Por: Eduardo Hernández de la Rosa
Los tiempos modernos nos han llevado por varios caminos que nos han permitido maravillarnos, pero también nos han extraviado, llevado por el sendero de la construcción tecnológica como alternativa para asegurara la pervivencia de nuestra especie. Este camino es sin duda uno de los que ha llevado a la humanidad a grandes saltos para seguir en su búsqueda insaciable por comprender su naturaleza.
Estos tiempos modernos, también nos han permitido crear comunidades diversas, mostrar de manera más natural los matices de las agrupaciones humanas y sus ideologías, para lo cual, las tecnologías han podido expandir esta vivencialidad virtual en todos los lugares donde se tiene un dispositivo móvil con acceso a internet.
Estos procesos, traen consigo el proceso elemental para a la construcción de nuestras culturas, siendo el aprendizaje un factor importante, pero también la enseñanza. La educación, siendo un derecho universal tiene distintos matices, no obstante, todos con pendientes importantes, como el rezago, la cobertura, la inclusión y /o la calidad educativa, por citar algunos.
Hoy enfrentamos con incertidumbre un duro camino, el de adaptación a los contextos de riesgo y de acuerdo a diferentes especialistas, podríamos estar en la antesala de batallas biológicas con los organismos que reclaman su presencia como enemigos naturales del ser humano; algunos pensamos que también son procesos de autorregulación de nuestra amada tierra, siendo que somos bastantes humanos con bastantes necesidades que pueden incomodar a los sistemas que hemos estado afectando al menos en los últimos 300 años.
No obstante, el punto importante es que quizá no sea el mejor momento para los procesos educativos formales, nuestros ministerios educativos han intentado realizar varias acciones en pro de la continuidad educativa frente al confinamiento, aunque sin duda, quienes miramos las estadísticas, sabemos que el regreso a clases presenciales es una decisión bastante arriesgada, considerando la heterogeneidad que se tiene en las diferentes latitudes que vivimos, puesto que esta terrible pandemia mundial tiene estragos que deben mirarse no solo desde el problema, sino desde la proyección de la adaptación del problema a nosotros mismos, al final, el virus, también lucha por adaptarse y triunfar, eso es algo que no debemos olvidar.
Ante el panorama de incertidumbre, pienso que debemos plantearnos las alternativas educativas que han sido olvidadas por el tiempo, me refiero a los procesos pedagógicos y andragógicos que se vivían en casa, desde el rincón del terruño y que otrora fueron indispensables ante diversas necesidades.
El hoy conocido homeschooling, tiene sus orígenes en aquellas pedagogías emanadas desde los contextos hogareños que formaron seres humanos de bien. Hoy además se suman los mecanismos de comunicación que se han desarrollado de formas abismales, teniendo prácticamente al alcance de un clic, clases de todo tipo con el propósito de familiarizarse, formarse, competir o reforzar algo de aquello que se han denominado competencias y que incluyen todos los elementos que buscan desarrollarse en un ser humano: conocimientos, habilidades, actitudes, valores y aptitudes para el bien hacer y contextualizado.
Por supuesto, esto no busca convertirse en una panacea, sino en una alternativa más para quienes pueden desarrollar los procesos de aprendizaje en sus hijos desde los contextos hogareños. Pese a que en el contexto actual, es indispensable brindar pcioens para asegurar la continuidad de los estudios y del aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes, dichas alternativas, no son del todo reguladas en los diferentes países. Esto se debe a que la educación se atribuyó como una obligación del estado, situación que, por supuesto debe continuar por las implicaciones que ello conlleva, no obstante, ante el panorama actual, el homeschooling regulado puede ser una alternativa viable.
La educación es un proceso que en su formalidad se constituye cuando las necesidades básicas se han logrado atender, la salud, la alimentación y por ende el famoso contrato social, mientras que algo de ello no sea sostenido, la educación formal tiene la necesidad de adaptarse.
Esto no significa un retroceso educacional, sino un avance significativo en la apertura a las diferentes alternativas para salvaguardar a las nuevas generaciones. Lo que ha sucedido en los contextos educacionales actuales, es que existe un desgaste entrópico del aprendizaje, esto se debe a que las necesidades educativas van cambiando según las demandas del sector y la ampliación de jornadas largas, situación que ha tenido efectos importantes en las brechas educativas, especialmente en los países del tercer mundo.
Por lo que no es de extrañarse que la reapertura de las escuelas, tenga como origen la necesidad de reactivar la economía para efectos de que los padres puedan ser productivos desprendiendo de ellos, el vinculo afectivo y reemplazándolo con el vinculo laboral. Lo cual es parte de las racionalidades que se han expandido por parte de las ideologías dominantes, situación que no es ajena a ninguno de nosotros.
Lo cierto es que, independientemente de las situaciones y necesidades, vale más unos padres de familia que enseñen, que solo unos padres de familia que sean enviados a sanitizar los espacios áulicos. El aprendizaje, tendrá dentro de los seres humanos, una necesidad natural de ser compartido, siendo la familia el primer espacio donde se contextualiza, emana y fortalece el aprendizaje de las nuevas generaciones.
La docencia, al igual que todas las demás disciplinas, es un espacio de participación activa, en la que influyen las actitudes y valores que se practiquen para tener un eco real en la aprehensión de los conocimientos, en la aplicación y destreza de las habilidades, en la comprensión de las actitudes y aptitudes, así como de la vivencialidad de los valores. Estas son las bases de las pedagogías y andragogías empíricas que en otros momentos se desarrollan en casa y que hoy pueden ser una oportunidad para hacernos participes realmente del aprendizaje de las nuevas generaciones.
Nueva Semblanza
Investigador social, cientista educativo de formación y filósofo de vocación. Investigador de CONEDUCA. Sus filias y obsesiones epistémicas son los procesos y agentes educativos vistos de una perspectiva socio-cultural a través del poder, la juventud ciborg, las representaciones sociales y la prospectiva.