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México|- El Charco: violencia sin límites

Por: Tlachinollan

 

Desde el momento en que el ejército fue informado por personas infiltradas dentro de las comunidades indígenas, que en El Charco se realizaba una reunión con autoridades de varias localidades y que en ella participaban personas de un grupo guerrillero, los mandos militares planearon la masacre en la madrugada del 7 de junio de 1998. Este proceso organizativo era impulsado por varios promotores comunitarios que se encargaban de atender a los enfermos, a los niños y niñas que no estudiaban y a las mismas mujeres monolingües que padecían el maltrato de la población mestiza, cuando bajaban a la cabecera municipal de Ayutla de los Libres. La geografía agreste fue el terreno propicio para promover entre las comunidades indígenas la organización de los pueblos con el fin de luchar contra el yugo opresor de los caciques y enarbolar sus derechos para enfrentar la violencia del Estado.

Los jefes militares de Cruz Grande y Acapulco pusieron en marcha la maquinaria de la guerra. Cerca de 300 militares llegaron a la cabecera municipal de Ayutla y emprendieron la marcha con Hummer y Torton bien apertrechados. Subieron para hacer la guerra, para destruir al enemigo, para masacrar a los indígenas que se encontraban en la escuela primaria Caritino Maldonado. Los camiones llegaron hasta Ocote Amarillo, desde ese lugar se distribuyeron para rodear la comunidad de El Charco y cercar la escuela. Constataron que no había guardias que resguardaran el lugar de la reunión. Se apostaron en diferentes frentes. Con megáfono en mano se escuchó el grito de un militar que iba al frente de la tropa “salgan perros, muertos de hambre”. En ese momento rafaguearon los salones de clase. También tiraron algunas bombas. Al no tener respuesta, el militar engallado volvió a gritar “salgan perros, entreguen las armas”. Continuaron los disparos, mientras tanto la gente que dormía en los salones de clase trató de colocarse en los rincones para librar las balas. Una de las autoridades se animó a gritar “¡no tiren por favor, nosotros estamos desarmados!”. Las ráfagas continuaron. Conforme pasaba el tiempo los disparos fueron más esporádicos. Fue una trágica noche en la que había personas heridas y algunas habían muerto. Tuvieron que esperar a que amaneciera para salir de los salones con las manos en alto. Varios de ellos se arrastraban y se sobreponían a las heridas por las que desangraban y perdían fuerza. Los concentraron en la cancha y los obligaron a que se tiraran para someterlos y dar el tiro de gracia a varios de los que estaban heridos.

El testimonio de una de las viudas nos relata que su esposo era una de las personas que estaban heridas, con dificultades caminaban. Esto no les importó a los militares, más bien recibió más golpes para demostrar su poder. A pesar de que se encontraba sometido, trataba de defenderse y de no arredrarse ante el enemigo. Al demostrar que estaba dispuesto a todo, un militar le dio el tiro de gracia en la cabeza.

En esa mañana su esposa había quedado de salir a las 5 horas junto con otros compañeros para participar en la reunión de El Charco. Uno de los responsables de la brigada ya sabía que el Ejército tenía rodeado a la gente que se encontraba en la escuela Caritino Maldonado. A pesar de la noticia emprendieron la marcha, sin embargo, no pudieron avanzar porque un camión del Ejército se encontraba atravesado en el camino de terracería que va hacia El Charco. La esposa junto con la suegra pidió a los militares que las dejaran pasar. No sólo las intimidaron con las armas, sino que las obligaron a que se regresaran. Uno de los militares les gritó “no tienen nada que hacer allá. Es mejor que se vayan”. Era imposible pasar, había más de 50 militares bien armados y algunos helicópteros volaban en la ruta hacia El Charco. Desde esa mañana del 7 de junio las viudas de El Charco padecen los estragos de la masacre perpetrada cobardemente por el Ejército. Las autoridades civiles de los tres niveles de gobierno permitieron que el Ejército tomara el control de la comunidad y utilizara toda su fuerza para ejecutar arbitrariamente a 10 indígenas y un estudiante que pernoctaban en los salones de la escuela Caritino Maldonado. Consumaron una masacre para causar terror entre la población civil, para demostrar el poder destructor del Ejército contra la población indígena que se organiza y se defiende de la violencia institucionalizada.

Las autoridades civiles justificaron esta masacre con el pretexto de que en la reunión habían llegado integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) que promovían la lucha armada entre las comunidades pobres, atentando contra el estado de derecho. La presencia del nuevo grupo guerrillero en esta comunidad puso en marcha la estrategia guerrerista de un Ejército que trata como enemigos a la población civil y que usa la fuerza letal para supuestamente ser garante del orden y la paz de un sistema que protege a los violadores de derechos humanos.

A las viudas no les permitieron ver a sus esposos que se llevaron en helicóptero. Se ensañaron contra ellas al negarle cualquier información sobre el paradero de los cuerpos. Recibieron amenazas de que las iban a detener por ser cómplices del grupo armado. Resistieron los malos tratos, las vueltas de Ayutla a Acapulco, los engaños y las burlas de las autoridades municipales, con tal de que les entregaran a sus esposos. Una de las viudas, al identificar el cuerpo de su esposo vio que le habían quebrado las dos piernas y los dos brazos. Sostiene que le dieron el tiro de gracia porque su cabeza estaba totalmente destruida. Estas muertes violentas protagonizadas por el Ejército nunca han sido investigadas por los Ministerios Públicos, por el contrario, todos los aparatos del Estado se encargaron de protegerlos y, más bien, reconocieron su valor por haber descubierto y enfrentado al nuevo grupo guerrillero. A ninguna autoridad le interesó atender a las víctimas, tanto a las esposas de los asesinados como a los 22 detenidos que fueron torturados en el 48 batallón de infantería, en Cruz Grande y en la IX Región Militar de Acapulco. Fueron muy conocidos los casos de la estudiante Erika Zamora y del activista de derechos humanos Efrén Cortés, por el ensañamiento que hubo por parte de los militares por asumir la causa de los indígenas.

La masacre de El Charco es una herida que sigue sangrando no sólo en los hogares de los indígenas caídos, sino en todas las comunidades na savi y me’phaa de Ayutla de los Libres sumidas en la miseria y cuyos hijos crecieron con el trauma de la tragedia que los ha marcado para toda su vida, dejando profundas consecuencias en su salud física y mental. A 25 años de la masacre no hay alguna investigación que señale a los militares como los autores materiales de las ejecuciones extrajudiciales contra 11 indígenas; por la tortura aplicada a 22 de los detenidos y los cateos ilegales que realizaron en las precarias viviendas de los indígenas ejecutados y torturados.

Este clima de impunidad que persiste en las instituciones que investigan delitos cometidos por el Ejército ha propiciado graves violaciones a los derechos humanos como las ejecuciones arbitrarias, las torturas y desapariciones forzadas de personas. La violencia castrense destruyó la unidad familiar y las redes de solidaridad entre las comunidades; incrementó la violencia y el desorden y profundizó la pobreza, la desigualdad y la injusticia social. Esta masacre incubó la violencia intracomunitaria, desarticulando todos los procesos organizativos y desencadenando una guerra que se focalizó contra los líderes comunitarios, quienes de manera selectiva fueron asesinados.

El caso de la masacre de El Charco se encuentra en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) esperando el informe de fondo. En estos cinco años el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador se ha desentendido de estos hechos atroces que han lastimado la vida y la dignidad de las familias indígenas de Ayutla de los Libres. Varias viudas y sobrevivientes han muerto, y durante este tiempo ninguna autoridad se ha interesado en defender su causa, más bien, siguen olvidadas e invisibilizadas. Son víctimas del racismo y los atracos de las autoridades que abusan de su estado de indefensión.

Las viudas de El Charco son mujeres indígenas honorables con mucha dignidad. Poseen una gran fortaleza espiritual y tienen la fuerza y capacidad para resistir las penurias y mantenerse firmes en su exigencia de justicia.  Han demandado que el gobierno mexicano castigue a los militares por estas atrocidades y que repare de manera integral los daños ocasionados que se han materializado en analfabetismo, desnutrición, enfermedades curables, viviendas derruidas, siembras de hambre, caminos destrozados, violencia delincuencial, trabajo no remunerado, racismo y olvido secular.

Las viudas de El Charco son la dignidad sufriente de un pueblo combativo. Los rostros de las mujeres que sufren, pero que tienen un corazón inquebrantable. Con sus faldas coloridas y sus blusas bordadas escalan las montañas con sus pies desnudos, trabajan en los surcos, cortan y acarrean la leña para sus fogones de tres piedras, sólo cultivan su lengua materna porque el Estado les ha negado el derecho a la educación. Mantienen viva la memoria de sus esposos e hijos, a pesar de que las han confinado a sobrevivir fuera del presupuesto público. Subsisten con lo que sus brazos siembran y cosechan, son el ejemplo de las grandes mujeres que luchan contra un mundo que las oprime y contra la violencia del Ejército que no tiene límites.

Fuente de la información e imagen:  Tlachinollan

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Maestros rurales en riesgo

Por: Gloria Muñoz Ramírez

Los 17 normalistas de Mactumactzá, Chiapas, fueron excarcelados, pero no liberados, al igual que sus 74 compañeras quienes, además, fueron abusadas sexualmente sin que hasta el momento haya ningún responsable tras las rejas por esas agresiones. Fue la presión ejercida por sus compañeros, familiares y colectivos de profesores en diferentes estados lo que los y las puso en las calles, pero tendrán que continuar su proceso jurídico, no podrán participar en actividades políticas y tendrán que acudir a firmar periódicamente, con el riesgo latente de ser reingresados al penal de El Amate, como amenazó la Fiscalía de Chiapas.

Los y las futuras maestras rurales no están en libertad. Lo estarán no sólo cuando los absuelvan de todos los cargos, sino cuando, por fin, logren que el Estado deje de atacarlos y renuncie a tratarlos como delincuentes. Las jornadas de protesta que se iniciaron el 18 de mayo pasado para exigir exámenes presenciales para el alumnado mayoritariamente indígena y rural, no han terminado. No los conoce quien piense que con la represión va a callarlos. Tampoco quien imagine que se van a quedar solos, pues aunque grandes sectores de la sociedad los ignore, se tienen a ellos mismos y, por principios fundamentales, no se abandonan.

Así sucedió en la Normal Rural Carmen Serdán, en Teteles, Puebla, donde el fatídico 43 volvió a imponerse. Fueron 43 estudiantes detenidas en una movilización en la que exigían el esclarecimiento de la muerte de dos compañeras. Fueron liberadas, pero sus familiares desconocen los términos y condiciones de su excarcelamiento.

Las estudiantes de Teteles desmintieron al gobernador de Puebla, Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta, quien las acusó de iniciar las agresiones contra los policías, cuando en realidad hubo excesiva fuerza pública y violentaron sus derechos.

Las normales atacadas insisten en mesas de diálogo. No viene de ellas la violencia, aunque sí la protesta y la exigencia de que se resuelvan sus demandas educativas, tales como que no se reduzca la matrícula de ingreso, porciones alimentarias justas y arreglos a la infraestructura escolar.

Resisten 17 escuelas normales rurales en el país y en todas se siembra el pensamiento crítico, por eso las quieren desaparecer los gobiernos en turno.

desinformémonos.org

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/06/05/opinion/010o1pol
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Denuncian nuevos actos de represión por el Esmad en Bogotá, Colombia

América del Sur/Colombia/04-06-2021/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Estas acciones del Esmad han sido recurrentes en los más de 35 días de movilizaciones y marchas contra el presidente Iván Duque.

Tras la movilizaciones contra el presidente colombiano Iván Duque, en varios sectores de la capital, Bogotá se reportaron en horas de la noche incidentes de represión por parte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) contra los manifestantes.

De acuerdo al reporte de medios alternativos y organizaciones de Derechos Humanos, en las cercanías del Portal Suba, el Esmad hostigó a periodistas y defensores de DD.HH. que se encontraban en el sitio.

Estas acciones del Esmad han sido recurrentes en los más de 30 días de movilizaciones y marchas contra el presidente Iván Duque.

La jornada de violencia del pasado miércoles dejó en la capital colombiana al menos siete heridos, entre los que se encuentra un fotoreportero del medio Colombia Informa.

Según cifras de la La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), el caso del fotoreportero herido se suma al patrón de ataques contra la prensa perpetrados por la fuerza pública que alcanzan 108 agresiones en 34 días de protestas.

En total la FLIP ha registrado 210 agresiones y 243 víctimas durante las manifestaciones de este año.

La empresa de TransMilenio se pronunció esta semana sobre las denuncias de que sus instalaciones han sido usadas por las fuerzas policiales y el Esmad como centro de detención durante las protestas en la capital colombiana.

En respuesta al pedido presentado por el concejal de Bogotá, Diego Cancino en relación a las denuncias, el gerente de TransMilenio, Felipe Ramírez, confirmó que, en Portal de Suba fueron detenidos 4 manifestantes el 19 de mayo, mientras que en Portal Américas se detuvieron a otros 10, entre ellos una mujer entre el 3 y 4 de mayo.

Estas declaraciones generan mayor polémica, pues la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz junto con las organizadoras del Espacio Humanitario Itinerante «Al Calor de la Olla» revelaron que hay información de 1.425 casos de personas heridas por el accionar de la Fuerza Pública.

Desde Justicia y Paz además manifestaron que recibieron información de 20 casos de tortura, de los cuales 8 se encuentran documentados; 12 casos de violencia sexual, 3 de ellos documentados; 16 reportes documentados de lesiones oculares, 2 de ellos con perdidas totales; 68 capturas ilegales, no reportadas ante las autoridades competentes.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/colombia-denuncia-represion-esmad-barrios-bogota-20210604-0004.html

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Colombia: Colombianos completan 31 días de movilizaciones pese a agresiones policiales

América del Sur/Colombia/30-05-2021/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Los colombianos exigen al presidente Duque la desmilitarización de las ciudades y la instauración de una Mesa de Diálogo inclusiva.

Los colombianos volvieron este sábado a movilizarse en todas las regiones del país exigiendo un modelo socioeconómico que combata la desigualdad social y cese la violencia contra los líderes sociales.

Pese a los ya denunciados casos de represión perpetrados por agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y del Ejército Nacional, los ciudadanos volvieron a desplegarse en las calles y con expresiones culturales exigen garantías a la manifestación pacífica.

En esta nueva jornada, en Bogotá (capital) los ciudadanos del Occidente hicieron ollas populares para atender la precaria situación de los vecinos, quienes en tiempos de pandemia y por las políticas del Gobierno de Duque perdieron sus empleos.

Además, en la región del Catatumbo (zona fronteriza con Venezuela) organizaciones campesinas se tomaron la vía denominada Ruta del Sol a la altura de Curumaní, cerrando el acceso y exigiendo seguridad y políticas agrarias reivindicativas.

En ciudades como Medellín y Bucaramanga los estudiantes también salieron a las calles, con pancartas y cánticos le piden al Ejecutivo la desmilitarización en todas las ciudades, así como la instauración de una Mesa de Diálogo.

Por su parte, en Cali los ciudadanos volvieron a las calles y rechazaron la posición del presidente Duque, quien prefirió sostener un encuentro con ciudadanos en el barrio Ciudad Jardín, sitio donde se atacó a tiros a la minga indígena y no con los estudiantes y trabajadores. En medio de su raudo paseo por el centro de la ciudad, los ciudadanos le reclamaban por su vida.

El pasado viernes la zozobra se apoderó de Cali, el secretario de Seguridad aseveró que en la jornada se registraron diez fallecido de forma violenta en la capital del Valle.

Organizaciones de resistencia civil desde la ciudad denunciaron que funcionarios de la Fiscalía local y otros civiles habían disparado contra los manifestantes y asesinaron a dos jóvenes con los cuales se enfrentaron a tiros. Denuncian, de igual manera, que esos civiles actúan con «complicidad de la fuerza pública».

Pese al sombrío panorama, el presidente ordenó desde Cali un mayor despliegue de la fuerza pública, lo que podría avizorar una brutal represión contra los manifestantes, por lo que organizaciones de Derechos Humanos están alertas ante cualquier caso de agresión o desaparición.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/colombia-completan-dias-movilizaciones-agresiones-policiales-20210529-0019.html

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Colombia registra nueva noche de represión por parte del Esmad

América del Sur/Colombia/21-05-2021/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

El partido Comunes aseguró que el presidente Iván Duque tiene miedo de escuchar al pueblo que se enfrenta a su Gobierno por medio de multitudinarias movilizaciones pacíficas.

Al cumplirse 23 días de movilizaciones sociales en rechazo a las políticas neoliberales de Iván Duque, se registraron este miércoles nuevas acciones represivas en varias ciudades de Colombia.

En horas de la noche del miércoles, denunciaron la represión por parte de funcionarios del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) en la ciudad de Popayán, en el departamento del Cauca.

De acuerdo con representantes de Organizaciones de Derechos Humanos, varias personas resultaron heridas como parte de la represión contra los manifestantes.

El incidente se reportó frente a un hospital de Popayán, donde el Esmad lanzó bombas lacrimógenas contra los manifestantes, afectando a enfermos y personal médico del centro asistencial.

Durante la nueva jornada de represión, en la ciudad de Bucaramanga, Santander, estudiantes de la Universidad Industrial solicitaron la creación de un corredor humanitario para el traslado de los heridos.

Los manifestantes aseguraron que en la noche de este miércoles dos tanquetas de la Policía Nacional irrumpieron en la ciudadela universitaria.

En la capital colombiana también reportaron ataques por parte del Esmad contra civiles, que protestaban en el Portal de las Américas.

También se reportaron acciones violentas por parte de las fuerzas policiales en la ciudad de Pasto, Nariño.

La ciudad de Medellín fue otra de las localidades en las que se presentaron actos de represión, dejando decenas de heridos.

El partido Comunes aseguró el miércoles que el presidente Iván Duque tiene miedo de escuchar al pueblo que se enfrenta a su Gobierno por medio de multitudinarias movilizaciones pacíficas.

«Prefiere obligarse a creer que los que están en las calles son personas supuestamente financiadas por gobiernos ‘extranjeros’ y que la movilización es una estratagema de la oposición para desestabilizarlo», subrayó esta fuerza política en un comunicado difundido este miércoles.

Añadió que el gobernante debe entender que existe un estallido social como consecuencia de una enorme desigualdad y una pobreza provocada por su Gobierno y por políticas que son muy solidarias con los poderosos, pero mezquinas con el pueblo trabajador.

Desde el 28 de abril a la fecha 51 personas murieron en Colombia, presuntamente a manos de la fuerza pública, durante las jornadas del Paro Nacional, de acuerdo con el más reciente informe de la Organización No Gubernamental (ONG) Temblores.

Temblores publicó su informe actualizado sobre las cifras de la represión perpetrada por agentes del Esmad y del Ejército contra manifestantes, quienes ya completan 22 días movilizados en Colombia.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/colombia-ciudades-registran-nueva-noche-represion-20210519-0042.html

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Reportan más de 20 casos de agresión sexual a mujeres durante manifestaciones en Colombia

América del Sur/Colombia/16-05-2021/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

De acuerdo a la REDFIC, a los 12 casos de agresión sexual reportados por Temblores en el país, se les suma 14 más registrados en el Suroccidente.

La Red de de Derechos Humanos del Suroccidente de Colombia «Francisco Isaías Cifuentes» (REDFIC), publicó este sábado un informe que detalla los casos de agresión sexual contra las mujeres en el marco de las constantes denuncias de represión de la fuerza pública contra los manifestantes en Colombia.

En el documento, la Red de Derechos Humanos asevera que desde el 28 de abril hasta el 14 de mayo la región del Suroccidente registra 11 casos de agresión sexual contra mujeres en el departamento del Valle del Cauca y tres más en la ciudad de Popayán (departamento del Cauca), por lo que la cifra de 12 de la ONG Temblores, aumenta a 26 casos a nivel nacional.

«No obstante, es indispensable señalar que, desde el 28 de abril hasta el 13 de mayo, hemos podido registrar en la REDFIC que de un total de – Informe Especial 2021 de 209 personas capturas, 52 han sido mujeres, otras 19 han resultado heridas y 15 aún continúan desaparecidas», detalla el informe.

El documento revela que organizaciones feministas han denunciado a miembros de la Policía que amedrentan a las mujeres que participan en las marchas con acciones como tocamientos sexuales, acto sexual abusivo, insultos, acceso carnal violento, tratos crueles y degradantes

«Las mujeres y los cuerpos feminizados padecen otras múltiples violaciones de DD.HH. en razón de la identidad de género y de sus prácticas sexuales que, sin embargo, difícilmente son registradas. Esto sucede, precisamente porque otro aspecto de esta violencia policial expresada en prácticas e imaginarios machistas, niega y violenta de manera específica la existencia de personas con sexualidades y géneros diversas», acota la Red Isaías Cifuentes.

Frente a los hechos suscitados, la REDFIC aclara que no solamente las mujeres son víctimas de la violencia policial, sino también adolescentes que participan masivamente en las concentraciones contra las políticas de Iván Duque, «esta violencia policial es diferencial y golpea de manera específica a mujeres, niñas, niños y personas en diversidades de sexo y género, invisibilizadas», añaden.

Pese a los casos de represión perpetrados por agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios y miembros del Ejército, los colombianos completan 18 días movilizados en todas la regiones exigiendo un cambio de modelo sociopolítico, el cual permita cesar la violencia y disminuir la profunda desigualdad social.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/colombia-reportan-mas-casos-agresion-sexual-mujeres-manifestaciones-20210515-0019.html

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Guardia Indígena: Dignidad y solidaridad

Por: Raúl Zibechi

La Guardia Indígena de los pueblos originarios del Cauca, sur de Colombia, es una de las más importantes creaciones de los movimientos emancipatorios de nuestro continente. La comenzamos a ver en torno al año 2000, cuando los resguardos indígenas del Cauca eran escenario de una guerra que los nasa, misak, totoroes, coconucos y otros pueblos de la región rechazaron de forma tajante.

Las y los Guardias son nombrados por las asambleas comunitarias que pueden removerlos si constatan comportamientos no adecuados. Como señala la Comisión de la Verdad, la Guardia “es una forma de organización ancestral de los pueblos indígenas de protección colectiva no violenta”. Su tarea es la defensa del territorio, la autonomía y la cultura, y procuran defender el plan de vida de los pueblos.

Según el CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca) la guardia la integran “los niños, niñas, mujeres, hombres, autoridades espirituales y culturales que están en constante contacto con la defensa de la cultura, la vida, el territorio y la autonomía”. En ocasiones son familias enteras las que integran la Guardia.

El signo distintito es el bastón de mando que simboliza el mandato de las comunidades y el ejercicio de derecho propio, y la pañoleta verde y roja. Tallado en madera de chonta, el bastón está adornado con cintas de cuatro colores: verde es la naturaleza, rojo por la sangre de los antepasados, azul por el agua y negro por la tierra. A nivel nacional, porque la Guardia ha sido adoptada por los 115 pueblos indígenas de Colombia, las diversas cosmovisiones le imprimen sus propias simbologías.

La presencia femenina es muy importante y pueden verse compañeras trabajando como coordinaras de Guardias. Defienden el cuidado y no la explotación de la tierra, por lo que se oponen a las multinacionales que se quieren instalar en sus territorios, en particular con minería a cielo abierto.

Estos días cientos de Guardias Indígenas han llegado hasta Cali porque, como dicen los pueblos del Cauca, “somos diferentes, pero no indiferentes”. La Guardia fue a Cali no sólo a manifestarse sino a apoyar a los barrios más golpeados por la represión en el marco del paro nacional, a pedido de varios estudiantes y vecinos movilizados.

“Muchos creen que si nos matan o nos disparan nos van a doblegar o nos harán retroceder. Es lo contrario, nos llenamos de coraje y eso nos da fuerza”, dijo Harold Secué, consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN). El domingo pasado, varias camionetas de alta gama con vidrios polarizados, atacaron a balazos a la Minga con apoyo de la policía. Pese a los 14 heridos, algunos de gravedad, las comuneras no retrocedieron y persiguieron a los atacantes, sin armas, sólo con su digna rabia.

El periodista de Pacifista, Nicolás Sánchez, le pregunta a Secué: “¿Cómo hacen para enfrentarse a hombres armados y hacer que salgan corriendo?”.

La respuesta fue muy clara: “A los jóvenes indignados de este país ya no les importa incluso su vida. Ellos tendrán armas y municiones, pero la dignidad del pueblo es tan fuerte y tan grande que deciden enfrentarlos. La gente se llena de valor”.

“Nuestra lucha es con el pensamiento, pero debemos defendernos y nos corresponde enfrentar este modelo que nos está acabando, porque la violencia del Estado nos ha matado más que la pandemia”, dijo Secué.

Lo cierto es que los jóvenes movilizados le pidieron a la Minga, por primera vez, que fuera a Cali a apoyarlos porque los están matando. Y ahí decidieron irse a la ciudad, en sus chivas (autobuses abiertos) repletas de varones, mujeres, niños y niñas. La violencia racista de habitantes de barrios ricos que se denominan “ciudadanos”, no ha hecho más que mostrar la miseria ética del capitalismo.

La experiencia y el reconocimiento de la Guardia Indígena motivó que otros sectores se organizaran. Ya existen las Guardias Cimarronas de los pueblos negros y las Guardias Campesinas, pero lo más novedoso es que durante estos días de paro nacional los jóvenes urbanos comienzan a reflexionar sobre la necesidad de organizarse como Guardias en las ciudades y en los barrios. La derecha y los ricos no sólo cuentan con su policía y sus fuerzas armadas, han salido a la calle armados en varias ciudades. En Pereira atacaron con armas a los manifestantes.

Creo que los pueblos originarios están marcando un rumbo: recuperar/liberar tierras, tumbar monumentos de conquistadores y monocultivos de caña, para construir otros mundos y defenderlos en comunidad.

Tal vez con los años concluyamos que la gran victoria de este paro que lleva 12 días, no será el cambio de gobierno sino la extensión de la organización de las Guardias a las periferias urbanas, allí donde los jóvenes no tienen futuro en este sistema y, por lo tanto, deben construirlo, abriendo brecha, con organización como enseñan los pueblos.

Dejen protestas, pide Duque a indígenas

Fuente e imagen: desinformemonos

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