Los centros educativos y las oenegés necesitan aplicar nuevas estrategias y planes que promuevan un mayor compromiso ciudadano en ámbitos como el consumo o el transporte.
«La forma en la que podemos promover el acercamiento entre el ser humano y la naturaleza es estando en el propio medio natural», esto es prioritario para conocer nuestro entorno, cuenta Federico Velázquez, presidente de la Asociación Española de Educación Ambiental (AAEE).
Adentrarse en la naturaleza, conocer lo que oculta, leer un libro a la sombra de un árbol, pisar con tus propios pies la hierba y experimentar el descubrimiento de nuevas especies. Son simples acciones que nos llevarán a comprender y conocer mejor la biodiversidad que nos rodea, pero ¿funciona mejor que una clase teórica?
Para los más pequeños «la percepción y la observación es fundamental», explica Velázquez. Necesitan experimentar el asombro, tocando, sintiendo, escuchando y poniendo a punto todos los sentidos. Esto es, para él, lo que actualmente debería tener en cuenta la educación ambiental dentro y fuera del aula.
Manuel Cortés, médico especialista en medicina preventiva y salud pública y activista medioambiental, hace un llamamiento a las familias para que practiquen más actividades al aire libre con sus hijos, porque «simplemente abrazar a un árbol es maravilloso«, explica entre risas.
Recuerda que en su infancia todo el mundo se subía a los árboles. Ahora, eso se ha perdido. Por este motivo, son necesarias nuevas alternativas que lleven –de nuevo– a ese contacto directo, a una sensibilización en «modo verde», como le gusta llamarlo a él.
Fue en 1983, con la I Jornada sobre Educación Ambiental en España, cuando se llevó a debate la importancia de esta herramienta para afrontar los desafíos medioambientales que se iban imponiendo en nuestro planeta.
Desde este momento, como indica el informe Hacia una educación para la sostenibilidad de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS), la educación ambiental en España requiere una gran reflexión.
Como dice el estudio, la Agenda 2030 debe adquirir la importancia que necesita en esta materia para así afrontar los nuevos retos marcados a la vez que se ejecuta una estrategia que no sólo transmita mensajes de cambio, sino que debe ser protagonista del mismo «ofreciendo alternativas concretas».
«El 45% de los documentos educativos a escala nacional hacen poca o ninguna referencia a temas medioambientales», según la UNESCO
Con esa intención nació hace más de dos décadas la AEEA. El objetivo de esta organización, como cuenta su presidente, es promover la educación ambiental a través de diferentes vías: proyectos de investigación, cursos y talleres, entre otras. Y es que aplicar nuevos instrumentos que permitan ir más allá de los libros es esencial.
Aunque actualmente la población está más concienciada en cuestiones como el reciclaje o el ahorro de agua, para Velázquez todavía queda mucho recorrido en cuestiones de movilidad, consumo y ocio: «Estamos todavía muy al inicio y vamos con cierto desfase a las exigencias que tiene el medio ambiente hoy«, afirma.
Para este doctor en Química, hay cuatro áreas determinantes que deberían tenerse en cuenta en la educación ambiental: vivienda, utilizando recursos de ahorro y eficiencia; transporte, dando prioridad a desplazamientos a pie, bici o transporte público; alimentación, promoviendo el bajo consumo de carne y los productos locales; y consumo, reduciendo y cuestionando.
«Debemos ser sencillos y críticos frente a la publicidad y la moda», asegura.
¿Qué pasa en los centros educativos?
«El 45% de los documentos educativos examinados a escala nacional hacen poca o ninguna referencia a los temas medioambientales», según el informeAprender por el planeta publicado por la UNESCO en 2021.
Sin embargo, el mismo estudio desvela que los países miembros de la organización han progresado en cuanto a políticas educativas y planes pedagógicos: el 83% de los examinados abordaban cuestiones medioambientales al menos una vez. Pero esto no es suficiente.
«En los libros de texto la unidad de medio ambiente sigue siendo la última en tratarse», confirma Velázquez
Expertos coinciden en que la educación ambiental en las escuelas necesita una estrategia de calidad, implicada socialmente y en línea con cada uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Para REDS, «un centro educativo que camina hacia la sostenibilidad es una comunidad escolar que busca nuevas formas de ver nuestro futuro común«.
Sin embargo, todavía no se están aplicando nuevas herramientas ni se está haciendo lo suficiente. «En los libros de texto, la unidad de medio ambiente sigue siendo la última«, confirma Velázquez. Y eso no es todo: si falta tiempo, suele ser la que sigue quedándose fuera.
La Ley 3/2020 de Educación, aprobada en diciembre de 2020, indica que el sistema educativo no puede quedarse atrás en los desafíos que plantea el cambio climático en el planeta.
Por este motivo, hace referencia al papel de los docentes y cómo estos deben promover la cultura de la sostenibilidad ambiental y la cooperación social, además de desarrollar programas de estilos de vida sostenible y fomentar el reciclaje y el contacto con los espacios verdes. Pero, ¿cómo se aplica?
Para que la educación ambiental cumpla con los requisitos que exige el medio ambiente, es necesario que dentro del aula se trate transversalmente en todas las asignaturas, ya sea en matemáticas, tecnología o literatura.
En cada una de esas áreas se puede aportar una visión particular de esta problemática y hasta que en los centros educativos no se aprenda a trabajar así, «quedará mucho por hacer», presiente Velázquez.
Cortés, como médico pero también como escritor, lo trabaja desde la literatura. Gracias a sus publicaciones, que versan sobre la crisis medioambiental y los derechos humanos, acude a colegios con el objetivo de concienciar a los más jóvenes. Con su discurso intenta huir del alarmismo porque, según él, «puede tener un efecto contrario al que pretendemos».
Trabajar el impacto medioambiental a través del cuento, por su valor pedagógico y cultural, es clave para este médico leonés. Y es que este tipo de relatos son para todas las edades, pero trabajarlo con los jóvenes dentro y fuera de las aulas puede ser una alternativa novedosa.
En este sentido, una de las recomendaciones de la UNESCO es que el compromiso de las escuelas con el medio ambiente de un paso más y apoye acciones medioambientales e involucre en esa acción «a las escuelas y directores».
Una implicación conjunta
La educación ambiental no sólo debe aplicarse a niños y jóvenes, también necesita del aprendizaje de los más mayores. Pero, ¿están los menores más implicados que los adultos?
Cortés cuenta que es posible que Gabriel García Márquez tuviera razón en que es difícil convertir a un adulto en ecólogo; prefería convertir a los niños.
Los jóvenes, al estar más informados, están más sensibilizados pero el compromiso es menor
Es indiscutible que, debido a la conexión tecnológica constante, podemos acceder cuándo y dónde queramos a todo tipo de información. Esto es un punto a favor para los más jóvenes. Velázquez considera que al estar más informados, también están más sensibilizados, pues son más libres. «Ya veremos qué criterios aplican cuando tengan que comprarse una vivienda o un coche», dice.
Asimismo, asegura que el problema es el compromiso, porque «desgraciadamente ya no es tan alto». Lo ejemplifica haciendo referencia a su asociación, donde la media de edad es intermedia. Todavía hace falta que los menores se impliquen más en organizaciones sociales o movimientos ciudadanos.
Las oenegés han conseguido mantener a lo largo de los años estrategias de educación ambiental que han funcionado, pues «nunca hasta ahora se ha dispuesto de datos tan claros, precisos y veraces sobre los problemas socio-ambientales», explica REDS en su informe.
Asimismo, este tipo de organizaciones promueven el compromiso a través de diferentes acciones: hay nuevos temas y perspectivas que se están tratando dentro de ellas como la economía circular, la resiliencia, el ecofeminismo o el urbanismo ecológico.
Pero no se puede trabajar esta metodología solamente dentro de las aulas. La calle es también fundamental para crear una sociedad civil consciente y comprometida, capaz de respetar la biodiversidad y devolverle la vida al planeta.
https://www.elespanol.com/enclave-ods/historias/20211102/conciencia-compromiso-educacion-ambiental-realmente-necesitamos/622688382_0.html