Primero lo social y después lo político

Por Rebelión

Alejandro Folría Cortés

«El convencimiento de los oprimidos sobre el deber de luchar por su liberación no es una donación hecha por el liderazgo revolucionario sino resultado de su concienciación. Es necesario que el liderazgo revolucionario descubra esta obviedad: que su convencimiento sobre la necesidad de luchar, que constituye una dimensión indispensable del saber revolucionario, en caso de ser auténtico no le fue donado por nadie. Alcanza este conocimiento, que no es algo estático o susceptible de ser transformado en contenidos que depositar en los otros, por un acto total, de reflexión y de acción.»

Paulo Freire. Pedagogía del Oprimido (1970)  

Primero lo social y después lo político. Creo que define a la perfección la tarea que tenemos por delante. Sabemos que una cosa no quitará a la otra, ni se pretende, pero el primer paso de la iniciativa debe ser eminentemente social. El buscador me devuelve una sola salida para el titulo de este texto: “Red, organización y autoridad en la sociedad civil popular”, capítulo quinto de “La sociedad civil popular del poniente y sur de Rancagua”(Gabriel Salazar Vergara, 2000). No me sorprendo. No habrá justicia social global sin justicia cognitiva global, dice Boaventura Sousa de Santos, y también el Norte geográfico contiene un Sur oprimido.

Parece claro que las formas de organización, cooperación, asociación y acción no son en absoluto insondables mientras que las ideologías no deben imponer significados a las palabras. Este último aspecto, que ha tenido tintes cuasi-dramáticos en estos dos últimos años de campaña electoral, tampoco debería resultar preocupante desde el momento en que advertimos que hay palabras de significado ciertamente inequívoco que han de ser las que realmente nos ocupen y que han brillado por su ausencia en este bienio psicótico. Yo elijo mi docena con Educación, Pedagogía, Libertad, Igualdad, Justicia, Solidaridad, Respeto, Horizontal, Apoyo Mutuo, Cooperación, Comunidad, Autogestión.

“ Nuestra comprensión de lo que sucede en nuestra sociedad no puede ir más allá de los modelos de explicación que son aceptados en ella” , aseveraba Juan Luis Pintos en “Los imaginarios sociales: la nueva construcción de la realidad social” (1995). Si aspiramos a romper con una determinada hegemonía cultural y sus múltiples subproductos, parece lógico pensar que puede ser conveniente recopilar una amplia variedad de esos modelos y difundirlos con igual amplitud para promover debates libres y críticos que consoliden esa comprensión y se materialice en una imaginación sociológica [1]. Implica esto pasar del estudio de “lo que es” al estudio de “lo que debería ser”.

Apuntaba, de hecho, Ivan Illich en La sociedad desescolarizada (1971) que “las burocracias del bienestar social pretenden un monopolio profesional, político y financiero sobre la imaginación social, fijando normas sobre qué es valedero y qué es factible”. No descubrimos nada: la cultura como medio de emancipación del pueblo… pero a una distancia suficiente de las instituciones, con responsabilidad y en libertad. El vínculo de estos conceptos con aquellos de la Enseñanza Libre y la Escuela Moderna son evidentes. Escribía Ferrer y Guardia en “ La Escuela Moderna” (1908)

Se nos preguntará ahora ¿qué haremos si no contamos con apoyo del Estado, de las Diputaciones o de los Municipios? Pues, sencillamente, pedirlo a quienes han de tener interés en cambiar el modo de vivir: a los trabajadores en primer lugar, […] Tengo la convicción de que menos tiempo habría de costar hacer entender a la clase obrera que de sí sola ha de esperar todo.

Está el campo bien preparado. Visítense las sociedades obreras, las Fraternidades Republicanas, Centros Instructivos, Ateneos Obreros y cuantas entidades tengan interés en la regeneración de la humanidad, y háblese allí el lenguaje de la verdad aconsejando la unión, el esfuerzo y la atención constante al problema de la instrucción racional y científica, de la instrucción que demuestre la injusticia de los privilegios y la posibilidad de hacerlos desaparecer.”

Primero lo social y después lo político. Desde este minúsculo ejercicio de exploración se entiende que se precisan de varias líneas de trabajo, desde una perspectiva divulgadora y pedagógica, en cuyo desarrollo es imprescindible la participación de las luchas, los movimientos y las iniciativas que, disponiendo de un profundo y valioso bagaje, no han abordado mecanismos de articulación:

  • determinar y enumerar contenidos (se crearán en posteriores interaciones).
  • una revisión de índole pedagógica de los mismos así como de los medios y de los objetivos de su difusión.
  • generación y amplia gestión de dichos contenidos.
  • organización de espacios y medios independientes para la difusión y el debate.
  • resistencia a través de la construcción de discurso (contra-hegemónico).
  • difusión del discurso y movilización popular (confrontación y adhesiones).
  • coexistencia de la pedagogía y de la lucha y retroalimentación.

«‘No pienso auténticamente si los otros no piensan también. Simplemente no puedo pensar por los otros ni para los otros ni sin los otros’. Esta es una afirmación que incomoda a los autoritarios por el carácter dialógico implícito en ella. […]. El diálogo gana significado precisamente porque los sujetos dialógicos no solo conservan su identidad, sino que la defienden y así crecen uno con el otro. Por lo mismo,el diálogo no nivela, no reduce el uno al otro. Ni es favor que el uno haga al otro. Ni es táctica mañera, envolvente, que el uno usa para confundir al otro. Implica, por el contrario, un respeto fundamental de los sujetos involucrados en él que el autoritarismo rompe o impide que se constituya».

Paulo Freire. Pedagogía de la Esperanza (1992)  

Nota:

[1] Charles Wright Mills, sociólogo estadounidense (1916-1962)

https://es.wikipedia.org/wiki/C._Wright_Mills

La Imaginación Sociológica , describe una estructura mental, al hacer una sociología capaz de conectar experiencias individuales y relaciones sociales. Los tres componentes que la forman son:

1 – Historia: cómo una sociedad se construye y cómo cambia. Cómo se «hace» la historia en ella.

2 – Biografía: la naturaleza de la «naturaleza humana» en una sociedad; qué tipo de personas habitan en una sociedad particular.

3 – Estructura Social: cómo los variados órdenes institucionales operan en una sociedad, cuáles son los dominantes, como se integran, como podrían estar cambiando, etc.

La imaginación sociológica otorga a quien la posea la habilidad de mirar a través de su entorno y personalidad para captar estructuras sociales y una relación entre la historia, la biografía y las estructuras sociales.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=215325

Imagen: http://www.eldigitaldecanarias.net/images/7-08-2016/ventana07.jpg

Comparte este contenido:

Alejandro Floría Cortés

Ingeniero Industrial. Resido en las Islas Canarias desde el año 2000; en la actualidad en Las Palmas de Gran Canaria