persecución eficaz de las mafias de la prostitución, la penalización de los clientes prostituidores y la protección social, laboral y educacional de las víctimas. Porque ninguna mujer escoge libremente ser sometida a los caprichos sexuales de 20 a 40 hombres cada día para poder mantenerse, y tantas veces a otras personas de la familia que dependen de su protección.

Porque señores y señoras de la coalición En Común, no existe ninguna dignidad en estar desnuda todo el día frente a hombres desconocidos, soportando decenas de penetraciones vaginales, manoseos sin límite, la utilización de su cuerpo como objeto, para la satisfacción placentera de los llamados clientes, tantas veces desconsiderados y hasta brutales. No señora Colau, no señor Doménech, no existe ninguna dignidad en darse de alta de la seguridad social con el ítem laboral de prostituta, aunque le llamen “trabajadora del sexo”. Porque el sexo NO se trabaja. El sexo se disfruta, se entrega por amor, por simpatía, en busca de placer, siempre voluntaria y gratuitamente, en condiciones de igualdad entre los participantes. De otro modo ni es sexo, ni es trabajo, ni es placer, es simplemente explotación. Y la máxima, porque es la utilización de todo el ser humano, que se contiene en el propio cuerpo, como la esclavitud.

Quizá ustedes querrían legalizar la esclavitud para que a los esclavos se “les garantizara el derecho a una vida digna”, pero eso hoy no se le ocurre a nadie. A partir de la abolición de la esclavitud todo el mundo sabe que es más digno pedir limosna en la calle que ser esclavizado. Y de la misma forma, una mujer que mendiga mantiene su integridad corporal, psíquica y mental, que la prostituta pierde.

Ya sabemos que Cataluña, y especialmente Barcelona, además del macro prostíbulo de Figueras en Gerona, se ha convertido en el paraíso de la prostitución. A los innumerables lupanares en las carreteras, en las ciudades y en los pueblos, hay que añadir los pisos de Barcelona que se han habilitado para prostituir mujeres. En las Ramblas, ese bouvelard famoso, que fue único y excelente, los chulos, las celestinas, los intermediarios, abordan a los hombres y les señalan los pisos donde pueden divertirse un rato. Con el propósito de regular esa actividad, la alcaldesa Colau intentó aprobar una ordenanza municipal y gracias a la protesta del Movimiento Democrático de la Mujer y de algunas de las alcaldesas de Esquerra Unida del cinturón industrial de Barcelona se paralizó el proyecto.

Ya conocemos la comprensión y la tolerancia que muestra la señora Ada Colau con la industria de la prostitución y la pornografía. Es la primera ciudad en España que tiene el dudoso honor de haber montado una Escuela de Prostitución donde se enseña a las advenedizas las diversas formas en que deberán dejarse violar por un poco de dinero. En las calles de Barcelona, en los sitios más céntricos, como la Plaza Cataluña, se filman escenas de porno duro. Una mujer completamente desnuda, se arrastra a cuatro patas, atada con correas, que sostienen dos hombres con una capucha de verdugo mientras enarbolan un látigo con el que de vez en cuando azotan a la desgraciada. Los turistas se arremolinan ante tan insólito espectáculo y lo fotografían y lo filman. Así lo vi yo.

Cuando desde el Partido Feminista escribimos una carta a la alcaldesa pidiéndole explicaciones sobre semejante actividad en las calles de la ciudad que gobierna, respondió con una misiva, en el conciliador y almibarado estilo que suele utilizar, diciendo que no se había enterado y que comprendía nuestra alarma puesto que los menores podían asistir a tal espectáculo. Pero ni mencionó que intentaría averiguar quien o quienes realizaban  semejante actividad, y mucho menos nos prometió que una vez enterada pondría los medios para que no se repitiera. En este caso no le preocupaba garantizarle a la mujer humillada y maltratada “el derecho a una vida digna”

Pero ya vemos que no se ha abandonado el propósito de legalizar esta clase de actividades infames. No sé si porque la convicción de los y las redentoras de las prostitutas es tan firme y tan profunda o porque la recompensa de las mafias es cada vez mayor. O porque se espera el voto de los millones de prostituidores que hacen cola en los puticlubs, en las casas de masaje y en la carretera de Castelldefels, para utilizar a una mujer, pobre, triste, asustada y vulnerable, tantas veces traficada desde América o África, en satisfacer una sexualidad enferma que se contenta con abusar de un ser que se le entrega indefenso. Esa mafia de la prostitución, que desde hace 25 años está intentando lograr su legalización, para lo que constituyó la asociación ANELA, llamada eufemísticamente Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne, que gracias a la tolerancia y la ignorancia –no quiero creer que a la corrupción y la prevaricación- funciona en nuestro país legalmente como una asociación civil más.

Al parecer En Común pretende que Cataluña imite a Alemania y Holanda que han legalizado la prostitución hace años y que han convertido varias de sus ciudades en lupanares, exhibiendo a las mujeres en las ventanas de los burdeles. Nadie que tenga la más elemental sensibilidad ante este denigratorio trato a las mujeres puede defender que semejante tráfico sea legalizado en ninguna comunidad de nuestro país. Ni aunque las víctimas declaren que lo hacen con su consentimiento, porque no se puede prestar consentimiento para la propia esclavitud, para la más grave humillación, para la pérdida de toda dignidad humana. Desde la Declaración de Derechos Humanos de la ONU, proclamada el 10 de diciembre de 1948, ningún ser humano puede ser sometido a trato humillante, ofensivo ni degradante, y eso es precisamente lo que soportan las mujeres prostituidas.

No, señores y señoras de la candidatura de En Común, legalizar la prostitución no significa “garantizar a las víctimas el derecho a una vida digna”, sino todo lo contrario”. Significa entregar indefensas a las mujeres y a las niñas a las redes del proxenetismo, a las que se les garantiza la impunidad, para satisfacer la salacidad sin límites de los prostituidores.

El Común de esa candidatura es al parecer el común denominador de los prostituidores, los proxenetas y los chulos.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/12/13/la-dignidad-de-las-mujeres-prostituidas/

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UNICEF asegura que «nada puede justificar los terribles abusos» contra mujeres y niños en Kasai, República del Congo

República del Congo/07 agosto 2017/Fuente: Eco Diario

El director ejecutivo adjunto del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Justin Forsyth, ha subrayado este lunes que «nada puede justificar los terribles abusos contra mujeres y niños» que se han registrado en la región de Kasai, en República Democrática del Congo, al tiempo que ha reclamado a las partes en conflicto que protejan a los niños y las instituciones educativas.

«El mundo no puede cerrar los ojos ante la situación que están viviendo los niños y las familias en la región del Gran Kasai», ha asegurado el responsable de UNICEF, en un comunicado. Forsyth ha asegurado que, en los últimos doce meses, más de 1,4 millones de personas –incluidos 850.000 niños– se han visto «obligadas a abandonar sus hogares y sus vidas, marcadas por actos generalizados de violencia extrema».

«Los niños y las mujeres nos hablan de terribles abusos. Muchos niños han sido reclutados por las Fuerzas Armadas, drogados y atrapados en la violencia. Nada puede justificar estas acciones», ha afirmado el director ejecutivo adjunto de UNICEF.

Tras denunciar que la situación de los niños sigue empeorando y las familias desplazadas por el conflicto «no pueden acceder a los servicios más básicos», la agencia de Naciones Unidas ha señalado que «más de 200 centros de salud han sido destruidos y uno de cada cuatro centros sanitarios no funciona con normalidad». «Se estima que cerca de 400.000 niños están en riesgo de sufrir desnutrición aguda grave», ha alertado.

Forsyth ha explicado que los niños en Kasai han perdido un año de educación porque hay «cientos de escuelas» que han sido objetivo de «ataques y saqueos». «Los maestros han sido asesinados o se han visto forzados a huir por razones de seguridad. El miedo a la violencia se traduce en que el personal docente no puede ir a trabajar y los padres temen enviar a sus hijos a la escuela», ha señalado.

El director ejecutivo adjunto de UNICEF ha dejado claro que todas las partes enfrentadas deben proteger a la infancia. «Todas las partes en conflicto deben proteger a los niños, poner fin a estas graves violaciones contra la infancia y preservar las escuelas y los servicios de salud. Los actores humanitarios deben tener acceso ilimitado a las poblaciones afectadas para que podamos llegar a todos aquellos que lo necesitan», ha asegurado.

Por último, ha indicado que UNICEF y una extensa red de aliados locales están respondiendo a las «crecientes necesidades humanitarias, «llegando a más de 150.000 personas afectadas por la crisis con nutrición, salud, educación, agua y saneamiento, donaciones directas en efectivo e intervenciones de protección infantil». «Pero a menos que esta violencia se detenga, nuestro trabajo nunca será suficiente. Las vidas de muchos miles de niños están en riesgo», ha concluido.

Fuente noticia: http://ecodiario.eleconomista.es/internacional/noticias/8540777/08/17/UNICEF-asegura-que-nada-puede-justificar-los-terribles-abusos-contra-mujeres-y-ninos-en-Kasai-RD-Congo.html

: http://images.teinteresa.es/mundo/UNICEF-asegura-justificar-terribles-Kasai_TINIMA20170807_0036_5.jpg

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Tanzania: Crossroads – Niña debe negarse el derecho a la educación

Tanzania/30 de mayo de 2017/Autor: /Fuente: http://allafrica.com

 ¿Educar o no educar a la niña? Esta es una pregunta que no requiere un segundo pensamiento. Una niña debe ser educada. Incluso aquellos, que quedan embarazadas, mientras todavía están estudiando, deberían tener una segunda oportunidad de continuar con su educación si así lo desean. Lamentablemente, algunas partes interesadas, incluyendo a los diputados piensan lo contrario.

Una y otra vez nos han dicho: «Si educas a un hombre, educas a una persona, educas a una mujer, educas a una nación».

Fue el renombrado educador ghanés, el Dr. James Emmanuel Kwegyir-Aggrey, quien puso el adagio en el centro de atención internacional en su campaña para que las niñas tengan acceso a oportunidades educativas iguales con los niños. La mayoría de los padres en África después de la independencia querían educar a sus hijos y no a sus hijas.

El dicho sabio se ha utilizado para inspirar a los padres de África a invertir en la educación de las niñas, al igual que lo hacen para sus hijos. Los beneficios de educar a las niñas se sienten individualmente y por la comunidad más grande y viceversa es cierto.

¡Es muy triste ver estudios que demuestran que en África subsahariana hay bajas tasas de alfabetización femenina! Esto significa que más niños que niñas van a la escuela. A diferencia de los niños, las niñas se enfrentan a varios desafíos, incluido el embarazo. Los estudios demuestran que, a través de las naciones, el embarazo contribuye a la deserción escolar.

En Tanzania, el embarazo es una de las principales razones de los abandonos escolares entre las adolescentes. Entre los factores que influyen en el embarazo entre las niñas de las escuelas se encuentran la pobreza, la presión de los compañeros, las prácticas culturales, el mal control de los padres, la actitud negativa hacia la educación, entre otros.

La sociedad patriarcal a menudo olvida que las mujeres son los agentes del desarrollo social y económico. Nelson Mandela dijo una vez: «La educación es el arma más poderosa, que puedes usar para cambiar el mundo». No podemos cambiar positivamente nuestra nación y el mundo en general dejando un género atrás en la educación.

En 1967, Mwalimu Julius Nyerere enfatizó el papel de la educación como una estrategia para desarrollar Tanzania. Era una hoja de ruta en la lucha contra los tres principales enemigos nacionales: la pobreza, la ignorancia y la enfermedad. Él nunca dijo educar a los niños solamente, ¡era la educación para todos!

En la filosofía del Dr. Kwegyir-Aggrey, podemos cambiar efectivamente el mundo si invertimos en educar a las niñas y las mujeres porque si educas a una niña educas a la nación.

Fue realmente sorprendente escuchar un reciente debate en la Cámara, en el que algunos diputados eran tan francos que las colegialas, que quedan embarazadas, no deberían poder regresar a la escuela después del parto. Independientemente de los hombres detrás del lío (algunos pertenecen a la cárcel), ¿por qué debemos castigar a las niñas?

Dicen que la educación es clave para la vida, ¿debería el gobierno y la sociedad en general tomar esa clave lejos de una niña sólo porque estaba embarazada? La educación está ahí para expandir la mente humana a través del conocimiento, lo que nos permite resolver problemas, enseñar a otros y transformar nuestra sociedad. ¿Por qué negar esto a una chica sólo porque ella quedó embarazada?

La educación es un derecho para todos los niños, esto debe ser sin excepción. Para el gobierno, los padres o tutores, es muy decepcionante ver a una niña abandonar la escuela debido al embarazo. Sin embargo, evitar que regresen a la escuela les hace más daño que bien, poniendo su futuro en riesgo.

Una condena general de las colegialas embarazadas no debe ser hecha por los diputados y los que tienen el poder. Sí, algunas chicas participan en los asuntos de amor, pero otros son violados o aprovechados por los adultos a su alrededor; Familiares, amigos de la familia o maestros.

Cada caso debe ser tratado individualmente y aquellos que son capaces deben tener una segunda oportunidad para continuar con sus estudios y realizar todo su potencial para construir la nación.

* El autor es profesor asistente, Facultad de Educación de Dar es Salaam (DUCE).

Fuente de la Noticia:

http://allafrica.com/stories/201705290573.html

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La violencia de género es una lacra oculta en Senegal

Senegal/22 mayo 2017/Fuente: El País

La Asociación de Juristas Senegalesas recibe la Medalla de la Cruz Roja por defender a las mujeres.

La violencia machista es un ejemplo de ese desconocimiento. “Los maridos pegan a sus mujeres y el asunto suele quedar dentro de las paredes de la casa. En nuestra cultura tradicional se establece que la mujer no puede decir nada porque para ir al Paraíso hay que obedecer al hombre”, explica. Kanté advierte de que la violencia en el matrimonio “es un delito y si la víctima es la mujer es un agravante penado con dos años de prisión. Hay que denunciar y afortunadamente las mujeres empiezan a hacerlo”.

Su posición, considerada radical en parte de la sociedad, ha llevado a que las miembros de la AJS sean calificadas despectivamente de “mujeres libres”, “insumisas” o “lesbianas”, pero eso no inmuta a Kanté. “Hay un aspecto en la legislación que tenemos que cambiar ya. Si una mujer rechaza sexualmente a su marido esto es causa suficiente de divorcio para él. En este país se producen muchas violaciones fruto de la pobreza, de la promiscuidad, de la creencia de los hombres de que pueden poseer a las mujeres a su antojo. Pero también existen en el matrimonio y no están tipificadas como tal, están invisibilizadas”, añade.

Otro caballo de batalla de Kanté es el aborto, que en Senegal sólo está autorizado en caso de peligro para la vida de la mujer o el bebé. “Hay que ampliar los supuestos a casos de violación, incestos y otros. Hay mucha interrupción del embarazo clandestina porque sólo es para ricos, los pobres no pueden acceder, y las consecuencias son nefastas, muertes, infecciones. Esta sociedad no está preparada para un aborto totalmente libre, sobre todo porque los líderes religiosos se oponen, pero las mujeres creemos que hay que ampliar los supuestos”, explica.

Senegal vive en la aparente contradicción de ser un país firmemente anclado en sus tradiciones y a la vez abierto a influencias externas, lo que se pone de manifiesto, por ejemplo, en el hecho de que cuente con una progresista ley de paridad, “un paso adelante pero insuficiente” a juicio de Kanté, y que sin embargo las prácticas homosexuales estén penadas con la cárcel. Otra muestra es la mutilación genital femenina. La ley la prohíbe, pero la tradición hace que se siga practicando de manera clandestina. “Son prácticas nefastas, pero la gente no denuncia. El Estado debe seguir sensibilizando y los ciudadanos tienen que acudir a la Justicia, nosotros no podemos actuar si no nos llegan los casos”.

La juez sabe bien de las dificultades que sufren las niñas para desarrollar una carrera profesional. Sus padres, de origen humilde, llegaron a Dakar procedentes de Ziguinchor e hicieron todo lo posible por darle unos estudios. “Yo tenía que dictarle la lección a mi madre cada día y hasta que no tuve quince años no me di cuenta de que ella, en realidad, no sabía leer. Me cogía los libros y cuando me veía dudar me hacía empezar de nuevo, pero en realidad ella no estaba leyendo, no sabía. Eso me impresionó”.

“Este no es un país igualitario pese a lo que digan las leyes. En la sociedad senegalesa hay una preponderancia de lo masculino, los hombres siguen creyendo que son superiores”, apunta, deslizando una crítica sobre una práctica común en muchos países de mayoría musulmana. “La poligamia, por ejemplo, es sinónimo de violencia porque no hay igualdad en ella. Puede que no sea física, pero es moral. Por mi trabajo y experiencia puedo decir que esta costumbre es fuente de enormes problemas que acaban en mi despacho”.

En la actualidad, la Asociación de Juristas Senegalesas colabora con la Cruz Roja Española en un proyecto para divulgar y defender los derechos de las mujeres del que Kanté habla con entusiasmo. “Hemos conseguido buenos resultados. La violencia de género ya es un tema de debate del que antes apenas se hablaba, por ejemplo”, observa.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/05/11/africa_no_es_un_pais/1494472010_500907.html

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África: Los horrores de la mutilación genital femenina

África/17 abril 2017/Fuente: Panamaon

Según datos de la Unicef, al menos 200 millones de niñas han sido sometidas al cruel procedimiento de mutilación genital, una práctica que aún se lleva a cabo en 30 países alrededor del mundo en los días actuales.

En naciones como Somalia, Guinea, Yibuti y Egipto, más del 90% de la población femenina ha pasado por procedimientos de extirpación parcial o total de los genitales externos (u otra lesión de los órganos genitales femeninos) por razones no médicas.

«La mutilación genital femenina (MGF) es una violación fundamental de los derechos de las niñas y es típicamente sostenida por una norma social profundamente arraigada (…) Es una manifestación de discriminación de género», enfatiza la página de la Unicef dedicada al tema.

En Somalia cerca del 98% de las personas del sexo femenino han sido sometidas a la mutilación genital. Ismail Hashim, médico egipcio que trabaja en el país, reveló a Sputnik que «pese a la prohibición oficial de la operación, el flujo de personas que busca hacerla en sus hijas de 4 a 11 años no disminuye»

En Egipto, donde un 91% de las mujeres sufrieron la MGF, el Ministerio de Salud del país lleva a cabo una lucha constante contra este fenómeno cultural. Saad Hasan, ex ministro adjunto de salud de Egipto, explicó a Sputnik que «el Gobierno cierra los centros médicos que realizan la operación de MGF. Además, los médicos que realizan el procedimiento pierden su licencia».

Por su parte, la activista y escritora, Hibo Wardere, habló a Sputnik acerca de la «bárbara» tradición. Wardere es la autora del libro ‘Cut: One Woman’s Fight Against FGM in Britain Today’ (Mutilada: La lucha de una mujer contra la MGF en Reino Unido hoy), donde cuenta su historia y su labor para evitar que otras niñas pasen por lo que ella pasó. La activista fue mutilada por miembros de su familia, incluida su madre, a los 6 años de edad.

En su libro, Wardere expone la cruel realidad de la ablación del clítoris. La activista, además de recordar el terrible suceso, cuenta cómo ha ayudado a detener la práctica a través de la educación, tanto a nivel nacional como internacional.

«El objetivo del libro es enseñar algo nuevo y mostrar que este cruel procedimiento tiene que ser detenido (…) Debemos seguir educando a las personas, hasta que la MGF sea erradicada», afirmó Wardere.

Fuente: http://www.panamaon.com/noticias/entrevistas-y-reportajes/23440-los-horrores-de-la-mutilacion-genital-femenina.html

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Nuestra lucha contra los feminicidios en Latinoamérica

Por: Ilka Oliva Corado

El 8 de abril se cumplió un mes del feminicidio de 41 niñas, a las que el Estado de Guatemala violó y quemó vivas. Y también, el 8 de abril apareció el cuerpo de Micaela García, una niña argentina miembro del Movimiento Evita que hace unos días había desaparecido. Micaela, de 21 años estudiaba la carrera de Educación Física, se desvivía por los parias, los negritos esos a los que el clasismo detesta. La violó y la asesinó un violador serial al que un juez dejó en libertad porque según él lo único que tenía era una “perversidad natural.”

Pero cambiar el sistema no es cosa fácil, para eso tenemos que involucrarnos todos, en todos los ámbitos de la sociedad, ¿cuándo vamos a empezar?

En el mismo país, hace solo unos meses, en octubre de 2016, Lucía Pérez, de 16 años fue drogada y asesinada. Los forenses descubrieron que había sido violada por la vagina y por el ano, no solo con el pene, también le metieron un palo por ambas vías, palo que le atravesó el cuerpo. Murió de tanto dolor. La muerte de Lucía encolerizó al pueblo argentino, que llamó a la marcha de #NiUnaMenos y a la que se unió el continente entero.

En México, en los últimos seis años 900 mujeres y niñas han sido asesinadas en feminicidios. En Chile, 2016, el nombre de Nabila salió a la luz pública cuando fue encontrada en la calle por un adolescente, al ser llevaba al hospital encontraron que le habían sacado los ojos, que tenía fracturado el cráneo y la mandíbula. El relato oficial cuenta que fue a una fiesta con su pareja, padre de dos de sus cuatro hijos, y que se “emborrachó”, y estaba en “descontrol” y que al llegar al taller mecánico donde vivían, la golpeó. Fue acusado de femicidio frustrado y mutilación.

En Colombia 2016, Yuliana, niña indígena de 7 años, fue violada y estrangulada hasta la muerte en Bogotá. El culpable, un hombre de alta clase social que “bajo efectos de las drogas” cometió el delito. El resto ya lo conocemos.

En Zacapa, Guatemala Yohana, de 8 años de edad, en el 2016 fue violada por tres hombres y ahorcada. Sus padres habían salido de la aldea, para ir a cobrar dinero de un programa social y dejaron a sus 3 hijos en casa, los hombres entraron aprovechando la ausencia de los padres. Cito solamente algunos casos, porque son miles.

Hace unos días un juez en México dejó en libertad a un violador porque consideró que meter los dedos dentro de la vagina de la víctima no era violación. Algo que respaldó un conocido intelectual mexicano en un programa radial de la UNAM, y aparte dijo que a las mujeres nos gusta que nos violen.

En Latinoamérica el 98% de los casos de feminicidios queda en impunidad. Y los pocos que se logran comprobar y se abren procesos en cortes, tienen un final triste, el culpable es declarado inocente. Por razones patriarcales: la víctima lo provocó por vestirse de tal manera, por salir a altas horas de la noche, por pasar por tal lugar, por no querer acostarse con él. La razón de las violaciones sexuales y los feminicidios es una sola: el género.

Jueces, hombres y mujeres con mente patriarcal toman decisiones patriarcales y dejan en libertad a los culpables o toman los casos sin seriedad por tratarse de mujeres vulneradas. Es necesario que todos, en todos lados, nos informemos sobre el patriarcado, desde el lenguaje patriarcal pasando por los mal llamados piropos, que no son más que acoso, hasta llegar al sistema de justicia, pasando por medios de comunicación y su forma de dar las noticias.

Ninguna mujer es culpable y provoca que la violen, la golpeen y la asesinen. Ninguna mujer pide ser violada, o que le griten guapa en la calle, que le toquen las nalgas o las tetas en el autobús. Si una mujer dice no es no, así sea su pareja. Las mujeres no somos objeto de nadie y esto lo deben de entender los jueces, el sistema. Necesitamos un sistema de justicia con perspectiva de género, gente capacitada que tenga el conocimiento sobre el patriarcado, para que lleve los casos y dicte sentencias con todo el peso de la ley.

Un ejemplo de la ineptitud de un sistema de justicia, patriarcal es el caso de las 41 niñas asesinadas, que fueron quemadas vivas en Guatemala, a los culpables se les está tratando con privilegios de clase y poder. El presidente debió ser destituido inmediatamente el mismo día que las niñas fueron quemadas, con más razón si ellas ya habían denunciado que ahí las violaba personal del lugar.

Pero cambiar el sistema no es cosa fácil, para eso tenemos que involucrarnos todos, en todos los ámbitos de la sociedad, ¿cuándo vamos a empezar? La lucha contra la feminicidios, la violencia de género y el patriarcado tiene que ser de todos, ¿quiénes se apuntan?

Fuente noticia: http://www.telesurtv.net/bloggers/Nuestra-lucha-contra-los-feminicidios-en-Latinoamerica-20170409-0001.html

Fuente imagen: http://cdn.20m.es/img2/recortes/2011/02/10/8898-620-282.jpg

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África: La otra violencia de género de la que nadie habla: así es la ablación

África/09 marzo 2017/Fuente: El Confidencial

Esta práctica repercute sobre la salud física y psicológica de sus víctimas. La mutilación genital femenina se produce al extirpar, total o parcialmente, los órganos sexuales externos de la mujer.

Afecta a la salud de tres millones de niñas, la han padecido más de 130 millones de mujeres en países de África y Oriente Medio, y sus consecuencias son tan graves que incluso pueden provocar la muerte. A pesar de tan escalofriantes datos, la mutilación genital femenina no está entre las primeras formas de violencia de género que acuden a la mente. De manera errónea, se tiende a vincular estas agresiones únicamente con los ataques o asesinatos de hombres a sus parejas o exparejas pero, desgraciadamente, la ablación también acoge en su triste saco esta lacra actual.

“La mutilación genital femenina es una de las peores formas de violencia de género”, afirma Begoña Navarro, responsable de Sensibilización y Actividades de la Fundación Kirira. Según esta experta, la ablación es “la sumisión más absoluta de la mujer al hombre” y, de hecho, el Ministerio de Sanidad promovió la inclusión de la ablación como forma de violencia de género en la redacción del ‘Protocolo común de actuación sanitaria contra la violencia de género‘ (MSSSI, 2012).

Niñas de etnia samburu, una de las que más sufren la ablación en Kenia. El país trata de rastrear y erradicar la mutilación genital femenina a través de una unidad judicial especializada. (EFE)
Niñas de etnia samburu, una de las que más sufren la ablación en Kenia. El país trata de rastrear y erradicar la mutilación genital femenina a través de una unidad judicial especializada. (EFE)

Pero no solo en España se lucha para concienciar sobre la idea de que extirpar el clítoris es un acto criminal contra las mujeres que pasará a formar parte de la ley de violencia intrafamiliar. También en la Unión Europea se están dando pasos para seguir avanzando. El pasado 6 de febrero, Día Internacional de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, los comisarios Federica Mogherini, Vera Jourová y Neven Mimica realizaron una intervención ante el Parlamento Europeo a favor de erradicar la ablación: “En la Unión Europea, 2017 es el año dedicado a combatir todas las formas de violencia contra las mujeres, incluida la mutilación genital femenina. Es preciso lograr que las mujeres y las niñas encuentren protección frente a la violencia y el dolor infligidos por esta práctica”.

Cualquier sensación que pueda dibujar en su mente, cualquier dolor que crea percibir, serán absurdos en comparación con la agonía real de estas mujeres

Y es que el dolor físico es una de las principales consecuencias que sufren las mujeres mutiladas. “Ellos decían que no dolería, que era algo que no duraba mucho tiempo, pero el tipo de dolor que yo experimenté fue tan intenso que pensé que me iba a morir”, recuerda Zipporah Kamwaki, una profesora de inglés que fue víctima de la ablación cuando tenía 12 años. En la misma línea apunta el testimonio de Stella Kathini, organizadora de eventos, quien recuerda: “Sentía dolor, muchísimo dolor. Entré en estado de ‘shock’ y mi madre me dijo que esa era la forma para llegar a ser una verdadera mujer”.

Esta concepción costumbrista de la ablación es una de las peores trabas para su erradicación. “La práctica es cultural y psicológica, porque está incrustada en la mente. Es algo que se aprende por tradición y que se hace año tras año porque se considera que es lo que se debe hacer”, asegura Florence Odek, responsable de educación con la que Kirira ha contado en alguna ocasión para narrar su experiencia en la lucha contra la ablación.

La ablación tiene consecuencias hasta la etapa adulta. (Foto: Fundación Dr. Iván Mañero)

La ablación tiene consecuencias hasta la etapa adulta. (Foto: Fundación Dr. Iván Mañero)

Aunque ella es originaria de Kenia, Odek recuerda lo impactante que le resultó enfrentarse a la mutilación genital femenina, pues en su comunidad no se realizan este tipo de agresiones. Su manera de colaborar contra la lacra comenzó trabajando en las bases. ‘Granito de arena a granito de arena, se crea una playa’ podría ser el lema de esta mujer que combate la ablación desde dentro: “Cuando empezamos los trabajos, decidí que iba a estar detrás de la comunidad, iba a movilizarla para que ellos mismos se movilizaran por su cuenta. Lo que hicimos fue enseñar a pastores a movilizar pastores. Pastores hablando con pastores sobre la mutilación genital femenina, profesores con profesores, estudiantes con estudiantes, mujeres con mujeres. De esta manera, la comunidad fue enseñándose a sí misma a no practicar la ablación”, apunta.

Este mismo sistema de difusión de información es el que siguen en Kirira. María Estrella Giménez, presidenta de la Fundación, también recuerda sus orígenes en la búsqueda de la erradicación de la mutilación genital femenina: “Nosotros empezamos yendo a colegios, hablando con los directores de colegio, profesores, luego padres y luego estudiantes”. Esta es una de las mejores formas en que cala el mensaje pues, una vez que los grupos con más peso dentro de la sociedad aceptan que los órganos sexuales de la mujer solo son propiedad de ella, es más fácil que los sectores con menos influencia acaten el cambio de mentalidad.

La ablación, ¿en qué consiste?

Esta modalidad de violencia de género repercute directamente sobre la salud física y psicológica de sus víctimas. La ablación se produce cuando se extirpan, de manera total o parcial, los órganos sexuales externos de la mujer. El ritual que siguen las tribus que la practican es tan escalofriante que procuran realizarlo cada vez a edades más tempranas, para que las chicas no sean conscientes de la tortura a la que se las va a someter: una mujer, que suele ser la que desempeña el papel de curandera, lesiona las vulvas femeninas de niñas y adolescentes provocándoles un sufrimiento indescriptible.

Imagine que, en una vejatoria postura de piernas abiertas, le sujetan las extremidades mientras le cortan con una cuchilla sus órganos sexuales

Imagine que, en una vejatoria postura de piernas abiertas, le tapan la boca y le sujetan las extremidades mientras rasgan y cortan con una cuchilla sus órganos sexuales. Por supuesto, la anestesia no es una opción y la esterilización del instrumental brilla por su ausencia. Cualquier sensación que pueda dibujar en su mente, cualquier tipo de dolor que crea percibir, serán ridículamente absurdos en comparación con la agonía que superan las mujeres mutiladas.

“Sangrados excesivos que pueden provocar la muerte, postración nerviosa o infecciones como el tétanos o el sida” son algunas de las consecuencias de la ablación, según enumera Begoña Navarro. Además, la angustia de estas mujeres no termina cuando la curandera da su trabajo por finalizado. Es justo entonces cuando llega el periodo en el que su libertad sexual queda mermada por completo y puesta a disposición del hombre: la extirpación del clítoris se produce para que no puedan disfrutar de las relaciones íntimas y simplemente las mantengan con el objetivo de la reproducción.

Instrumental para realizar la ablación. (FMF)
Instrumental para realizar la ablación. (FMF)

También se dan casos en los que no es posible la concepción de nuevas vidas. Las infecciones desarrolladas en el aparato reproductor pueden llegar a causar esterilidad en las mujeres mutiladas, así como complicaciones en los partos que pueden derivar en la muerte del feto o la propia madre. “Las heridas mal curadas pueden volver a abrirse, y también se puede bloquear el canal del parto tras la mutilación”, afirma Navarro.

Traumas similares a los del abuso sexual

Las consecuencias psicológicas son más difíciles de medir y determinar, pues los trastornos que este tipo de prácticas provocan son intangibles y varían de una víctima a otra. La triste media apunta a los traumas crónicos que la mayoría de ellas sufre y nunca llega a superar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha identificado la depresión, el estrés postraumático, la ansiedad y unos tipos de desorden mental como patologías ocasionadas por la ablación. Las complicaciones psicológicas de la mutilación genital femenina son tan graves que se han llegado a comparar con las que sufren las niñas que han sido víctimas de abusos sexuales.

Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Afortunadamente, la ablación es reversible o, al menos, las consecuencias físicas de tan abominable acto. Gracias a la cirugía especializada en este tipo de casos, es posible contrarrestar los efectos de la mutilación genital a través del paso por quirófano: una sencilla operación puede recuperar la funcionalidad del clítoris totalmente, pues estas prácticas lesivas suelen extirpar únicamente la parte visible del órgano. A través de la intervención sanitaria, es posible extraer la parte interior del mismo y así devolver su actividad a esta parte del cuerpo con 8.000 terminaciones nerviosas.

Cada 6 de febrero, con la celebración del Día Internacional de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, se intenta dar un paso más en una lucha que tiene en jaque a gobiernos y expertos del mundo de la salud. Gracias al trabajo de los profesionales y fundaciones, se combaten estas prácticas contra los derechos humanos para que lleguen a su fin. Ojalá algún día su objetivo se convierta en realidad y se apague por completo el grito silencioso de millones de mujeres que nos llega desde África.

Fuente:http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-03-08/violencia-genero-ablacion-mutilacion-genital-femenina_1343080/

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