Soy Ricardo Mutuberria, biohacker, promotor de cultura científica, director de BBK Open Science y de la asociación Biook. Desde pequeño me fascinó la biología y fue muy frustrante tener que esperar a terminar la carrera para entrar en un laboratorio a hacer ciencia por primera vez en mi vida. En 2012, en Nueva York, conocí Genspace, un laboratorio de biotecnología abierto a la comunidad. Trabajé allí como voluntario durante tres años y lo que vi e hice allí fue la semilla de lo que ahora traigo a mi comunidad, la Biología Do It Yourself (DIYbio) y la ciencia ciudadana.
Volvamos al festival. Por él han pasado unas 500 personas, que han construido microscopios de origami, microscopios láser que proyectan la microvida de una muestra de agua. Han fabricado, modificado e imaginado las diversas aplicaciones de las bioimpresoras. Ya que uno de nuestros objetivos es desmitificar la ciencia, les contaré que una bioimpresora no es más que una impresora de tinta o 3D modificada para imprimir materia orgánica, moléculas, células, microorganismos o sustratos donde alojar todo lo anterior.
La ciudadanía ha disfrutado de formatos menos rigurosos y quizás mas intuitivos como los que combinan arte y ciencia. En el taller de bioarte ‘Creando flores’ los participantes, de todas las edades, han recreado flores con las partes obtenidas de la disección anatómica de otras flores. Este sencillo taller nos da pie a dialogar sobre la utilización de flores en el arte y la florigrafía, el lenguaje de las flores. Nos permite conocer la historia natural de las flores, su tremendo éxito evolutivo, la polinización y el grave problema ambiental que supone la desaparición de abejas y otros polinizadores. Por cierto, ¿sabíais que el fósil de flor más antiguo conocido fue encontrado en las montañas entre Lleida y Huesca? Indagadlo, porque es una historia local y fascinante.
Lo que más ha llamado la atención, por innovador, ha sido el taller que ha permitido construir un pequeño detector electrónico de organismos transgénicos mediante fluorescencia y que, tras un sencillo procedimiento de laboratorio, ha facilitado la detección de transgénicos en muestras de alimentos. Durante los 60 minutos de incubación de las muestras se generó una intensa y muy necesaria conversación sobre transgénicos de la que nadie salió como había entrado. La pregunta que abrió el debate fue: ¿te consideras tú un organismo transgenico?
La sala y el escenario principal fue utilizado para presentaciones y demostraciones experimentales. En las de neurociencia mostrábamos en una pantalla el precioso impulso eléctrico que se genera al tocar uno de los ‘pelos’ dentro de la trampa de una planta venus atrapamoscas. Si se hace de forma repetida, activa el mecanismo que cierra la trampa. A continuación transformábamos un impulso eléctrico humano, el que enviamos del cerebro al músculo del brazo cuando queremos cerrar la mano, en una señal digital que activa leds, una bombilla a distancia, un dron, un videojuego, un brazo robótico. Incluso logramos cerrar la mano de una segunda persona contra su voluntad. Todo esto con la participación del público, que hacía de investigador o de sujeto investigado, entre risas, asombro y muchas preguntas. Quisimos también dar protagonismo a proyectos DIYbio existentes en nuestra comunidad, como el proyecto educativo ‘Fungi Thinking’, basado en economía circular, que utiliza los residuos del café para la producción de setas comestibles. Sobre el mismo escenario dialogamos con la ciudadanía sobre laboratorios comunitarios, bioseguridad y bioética, ciencia ciudadana, ciencia abierta y ecosistemas de innovación. También lanzamos un reto de bioimpresión y presentamos los resultados de los talleres. Los protagonistas fueron los y las participantes que disfrutaron intensamente de esta oportunidad.
Este festival ha sido una pequeña pero intensa degustación de biohacking y ciencia ciudadana. Ciencia abierta, en la que participan por igual profesionales o amateurs, la que surge de la ciudadanía y del investigador, la que permite aplicar el método científico en su totalidad, indagar e investigar de forma libre, colaborativa, en comunidad. Esta ciencia ciudadana, transdisciplinar, basada en los deseos y las inquietudes de la ciudadanía, es la que saca el científico que llevamos dentro y que tiende a resultar en cosas maravillosas.
BBK Open Science es una programación continua, el festival ha sido el primer plato. Nuestro siguiente evento, previsto para finales de marzo, serán las jornadas en Bioarte y Biodiseño, a las que estáis todos y todas invitadas.
Quisiera dar las gracias al equipo de Biook y a los equipos externos que han trabajado en el festival, a los magnificos voluntarios y voluntarias, a las personas e instituciones colaboradoras, en especial a BBK y Ayuntamiento de Bilbao, y a la ciudadanía, por su magnífica respuesta, muy por encima de mis expectativas … que son siempre muy altas, porque ¡hay tanto talento en nuestras comunidades!
Fuente: https://www.heraldo.es/noticias/sociedad/2019/02/07/degustacion-biohacking-ciencia-ciudadana-1291111-310.html