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El privilegio de vivir

Por: Carolina Vásquez Araya
Rodeados de maldad y violencia, quisiéramos refugiarnos en el limbo del no saber.

Más de una vez me han criticado por exhibir y denunciar la violencia en mis redes sociales y más de una vez he visto cómo el afán de no saber, modera y neutraliza el impulso natural de las personas sumergiéndolas en una aceptación muda de lo inaceptable, en un silencio ominoso capaz de sepultar su instinto de supervivencia como si el horror del crimen impune fuera una maldición inevitable, impuesta por alguna fuerza superior.

La exhibición de la realidad no es el juego irresponsable de periodistas y comunicadores sensacionalistas. Cuando ponemos la violencia frente a la sociedad –esa que nos acecha a cualquier hora del día sin haber mediado provocación alguna- es para poner el tema en el tapete, esculcarlo y desmenuzar sus diversas manifestaciones con el fin de despertar la conciencia ciudadana y sacudir esa manera tan particular de evadir el bulto a la que todos nos hemos adaptado.

La necesidad de aislarnos del entorno para encontrar un pequeño espacio de felicidad y realización personal no nos excusa de nuestra responsabilidad ciudadana ante la catástrofe humanitaria en la cual estamos inmersos, ni nos libera del papel de guardianes de un entorno en constante degradación. Las precarias condiciones de vida de la inmensa mayoría de seres humanos, los menos privilegiados, no responden a un proceso natural condicionado por su capacidad reproductiva como algunos pretenden justificar, sino a estrategias muy bien elaboradas para hacer de esas grandes masas un recurso de mano de obra barata incapacitada para rebelarse y exigir derechos.

En nuestro planeta nada ha sido casual ni producto de procesos naturales. Pequeños círculos de poder político y financiero han provocado las peores catástrofes ambientales de manera intencional con el único fin de aumentar su riqueza, llevando a regiones enteras a un estado irreversible de degradación, matando toda posibilidad de renovación en enormes territorios explotados hasta el límite con el propósito de extraer sus tesoros.

La maquinaria financiera mundial se ha blindado de tal modo que sus instituciones se han vuelto intocables y manejan el poder de llevar a la quiebra o empeñar los recursos de las naciones más débiles con un simple acuerdo, una sanción, una deuda impaga. Esa estructura perversa se consolida en el tiempo quitándole la sangre y las oportunidades a los sectores más desprotegidos a nivel global, propiciando conflictos bélicos sobre pretextos inexistentes o basados en más explotación, más riqueza para sus arcas, más proliferación de armas en manos de dictadores amparados por el gran capital.

Si tuviéramos la voluntad de abrir los ojos y ver, se produciría un cambio de perspectiva desde el ámbito personal con el potencial de sacar de su modorra a una ciudadanía capaz de promover una transformación de la polaridad y un retorno al camino de la democracia. Estamos rodeados de secretos de Estado, del ocultamiento de asuntos de interés público y de mentiras oficiales; pero no hay un contrapeso ciudadano capaz de romper esa distorsionada forma de ejercer el poder. Esto sucede porque no queremos saber para tener la libertad de disfrutar una realidad propia, íntima y ferozmente resguardada. No importa si afuera de ese ámbito personal se viola, se asesina y se acaba con los sueños de otros menos afortunados.

El privilegio de vivir no es gratuito, estamos encadenados a un sistema y ese sistema está integrado por otros como nosotros, con sueños similares y similares formas de concretarlos. Esa es una razón poderosa para unir esfuerzos y visión de futuro; para derribar los muros que nos separan.

*Fuente:  www.rebelion.org

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Bullying.

América del Sur/Bolivia/07.03.2017/Autor y Fuente:http://correodelsur.com/

El acoso escolar campea en los recintos educativos fiscales y particulares. De acuerdo con un estudio realizado en julio de 2014 por el Ministerio de Educación en 252 unidades educativas rurales y urbanas de Bolivia, cinco de cada 10 estudiantes han sido víctimas de algún tipo de violencia dentro de la comunidad educativa. Es un mal que los alumnos deben aprender a enfrentar, con el apoyo de los padres, maestros y la sociedad.

La investigación se hizo a través de encuestas aplicadas a 25.040 estudiantes, de los niveles inicial, primaria y secundaria, además de maestros y padres de familia.

En otro estudio, la UNICEF se refiere a la realidad en América Latina y destaca, entre otros aspectos, que la violencia entre los estudiantes parece estar aumentando en la región, ya que entre el 50 y el 70% han sido testigos de actos de bullying. Señala que este fenómeno ocurre en las escuelas públicas y privadas, pero las formas más sofisticadas de acoso, que son la humillación y la exclusión, predominan en las privadas.

“En Bolivia no se cuenta con datos estadísticos actuales y globales sobre esta temática, pero en otros países como Colombia o España se observó que la distribución es similar, con una leve predominancia de los hombres”, informa el psicólogo clínico y educativo Iván Salinas.

ECOS conversó con varios estudiantes de los niveles primaria y secundaria de distintos colegios y todos siempre identifican a un agresor o un grupo de agresores en su curso, ya sean hombres o mujeres. Dicen que estos molestan durante todo el año a los demás, especialmente a determinados compañeros.

Pese a esto, son contados los casos que llegan en forma de denuncia a las Direcciones Distritales de Educación; la gran mayoría de las víctimas y los testigos prefiere el silencio y los hechos quedan sin sanción.

Fuera de entrevista, funcionarios de las Direcciones Departamentales de Educación de Chuquisaca y Potosí coinciden en indicar que el acoso escolar está presente tanto en recintos fiscales como privados. También en advertir situaciones de discriminación entre compañeros por razones de estatus o posición económica.

En algunos casos, los directores se vieron obligados a expulsar del colegio a los agresores.

Un problema frecuente

Salinas explica que el término anglosajón “bullying” se traduce como “acoso escolar” y es un problema muy frecuente en las escuelas y→ →colegios. Al respecto, hay tres personajes que interactúan en una serie de situaciones violentas: un agresor o grupo de agresores (en estos suele haber un líder), una víctima y un público.

En muchos casos, las acciones que violan la integridad física, psicológica o social de la víctima son constantes y el público refuerza esta situación con risas, burlas u otro tipo de comportamiento, empeorando el daño de la víctima.

Los agresores por lo general gozan de algún tipo de ventaja sobre sus víctimas; puede ser física, social, intelectual, económica, de popularidad o de otro tipo. Además, el acoso escolar no distingue género: hombres y mujeres pueden estar involucrados en este tipo de hechos.

“Una persona puede encontrarse en cualquiera de los tres roles: ser víctima, agresor o público, puesto que la dinámica de las relaciones sociales en las escuelas es cambiante y depende mucho del contexto. No se puede hablar de acoso escolar si el episodio violento se da en una sola ocasión o es producto de otro tipo de circunstancias que no reflejen una relación de desigualdad y un abuso de la misma”, aclara Salinas. •

¿Es violencia escolar o violencia social?

Se denomina ‘violencia escolar’ porque la escuela suele ser el contexto de las principales relaciones sociales entre niños y adolescentes; sin embargo, no se debe olvidar que la escuela es un espacio donde no solo se va a aprender sobre aspectos académicos, sino también cómo uno puede relacionarse con los demás. “Aunque muy a menudo padres y profesores pierden de vista esta perspectiva”, señala el psicólogo clínico y educativo Iván Salinas.

¿Cómo actúan los acosadores en las escuelas o colegios?

“No existe un perfil único de acosador; en realidad, cualquier persona puede involucrarse en este rol. De hecho, es muy probable que una eventual víctima se convierta en acosador en algún momento. Sin embargo, la persona que ejerce acoso lo hace en situaciones que no son evidentes para los profesores o el personal de las unidades educativas y, además, suele justificar su comportamiento con la conducta de la víctima, diciendo por ejemplo: “por qué no se defiende” o “es un mimado”. Rara vez asume abiertamente la responsabilidad de sus actos.

El acoso, ¿cómo afecta la vida de la víctima?

No todas las víctimas reaccionan de la misma manera. Depende de su personalidad, las habilidades para controlar sus emociones, presencia o ausencia de otros grupos asociativos o el grado de apoyo y sobreprotección por parte de los padres, entre otros.

Sin embargo, a menudo el acoso escolar produce desajustes emocionales y conductuales que, dependiendo de los factores mencionados, pueden ser más o menos importantes en su vida. De todas maneras, es necesario indagar sobre el ambiente escolar de los hijos.

¿Es aconsejable que la víctima se cambie de colegio?

Lo primero que debe hacer la víctima es hablar sobre lo que le pasa con alguien de confianza. Si la unidad educativa cuenta con un psicólogo, es la persona más indicada. También conviene que lo converse con un adulto de su entorno cercano.

Salinas dice que el cambio de colegio debería ser la última opción contemplada; para ello, debe haber un problema crónico, es decir, tomar en cuenta el tiempo que lleva la víctima en esa dinámica y considerar los intentos de solución.

“Los programas más exitosos en el acoso escolar se centran en intervenciones que apuntan a la conciliación y trabajan con los tres involucrados en acoso escolar (víctima, agresor y público), dando especial énfasis a la intervención con el público. Un ejemplo de este tipo de intervenciones es el programa KIVA, creado en Europa; para este tipo de intervenciones se debe validar la presencia de profesionales que formen a estudiantes y docentes al respecto”, añade el profesional consultado por ECOS.

¿Cómo apoyar a las víctimas de acoso escolar?

Según el experto, es recomendable permitir el desahogo emocional de las víctimas y brindarles apoyo sin caer en sobreproteccionismos o inversión de roles. Si se procura beneficiar excesivamente a la víctima, se pueden enviar mensajes equivocados a los niños y jóvenes. Lo ideal es prevenir generando un ambiente en el que se fomente la tolerancia y el respeto, con reglas claras, sanciones coherentes y consistentes, que se cumplan sin excepción para los buenos y malos comportamientos.

Lo ideal es que en esta tarea participe toda la comunidad. Pero para ello se debe modificar las estructuras típicas del funcionamiento escolar, como la cantidad de estudiantes por aula, los horarios para las reuniones y la asignación de personal que se dedique de manera constante a estos temas.

Para relativizar un comportamiento agresivo es importante que todas las personas hablen en los mismos términos. Los adultos deben tener un discurso coherente entre ellos y promover el respeto como valor constante a lo largo de la educación de los niños y adolescentes.

¿Cómo actúan los maestros frente al acoso escolar?

De acuerdo a las características del ambiente escolar, como el número de estudiantes, la saturación de horas o el desgaste laboral, a veces ocurre que los maestros no pueden dar una respuesta inmediata a la situación. Por esta razón se requiere de un cambio importante en las políticas educativas, que deberían enfocarse en reducir la masificación de los procesos educativos.

En otras ocasiones, los estudiantes agresores son muy hábiles para que no los descubran. Entretanto, muchos profesores tratan de generar ambientes de tolerancia y respeto entre los alumnos a su cargo. “La motivación interna de cada docente y el reconocimiento a la labor que desempeñan suelen ser factores de mucha importancia para determinar las posibles reacciones, ya sean de respuestas coherentes o de apatía ante el acoso escolar”, sostiene el psicólogo.

“Probablemente el acoso escolar sea un reflejo de lo violenta que es nuestra forma de vivir; del estrés y los problemas sociales en nuestra vida. Por eso, en lugar de cuestionar a la institución educativa debemos cuestionar la manera cotidiana en que vivimos y resolvemos nuestros problemas con las personas”, finaliza Salinas.

Tipos de acoso

Es muy improbable que el acoso escolar se manifieste de una sola manera. Suele empezar con una agresión psicológica-moral o social.

Físico: En el que hay agresiones físicas como golpes o daños específicos a bienes del estudiante.

Psicológico-moral: Se producen agresiones que mellan la dignidad emocional y moral de la persona, como burlas, apodos y humillaciones.

Social: Se minan las relaciones de una persona. Por ejemplo, la dejan sin amistades, todo el grupo deja de hablar con la víctima, o se inventan rumores que afectan su dignidad.

Ciberbullying: Es una forma más solapada de agresión, puesto que se produce de manera virtual mediante publicaciones degradantes en diferentes tipos de redes sociales como Facebook, Whatsapp, Snapchat, Twitter o aplicaciones similares.

Señales de que un alumno está sufriendo acoso escolar

No quiere ir a la escuela, se pone de mal humor y no le interesan los temas académicos.

Se niega a participar en actividades sociales típicas de su edad.

Se niega a hablar sobre los sucesos ocurridos en la escuela.

Tiene baja autoestima en temas sociales, dice que no es bueno para hacer amistades o que siempre comete torpezas.

Tiene síntomas de ansiedad o depresión, problemas para dormir, pesadillas y puede presentar enuresis (hacerse pis).

Alteraciones del apetito (deja de comer o come mucho más de lo habitual).

Se queja de dolores o molestias corporales (dolor de cabeza, espalda, estómago o nauseas), especialmente cuando se avecinan los lunes.

Es irritable y tiende a aislarse.

Consejos para padres

Muchas veces el comportamiento de su hijo en el colegio no es el mismo en casa; cuénteles sobre cuando eran estudiantes.

Presten atención a los nombres de los compañeros de su hijo y cómo se comportan.

Enséñenle a su hijo a reconocer cuándo es prudente defenderse hablando y cuándo es mejor ignorar lo que sucede.

Eviten ser sobreprotectores y actúen demostrando constantemente confianza en la capacidad de su hijo.

Si su hijo les comenta sobre hechos de violencia en su curso, escuchen antes de actuar, eviten las acciones precipitadas.

Pidan asesoría si se enteran de la posibilidad de que su hijo sea una víctima.

No se precipiten en castigar a su hijo si es acusado de agresiones, traten de ser coherentes.

Consejos para niños y adolescentes

Si alguien te molesta, no es tu culpa. Y si insiste, habla con un adulto de tu confianza al respecto; no es malo quejarse.

Siempre trata de resolver la situación hablando. Reconoce que a veces una burla “inofensiva” puede lastimar a otros.

Si te sientes mal por cosas que ocurren en tu casa o en el colegio, busca conversar con alguien.

Aprende a no reírte si alguien se burla de otros. El respeto es la base de la convivencia.

Para profesores

Fomenten espacios de tolerancia y respeto estableciendo reglas simples, claras y que se puedan cumplir.

Den espacios para hablar acerca de cómo se viven las relaciones entre los alumnos en el curso.

Traten de hablar siempre en privado con los estudiantes cuando cometan una falta.

No es malo pedir consejo si no se sabe cómo manejar una situación así.

Testimonio de un padre conmovido

Roberto (nombre ficticio) es un muchacho que dentro de poco cumplirá 20 años. Su familia y él mismo están contentos porque logró ingresar a la Universidad, después de haber perdido el año en dos oportunidades cuando estaba en primero de secundaria.

En 2010, la familia de Roberto se radicó en Sucre por una situación laboral de su padre; hasta entonces, él nunca había tenido problemas en el colegio: era un estudiante dedicado y buen deportista que también tocaba la guitarra y aprendía a hablar inglés, por lo que gozaba de cierta popularidad entre sus pares. Sin embargo, ese año, los cambios propios de la adolescencia hicieron mella en él.

Ingresó a estudiar a un colegio privado de Sucre y desde el primer día de clases, según cuenta su padre, fue el blanco de burla de cuatro compañeros.

Este es su relato emocionado de su padre para ECOS:

“Le hicieron la vida imposible a mi hijo, especialmente dos de ellos; los otros dos les seguían la corriente en todo. Cuando aparecía mi hijo, se reían de él delante quien sea, le criticaban su ropa, sus lentes, su bigote…; le pusieron un apodo muy humillante, cada vez le empujaban o le trancaban el paso, le quitaron toda la moral y las ganas de estudiar.

Hablé con los padres de los changos, que, en vez de hacer algo por reflexionar a sus hijos, más bien se alteraron diciendo que mi hijo exageraba las cosas y que tampoco no era ningún santito; tuvimos muchos conflictos.

También hablé con sus profesores, con la directora del colegio… Pese a que mostraron toda la predisposición para arreglar la situación, al final no hicieron nada.

Mi hijo perdió el año por sus bajas calificaciones. No quería ir al colegio, apenas comía, dormía mal, había perdido el interés por todo.

Al siguiente año opté por cambiarlo de colegio; aun así, continuó mal en sus estudios. Los profesores dijeron que si seguía así, perdería el año y así fue.

Finalmente aceptó ir al psicólogo; eso le ayudó mucho en su vida, le devolvió el entusiasmo y las ganas de vivir. Poco a poco mejoró sus notas y este año nos dio, a su mamá y a mí, la satisfacción de aprobar el ingreso a la Universidad. Estamos orgullosos por eso. Perdió dos años, pero no por su culpa, sino por culpa de cuatro mequetrefes, de los que sé, no solo han dañado a mi hijo sino a otros chicos más”.

Fuente:http://correodelsur.com/ecos/20170219_bullying.html

Imagen:http://correodelsur.com/img/notas/20170219/nota54367_imagen0_x5.jpg

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El Salvador: Pronunciamiento publico del Consejo Académico de la ANSP y de IES-ANSP

Por: ANSP, IES-ANSP. 19/11/2016

La eficacia y determinación del Gobierno de la República en la persecución y combate de la criminalidad organizada y no organizada han dado la pauta para que las estructuras criminales ejecuten acciones orientadas al asesinato de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y de miembros de la Fuerza Armada.

Estas acciones atentan contra la vida de quienes tienen como misión proteger a la sociedad de criminales que se han organizado para causar daño a sus semejantes, lucrándose del dolor de los demás.

Causan estupor e indignación las noticias que informan, cada vez más regularmente, de los cobardes asesinatos de hombres y mujeres de bien – pues eso son los agentes de la PNC y los soldados de la Fuerza Armada que cuidan día a día a las familias de El Salvador- por obra de criminales sin escrúpulos y de bajos instintos que no conocen límites para sus acciones de terror criminal.

El Consejo Académico de la ANSP y del IES-ANSP condena de la forma más enérgica y absoluta esas acciones de terror criminal que, además de golpear a la población, ahora se dirigen en contra de la corporación policial y la Fuerza Armada.

Este Consejo Académico se siente consternado por cada una de esas muertes violentas. Son algo intolerable que, bajo ningún concepto, deben quedar sin la investigación y el castigo correspondientes. De igual manera se solidariza con las familias que han sufrido la pérdida irreparable de sus hijas e hijos y les agradece por haber dado a El Salvador a unos verdaderos patriotas y héroes.

Debemos honrar su memoria y mantener vivo su recuerdo. Y que su muerte en cumplimiento del deber sirva de aliento a sus compañeros policías que han sido debidamente formados y capacitados para enfrentar cualquier amenaza criminal, y para no ceder en la lucha contra estructuras criminales que asumen que con sus acciones de terror van a doblegar a la sociedad y al Estado. salvador3logos

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Abusos, racismo, venganza y muerte: el rompecabezas de la violencia en Estados Unidos

América del norte / Estados Unidos / 10 de julio de 2016 / Por Gabriela Esquivada de Infoabe.com

 

El asesinato de cinco policías blancos de Dallas a manos de un afroamericano veterano de la guerra de Afganistán, días después del homicidio injustificado de dos afroamericanos por sendos policías blancos, comprobó el sentido de un dicho común en el idioma inglés: two wrongs don’t make a right, la suma de dos actos malos no da por resultado un acto bueno.

«En Dallas una persona enojada por lo que él percibió como una injusticia cometió actos criminales», dijo a Infobae Ken E. Williams, un policía retirado experto en los temas del uso de la fuerza pública y la reforma policial. «No se puede creer que si uno asume la violencia, si uno se convierte en un criminal, no puede recuperar su credibilidad. Eso no es justicia, en absoluto».

Es en realidad un rompecabezas, como definió Valerie Adams-Bass, parte de la Curry School of Education en la Universidad de Virginia. Un rompecabezas con piezas como una historia trágica de racismo, un problema de violencia armada de nivel nacional, la existencia real del crimen y el abuso policial no menos verdadero.

«Hay personas que hablan de la violencia porque el delito existe, pero el delito en las comunidades está asociado a los altos niveles de desempleo y de analfabetismo», dijo la experta. «En cuanto al racismo, nuestro país tiene una larga historia, y una herencia que se aloja en nuestros prejuicios, nuestra educación y también nuestro sistema judicial. Se ve en los niveles de encarcelamiento, abuso y muerte de afroamericanos, en comparación con, por ejemplo, los blancos. El problema es una especie de rompecabezas que causa frustración y enojo, algo que no da a las comunidades la posibilidad de cerrar el trauma».

—¿Y con respecto al accionar policial?

—Si se mira el rompecabezas en su conjunto, para que el país pueda seguir adelante, veremos que quizá no se trata de abuso en la aplicación de la ley, sino en el modo en que los oficiales son entrenados y en los estereotipos raciales negativos que influyen en sus encuentros con las personas negras.

Con el perpetrador, a quien los oficiales volaron con un robot-bomba detonado a distancia, la tensión racial combinada con la violencia armada causó seis muertos más, y otros siete heridos en el ataque contra los policías. Y del mismo modo que el asesinato de los policías Rafael Ramos y Wenjian Liu en 2014 no cambió el hecho horroroso de la muerte del vendedor callejero negro Eric Garner por un policía blanco, las balas deMicah Xavier Johnson no se acercan al concepto de justicia por los asesinatos de Alton Sterling y Philando Castile, por los cuales se realizó la manifestación en Dallas.

Las muertes de Alton Sterling y Philando Castile fueron los últimos abusos policiales que despertaron las protestas.
Las muertes de Alton Sterling y Philando Castile fueron los últimos abusos policiales que despertaron las protestas.

Problema antiguo, tecnología nueva

Desde el surgimiento del movimiento Black Lives Matters (Las vidas negras importan) en 2014, se ha generado una mayor atención pública a una tragedia que, en realidad, no es reciente. La historia del racismo en los Estados Unidos es profunda y sus traumas impregnan innumerables capas de la sociedad, desde las autoridades a los niños de kindergarten.

«Ahora es guerra«, tuiteó —y prontó borró— el comentarista político y ex representante republicano por Illinois Joe Walsh. «Cuidado, Obama. Cuidado, basura de Black Lives Matter. Los verdaderos Estados Unidos van a por ustedes». Y —declaró el jefe de la policía de Dallas, David Brown—, Johnson dijo que se sentía molesto por los acontecimientos de Baton Rouge, Louisiana, y Saint Paul, Minnesota, y que quería matar uniformados blancos.

«Lo que ha aumentado no es la violencia sino la conciencia que las personas tienen del problema«, dijo la académica para establecer un contexto en lo que parece una escalada pero no lo es. «La agresión a los hombres negros no es novedosa: esto ha sucedido de diferentes maneras en la historia de los Estados Unidos».

—¿Qué ha cambiado?

—Hoy tenemos tecnología: los casos que antes quedaban en las comunidades negras, como una acción brutal contra un miembro de la familia, o su abuso o su muerte a manos de un oficial de la policía —en síntesis, casos que no eran de alto perfil—, hoy reciben atención. Casi todo el mundo tiene un teléfono celular con cámara. Y las redes sociales son un canal que permiten que las situaciones se hagan públicas. Y también somos conscientes de los peligros de la estigmatización.

—¿A saber?

—Creo que también hay miedo al prejuicio cultural, a los estereotipos que provocan la pregunta sobre qué hizo la víctima para instigar a que un oficial de la policía le disparase. Los medios estereotipan a los hombres negros como iracundos, violentos, y afectan la percepción de las personas —y los oficiales— que luego entran en contacto real con ellos.

Hoy tenemos tecnología: los casos que antes quedaban en las comunidades negras, hoy reciben atención. Casi todo el mundo tiene un teléfono celular con cámara.

Las personas de carne y hueso no responden a esa imagen del prejuicio negativo. Williams brindó un ejemplo: «Vi gente que participaba de la marcha del movimiento Black Lives Matter que huían de los tiros y contaban a la prensa lo que habían visto, y estaban en shock, y estaban preocupados por la pérdida de vidas policiales también. El odio siempre va a ser malo, pero la falta de compasión es todavía peor. Porque eso es el caos, y el desorden, y nada bueno puede surgir de allí».

Los manifestantes repudiaron las muertes de Alton Sterling y Philando Castile. Luego estalló la locura (Reuters)
Los manifestantes repudiaron las muertes de Alton Sterling y Philando Castile. Luego estalló la locura (Reuters)

La desigualdad ante la ley

«Los afroamericanos se sienten frustrados con el sistema judicial», siguió Adams-Bass. «Los entristece y los enoja la muerte repetida de hombres, mujeres y niños negros que sucede sin condenas».

Para Williams, quien también trabaja en revertir sentencias equivocadas —por las cuales muchas personas, mayoritariamente negras y/o pobres, recibieron condenas por delitos que no cometieron—, las fallas del sistema judicial no son nuevas y contribuyen al problema. «Tenemos una representación excesiva de los afroamericanos en la población encarcelada. Y cuando se encarcela a una persona se afecta a una familia y a una comunidad».

—¿De qué modo?

—Si uno de cada tres hombres de la comunidad negra va a la cárcel, las familias resultan devastadas, reducidas al ingreso único de la madre y con los niños obligados a crecer sin padre. El hombre, a su vez, queda estigmatizado porque cuando sale libre y va a buscar un trabajo tiene un antecedente penal. Y al mismo tiempo se disminuye la seguridad de las comunidades porque una vez que se desestabilizan las familias se crea un potencial mayor para el delito. Es un ciclo muy malo.

La profesora de la Universidad de Virgina cree que se a acumulado la tensión a lo largo de los últimos cinco años. «Caso tras caso se ha generado una frustración porque la gente percibe una falta de debido proceso con quienes han sido victimizados por la brutalidad policial. Y los policías se han convertido en víctimas, pero utilizar la violencia como plataforma para provocar un cambio no es la mejor forma de lograrlo».

—¿A qué se atribuye esa falta de debido proceso con las minorías, en este caso los afroamericanos?

—En los Estados Unidos tenemos una historia de racismo, y también el hábito de soslayar el trauma que han experimentado las comunidades negras. El trauma repetido por distintos actores sociales de distintas maneras se da en este caso por los actos de los oficiales de policía. Eso deja una percepción de falta de justicia, una aplicación desigual de la ley a diferentes personas.

Un caso capital en la saturación pública de ese sentimiento fue, para la experta, del de Treyvor Martin, asesinado por el vigilante (un miembro de una patrulla armada vecinal) George Zimmerman, quien no fue condendo por eso.

«Pensemos en el perfil de este muchacho que vivía en un barrio cerrado, que visitaba a su padre, que no tenía antecedentes penales… era un adolescente promedio. Creo que su perfil como víctima es lo que instigó los orígenes de este movimiento».

—¿Por qué?

—Toda la comunidad se vio afectada: Treyvor Martin era un adolescente como cualquiera, que resultó ser afroamericano. Eso es lo que conmovió: ese adolescente promedio podía ser yo, mi hijo, mi hermano, porque hoy existe una generación más joven con menos paciencia y menos tolerancia. Son más pragmáticos y tienen la tecnología y las redes sociales a mano. Esa juventud ha impulsado el movimiento Black Lives Matter.

Una oficial de policía en la noche de Dallas en la que murieron cinco de sus compañeros (AP)
Una oficial de policía en la noche de Dallas en la que murieron cinco de sus compañeros (AP)

El crimen de la portación de aspecto

Durante 2015 los jóvenes negros tuvieron nueve veces más probabilidades que cualquier otro grupo estadounidense de morir por fuego policial, según una investigación de The Guardian. Ellos, entre los 15 y los 34 años, son el 2% de la población del país, pero representan más del 15% de todas las muertes causadas por las autoridades que se registraron.

Según el diario británico, en total la gente negra fue asesinada dos veces más que la blanca, la hispana y la nativa. Uno de cada 4 afroamericanos muertos por balas policiales no tenían armas.

Durante 2015 los jóvenes negros tuvieron nueve veces más probabilidades que cualquier otro grupo estadounidense de morir por fuego policial

Williams observó la cuestión de una manera global. «En el país tenemos un problema de violencia armada, y los policías son ciudadanos de esta nación, al igual que las personas asesinadas por ellos. Cualquier violencia va a ser mala para la sociedad, en particular la violencia armada. Las armas se han usado largamente para controlar a las personas y los policías usan las armas si es necesario, si perciben una amenaza. Y pueden usar fuerza mortal».

Otro aspecto general, desde la perspectiva de la experta de la Universidad de Virginia, se halla en los medios. Cuando The Drudge Report —un medioonline poderoso y vocero de una derecha intolerante— tituló «Black Lives Kill» («Las vidas negras matan») o el diario sensacinalista The New York Post eligió «Civil War» («Guerra de Secesión») no sólo renunciaron a la seridad informativa, ni tuvieron el menor impacto en la profesión policial.

«Esos titulares son mecanismos decisivos que se emplean para instigar miedo y reforzar las percepciones negativas sobre la gente negra», dijo Adams-Bass. «Refuerzan los estereotipos y para algunos justifican los homicidios trágicos y la fuerza excesiva cuyo uso contra la gente negra se ha documentado. El racismo sigue influyendo las interacciones sociales y los intercambios interraciales en los Estados Unidos».

—¿De qué modo?

—Los retratos que la televisión ofrece de los afroamericanos son negativos, de modo tal que cuando alguien blanco —un policía blanco— se relaciona con ellos en persona no tiene una idea verdadera de los varones negros, las mujeres negras, las familias negras, las comunidades negras. No lo ve como el ser humano que es sino como el temor que representa debido al estereotipo que los muestra, por ejemplo, como peligrosos o predadores. Recordemos que hubo momentos de la historia de nuestro país en el que no se los consideraba humanos.

Un oficial de policía durante la protesta de Dallas (Reuters)
Un oficial de policía durante la protesta de Dallas (Reuters)

Del trauma de la esclavitud a Dallas

Como ex oficial de la policía, Williams encontró «elementos raros» en el comportamiento de los oficiales en los casos de Sterling y Castile; actos que no cumplen el protocolo de seguridad, por ejemplo, con que un policía se debe acercar a un sospechoso, o respuestas apresuradas.

Sin embargo, coincidió con la académica en la necesidad de aplicar un enfoque histórico: «Es un problema antiguo. Si no vamos al comienzo mismo no podemos ver cómo se originó el problema, ni saber si ha mejorado o empeorado».

—¿Cuál sería ese origen?

—Contra su voluntad y bajo la amenaza de un arma la gente negra fue forzada a una posición de servidumbre. Ese es el origen del control del orden en los Estados Unidos. La ley sobre milicias de 1792 decía que cualquier varón blanco de entre 18 y 45 años debía portar armas, realizar tareas de patrullaje y evitar insurrecciones de las personas negras. El uso de las armas fue para controlar a la gente negra; el arma se utilizó para controlar a un grupo en beneficio de otro grupo. Y eso perdura.

—¿Hoy?

—Un ejemplo: en 1968 antes de la guerra contra las drogas, en el país había 200.000 agentes del control del orden. Desde entonces y hasta hoy la cantidad de agentes ha crecido a más de un millón. Tenemos 800.000 más; también más jueces y más fiscales; construimos más prisiones. Años atrás la gente negra creaba empleo para todos los blancos sobre la base de realizar un trabajo por el cual no se le pagaba. Y a pesar de la Guerra de Secesión y las declaraciones de derechos que garantizaron la libertad para todos, tenemos el mismo sistema: crear servidumbre negra para crear trabajo para gente blanca. Es lo único que puede explicar la disparidad de detenciones de la población negra.

Fuente original: http://www.infobae.com/america/eeuu/2016/07/10/abusos-racismo-venganza-y-muerte-el-rompecabezas-de-la-violencia-en-estados-unidos/

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¿ Por qué nuestra sociedad está cada día más violenta ?

Por Mariano Ambrosio Aurazo

Vivimos en una sociedad en donde las personas buenas y las personas malas y conflictivas son el caldo de cultivo ante tanta descarga emocionalmente delictiva que conllevan a cometer crímenes, asesinatos , odios y hasta matanzas selectivas como en las universidades y colegios en los Estados Unidos. Pero yo me pregunto estimados amigos. ¿ Cual es el origen ante este comportamiento antisocial ?. ¿ Cual es el factor socio determinante para adoptar estos actos ?. ¿ Que hacen nuestros gobiernos en atender a las personas psicópatas y enfermas del alma ?. ¿ Que podemos hacer ante tanta violencia colectiva en nuestra sociedad ?.

Son preguntas sin respuestas, bueno quizá una media respuesta que solo nosotros mismos podemos contestarnos en un determinado plazo. Deberíamos enfocarnos entonces ante una realidad que se nos va de las manos, la culpa es de los estereotipo que adoptan los ídolos de barro que frecuentemente vemos en la televisión . Un factor digamos no determinante en ese sentido, pero si se perturba la paz y la convivencia social y vez que tu vecino o una superpotencia mundial se mete a tu casa. a inavadirte ¿No actuaríamos a repeler violentamente ante esa invasión sin sentido ?.

Pues las superpotencias también originan cierto rechazo ante su acciones militares , sea este en cualquier lugar del mundo, pues Irak, Siria y Afganistan sienten que su soberanía ha sido violada por países de la coalición que por ciertos apetitos comerciales quieren invadir a toda costa su soberanía. ¿ Es eso entonces como resalta la ONU de que cada pais es soberano y autodeterminado ?.

Pues existe una violencia a nivel macro sean estos guerras civiles, golpes de estado, derrocamientos, guerras internas de guerrillas , en fin , pero a la vez las micro o violencias domésticas que incluyen desde el primer momento una violencia psicológica que va a la violencia física es el primer precedente ante tanta desnaturalizaciòn del ser humano en sociedad.

Veamos pues que trabajar y estimular nuestro psiqui interior , el de llevarnos bien con el prójimo , el de respetarlo y saludarlo todos los dias trae consigo una convivencia pacífica. Pero aqui va otra pregunta . ¿ Se cumple la norma, la regla , los controles sociales informales ?. ¿ Es un saludo a la bandera que no se cumpla la regla y norma establecida ?. ¿ Es que se hacen las leyes para sancionar estas conductas que están a la espalda de la realidad social ?.

Somos actualmente 7 mil millones de lamas en este planeta tierra desigual , exclusivo y sin oportunidades , un mundo global ante tanta desigualdad de este sistema esclusivo, perverso ,individualista , personalismo neoliberal pues un grupo reducido y privilegiado gozan de todas las riquezas del mundo , quizás el 1% algo asi como 7 millones de nuevos ricos . Y yo me pregunto de nuevo .¿ Y que hay cono los 6,300 millones de personas restantes ?. ¿ No es que acaso encuban cierto resentimiento social ?. ¿ O es la mala distribución de la riqueza el que origina esta multiplicación de violencia desenfrenada en el mundo ?.

Lamentablemente vivimos en una sociedad conflictivizada y el caldo de cultivo son las necesidades insatisfechas de la población que requiere más salud , educación , más viviendas dignas, más escuelas , más seguridad , infraestructura, políticas públicas en programas sociales complementarias, una sociedad más inclusiva que no fermente más odio ni rencor, porque una sociedad del bienestar que practican los países Nórdicos de Europa caso Finlandia , Suecia u Noruega preveniriamos menos violencia , menos tensión ,menos caldos de cultivo de desarrollar personas anitsociales, en fin solo nosotros tenemos la respuesta en el día a día por la forma en que nos comportamos, nos relacionamos,positivamente y pacíficamente, nos esforzamos por ser personas de bien para que nuestras próximas generaciones se sienta orgullosos de nosotros por dejarles no riquezas materiales sino riqueza espiritual de calidad.

Tomado de: http://www.telesurtv.net/imreporter/-Porqu-nuestra-sociedad-est-cada-dia-ms-violenta–20160402-0030.html

Fuente de la imagen: http://www.publicdomainpictures.net/download-picture.php?adresar=160000&soubor=hintergrund-tapete-1459355626DN0.jpg&id=157110

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Democracia sin justicia…

CAROLINA VÁSQUEZ ARAYA

Muchas veces las personas se sienten agredidas ante la realidad de la violencia cuando se reproduce en los medios de comunicación y las redes sociales. “Es innecesario” dicen, “arrojarnos a la cara toda esa tragedia que ya conocemos”. Pero no es cierto, no se conoce porque se ha construido todo un imaginario para ignorar los dramas ajenos, fantasía de negación muy útil hasta cuando nos asesinan a un ser querido, nos extorsionan o nos golpean la ventanilla del automóvil con una escuadra calibre 44 Magnum adquirida en el mercado gris, solo para robarnos el celular.

Así es como nos vamos adaptando a una realidad paralela a nuestro espacio personal, cada vez más reducido en términos de espacio pero también de experiencias. Ya no socializamos, no conocemos a nuestros vecinos y somos incapaces de comprender toda la dimensión del absurdo escenario en el cual transcurre nuestra vida.

En el transcurso de unos pocos días, hemos visto el asesinato de un ciudadano por no ceder el paso a uno de esos energúmenos que utilizan el vehículo como arma de destrucción masiva. Hemos visto cómo el cuerpo de una joven fue a estrellarse contra el pavimento después de haber sido salvajemente agredida por su conviviente. Por supuesto, no ha sido la única ni será la última a pesar de los esfuerzos de algunos internautas para hacer visible el feminicidio, de algunas organizaciones para socorrer a las potenciales víctimas y de algunos ciudadanos para denunciar las agresiones.

Pero eso es solo una parte de la ecuación, la otra es la ausencia de seguimiento a esta clase de crímenes por la incapacidad del sistema de administración de justicia para hacer frente a esta debacle social, cuyo impacto supera largamente las posibilidades de reacción de las instituciones del Estado. Los expedientes se acumulan tras las oleadas de denuncias, provocando un sentimiento de enorme frustración en las víctimas por la imposibilidad de resguardarse de posibles represalias. Y el sistema colapsa con un escandaloso porcentaje de casos no resueltos mientras se llenan las instalaciones del sistema penitenciario con individuos en prisión preventiva.

A todo esto, el concepto de democracia no ha sido objeto de un proceso consciente, colectivo y de participación ciudadana capaz de reformularlo. Eso provoca una ilusión de estabilidad en algunos sectores urbanos, cuya visión no va más allá de las barriadas populares. Por lo tanto, lo que sucede en el resto del país: el conflicto agrario, la destrucción provocada por las grandes compañías extractivas, la ausencia de instituciones del Estado y la miseria en la cual se desarrolla la vida de millones de seres humanos carentes de lo mínimo para subsistir, les resulta ajeno.

A ello se suma una especie de gobierno paralelo liderado por los capos del tráfico de droga, del contrabando y la trata de personas, quienes dominan grandes áreas del territorio y se pasean en sus vehículos blindados con la más absoluta impunidad, conscientes de poseer una fuerza superior a la de cualquier otra instancia de seguridad nacional. El terror generado por estos grupos en las comunidades es algo desconocido para los citadinos, quienes solo tienen atisbos de esa realidad.

¿En dónde está, entonces, la democracia? ¿A cuáles definiciones responde un sistema incapaz de proporcionar la menor esperanza de seguridad y justicia para sus ciudadanos? Los avances en la persecución de los delitos de alto impacto, aun con su enorme relevancia para la consolidación del sistema de justicia, no son suficientes para garantizar la paz en Guatemala.

elquintopatio@gmail.com @carvasar 

Fuente de la imagen:
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