Neoliberalismo, educador popular y 4T

Rafael Mendoza Castillo Lunes 15 de Julio de 2019 A- A A+ Inicio estas reflexiones con algunas ideas sobre la educación popular: la educación popular ama la vida, respeta la dignidad y libertad del ser humano, nace de la riqueza cultural e histórica del pueblo, politiza el acto educativo y lo trasciende en praxis para la libertad, es acto de conocimiento y acción político-cultural, es autocrítica, es contrasistémica, privilegia el aprendizaje sobre la enseñanza, etcétera, etcétera. Interpretar lo educativo desde estos horizontes de razón modifica nuestra relación de conocimiento respecto del mundo educativo y social-histórico. Recordemos el pensamiento de Giovanni Sartori, “que las imágenes transmitidas por los medios se convierten en un video-poder, que al final del día convierten al sujeto en un espectador, en consumidor de lo mismo y eso sí, dependiente del televisor”. Como acertadamente dijo el clásico el “medio es el mensaje”. No cabe la menor duda, que las la imágenes de la televisión anulan el pensamiento crítico y disruptivo. Por eso el acto educativo, aunque para algunos es amoroso y cariñoso, no está alejado de la relación de poder. Todo acto educativo se piensa desde lugares conceptuales y categoriales. De ahí la importancia de que nuestro proyecto educativo retome el concepto de bloqueo histórico, propuesto por Agnes Heller. Sin este concepto no podemos entender, el por qué la gente aspira a lo mismo. Pero, sobre todo, cumplir con el deseo del poder de dominación que consiste en que la gente no piense distinto y que se adapte a lo dado, lo constituido. De ahí la necesidad de vincular la educación y la cultura, ya que el poder y hegemonía tiránica pretende persuadir y convencer a las personas, no importa la verdad. Tal hegemonía quiere que las gentes se conviertan en súbditos y no ciudadanos, que visualicen cosas distintas o diferentes a las existentes. Los del poder se enojan cuando la gente ve la novedad y lo emergente. La tarea hoy, es continuar resistiendo para que la nueva reforma educativa de la Cuarta Transformación y las leyes secundarias por venir, no sean más de lo mismo. (Foto: Especial) No olvidemos que modelo neoliberal propuso, vía la mal llamada reforma educativa, que heredamos del prianismo, un individuo que aceptara vivir en la pobreza, el desempleo, la marginalidad, que el mismo modelo se encargaría de producir. Que las personas quedaran fuera del conflicto de clases y que lo aceptaran. Como dice Hugo Zemelman: “la integración económica genera cultura, pautas de comportamiento y expectativas; y este es el punto central, porque si no se orienta el modelo a provocar en la gente la necesidad del modelo, obviamente éste no durará “. La tarea hoy, es continuar resistiendo para que la nueva reforma educativa de la Cuarta Transformación y las leyes secundarias por venir, no sean más de lo mismo (qué filosofía, qué humanismo, qué proyecto de nación). Por eso, la CNTE en Michoacán tiene razón, en no dejar morir el espacio del Educador Popular (estatal y regional). Desde este lugar se lucha, teórica y políticamente, por otra forma de re-socialización, más humana, rebelde, crítica y sin bloqueos históricos neoliberales (egoísmo, competencia, excelencia, calidad, robo del excedente y otros). El proyecto del Educador Popular debe incorporar, como necesidad de realidad, de conciencia, de conocimiento, el concepto de utopía. Entendida ésta como condición de posibilidad de distanciarnos de esta existencia, de sus prácticas discursivas y de su conciencia sumisa, es decir, comprender y reconocer el mundo en forma alternativa. Morena debe precisar su propuesta antineoliberal. Clarificar las piezas del nuevo modelo morenista es una necesidad histórica y política. La utopía es insuficiente, de ahí la necesidad de colocamos en la revisión crítica y autocrítica del mundo real de la historia. No pensar sólo en mundos trascendentes, sino pensar el mundo en lo micro y desde este lugar construir los futuros, las opciones. Que la capacidad de construir se vuelva a anidar en la conciencia de las gentes. Entender que nosotros hacemos la historia y también ésta nos hace, pero en pleito, en lucha contra la esclavitud, el lucro y el excedente. Hoy, estos significantes amos orientan a la humanidad. Los tecnócratas neoliberales intentaron que los actores de la educación eliminaran de su cabeza la necesidad de realidad y que se conformaran con el pedazo de realidad que les ofrecía su modelo de sociedad. Además, que bloquearan sus disposiciones para pelear por otras alternativas de realidad. Pensemos siempre que la realidad, el conocimiento y la misma verdad, son producciones sociales. De esa forma vemos, cómo los medios de comunicación producen realidades, ocultan realidades, las reprimen. Espero que Morena continúe con su nueva política sobre los medios de comunicación, ya que la que heredamos del prianismo sirvió al poder de dominación y a grupos de periodistas. El proyecto educativo del Educador Popular debe contemplar la necesidad de realidad, pero distinta a la actual. De ahí la centralidad de la teoría critica, de las ideas, en el sentido de que el mundo del hombre se construye. Y que esa construcción se instala en la contradicción dialéctica entre lo real, la conciencia y la praxis constituyente. Este postulado tríadico sustenta el proyecto de educación, de cultura, ciencia, tecnología, sociedad y arte. Lo anterior permite asumir el compromiso de nombrar las cosas. Esta idea regulativa permite construir subjetividades sociales disruptivas, en lo individual y lo colectivo. Tamaña tarea del Educador Popular. Otro mundo es posible y necesario.

Fuente; http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc54671

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Educador popular para la cuarta transformación

Rafael Mendoza Castillo

Giovanni Sartori afirma, “que las imágenes transmitidas por los medios se convierten en un video-poder, que al final del día convierten al sujeto en un espectador, en consumidor de lo mismo y eso si, dependiente del televisor”. Como acertadamente dijo el clásico el “medio es el mensaje”. No cabe la menor duda, que las la imágenes de la televisión anulan el pensamiento crítico y disruptivo. Es importante que nuestro proyecto educativo retome el concepto de bloqueo histórico, propuesto por Agnes Heller. Sin este concepto de bloqueo histórico no podemos entender el por qué la gente aspira a lo mismo. Pero, sobre todo, cumplir con el deseo del poder de dominación que consiste en que la gente no piense distinto y que se adapte a lo dado, lo constituido.

Lo anterior se vincula con la educación y la cultura, ya que el poder y hegemonía tiránica no persuade, ni les interesa convencer a las personas. Tal hegemonía pretende que las gentes se conviertan en súbditos y no ciudadanos, que visualicen cosas distintas o diferentes a las existentes. Los del poder se enojan cuando la gente ve la novedad y lo emergente (recordemos, no olvidemos, el ´68, el ´88, Yo Soy 132 y el 1 de julio pasado). «Es importante continuar resistiendo. Continuar en rebelión para que la reforma educativa, este modelo de educación neoliberal, no logre su objetivo»

El modelo neoliberal produce, vía la Reforma Educativa, que heredamos del prianismo, un sujeto que acepte vivir en la pobreza, el desempleo, la marginalidad, que el mismo modelo se encarga de producir. Que las personas queden fuera del conflicto de clases y que lo acepten.

Como dice Hugo Zemelman: “la integración económica genera cultura, pautas de comportamiento y expectativas; y este es el punto central, porque si no se orienta el modelo a provocar en la gente la necesidad del modelo, obviamente éste no durará”. Es importante continuar resistiendo. Continuar en rebelión para que este modelo de educación neoliberal no logre su objetivo. Por eso, y otras cosas más, la CNTE tiene razón en no dejar morir el espacio del Educador Popular (estatal y regional). Desde este lugar pugnamos por otra forma de re-socialización, más humana, rebelde, critica y sin bloqueos históricos neoliberales.

Deseo que el proyecto del Educador Popular incorpore, como necesidad de realidad, de conciencia, de conocimiento, el concepto de utopía. Entendida ésta como condición de posibilidad de distanciarnos de esta existencia, de sus prácticas discursivas y de su conciencia sumisa, es decir, comprender y reconocer el mundo en forma alternativa y no hacerlo desde la utopía hegemónica dominante. No es suficiente la utopía, si no nos colocamos en la revisión crítica y autocritica del mundo real de la historia. No pensar sólo en mundos trascendentes, sino pensar el mundo en lo micro y desde este lugar construir los futuros, las opciones. Que la capacidad de construir se vuelva a anidar en la conciencia de las gentes.

Entender que nosotros hacemos la historia y también ésta nos hace, pero en pleito, en lucha contra la esclavitud, el lucro y el excedente. Hoy, estos significantes amos orientan a la humanidad. El proyecto neoliberal colocado en la cultura y la educación intenta, no se si ya lo logró, espero que no, que los actores de la educación eliminen de su cabeza la necesidad de realidad y que se satisfagan con el pedazo de realidad que les otorga el sistema social actual. Además, que bloqueé sus disposiciones para pelear por otras alternativas de realidad. Pensemos siempre que la realidad, el conocimiento y la misma verdad, son producciones sociales. De esa forma vemos, cómo los medios de comunicación producen realidades, ocultan realidades, las reprimen. Urge una nueva política sobre los medios de comunicación,ya que la actual ha servido al poder de dominación. Es importante que nuestro proyecto educativo incorpore la necesidad de realidad, pero distinta a la actual. De ahí la centralidad de la teoría critica, de las ideas, en el sentido de que el mundo del hombre se construye. Y que esa construcción se instala en la contradicción dialéctica entre lo real, la conciencia y la praxis constituyente. Este postulado tríadico sustenta nuestro proyecto de educación, de cultura, ciencia, tecnología, sociedad y arte. El postulado anterior nos permite asumir el compromiso de nombrar las cosas.

Esta idea regulativa permite construir subjetividades sociales disruptivas, en lo individual y lo colectivo, evitando todo fetichismo en su construcción. Todo nuestro curriculum debe ser un espacio que rechace el bloqueo histórico del programa neoliberal. Tamaña tarea del Educador Popular. De ahí la importancia del trabajo de la epistemología en el campo educativo. Descubrir desde donde pensamos el mundo, la realidad. De ahí la necesidad de sabernos colocar ante las cosas, porque de esto depende la construcción de una nueva relación de conocimiento, que nos lleve a pensar distinto el mundo a como lo piensan los capitalistas y la oligarquía financiera. Desafiar la realidad existente, su conciencia de sí y sus prácticas sociales. Saber que no existe conocimiento solamente técnico, práctico, sino también conocimiento emancipador. Los tres son conocimientos interesados, nunca inocentes ni neutrales. Los conceptos antedichos permiten nombrar a la enseñanza, al aprendizaje, a la educación, a los métodos, a las didácticas, al curriculum y a las prácticas, de otro modo.

Así, la formación no se queda en la información, sino como construcción de la relación de conocimiento y la posición del sujeto ante el mundo, ya sea dejarlo como está o cambiarlo. Es más importante la necesidad de realidad que el propio conocimiento, para romper la inercia, lo constituido y además hacernos insumisos, rebeldes, desobedientes. En la educación neoliberal del prianismo sobrevive una racionalidad instrumental que subordina los fines a los medios. Que impide, a los hombres y mujeres, desde su óptica, pensar la realidad de forma distinta. De ahí la importancia del examen del pensamiento, porque ahí se instalan parámetros que impiden pensar de otro modo el consenso de los neoliberales. Pero al mismo tiempo tenemos la necesidad de transformar la institución educativa, porque ésta continúa atrapada en una relación de poder, cuya ideología se sustenta en la clase, el género y la raza. Otro mundo es posible y necesario.

Este texto ha sido publicado en el sitio Cambio de Michoacán, en la dirección http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc45417

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La lucha teórica y política por la educación

Por: Rafael Mendoza Castillo

Inicio estas reflexiones con el pensamiento crítico de Manuel Gil Antón: “Ojalá, ojalá de veras, un día estudiar valga más que robar dinero público, ya no sea mejor tener conocidos que conocimientos y haya más jacarandas y nuevas universidades que muertos y fosas en nuestra tierra. Para que sea así, es cosa de entrarle y no callar. Alzar la voz: tomar la palabra arrebatada”.

Sin principios ni fines todo es fungible (se consume con el uso), todo puede servir como representante de todo. Observemos las consignas actuales, “nueva cultura”, entendida como conducta adaptada al nuevo capitalismo, sin derechos ni reclamos, sin conquistas sociales. Aquí aparece, hoy en día, desde el prianismo gobernante, la nueva cultura del trabajo, nueva cultura moral, nueva cultura ecológica, nueva cultura jurídica (juicios orales). Todo ello domestica la acción política de la comunidad, es decir, la soberanía del pueblo (artículo 39 constitucional) y esto se pone al servicio de las organizaciones corporativas privadas y sus mandatos.

Manuel Gil Antón

Sin principios ni fines lo educativo se llena de productividad, de eficiencia, de la calidad que disfraza el desgaste programado de los objetos y bienes, el mercado como ausencia de fines humanos y políticos de la formación social capitalista, misma que convierte todo en mercancía, incluyendo a los sujetos sociales. La competencia donde sobresalen los oligopolios y las megacorporaciones. Este es el capitalismo políticamente administrado y planificado para controlar a las clases subalternas y someterlas a su consenso único (hegemonía).

La filosofía clarifica, determina conceptos y categorías con la finalidad de que nosotros podamos preguntarle a la conformidad con el objetivo de incomodarla. Por ello empecemos por determinar conceptos tales como integración, bloqueo histórico, la utopía y el sujeto. Si partimos de esto estaremos en mejores condiciones de construir una relación distinta de conocimiento, de acción y modo de pensar distinto ante lo educativo y el mundo actual.

En la realidad del mundo histórico contemporáneo se localizan la educación, la cultura, la ciencia, el arte, la técnica, orientados por los procesos de integración, donde la transnacionalización del capital es hegemónica, no sólo en lo financiero, económico y comercial, sino que también se incorpora lo primero. El capital produce bienes y servicios, pero también produce un sujeto que responda a su consenso único de pensamiento y de consumo.

Lo anterior revela el interés de los empresarios (Claudio X. González) que impulsan el proyecto llamado Mexicanos Primero, por ocupar también, para su negocio y lucro, el campo de lo educativo. Por eso decimos que el terreno de la educación es una lucha teórica y política, donde la definición tiene que ser clara en los actores de dicho proceso y la decisión se instala en favor de qué y en favor de quién, porque la naturaleza de la práctica educativa, según Paulo Freire, es política.

Sin embargo, no sólo se globaliza el capital, el trabajo, sino también la trasnacionalización desde el punto de vista de los medios de comunicación de masas. De ahí que la categoría de integración arroja luz sobre la forma en que los Estados nacionales desaparecen o se vuelven instituciones fallidas, achicadas, simplificadas, privatizadoras, desreguladoras, al servicio de las megacorporaciones extranjeras y nacionales.

De ese modo, gobiernos e instituciones se integran a los centros de la hegemonía económica y el consenso de Washington. Como bien afirma Immanuel Wallerstein: “Que el capitalismo no reconoce naciones ni estados, la única realidad para el capitalismo es la economía mundial, no hay en mente realidades nacionales”.

Esta realidad social, esta existencia actual, expulsa los procesos de la racionalidad teórica, del pensamiento crítico disruptivo y pone en práctica una cotidianidad sustentada en la homogeneización de las emociones y sentimientos y de las teorías del pensamiento débil. Todo ello promovido por la diversión, el entretenimiento, que lleva a la enajenación de la conciencia. La intención es destruir la centralidad de la política y de la teoría, tal que le apuesta al consumo y a la esclavitud de la gente.

Además, a través de los medios de comunicación, sobre todo el duopolio televisivo comercial, alienan y forman a la población. No sólo informan al pueblo, sino también se conforman estructuras de conciencia que apuntan a la aceptación y adaptación del orden que ellos, los medios, defienden. Esa conciencia de lo mismo hace sentir y pensar a la gente que lo que existe es lo mejor y que no existe otra opción. Les matan el futuro y la esperanza.

Como bien dice Giovanni Sartori, las imágenes transmitidas por los medios se convierten en un video-poder que al final del día convierte al sujeto en un espectador, en consumidor de lo mismo y, eso sí, dependiente del televisor. Como acertadamente dijo el clásico, el “medio es el mensaje” (Marshall Mcluhan).

Es importante que nuestro proyecto educativo retome el concepto de bloqueo histórico propuesto por Agnes Heller. Sin este concepto no podemos entender por qué la gente aspira a lo mismo y que la gente no piense distinto. Lo anterior se vincula con la educación y la cultura ya que el poder y hegemonía tiránica no persuaden ni les interesa convencer a las personas. Tal hegemonía pretende que la gente se convierta en súbditos y no en ciudadanos, sujetos históricos, erguidos, desafiantes, que visualicen cosas distintas o diferentes a las existentes.

Por eso el modelo neoliberal produce, vía los programas de educación como el propuesto por el inolvidable sargento Aurelio Nuño, un sujeto que acepte vivir en la pobreza, el desempleo, la marginalidad, que el mismo modelo se encarga de producir. Que las personas queden fuera del conflicto de clases y que acepten esta realidad. Otro mundo es posible y necesario.

Fuente: http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc39672

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Ideas para liberar lo educativo

México / 21 de enero de 2018 / Autor: Rafael Mendoza Castillo / Fuente: Cambio de Michoacán

La representación que la oligarquía y su poder de dominación han tenido sobre lo educativo tiene que ver con el control de la mente, el cuerpo y la conducta de la gente. Lo anterior para ajustarlos a la reproducción del sistema y de ese modo reproducir, acumular el capital en pocas manos o pocos propietarios. Esto último produce pobreza y desigualdad en la mayoría de la población. Así, el poder de explotación genera sentidos, valores, saberes, ideologías, creencias, como cemento que le sirve para mantener y reproducir esa formación social. Ven lo educativo como determinación (causalidad-parámetro) y no como indeterminación (opción, emergencia).

Por eso lo educativo como institución no se presenta con claridad patente ante nuestros sentidos, sino con ciertas máscaras, velos, oscuridades, se oculta, se reprime, se esconde, de ahí la imperiosa necesidad de pensarlo desde espacios categoriales, conceptuales, pero cargados con el aguijón del pensamiento crítico – disruptivo. De ahí el interés en invitar conceptos como represión, negociación, representación, participación y mediación (Pablo González Casanova). Sin esas conceptualizaciones todo análisis sobre lo educativo y su sistema es incompleto.

La represión se ha venido ejerciendo desde el poder de dominación y de explotación sobre los maestros y maestras que no aceptan las imposiciones de modelos educativos desde el Estado y la oligarquía financiera nacional y extranjera. Como muestra de lo que decimos está la última Reforma Educativa, que se caracteriza como administrativa y laboral. Primero la fuerza policiaca y luego sus ideas educativas neoliberales. La represión es biopolítica (control del cuerpo) y psicopolítica (control sobre la mente y la acción).

La represión también se presenta en lo moral, lo físico y económico. Lo anterior incluye pueblos y comunidades, como ejemplo Nochixtlán y otros. Todo análisis de lo educativo incluye las corporaciones económicas o del imperio norteamericano, las cuales han venido imponiendo contenidos y mecanismos represivos (OCDE, BM, FMI). Esto lo confirman las palabras de Ángel Gurría, secretario general de la OCDE: “El nuevo modelo educativo es la brújula, el compás y el norte”.

Surge una pregunta: ¿de qué educación hablamos cuando los oligarcas o propietarios del capital fijan las reglas al sistema educativo mexicano?, ¿de qué educación hablamos cuando no ha existido negociación del gobierno entreguista del prianismo con los verdaderos actores y sujetos de la educación, que son las maestras, los maestros y padres de familia, sobre contenidos, métodos, valores, proyectos de nación? En lo anterior ha predominado el interés de los propietarios del capital y sus súbditos de la partidocracia.

Es indudable que la educación como institución tiene una parte formal que incluye planes de estudio, formas de evaluación, programas, enmarcados en los diseños curriculares. El Estado neoliberal (padre autoritario y todopoderoso), achicado, simplificado, desregulado y privatizador, vía el prianismo, se adueña de lo educativo. Desde esa ideología conservadora le marca el sentido dogmático al sistema educativo. Todos estamos, según ellos, obligados a aceptarlo sin cuestionar sin preguntar.

Es necesario el cuestionamiento de la forma que hemos mencionado porque esa estructura encierra sentidos, significados, orientaciones, visiones del mundo, formas de vida, es decir, se expresa en lenguajes que pueden ser falsos, mentirosos; además ocultan poderes como la OCDE y las tecnologías de la información y la comunicación. Esto es, existe una representación detrás de la representación de la SEP.

Estamos ante la presencia de un teatro político donde los representantes de la SEP representan a los representantes de la corporaciones económicas, pero no representan los intereses del pueblo. Por eso se lucha desde la CNTE, los movimientos sociales, sindicatos universitarios, para que los representantes representen verdaderamente a lo representados. En esto debe estar el poder de los maestros y del pueblo. De otro modo la educación continuará secuestrada por los representantes de la oligarquía financiera local y global.

No se puede hablar de una educación liberadora o de calidad cuando el proceso educativo está en manos de corporativos oligárquicos y éstos fijan las orientaciones y valores de la educación. En esto quedamos como espectadores o invitados de piedra. Es importante, cuando hablamos de educación, entender el mecanismo de la negociación, la representación y la participación. Agregando a lo anterior, los procesos de mediación, que incluyen a los intermediarios. Saber quiénes son aquellos y, sobre todo, de quién son intermediarios.

Es bueno saber si esas mediaciones apuntan a la liberación de los sujetos de la educación o se continúa defendiendo el estado de cosas de las reglas neoliberales del capitalismo corporativo y su racionalidad competitiva, destructora de la condición humana del planeta agua-tierra. Deseamos una educación donde el intermediario sea el docente, el estudiante, la comunidad y que ahí se anide el poder, es decir, el poder desde abajo. Esta lucha, desde abajo, ha sido en los últimos años muy intensa, en la que se han perdido vidas de compañeros maestros, maestras, estudiantes y estudiantes normalistas (los 43 no se olvidan).

Luchar por una educación emancipadora, de liberación, implica que el pueblo, los de abajo, los explotados, los marginados, los olvidados, ya no deleguen la voluntad de poder a la oligarquía y su clase política corrupta e impune, sino que la ejerzan para transformar al capitalismo corporativo, mediático, militar-policiaco, empresarial, que hoy padecemos.

Que el pueblo recupere su soberanía, esto es, su voluntad de poder mayoritaria y humanista y le imponga un ¡basta! a la oligarquía o plutocracia mexicana. Indudable que se trata de una educación domesticadora y ocultadora de la intervención de los Estados Unidos en los pueblos de América Latina, para despojarlos de sus culturas, de sus territorios, del agua, del petróleo, la electricidad, golfos, islas, etcétera. El dueño de la educación debe ser el pueblo. La educación como patrimonio debe ser del pueblo, de lo contrario es una educación alienadora, embrutecedora y deshumanizada. Otro mundo es posible y necesario.

Fuente del Artículo:

http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc36043

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Política y educación, ¿para qué?

 Rafael Mendoza Castillo

Enmarco esta reflexiones con el pensamiento de Manuel Pérez Rocha: “El pensamiento crítico también implica que el conocimiento se valora, se busca, se ama, no por lo que podemos obtener a cambio de él (dinero, honores, poder, “buenas calificaciones”), sino por lo que aporta para dar sentido a la vida propia y comunitaria, y para mejorarlas y enriquecerlas”. Ningún conocimiento, saber o creencia son neutrales o inocentes. Reforma Educativa prianista como máscara, para reprimir la voluntad del otro, del inconforme, del insumiso.

Este es el fondo del asunto. Por eso decimos que la Reforma Educativa que defiende no con razones, con ideas, sino con autoritarismo e irracionalidad el sargento Aurelio Nuño Mayer (practica el monólogo), como miembro de una mafia de mirreyes, no es neutral, porque afecta en lo laboral y administrativo a los trabajadores de la educación. Lo educativo, dejar sin clases a los niños, evaluar, se usan para golpear al otro, al disidente, al que protesta y descubre las mentiras del poder de dominación y explotación. Aurelio Nuño Mayer debe ser enjuiciado en lo político, moral y ético por mentirle a la sociedad y golpear a los maestros y maestras de México. No olvidemos. El discurso dogmático del político y del burócrata Aurelio Nuño Mayer apunta no al esclarecimiento del destino del pueblo mexicano, sino hacia la fundamentación del concepto vacío de autoridad (autoritarismo prianista), desde donde se descalifica, como catastrofista, la rebeldía y la crítica de las personas, clases o grupos, los cuales tienen otro proyecto de país, de cultura y de educación. Hoy el Estado mexicano, achicado y simplificado, otorga preferencia al proyecto acumulativo de capital sin importar las secuelas de hambre, miseria, desigualdad y enfermedad que van quedando en los amplios sectores de la población.

El pensamiento racionalizado, tecnocrático del prianismo en el poder, que escinde medios y fines, niega toda posibilidad de convivencia y rechaza la incorporación de la conciencia protestativa, y más bien apunta hacia el fortalecimiento del dogmatismo, de la intolerancia, donde la “verdad” única es la que emana del poder de dominación y explotación. Escuchemos al amo Aurelio Nuño: “Pedir diálogo en esas condiciones es buscar no tenerlo, y son ellos los que se están cerrando la puerta porque es una puerta que siempre ha estado abierta, pero a partir de que acepten la Reforma Educativa”. A este funcionario le importa defender a los ricos empresarios (Mexicanos Primero), la oligarquía, y no le importa la educación.

El país no sólo está atravesado por una aguda crisis económica, sino que también se presenta el derrumbe de los valores humanos y, por ende, la aceleración de la destructividad, de la violencia política y social. Todo lo anterior afecta en lo más profundo a los ciudadanos. Nos parece que los grupos hegemónicos y los poderes fácticos que manejan los asuntos públicos en el país, por alguna circunstancia o razón han perdido la orientación correcta del proceso histórico en todos los órdenes. La política desde el poder y su capitalismo corporativo, mediático, empresarial, militar y policiaco cancela todo movimiento de los trabajadores, del campo y de la ciudad (huelgas de puertas abiertas) que luchan por mejorar sus condiciones de vida.

La derecha en el poder, insensible socialmente, niega de raíz la opinión, la duda y la disidencia de los otros, de las mayorías sociales (movilización en contra de las reformas estructurales). Quienes rechazan la duda de los demás, la crítica, como Aurelio Nuño, no sólo se ubican o se encaminan hacia un pensamiento autocrático, absoluto, sino que cierran todo posible espacio democrático como única posibilidad para el reencuentro con las auténticas fuerzas sociales del cambio y de la utopía.

Todo grupo político como el prianismo, que sustenta sus prácticas en ideologías circulares, maniqueas, esquemáticas, se pone de antemano anteojeras que no le permiten observar y asimilar lo novedoso del movimiento real de la sociedad y de la historia viva del país. Aceptar la opinión del “otro” es ascender a los peldaños de una estructura social que ha alcanzado madurez política en el ejercicio de la democracia directa, y no reconocerlo es mantener a una sociedad civil ajena a la verdad y, sobre todo, provocar el aislacionismo del conjunto social en la decisiones claves que hoy reclama el país. Como decía Carlos Fuentes: “Más bien más cultura centrífuga, más heterogénea que homogénea, más empeñada en recuperar diferencias que en imponer semejanzas”. La grave problemática que vive el país ya no puede ser decidida únicamente desde la cúpula del poder o poderes, sino que el desarrollo social exige la incorporación de otros sectores sociales para que se produzca un debate nacional sobre la reorientación de la política económica neoliberal hacia la solución de las necesidades cotidianas de la población.

Es muy riesgoso para la paz social que en México se continúe, por capricho, por autoridad, con un sistema social que produce y reproduce enormes desigualdades sociales, y además se defienden esquematismos políticos que fundan relaciones sociales en el egoísmo y el individualismo. El pensamiento político que no duda, que ve la historia como dogma, como herencia lineal, en sus acciones se encamina hacia la destrucción de la inconformidad, de la protesta; estas situaciones se pueden efectuar muchos años pero jamás toda la vida, ya que las contradicciones sociales y las fuerzas actuantes buscan lo posible, las revoluciones. En las últimas décadas el tiempo histórico ha sido dirigido por un pensamiento vertical, caracterizado por el monolitismo en las acciones y por decisiones unipersonales. Estos aspectos invalidan la participación de otras fuerzas políticas que intentan dar un viraje al modelo neoliberal hacia otros proyectos de país. De continuar por el camino de la apropiación individual de lo social, de lo histórico, entonces el conflicto de lo individual y lo colectivo será inevitable.

Es necesario que se haga evidente, o al menos clarificar, las condiciones importantes para que los análisis institucionales conlleven la posibilidad de trastocar las propias instituciones, descubriendo el significado y actuación de las mismas y el campo de la ideología dominante como sustento de las relaciones entre política y educación. De acuerdo con la ideología dominante, de derecha, conservadora y fascista, se intenta ocultar lo político de todo acto educativo, y a partir de esa premisa se fetichiza todo el proceso. De esa forma la educación estaría, en cuanto a sus posibles funciones, más allá de cualquier compromiso con el cambio de las relaciones sociales en que aquella se inscribe, confirmando con esos planteamientos un marco total de “neutralidad política” en las instituciones de educación. Otro mundo es posible.

Fuente: http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc5235

Imagen: http://www.cambiodemichoacan.com.mx/fotos/_7541589a87369366116ffff0a77eb203,aurelio.jpg
Este texto ha sido publicado en el sitio Cambio de Michoacán, en la dirección http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc5235
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