La educación emocional, a debate: ¿debe la escuela priorizarla sobre los conocimientos?

Por: Marta Aguirre Gomez Corta

  • Los expertos aseguran que una buena educación emocional puede contribuir a mejorar el clima escolar, el bienestar de los alumnos y, por ende, su capacidad de concentración, pero, ¿tiene la escuela que priorizar la educación emocional sobre los conocimientos?

  • Los contenidos de educación emocional se imparten de manera transversal en todas las materias del currículo de infantil a secundaria

  • Gregorio Luri: “No se puede dar buena educación emocional a personas que tienen un vocabulario básico de 600 palabras”

Como las matemáticas, la lengua o las ciencias sociales, también la inteligencia emocional se aprende, según muchos. A tener empatía, resiliencia o gestionar las emociones. Lo cierto es que no hay una asignatura específica de educación emocional en sí. Se imparte de manera transversal en todas las materias. En los reales decretos de la Lomloe de cada nivel escolar aparecen las competencias que tienen que adquirir los alumnos al acabar su ciclo, ya sea infantil, primaria o secundaria, pero, en la práctica, depende mucho del centro e, incluso, de cada profesor de cómo aborde esta parte del currículo.

Los expertos aseguran que una buena educación emocional puede contribuir a mejorar el clima escolar, el bienestar de los alumnos y, por ende, su capacidad de concentración, pero, ¿tiene la escuela que priorizar la educación emocional sobre los conocimientos? Y, sobre todo, ¿cómo debe enseñarse?

La fundación británica Education Endowment Foundation, que recoge todos los artículos sobre educación que presentan evidencias rigurosas de cada una de las medidas educativas que se llevan a cabo, concluye que la educación emocional tiene un efecto positivo sobre el estado emocional de los alumnos, pero también sobre su aprendizaje.

Con todo, incide en la necesidad de evaluar este tipo de educación, ya que no todos los programas educativos novedosos tienen resultados positivos. “Los enfoques de aprendizaje social y emocional tienen un impacto positivo, en promedio, de cuatro meses de progreso adicional en los resultados académicos en el transcurso de un año académico. Este hallazgo, sin embargo, tiene muy poca seguridad, por lo que las escuelas deben ser especialmente cuidadosas para monitorear la eficacia de los enfoques de educación emocional en sus entornos”, señala el informe de esta fundación ‘Aprendizaje social y emocional. Impacto moderado a muy bajo costo basado en evidencia muy limitada’.

“No todos los programas educativos tienen el mismo impacto, por lo que hay que evaluarlos. Puede darse que estés quitando tiempo a clases más académicas sin que se dé ese efecto positivo de educar emocionalmente”,explica el profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos Ismael Sanz. “Y esto a quien más perjudica es a los alumnos más desfavorecidos, porque lo que estos estudiantes no aprenden en clase, no lo adquieren tampoco en su entorno. Por lo tanto, si estos programas de educación emocional no tienen un efecto positivo, pueden resultar más perjudiciales que otra cosa”, señala Sanz.

Menos arrestos en las escuelas

Un artículo de American Economic Association sobre una investigación a cerca de la educación socioemocional impartida en las escuelas públicas de Chicago (Estados Unidos) concluye que esta contribuye en el noveno grado (alumnos de 14 a 15 años) a reducir los arrestos en las escuelas, a aumentar la finalización de la educación secundaria y la asistencia a la Universidad. También en este trabajo se demuestra cómo una buena educación emocional puede tener mayores efectos positivos entre el alumnado más desfavorecido. Pero cuando no es buena, los que más lo sufren también son estos estudiantes.

En España, en los últimos años, ha habido un esfuerzo por dar mayor cabida a la educación emocional en las aulas. Bien en tutorías o por parte de los departamentos de orientación. El debate sobre estos contenidos va más allá y cuestiona si los jóvenes deben ser, sobre todo, felices cuando van a los colegios. “Pero ser feliz no es incompatible con aprender. ¿Desde cuándo saber hacer integrales o derivadas te hace infeliz?”, se pregunta Sanz. “Esa dicotomía de eres feliz o aprendes no la comparto. Se habla mucho de Corea y Japón, donde los alumnos sacan muy buenos resultados a base de muchas dificultades y sufrimiento, que no compensa, pero se habla poco en cambio de países como Holanda, donde sus estudiantes sacan uno de los mejores resultados de PISA y donde sus jóvenes son más felices que en España. Holanda demuestra cómo no es incompatible tener buenos resultados académicos en matemáticas y ciencia y estar satisfecho con tu vida”.

«Estabulación emocional»

El filósofo, pedagogo y ensayista Gregorio Luri da una vuelta de tuerca más al asunto. “No se puede dar buena educación emocional a personas que tienen un vocabulario básico de 600 palabras”, defiende. “Porque lo único que hacemos, en todo caso, es algo que me da pánico que es lo que yo llamo la estabulación emocional. Las emociones son ricas, son variadas y están llenas de tonalidades. Y, si de verdad quisiéramos educación emocional con todo lo que tiene, lo que haríamos sería hablar menos de educación emocional y leer más a los grandes novelistas rusos. Ahí te encuentras los perfiles del alma”.

Y añade: “No vale hablar de cuatro o cinco emociones, lo que importa son las tonalidades específicas de mis emociones, y para poder nombrar esas tonalidades necesito vocabulario. Y dialogar conmigo mismo sobre ellas, y para eso necesito saber razonar. Y si no tienes lenguaje, no sabes razonar ni pensar. El 20% de nuestros adolescentes terminan la ESO con problemas serios para entender un texto mínimamente complejo. Así que menos educación emocional y más enseñar a leer”.

Luri asegura, además, que renunciar a los contenidos a cambio de emociones es “engañar vilmente a la gente”. “El conocimiento riguroso también es educador emocional. El aceptar que hay verdades compartidas y que la razón es común es un buen antídoto contra el narcisismo de defender mi opinión porque es mía. El conocimiento riguroso nos proporciona experiencias de orden y, por lo tanto, creo en el poder educador del conocimiento”, sostiene.

Luri, autor de ‘En busca del tiempo en el que vivimos. Fragmentos del hombre moderno’ (Deusto), insiste en que hay “una inflación creciente del yo”. “Porque las emociones son mis emociones, son mis sentimientos, es mi manera de ver, es mi manera de entenderme, es mi manera de sentir… frente a esta inflación del yo, el aceptar que las matemáticas nos ofrecen verdades que no son construidas, sino que son eternas, y que se adquieren con un lenguaje que es común y cuya resolución es compartida me parece un antídoto fenomenal”, señala.

https://www.niusdiario.es/sociedad/educacion/20230419/educacion-emocional-debate-escuela-priorizarla-sobre-conocimientos-expertos-gregorio-luri-ismael-sanz_18_09289645.html

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