Por: Saúl Rolando Cortez Chifundo
El análisis de la realidad educativa a nivel superior desde los cursos de Postgrado y Maestría en Docencia Superior, llevados desde la pedagogía seria, con la experticia docente de amplio bagaje bibliográfico, investigativo, académico y motivador, cuyas sesiones son fundamentadas en el debate sobre la base del pensamiento crítico, otorga sustancialidad y esperanza a la idea de transformar el claustro universitario en laboratorio de análisis. Al menos, en el CRU de Colón se dan pasos en esa dirección.
La docencia, investigación, extensión, regionalización, financiamiento, privatización y mercantilización, internacionalización universitaria, entre otros, encienden a la sazón el debate aulístico. Desde las distintas posiciones críticas, la lúgubre panorámica educativa panameña advierte que la burguesía gobernante da seguimiento a un proyecto intencional de desdeño a la educación panameña, pues el conocimiento es poder y un pueblo ilustrado, atenta contra su status quo. Sin embargo, es prudente entender que el erario constituye el dinero de todos sus contribuyentes; es decir, el pueblo. Por tanto, toda administración de las universidades estatales que se preste al juego y rejuego de las clases gobernantes (burguesía empresarial), traiciona y atenta contra los intereses de las mayorías, abonando a la senilidad del sistema educativo panameño en todos sus niveles.
La Universidad Latinoamérica de hoy, tiene su germen a partir del histórico movimiento de Reforma Universitaria, dado en Córdoba, Argentina, en 1918, donde se produjo un divorcio entre la Universidad escolástica y el progreso del nuevo conocimiento (ilustrado), obtenido mediante la investigación. Aunque tuvo pasajes cruentos, abortó significativas reformas para la democratización universitaria en Latinoamérica. No podemos olvidar que el movimiento universitario reformista de Córdoba fue reaccionario y contestatario a los intereses de las clases dominantes de la sociedad, quienes ostentaban el poder político y económico; y por tanto, la propia Universidad.
Si desde la Reforma Universitaria de Córdoba (1918) hubo quienes ofrendaron sus vidas por una verdadera transformación socioeconómica y política universitaria en Latinoamérica, aquellos que atentan contra su buena marcha, mirándola como un botín político y económico, merecen el reconocimiento social por alta traición, al prestar su vana intelectualidad al genocidio popular intelectual. La única tarea enriquecedora a la que deben aspirar los inmiscuidos en el accionar universitario, es el enriquecimiento intelectual del pueblo. Muchos especialistas han tratado desde distintas perspectivas este acontecimiento, pero todos han dejado más que claro que el Grito de Córdoba es un ciclo que aún no llega a su fin y menos en Latinoamérica y el Caribe.
En suma, las universidades estatales panameñas constituyen nuestro patrimonio social-intelectual de antonomasia. Pero, se intuye que el poder político y económico gobernante amordaza sutilmente la universidad y la inteligencia del pueblo, a pesar de su autonomía, a través, de su financiamiento. Rescatar y renovar la educación superior del ostracismo burgués deliberado y esmerado en mantener la divorcialidad entre el pueblo, la inteligencia y la Universidad, debe acaparar a todas las universidades estatales, sin reparo alguno. El proyecto renovador de la Universidad de Panamá debe ser de ‘Extensión ‘ a las otras estatales.
Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/pensamiento-intuicion-universitaria/23965674
Foto de archivo