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Infografía de OVE: Un panorama general de las publicaciones sobre sexualidades

Por: equipo de Otras Voces en Educación/mayo-2019

Presentamos un panorama general de las publicaciones sobre sexualidades divulgadas durante el primer trimestres del 2019.

Donde resaltamos los siguientes datos y temas:

1º Educación integral de las sexualidades: 

El 33,79% de los textos publicados dan cuenta de la necesidad de salir de los modelos biologicistas y morales, para avanzar hacia el abordaje integral de las sexualidades.

2º Sobre los medios en la educación de las sexualidades:

El 10,29% de los textos publicados  abordan el papel que los medios tienen en la educación de las sexualidades. Resaltan el lugar del internet como medio para educar, la influencia de la pornografía y la industria cultural.

3º El feminismo:

8,72% de los textos publicados visibilizan las luchas feministas por la creación de un mundo mejor tanto para las mujeres como para los hombres.

4º Sexualidad y Discapacidad 

3,27 de las publicaciones abordan aspectos de educación de las sexualidades en personas con discapacidad. resaltan la guía «Apuntes sobre la sexualidad y discapacidad en el entorno escolar.

5º La diversidad sexual 

20,71% de las notas publicadas refieren a los avances mundiales en el abordaje de la diversidad sexual en las escuelas y en la sociedad en general. Resaltan la penalización de la homosexualidad en India y Angola, la aprobación de políticas educativas que contemplala diversidad sexual en Perú, Canada, India, Angola, Francia, Reino Unido y Escocia.

6º Violencia de género:

15,26% de los texto publicados denuncian practicas patriarcales, que alrededor del mundo siguen oprimiendo a niñas y mujeres en el siglo XXI.

7º Contramarchas y controversias

10,06% de los textos dan muestra de posiciones que rechazan los avances para abordar en las escuelas la sexualidad como otra dimensión mas de la vida del ser humano.

8º El gran tema ausente:

La formacion docente para educar en las sexualidades.

Descargar:   infografia

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Basta de insultos: FELGTB y Save the Children piden legislar para detener la violencia contra la infancia LGTBI

Ambas organizaciones realizaron un acto de calle en el centro de Madrid y le solicitaron al nuevo Gobierno darle celeridad a la aprobación de la Proposición de Ley de Igualdad LGBTIy la creación de una Ley Orgánica para la Erradicación de la Violencia contra la Infancia

Europa/España/universogay.com

Las organizaciones Save the Children y la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) realizaron esta semana una actividad en el centro de Madrid para denunciar y sensibilizar sobre la situación dedesamparo en que se encuentra la población infantil en España, y muy especialmente, las personas lesbianas, gais, trans, bisexuales e intersexuales menores de edad.

En el marco de este acto realizado en la plaza del Callao de Madrid, el cual consistió en la instalación de 10 urnas de grandes dimensiones que simbolizaban el aislamiento que han sufrido y sufren aún los niños, niñas y adolescentes LGBTIQ, se le exhortó al nuevo Gobierno español encabezado por el líder del PSOE, Pedro Sánchez, la aprobación de la Proposición de Ley de Igualdad LGTBI, actualmente en tramitación en el Congreso de los Diputados tras la aprobación a su toma en consideración el 19 de septiembre de 2017, y la creación de una Ley Orgánica para la Erradicación de la Violencia contra la Infancia.

Junto a estas urnas se colocaron carteles con las historias reales de nueve personas. La décima caja contenía una cámara de vídeo que ha servido para que las personas que se han acercado a este lugar pudieran compartir su historia personal y mandar un mensaje de solidaridad.

Cortesía FELGTB | Foto: Uso Permitido

“Las personas LGTBI hemos sufrido durante nuestra infancia múltiples formas de discriminación y violencia. El acoso escolar sigue siendo uno de los principales problemas, pero la violencia en el ámbito familiar es si cabe más preocupante. El rechazo que todavía muchos niños y niñas sufren por parte de sus familias en el momento que expresan su orientación sexual o su identidad de género supone el punto de partida para una espiral de violenciamás o menos explícita. Por ello, el silencio y aislamiento son percibidos como la única tabla de salvación ante el miedo a la posible violencia procedente de las personas más próximas”, ha explicado Uge Sangil, presidenta de FELGTB.

Para la responsable de políticas de infancia de Save the Children, Catalina Perazzo, “la violencia contra la infancia es una realidad de enormes proporciones que afecta miles de niños en nuestro país. Con frecuencia, esta violencia se agrava cuando los niños que la sufren forman parte del colectivo LGTBI ya que son especialmente vulnerables a sufrir acoso o ciberacoso por parte de su entorno más cercano. Por ello, insistimos en denunciar la falta de medidas legislativas de prevención y detección de la violencia que se ejerce hacia los niños y que pueden llegar a provocar situaciones tan graves y difíciles como las nueve historias que estamos representado este día en este acto”.

Cortesía FELGTB | Foto: Uso Permitido

Rompe el armario

FELGTB y Save the Children tiene también una campaña a través de redes sociales con la etiqueta #RompeElArmario invitando a quienes deseen participar a manifestar su apoyo o testimonio. Toda la información de la campaña está disponible en www.rompeelarmario.org y permanecerá activa para ayudar a las personas que actualmente estén sufriendo este tipo de violencia o sean testigos de ella.

Fuente: https://www.universogay.com/noticias/basta-de-insultos-felgtb-y-save-the-children-piden-legislar-para-detener-la-violencia-contra-la-infancia-lgtbi__06062018.html

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Violencia de género y nuevas masculinidades

Lastimosamente las políticas institucionales solo están enfocadas en subsanar el problema una vez que acontece la tragedia, lo cual es absurdo. En la práctica, nada de preventivas tienen.

Por El Nuevo Diario/Ricardo Guzmán Sánchez

Existen diferentes vacíos en el abordaje de la violencia contra las mujeres, lo cual dificulta la unificación de esfuerzos que permitan mermar (idealmente erradicar) esta fatal enfermedad. 

Medios, instituciones y organizaciones han difundido la idea de que en la actualidad se cometen más abusos contra féminas que en el pasado. Esto evidencia la pobreza de investigaciones y análisis sobre el tema. Se limitan más bien a presentarlo de forma alarmante, pronosticando su proliferación y alcanzando los mismos niveles de rencor que señalan en los atacantes, quienes, lejos de verse amenazados, se sienten acuerpados por los agresores que los precedieron, por encima de las penas impuestas judicialmente.

Bastan los testimonios de nuestras abuelas para convencernos de lo contrario. Sus voces evidencian que esa práctica inhumana no solo era mayor, sino también “permitida”. Las víctimas de entonces sufrían lo indecible, con resignación.

Las estadísticas que medios, instituciones y organizaciones presentan en bruto contradicen el prejuicio de que la violencia contra las mujeres predomina en el campo. Los femicidios de la última década han ocurrido mayormente en la ciudad, donde abundan los focos de conflicto, la desesperación por adaptarse y sobrevivir.

Es un hecho que, en la medida en que las necesidades están insatisfechas, las personas viven bajo tensión constante, lo que multiplica las posibilidades de frustración y violencia. Esto prueba, de algún modo, que las agresiones de género (y otras) se manifiestan más en la gente pobre, constituye la mayoría.

En nuestro país, sin embargo, la explicación a esta enfermedad es unívoca: “cultura machista”. Por un lado, los defensores de las víctimas denuncian más violencia atroz perpetrada por hombres que ven a la mujer como su propiedad; por otro, las autoridades informan constantemente que los casos registrados esta semana, este mes, este año, son menos con relación al año pasado. Estas respuestas constituyen una manera “decente” (no convincente) de desligar responsabilidades.

Lastimosamente las políticas institucionales solo están enfocadas en subsanar el problema una vez que acontece la tragedia, lo cual es absurdo. En la práctica, nada de preventivas tienen.

Afirmar que las víctimas de violencia se sentían solas e indefensas no necesita pruebas. Con toda certeza, alguien sabía sobre las agresiones que sufrían las mujeres que yacen enterradas o viven traumas insuperables. Instituciones y personas consideraron mejor no involucrarse en estos casos, los cuales, “a su buen juicio”, siempre terminan en reconciliación.

Nadie se pronunció antes de la tragedia, pero se exige todo el peso de la justicia y el género masculino debe cargar con cualquier clase de vituperios.

Sin embargo, como la sicología conductista ha probado, el castigo (que es muy necesario al igual que el premio) es un refuerzo negativo que genera la repetición de la conducta indeseada cuando no está equilibrado con el reforzamiento positivo. Es decir, que mientras los medios, el Estado y las organizaciones enfoquen sus campañas exclusivamente en condenar o trivializar como simples estadísticas los casos de violencia de género, esta se reproducirá, pues nada más reafirman dicho comportamiento y lo anquilosan en su pasado ideológico.

Nuestra educación, en todas las instituciones sociales, está basada en sancionar lo negativo, no en premiar lo positivo. El ámbito laboral constituye un ejemplo cabal de esto.

Las agresiones contra mujeres (que nada justifica) no se igualan a los casos actuales de hombres jóvenes que cargan a sus hijos, los llevan a la escuela, se involucran en actividades hogareñas, son amables y respetuosos con las damas, pero nadie parece notarlo. No hay investigaciones serias ni campañas que promuevan esas buenas prácticas, esas nuevas masculinidades.

* El autor es filólogo y catedrático universitario.
rguzmanche@gmail.com

Fuente: https://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/453888-violencia-genero-nuevas-masculinidades/

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“Para hablar de igualdad hay que hablar de feminismo”

Por: Eduardo Azumendi

Miguel Lorente, forense y experto en violencia de género, asegura que el problema de los hombres es que han vivido la infancia, pero no han sido sido niños.

Para Miguel Lorente Acosta, profesor titular del Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la Universidad de Granada, una de las profundas raíces del machismo en la sociedad actual es que hombres no han sido niños. “Hemos vivido la infancia, pero no hemos sido niños”. La manera de entender lo que es ser hombre va a venir marcada por un contexto y referencias que se van a “interiorizar” en el proceso “madurativo, educativo y de socialización”, expone.

Lorente ha participado estos días en el curso de verano ‘Niños son, ¿qué hombres serán?’, organizado por la Universidad del País Vasco. Durante este curso, varios especialistas han puesto el foco en los niños y en su desarrollo como hombres: qué mensajes reciben (educativos, familiares, comunicativos…) y de qué manera contribuyen (o limitan)  su desarrollo integral, su aprendizaje de las relaciones de convivencia y del ejercicio del poder; el manejo de la violencia y su implicación a favor de la igualdad real. En este sentido,  “para hablar de igualdad tenemos que hablar de feminismo, que es el ‘ especialista ’ de la igualdad. El feminismo es una referencia para remodelar las identidades sobre la igualdad”.

La infancia negada

“Antes que ese hombre hay una cultura, que es el machismo. Desde pequeños los niños viven situaciones y experiencias que les hacen entender lo que tienen que hacer para poder llegar a ser un hombre. Es la infancia negada, ya que desde pequeños los niños producen un rechazo hacia lo femenino, ocultan sus emociones, tienen mucha competitividad a la hora de jugar con los demás y empiezan a tener una imaginación sobre la violencia. Además están expuestos a diferentes juegos, series, películas o situaciones que todavía refuerzan más esa cultura machista”.

Esa cultura ha ido creando una “normalidad tramposa” en la que la sociedad entiende que hay algunos espacios, elementos o circunstancias de desigualdad, como por ejemplo en el trabajo o el sueldo, pero no la asocian con el machismo. “Por un lado está la desigualdad que ven en ciertas situaciones y por otro el machismo. La idea es entender que la propia normalidad es el machismo porque si no se seguirán construyendo estas identidades y no las cuestionaremos”.

Lo que la sociedad tiene que hacer es “educar la cultura” tanto en las familias, colegios  e incluso instituciones. “El objetivo del machismo es mantener la cultura ya que la cultura es machismo”, advierte. Por lo tanto, “ hay que hacer ver a los niños desde una edad muy temprana que esto no es así”.

Los nuevos cambios conseguidos gracias a la transformación de las mujeres no son bien recibidos por los hombres. “Esta nueva situación ha hecho que los hombres se sientan amenazados o cuestionados y en vez de avanzar recurren al machismo y con ello a la violencia. La violencia no ha disminuido porque los hombres no están a favor de este cambio, por lo que responden con violencia para intentar conseguir con ella lo que antes se conseguía con el control social: la ‘normalidad tramposa’. Los hombres tienen que incorporarse a ese cambio social y entender que ese modelo construido desde la infancia es erróneo”.

Fuente: http://www.eldiario.es/norte/euskadi/hablar-igualdad-feminismo_0_662134697.html

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Educación de hombres y mujeres, clave para acabar con violencia de género

Por: Ultima hora/21-04-2017

El trabajo activo de las mujeres en la lucha contra la violencia de género es tan importante como la educación de los hombres y de la sociedad en general, con el fin de eliminar las relaciones de poder basadas en la desigualdad.

Así lo resumieron hoy un grupo de expertas internacionales, con notable presencia latinoamericana, durante el I Foro de Violencias Urbanas, que acoge Madrid y donde se analizó la violencia contra la mujer en el entorno urbano, tanto a nivel público como privado.

 Para la secretaria de la Mujer de la alcaldía de Bogotá, Cristina Vélez Valencia, la clave está en educar al hombre, pero desde la perspectiva del humor, como ha hecho su ayuntamiento durante los últimos meses con la campaña «Sin Vergüenza», que les anima a no sentirse avergonzados de ayudar en el hogar.
«No podemos hacer a los hombres conscientes de su posición privilegiada llamándoles asesinos, tenemos que utilizar el humor», explica Vélez, quien apuesta por una visión transversal de las políticas públicas para luchar contra la violencia machista.

Las expertas analizaron tanto la violencia que sufre la mujer en el entorno privado – la perpetrada por familiares y parejas-, como la que padecen en lo público, tales como la trata y la mutilación genital femenina que, según denuncian, «está a vista de todos».

La activista contra la ablación en Kenia y Tanzania Nice Nailantei narró cómo tuvo que huir en varias ocasiones para evitar esta mutilación de la que, según lamenta, muchas de sus amigas y hermanas no pudieron escapar.

«Yo creo que hay que involucrar a los hombres, educarles para que rechacen estas prácticas y no marginen a las mujeres que no se someten a la circuncisión femenina», afirmó Nailantei, quien ha luchado durante años para hacer entender a niños y mayores que la ablación es un tipo de violencia de género.

Todas las expertas coincidieron en involucrar a los gobiernos locales, aunque también a los estatales, para que tomen medidas valientes.

Las mujeres refugiadas y las desplazadas internas son las mayores olvidadas de estas políticas, explicaron las ponentes, ya que sólo las iniciativas civiles se hacen cargo de su bienestar.

Este es el caso del proyecto colombiano «La ciudad de las mujeres», que lleva dieciocho años trabajando en la región de los Montes de María para dar sustento y refugio a mujeres desplazadas por el conflicto armado y por las violaciones sistemáticas de sus derechos humanos.

«Estas mujeres y niños se estaban muriendo por la desnutrición, pero eran invisibles para el Estado», explica Patricia Guerrero, fundadora de la Liga de Mujeres Desplazadas y gestora del proyecto.

En el caso de España, el problema no que si bien hay legislación que protege a las mujeres contra la violencia, ésta no cuenta con los recursos suficientes para que se desarrolle.

«Ahora hay una necesidad de ver un impacto positivo en la mujer de las políticas públicas que emprendemos», afirmó la alcaldesa de la localidad catalana de Badalona (noreste de España), Dolors Sabater Puig, quien apostó por una gobernanza compartida con la población y que involucre a las mujeres.

La educación para que las mujeres emprendan una política activa en la lucha por sus derechos y de los hombres para que adquieran conciencia de sus privilegios son, unidos a la inclusión de la perspectiva de género en la política, algunas de las claves para combatir la violencia de género, según concluyeron.

*Fuente: http://www.ultimahora.com/educacion-hombres-y-mujeres-clave-acabar-violencia-genero-n1079920.html
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Donde más duele

Por Miguel Lorente

Cuando el corazón ya se ha hecho insensible a los golpes y a la amenaza de cada amanecer, el maltratador utiliza a los hijos e hijas para conseguir su objetivo

Los hombres que maltratan saben dónde golpear para hacer daño, lo aprenden pronto, por eso usan la palabra como arma y dirigen sus golpes al tórax, al abdomen y a la cabeza, de modo que la ropa y el cabello cubran las lesiones y nadie vea las heridas que ocasionan. Y esto sólo es con relación a los golpes.

El verdadero dolor lo producen en el mediastino, en ese espacio donde antes estaba el corazón que, poco a poco, el maltratador va secando a base de desprecio, advertencias y culpas sobre la propia mujer.

Y cuando ese corazón ya se ha hecho insensible a los golpes y a la amenaza de cada amanecer, el maltratador utiliza a los hijos e hijas para conseguir su objetivo de controlar y dominar a la mujer sin necesidad de agredirla físicamente. Los agresores saben que es lo que más les duele y lo usan de manera egoísta para sus intereses. Por eso, a pesar del intento de muchos de separar el ejercicio de la paternidad de la violencia, un maltratador siempre es un mal padre, porque utiliza la violencia en contra de la mujer y contra sus hijos e hijas para causar dolor y daño más allá de los golpes. El pasado 3 de febrero, Vladimir V. I., de 27 años, se arrojó al vacío con su hija de un año desde la segunda planta del Hospital Infantil La Paz, en Madrid, situada a una altura de 12 metros.El padre discutió con la madre en la habitación, y, antes de saltar por la ventana, le dijo: «Te voy a dar donde más te duele».

Y no es algo que ocurra de manera ocasional. Según la Macroencuesta de 2011, cada año 840.000 niños y niñas, aproximadamente el 10% de nuestra infancia, viven en hogares donde los padres maltratan a sus madres como parte de la violencia y como advertencia de lo que les puede ocurrir si deciden dejarlos. No es casualidad que la propia cultura que justifica y minimiza la violencia de género haya creado como argumento trampa la idea que repiten muchas mujeres maltratadas para permanecer en ella: “No me separo por mis hijos”.

Es su amenaza más eficaz y el calvario al que se ven sometidas cuando se separan y comienzan a utilizarlos para intentar continuar con el control a través de cuestiones relacionadas con la custodia, las visitas, la pensión por alimentos… Saben que es lo que más les duele, hasta el punto de ser conscientes de que asesinar al hijo o a la hija y dejarlas vivir a ellas con el drama de la experiencia, es golpearlas cada día en lo más profundo del alma para que su dolor no tenga fin.

Y del mismo modo que es un error no pensar que un maltratador puede llegar a asesinar a su mujer porque “sólo unos pocos lo hacen”, también es un error creer que un agresor no es capaz de instrumentalizar y asesinar a sus hijos e hijas tomando como referencia el número de casos en que esto ocurre. La prevención pasa por adelantarse al problema, no por esperar a que este llegue a las instituciones por medio de la denuncia, sobre todo si comprobamos cómo el machismo sigue lanzando mensajes desde la impunidad contra la respuesta frente a la violencia de género y contra las mujeres. Ese odio es el que mueve a la violencia y el que lleva a que la conducta del violento busque “golpear” allí donde más duele.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/02/04/mujeres/1486201498_722077.html

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Sobre las Niñas de Guatemala

Por Miguel Antonio Guevara

Escribir, comunicar sobre violencias nos remite de inmediato al porqué de las palabras y a la pregunta necesaria de la función del decir. Nos cuestionamos todo, solo que estamos seguros que una cosa es cierta: es mejor decir frente a ciertos asuntos que no decir nada.

La geografía 2.0 y el pueblo guatemalteco replican una y otra vez la tragedia de las llamadas Niñas de Guatemala, un femicidio en masa ocurrido justo durante la conmemoración a nivel mundial del Día Internacional de la Mujer, como si se tratase de un horroroso guiño del mismísimo diablo.

¿Cuántas murieron?, ¿de verdad importa la cantidad, acaso si fuesen menos la gravedad disminuiría?.

El efectismo puede convertirse en sentido común pasajero, como una noticia amarilla, así como también la indignación coyuntural. Las niñas de Guatemala son víctimas del victimario de todas las mujeres del mundo: la violencia del androcentrismo devenido en Estado.

Perderíamos el tiempo (o mejor dicho, sumaríamos al gran relato mediático de la morbidez y la morbosidad) enumerando o detallando las características del lugar en donde perecieron sus jóvenes cuerpos, de la abyecta lista de violencias perpetradas a la autonomía de sus cuerpos (sus únicas pertenencias), puesto que es obvio que ningún “hogar de refugio” tendrá las condiciones para resguardar y atender a nadie en ningún lugar del mundo. Todavía responsabilizamos la vida a instituciones que son hechas a imagen y semejanza del modelo civilizatorio occidental, es decir, espacios que en efecto, tienen la función de “civilizar”: cárceles, cuadrados coercitivos, “gallineros”, mataderos, panópticos insufribles.

¿Qué pasa por la cabeza del multiplicador de las violencias, de ese que termina por halar el gatillo que el Estado financia?, ¿quién pretende eliminar todas las pruebas de la ignominia con el fuego incandescente?, ¿con qué clase de monstruo fascista compartimos la vida en sociedad?

Estas Niñas de Guatemala no son ni por asomo esa niña a la que Martí dedicaría el famoso poema, más bien son las niñas que nunca se enteraron que eran niñas, porque el modelo de sociedad en la que crecieron no se los permitió.

Siquiera entenderían en vida el significado que intentaron imponerle sobre la “familia”, y por dicha razón estaban en ese lugar, porque su realidad siempre les negó cumplir con los requisitos de lo “familiar”, en medio de una sociedad que solo las vio como un objeto a trasgredir.

Estas Niñas de Guatemala no sabían, seguramente, qué era o qué es Guatemala y por qué les ocurrían estas cosas, porque simplemente no hay las condiciones para entenderlo o para actuar frente a eso.

Estas Niñas de Guatemala no murieron por obra del mal, ni por azar, ni por aquel guiño demoníaco, fue de nuevo el Estado en guerra contra el pueblo, criminalizando a todo lo que no sea cónsono con su civilidad y origen de clase. Porque el Estado en guerra contra el pueblo debe eliminar todo aquello que no pueda convertirse eventualmente en su fuerza de trabajo.

¿Qué hacer frente a esto?: no dejar morir la indignación, que desde un tiempo para acá se ha convertido en un motor breve, de tuitazos y hashtags, de militancia selfie y feminismo ligth mientras pasa el trago amargo.

La guerra silenciosa contra el pueblo tiene años concretándose y la multiplicación de las violencias ya no toca nuestra puerta, sino que la derriba y ha terminado invadiéndonos. El laboratorio guerrerista sabe ya cómo nos comportamos, sus estrategias actualizadas de ingeniería social tienen presente que en unas semanas tal vez ya no estemos tan indignados y todo pasará, como otra noticia más, como otro tuit en eltimeline.

Y una nueva noticia barrerá a la otra y otras Niñas y otros Niños serán tomados por el fuego y así sucesivamente, en una complicidad pavloviana, servil e incluso predecible.

La indignación solo puede tener sentido en la medida en que ésta es acompañada de organización, de articulación y unificación de agendas de lucha entre los diferentes movimientos.

Solo en la lucha continuada se realiza el salto cualitativo hacia otros horizontes. Porque ayer fueron otras víctimas, hoy son las Niñas, mañana seremos nosotros. Sin duda.

***

Fotos: Nydia Fuentes (movilización frente al Palacio Nacional de la Cultura, Ciudad de Guatemala)

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