Ucrania: Epidemia de violencia contra las mujeres en la región oriental asolada por el conflicto

Las sobrevivientes de violencia de género en el ámbito familiar no pueden buscar protección frente a la violencia que sufren debido a la ineficacia de la respuesta del gobierno, ha declarado hoy Amnistía Internacional en la publicación de un informe sobre el problema oculto pero creciente de la violencia de género intrafamiliar y la violencia sexual contra las mujeres de la región.

Basándose en seis misiones sobre el terreno realizadas por Amnistía Internacional, Not a private matter pone de relieve múltiples deficiencias de un sistema concebido para proteger a sobrevivientes, concretamente mujeres, de la violencia de género intrafamiliar y de la violencia sexual. La situación se ve agravada debido a una devastadora crisis social y económica, el acceso a las armas y el trauma creado por el conflicto armado en curso entre el gobierno de Ucrania y las organizaciones separatistas respaldadas por Rusia.

“Es muy grave que las mujeres, cuyas vidas ya están muy afectadas por el trauma y la destrucción causados por el conflicto, se encuentren sin poder recurrir a ninguna ayuda y abandonadas por las autoridades, que tienen la responsabilidad de protegerlas de la violencia de género intrafamiliar y la violencia sexual”, dijo Oksana Pokalchuk, directora de Amnistía Internacional Ucrania.

“Las mujeres que viven en la región oriental de Ucrania, asolada por el conflicto, no se sienten a salvo ni en público ni en el hogar.”

“Las mujeres que viven en la región oriental de Ucrania, asolada por el conflicto, no se sienten a salvo ni en público ni en el hogar.
Oksana Pokalchuk, directora de Amnistía Internacional Ucrania

Amnistía Internacional accedió a los territorios de las regiones de Donetsk y Luhansk, controlados por el gobierno, entre enero y noviembre de 2019. La organización no tuvo acceso, en cambio, a las zonas controladas por los separatistas, que no entran en el ámbito del informe.

Las estadísticas oficiales sobre violencia de género en el ámbito familiar, pese a que son poco fiables y están incompletas, muestran un aumento de casos registrados en los últimos tres años. En 2018, hubo un aumento del 76% de los casos denunciados en la región de Donetsk y un 158% en la región de Luhansk en comparación con la media de los tres años anteriores.

Las iniciativas del gobierno no abordan efectivamente la violencia de género intrafamiliar

En los últimos tres años, Ucrania ha adoptado nuevas leyes y marcos institucionales en relación con la violencia de género, que en general están en armonía con el derecho internacional de los derechos humanos. Estos incluyen la histórica Ley de Prevención y Lucha contra la Violencia de Género Intrafamiliar de 2018, la introducción de las órdenes de protección de emergencia y de albergues, y la creación de unidades especiales de la policía adiestradas para abordar situaciones de violencia de género interfamiliar.

Aun así, las nuevas leyes e iniciativas tienen a menudo una implementación deficiente, mientras el país sigue estando lejos de ratificar el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer (Convenio de Estambul).

La Policía continúa mostrándose reacia a registrar las quejas de sobrevivientes de la violencia de género intrafamiliar, y la impunidad generalizada disuade a muchas víctimas de denunciar.

La Policía continúa mostrándose reacia a registrar las quejas de sobrevivientes de la violencia de género intrafamiliar, y la impunidad generalizada disuade a muchas víctimas de denunciar.

En 10 de cada 27 casos de violencia de género intrafamiliar documentados en el informe, las mujeres no denunciaron a la policía la violencia que habían sufrido porque creían que las autoridades no iban a responder adecuadamente, en el caso de que respondieran.

En un caso, un soldado de servicio propinó una paliza a su esposa embarazada, que no presentó una queja formal porque pensó que no valía la pena, pues el mando militar ya la había presionado para que retirase una queja anterior (cuando su esposo le rompió la nariz), para “no avergonzar a su esposo”.

Sobrevivientes desprotegidas y en peligro

La nueva legislación ucraniana confiere a la policía la facultad de emitir lo que se conoce como órdenes de protección de emergencia, que prohíben a presuntos perpetradores entrar y permanecer en el lugar de residencia de una sobreviviente, así como contactar con ésta durante 10 días. En los casos que documentó Amnistía, rara vez se emplean estas facultades y, cuando lo son, no se hacen cumplir efectivamente.

Pese a los cambios positivos en la legislación nacional, sigue habiendo lagunas en la protección. En Ucrania, la violencia de género intrafamiliar está prevista tanto en la legislación administrativa como en la penal. En la actualidad, no cabe iniciar actuaciones penales salvo que el perpetrador haya acumulado dos penas administrativas por violencia de género intrafamiliar.

Además, los miembros de las fuerzas armadas y la policía están exentos de actuaciones administrativas ante los tribunales de jurisdicción ordinaria, lo que en la práctica sirve para protegerlos del enjuiciamiento penal por violencia de género intrafamiliar.

Además, los miembros de las fuerzas armadas y la policía están exentos de actuaciones administrativas ante los tribunales de jurisdicción ordinaria, lo que en la práctica sirve para protegerlos del enjuiciamiento penal por violencia de género intrafamiliar.

Oksana Mamchenko sufrió violencia física, psicológica y económica de su exmarido, padre de sus 12 hijos e hijas, durante 20 años. Tras marcharse de casa con los niños, el tribunal dictó órdenes de protección temporales en tres ocasiones, prohibiendo a su esposo estar en la misma casa que Oksana y sus hijos y estar cerca de ellos.

Entre enero de 2019 y enero de 2020, Oksana obtuvo tres órdenes de alejamiento y una orden de protección de emergencia contra su exesposo y presentó múltiples quejas ante la policía. Su exesposo ignoró todas las órdenes y las autoridades no las hicieron cumplir adecuadamente. En mayo de 2020 se le impuso un año de condena condicional por no cumplir la orden de alejamiento, pero no se le castigó por violencia de género intrafamiliar.

Violencia sexual

La investigación de Amnistía Internacional indica que las mujeres de la región oriental de Ucrania siguen sufriendo diversos actos de violencia sexual a manos de personal militar, sobre todo en zonas próximas a la línea de contacto.

Amnistía Internacional ha documentado ocho casos de violencia sexual contra mujeres y niñas civiles perpetrada por miembros de las fuerzas armadas: dos casos de violación, uno de intento de violación y cinco de acoso sexual, cometidos por personal militar en 2017-2018 en zonas residenciales.

“Las autoridades ucranianas deben llevar a cabo reformas legales rápidas y amplias que protejan a las sobrevivientes de la violencia de género y de la violencia de género intrafamiliar. Estas reformas sólo podrán tener éxito si se basan en consultas reales con sobrevivientes y organizaciones de mujeres”, concluyó Oksana Pokalchuk.

Las autoridades ucranianas deben llevar a cabo reformas legales rápidas y amplias que protejan a las sobrevivientes de la violencia de género y de la violencia de género intrafamiliar.
Oksana Pokalchuk, directora de Amnistía Internacional Ucrania

“El gobierno ucraniano ha demostrado en los últimos años que está dispuesto a abordar el problema de la violencia contra las mujeres. Este es el momento de redoblar sus esfuerzos. Ucrania debe ratificar el Convenio de Estambul, pues proporcionará a las autoridades una guía clara para la reforma, que incluye seguir mejorando la legislación, instituir programas de educación para funcionarios y el público en general, un mecanismo de denuncia oficial y otros cambios importantes”.

Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2020/11/ukraine-epidemic-of-violence-against-women-in-conflicttorn-east/

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Los niños afganos merecen más

Asia/Afganista/27 de octubre de 2016/Fuente: el periodico

En 2015 llegaron a Europa más de 90.000 niños y niñas no acompañados y, de ellos, más de la mitad procedían de Afganistán. La mayor población de refugiados de larga duración que hay en el mundo está formada por personas afganas. A pesar de las duras cifras, muy pocas personas parecen preguntarse por qué tantos niños afganos acometen el peligroso, y con frecuencia traumático, viaje de 5.000 kilómetros para alcanzar Europa. Según un documento filtrado hace unas semanas a The Guardian, Afganistán perderá ayudas si no se compromete a aceptar 80.000 retornados. Y en la conferencia UE-Afganistán celebrada a principios de octubre autoridades afganas y de la UE se reunieron a puerta cerrada en una sesión llamada ‘Diálogo de Alto Nivel sobre Migración’ para debatir sobre este asunto.

Nos gustaría describir cómo es la vida de los niños que crecen en Afganistán, de qué escapan y los riesgos que afrontan en el camino.

No es fácil explicar por qué huyen de su país. Las razones son a menudo complejas. Según el ACNUR, de los niños y niñas afganos que viajaron solos en 2014, la mayoría eran niños de entre 13 y 17 años. Algunos escaparon de la violencia; otros buscaron una educación mejor o formas de ganar dinero. Y lo más frecuente es una mezcla de las tres. A veces es la familia la que decide enviarles fuera. En otras ocasiones, los niños deciden irse solos, bien con apoyo económico de la familia o bien reuniendo los recursos necesarios a lo largo del camino. Irán es a menudo una parada intermedia, ya que los familiares que viven allí pueden ayudar al niño a encontrar trabajo para financiar el viaje que le espera. Quienes pueden permitirse enviar a sus hijos no son por lo general los más pobres, ya que el precio a pagar a los contrabandistas es alto. Los padres suelen hipotecar o vender propiedades para pagar el viaje, lo que incrementa la presión para tener éxito.

VIOLENCIA GENERALIZADA CONTRA LA INFANCIA

Afganistán no es un lugar seguro para la infancia: En 2015 uno de cada cuatro de los 11.000 civiles heridos o muertos en el conflicto fue un menor. En los seis primeros meses de 2016 casi una de cada tres víctimas ha sido un niño. Además, el reclutamiento de menores se ha duplicado en 2015 respecto a 2014, en especial por parte de fuerzas policiales y de los talibanes, que los utilizan en ataques suicidas.

La violencia contra los niños está generalizada. A principios de este año, Save the Children realizó una encuesta domiciliaria entre 1.000 ciudadanos afganos. Más de la mitad de quienes respondieron tenían menos de 15 años. El 91% informó sobre cierto nivel de violencia, sobre todo patadas, golpes con objetos, estrangulamientos o quemaduras. Casi el 40% había visto asesinar a un miembro de su familia en el último año. Uno de cada tres había estado expuestos a armas de fuego, bombardeos y peleas. Alrededor de uno de cada cinco niños informó haber sufrido violaciones y las formas más atroces de violencia.

La inmensa mayoría de las personas refugiadas afganas viven en Irán o Pakistán. Debido al creciente acoso, violencia e intimidación, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) calcula que unos 600.000 refugiados volverán a Afganistán a finales de este año.

UN VIAJE TRAUMÁTICO

El viaje hasta Europa es con frecuencia traumático. En Noruega, Save the Children entrevistó a 78 niños y niñas procedentes de Siria y Afganistán. Pasaron hambre y sed a lo largo de la travesía y se sintieron solos y asustados. Algunos recibieron disparos, amenazas de muerte, estuvieron a punto de ahogarse o de ser asesinados. Mencionaron la brutalidad policial y la violencia en las fronteras.

A los gobiernos les gusta decir que los afganos que vienen a Europa buscan trabajo y una vida mejor. Pero la realidad es mucho más compleja. Afganistán es uno de los peores países del mundo donde un niño puede crecer. Si los gobiernos quieren que llegue menos gente a Europa deberían invertir en educación y servicios para la infancia. Tienen que admitir que existe un aumento de la violencia y hacer algo al respecto. Los niños y adolescentes de vuelta a su país afrontan muchas dificultades a la hora de reconectar con sus familias y comunidades. Volver a Afganistán con las manos vacías, sin haber cumplido las expectativas de las familias es una posible fuente de estigma y aislamiento.

LA OBLIGACIÓN MORAL DE LA UE

Mientras que Afganistán no tenga en marcha sistemas que garanticen protección, no se debería enviar allí de vuelta a ningún niño. La obligación de la UE de ofrecerles protección y promocionar los derechos humanos no termina en sus fronteras. El retorno y la readmisión conforman la pieza central de la nueva política migratoria europea. Los acuerdos negociados con países como Níger y Etiopía prometen concesiones financieras y comerciales a cambio de que mantengan fuera de sus fronteras a las personas migrantes. Estos países no tienen ni la capacidad ni sistemas en funcionamiento para albergar a grandes grupos de refugiados de forma digna y humana.

Para gestionar mejor la migración a nivel mundial, tenemos que entender sus complejas y polifacéticas causas. En estos momentos la UE está invirtiendo en el control y defensa de sus fronteras, mientras que muchos informes apuntan a lo crítica que resulta la calidad de la educación de los niños cuando se trata de abordar las causas de la migración.  Tenemos que dar un paso atrás y analizar los movimientos migratorios en cada contexto. Atender a exigencias populistas en Europa no conducirá a soluciones pragmáticas y equilibradas que aborden las razones por las cuales estos niños y niñas toman el camino difícil. No podemos renunciar a nuestro deber de defender los derechos humanos. Y no debemos desinvertir el futuro de nuestros niños allí donde estén en su viaje vital. Nosotros, los europeos, no podemos matar su esperanza. A largo plazo, nos estaremos perjudicando a nosotros mismos.

*Karen Mets es Asesora de Incidencia en materia de Asilo y Migración de Save the Children

Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/los-nilnos-afganos-merecen-mas-5588348

Imagen: www.que.es/archivos/201309/5568362w-640x640x80.jpg

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