Mary Dennett y su folleto sobre educación sexual: un caso de censura histórico

Sus páginas no sentaron bien a los sectores más conservadores y puritanos de la sociedad estadounidense de la época, pero a medida que la crítica crecía, también lo hacía la voluntad de leerlas.

Nueva York, 23 de abril de 1929. Una mujer de 57 años entra en la sala del tribunal del distrito de Brooklyn acusada de violar las llamadas ‘leyes de Comstock’. Exactamente 42 minutos bastaron a un jurado compuesto por hombres para condenar a Mary Ware Dennett por subrayar la realidad de las violaciones como parte estructural de un sistema patriarcal que controlaba a las mujeres y tratar de poner fin a ello a través de la educación. La paradoja había saltado a partir de un nombre: ‘El lado sexual de la vida: una explicación para los jóvenes’.

Dennett había escrito este panfleto 14 años antes de sentarse en el banquillo, en 1915, y sus páginas no sentaron bien a los sectores más conservadores y puritanos de la sociedad estadounidense de la época, pero a medida que la crítica crecía, también lo hacía la voluntad de leerlo y de establecer una conciencia colectiva.

“Ninguna plaga, hambruna o guerra podría asustar tanto a la clase capitalista como la práctica universal de la prevención de la concepción”, decía. Para Dennett, la base de los problemas sociales (de los que se hablaba, pero también de los que no se hablaba) atravesaban o comenzaban atravesando a las mujeres. Además, consideraba que las autoridades infundían el desconocimiento de la población a través del cual seguían alimentando prácticas y creencias. De hecho, las leyes de Comstock habían sido aprobadas en 1873, y cuarenta años después seguían censurando y limitando el acceso de las mujeres a una salud sexual libre y sana.

Desde el coito a la menstruación

De Comstock o de castidad, aquellos textos mantenían la moral victoriana en todo el país. “En ese momento, los métodos anticonceptivos existentes eran bastante rudimentarios (condones, pesarios, ahora más comúnmente llamados diafragmas, duchas vaginales o esponjas) y no particularmente accesibles”, recuerda al respecto Rebecca Tuhus-Dubrow en ‘The American Scholar’. La Ley Comstock prohibía también el envío de artículos anticonceptivos, así como cualquier información sobre ellos.

Eso fue precisamente lo que había hecho Dennett: había escrito e ilustrado un folleto para ofrecer a sus propios hijos adolescentes información sobre la sexualidad, pero también para los padres y madres que buscaban una nueva forma de enseñar a sus hijos para que normalizaran y entendieran el sexo.

El manuscrito explica el coito, la concepción, el embarazo y la menstruacióncon un lenguaje claro y sencillo e ilustraciones y dibujos anatómicos que, en muchos casos, mostraban por primera vez los genitales en su totalidad de manera pública. Además, informaba sobre la sífilis y la gonorrea, dos enfermedades ocultadas entonces, y señaló que existía tratamiento para ellas, y que además era cada vez más eficaz. De esta forma, “ofreció una discusión sobre la fisiología humana y celebró el sexo como un acto humano natural”, subraya Tuhus-Dubrow.

«Si sientes curiosidad, no te preocupes»

Se dirigió con estas palabras a la gente más joven: “Si sientes curiosidad, emoción y timidez al respecto, no te preocupes ni te avergüences por ello… Recuerda que los sentimientos fuertes son inmensamente valiosos. Todo lo que tenemos que hacer es guiarlos en la dirección correcta y mantenerlos bien equilibrados y proporcionados”.

Primero se lo pasó a su hijo, y fue este quien le animó a difundirlo a sus amigos. Poco a poco, los envíos fueron creciendo, la gente ansiaba saber que sus deseos no eran extraños o incluso fruto del demonio, y que mantener relaciones sexuales iba más allá de la fecundación.

Sharon Spaulding, historiadora e investigadora especializada en la vida de Dennet y en la época en la que esta vivió, explica en la revista ‘Smithsonian’ que «finalmente, ‘The Sex Side of Life’ aterrizó en el escritorio del editor Victor Robinson, quien lo publicó en su revista ‘Medical Review of Reviews’ en 1918. Al calificar el folleto como ‘una contribución espléndida’, Robinson agregó: ‘No sabemos nada que se compare al folleto de la Sra. Dennett’. Esta, por su parte, estaba recibiendo tantas solicitudes de copias que tuvo que reimprimir el folleto y comenzó a venderlo por veinticinco centavos a cualquiera que le escribiera pidiéndole una».

«Yo ignoraba por completo el control de la natalidad, al igual que mi marido. Nunca habíamos tenido nada parecido a unas relaciones normales»

Dennett había dejado atrás una vida difícil. Abandonada por su marido, había solicitado el divorcio en 1912, lo que en la época derivó en un escándalo público que llego a la prensa. Se había marchado de su Massachusetts natal y, con sus hijos y su conciencia de lucha feminista, llegó a Nueva York: «Yo ignoraba por completo el control de la natalidad, al igual que mi marido. Nunca habíamos tenido nada parecido a unas relaciones normales, incluso llegando a una abstinencia casi total en el empeño de espaciar mis embarazos».

Tras su tercer parto y de estar a punto de morir durante los tres, el médico le dijo tanto a ella como a su entonces marido que no deberían tener más hijos. El peligro estaba ahí, y la posibilidad de evitarlo también, pero no les dio ninguna información al respecto. En esa época, Dennett ya formaba parte del Movimiento Sufragista, aunque llegó a apartarse decepcionada con la organización del mismo. Sin embargo, su empeño se marchó con ella a la ciudad.

En Nueva York, conoció a Margaret Sanger, y gracias a ella supo acerca de lo que llamaban “control de la natalidad”. Sanger, enfermera, activista a favor de la educación sexual, escritora y fundadora de la ‘Liga Estadounidense para el Control de la Natalidad’ (‘American Birth Control League’), argumentaba que todas las mujeres necesitaban acceder a ello para controlar sus cuerpos y sus vidas. Sabía de primera mano el significado material y moral de los embarazos y bebés no deseados.

¿Una ley para médicos?

En las reuniones que llevaban a cabo, Sanger comenzó a promover una «ley para médicos» que enmendaría la ley Comstock “para permitir que los médicos, pero nadie más, enviaran por correo información sobre los anticonceptivos”, apunta Tuhus-Dubrow. Para Sanger, esta era la mejor manera de garantizar que las mujeres tuvieran acceso a ellos.

Dennett, sin embargo, buscaba una “derogación limpia” de la ley. Hablaba de un monopolio médico, consideraba que lo que Sanger proponía “daría a los médicos un privilegio económico que se le niega a cualquier otra persona”. En palabras de “le preocupaba que la excepción para los médicos olvidara que muchas mujeres más pobres recibieran la misma información”.

placeholderFuente: Wikipedia

Todo aquello ya le había provocado algún que otro encuentro con la policía y la ley. Cuando encontró la notificación que la acusaba de violar las normas, no se sorprendió demasiado, asegura Tuhus-Dubrow.

También de la masturbación había que hablar

‘El lado sexual de la vida: una explicación para los jóvenes’ plasmaba todo lo que con los años había descubierto y aprendido Dennett, cuestiones de la vida cotidiana que permanecían empolvadas en millones de casas, donde las mujeres seguían siendo el centro invisible del núcleo, también en la cama.

Se distribuyeron miles de folletos que llegaron a todo el país. Según asegura Spaulding, lo que comenzó como una tarea de ella misma se había amplificado a las escuelas, asociaciones, grupos feministas, y hasta iglesias. Aquel texto se multiplicó a un ritmo imparable con la fuerza de voluntad de las que debían sobrevivir y no vivir, sabiendo unidas, reflexivas, cansadas y reivindicativas, que los cuerpos eran algo más, que sus cuerpos eran suyos.

“En lugar de enfatizar los peligros del sexo, Dennett enfatizó firmemente las alegrías. Incluyó una breve sección sobre la masturbación, que durante mucho tiempo se había considerado un peligro terrible”, dice

Foto: Foto: iStock.

Aquel 23 de abril de 1929, Dennett fue sentenciada a una multa de 300 dólares,que se negó a pagar de inmediato. En ese momento, los periódicos de todo el país salieron en su defensa. Un editorial del New York Times, por ejemplo, lamentó que la decisión mostrara «una vez más en qué condición confusa e insatisfactoria es la ley que cubre tales casos».

Su panfleto resultaría en la actualidad «inocente y dócil», afirma Tuhus-Duborw, e incluso «retrógrado» en ciertos aspectos como la suposición de la que partió al escribirlo: todos sus lectores compartirían los mismos deseos. Hoy sabemos que no es así, los materiales de educación sexual ahora empiezan a reconocer una amplia gama de deseos, prácticas e identidades sexuales, pero la reivindicación continúa, porque la censura que quiso castigar a Bennett sigue significando la sociedad. Por suerte, el legado de Bennett sigue creciendo y desarrollándose.

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2021-11-02/mary-bennett-folleto-educacion-censura-historia_3314004/

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