El retorno a clases presenciales y la penosa condición de la educación pública en México

Por: Silvia Ruiz Maruri Y José Manuel Ubalde Arroyo Hernández

La vida y la salud deben estar por encima de todo, y es obligación del Estado garantizar ambas, sin embargo, este regreso a clases es una imposición irresponsable…

Entre el discurso y la realidad en México, existen las más amplias, profundas e inimaginables fosas abisales, porque después de más de 35 años de neoliberalismo y reformas “educativas” a modo. Hoy estamos viviendo una de las peores crisis en torno a la educación, la cual está recrudecida por el contexto de emergencia sanitaria provocada por el SARS-CoV-2 (Covid-19).

Estamos atravesando una tercera ola epidémica por la variante delta, que se caracteriza por ser altamente contagiosa, que afecta también a niñas, niños, adolescentes y jóvenes, porque es un momento álgido para la curva epidemiológica, ya que no es homogénea en todo el país. Y pese a esto, la arbitraria decisión de comenzar el ciclo escolar 2021-2022 en forma presencial se impuso a sabiendas que la movilidad aumentaría inevitablemente y con ello, los contagios.

A pesar de que nos repiten hasta el cansancio que el porcentaje de letalidad es mínimo (0.004%) durante la infancia y adolescencia, -para quienes tenemos hijos e hijas, el riesgo, por mínimo que parezca es motivo de preocupación y no es posible omitir o dejar de lado-, porque no son números ni puntos porcentuales sino personas que tienen familia.

Sin embargo, las autoridades sanitarias hacen un manejo discursivo que minimiza la amenaza de mortalidad, así como los efectos o consecuencias que puede llegar a causar el virus en el organismo de cada persona, según la condición de salud y edad que se tenga.

Las madres, padres y tutores, con fundadas razones tienen temor, aunque en forma categórica y con un ad verecundiam1es decir con un argumento falaz de autoridad, el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador enunció: “¡Llueva, truene o relampaguee iniciarán las clases presenciales!”. Porque de pronto, según él, era necesario por las afectaciones a la salud mental y emocional de la infancia, adolescencia y juventud, así como por la violencia “doméstica”. Llama la atención que repentinamente se haya preocupado por esto, cuando desde que comenzó su mandato ignoró las voces de millones de mujeres que viven violencia de forma sistémica y sistemática en un país que continúa con una cultura que legitima la violencia con sus múltiples formas y matices.

Efectivamente estamos de acuerdo, en que las clases presenciales son insustituibles y muy importantes, pero no en el contexto de una tercera crisis epidemiológica, y con un porcentaje de vacunación de esquema completo, que aún no ha sido cubierto en su totalidad a la población, y cuando la cuarta ola ya está anunciada, así como próxima para el otoño-invierno.

No cabe duda que la forma imperativa tiene un trasfondo, que no se alcanza a divisar, porque esconde intereses del sector empresarial que se empeñan en activar la economía que se genera con la práctica educativa presencial, sin importarles la vida y salud de millones de estudiantes en edad escolar. Claro, porque sus hijos no asisten a escuelas públicas, pero los hijos del pueblo si, luego entonces, esas vidas para esas élites no representan nada, mientras que sus intereses mercantiles les representan todo. Y el Estado debe salvaguardarlos, por ello, la cuarta transformación está evidenciando su esencia neoliberal.

De las contradicciones del discurso político en el contexto de la pandemia

El arribo del virus del SARS-CoV-2 a México en febrero de 2020, forzosamente obligó al gobierno federal a llevar acciones de prevención y un manejo epidemiológico como en el resto de los países del mundo, de ahí que se tomó la decisión de cerrar las escuelas para disminuir la movilidad, ya que las actividades escolares implican una enorme dinámica social, económica y cultural. En ese momento era menester tomar todas las medidas de prevención para evitar un aumento desproporcionado de contagios que posiblemente provocaría un colapso al sistema sanitario del país.

El confinamiento era inaplazable como una medida que desde los tiempos más remotos, siempre se ha tomado ante eventos de naturaleza epidémica.

Hubo que seguir acciones y vigilar el curso de la pandemia, de ahí que en el mes de mayo del 2020 se implementó el sistema de semáforo epidemiológico, para sustituir al programa centinela. El semáforo se estableció en territorios y regiones del país, con la finalidad de poder analizar y determinar qué medidas se tomarían para reactivar la movilidad social y económica.

Así el ciclo escolar 2019- 2020 concluyó a distancia en el último periodo, ya que en más del 60% había sido cursado en forma presencial, mientras no hubo casos de covid-19 en México. Y el ciclo escolar 2020-2021 se impartió a distancia en medio de gigantescas dificultades.

Es importante mencionar, que las vacilaciones discursivas sobre el retorno a clases presenciales estuvo permeada por la incertidumbre, la desigualdad socioeconómica y la trágica situación de la infraestructura de las escuelas públicas, cuyo abandono sumado a la corrupción de la estructura vertical de la SEP, en que los pocos recursos destinados a las escuelas, en múltiples ocasiones se quedaron en los bolsillos de quienes se encontraron en el camino.

Así se enunció que las escuelas estarían cerradas mientras se estuviera en semáforo rojo y que sólo se volverían abrir cuando el semáforo estuviera en verde. Sin embargo, las reglas del juego se han modificado a placer de las exigencias de las élites y del sector privado-empresarial para privilegiar la economía por encima de la salud y la vida, con un discurso que no sólo es falaz y oportunista sino criminal y ofensivo.

Curiosamente el semáforo es mágico, porque cambia según los intereses de los gobiernos estatales y federal. Porque el discurso ahora deja de importar, ya que se pide y exige en la vía de los hechos, que las niñas, niños y adolescentes regresen a clases aún estando en SEMÁFORO ROJO, incluso se decreta que la educación es una actividad esencial, en medio de la crítica etapa de la tercera ola, – y a pesar del incremento de muertes y contagios, así como de los casos reportados en menores de edad- la autoridad federal se contradice con el discurso inicial, porque modifica los criterios para el regreso a clases presenciales sin una fundamentación científica ni pedagógica. Porque el sofisma de que es por la salud emocional, efectos de confinamiento y el rezago no son argumentos fuertes y sólidos, debido a que no son novedad y a la fecha se habían ignorado.

La 4ta transformación sin un proyecto educativo nacional.

La nueva escuela mexicana es sólo un discurso vacío, porque a la fecha el gobierno federal no tiene un sólido proyecto educativo nacional, tan sólo se ha dedicado a retomar los programas y modelos educativos de los gobiernos anteriores. Nada de lo que prometió en materia educativa ha sido cumplido. El carácter punitivo de la reforma del gobierno que le antecedió, se quitó del escenario, pero permaneció trás bambalinas, y ello puede leerse en las leyes secundarias, en las modificaciones a la ley general de educación, así como el estado de excepción en el que mantienen al magisterio. Y como ejemplo de dicho estado, podemos ver el famoso ACUERDO 23-08-2021, que viola derechos humanos y laborales que están establecidos en nuestra Carta Magna.

En el citado acuerdo plantearon de manera unilateral las secretarías de salud y educación, las disposiciones generales para reanudar actividades de manera presencial en el ciclo escolar 2021-2022. Nuevamente los principales actores de la educación fueron excluidos y silenciados.

El curso de la pandemia ha tenido múltiples aristas, -unas demasiado punzo cortantes- que vale la pena sacar de la fosa abisal y ponerlas a la luz del sol. Por ejemplo: El famoso programa Aprende en Casa con sus ediciones,   se manejó con lucro político para que se “mantuviera el derecho a la educación a distancia”, bajo el contexto de la epidemia en México, pero en la realidad, esos recursos públicos beneficiaron a las grandes televisoras mexicanas, además de salvarlas de la quiebra.

Porque mientras nuestros recursos del erario público se destinaron para mantener a esas televisoras privadas de pie, las y los docentes tuvieron que estar en la primera línea, atendiendo a muchos estudiantes a distancia, con recursos propios y en búsqueda de las formas de superar los problemas de conectividad. Asimismo, se crearon materiales didácticos que facilitarán los aprendizajes de los estudiantes, tales como cuadernillos, guías y fichas de trabajo, así como el empleo de diversas plataformas y un seguimiento a quienes que no podían tener acceso a un dispositivo que les facilitara la educación a distancia. El acompañamiento que el magisterio dio a sus estudiantes, ahora, lo pretenden obstaculizar con el objetivo de ejercer presión a las familias para que manden a sus niños, niñas y adolescentes. De esa forma coaccionan, chantajean y condicionan para que la población ceda a ir a las clases presenciales.

Sobra decir que el programa Aprende en casa es un fraude, no benefició a ningún estudiante ni aportó nada a la educación, ya que promovió lo que Freire, denomina educación bancaria.

La escuela en México ha sufrido el desmantelamiento gradual y sistemático, pero ante la emergencia sanitaria, toda la educación a escala global debe repensarse, reinventarse y reelaborarse, porque no va a poder ser igual a como era antes de la pandemia. Y sin embargo, la 4t no ha dado ni el menor atisbo de saber cómo crear un nuevo modelo educativo que dé un giro positivo a la educación. Mas no es de sorprenderse que persista esta lamentable ausencia de proyecto y modelo.

Basta leer sus guías para los CTE y las del taller intensivo,-que más se asemejan a remiendos variopintos sobre una tela vieja- para percibir que poco o nada les interesa la educación de la población, porque no hay un diseño educativo que realmente le apueste a la construcción de un cambio favorable para la educación pública, sino al contrario, cada vez está más pobre y vacía.

Se lee de un eufemismo a otro: De aprendizajes irrenunciables a aprendizajes clave, y de éstos a aprendizajes esperados. De aprendizajes esperados a aprendizajes fundamentales… ¿Y cuales son realmente los aprendizajes fundamentales?

Los aprendizajes fundamentales deben ser la valoración de la vida y todo lo que tenga que ver con la misma. Lastimosamente la práctica es opuesta a la realidad, porque un regreso a clases precipitado, sin una planeación gradual y responsable, sólo sirvió para el paripé mediático de la mañanera del 30 de agosto de este año, lejos de poner la vida y la salud al centro, se está atentando contra ella, porque todo el poder mediático de la 4T se rompe las vestiduras para obligar a los padres y madres de familia a que manden a sus hijos a las escuelas, desde la exigencia de los directores, hasta las Secretarías de Educación Pública estatales y la nacional, así como los medios masivos de comunicación que se unen a la gran campaña del regreso a clases sin importarles la vida y salud de la población infantil y adolescente del país.

La trampa verbal de la voluntariedad para estudiantes y docentes

El ultra citado párrafo que reza: “Nada por la fuerza todo por la razón… por el convencimiento”. “El regreso a clases será voluntario para estudiantes y maestros…” Sin embargo, el discurso tiene un mensaje oculto, porque mientras se hace creer que se respeta la voluntad de las madres, padres de familia y tutores, así como del magisterio, por otro lado, se creó un ambiente de condicionamiento y ejercicio de la coacción -estilo porril- para intentar obligar a la mayoría de las familias para que manden a sus hijos e hijas a la escuela presencial.

Mientras el gobierno federal, se erige triunfante y declara a la educación como actividad esencial para asegurar “el derecho a la educación” y salir de rositas, mientras que a las comunidades escolares les deja una bomba de tiempo a punto de estallar.

De manera simultánea, al interior de la Secretaría de Educación Pública, se actúa con el fuete sobre las espaldas de los docentes, porque mientras se les hizo creer -falsamente que se respetaría su voluntad de volver a las aulas, por causa del momento y contexto de la pandemia en el punto álgido de la tercera ola en México-. Al interior de las escuelas, la vieja estructura vertical y opresora, hace su labor, con amenazas, coacciones de todo tipo, chantajes, promesas y componendas con la finalidad de obligar de forma “sutil” al magisterio a volver a las aulas, que lamentablemente no cuentan con las condiciones adecuadas para tener un ambiente seguro en medio de la presente pandemia, cuya magnitud ha sido muy complicada de controlar y superar, no sólo en México sino en el mundo.

Ahondemos un poco más en el análisis, ya que el momento tan complicado lo amerita. El pasado 20 de agosto del presente año se publicó el famosísimo Acuerdo 23-08-2021, cuyo carácter expresa:

[…] por el que se establecen diversas disposiciones para el desarrollo del ciclo escolar 2021-2022 y reanudar las actividades del servicio público educativo de forma presencial, responsable y ordenada, y dar cumplimiento a los planes y programas de estudio de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), normal y demás para la formación de maestros de educación básica aplicables a toda la República, al igual que aquellos planes y programas de estudio de los tipos medio superior y superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, así como aquellos particulares con autorización o reconocimiento de validez oficial de estudios, en beneficio de las y los educandos. (Diario Oficial 20, agosto 2021).

Como se lee en el encabezado, es un acuerdo entre secretarías de Estado que se tomó de forma unilateral, es decir, por los representantes de ambas secretarías, y se excluyó a la ciudadanía y a los principales actores educativos: estudiantes y docentes. Sobra decir que el citado acuerdo tiene varias contradicciones, pero lo peor de ese acuerdo, es que viola derechos humanos que están garantizados en la Carta Magna.

Asimismo dicho instrumento sirvió como un documento amedrentador que “obligó” a la docencia a presentarse en sus centros de trabajo, -algunos en peores condiciones en que se quedaron al inicio de la epidemia en México-, sin que el Estado se responsabilice de sus vidas y salud, ante la crisis sanitaria que aún está vigente.

De esa forma, aparentó que la vuelta del magisterio para llevar a cabo los Consejos técnicos escolares, había sido por voluntad propia y no porque dicho acuerdo hizo el papel del condicionante coercitivo y amenazante, con el objetivo de meter a las comunidades escolares al redil.

Les funcionó muy bien, en algunos casos, pero no fue homogéneo el triunfo, porque existe un magisterio combativo que muy bien se percató de las perversas intenciones del estado y les está dando batalla. No obstante, la lucha como siempre ni es pareja ni es limpia.

El discurso presidencial, de que el regreso a la escuela es “voluntario” y sin condiciones, esconde que en los hechos están obligando con amenazas, chantajes, condicionamientos, presiones, entre otros finos métodos, muy característicos y propios de las mafias, que la estructura con sus mandos verticales -como cancerberos defensores de los intereses de su amo- se encargan de presionar a las comunidades escolares para que se cumpla el mandato del «ser supremo». Y están incurriendo en atropellos y acciones propias de organizaciones delictivas. Porque algunos directores de escuelas de educación básica, están negando la posibilidad de las clases virtuales a los estudiantes, bajo el débil argumento de que «cumplen con órdenes superiores».

Sí la docencia soñó alguna vez con la autonomía en los CTE, ya despertó del letargo, para darse cuenta que es ficción, porque el Estado pretende que la autonomía se aplique para compromisos económicos, pero no para la toma de decisiones. Ya que la pretensión es que como soldaditos, se obedezcan los dictados del jefe del estado.   El supuesto de que los CTE representan la máxima autoridad de la escuela, es tan sólo una quimera, porque no se respeta la voluntad de los docentes ni estudiantes de regresar cuando en términos reales haya las condiciones que disminuyan en gran medida el riesgo sanitario y aumente la seguridad.

En muchas escuelas los CTE habían decidido continuar con trabajo de forma virtual, pero a la vieja usanza de los antiguos gobiernos priístas, los supervisores, atp y directivos llegaron a imponer otras condiciones que provocaron la ruptura de acuerdos previos e impedir que cada comunidad escolar, ejecutara la organización que consideraba pertinente, con base en sus condiciones, circunstancias y contextos propios. Así violentaron a los CTE al grado de lesionar la dignidad, moral y aliento del magisterio, que de por sí, ya trabaja bajo alta tensión a causa de la pandemia.

De tal manera que el Estado abusa de la condición anímica de la población, que está vulnerada por los meses de confinamiento, duelos y la difícil circunstancia de vivir en medio de una pandemia inédita en la historia humana.

E insisten en condicionar de varias maneras a las madres, padres de familia y tutores para que manden a sus hijos e hijas. Un ejemplo: es la entrega de libros de texto, ya que la están condicionando para que sean los estudiantes quienes los reciban en sus manos. Otro ejemplo es que si las familias deciden permanecer en la distancia, tan sólo será con el programa Aprende en Casa, y les niegan asesorías y comunicación con sus docentes, y les dicen que se les hará una evaluación para que sean aprobados. Sin embargo, el Estado no se responsabiliza por la vida y salud ni de estudiantes ni de docentes, porque pretende bajo coerción, aparentar que quienes están asistiendo a la escuela -docentes y estudiantes- fueron por voluntad, y con ello, el Estado vuelve a salir de rositas e incólume, pues se deslinda de la obligación constitucional del cuidado de la salud y la vida de la población, bajo su trampa verbal de “todo por la razón nada por la fuerza”, pues no confiesa abiertamente el ambiente de condicionamiento -al estilo de los primeros conductistas en sus laboratorios-, que encierra su discurso y las maneras en que se las gasta para obligar a la población a que ceda a la voluntad del Estado.

Si somos más agudos en nuestra visión podemos ver que la política que está permeando en el país se resume en: ¡Sálvase quien pueda! al estilo del viejo oeste americano. Porque no hay nada que garantice legalmente la salud y la vida de las comunidades escolares, ni instrumento jurídico que los ampare, cuando han sucumbido ante las presiones de la “voluntariedad”.

Así que en caso de que algún integrante de la comunidad se contagié tendrá que asumir los gastos con recursos propios. Detrás de todo este circo mediático se esconde el interés supremo de la economía, el frío egoísmo de los potentados de la nación, de los ricos que han visto crecer sus ganancias sin decoro y a costa del sufrimiento de las mayorías y del dolor del pueblo mexicano causado por la pandemia. El sistema Estado ejerce todo el poder de la violencia al poner a la población ante el dilema de recibir educación a costa de su salud y su vida, o que se inscriban en una escuela privada que si les preste el servicio y acompañamiento de la educación híbrida, aula invertida o solamente virtual.

¿Y cuál hubiera sido el mejor momento y manera adecuada para el retorno a clases presenciales?

El pasado 30 de agosto se anunció con bombo y platillo el regreso a clases presenciales. Los gobernadores y otras autoridades hicieron acto de presencia, vía remota en la conferencia mañanera para dar “Fe” de que el inicio del ciclo escolar 2021-2022 había sido un gran éxito. Y llama la atención que algunos de estos gráciles personajes, no mantenían los protocolos sanitarios, ya que algunos ni cubrebocas portaban ni la distancia era mayor al metro. Así se inauguró el ciclo con escuelas sin agua, con muchas limitaciones y en condiciones que dan pena,- en la mayoría de los casos-. En algunos casos, el magisterio de los CTE puso de su bolsillo para que se arreglaran e hicieran limpieza en sus centros de trabajo, pero eso le toca al Estado.

El magisterio mexicano está consciente de la importancia que tienen las clases presenciales para el óptimo desarrollo de la infancia y adolescencia, sin embargo, también están conscientes de que la mayoría de las escuelas públicas del país no cumplen con las condiciones mínimas para un retorno “seguro” bajo el contexto de esta penosa y desolada pandemia.

El Estado mexicano tuvo casi año y medio para crear las condiciones adecuadas para un retorno más higiénico y seguro en cada plantel educativo. Pero tristemente, no ha sido así, ya que gradualmente delega su responsabilidad en los famosos comités participativos de salud escolar, en los CTE y en las organizaciones de madres, padres y tutores.

Un regreso a clases seguro debe ser cuando el semáforo epidemiológico realmente esté en verde, porque eso significa que los contagios y muertes en México están disminuyendo. Asimismo, cuando todas las escuelas cuenten con las condiciones óptimas de ventilación y agua potable. Las decisiones tienen que ser tomadas por los integrantes de las comunidades escolares y con base en la vigilancia epidemiológica de la zona en que se encuentren ubicadas las escuelas.

El retorno tenía que ser gradual y responsable, con una planeación y buena organización escalonada que evite el hacinamiento al interior de las aulas. Y que los adolescentes de entre 12 a 17 años cuenten con un esquema de vacunación completo.

En cuanto a los menores de 12 años, es decir, estudiantes de preescolar y primarias, debe ser con un máximo de 10 estudiantes por aula.

Las escuelas deben contar con servicio de internet para que en todas las aulas llegue la señal y atender con modalidad de aula invertida a quienes están vía remota, en forma simultánea. Los insumos y materiales deben ser proporcionados por el Estado, porque no es justo que las familias y docentes tengan que estar solventando esos gastos, so pretexto de una autonomía a modo y conveniencia del Estado.

La vida y la salud deben estar por encima de todo, y es obligación del Estado garantizar ambas, sin embargo, este regreso a clases es una imposición irresponsable que no asume compromisos ni vela por la infancia, adolescencia y juventud de México. Así las cosas en el país del revés.

1 Argumento falso de autoridad.

Fuentes de consulta:

DOF. Diario Oficial de la Federación (2021, 20 de agosto). Acuerdo número 23-08-2021 por el que se establecen diversas disposiciones para el desarrollo del ciclo escolar 2021-2022 […]

Redacción.(2021) Niñas y niños tienen riesgo ‘casi nulo’ de morir por COVID: López-Gatell.El Financiero, agosto 24, 2021.

https://www.elfinanciero.com.mx/salud/2021/08/24/ninas-y-ninos-tienen-riesgo-casi-n ulo-de-morir-por-covid-lopez-gatell/

Rivas-Ruiz, R; Roy-García, A; Ureña-Wong, K; Aguilar-Ituarte, F; Vázquez-De Anda, F; Gutiérrez-Castrellón, P; Mancilla-Ramírez, J; Moreno-Espinosa, S. (2020). Factores asociados a muerte en niños con COVID-19 en México. GACETA MÉDICA DE MÉXICO, : https://doi.org/10.24875/gmm.20000478

Fuente de la información:  https://profelandia.com

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