Entrevista a: Alexandra Lúgaro
Por: Leysa Caro Gonzále
Alexandra Lúgaro apunta a un nuevo currículo, a una clase magisterial fuerte y a una alianza multisectorial.
Para la candidata independiente a la gobernación, Alexandra Lúgaro, la educación es la única herramienta que tiene un pueblo para poder predecir su futuro económico y social.
Atender factores tan determinantes como pueden ser el desarrollo económico y el sistema de gobernanza –más aún en la coyuntura de la Isla– no es posible ni mucho menos efectivo si se deja a un lado la educación y, más aún, si se deja expuesta al vaivén político partidista como ha sido históricamente, sostiene.
Por ello, en el plan de gobierno de Lúgaro –desarrollado alrededor de tres planes estratégicos– la educación es una prioridad. “Tenemos que dejar de ver el país en compartimientos”, sostuvo la candidata.
“Son países que se han dado cuenta de que a menos que uno no levante toda la población a la misma vez, vas a pagarlo caro en otras áreas como la desigualdad social que es, en gran parte, lo que nos ha pasado a nosotros”, planteó.
Explicó que tras estudiar los cinco modelos educativos mencionados, identificó las áreas del sistema local deterioradas y analizó cómo estos gobiernos habían logrado reforzar esas zonas sin invertir fondos adicionales.
“La mayoría de las ideas que surgen de este plan no son ideas noveles, son ideas que han sido practicadas y han demostrado tener éxito en uno de estos países”, mencionó.
“La educación tiene una particularidad y es que no es como la infraestructura. La infraestructura, tú construyes un edificio, mañana la gente lo ve y dice: ‘Qué mucho hizo este gobernador’. En la educación los resultados no se ven a corto plazo y nosotros estamos en un sistema político que las elecciones y el poder lo controlan quien puede obtener resultados a corto plazo y por eso pocos se enfocan en la educación”, apuntó.
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Lúgaro comenzaría por estudiar los mejores sistemas educativos del mundo, ejercicio que ha hecho pero que debería estar en manos también de lo que sería la Alianza de Política Pública Educativa.
Según su propuesta, este organismo estaría compuesto por el secretario de Educación y representantes de la academia, las uniones magisteriales, la Legislatura, organizaciones sin fines de lucro y otros sectores.
A su vez, sería el grupo encargado de desarrollar la política pública, aunque sería el secretario de Educación el encargado de implementarla.
Sobre ese plan estratégico, sostuvo, se iría sobre la marcha, descartando aquello que no funcionó o ejecutando eso que no se conceptualizó desde un principio. Esos tachones, dijo, no serían sinónimo de fracaso sino de la madurez de reconocer aquello que no es efectivo.
El lugar que se merecen
Por años el magisterio ha sido una de las clases trabajadoras más atropelladas. Los sueldos no son competitivos ni las condiciones laborales son las mejores, lo que ha llevado a los educadores a la desmoralización, dijo Lúgaro.
Los que llegan nuevos, por su parte, se topan con un sistema que los atropella al no proveerles las herramientas para obtener esos resultados que les exigen.
Aun así, si hay algo de lo que Lúgaro no tiene ni un ápice de duda es que existe la capacidad para tener una fuerza magisterial de clase mundial con los recursos humanos y fiscales existentes.
A tales efectos, propone –entre otras cosas– devolverles a los maestros la libertad creativa dentro del salón de clases. Dejar a un lado su limitación a impartir aquellas materias o asignaturas que forman parte de las pruebas estandarizadas que ofrece Educación para medir el aprovechamiento académico de los estudiantes y el desempeño de los educadores.
“En la creatividad es donde está la innovación, donde está la clave para el desarrollo económico. Si les enseñamos solo destrezas de rutina… esas destrezas eventualmente van a ser reemplazadas por una máquina y esos muchachos no van a tener las herramientas para conseguir un empleo”, sostuvo.
Hay que sustituir esos parámetros restrictivos que limitan el proceso de enseñanza a uno de memorizar la información por uno que promueva la creación, la investigación y el pensamiento crítico. “Ahí es donde están las destrezas reales que les van a permitir a nuestros estudiantes poder enfrentar los retos del futuro”, planteó.
Dijo que no se opone a la aplicación de pruebas estandarizadas pero sí tiene reparos con el fin que tienen sus resultados. “Los mejores sistemas educativos las usan como insumo para obtener información de dónde están parados y cómo pueden mejorar; y no como un mecanismo punitivo como lo quieren utilizar en Puerto Rico”, mencionó.
Lo que funciona
O sea, el que cada mañana lleguen a cada plantel escolar los estudiantes, maestros y directores a cumplir con su responsabilidad. “Sin embargo, lo que pasa de ahí en adelante no se mueve hacia mejorar el desempeño académico de esos estudiantes”, denunció.
Los directores, sostuvo, están cargados con los problemas de la convivencia diaria y no tienen tiempo para realizar las funciones para las que fueron contratados. A esto se suma que muchas veces están solos, sin el apoyo de trabajadores sociales, psicólogos y personal administrativo.
No a la privatización
El sistema de enseñanza, apuntó, debe permanecer en manos públicas y es el Departamento de Educación quien debe asumir toda la responsabilidad de su éxito o fracaso.
Para ella, sin embargo, el Departamento, “sin que la gente se diera cuenta”, fue privatizado hace ya mucho tiempo cuando puso en manos privadas varias de sus funciones, específicamente aquellas de obtención y medición de data.
“El Departamento básicamente se convirtió en un centro de documentación… ellos solamente se dedican a recopilar los papeles que las compañías brindan”, dijo.
Tampoco, sostuvo, cree en el concepto de escuelas chárter, uno que se ha intentado infructuosamente de establecer desde la Legislatura. Pensar que el sistema privado es mejor no es una premisa que tiene que ser correcta, dijo.
No consiente etiquetar a los niños de educación especial al separarlos de la corriente regular sino, por el contrario, integrarlos con los demás estudiantes. Apunta a la tecnología y a que la escuela asuma un rol activo en la vida de aquellos padres con nivel bajo de escolaridad y que no tienen cómo ayudar a sus hijos en su desempeño. “Las escuelas están ahí para educar una comunidad”, sentenció.
“Hay muchas personas que se pueden concentrar en que el País va a colapsar, en que el sistema de salud va a colapsar, en que no tenemos dinero suficiente para pagar la deuda y a la vez rendir servicios públicos, pero esto pinta un cuadro más aterrador porque si nuestros estudiantes no tienen las competencias, en diez años vamos a tener una población de personas que no van a poder obtener un empleo que les permita sufragar el costo de vida en Puerto Rico y una emigración masiva de jóvenes”, advirtió.
Fuente: https://www.elnuevodia.com/noticias/politica/nota/laeducacioncomoentedecambiosocial-2239305/