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Colombia: Promover resiliencia en niños consolida lazos comunitarios según expertas

Por: Agencia de Noticias EFE

Promover la resiliencia en niños y adolescentes de países como Colombia, inmersos en el conflicto durante años, consolida lazos comunitarios y mejora la interacción de los individuos, según expertas que participaron en el Seminario Desarrollo Psicoafectivo y Educación Emocional realizado en Barranquilla.

En el evento participaron la académicas investigadoras de Israel Nira Kaplansky y de España Anna Forés Miravalles, quienes están de acuerdo en que el concepto de comunidad, con el apoyo de los padres y del Gobierno, es básico para tejer la resiliencia.buta en solitario con fuerte mensaje de igualdad

El V Seminario Internacional de Desarrollo Psicoafectivo y Educación Emocional se presentó en el marco de la Cátedra Europa que organiza la Universidad del Norte, y en el que se abordó el tema de la resiliencia, entendida como la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a situaciones adversas.

«El futuro está por hacer, está por construir. La parte positiva de este proceso es que, se basa en el realismo de la esperanza, de aceptar lo que tenemos y a partir de allí construir lo que queremos ser», explicó a Efe Miravalles, quien es presidenta de la Asociación de Investigación para la Resiliencia, con sede en España, Suiza, Argentina, Chile y México.

Para la académica española, en sociedades como la colombiana que ha vivido el conflicto armado durante mucho tiempo, el concepto de comunidad es básico para tejer la resiliencia.

«Es decir que si me caigo tendré una red que me va a sostener y si es una super red, lo que va a hacer es que me va a levantar», dijo.

En su opinión, «la escuela es un elemento clave porque los grandes referentes y modeladores de la niñez son la familia y la escuela y muchas veces ésta no es consciente de su papel en la sociedad. En este proceso el Estado tiene que hacer lo suyo, es decir, asumirlo y ser responsable por ese bien común, que son los niños».

Miravalles es doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación, y Licenciada en Pedagogía por la Universidad de Barcelona. De igual forma, actualmente es profesora del Departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Universidad de Barcelona.

Sobre el mismo tema, la israelí Nira Kaplansky dijo a Efe que cuando queremos potenciar la resiliencia en los niños tenemos que reforzar a los padres y ese mismo modelo se puede trasladar a la coyuntura al Gobierno y población. «El Gobierno es un componente materno paternal del pueblo», indicó.

«Si los habitantes sienten que su gobierno está funcionando en su mejor interés, y está organizado para ayudarlos a sobrellevar eventos masivos, pues entonces la resiliencia nacional o comunitaria prevalece», anotó Kaplansky, quien además es magister en Arte-Terapia de la Universidad de Sury y licenciada en Trabajo Social de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

«Las autoridades deben comprender que algún tipo de evento terrible puede y va a suceder porque esa es la realidad de todos los países. Por eso tienen que definir las acciones en los temas de resiliencia comunitaria», agregó Kaplansky

La Universidad del Norte está celebrando la vigésima versión de la Cátedra Europa, encuentro académico y cultural entre el Caribe colombiano y el mundo académico europeo.

Fuente: https://noticias.terra.com.co/colombia/estimular-resiliencia-en-ninos-consolida-lazos-comunitarios-segun-expertas,5ca4a2fabdad29326e1daea9ee9d62capyrndmye.html

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La Resiliencia como forma de resistir a la exclusión social

Por: Ignacio CALDERÓN-ALMENDROS, Cristóbal RUIZ-ROMÁN,  y  Jesús JUÁREZ PÉREZ-CEA

Entre los colectivos excluidos socialmente se dan una serie de formas de opresión que les son comunes. La estigmatización constituye una de estas prácticas de opresión. Y aunque ésta actúa bajo distintas etiquetas, todas tienen una misma finalidad: ejercer una forma de poder y control social sobre el otro. Ante la estigmatización cabe la aceptación y reproducción del estigma que reproduce la desigualdad, pero también caben otras maneras de afrontarla. En este trabajo, tras acercarnos al estado de la cuestión en torno a los estudios sobre resiliencia, pretendemos mostrar qué hay en ésta que pueda ayudar a empoderar a las personas y sus comunidades. Mediante un estudio comparativo de casos, esta investigación tiene como objetivo mostrar evidencias que nos ayuden a entender cómo la resiliencia puede ser una vía para resistir y alterar la opresión que genera el estigma. Más concretamente, este artículo, basándose en un análisis comparativo de tres casos de tres personas, tiene como objetivo mostrar los patrones comunes de segregación vinculados a los estigmas sociales que afectan a las personas que son ubicadas en ciertos colectivos. Posteriormente, se pondrán de relieve los modos en que las personas y los colectivos construyen interpretaciones contrahegemónicas que las empoderan y cuestionan la opresión estigmatizadora. Estrategias que ponen en marcha procesos educativos resilientes, donde individuo y comunidad veremos que van de la mano.

Para alcanzar estos objetivos, este artículo se sustenta en las evidencias e interpretaciones que ha arrojado el análisis comparativo de tres estudios de caso: El caso de Rafael, un joven malagueño de 30 años con síndrome de Down; el caso de Nordin, un joven de 16 años nacido en Marruecos y que lleva más de 9 años residiendo en Málaga; y el caso de Francisco, un joven gitano de 19 años que vive en una barriada marginal de Málaga (Los Asperones). Así, se ha utilizado la estrategia del análisis de comparación de casos por similitud con el objetivo de identificar procesos resilientes ante la estigmatización y la marginación social presentes en estas tres realidades opresivas.

 Los estudios sobre resiliencia
El concepto de resiliencia deriva del latín “resiliere”. Este concepto, procedente del ámbito de la física para designar a los materiales con un alto grado de aguante y reposición ante un fuerte impacto. Empezó a utilizarse posteriormente en el contexto anglosajón (resilience) por científicos estadounidenses, europeos y australianos, desde el campo de la psiquiatría y la pediatría. Dichos investigadores (Dugan & Coles, 1989; Garmezy, 1991) comenzaron a estudiar diversos casos de niños en riesgo social que conseguían resistir, adaptarse y crecer a pesar de vivir en condiciones de pobreza, abandono y violencia. Así pues, mientras que en el ámbito anglosajón el concepto “resilience” viene siendo estudiado desde hace más de medio siglo y utilizado en las últimas dos décadas por los profesionales que trabajan en el ámbito de la exclusión social (Jollien, 2000; Ungar, 2004; Daniel, 2006, 2010; Hart & Heaver, 2013). En España, es ahora cuando empieza a introducirse el concepto en los ámbitos de la investigación y la intervención socioeducativa. De otro lado, es interesante resaltar la evolución que han tenido los estudios sobre resiliencia. Así, en un primer momento, el estudio de la resiliencia humana empezó a desarrollarse desde el ámbito de la psicología. Las primeras investigaciones como las de Werner y Smith (1982) señalaban a los factores individuales como los únicos responsables de desarrollar procesos resilientes. Posteriormente, en las últimas décadas, los trabajos sobre resiliencia se han extendido al ámbito educativo y también al ámbito del trabajo social. Con ello, estudios como los de Melillo (2002), Cyrulnik (2002, 2009), Manciaux (2010), Ungar (2004), Suárez-Ojeda (2008), Hart et al (2011), Forés & Grané (2012), Ungar, Ghazinour y Richter (2013), Punch (2013), Runswick-Cole y Goodley (2013), Allan y Ungar (2014), Porcelli et al (2014), Theron, Liebenberg & Malinidi (2014), Ungar, Liebenberg & Ikeda (2014) y Ungar, Russel & Connolly (2014) empiezan a señalar la ineludible relación entre los factores ambientales o culturales y los individuales para el desarrollo de procesos resilientes. Esta idea de proceso viene a resaltar que la resiliencia se basa en una dinámica relacional entre sujeto y entorno de cara a afrontar elementos que dificultan el desarrollo de la persona. Esta forma de entender la creación de resiliencia se apoya en las teorías de Bruner (1984), Bronfenbrenner
(1987), Vigotsky (2012), entre otros, quienes evidenciaron la influencia que tienen los entornos y ambientes en el desarrollo del sujeto. Como defiende Melillo (2004),
si la resiliencia constituye un proceso de entramado entre lo que somos en un momento dado, con los recursos afectivos presentes en el medio ecológico social, la falencia de esos recursos puede hacer que el sujeto sucumba, pero si existe aunque sea un punto de apoyo, la construcción del proceso resiliente puede realizarse. (p. 70)
En este sentido, podemos decir que la resiliencia es un proceso que se va conformando entre el sujeto, las posibilidades que ofrece el entorno y los contextos, así como en las relaciones educativas que se generan entre éstos (Ungar, 2015). Así, la resiliencia desde una concepción sistémica o procesual, transciende los límites de una concepción individualista y abre un nuevo foco de atención hacia la cultura, la comunidad educativa y un/a educador/a que acompañe (Costa, Fores y Burguet, 2014), como elementos a tener en cuenta en los procesos resilientes.

 Metodología
Como decíamos anteriormente, este artículo se basa en un análisis comparativo de tres estudios de caso. Los estudios comparativos de caso se realizan generalmente con el fin de estudiar similitudes y diferencias entre diferentes casos (Eysenck, 1976; Yin, 2014). En la estrategia de comparación por similitud, se estudian los casos a partir de una variable o fenómeno similar y común a todos ellos (convergencia). En la comparación por diferencia, se trata de encontrar explicaciones a las diferencias que se producen en cada caso (divergencias) (Coller, 2000). En nuestro trabajo hemos utilizado la estrategia del análisis de comparación por similitud con el objetivo de comprender los fenómenos y convergencias comunes entre los tres casos. Dichas analogías quedan evidenciadas a partir de las categorías similares que emergieron en el análisis particular de cada uno de los tres estudios de casos y que finalmente dieron lugar a las categorías comunes que se exponen más adelante. De acuerdo con Stake (1998), a la hora de seleccionar los casos para este trabajo, se vio oportuno tener en cuenta la significación que podían tener para el fenómeno en estudio, así como el dar prioridad a las oportunidades de aprendizaje ofrecidas por cada uno de ellos. Siguiendo estas pautas y como ya se ha mencionado, este trabajo se basa en un estudio comparativo de los casos de tres personas que afrontan, desde el acompañamiento educativo, la adversidad de ser etiquetados y excluidos socialmente. Los criterios de selección para los tres estudios de caso fueron los siguientes: – Se han seleccionado los casos de tres personas que han sufrido el estigma y la discriminación social por las siguientes condiciones: en el primer caso (Nordin), por ser una persona que emigra desde otro país a España, en el segundo caso (Rafael), por ser una persona con discapacidad y en el tercero (Francisco), por pertenecer a una barriada marginal y ser de etnia gitana. – El segundo criterio ha sido que fueran casos en los que se pudieran identificar procesos resilientes ante la estigmatización y la marginación social. Esto implicaría que las personas elegidas habrían trascendido las expectativas del entorno a través de procesos educativos que les hubieran ayudado a pensarse más allá de los mandatos sociales. En este sentido, los tres casos escogidos no sólo destacarían por logros académicos (por ejemplo) poco comunes o simplemente pioneros, sino principalmente por las construcciones que los impulsan: el autorreconocimiento, el empoderamiento y la construcción de lo que en otro lugar hemos denominado identidades de interpretación (Ruiz-Román, Calderón-Almendros & Torres-Moya, 2011). – Y por último, un requisito no menos importante a la hora de realizar la selección de los casos ha sido que los protagonistas desearan participar voluntariamente en la investigación y se comprometieran a cooperar con los investigadores responsables de los estudios de caso.
En todos los casos, se hicieron las negociaciones prescriptivas como garante democrático de los procesos, tanto en el acceso a los informantes como en el uso y propiedad de los datos y en la construcción, devolución y validación de los correspondientes informes. Para ello se construyeron relatos que resultaran accesibles para la población estudiada. Todas estas negociaciones quedaron registradas e incluidas en el corpus de datos de cada caso. Con todo ello se ha hecho uso sistemático a la vez que éticamente guiado de los criterios más exigentes en las investigaciones cualitativas para dotarla de veracidad: la credibilidad, la transferibilidad, la dependencia y la confirmabilidad (Lincoln & Guba, 1985). Durante el trabajo de campo de los tres estudios de caso, los procedimientos utilizados para la recogida de información se han basado en un amplio elenco de estrategias etnográficas: entrevistas
(en profundidad, semiestructuradas y grupales), grupos focales, debates de grupo, recogida de documentos y artefactos, observación participante y diarios del investigador. Esta variedad ha permitido la triangulación de estrategias metodológicas. Por otra parte, dos de estas estrategias de recolección de datos han sido las predominantes para obtener información de cada caso: 79 entrevistas en profundidad y 9 grupos focales (Taylor & Bogdan, 1980; Krueger, 1994; Greebaum, 1998; Flick, 2004). Además, cada caso ha buscado la diversidad de informantes para poder llevar a cabo con sus informaciones otra triangulación. De este modo, fueron entrevistados diferentes tipos de informantes dependiendo de las características de cada caso, entre los que cabe destacar los protagonistas de los casos, familiares, amigos, profesores y educadores, vecinos, académicos, políticos, estudiantes, orientadores y otros informantes claves. Para todos ellos, en este artículo, se han utilizado seudónimos para proteger la identidad de los informantes. La estrategia de triangulación o corroboración estructural pretende, según Eisner (1998), la confluencia de múltiples fuentes de evidencia o la recurrencia de instancias que apoyan una conclusión, y que en el trabajo que presentamos ha sido desarrollada en tres dimensiones: la triangulación de fuentes de datos, la triangulación de investigadores y la triangulación metodológica. Estas medidas atienden a la naturaleza compleja de los datos subjetivos de los que se alimenta la investigación cualitativa (Contreras & Pérez de Lara, 2010; Stake, 1998), a la vez que confiere a los resultados la necesaria credibilidad y validez de un estudio científico en el área de las ciencias sociales. Toda la información generada fue grabada en audio o video y posteriormente transcrita literalmente para el análisis cualitativo de los datos, junto a la recogida documental. Cada uno de los tres estudios de caso fue analizado a partir de su propio sistema de categorías que emergió de su análisis específico. Por tanto, en cada uno de ellos se intentó buscar la lógica interna de los datos, que le iban confiriendo los mismos informantes a través de patrones como la repetición, la valoración de determinados temas, hitos o posturas, así como por la relevancia interpretativa que una clave podía ofrecer para entender la dinámica de construcción personal y social desarrollada en un contexto concreto. Es decir, hablamos de claves hermenéuticas de una determinada forma de vivir. Para la realización de este paso de los datos a las categorías, hemos seguido la secuenciación de Simons (2011, 60): identificar y confirmar categorías; establecer conexiones entre ellas; generar ideas de amplio alcance que cuenten una historia o parte de una historia del caso.

El software QSR International NVivo se utilizó para analizar los datos cualitativos recogidos y para la creación de dichas categorías emergentes. Sin embargo, en cada uno de los sistemas de categorías de los tres casos, emergieron categorías comunes. En ellas nos basaremos para hacer la comparación por similitud de los tres estudios de caso. Dichas categorías que de manera simultánea han aflorado en los tres casos son: estigmatización y deshumanización; sufrimiento y dolor como origen de la lucha; resiliencia y empoderamiento; apoyo socioeducativo y acompañamiento resiliente. A partir de estos patrones o categorías que se han repetido en los tres casos, el contraste y triangulación con varias fuentes y técnicas, y los episodios narrados con gran valor hermenéutico se ha construido este trabajo.

 Resultados

  •  Estigmatización y deshumanización
    Todos los seres humanos experimentamos unas condiciones del entorno que, dependiendo de sus características, pueden ser interpretadas como un corsé que no nos permite ser nosotros mismos. En el proceso de socialización, las personas vamos acogiendo de manera acrítica los elementos socioculturales del ambiente y los vamos integrando en nuestra personalidad. A veces, esta integración en la estructura social establecida puede ser experimentada como un proceso de opresión (Calderón-Almendros, 2011; Calderón-Almendros & Ruiz-Román, 2015). Dicho en otras palabras, las condiciones de la experiencia difieren mucho de unos grupos sociales a otros, de unas personas a otras. Y la experiencia de las personas con discapacidad, de etnia gitana o que han inmigrado a nuestro país, como los tres protagonistas que nos ocupan, no son especialmente benevolentes con este proceso de socialización. El sistema social tiene asignados unos roles sociales para las personas con síndrome de Down, los gitanos que viven en barriadas desfavorecidas o los inmigrantes que los aproxima a la marginación social. La socialización sostiene unas relaciones de desigualdad basadas en la diferenciación construida entre el colectivo hegemónico y aquellos grupos minoritarios. Es un ejercicio de poder y control de unos sobre otros, donde se va generando el concepto de normalidad, a la vez que la utilización de juicios de acuerdo a este concepto van tachando como fuera de la norma o del grupo, a las personas que construyen su identidad en los márgenes de lo hegemónico (Ruiz-Román, Calderón-Almendros & Torres-Moya, 2011).Esto queda evidente en los casos que nos ocupan. La sociedad maneja toda una serie de imágenes sociales en torno a la discapacidad, los inmigrantes o los gitanos que acaban suscitando la solidificación de los estereotipos y su uso generalizado. Estas producciones culturales hegemónicas hechas estereotipos constituyen una forma de control social, una generalización simplista que se asigna a una diversidad de individuos sin conocerlos (Abdenour & Ruiz-Román, 2005). Los estereotipos, desde las preconcepciones acríticas, homogeneizan lo diverso, explicitan una desigualdad sobre las minorías y ultrajan el ser individual de cada persona dejando ver en ella aquello que previamente se le ha asignado. Es una marca injusta que, consciente o inconscientemente, se le atribuye a la persona. Es como una cárcel en la que se le encasilla, restando la opción a que pueda ser lo que ella sea o desee ser. El estigma (llámese Down, inmigrante o gitano) no es la persona, por lo que con el estereotipo lo que se hace es de-terminar, esto es, reducir y encarcelar el complejo ser de toda persona.
    “Alicia: Es una pena que tenga que ir siempre… Diego: Con esa publicidad, ¿no? Alicia: …arrastrando, como eso que dice, arrastrando el Down. Porque en realidad el Down no es él. Él es él, y el Down es algo que le acompaña siempre. Diego: Sí, no se lo quita de encima. Alicia: Que tú eres miope. Tú no eres miope, tú eres Nacho y además tienes miopía. Pero no te define el ser miope” (Alicia y Diego, hermana y cuñado de Rafael). “Vecino 1: Y si vas a una entrevista de trabajo, como te miren el carnet y vean que eres de la barriada de los los Asperones, ni te meten a trabajar ni na. Te dicen: ‘ya te llamaremos’ (…) Vecino 2: O cuando tú estás hablando con una chavalita y te pregunta; tú de dónde eres y yo le digo: yo de los Asperones y al decirle eso, coge y te bloquea (en el Whatsapp). Y no quiere saber na de ti” (Grupo focal Vecinos del Barrio de Francisco).
    El estereotipo cosifica a la persona y la “bloquea”. La cosificación ejerce una función de control social a partir del prejuicio, un conocimiento estático y simplista que discrimina (“no quieran saber na de ti”), dejando de lado a la persona que está más allá del estereotipo. El estigma cosifica y le roba la humanidad a la persona mandándola a “otro mundo”.
    “Hay un tema que me da mucho coraje y es el que me llamen ‘moro’. Cuando me dicen moro, parece que soy de otro mundo” (Entrevista a Nordin)  “Investigador: ¿Por qué no para aquí el metro? Vecina 1 : Porque no somos personas. Vecina 2: Pues no sé. Se encierra aquí mismo. Si ellos quieren la pueden poner. Vecina 3: Se encierra justo donde está mi calle, subes y ahí se encierra. Vecina 2: Lo que no es normal que pasa por aquí para encerrarse y no pasa pa que lo podamos coger” (Grupo focal Vecinas del Barrio de Francisco).
    Como apreciamos a la luz de las evidencias, la estigmatización pone de relieve una injusticia social, por cuanto arrebata a la persona parte de su humanidad (“no somos personas”). Rafael utiliza otra metáfora para hablar del estigma (en este caso el Down): el “ataúd de los muertos”. En palabras de Rafael, el Down, (el estigma) es un ataúd que aprisiona a la persona e impide que la persona sea y se manifieste como tal.
    “(…) Uno me hace daño. Vale, estoy herido, tengo sangre por todo el cuerpo, pero el Señor me empujó. Dice: ‘Tú puedes. Yo te doy el don que es la música, luchando con la escuela’. Vale, con el ataúd que yo estaba –bueno, estaba en mi mente, no es real–, abro el ataúd y aquí estoy.” (Entrevista a Rafael)
    La exclusión se hace evidente: “no ser persona”, “estar en el ataúd”, en el “apodo”, “bloquearte”, ser arrojado a “otro mundo”, son formas de relación que quedan violentadas y deshumanizadas no sólo por el ultraje que se hace de su individualidad mediante el estigma, sino por los residuos que en forma de actitudes y comportamientos segregadores deja en quiénes lo utilizan.
    “Tuve un problema con una niña que me presentaron, que me gustaba y que estuvimos a punto de empezar a salir. Y es que a esta niña tanto los amigos como la familia le decían cosas por ser tan amiga de un marroquí. Los amigos de ella, los del grupo, delante mía no le decían nada para no parecer racistas, pero por detrás le decían que se pensara eso de salir con un moro. Por otro lado, la familia no quería que se juntara conmigo porque era moro. Cuando yo llamaba a su casa por teléfono y preguntaba por ella a su madre sin decir quién era, ella siempre estaba, pero cuando decía mi nombre y decía que era Nordin, entonces nunca estaba ¿No te parece raro?” (Entrevista a Nordin).
    “Jose: Y tú a lo mejor conoces a una chavalita y le dices que eres de los Asperones y se da media vuelta. Y yo le digo algunas veces que soy del Consul o Teatinos” (Entrevista a Jose, amigo de Francisco).
    “Domingo: (…) Yo sí puedo decir que he tratado mal a Rafa. ¿Mal en qué sentido? Abusando de él. Abusando de él en el sentido de que como yo soy, en cierta forma, yo era el ‘listo’ y él era el ‘tonto’, pues todo lo intentaba llevar, encauzar a lo que yo quería. Por ponerte un ejemplo ahora mismo, no caigo no, pero sí, a lo mejor ponerlo por delante o mejor por la edad, cualquier tontería, en vez de merendar esto, ‘diles a tus padres que vamos a merendar chocolate o que vamos a bajar a la tienda a comprar…’ Investigador: Utilizarlo. Domingo: Exactamente, sí, utilizarlo. Utilizarlo, por supuesto, claro” (Entrevista a Domingo, amigo de Rafael).
  • El sufrimiento y el dolor: el origen de una lucha
    Pero los estigmas, más allá de construcciones culturales estereotipadas, dejan marcas en el cuerpo del estigmatizado. El estigma es una daga que como dicen los propios protagonistas se clava y los hiere hasta hacerles “sangrar” y “llorar”. El sentirse etiquetado por la marca del “moro”, del “Down” o del “gitano” es doloroso. Cuando por la marca que te han puesto te hacen sentir inferior, inseguro o con miedo a relacionarte con los demás…, el estigma del estereotipo empieza a hacerte “estar mal, sufrir, llorar, sangrar,…” y a evidenciar las formas de ejercer el poder de unas personas sobre otras.
    “No hace mucho tiempo lo pasé muy mal en el instituto. Fui con unos cuantos compañeros a guardar las mochilas en la taquilla. Los tres primeros chavales guardaron las mochilas, y uno de ellos, mi amigo, me dijo que también guardara la mochila pues cabía una más. Y la guardé. Pero en ese momento llegó otro chaval y entonces los otros dos me dijeron riéndose ‘eh tu morillo, saca tu mochila’, para que la metiera la mochila el otro chaval. Y yo también me reí, pero por dentro estaba mal, me dolió mucho que me trataran como si no fuera persona. Tenía ganas de llorar, pero no podía llorar delante de ellos. Por eso, me fui riéndome para el cuarto de baño y allí me lavé la cara para que no se me notara que había llorado” (Entrevista a Nordin).
    “(…) hombre le han hecho sufrir mucho y de hecho hay cosas en las que se le ha notado muchísimo en que le ha dolido lo que le han hecho y le ha afectado, por ejemplo, el habla le empeoró muchísimo (…) Él tuvo un empeoramiento en la tartamudez, pero vamos, bestial, una cosa exagerada” (Entrevista a Silveria, hermana de Rafael). “Yo desde mi infancia luché para conseguir lo que estoy haciendo y lo que quiero hacer. Y hasta que yo me puse […] un fin de que yo diga: ‘El Down no. Yo soy como soy, […] yo soy como tú, como cualquier persona’ ” (Entrevista a Rafael).
    ‘Conseguí superarlo’, dicen con asombro las personas que han conocido la resiliencia cuando, tras una herida, logran aprender a vivir de nuevo. Sin embargo, este paso de la oscuridad a la luz, esta evasión del sótano o este abandono de la tumba, son cuestiones que exigen aprender a vivir de nuevo una vida distinta, que trascienda el sufrimiento. (Cyrulnik, 2002, p. 23)
    Trascender, reinterpretar, que no evadir, ni soportar. No es suficiente con limitarse a tratar de soportar el conflicto ni el sufrimiento, es necesario trascenderlo. Así, “el sufrimiento deja de ser en cierto modo sufrimiento en el momento en que encuentra un sentido” (Frankl, 1991, p. 114). En esta realidad, el dolor constituye la manifestación de la opresión. El dolor provoca que nos retiremos. Sin embargo, la resistencia al dolor empodera a la persona frente a la opresión: la libera. Si el dolor como opresión genera respuestas inconscientes y condicionadas que finalizan en la autoexclusión de la persona, en la asunción del estigma y la culpabilización, la resistencia al dolor implica la inversión del proceso (Calderón-Almendros, 2014). El dolor se convierte en un reflejo de la opresión social, mientras que la respuesta al mismo, “no llorar delante de ellos”, no ceder a la opresión y “luchar”, constituye el inicio de la resistencia. Luchar, para salir del “ataúd de los muertos”, “de otro mundo”, “lavarse la cara” y volver a “ser personas”.
  • Resiliencia y empoderamiento: más allá de la resistencia al dolor y la deshumanización
    “Yo les digo a mis amigos que no soy moro, que soy marroquí. Y les digo ¡ehhhh! ¡Que tengo un nombre ehhhh!” (Entrevista a Nordin).
    El estigma y la cosificación hemos visto que arrebataba la dignidad, generando opresión y dolor. Por esta razón, existe en los discursos recogidos de Rafael, Nordin y Francisco, una insistente tendencia a luchar por dicha dignidad y reclamar a la persona.
    “Si vosotros sabéis, que yo me imagino que vosotros sabéis que yo soy síndrome de Down, aparte soy como todos vosotros. Y quitando […] importancia. Aquí lo que destaco yo es que, por un lado, el síndrome de Down, lo dejo aparcado, lo dejo aparcado
    como si fuese un apodo. Pero yo soy otro, como todos vosotros. Eso es lo que siento yo.” (Entrevista a Rafael)
    Vemos cómo la manera que tiene la persona estereotipada para liberarse de ese encasillamiento es aprender a buscar mecanismos de resistencia para que los demás no lo encasillen más. El que es estereotipado desea salir de la “cárcel”, del “ataúd”, del “otro mundo”, para no sufrir y “sangrar” más y que los demás le reconozcan como persona.
    “El Down es un apodo. Y yo lo aparco. Y entonces, estoy yo” (Entrevista a Rafael).
    “Hay gente de fuera que dice: ‘uuh pues Asperones es chungo. Yo me he enterado que son conflictivos, que van robando’. Y yo les he dicho que tanto en Asperones como fuera hay gente buena y gente mala” (Entrevista a Francisco).
    Rafael, Francisco y Nordin “aparcan” el síndrome de Down, al gitano o al moro, y en un acto de resistencia a la opresión reclaman ser “uno más” en la sociedad y no quedar relegados a un subsistema de la misma. Desarrollan estrategias para revelarse contra una cultura equivocada que los hace sufrir. Pero para ello, además de utilizar el dolor como motor de la lucha, es necesario desaprender los patrones sociales adquiridos. Es necesario que la socialización sea cuestionada, que la persona aprenda algo que no es fácil: que la cultura dominante está confundida. De acuerdo con Cyrulnik (2002, 2009) y Manciaux (2010) entendemos que los procesos educativos han de producir una reflexión sobre la socialización inconsciente y ayudar a la persona a interpretarse más allá de las fronteras del estigma. Estos procesos educativos constituyen una forma de empoderamiento ante la deshumanización generada por la opresión. La manera de interpretarse, de relatarse en la vida se considera una parte fundamental en este proceso resiliente (Frank, 1991; Cyrulnik, 2002; Manciaux, 2010), puesto que permite al individuo y a su comunidad transformar(se) ante el estigma, contrarrestando el poder de exclusión que éste tiene. De acuerdo con Soler, Planas, Ciraso-Calí & Ribot-Horas (2014) apostamos por una idea de empoderamiento vinculada a un proceso de crecimiento, fortalecimiento y desarrollo de la confianza de los individuos y de las comunidades para impulsar cambios positivos en el contexto, ganar poder, capacidad de decisión y cambio (Úcar, Heras & Soler, 2014). Todo ello implica la autorrealización y emancipación de los individuos y comunidades, el reconocimiento de los grupos/ comunidades y la transformación social. Por ello, desde estas ideas de empoderamiento, de resistencia y reinterpretación de la cultura estigmatizadora, el papel de las familias, los educadores, o los entornos más cercanos de los protagonistas tiene un gran valor educativo, puesto que nos ayuda a entender, desde una perspectiva sistémica-ecológica, cómo la resiliencia en este punto se va tejiendo entre el individuo y su entorno. En efecto, los entornos más próximos de los tres protagonistas juegan un importante papel en la configuración de un proceso resiliente dando significado y tomando postura ante los estigmas. Así, podemos ver cómo en sus entornos más cercanos se realizan interpretaciones contra hegemónicas ante la opresión y crean frente común en la tarea de facilitar la transformación de situaciones de exclusión.
    “Asperones, es un barrio marginal de Málaga, lo construyeron con esa idea (…) para que no moleste al resto. Es una injusticia social, una vergüenza política.” (Entrevista a Beatriz, Educadora en la barriada de Asperones)
    “Pintamos con los vecinos, en los muros de la casa de uno de ellos que dan a la carretera un grafiti en grande que decía: ‘¿Cuándo nos vamos?’ Para que todo el mundo que pase lo vea desde la calle. Eso también es educación de calle.” (Entrevista a Juanma, Educador en el Barrio de Francisco).
    “Y un día, vino un amigo de una asociación contra la intolerancia y el racismo y pusimos carteles: ‘NO A LA INTOLERANCIA’.” (Entrevista a Nordin)
    “Yo pienso que el caso de Rafa es mucho más completo que solo resistencia. […] Por mucho análisis técnico que hagamos, […] al final es una familia que te trata con la normalidad desde que naces.” (Entrevista a José Chamizo, Defensor del Pueblo Andaluz).
    Al igual que veíamos al principio de este epígrafe, cuando Nordin alzaba la voz para denunciar que el estigma del “moro” le hace pasar “a otro mundo”, o Rafael reclamaba ser “como todos vosotros”, apelando a una nueva forma de interpretarse no opresiva, los educadores, las familias, los amigos de nuestros protagonistas vemos que también lo hacen. Como veremos en el último epígrafe de resultados, alzar la voz comunitariamente contra la opresión, más allá de una estrategia socioeducativa de acompañamiento y empoderamiento del individuo, es una forma de reinterpretar y afrontar colectivamente las injusticias.
  •  Apoyo socioeducativo y acompañamiento resiliente: en busca de un sueño.
    “Investigador: ¿Estás en primero de Bachillerato…? Nordin: Sí. Investigador: ¿Y después? Nordin: Después segundo de bachillerato y entrar en la universidad. Si yo me propongo algo, yo lo consigo. Yo quiero entrar en la Universidad” (Entrevista a Nordin).
    “Me decían: ‘No vas a llegar a ser nada’. Pero yo les decía: ‘No pero el día de mañana tendré puertas abiertas y seré alguien’. Yo quiero ser alguien en la vida” (Entrevista a Francisco).
    Lucha, esfuerzo, responsabilidad… todas estas ideas quedan reducidas a una sola: perseguir un sueño, “abrir puertas” que están cerradas por la exclusión y “ser alguien en la vida”. Pero como estamos viendo, los protagonistas de los tres casos no andan solos persiguiendo este sueño, están acompañados, haciendo más viable la lucha. Ya no está el individuo solo contra la opresión donde la lucha es muy desequilibrada. El proceso de liberación, es más factible cuando es un proyecto común de liberación sobre ellos mismos y los contextos que habitan. Un proyecto que es educativo para las personas y sus contextos. Un proyecto compartido por el que merece la pena luchar.
    “Mi padre quiere que estudiemos, (…) y él dice, varias veces lo dice, que lucha y ha luchado mucho y ha sufrido mucho y quiere conseguir por lo menos ver a uno de los hijos con carrera. Y yo creo que con mi hermano Nordin lo vamos a conseguir…” (Entrevista a Yushra, hermana mayor de Nordin).
    No se puede luchar solo contra el mundo. Las personas necesitan encontrar referentes en los que poder confiar, encontrar compasión (gente que encuentren un valor en padecer el dolor del otro) y hacer comunidad. La compasión, tal y como lo explica Buxarráis (2006) está muy lejos de significar la simple lástima. El reto de la verdadera compasión es hacerse uno con el otro, traspasar el estrecho horizonte del individualismo y reconocer que todo otro es otro-como-yo. Así, la compasión se convierte en compromiso o denuncia frente a la situación del otro en su dignidad ultrajada. Cuando esto ocurre, la opresión pierde poder y el sujeto y la comunidad en la que se sustentan emergen conjuntamente.
    “Vecina 2: Yo quiero mucho a todos estos maestros (se refiere a maestros y educadores sociales) Porque  han pasao mucho con este barrio, siempre estaban ellos ahí. Pero sobre to a Javier. Vecina 1: En lo bueno y en lo malo también han estao ellos. Vecina 2: Javier está pa tó. Es el más grande. Vecina 1: Ha pasao momentos buenos y momentos malos con nosotros y el barrio. Vecina 1: Y Javier más que ninguno. Porque vamos, se ha metío en todo lo que ha podío” (Grupo Focal Vecinas y familiares de Francisco).
    “El apoyo humano es el que te dice que los otros están aquí para estar contigo en lo que haga falta” (Entrevista a José Francisco, hermano de Rafael).
    El “apoyo humano” es el que ofrece a nuestros tres protagonistas el mayor sentido para continuar en la brecha, y con ello, rebasar los límites de la lógica individualista que embarga la sociedad. La colaboración es una de las mayores herramientas de que disponemos para atravesar fronteras y “abrir puertas”, puesto que cuestionan las perspectivas basadas en la eficiencia, la eficacia y la productividad. El acompañamiento colabora a “salir del ataúd” de la exclusión, a romper las fronteras con el “otro mundo”, a “abrir puertas” y entrar en una “nueva vida” que no se conforma con la desigualdad. Este proceso de acompañamiento, se convierte en un proceso educativo que rompe moldes, desafía las interpretaciones hegemónicas sobre la realidad y genera procesos resilientes de empoderamiento y libertad. En estos casos, no sólo es un acompañamiento incondicional con la persona, sino que al tiempo el acompañamiento constituye una subversión contra la marginación.
    “(…) desde la educación de calle se comienzan procesos o movimientos para invertir la marginación. Un ejemplo ha sido a través de acompañar a la gente cuando con los vecinos hicieron una manifestación cortando la calle para quejarnos por el trato recibido” (Entrevista a Juanma, Educador del barrio de Francisco).
    “Investigador: Oye ¿y vosotros creéis que la gente trata bien a Nordin? Amigo 1: No sé yo. Amigo 2: Sobre todo los… Amigo 3: Sobre todo los que no son de la clase. Amigo 2: No sé, no se portan muy bien con él, y no hablan mucho con él. Amigo 1: Muchas veces lo protegemos. Investigador: ¿Sí? Lo protegéis ¿de quién? Amigo 2: De algunos… Amigo 3: Algunos chavales que se quieren hacer…
    Amigo 2: Hay algunos racistas en el instituto” (Grupo Focal Amigos de Nordin).
    “Profesor: Posteriormente, me enteré de que habían habido problemas para que accediera al conservatorio, la verdad es que su familia ahí en ese aspecto luchó bastante, se pusieron hasta incluso en contacto con el Defensor del Pueblo… Felizmente salió todo bien, y Rafa entró en el conservatorio.” (Entrevista a Profesor de Rafael).
    “Investigador: Me gustaría saber por qué usted se pone del lado de Rafa, cuando los docentes y la Administración decían lo contrario. Defensor: Yo siempre me pongo al lado de la persona que, entre comillas, tiene el problema. Porque si no… ¿Para qué me voy a poner al lado de la Administración? Yo elijo a la persona […]. Y evidentemente, cuando te pones al lado de la persona, luchas” (José Chamizo, Defensor del Pueblo Andaluz, en una entrevista a raíz del caso de Rafael).
    Y en ese camino de liberación, no es suficiente con resistir, interpretar y crear. La situación requiere de una dosis de análisis sistemático, aprendizajes dialógicos y diseños de acciones inteligentes (incluidas todas las inteligencias), consistentes y duraderas. Son estas construcciones las que deben iluminar procesos educativos que permiten ir rompiendo, a modo de cuña, las barreras opresivas que se erigen tozudamente en nuestra sociedad. Sueños estratégicos, praxis, en términos de Freire (1992). Una cuña que crea fisuras en las barreras cuando las personas y los contextos no ceden ante el estigma y la opresión y cuando hace prevalecer sus sueños.
    “¿Y por qué no voy a poder yo tocar la trompeta?” (Entrevista a Rafael).
    “Y yo me preguntaba… ¿Por qué no voy a poder sacarme yo el graduado?” (Entrevista a Francisco).
    “Si yo me propongo algo, yo lo consigo” (Entrevista a Nordin).
    “Dentro de 10 años si pudiera pues por lo menos, con mi familia tranquilo, fuera de asperones, y estando bien y viviendo bien” (Entrevista a Francisco).
    Los sueños se convierten en el motor de la actividad. Como hacen explícito los tres protagonistas: “¿por qué yo no?” Los sueños, en la medida en que contribuyan a la construcción de una identidad que, en diálogo crítico con las condiciones de su experiencia y sus relaciones, amplíe su horizonte ideal y material, y sirva como reactivo para mejorar su contexto (Ruiz-Román, 2003). Únicamente los sueños no robados ofrecen el combustible necesario para llegar a un destino diferente. Un destino, un horizonte que ya no sólo será para ellos, sino que estarán ampliando horizontes en sus encorsetados entornos.
    “Por eso es tan importante el caso de Francisco, porque rompe con la marca a la que obliga el estigma de Asperones” (Entrevista a Juanma, Educador en Asperones).

Conclusiones

En este trabajo hemos podido ver cómo las dinámicas resilientes emergen tras sucesivas fases: la opresión generada por el estigma, la resistencia ante el mismo y el empoderamiento que viene de la mano del acompañamiento socioeducativo. En efecto, en las dinámicas resilientes que hemos analizado a partir de este estudio comparativo de casos existe una primera fase marcada por el estigma y la opresión, en el que el sistema social oprime a Rafael, Francisco y Nordin, y les arrebata parte de su humanidad. “No ser persona”, “estar en el ataúd”, “bloquearte”, ser arrojado a “otro mundo”, son formas de relación que denotan procesos de exclusión y opresión deshumanizadora. Ante esto, emerge una segunda etapa, que viene marcada por la resistencia (Castells, 1997) y el empoderamiento. Una resistencia que no es ajena al dolor y el sufrimiento, porque la opresión hace “sufrir, estar mal, llorar, sangrar,…” fruto de las relaciones de poder de unas personas sobre otras. Pero en esta dinámica resiliente, el dolor actúa a modo de revulsivo no sólo en los protagonistas, sino en sus familias, los educadores u otras personas que sienten el dolor del otro y no les deja inmóviles. La opresión y el sufrimiento que genera ésta, invita a “la lucha”. La lucha por el empoderamiento (Freire, 1985). Un empoderamiento, que cuestiona, reconceptualiza y reinterpreta los sistemas hegemónicos de significación de la sociedad y pone en marcha estrategias para tratar de equilibrar la balanza injusta de las condiciones de su experiencia. Gracias a esta etapa contestataria es posible la proyección y la transformación mediante la creación de sueños, “abrir puertas”, volver del “otro mundo” y entrar en una tercera fase. En todo, esta dinámica resiliente se da una colaboración recíproca entre los protagonistas de los casos y sus entornos. En efecto, en la base de la resiliencia siempre está la relación con el prójimo y el sentido, que pueden reforzarse mutuamente. Muchas veces el sentido se construye en un proyecto movilizador, que une los intereses de la persona y sus capacidades, en un proceso que estimula el crecimiento. Por ello, se precisa profundizar en esta línea de investigación. Es necesario seguir explorando la potencialidad que tiene el acompañamiento educativo como herramienta que simultáneamente promociona a la persona y genera transformación social.

El proyecto de investigación a partir del cuál ha emanado este artículo tiene como objetivo en los próximos años indagar en las potencialidades que puede tener la resiliencia más allá del desarrollo de cualidades personales, como un proceso transformador para las personas y las comunidades. La resiliencia, pasa entonces de ser una cualidad a ser una acción educativa comunitaria, puesto que, tejida por todos, en ella se construye la posibilidad de transformación social a través de la cuál el sujeto se convierte en persona, tiene la posibilidad de liberarse y es capaz de hacer realidad sus sueños. Y ahí es donde ha de situarse la educación, en los sueños transformadores. La educación se ubica entre nuestras realidades y nuestros sueños (Calderón-Almendros, 2014). Porque siempre todo es mejorable: la persona, la sociedad, el mundo. Es un fenómeno que favorece la libertad de las personas, que puede fomentar la justicia social, que iguala oportunidades. Por ello debe incorporar los sueños, porque sin ellos pierde buena parte de su naturaleza y niega la proyección que pretende construir. Los contextos educativos han de constituir nidos de sueños, en los que las personas sean capaces de construir su libertad en comunidad y proyectarse en ella.

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Fuente de artículo:

Ruiz-Román, C., Calderón-Almendros, I. & Juárez J. (2017). La resiliencia como forma de resistir a la exclusión social: un análisis comparativo de casos. Pedagogía Social. Revista Interuniversitaria, 29, 129-141. DOI: 10.7179/PSRI_2017.29.09.

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La innovación transforma la educación de los estudiantes refugiados en África

África/25 de Marzo de 2017/vlcnoticias.com

Gracias a las tabletas y a las redes móviles, los estudiantes en los campos de refugiados se benefician de los últimos avances de la educación on-line,que además estimula su interés por el aprendizaje. Los estudiantes están impacientes por utilizar las tabletas distribuidas en los kits Instant Network School.

DADAAB, Kenia, 14 de marzo de 2017 (ACNUR/UNHCR)- Dekow Mohamed todavía estaba temblando días después de que su ídolo, la ganadora del premio Nobel y activista por el derecho a la educación Malala Yousafzai, visitara el pasado mes de mayo su escuela en el complejo de campos de refugiados de Dadaab, en Kenia.

“No puedes imaginarte lo que contenta estaba cuando la vi frente a mí”, cuenta Dekow, una refugiada somalí de 18 años, apenas un año más joven que la activista pakistaní, quien escapó de un intento de asesinato tras desafiar a los talibanes y su prohibición de que las chicas puedan asistir a la escuela.

La historia de Malala dio la vuelta al mundo e inspiró a millones de personas. Sin embargo, no habría llegado a oídos de Dekow si no fuera por una innovadora iniciativa llamada Instant Network School (INS), que ha logrado llevar la educación online y la conexión a Internet a su campo de refugiados.

Algunas de las escuelas y centros comunitarios han recibido una “caja digital” que incluye un conjunto de tabletas, baterías solares, una red satélite o móvil, así como una serie de programas y apoyo pedagógico para el aprendizaje on-line. Los profesores reciben soporte informático y formación continua.

“Tanto los estudiantes como los profesores dicen que el programa ha aumentado su motivación”.

Desde el lanzamiento del proyecto piloto en el campamento de Dadaab en 2014, el programa se ha ampliado a 31 centros en cuatro países de la región: Kenia, Tanzania, Sudán del Sur y la República Democrática del Congo.

El proyecto ha experimentado un crecimiento orgánico desde que inicialmente surgiera como un acuerdo entre ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y la Fundación Vodafone, y fuera puesto en marcha en escuelas de los campos de Dadaab. Dadas las enormes lagunas en materia de recursos y la falta de conexión a Internet en el campamento, se vio que las tecnologías móviles podrían mejorar la calidad de la educación en estas zonas tan remotas.

Más de 65 millones de personas se encuentran actualmente desplazadas de sus hogares por las guerras y la persecución, cifra que incluye a más de 21 millones de refugiados. La mitad de ellos son niños y niñas, y son demasiados los que no han tenido acceso a la educación. Según un informe de ACNUR, solo el 50% de ellos se ha matriculado en educación primaria, el 22% en secundaria y el 1% en educación superior.

En África, el continente que acoge a más personas desplazadas que ninguna otra región -sin contar a Oriente Medio-, millones de estudiantes refugiados tratan de proseguir sus estudios. Programas innovadores como el INS contribuyen a garantizar que puedan seguir estudiando durante el mayor tiempo posible.

Incluso cuando son escolarizados, los niños refugiados en África a menudo aprenden en condiciones extremadamente difíciles, en aulas masificadas y sin apenas recursos. A través de programas como INS, la Agencia de la ONU para los Refugiados está contribuyendo a cubrir algunas de estas lagunas y ayuda miles de estudiantes como Dekow.

“Los estudiantes entienden mejor lo que ven que aquello que oyen, y a nosotros nos solían hablar de muchas cosas que no habíamos visto nunca” explica Dekow. “Pero cuando llegaron las tabletas, incluso nuestros profesores se sorprendieron de lo mucho que participábamos. Somos capaces de responder preguntas difíciles sin tener que mirar los apuntes”.

Para Jacqueline Strecker, coordinadora del Laboratorio de Innovación de ACNUR en Nairobi, la idea era introducir la tecnología en las clases a través de un enfoque integral. “Queremos poner la tecnología al servicio de la mejora de la enseñanza, favoreciendo el acceso a materiales pedagógicos adecuados y a información actualizada que los profesores puedan utilizar, así como permitiendo que los estudiantes puedan acceder a fotografías y vídeos educativos”.

“Esta iniciativa se apoya en el compromiso de ACNUR de ofrecer una educación de calidad mejorando las aulas”.

Jacqueline Strecker añade: “Esta iniciativa se apoya en el compromiso de ACNUR de ofrecer una educación de calidad mejorando las aulas y favoreciendo el acceso de los refugiados a material digital. Tanto los estudiantes como profesores dicen que el programa ha aumentado su motivación. Los profesores también se muestran más entusiasmados de venir a la escuela y sienten que están recibiendo más apoyo”.

Gadafi Mohamed, profesor en el campamento de Hagadera en el complejo de Dadaab, señala cómo el acceso a las tecnologías de la información y de la comunicación, o TIC, ha estimulado el interés de todos en las clases. “Antes de tener TIC, muchos estudiantes ni siquiera venían a clase por falta de interés”, afirma. “Desde que empezamos a usar las TIC, se han registrado muchas mejoras. Básicamente se trata de poder visualizar las cosas en vez de enseñar con libros de texto. Esto ha despertado el interés de los estudiantes”.

El programa Instant Network Schools (INS) es uno de los ocho proyectos puestos en marcha en siete países que se han mostrado en África Shares, un fórum de tres días celebrado en Ginebra y que muestra cómo los refugiados pueden constituir una baza importante para las comunidades que les acogen. Organizado a iniciativa de ACNUR, el evento se celebra del 14 al 16 de marzo y tiene como objetivo mostrar que la innovación se está extendiendo por el continente y que los refugiados están muy comprometidos con estas exitosas iniciativas.

Entre el conjunto de proyectos se incluyen: refugiados artesanos de Malí en Burkina Faso; una iniciativa para promover la lectura para niños en Etiopía; el proyecto en Ruanda sobre estufas que ahorran energía; un proyecto de avicultura en Zimbabue; un proyecto de conexión a Internet con Microsoft en Malaui, así como iniciativas para la urbanización y subvenciones para la compra de gas en Níger.

Todos estos proyectos se desarrollan a través del enfoque comunitario puesto en práctica por ACNUR y sus socios. Los refugiados, que son el elemento central de los proyectos, pueden poner en práctica sus habilidades y competencias al tiempo que aprenden otras.

“El principal activo de ACNUR es el hecho de que trabajamos con comunidades con gran resiliencia y creatividad”, dice Strecker. “Lo verdaderamente importante es permitirlas utilizar su creatividad en la gestión de este tipo de proyectos”.

Igual de importante es el hecho de ver cómo los refugiados en África utilizan la innovación para encontrar soluciones propias desarrolladas localmente. Para Dekow, la innovación no solo ha mejorado la calidad de su educación, sino que la ha motivado seguir el ejemplo de Malala Yousafzai, su modelo. “El principal activo de ACNUR es el hecho de que trabajamos con comunidades con gran resiliencia y creatividad”.

“Malala nos animó a hacer oír nuestra voz” afirma. “Me encantó su mensaje, porque se corresponde por completo con mis sueños. En mi caso, mi sueño es llegar a ser abogado y defender la causa de la educación en mi sociedad para que algún día, todos podamos llegar a ser grandes en el mundo”.

“La Educación en Emergencias y Crisis” es el lema escogido para la Mobile Learning Week (semana del aprendizaje móvil), la emblemática conferencia de la UNESCO sobre educación que este año tendrá lugar del 20 al 24 de marzo en París. La conferencia reunirá a expertos y responsables políticos de todo el mundo con el objetivo de explorar cómo promover la inclusión en la educación y preservar la continuidad en el aprendizaje en contextos de conflictos y desastres.

Este año, ACNUR coorganiza la conferencia, haciendo énfasis en el papel de la tecnología para garantizar una educación de calidad a los refugiados, incluso en caso de emergencia.

Fuente: http://www.vlcnoticias.com/la-innovacion-transforma-la-educacion-de-los-estudiantes-refugiados-en-africa/

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Educar no es crear, sino ayudar a los niños a crearse a sí mismos

Por:  Ana Isabel Laguna

Educar no es crear intentando que los más pequeños sean como nosotros queramos, pues no estamos hablando de máquinas que no tienen voluntad propia.

Si evitamos que los niños se creen a sí mismos, los estaremos limitando. Tarde o temprano, reflejarán las consecuencias.

Enseñarles a pensar, a cómo ser, a creer en ciertas verdades sin cuestionarlas hará que no puedan hacer uso de una de las más valiosas capacidades: la autodeterminación.

Tú eres el protagonista de tu vida

La autodeterminación en los niños implica que, elijan lo que elijan, ellos serán siempre los protagonistas de su vida, porque es así como debe ser.

Aunque sean pequeños no tenemos por qué darles la fruta masticada. Los errores, equivocarse y el poder de la elección tienen que estar presentes desde ahora.

Es el momento ideal para enseñarles buenas prácticas, para que sepan gestionar sus emociones, aprender de todo lo que hacen y saber que, aunque se caigan, pueden volver a levantarse.

Sin embargo, los padres actuamos queriendo ser los protagonistas de la vida de nuestros hijos. Diciéndoles cómo deben pensar, actuar y decidir.

Cambiar una verdad absoluta por un desafío les permitirá a los más pequeños adquirir un montón de beneficios. Les ayudará a tomar decisiones, a reflexionar y a observar lo que ocurre.

Comenzarán a confiar en sus capacidades y, solo así, podrán ganar en seguridad y empezar a enfrentarse a sus grandes miedos.

Educar no es crear, sino permitir.

Educar no es crear, sino permitir que los niños labren su propio camino. Piensa que no hacerlo, a veces, se extiende incluso a etapas posteriores del crecimiento.

Pongamos por ejemplo a esos jóvenes que entran en la universidad con una falta de motivación patente porque sus padres les han obligado a estudiar determinada carrera.

¿Por qué no permiten que su hijo vuele? ¿Por qué no dejar que persiga lo que él quiere? Quizás esto sea fruto de los miedos e inseguridades de los progenitores.

Y es que el tiempo del que disponen los hijos se acorta, pues lo están perdiendo en lo que no les interesa. Por todo esto es necesario que desde pequeños les demos alas a su pensamiento, fomentemos la capacidad de crítica y evitemos, siempre, las respuestas y soluciones aprendidas y predeterminado.

¿Cómo podemos hacerlo?

  • Permitiendo que los niños lleven a cabo tareas que no les supongan un elevado estrés o ansiedad. De esta manera, podrán verse como competentes.
  • Dejar que vuelen solos, brindándoles un espacio de autonomía donde sientan que tienen el control para buscar sus propias soluciones.
  • Apoyarles siempre, estando ahí, pero sin condicionar lo que hacen. Haciéndoles saber que cuentan con tu amparo.

Es normal que eduquemos a nuestros hijos tal y como lo han hecho con nosotros. Sin embargo, es importante abrir los ojos para evitar cometer los mismos errores que una vez nos afectaron.

Ten siempre presente que educar no es crear, sino permitir que los más pequeños se creen a sí mismos para que puedan ser auténticos y únicos.

Fuente: https://www.el-carabobeno.com/educar-no-crear-sino-ayudar-los-ninos-crearse-mismos/

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Libro: Educación y esperanza en las fronteras de la discapacidad de Ignacio Calderón Almendros

Ignacio Calderón Almendros en su libro EDUCACIÓN Y ESPERANZA EN LAS FRONTERAS DE LA DISCAPACIDAD muestra un estudio de caso único sobre la construcción creativa de la identidad.

El autor nos presenta un exhaustivo estudio de caso único en el que se aborda la construcción de la identidad de Rafael Calderón, un joven estudiante del Grado Superior de Música. Rafael ha conseguido elaborar su identidad más allá de la interpretación socialmente asumida acerca de la discapacidad. El estudio muestra cómo una persona con síndrome de Down tiene que luchar en la arena educativa para desarrollar una identidad libre de los prejuicios que el sistema educativo y la sociedad en general tratan de imponer. La resistencia generada por Rafael y su familia, los procesos educativos inclusivos, y el uso de la creatividad en la construcción de la identidad han permitido que Rafael pudiera desafiar las representaciones sociales, las creencias y el estigma. Ha llevado a cabo un proceso de resiliencia que desafía las fronteras de la discapacidad y nos invita a la transformación de la escuela. La relevancia del caso y el modo de abordarlo hacen de este trabajo una producción inquietante en la que se presentan las construcciones cotidianas y complejas que permitieron a Rafael soñar y crear lo que anteriormente no existía. Un estudio que alienta la esperanza e invita al optimismo para desarrollar escuelas inclusivas.

Ignacio Calderón Almendros es Doctor en Pedagogía por la Universidad de Málaga, en la que ejerce como profesor del Departamento de Teoría e Historia de la Educación y es miembro del Grupo de Investigación de Teoría de la Educación y Educación Social. Ha trabajado en distintas áreas de conocimiento en el terreno educativo, y colaborado con diversas Universidades de América Latina. Sus líneas de investigación se sitúan en los procesos de exclusión e inclusión educativa, la naturaleza social de la discapacidad, la desventaja sociocultural y los procesos de construcción de la identidad y la diferencia, todo ello a través del estudio de la experiencia educativa.

Libro «Educación y esperanza en las fronteras de la discapacidad» El libro está disponible para su descarga gratuita aquí: http://www.ignaciocalderon.uma.es/index.php/educacion-y-esperanza-en-las-fronteras-de-la-discapacidad/

Este libro ha obtenido los siguientes premios:

Puedes accesar al libro en el siguiente enlace:

http://edicionescinca.com/media/publicaciones/indice_210.pdf

Índice de EDUCACIÓN Y ESPERANZA EN LAS FRONTERAS DE LA DISCAPACIDAD

PRÓLOGO, Cristóbal Ruiz Román
INTRODUCCIÓN
PARTE TEÓRICA
Capítulo 1. Algunas reflexiones previas
Capítulo 2. Identidad, educación y discapacidad
PARTE METODOLÓGICA
Capítulo 3. Metodología
PARTE EMPÍRICA
Capítulo 4. Se creían que no podía. Biografía breve de Rafael
Capítulo 5. La experiencia como opresión: la concepción social sobre las personas
con discapacidad
Capítulo 6. La educación como resistencia y liberación
Capítulo 7. La construcción de la identidad como interpretación creativa
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA

Fuente: http://www.ignaciocalderon.uma.es/index.php/educacion-y-esperanza-en-las-fronteras-de-la-discapacidad/

 

 

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¿Qué necesitan los niños de América Latina para celebrar el día de la infancia?

22 de noviembre de 2016/Fuente y autor/BID/Ferdinando Regalia.

El 20 de noviembre se celebra el Día Universal de la Infancia en conmemoración a la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño en el año 1989. Al pensar en todo lo que implica este día para los pequeños de América Latina y el Caribe, hoy quiero celebrarlos a través de una de mis mayores inspiraciones, Beatrice Vio o “Bebe” Vio, atleta paraolímpica y medallista de oro italiana de 19 años. Desde que conocí su historia y, particularmente, su infancia, no pude evitar hacer paralelismos con  todo lo que debemos hacer día a día para garantizar el cumplimiento de los derechos de muchos de los niños y las niñas de nuestra región.

Bebe nació sin problemas de salud y desde los cinco años practica esgrima. A los 11 años, fue hospitalizada debido a una meningitis que no podía ser controlada. Ya que el caso era de extrema gravedad, sus padres autorizaron varias cirugías que llevaron a la amputación de sus brazos y piernas. Luego de innumerables sesiones de rehabilitación para volver a valerse por sí misma, Bebe decidió no dejar la práctica de esgrima, en la que hoy, ocho años después, es medallista olímpica.

Si bien las adversidades en ningún caso pueden ser comparadas, la vida y éxito de Bebe y esa energía y positivismo que genera al hablar, me llevan a reflexionar sobre las adversidades y vicisitudes que enfrentan muchos niños en América Latina y el Caribe, sobre todo, aquellos que nacen y viven en situación de mayor vulnerabilidad. ¿Qué condiciones deben darse para que, a pesar de las adversidades, los niños y niñas sigan adelante con sus vidas? ¿Qué se puede hacer, desde el sector público y privado, para garantizar que tengan un desarrollo temprano de la mejor calidad para llegar a una adultez plena y productiva para sus familias y comunidades?

Tomemos el ejemplo de Bebe y hagamos tres reflexiones:

1. Construir la resiliencia: la resiliencia es la capacidad que tiene una persona de sobreponerse a circunstancias traumáticas y el caso de Bebe es, sin duda, un ejemplo de ello. Es este el punto que más llama mi atención. Me pregunto cómo influyen los padres, madres y cuidadores en la crianza diaria para desarrollar la resiliencia de los pequeños a largo plazo. La resiliencia no es algo que se lleva en los genes, es algo que se construye a lo largo de la vida desde la infancia temprana. La última serie de The Lancet hace hincapié en el “cuidado cariñoso y sensible a las necesidades del niño”, especialmente en los primeros años de vida. Esto garantiza que los pequeños inicien sus vidas en un ambiente estable con interacciones y relaciones cariñosas, es más, la ciencia lo identifica como un factor esencial para adquirir y construir resiliencia. Además, un acervo contundente de evidencia demuestra los beneficios de apoyar a los cuidadores, especialmente aquellos que viven en mayores condiciones de vulnerabilidad, en el desarrollo de sus competencias parentales y de cuidado para promover un mejor desarrollo psicosocial y cognitivo de los más pequeños. La buena noticia es que en la región de América Latina y del Caribe se están multiplicando las iniciativas programáticas públicas y privadas que adoptan este enfoque, no obstante existen todavía grandes retos  de cobertura y, sobre todo, de calidad.

2. Asegurar el acceso a intervenciones de salud preventiva de alta costo-efectividad: el problema de Bebe se originó con una meningitis, una enfermedad que pudo haber sido evitada con la vacuna Haemophilus influenzae tipo b (Hib), que tiene una cobertura del 90% en las Américas. A pesar de los grandes progresos logrados en las últimas dos décadas en materia, por ejemplo, de cobertura de vacunas, aún persisten disparidades regionales como consecuencia de: recursos limitados; prioridades sanitarias concurrentes; gestión deficiente de los sistemas de salud; y seguimiento y supervisión inapropiados. Todavía persisten en nuestra región brechas en cobertura efectiva de intervenciones claves de salud preventiva dirigidas a los ciudadanos más pequeños y estas se agudizan en las áreas con mayor concentración de pobreza y de más difícil acceso. No podemos bajar la guardia. Aún en el contexto de ajuste fiscal que muchos países de la región están enfrentando, el acceso efectivo a estas intervenciones debe de blindarse y es necesario que las autoridades realicen  esfuerzos constantes de información y educación para los padres y cuidadores sobre cuán indispensable es garantizarlas.

3. Reconocer y responder a las necesidades especiales: si Bebe no hubiera contado con los servicios adecuados para recuperarse luego de su enfermedad y volver a lo que más ama, no hubiera podido llegar a ser la atleta e inspiración que es hoy. En principio, para que un niño o niña con algún tipo de discapacidad cuente con las mismas oportunidades que sus pares, debe reconocerse que tanto el, como su familia, tienen necesidades comunes al resto de la población además del apoyo y cuidados especializados que necesitan dependiendo de su discapacidad. La prioridad de las políticas públicas de cuidado, aún aquellas de corte universal, deberían ser las familias en condiciones de mayor vulnerabilidad. A pesar de los importantes avances, este es el espacio de actuación donde mayores brechas existen en la región de América Latina y del Caribe y uno de los mayores frentes de “batalla” para asegurar sociedades inclusivas.

Aparte de estos puntos, hay muchas otras necesidades por las que debemos seguir nuestro trabajo para garantizar día a día que el 20 de noviembre sea un día de celebración para la infancia en nuestra región. ¿Qué significa celebrar el día de la infancia en tu comunidad? ¿Cómo podemos celebrar que muchos niños, al igual que Bebe, inspiran y motivan a otros a superar adversidades? Cuéntanos en la sección de comentarios abajo o mencionando a @BIDgente en Twitter.

Fuente: http://blogs.iadb.org/desarrollo-infantil/2016/11/15/dia-de-la-infancia/?mc_cid=bc4fed2590&mc_eid=37402ddfd1

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Cómo romper el vínculo entre los fenómenos meteorológicos extremos y la pobreza extrema

17 de noviembre de 2016/Fuente: Banco Mundial

Una cifra estimada de 1 millón de filipinos cayó en la pobreza en 2013 después del paso del tifón Haiyan, que destruyó más de 1 millón de viviendas y socavó la economía nacional causando pérdidas por USD 12 900 millones.

Tan pronto como el ciclón Aila devastó las zonas costeras de Bangladesh en 2010, los niveles de desempleo y pobreza aumentaron 49 % y 22 %, respectivamente.

Las presiones económicas que enfrentó Guatemala debido al paso del huracán Stan en 2005 obligaron al 7,3 % de las familias afectadas a hacer trabajar a sus niños en vez de enviarlos a la escuela.

Cada vez que se produce un desastre natural, este no solo deja una estela de devastación, sino que también sume aún más en la pobreza a las comunidades.

Pero lo que se destaca en los titulares noticiosos son los costos financieros de los desastres naturales, es decir los daños en los edificios, la infraestructura y la producción agrícola. No obstante, nuevos estudios indican que poner énfasis en el impacto monetario de las catástrofes naturales no entrega un panorama completo de la situación. De hecho, lo distorsiona.

Esto se debe a que el costo representa solo las pérdidas sufridas por las personas lo suficientemente ricas que desde un principio tienen algo que perder. Sin embargo, el costo no puede explicar el efecto devastador de los desastres en los pobres del mundo, que sufren en términos relativos mucho más que las personas más adineradas.

Considerando esta perspectiva, un nuevo informe del Banco Mundial y el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR) advierte que los desastres naturales son un obstáculo más grande de lo que se pensaba para poner fin a la pobreza en el mundo. El informe titulado Unbreakable: Building the Resilience of the Poor in the Face of Natural Disasters (Irrompible: Generar resiliencia en los pobres frente a los desastres naturales), dado a conocer esta semana en la vigésimo segunda Conferencia de las Partes (CP 22), pone de relieve la urgencia de adoptar políticas con un planteamiento inteligente respecto del clima que protejan mejor a los más vulnerables.

» Las conmociones climáticas severas amenazan con hacer retroceder décadas de progreso en la lucha contra la pobreza. Las tormentas, las inundaciones y las sequías tienen consecuencias humanas y económicas nefastas, y son los pobres los que suelen pagar el precio más alto. Generar resiliencia ante los desastres no solo tiene sentido económico, es también un imperativo moral. «
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Comparados con sus homólogos más adinerados, los pobres tienen más probabilidades de residir en viviendas frágiles y ubicadas en zonas propensas a desastres, y trabajar en sectores altamente vulnerables a fenómenos climáticos extremos, como la agricultura. Además, ellos reciben mucho menos apoyo del Gobierno y de la comunidad para su proceso de recuperación. El resultado es que el impacto de una tormenta, una inundación, una sequía o un terremoto es dos veces más grave para los pobres que para cualquier otra persona.

Por ejemplo, debido a las inundaciones sin precedentes que afectaron a Mumbai en 2005, los pobres perdieron un 60 % más que sus vecinos más ricos, y cuando los pobres pierden sus escasas pertenencias, su salud se ve afectada y en algunos casos de manera irreversible. En Ecuador, se descubrió que los niños pobres que estaban en el útero de sus madres durante las inundaciones causadas por el fenómeno El Niño en 1997 y 1998 presentaban un bajo peso al nacer, una menor estatura y discapacidad cognitiva.

En el informe Irrompible se utiliza un nuevo método para medir los daños provocados por desastres, que tiene en cuenta la disparidad de la carga que representan dichos desastres para los pobres, y se muestra que las catástrofes naturales cuestan a la economía mundial hasta USD 520 000 millones (un 60 % más de lo que se informa habitualmente) y empujan a unos 26 millones de personas a la pobreza cada año.

Pero hay esperanza. Los Gobiernos pueden evitar que millones de personas caigan en la pobreza extrema adoptando medidas que protejan mejor a los pobres de los desastres naturales.

El informe propone un conjunto de “políticas de resiliencia”, que ayudarían a los pobres a enfrentar las consecuencias de fenómenos meteorológicos y otros eventos naturales extremos. Estas incluyen sistemas de alerta temprana, mayor acceso a servicios bancarios personales, pólizas de seguros y sistemas de protección social (como transferencias de efectivo y programas de obras públicas), que podrían preparar a las personas para responder más adecuadamente y recuperarse de las crisis. El documento también invita a los Gobiernos a realizar inversiones esenciales en infraestructura, diques y otros medios para controlar los niveles de agua, y desarrollar políticas apropiadas sobre el uso del suelo y normas de construcción. Estos esfuerzos deben apuntar específicamente a proteger a los ciudadanos más pobres y vulnerables, y no solo a aquellos con posesiones de alto valor.

En el documento se evalúan los beneficios previstos de estas políticas en 117 países. Por ejemplo, si Angola implementara redes de protección social potencialmente ampliables para proteger a sus ciudadanos más pobres, el Gobierno podría ver beneficios equivalentes a USD 160 millones anuales. A nivel mundial, estas medidas combinadas permitirían a los países y a las comunidades ahorrar un total de USD 100 000 millones al año y reducir en un 20 % el impacto total de los desastres.

“Como consecuencia del cambio climático, los países enfrentan un número creciente de crisis inesperadas”, afirmó Stephane Hallegatte, economista principal de GFDRR, y autora principal del informe. “Los pobres necesitan protección social y financiera frente a los desastres que no pueden evitarse. Con la adopción de políticas de eficacia comprobada sobre riesgos, tenemos la oportunidad de impedir que millones de personas caigan en la pobreza”.

Los esfuerzos dirigidos a generar mayor resiliencia entre los pobres ya están ganando terreno, según el informe. El mes pasado, gracias a un innovador programa de seguros, Haití, Barbados, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas recibieron USD 29 millones para utilizarlos en las tareas de recuperación tras ser afectados por el huracán Matthew.

El informe Irrompible constituye una hoja de ruta para ayudar a los países a adaptarse mejor al cambio climático y aumentar la resiliencia y la prosperidad de sus ciudadanos más vulnerables. Al dotar a estos últimos con los medios de preparación, reconstrucción y recuperación, podemos aumentar las probabilidades de que millones de personas no caigan en la pobreza extrema.

Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news/feature/2016/11/14/breaking-the-link-between-extreme-weather-and-extreme-poverty
Imagen: https://i.ytimg.com/vi/ZafnDO6cPgw/hqdefault.jpg
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