Candidatos: la educación como política de Estado

Colombia / 14 de enero de 2018 / Autor: Ramsés Vargas Lamadrid / Fuente: Semana

No puede haber estudiantes de excelencia sin docentes de excelencia y por esto es inaplazable la construcción una política pública para la formación de educadores, que promueva la profesionalización y el aprendizaje continuo.

‘Desgraciadas ocurrencias‘ (El Tiempo, abril 21, 2017), fue el titular de la columna del maestro Wasserman en la que describe algunas de las que han sido las políticas en materia de educación, ciencia y tecnología en las últimas décadas, donde ha prevalecido la improvisación sobre la reflexión o el conocimiento.

Estas ocurrencias disfrazadas de buenas ideas las caracterizan la omisión al no considerar la complejidad de factores que inciden en los problemas de la educación. La audacia, lo taquillero, lo mediático han estado por encima del análisis riguroso y holístico que se requiere para reglar estos temas. Cada Gobierno -o ministro- viene con su carpeta de ocurrencias debajo del brazo.

A propósito del año que terminó, enfocado en la corrupción rampante y el «patos al agua» en materia de candidaturas presidenciales reflexionamos sobre lo que planteó Julián de Zubiría recientemente en este medio, “Si tu candidato no sabe cómo cambiar la educación, cambia de candidato”, surge la reflexión sobre qué retos tienen los candidatos frente a la construcción de una política pública para formar en Colombia una generación de paz y cumplir con el Plan Decenal de Educación que plantea el perfil del ciudadano colombiano a 2026.

Es fundamental no desistir de considerar la Educación como prioridad y pilar de desarrollo y progreso para el país, pues esta es la vía para fortalecer el desarrollo económico a través de la formación de un capital humano más acorde a las necesidades productivas y a los desafíos de un entorno que requiere innovadoras respuestas a nuevas demandas. Una mejor educación, además, contribuye a disminuir el desempleo y la informalidad, y posibilita una mayor remuneración de los agentes productivos del país, lo que se refleja en el bienestar de su población y en el crecimiento de la economía.

De igual forma, tal como lo manifiesta el Consejo Privado de Competitividad, la educación es clave en el marco del posconflicto, pues esta es un pilar esencial para lograr una paz estable y duradera en aquellas zonas azotadas por la violencia y la criminalidad durante décadas. El acceso, la cobertura, la calidad y la pertinencia de la educación en esos territorios determinarán en buena medida la generación de riqueza, la atracción de inversión productiva y la creación del empleo formal que apalancará su desarrollo en los próximos años.

Estos retos no hay necesidad de sacarlos debajo de la manga. Ya Colombia está más que sobrediagnosticada y cuenta con referentes educativos muy bien documentados que darán pista a los candidatos sobre las prioridades que deben atenderse de forma planificada y no reactiva.

En primer lugar, se requiere la construcción de un sistema educativo articulado, participativo, descentralizado y con mecanismos eficaces de concertación. Es urgente organizar el sistema educativo en todos sus niveles, de tal manera que estos respondan a las necesidades propias de los contextos, promuevan la investigación, el desarrollo de proyectos, la articulación de los niveles, la promoción de los valores culturales regionales y nacionales y la participación del estado y los actores sociales (Plan Decenal de Educación-PDE).

Así mismo, como lo establece el PDE, hay que garantizar, fortalecer y mejorar el sistema educativo estatal, de modo que asegure, en todos los niveles de formación, accesibilidad, adaptabilidad, aceptabilidad, permanencia, inclusión de toda la población y, por ende, la calidad de la educación, brindando las condiciones adecuadas de financiación e infraestructura.

Pero, además, es menester trabajar en conjunto con otras carteras para mitigar los factores económicos que pueden afectar la posibilidad de que los jóvenes completen su educación. Estrategias integrales para suplir el NBI podrían incrementar su acceso y permanencia en el sistema hasta culminar la educación media. Sin duda, esto incluye extirpar de una vez por siempre la corrupción en estrategias como el Programa de Alimentación Escolar.

Otro aspecto critico es garantizar la financiación e implementación de la Ley 1804/2016 que convirtió la estrategia De Cero a Siempre en una política de Estado para establecer el preescolar integral, fortalecer las competencias y cualificaciones del personal de las modalidades de educación inicial y su sistema de evaluación, y observar con detenimiento las condiciones de certificación de los prestadores de servicios.

El rezago nacional en medidas internacionales como las pruebas Prisa obliga a fortalecer la educación primaria, secundaria y media a través del establecimiento de un currículo nacional con lineamientos generales, pertinentes y flexibles, e incentivar su adopción por parte de los establecimientos educativos. De igual forma, dar un impulso más contundente a la implementación de la Ley 1753/2015 que estableció que el servicio público educativo debe prestarse en jornada única y que su implementación será gradual hasta el año 2025 en zonas urbanas y hasta 2030 en zonas rurales.

No puede haber estudiantes de excelencia sin docentes de excelencia y por esto es inaplazable la construcción una política pública para la formación de educadores, que promueva la profesionalización y el aprendizaje continuo.

Ante el imperativo de que estamos en medio de la cuarta revolución industrial, donde la automatización y la inteligencia artificial son sus pilares, debemos fortalecer la apropiación tecnológica a través de procesos de enseñanza y aprendizaje, proveyendo la infraestructura física y tecnológica a todo el sistema educativo colombiano con criterios de calidad, transversal a las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones, y generar cobertura educativa.

De igual manera hemos de implementar el Sistema Nacional de Educación Terciaria (SNET) con la oferta de programas, en sintonía con la política de desarrollo productivo y avanzar en el reconocimiento de aprendizajes previos tanto en la educación terciaria como en la superior.

Candidatos, urge leer y atender el Acuerdo por lo Superior -2034, que establece lo que requiere el país para las próximas dos décadas materializando 10 apuestas que condensan los retos en materia de educación superior. Entre otras, se destaca la Educación inclusiva, de calidad y pertinencia y la Investigación (ciencia, tecnología e innovación). En este último ítem debe formularse una política unificada de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) para articular los esfuerzos que hacen los distintos actores y tomar acciones reales para garantizar la destinación de recursos estimados a la ciencia, producción cultural y artística llegue al menos el 0,7 por ciento del PIB, y no terminen financiando vías terciarias.

En línea con lo anterior es urgente reglamentar el Acto Legislativo No 10/2017 que reforma el Sistema General de Regalías para mejorar la asignación y ejecución de los recursos. La reducción de los recursos destinados a ciencia, tecnología e innovación, incluida la innovación social, compiten con la corrupción del país. Y para ser un país educado y que trasforme sus estructura de desarrollo económico y tecnológico, es urgente analizar las políticas y recursos de Colciencias, por el impacto de la investigación en la calidad de la educación superior, el apoyo en la formación de alto nivel y en el desarrollo e innovación del sector productivo.

Finalmente, es necesario que como país desarmemos las palabras y los ánimos en aras de construir un futuro reconciliado y promisorio, y eso nos exige entre muchas otras cosas, asumir los compromisos que en materia educativa se establecieron en los acuerdos de paz.

La hoja de ruta ha sido suficientemente discutida y diseñada, lo demás serán solo «ocurrencias».

Fuente del Artículo:

http://www.semana.com/opinion/articulo/candidatos-la-educacion-como-politica-de-estado/553058

Fuente de la Imagen:

http://www.semana.com/educacion/articulo/colombia-es-un-modelo-educativo-para-marruecos/424764-3

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Educación para el siglo XXI

Por Ramsés Vargas

Las carreras tecnológicas, de diseño y mercadeo, seguidas por las ciencias de la salud, son las carreras del siglo XXI.

Está muy en boga por estos días referirse a las universidades y otros centros educativos como entidades sin ánimo de lucro, como si estas se ocuparan solamente de buscar vehículos jurídicos que les permitiesen aliviar sus cargas tributarias, y no como instituciones con un objetivo y mandato superior cuál es el de ocuparse de la formación de las nuevas generaciones.

Temas como el desmantelamiento de redes de convalidación de títulos de especialidades médicas, las propuestas para endurecer los requisitos para acceder al título de abogado; y muchos otros temas de naturaleza regulatoria y sancionatoria ocupan el debate nacional en torno a la educación.

Pero, me pregunto si además del debate en calidad –muy pertinente por demás-, no estamos olvidando el debate acerca de lo necesario. Seguimos buscando formar profesionales en áreas clásicas de lo que consideramos una educación pertinente, abogados, médicos, ingenieros y profesionales en ciencias sociales, entre otras.

Los gobernantes, educadores, profesionales y ciudadanos debemos entender que la agenda educativa es un espacio de concertación permeado por diferentes variables, tales como el mercado laboral, la oferta, la demanda y las necesidades del sector productivo. Tal vez la humanidad nunca había avanzado tan rápido como en nuestra era, y ello conlleva que los ámbitos académicos y de formación tengan que adaptarse constantemente.

La educación virtual, las tecnologías de la información y el teletrabajo, entre otras situaciones, ciertamente imponen retos a la manera en la que vemos la educación. En igual sentido, los jóvenes de este siglo y los llamados millenials son cada vez más inquietos, su vida laboral no es de más de 1 o 2 años por posición, y sueñan con emprendimientos, eso también nos hace replantear las competencias por las que se decantan en su ámbito educativo.

El ‘boom‘ alrededor de la economía creativa, el emprendimiento y los desarrollos tecnológicos han generado un maridaje excepcional entre la creatividad artística, musical, literaria, artesanal, los derechos de propiedad y las patentes, y las carreras de tecnología, diseño e ingeniería; esto, que es un terreno de jóvenes, debe ser aprovechado por las instituciones, los gobiernos y los educadores para fomentar desde los colegios la creatividad, e identificar talento con el fin de construir currículos adecuados que permitan al alumno un tránsito eficaz hacía la vida universitaria.

Atrás quedaron esos años en donde los muchachos desubicados optaban por una ciencia social, o donde los padres imponían una carrera por tradición o seguridad económica, hoy día un diseñador de cualquier ámbito, un chef, un arquitecto o un músico gana lo mismo o más que un abogado, y en ello es en lo que nos debemos concentrar. El bono demográfico que tiene Colombia le impone el reto de conciliar política educativa con realidad social, ello es lo que no solo nos llevará al anhelado desarrollo, sino que nos hará más competitivos.

Las carreras tecnológicas, de diseño y mercadeo, seguidas por las ciencias de la salud, son las carreras del siglo XXI, hay un déficit por ejemplo en materia de expertos en ciberseguridad, analistas de información, desarrolladores de software, todas áreas novedosas que debemos buscar promover de una manera responsable y articulada.

En la medida en que aprendemos a través de ordenadores, equipos tecnológicos y trabajamos a distancia, y gracias a las tecnologías de información podemos lograr mayor cobertura educativa, mejor oferta y reducir los costos de matrículas, desplazamientos y útiles, logramos una verdadera materialización de derechos en cuanto a la posibilidad de acceso a la educación.

Que bueno soñar con un Chocó o una Guajira interconectada que pueda recibir virtualmente lecciones y transferencia de conocimientos desde cualquier universidad de Colombia, que los niños y jóvenes aprendan desde su entorno y realidad, y que practiquen lo que aprendieron en sus zonas, que el conocimiento se quede y se difunda en donde más se necesita, no en esa migración educativa en donde solo aquellos que cuentan con los recursos económicos, o acceden a una beca, pueden ir a los centros urbanos a buscar una universidad, y mucho menos que escojan carreras clásicas como el derecho para regresar a una vida de escritorio.

Este es el reto de la educación del Siglo XXI, en donde la información está a la mano en un mundo cambiante con jóvenes inquietos y universidades que se deben adaptar a las nuevas realidades, este segundo renacimiento que vivimos gracias a las tecnologías de la información y el resurgimiento de la inquietud iluminista, es el terreno para que un país lleno de talento como Colombia se posicione en la segunda década del siglo como un líder en innovación y desarrollo.

* Rector de la Universidad Autónoma del Caribe

Fuente: http://www.semana.com/opinion/articulo/ramses-vargas-lamadrid-educacion-para-el-siglo-xxi/498722

Imagen: www.lampadia.com/assets/uploads_images/images/Using-ipads-in-the-classroom.jpeg

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Es la educación, estúpido

Por Ramsés Vargas

Rector de la Universidad Autónoma del Caribe

Siempre que hay una revolución tecnológica se impone un reto educativo para las sociedades que quieran sacar provecho de ella y no quedarse rezagadas.

Titulo esta columna evocando la famosa frase que acuñó James Carville, estratega de la campaña de Clinton 92, “es la economía, estúpido”, para significar que era el desempeño de la economía lo que quitaba y ponía presidentes, y que ése debería ser el enfoque de la campaña. Pero el crecimiento económico depende de muchos factores, siendo la educación el mas importante, en el largo plazo.

Todos los llamados milagros económicos han sido posibles por un salto educativo. Korea es uno de ellos. A mediados de la década de los 70s Korea y Colombia tenían un PIB per cápita similar y un nivel de industrialización parecido, de hecho las ventajas competitivas de ambos tenia que ver con la agricultura- Korea exportaba arroz y Colombia Café. Hoy Korea produce para el mundo los Samsung Galaxy y los vehículos Kia, mientras que Colombia no ha podido siquiera mantener su competitividad cafetera, por eso el ingreso per cápita de los Koreanos es  27,970 dólares mientras el nuestro es de 7,903. ¿Qué hicieron los Koreanos diferente? ¿Qué produjo este crecimiento económico acelerado y sostenido en Korea? La respuesta es la educación. Korea le aposto a la educación en todos los niveles y empezó por hacer un gran esfuerzo en la construcción de infraestructura y la formación de maestros para pasar de la doble jornada a la jornada única,  y se empeño obsesivamente en la excelencia en ciencias y matemáticas.

La China es otro ejemplo del impacto de la educación en el crecimiento económico. En la década de los 80 el pragmático Deng Xiaoping optó por una estrategia que rendía sus frutos mas rápidamente que la de los Koreanos; mientras reestructuraba todo el sistema educativo financió los estudios de miles de chinos en las universidades mas prestigiosas de los Estados Unidos, especialmente en Ingeniería y ciencias, con el compromiso de estos jóvenes de volver a su país a emplear y transferir esos conocimientos.

Hasta hoy la excelencia en las políticas educativas ha sido la herramienta mas poderosa para lograr altos índices de crecimiento económico y equidad. Sin embargo, hay países como Colombia, que sin haber hecho un gran salto educativo han mostrados avances en estas materias. Pero el mundo cambió, con el advenimiento de la revolución de la inteligencia artificial y la tecnología de impresión en tercera dimensión, los países que no tenga una fuerza laboral altamente educada estarán condenados a altísimos índices de desempleo y no podrán crecer su economía, quedarán en algo así como una recesión permanente. Ya no será un factor de competitividad el tener una gran fuerza laboral disponible y de bajo costo y una infraestructura adecuada, pues las nuevas tecnologías harán que los procesos de manufactura se trasladen a los países desarrollados, es decir, los robots reemplazarán a los humanos en estas tareas.

Siempre que hay una revolución tecnológica se impone un reto educativo para las sociedades que quieran sacar provecho de ella y no quedarse rezagadas.  En la revolución industrial el gran reto fue alfabetizar a la gente porque saber leer y escribir era la condición para formar parte de esa nueva fuerza laboral calificada, y en la revolución de la informática el gran reto fue enseñarle a la gente a manejar un computador y llevar la conectividad a todas partes. De esa misma manera, el reto de esta revolución de la robótica y la impresión en 3D, será el de enseñarle a nuestros jóvenes a leer y a escribir en el lenguaje de los computadores.

Concomitante a este debate de la educación es el de inversión en ciencia y tecnología, donde Colombia invierte un 0.23% del PIB, mientras que los países de la OCED invierten en promedio 2.4%. Un borrador de lo que seria el próximo CONPES en esa materia ha generado polémica, porque se está subordinando totalmente el tema de la investigación y el desarrollo  a la competitividad. Ojalá el gobierno concerte mejor este documento, para que Colombia empiece a reducir la brecha que nos separa del mundo desarrollado.

Fuente del Artículo:

http://www.semana.com/opinion/articulo/ramses-vargas-colombia-debe-invertir-en-educacion-ciencia-y-tecnologia/471040

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