Las matemáticas ¿juego de muñecas?

Maria Soledad Bos y Hugo Ñopo

Piensa en un juego de muñecas ¿te viene a la mente un niño o una niña? Piensa en alguien dedicado a la ingeniería. ¿Te viene a la mente la imagen de un hombre o de una mujer? Ahora piensa en alguien dedicado a la psicología. Misma pregunta, ¿hombre o mujer? Ahora piensa en alguien en una posición gerencial. Luego piensa en su asistente. ¿Y quiénes dirías tienen mejores salarios y condiciones laborales…?
¿Estereotipos de género, tú?

Estos estereotipos no surgen de la nada. Los tenemos porque, nos guste o no, reflejan la realidad (confesamos que a nosotros tampoco nos gustan). En “New Century, Old Disparities” se muestra como en Latinoamérica efectivamente las mujeres, pese a pasar más años en la escuela que los hombres, tienen menores salarios y peores condiciones laborales. En cierta medida esto se explica por la segregación ocupacional (esto es, las mujeres en ciertas ramas de las humanidades, los hombres en las ciencias e ingenierías). Al explorar las posibles causas de estas diferencias de género, encontramos una que nos llama la atención: ¡cuán diferentes son los aprendizajes escolares entre niños y niñas, especialmente en las matemáticas!

Probablemente estás al tanto de que Latinoamérica es una de las regiones del planeta con los peores desempeños escolares. Lo que quizás no sepas es que en matemáticas el desempeño escolar de las niñas es muy inferior al de los niños y que estas brechas de género en el desempeño en matemáticas en nuestra región son de las más altas del mundo. No debería sorprendernos que, si desde jóvenes el dominio de las matemáticas es mucho menor en las niñas, veamos una alta segregación ocupacional en los mercados de trabajo.

Los estereotipos de género también están presentes en las mismas niñas desde edades muy tempranas.  Mientras aún están en la escuela las niñas tienen autopercepciones de lo que ellas mismas son capaces de hacer muy por debajo de las de los hombres. En las últimas pruebas PISA se preguntó a los jóvenes cuál era su percepción sobre sus propias habilidades en matemáticas. Las niñas desproporcionadamente reportaron tener menor perseverancia y menor motivación para aprender matemáticas, creen que no son buenas en esta materia y sienten altos niveles de ansiedad al enfrentarse con ella. Claramente, si ellas mismas no creen que pueden hacerlo, entonces, probablemente no lo lograrán. Al final de cuentas, los resultados acaban siendo una profecía auto-cumplida.

Esto debería importarnos no solo porque es injusto sino también porque es económicamente ineficiente. Al dejar atrás a las niñas, estamos desaprovechando el potencial de la mitad de nuestra población. No estamos para darnos esos lujos.

¿Qué hacer para que jugar a las muñecas y las matemáticas sean más compatibles?

La verdad es que no hay mucha evidencia sobre qué ha probado ser útil para reducir las brechas de género en matemáticas. Lo primero que deberíamos hacer es generar evidencia. ¿Cómo? Probando, experimentando. Lo poco que conocemos nos da algunas luces sobre el tipo de intervenciones que pueden dar los resultados que necesitamos:

1.    Adaptar los procesos de aprendizaje en el aula.

Los procesos de aprendizaje de los niños son distintos a los de las niñas, especialmente en el aprendizaje de matemáticas. Las diferencias de género en paciencia, competitividad o cautela  parecen guardar correlación con las diferencias de género en aprendizajes. Grupos de trabajo de solo niños y solo niñas dentro de los salones de clases han dado algunas luces prometedoras para mejorar los aprendizajes de todos.

2.    “Las palabras conmueven, pero los ejemplos arrastran”.

Probablemente la mejor manera de convencer a una niña de que ella tiene todo el potencial para alcanzar la excelencia en las matemáticas es mostrándole cómo otra niña mayor que ella puede hacerlo. Para esto, programas de mentores para niñas en matemáticas son un camino a seguir.

3.    Extender la paridad de género más allá de las aulas.

Los países con mayor paridad de género en oportunidades políticas y económicas de su población adulta son precisamente los mismos que muestran menores y nulas brechas de género en los aprendizajes de matemáticas. La paridad de género en las aulas refleja paridad de género en otros ámbitos.

4.    ¡Logremos que todos sepan lo que las niñas son capaces de hacer!

Desde los primeros años de primaria los niños y niñas, sus padres y maestros empiezan a hacer asociaciones, implícitas y explícitas, entre el género y las matemáticas. ¡Estas expectativas sobre lo que pueden y deben hacer las niñas deben cambiar!  Campañas masivas de sensibilización a los mismos niños, niñas, maestros y padres sobre el potencial de las niñas también pueden ser útiles.

Un buen primer paso para romper con los estereotipos y conseguir que las niñas aprendan tanta matemática como los niños es cultivar más papas como el de Emma, nuestra colega en la División de Educación del BID. Él no solo creyó que su hija podía jugar con muñecas, sino también desarrollar una pasión por las matemáticas y destacar en ellas. Como nos cuenta Emma, su padre encontró oportunidades de demostrárselo hasta en las cosas más cotidianas. (Video solamente disponible en inglés).

Y tú, ¿tienes alguna idea innovadora que quisieras probar?

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Pupitres y pizarrones: ¿Qué más hace falta?

Una de las imágenes más vivas que casi todos recordamos es la de empezar el año escolar con aulas, pupitres y pizarrones recién pintados. La biblioteca, la sala de cómputo y el laboratorio de ciencias también nos aguardaban con olor “a nuevo” para recibirnos y darles vida. Lamentablemente, cada año, los millones de estudiantes en América Latina y El Caribe que se alistan para regresar a clases encuentran que muchas de sus escuelas carecen no solo de instalaciones y mobiliario, sino de los servicios más básicos.

El Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE), publicado por la UNESCO el año pasado, además de mostrarnos los niveles de aprendizaje, también nos da una idea del tipo y la situación de las escuelas a las que asisten los estudiantes de la región. Por el lado de servicios básicos, un porcentaje significativo de estudiantes carece de acceso a agua, electricidad y baños en buen estado en sus escuelas. Por ejemplo, más del 20% de estudiantes en Nicaragua, Guatemala y Panamá asisten a centros educativos que carecen de acceso a agua potable; alrededor del 18% de alumnos en Honduras y 30% en Nicaragua acuden a escuelas que no tienen electricidad; y en Nicaragua solo el 50% de los estudiantes tiene acceso a baños en buen estado en su escuela.

Por el lado de los espacios académicos que potencian el aprendizaje como bibliotecas, laboratorios de ciencias y computadoras, el panorama tampoco es muy alentador. En promedio, solo el 23% de los estudiantes en América Latina cuentan con laboratorios de ciencias en sus escuelas; alrededor del 60% de los alumnos en Ecuador, Panamá, Guatemala y Honduras no tienen biblioteca en la escuela; y más del 50% de los estudiantes en Paraguay y Guatemala carecen de acceso a computadoras en sus establecimientos escolares. Además, menos del 30% de los estudiantes en Paraguay, Honduras, Guatemala y Nicaragua tienen acceso a internet en el centro educativo al que asisten.

Aunado a la carencia de infraestructura básica y recursos físicos para el aprendizaje, muchas escuelas son anticuadas, con diseños tradicionales y no cuentan con las condiciones adecuadas para facilitar el aprendizaje, tales como iluminación natural, ventilación, temperatura óptima, entre otros. Para rematar la situación, el paso del tiempo, el uso intensivo y la falta de mantenimientohan provocado el deterioro de las instalaciones, convirtiéndose en un aspecto que repercute en la motivación de los maestros y los niños para asistir a la escuela.

Las características de la infraestructura física de los planteles escolares representan la plataforma en la que se construyen ambientes de enseñanza y aprendizaje. Unarevisión reciente de literatura sobre infraestructura escolar en América Latina revela que la disponibilidad de mobiliario básico (pupitres, escritorios, sillas), electricidad, bibliotecas, así como tener aulas con paredes, techos y pisos de alta calidad o al menos en buen estado tiene impactos positivos sobre el aprendizaje de los estudiantes. Por tanto, es importante que la región siga invirtiendo tanto en el acceso de las escuelas a servicios básicos, como en la rehabilitación y construcción de espacios educativos que fomenten el desarrollo de habilidades y el aprendizaje los niños y jóvenes.

Para mejorar la calidad de la infraestructura escolar es esencial que los países cuenten con información actualizada y estadísticas confiables de los establecimientos escolares y su estado de conservación para atender las necesidades de forma más eficiente. Asimismo, el intercambio de experiencias resulta vital para generar conocimiento que permita orientar la toma de decisiones en los procesos de diseño, planificación, construcción y gestión en general de infraestructura escolar. En este sentido, compartimos dos iniciativas que buscan apoyar a los países a superar estos retos:

  1. Aprendizaje en las escuelas del siglo XXI

Desde el 2011, el BID financia este proyecto regional que reúne a directores de infraestructura escolar de Argentina, Barbados, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Jamaica, México, República Dominicana y Trinidad y Tobago para discutir temas relacionados al diseño arquitectónico, normas, estándares y costos de construcción, modelos de planificación, construcción y mantenimiento de infraestructura, y alternativas de financiamiento, entre otros. La asistencia técnica, aportes, experiencia y conocimiento intercambiado dentro de esta red de expertos han enriquecido el trabajo de infraestructura escolar que se desarrolla en la región.

  1. Censo de Infraestructura Educativa Regional (CIER)

Actualmente, muchos países de la región carecen de un sistema de información actualizado sobre los establecimientos escolares y su estado de conservación, lo que hace difícil priorizar la inversión para la construcción y rehabilitación de escuelas.

Como se puede ver en este vídeo, el CIER es una herramienta que facilita la gestión y planificación de inversión de infraestructura educativa. Específicamente, se trata de un software de libre acceso y puesto a disposición de los Ministerios de Educación o instituciones de infraestructura escolar para organizar, cuantificar y sistematizar el inventario de establecimientos educativos a partir de levantamientos censales que realicen.En los próximos dos años, el BID apoyará a diversos países como Barbados, Chile, Costa Rica, Honduras y Panamá para implementar y adaptar el CIER. Esta herramienta contribuirá en gran medida a superar el desafío de ausencia de información suficiente y estadísticas confiables, permitirá dar un seguimiento puntual y evaluar el estado y evolución de la infraestructura escolar, y dará oportunidad para formular planes de inversión mejor focalizados.

Te invitamos a que conozcas diseños innovadores de escuelas en la región y a enterarte a través de nuestra página web sobre las actividades, recursos, eventos y productos de conocimiento que este proyecto promueve en la región para mejorar la infraestructura escolar. Comparte estos contenidos y nuestro compromiso para que poco a poco los aprendizajes, recreos, amistades y recuerdos de nuestros niños ocurran en escuelas con espacios y condiciones de mayor calidad.

Publicado originalmente en el BID

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